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Profesor
Jorge Sáliche
Estudiantes
Cecilia Correa
Claudia Altamirano
Fatti
Introducción
¿Qué es la discapacidad?
Discapacidad intelectual
El rol y función del AT en la discapacidad
La integración escolar
El acompañamiento terapéutico en instituciones escolares
La función del acompañante en el ámbito escolar
Obstáculos en la función del AT
Integración escolar + discapacidad
Conclusiones
Bibliografía
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Introducción
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¿Qué es la discapacidad?
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que porta cada persona. Fue necesario anteponer la
palabra ”persona” para tomar conciencia de que nos referimos ante todo
a una persona y su condición de discapacidad no puede eclipsar o
definirla. Es persona, sujeto de derechos y obligaciones como cualquier
otra. Coincidimos con Bálsamo (2021) en que “si no advertimos la
presencia del sujeto del lenguaje, antes que su condición de
discapacidad entraremos en un laberinto sin salida”, puesto que trabajar
en el campo de la discapacidad implica “asumir una responsabilidad
ética, que tiene que ver con la deconstrucción de teorías y conceptos
que merecen ser revisados ante las complejidades.
Tipos de discapacidad
● Discapacidad física: Es la clasificación que cuenta con las
alteraciones más frecuentes como secuelas de poliomielitis, lesión
medular (parapléjico o cuadripléjico) y amputaciones.
● Discapacidad sensorial: Comprende a las personas con deficiencias
visuales y auditivas; y a quienes presentan problemas en la
comunicación y en el lenguaje.
● Discapacidad intelectual: Se caracteriza por una disminución de las
funciones mentales Considera la enfermedad mental o psicosocial y
varios tipos de enfermedad crónica. Disminución de las funciones
mentales superiores (inteligencia, lenguaje o aprendizaje).
Discapacidad intelectual
La Discapacidad Intelectual (antiguamente denominada retardo mental)
no es una enfermedad en sí, sino que se trata de una categoría
diagnóstica. Es decir, una descripción que puede atribuirse a un niño,
adolescente o adulto, y que presentan ciertas conductas y actitudes
particulares que acompañan a una gran cantidad de patologías diversas
patologías (genéticas, metabólicas, traumáticas, nutricionales, etc)
El término Discapacidad Intelectual reemplaza al de Retardo Mental en
el paradigma actual pues se consideran peyorativos algunos términos
como este a partir del año 2010.
A título informativo cabe destacar algunas consideraciones con respecto
al siguiente diagnóstico para La Asociación Americana de Discapacidad
(AAIDD) “limitación significativa en el funcionamiento intelectual
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(razonamiento, aprendizaje y resolución de problemas) en la conducta
adaptativa, que abarca una serie de habilidades sociales y prácticas con
inicio anterior de los 18 años
Estas incluyen la comunicación, las habilidades sociales e
interpersonales, el autocuidado, la vida doméstica, el autocontrol,las
habilidades académicas básicas.
Por otra parte el DSM-5 aborda la misma diciendo…"Deficiencias de las
funciones intelectuales, [...]como el razonamiento,la resolución de
problemas,la planificación,el pensamiento abstracto, el juicio,el
aprendizaje académico y el aprendizaje a partir de la experiencia.
Deficiencias en la autonomía personal y la responsabilidad social[….]
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La particularidad del ámbito de la discapacidad, trae aparejadas
funciones específicas. Según Guzman “El acompañamiento aporta a
vencer las barreras en tanto transita, por medio del vínculo cercano y
(a) simétrico un sinfín de funciones que se visibilizan en las
intervenciones terapéuticas, las cuales organizan y contienen al
acompañado, en su búsqueda de superar los límites que la sociedad le
impone (...) El acompañante promueve nuevas significaciones sociales
en el acompañado, que afianzan su singularidad y autonomía y que, de
manera indirecta, influyen en el entorno donde circula la práctica.”
Por otro lado, Saliche nos dice “El trabajo sostenido del acompañante
terapéutico tiende a facilitar al paciente un encuentro sincero con su
circunstancia, manejarse dentro de lo conservado de sí. Asumir la
herida narcisista para no caer en el abandono, la autocompasión, la
lamentación y la depresión. Procurará que la persona pueda constituirse
en el autor de su propia vida, alcanzando lo alcanzable. Es función del
acompañante terapéutico también, aportar mediante tácticas las
herramientas posibles para que el paciente pueda establecer la
diferencia entre lo posible y lo imposible de su circunstancia.”
Es importante, en consecuencia, que el AT pueda reflexionar sobre sus
propias prácticas, sobre el posicionamiento desde el cual interviene. Sin
negar o renegar de la limitación, que son partes de las características
del sujeto, sean estas funcional, anatómica, cognitiva, etc.,
posicionándose desde las potencialidades y no desde lo que no se
puede. Evitando, además, caer en miradas románticas, ingenuas,
pedagógicas, infantilizantes o impotentizantes (Tello, 2017)
La integración escolar
La integración es un conjunto de procesos y de acciones orientados a
eliminar o minimizar las barreras que dificultan el aprendizaje y la
participación. Con los principios que marca la ley de educación respecto
a la inclusión de niños con necesidades educativas especiales (NEE) a
escuelas comunes y la cobertura de las obras sociales de los AT, se ha
incrementado la demanda de padres y profesionales que solicitan el
acompañamiento terapéutico para que los niños reciban atenciones
personalizadas en relación con el acompañamiento en la inserción e
integración al grupos de pares y a la contención física o emocional del
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alumno, y también para la ayuda pedagógica con las actividades
propuestas del docente.
Comenzando por la aceptación de niños con NEE a escuelas comunes,
muchos docentes no se sienten capacitados para recibirlos, sobre todo
cuando las discapacidades afectan las áreas de la conducta y la
cognición. La presencia de un grupo de alumnos con conductas
disruptivas o desfasajes de contenidos, dificultan las estrategias
pedagógicas del docente a cargo del curso.
La Ley Nacional de Educación incorpora la inclusión de niños con
discapacidades a escuelas comunes y también señala que las escuelas,
públicas y privadas, deben ofrecer las condiciones necesarias para un
desarrollo integral de la infancia en todas sus dimensiones.
El campo de trabajo del acompañamiento terapéutico (AT) se ubica en
relación con pacientes que padecen severos trastornos de la conducta o
emocionales, o aquellos con limitaciones físicas que necesitan
asistencia de otra persona para poder movilizarse o conseguir lo que
desean. La tarea se realiza siempre en equipo y los objetivos son
planteados por el (los) profesional (es) tratante(s).
La función del acompañante terapéutico puede definirse en relación con
la estrategia que construye un psicólogo o psiquiatra en un tratamiento.
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El acompañamiento terapéutico en instituciones escolares
Hace no mucho tiempo atrás, no era frecuente encontrar un AT en el
aula, si bien el acompañamiento terapéutico se venía desarrollando en
otros espacios, los acompañantes que trabajaban en las escuelas
contaban con escasos referentes. Campise (2012), comentan que “En
los casos en que se utilizaba, este recurso generaba preguntas e
incertidumbres, inclusive en ocasiones podía observarse una resistencia
explícita de los docentes y padres a su incorporación”. Sin embargo, en
la actualidad, la figura del AT se ha vuelto más demandada, según
Benitez (2017) durante los últimos años hubo un importante crecimiento
en el número de acompañantes terapéuticos en el ámbito escolar, tanto
para el trabajo con niños con discapacidad como ante situaciones de
vulnerabilidad y necesidad de inclusión escolar.
En términos generales, podemos conceptualizar la posición del
acompañante terapéutico como un “entre”, tal como afirman Kuras y
Resnizky (2005), como un puente, un punto de encuentro entre la
cotidianeidad del paciente, su ámbito familiar, amigos, etc. y el equipo
terapéutico. Posición mediada por el encuadre, y por las estrategias
terapéuticas establecidas por el equipo tratante.
En el caso del acompañamiento en instituciones escolares, se suma una
instancia más: la escuela, que ya desde un inicio, implica, por un lado,
una especificidad en el rol del AT, y por el otro, numerosas dificultades y
desafíos derivados de las características de la dinámica y cultura de las
instituciones escolares con sus particulares demandas, y del
desconocimiento de las delimitaciones del dispositivo de
acompañamiento y sus intervenciones.
Además, Rossi, (2012) en su artículo “Acompañamiento Terapéutico en
el Ámbito Educativo”, advierte sobre la interrelación de campos que se
presentan cuando se hace alusión al A.T en el ámbito educativo, debido
a que abarca múltiples situaciones, abordajes y prácticas, en el que
confluyen no tan solo lo relacionado a lo académico sino también
aspectos provenientes de distintos campos, como son: la
psicopatología, la salud mental y la clínica del A.T.
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Es por esto que el acompañamiento en el ámbito educativo, se
caracteriza por una multiplicidad de variables que atraviesan la tarea del
AT, entre ellas, las demandas y expectativas de las diferentes instancias
(escuela, familia, equipo tratante) implicadas en este proceso, y que
hacen que la tarea sea compleja. No obstante, el At inserto en una
institución escolar, resulta una figura clave al momento de facilitar,
esclarecer y propiciar distintas situaciones e intervenciones tendientes a
la autonomización y la integración del acompañado, diferenciándose su
quehacer específico de los roles de otras disciplinas que comparten el
ámbito.
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nuestro acompañado. Así también, tendremos la función de contención
tanto emocional como física.
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Integración escolar + discapacidad
Las Discapacidad afecta al niño en su proceso escolar dependiendo el
diagnóstico que fuere o los Trastornos en los Aprendizajes (Dislexia,
Discalculia), sea cual fuere, el niño tiene derecho de asistir a una
escuela común con un proyecto de Inclusión e Integración que
supervisen sus Terapeutas y Maestros donde el niño pueda
desarrollarse con sus pares en un ámbito educativo. Donde lo
acompañaran Psicólogos, Psicopedagogos, Fonoaudiólogos y por
supuesto la figura instalada dentro del proyecto como Acompañante
Terapéutico. El cual tendrá funciones específicas dentro del aula con el
niño y para con el entorno.
A los desafíos y tensiones propias de todo acompañamiento, se suman
en este caso en particular las demandas de una institución escolar en
crisis.
La institución escolar, según numerosos autores, se encuentra en crisis,
una de las razones (entre muchas otras) tiene que ver con la
imposibilidad de cumplir con las demandas de la sociedad actual. “Se da
actualmente una compleja convivencia entre los rasgos propios de la
institución escolar moderna y los nuevos desafíos que se le plantean.
Una estructura nivelada, graduada, meritocrática, concebida a los fines
de la homogeneización social y la selección de los individuos, tiene que
asegurar ahora la inclusión, la igualdad y la libertad de todos” (Alliaud).
Esto es relevante, porque, desde sus orígenes la escuela cumple con
una función normalizadora, función que aún persiste de forma implícita,
entre líneas y desde ciertas prácticas.
El AT generalmente acompaña a niños/as que de alguna manera no
responden a las legalidades que atraviesa la institución, y las
expectativas se centran en que se reviertan situaciones de “malas
conductas”, es por esto que los logros de un proceso terapéutico de
integración están asociados a determinados cambios conductuales. Es
necesario, ante estas demandas, explicitar las particularidades de la
función del AT, no solo para que los docentes y la institución en general,
entienda lo valioso del acompañamiento para la integración, sino
también para que puedan implicarse en el proceso y compartir
responsabilidades. Piccinini (2011) comenta que “los logros del
acompañamiento se potencian cuando se trabaja en red con la
institución (directivos, docentes, etc)”
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Según Piccinini (2011) “Para acompañar a una persona “diferente” se
necesita fundamentalmente poner en el tapete su singularidad y
sostenerlo en lo subjetivo y en su identidad y a partir de las diferencias
que la hacen ser quien es con su historia y sus circunstancias de vida”
Por este motivo, y conjuntamente con los objetivos específicos y
particulares del acompañamiento con ese niño/a, el AT escolar debe
estar siempre atravesado por un objetivo común: ayudar, acompañar al
paciente a lograr una integración con sus pares, tratando de reducir esa
distancia, e integrar (no anular) diferencias.
La inclusión supone articular dos derechos educativos fundamentales: el
derecho a la diferencia y el derecho a la igualdad: El derecho a la
diferencia es el derecho a ser tratado según la especificidad y el
derecho a la igualdad, el derecho de participar en lo colectivo.
Conclusiones
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Apostamos a poder lograr nuestro egreso como Acompañantes
Terapeuticos. Y poder transitar este nuevo desafío.
Bibliografía
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● Goyeneche, R. Piccinini. M.T. (2011) El arte de Acompañar Niños y
Adolescentes. Editorial Letra Viva. Buenos Aires
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