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Instituto superior RedBA

Curso de Acompañante Terapéutico


2022

Profesor
Jorge Sáliche

Estudiantes
Cecilia Correa
Claudia Altamirano
Fatti

El acompañante terapéutico en la integración de


niños con discapacidad en el ámbito educativo.
Monografía
Índice

Introducción
¿Qué es la discapacidad?
Discapacidad intelectual
El rol y función del AT en la discapacidad
La integración escolar
El acompañamiento terapéutico en instituciones escolares
La función del acompañante en el ámbito escolar
Obstáculos en la función del AT
Integración escolar + discapacidad
Conclusiones
Bibliografía

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Introducción

La progresiva incorporación del acompañamiento terapéutico


en el ámbito escolar y el crecimiento actual de su demanda,
deja entrever, su especificidad y la imperiosa necesidad de su
rol, en la integración de niños/as, especialmente aquello que
presenta una discapacidad.

Esta tarea se presenta con dificultades y desafíos propios.


Estamos atravesados por la escuela, su movimiento y su actual
crisis. Así como también por los deseos y fantasías de los
padres con quienes también tendremos que buscar canales de
comunicación y puntos de encuentro, por el momento evolutivo
que atraviesan los niños, y las vicisitudes y vivencias de su
condición.

Es así, que nos proponemos investigar el rol y función del AT,


en el ámbito de la discapacidad e integración escolar, y las
relaciones que se entretejen entre escuela, familia, y equipo
terapéutico.

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¿Qué es la discapacidad?

La discapacidad es un concepto que evoluciona y se reconstruye


socialmente.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), se entiende como
Discapacidad a aquella restricción o impedimento de la capacidad de
realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considera
normal para el ser humano. La Discapacidad se caracteriza por excesos
o insuficiencias en el desempeño de una actividad rutinaria normal, los
cuales pueden ser temporales o permanentes, reversibles o surgir como
consecuencia directa de la deficiencia o como una respuesta del propio
individuo, sobre todo la psicológica, a deficiencias físicas, sensoriales o
de otro tipo.
Desde esta concepción, vinculada al ámbito médico, y desde una
ideología de la normalidad, sólo puede pensarse la discapacidad como
déficit, como falta, algo que no entra dentro de la norma. Consideramos
que es una concepción reduccionista desde donde las acciones
terapéuticas posibles se enmarcan en lo correctivo y compensatorio.
Desde una perspectiva social, la discapacidad se entiende como la
desventaja o la limitación en la actividad causada por una organización
social contemporánea, que tiene escasa o ninguna consideración por
las personas con deficiencias físicas, y que por lo tanto, las excluye de
la corriente principal de las actividades sociales.
El modelo de la diversidad funcional, Parte del reconocimiento de que
la diversidad, la diferencia, es un atributo inherente a la propia
existencia del ser humano, se refieren a personas con cuerpos u
órganos que funcionan de manera diferente a la mayoría estadística de
la sociedad, y que por motivo de esa diferencia, realizan las tareas
habituales de todo humano de maneras diferentes a las
convencionales.
Dejar de pensar desde la falta, habilita una mirada más integral del
sujeto, donde se tenga en cuenta no solo las carencias, sino también
sus posibilidades y potencialidades y este es el paradigma desde el cual
nos posicionamos.
La discapacidad es una condición, por lo que no hay personas
discapacitadas, sino personas con discapacidad, es una forma de vivir
según la diversidad humana, es parte de un conjunto de características

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que porta cada persona. Fue necesario anteponer la
palabra ”persona” para tomar conciencia de que nos referimos ante todo
a una persona y su condición de discapacidad no puede eclipsar o
definirla. Es persona, sujeto de derechos y obligaciones como cualquier
otra. Coincidimos con Bálsamo (2021) en que “si no advertimos la
presencia del sujeto del lenguaje, antes que su condición de
discapacidad entraremos en un laberinto sin salida”, puesto que trabajar
en el campo de la discapacidad implica “asumir una responsabilidad
ética, que tiene que ver con la deconstrucción de teorías y conceptos
que merecen ser revisados ante las complejidades.

Tipos de discapacidad
● Discapacidad física: Es la clasificación que cuenta con las
alteraciones más frecuentes como secuelas de poliomielitis, lesión
medular (parapléjico o cuadripléjico) y amputaciones.
● Discapacidad sensorial: Comprende a las personas con deficiencias
visuales y auditivas; y a quienes presentan problemas en la
comunicación y en el lenguaje.
● Discapacidad intelectual: Se caracteriza por una disminución de las
funciones mentales Considera la enfermedad mental o psicosocial y
varios tipos de enfermedad crónica. Disminución de las funciones
mentales superiores (inteligencia, lenguaje o aprendizaje).

Discapacidad intelectual
La Discapacidad Intelectual (antiguamente denominada retardo mental)
no es una enfermedad en sí, sino que se trata de una categoría
diagnóstica. Es decir, una descripción que puede atribuirse a un niño,
adolescente o adulto, y que presentan ciertas conductas y actitudes
particulares que acompañan a una gran cantidad de patologías diversas
patologías (genéticas, metabólicas, traumáticas, nutricionales, etc)
El término Discapacidad Intelectual reemplaza al de Retardo Mental en
el paradigma actual pues se consideran peyorativos algunos términos
como este a partir del año 2010.
A título informativo cabe destacar algunas consideraciones con respecto
al siguiente diagnóstico para La Asociación Americana de Discapacidad
(AAIDD) “limitación significativa en el funcionamiento intelectual

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(razonamiento, aprendizaje y resolución de problemas) en la conducta
adaptativa, que abarca una serie de habilidades sociales y prácticas con
inicio anterior de los 18 años
Estas incluyen la comunicación, las habilidades sociales e
interpersonales, el autocuidado, la vida doméstica, el autocontrol,las
habilidades académicas básicas.
Por otra parte el DSM-5 aborda la misma diciendo…"Deficiencias de las
funciones intelectuales, [...]como el razonamiento,la resolución de
problemas,la planificación,el pensamiento abstracto, el juicio,el
aprendizaje académico y el aprendizaje a partir de la experiencia.
Deficiencias en la autonomía personal y la responsabilidad social[….]

El rol y función del AT en la discapacidad


Es importante poder distinguir y diferenciar el rol del AT de sus
funciones. Chevez (2012) señala que definir el rol asienta un nexo
institucional de comportamiento que permite delimitar socialmente lo
que es y no es un Acompañamiento Terapéutico. No es lo mismo la
tarea por lo que un acompañante es convocado (rol) que las
coordenadas que guían y determinan la ejecución singular de la tarea
(función). Desde este punto de vista, el rol representa un determinado
tipo de actor (AT), en un contexto determinado (en nuestro caso, el
ámbito educativo), que establece una cierta expectativa social acerca de
lo que se puede esperar de ese actor.
De forma resumida podemos decir que, desde su rol, el AT es un agente
de salud mental, un agente resocializador, un mediador entre el
terapeuta y el paciente, y por lo tanto una pieza clave dentro del equipo
terapéutico.
Respecto a las funciones, Kuras y Resnizky conceptualizan 8 funciones,
que podríamos caracterizar como generales a saber: contener al
paciente, brindarse como modelo de identificación, prestar el yo,
percibir, reforzar y desarrollar la capacidad creativa del paciente, brindar
su información para la comprensión global del paciente, representar al
terapeuta, actuar como agente re-socializador y servir como agente
catalizador de las relaciones familiares (Kuras y Resnizky 1985, como
se citó en Sáliche 2021)

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La particularidad del ámbito de la discapacidad, trae aparejadas
funciones específicas. Según Guzman “El acompañamiento aporta a
vencer las barreras en tanto transita, por medio del vínculo cercano y
(a) simétrico un sinfín de funciones que se visibilizan en las
intervenciones terapéuticas, las cuales organizan y contienen al
acompañado, en su búsqueda de superar los límites que la sociedad le
impone (...) El acompañante promueve nuevas significaciones sociales
en el acompañado, que afianzan su singularidad y autonomía y que, de
manera indirecta, influyen en el entorno donde circula la práctica.”
Por otro lado, Saliche nos dice “El trabajo sostenido del acompañante
terapéutico tiende a facilitar al paciente un encuentro sincero con su
circunstancia, manejarse dentro de lo conservado de sí. Asumir la
herida narcisista para no caer en el abandono, la autocompasión, la
lamentación y la depresión. Procurará que la persona pueda constituirse
en el autor de su propia vida, alcanzando lo alcanzable. Es función del
acompañante terapéutico también, aportar mediante tácticas las
herramientas posibles para que el paciente pueda establecer la
diferencia entre lo posible y lo imposible de su circunstancia.”
Es importante, en consecuencia, que el AT pueda reflexionar sobre sus
propias prácticas, sobre el posicionamiento desde el cual interviene. Sin
negar o renegar de la limitación, que son partes de las características
del sujeto, sean estas funcional, anatómica, cognitiva, etc.,
posicionándose desde las potencialidades y no desde lo que no se
puede. Evitando, además, caer en miradas románticas, ingenuas,
pedagógicas, infantilizantes o impotentizantes (Tello, 2017)

La integración escolar
La integración es un conjunto de procesos y de acciones orientados a
eliminar o minimizar las barreras que dificultan el aprendizaje y la
participación. Con los principios que marca la ley de educación respecto
a la inclusión de niños con necesidades educativas especiales (NEE) a
escuelas comunes y la cobertura de las obras sociales de los AT, se ha
incrementado la demanda de padres y profesionales que solicitan el
acompañamiento terapéutico para que los niños reciban atenciones
personalizadas en relación con el acompañamiento en la inserción e
integración al grupos de pares y a la contención física o emocional del

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alumno, y también para la ayuda pedagógica con las actividades
propuestas del docente.
Comenzando por la aceptación de niños con NEE a escuelas comunes,
muchos docentes no se sienten capacitados para recibirlos, sobre todo
cuando las discapacidades afectan las áreas de la conducta y la
cognición. La presencia de un grupo de alumnos con conductas
disruptivas o desfasajes de contenidos, dificultan las estrategias
pedagógicas del docente a cargo del curso.
La Ley Nacional de Educación incorpora la inclusión de niños con
discapacidades a escuelas comunes y también señala que las escuelas,
públicas y privadas, deben ofrecer las condiciones necesarias para un
desarrollo integral de la infancia en todas sus dimensiones.
El campo de trabajo del acompañamiento terapéutico (AT) se ubica en
relación con pacientes que padecen severos trastornos de la conducta o
emocionales, o aquellos con limitaciones físicas que necesitan
asistencia de otra persona para poder movilizarse o conseguir lo que
desean. La tarea se realiza siempre en equipo y los objetivos son
planteados por el (los) profesional (es) tratante(s).
La función del acompañante terapéutico puede definirse en relación con
la estrategia que construye un psicólogo o psiquiatra en un tratamiento.

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El acompañamiento terapéutico en instituciones escolares
Hace no mucho tiempo atrás, no era frecuente encontrar un AT en el
aula, si bien el acompañamiento terapéutico se venía desarrollando en
otros espacios, los acompañantes que trabajaban en las escuelas
contaban con escasos referentes. Campise (2012), comentan que “En
los casos en que se utilizaba, este recurso generaba preguntas e
incertidumbres, inclusive en ocasiones podía observarse una resistencia
explícita de los docentes y padres a su incorporación”. Sin embargo, en
la actualidad, la figura del AT se ha vuelto más demandada, según
Benitez (2017) durante los últimos años hubo un importante crecimiento
en el número de acompañantes terapéuticos en el ámbito escolar, tanto
para el trabajo con niños con discapacidad como ante situaciones de
vulnerabilidad y necesidad de inclusión escolar.
En términos generales, podemos conceptualizar la posición del
acompañante terapéutico como un “entre”, tal como afirman Kuras y
Resnizky (2005), como un puente, un punto de encuentro entre la
cotidianeidad del paciente, su ámbito familiar, amigos, etc. y el equipo
terapéutico. Posición mediada por el encuadre, y por las estrategias
terapéuticas establecidas por el equipo tratante.
En el caso del acompañamiento en instituciones escolares, se suma una
instancia más: la escuela, que ya desde un inicio, implica, por un lado,
una especificidad en el rol del AT, y por el otro, numerosas dificultades y
desafíos derivados de las características de la dinámica y cultura de las
instituciones escolares con sus particulares demandas, y del
desconocimiento de las delimitaciones del dispositivo de
acompañamiento y sus intervenciones.
Además, Rossi, (2012) en su artículo “Acompañamiento Terapéutico en
el Ámbito Educativo”, advierte sobre la interrelación de campos que se
presentan cuando se hace alusión al A.T en el ámbito educativo, debido
a que abarca múltiples situaciones, abordajes y prácticas, en el que
confluyen no tan solo lo relacionado a lo académico sino también
aspectos provenientes de distintos campos, como son: la
psicopatología, la salud mental y la clínica del A.T.

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Es por esto que el acompañamiento en el ámbito educativo, se
caracteriza por una multiplicidad de variables que atraviesan la tarea del
AT, entre ellas, las demandas y expectativas de las diferentes instancias
(escuela, familia, equipo tratante) implicadas en este proceso, y que
hacen que la tarea sea compleja. No obstante, el At inserto en una
institución escolar, resulta una figura clave al momento de facilitar,
esclarecer y propiciar distintas situaciones e intervenciones tendientes a
la autonomización y la integración del acompañado, diferenciándose su
quehacer específico de los roles de otras disciplinas que comparten el
ámbito.

La función del acompañante en el ámbito escolar

Además de estas funciones generales ya mencionadas, el


acompañamiento terapéutico en el ámbito escolar tiene particularidades
que permiten dar cuenta de ciertas funciones específicas. Es
imprescindible tener presente que se atiende a un espacio atravesado
por lo pedagógico, pero con objetivos terapéuticos, por lo que se deben
priorizar el sostenimiento del niño/a, los aspectos afectivos, y vinculares
por sobre los aprendizajes escolares.
Segun Rossi (2012) “Los ejes que orientan la intervención terapéutica,
de acuerdo al diagnóstico y a los objetivos por los cuales orientaremos
nuestro trabajo, siempre tendrán que ver con una mirada clínica,
respetuosa de la subjetividad del paciente, tendiente a apoyar y el
proceso terapéutico.”
Según Campise (2012) la función del AT implica la materialización del
proceso de inclusión desde tres dimensiones: afectiva, conductual y
social, que se traducirían en acciones como, ser intermediario entre la
familia, equipo terapéutico, institución educativa y paciente; poner el
cuerpo para intentar contener los desborde pulsionales del niño/a y
ayudar a pensar sobre esto favoreciendo el ejercicio del proceso
secundario, fomentar la capacidad de escucha, espera y tolerancia a la
frustración; facilitar y promover la socialización con pares y adultos;
ayudar en la construcción de legalidades y el reconocimiento de la
autoridad; colaborar en la organización interna y externa (en aquello que
hace a la cotidianeidad escolar); promover una buena comunicación e
interacción trabajando al mismo tiempo con todo aquel que rodea a

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nuestro acompañado. Así también, tendremos la función de contención
tanto emocional como física.

Obstáculos en la función del AT


Tomando a Campise (2012) desarrollaremos algunas dificultades que
pueden llegar a presentarse en el ámbito escolar
● Desconocimiento de la función del AT: los docentes pueden
demandar o delegar tareas al AT que no corresponde a su función
como, por ejemplo, solicitar que enseñe ciertos contenidos,
correcciones de tareas o cuadernos, etc.
● Considerar al AT como un regulador de conductas: algunos
docentes pueden solicitar al acompañante que controle las
conductas del niño/a, por ejemplo, que se calle o se quede quieto.
Aquí también podemos incluir la caracterización del AT como bueno
o malo en función del comportamiento del niño/a. La función del AT
no consiste en vigilar y poner límites, sino en habilitar espacios para
que el niño/a pueda reflexionar, use la palabra, entienda lo que le
pasa, pueda anticiparse a ciertas situaciones, por ejemplo, de
desborde emocional.
● Excluir al niño/a y al AT de la dinámica del aula: El docente puede
pensar que como el niño/a tiene un acompañante, ya no debe
atender a sus necesidades o no es necesario incluirlo en las
actividades que realiza el resto del grupo. Como ya sabemos, incluir
no es lo mismo que integrar.
● Concebir al AT como un “salvador” de situaciones conflictivas con el
niño/a: El AT posee “el saber” y puede brindar soluciones a todo lo
que acontezca, se le pide instrucciones, lo que debe hacerse.
Cuando en realidad, desde nuestra perspectiva debería
desarrollarse un trabajo colaborativo con la docente cada una desde
su función.
● Incorporar al AT, cuando se cree que nada se puede hacer:
Concebir al AT como último recurso frente a la dificultad, como un
ultimátum, sin plantear objetivos claros y sobredimensionando las
expectativas.

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Integración escolar + discapacidad
Las Discapacidad afecta al niño en su proceso escolar dependiendo el
diagnóstico que fuere o los Trastornos en los Aprendizajes (Dislexia,
Discalculia), sea cual fuere, el niño tiene derecho de asistir a una
escuela común con un proyecto de Inclusión e Integración que
supervisen sus Terapeutas y Maestros donde el niño pueda
desarrollarse con sus pares en un ámbito educativo. Donde lo
acompañaran Psicólogos, Psicopedagogos, Fonoaudiólogos y por
supuesto la figura instalada dentro del proyecto como Acompañante
Terapéutico. El cual tendrá funciones específicas dentro del aula con el
niño y para con el entorno.
A los desafíos y tensiones propias de todo acompañamiento, se suman
en este caso en particular las demandas de una institución escolar en
crisis.
La institución escolar, según numerosos autores, se encuentra en crisis,
una de las razones (entre muchas otras) tiene que ver con la
imposibilidad de cumplir con las demandas de la sociedad actual. “Se da
actualmente una compleja convivencia entre los rasgos propios de la
institución escolar moderna y los nuevos desafíos que se le plantean.
Una estructura nivelada, graduada, meritocrática, concebida a los fines
de la homogeneización social y la selección de los individuos, tiene que
asegurar ahora la inclusión, la igualdad y la libertad de todos” (Alliaud).
Esto es relevante, porque, desde sus orígenes la escuela cumple con
una función normalizadora, función que aún persiste de forma implícita,
entre líneas y desde ciertas prácticas.
El AT generalmente acompaña a niños/as que de alguna manera no
responden a las legalidades que atraviesa la institución, y las
expectativas se centran en que se reviertan situaciones de “malas
conductas”, es por esto que los logros de un proceso terapéutico de
integración están asociados a determinados cambios conductuales. Es
necesario, ante estas demandas, explicitar las particularidades de la
función del AT, no solo para que los docentes y la institución en general,
entienda lo valioso del acompañamiento para la integración, sino
también para que puedan implicarse en el proceso y compartir
responsabilidades. Piccinini (2011) comenta que “los logros del
acompañamiento se potencian cuando se trabaja en red con la
institución (directivos, docentes, etc)”

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Según Piccinini (2011) “Para acompañar a una persona “diferente” se
necesita fundamentalmente poner en el tapete su singularidad y
sostenerlo en lo subjetivo y en su identidad y a partir de las diferencias
que la hacen ser quien es con su historia y sus circunstancias de vida”
Por este motivo, y conjuntamente con los objetivos específicos y
particulares del acompañamiento con ese niño/a, el AT escolar debe
estar siempre atravesado por un objetivo común: ayudar, acompañar al
paciente a lograr una integración con sus pares, tratando de reducir esa
distancia, e integrar (no anular) diferencias.
La inclusión supone articular dos derechos educativos fundamentales: el
derecho a la diferencia y el derecho a la igualdad: El derecho a la
diferencia es el derecho a ser tratado según la especificidad y el
derecho a la igualdad, el derecho de participar en lo colectivo.

Conclusiones

Creemos que el Acompañante Terapeutico ha sido una figura muy


relevante en estos últimos tiempos, el poder acompañar a una persona
niño o adolescente al colegio con toda su historicidad particular, el poder
ayudarlo a vincularse en sociedad, a fortalecerlo en todos los aspectos
que lo atraviesan dentro de una institución. A que pueda confiar y estar
con sus pares, a tener la posibilidad de incluirse en una escuela común
y que las leyes acompañen la integración para no quedar excluido que
tenga los mismos derechos .

De una manera muy respetuosa intentamos explicar a nuestra manera


las diferentes pautas que nos están enseñando.

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Apostamos a poder lograr nuestro egreso como Acompañantes
Terapeuticos. Y poder transitar este nuevo desafío.

Bibliografía

● American Psychiatric Association - APA. (2014). Manual diagnóstico y


estadístico de los trastornos mentales DSM-5 (5a. ed. --.). Madrid: Editorial
Médica Panamericana.

● Bálsamo, V. (2021) “Acompañamiento terapéutico en la discapacidad:


acontecimiento y emancipación” Ed. Lugar

● Benitez, F y cols (2017 ) “Acompañamiento terapéutico escolar”. Ed Brujas

● Campise, W. (2012) Cap.12: “Acompañamiento Terapéutico Escolar”. En


Dragotto, P.A. y Frank, M.L. (2012) Acompañantes. Conceptualizaciones y
experiencias en A.T. Ed.

● Chevez. A (2012) Cap. 6: “Acompañamiento Terapéutico en España”. Acerca


del Acompañamiento Terapéutico

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● Goyeneche, R. Piccinini. M.T. (2011) El arte de Acompañar Niños y
Adolescentes. Editorial Letra Viva. Buenos Aires

● Guzman, M. “Aproximaciones a la clínica del acompañamiento terapéutico


en la diversidad funcional” Introducción al Acompañamiento Terapéutico-
Universidad Nacional de Córdoba

● Kuras, Susana; Resnizky, Silvia.(2005) Territorios del Acompañamiento


Terapéutico, Ed. Letra Viva.

● Rossi, C. (2012) Cap. 13: “Acompañamiento terapéutico en el Ámbito


Educativo”. En Dragotto, P.A. y Frank, M.L. (2012) Acompañantes.
Conceptualizaciones y experiencias en A.T. Ed. Brujas.

● Sáliche, S. (2021) “Introducción al acompañamiento terapéutico”. Ed. Letra


viva.

● Sáliche, S. Galarco, R (2021) “Discapacidad y acompañamiento terapéutico”.


Ed. Letra viva.

● Tello, D. (2017) Cap. 3: “Los derroteros por la falta”. En Frank, L. Costa, M. y


Hernandez, D, (2017) “Acompañamiento terapéutico: clínica de las fronteras”.
Ed Brujas.

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