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Ahora ¿por qué ese feto se adapta de esta forma dentro del útero?
Si tenemos que el útero inicialmente medía 7 cm, después empieza a
distenderse gracias a la implantación, luego empieza todo lo que es la
producción del líquido, etc.
Ahora teniendo en cuenta los rangos normales de un feto de término que son:
Talla fetal al término de la gestación 47- 50 cm
Diámetro mayor del útero (longitudinal lo que llamamos altura uterina)
30- 32 cm
Ovoide fetal (como el feto optimiza el espacio) 28 cm
Con esto vemos que el espacio es más reducido para todo el tamaño que tiene
el feto, por lo tanto tiene que curvarse y adoptar la posición de ovoide fetal. Así
aunque quedó justo está cómodo. Los polos del ovoide principalmente son dos:
polo podálico y el polo cefálico. Donde el podálico es más blando, grande,
abultado; y el cefálico que es más liso, de consistencia más dura, regular y más
pequeño.
En resumen la actitud fetal se debe gracias a la acomodación que va a tener
que ir sufriendo este feto, gracias a su propio crecimiento y a la ley de Pajot.
También se debe a la relación tamaño fetal/uterino, ya que hay un punto en
que el útero alcanza su máximo crecimiento y el feto sigue desarrollándose. Y
al final de la gestación, como también lo mencionaba la ley de Pajot, el tono
uterino y las contracciones del trabajo de parto van a ir haciendo que el feto
sienta más reducido el espacio y por lo tanto tiene que ir flectándose lo más
posible. Hasta las 28 semanas el polo cefálico se encuentra en el fondo uterino.
Entonces cuando realicemos las maniobras de Leopold a las 28 semanas y
encontremos una presentación podálica, no es un indicio de que haya
problemas, ya que sabremos que hasta esa semana aproximadamente la
cabeza se encuentra en el fondo del útero.
¿Por qué la cabeza está de esa forma hasta las 28 semanas?, eso es porque
es más grande que las nalgas y como en el tercer trimestre es la etapa de
ganancia de peso y masa muscular, son las nalgas las que serán el polo más
grande, por lo que encontraremos una presentación cefálica.
Aquí vemos que en un principio el feto casi puede nadar, se puede movilizar en
el útero. Después la cabeza es mucho más grande en cuanto a la relación que
va a tener con las nalgas, asique la cabeza se ubica en el fondo uterino. Y
cuando empieza la ganancia muscular y de peso, se ubica el polo más grande
y abultado en el fondo uterino que corresponde a las nalgas. Durante el
embarazo hay que recordar que el útero tiene forma de pera invertida, pero al
término del embarazo tiene una forma globulosa.
La actitud fetal es como un chanchito de tierra, se enrolla en sí mismo para
estar cómodo y tener espacio.
2. Situación fetal
Es la relación que va a guardar este feto (ovoide fetal) en relación al eje
longitudinal de la madre. Definición: Es la relación que guarda el eje
longitudinal del ovoide fetal con el eje longitudinal de la madre.
Vamos a encontrar principalmente 3 situaciones:
Longitudinal: cuando el eje longitudinal del ovoide
coincide con el eje longitudinal de la madre.
Oblicua: cuando el eje del ovoide es oblicuo en
relación al eje longitudinal de la madre. Está en un
ángulo de 45° grados.
Transversa: cuando el feto está en un ángulo de 90° en relación al eje
longitudinal de la madre.
La mujer primitiva para dar a luz, en su trance de parto, se alejaba de los suyos
para aislarse y no tener a nadie en frente, estando sola, en las orillas de los
ríos o también de las lagunas, o según la circunstancia y lugar donde se
encuentre, en la soledad del bosque, en la oscuridad de la caverna,
padeciendo de fuertes dolores sin gritos ya que las fieras merodeaban muchas
veces a su alrededor.
La posición que adoptaban era de manera instintiva (cuclillas), pues así le era
más fácil y productivo pujar. La mujer primitiva igualmente de manera instintiva
sabía que tenía que separar la placenta de su hijo, eso lo hacía trozando el
Cordón umbilical con el filo de una piedra o también por machucamiento. El
agua, que en muchas tribus era denominado como elemento purificador o una
deidad, se encargaba de limpiar la sangre del cuerpo del recién nacido y
también de la exploración ginecológica de la recién parida.
Las mujeres que se dedicaban a ayudar a dar a luz estaban bien preparadas,
pero no recibían una formación oficial. El oficio era aprendido como otros
trabajos artesanales, por medio de la repetición, la observación y la adquisición
de responsabilidades cada vez mayores.
Una característica que debía de poseer una comadrona era el ingenio, para
poder resolver situaciones complicadas, y por último ser moderada y tener
buenas costumbres.
Renacimiento de la Obstetricia
El siglo XVI es testigo del renacimiento de la obstetricia, o también llamado
advenimiento de la obstetricia moderna, donde Francia es la cuna. Aquí las
mujeres seguían a cargo del oficio, pero los hombres (cirujanos) eran los
encargados de subsanar sus fracasos. Ambos, parteras y cirujanos pertenecían
a la Cofradía de San Cosme. El padre de la cirugía, Ambrosio Paré tuvo un
papel destacado en el desarrollo de la Obstetricia, mostrando que era posible
dar la vuelta al niño antes del parto cuando se presentaban complicaciones
debidas a su posición.
En 1701, Deventer publicó su famoso libro titulado “Nueva luz para las
parteras”, en lo cual, se convirtió en el primer estudio completo de la anatomía
de la pelvis y sus deformaciones, así como la relación entre éstas y el
desarrollo del parto. Su publicación tuvo una inmensa influencia en el ejercicio
obstétrico durante 150 años.