Está en la página 1de 16

Pontificia Universidad Católica del Ecuador

Eduardo Francisco Urrutia Jiménez

Carrera de Historia

Facultad de Ciencias Humanas

PLAN DE DISERTACIÓN: “Una aproximación desde la Historia de la Ciencia: Los


debates teóricos de la arqueología difusionista que surgen en el Ecuador a mediados
de siglo XX (1954-1980)”

 Justificación, límites y alcances de la investigación

Esta investigación, que se plantea como disertación del nivel de pregrado universitario en la
Carrera de Historia, de la Facultad de Ciencias Humanas, busca establecerse dentro de la
temporalidad de mediados de siglo XX. Específicamente desde la década de los cincuenta
hasta la de los ochenta, en la cual se manifiesta una de las tendencias teóricas más
importantes de la arqueología ecuatoriana. Esta tendencia es el difusionismo, que consiste
en una forma de hacer arqueología que era característica de la época estudiada. .

El difusionismo fue una corriente teórica que buscaba la relación de dependencia entre las
culturas aborígenes pre-coloniales, y cumplía con los parámetros del método inductivo, es
decir; ir de lo particular a lo general. Método en el cual jugaba un importante papel la
interpretación y la especulación teórica. Se puede afirmar que no cumplía con los
parámetros de una ciencia totalmente objetiva, pero el difusionismo sí contaba con su
propia metodología e innovaciones técnicas que fueron heredadas por la arqueología
posterior.
Al ser ésta una disciplina que lucha por defender su cientificidad, a mediados de siglo XX,
se manifiesta una etapa en la cual se busca abandonar ciertos mitos del pasado y de la
historia del Ecuador. Aparecen los primeros intentos de desarrollar una disciplina
arqueológica metódica, teórica y conceptual, lo cual, en nuestro país fue un cambio
revolucionario.

Desde inicios de siglo, se evidenciaba la intención de hacer arqueología de una forma más
seria, ya sea con representantes como Jacinto Jijón Y Caamaño, quienes tenían colecciones
arqueológicas, pero carecían de un método totalmente científico. La arqueología en el
Ecuador es una disciplina que se ha desarrollado de forma ciertamente tardía, aunque los
primeros indicios de su práctica surgen desde la segunda mitad del siglo XIX, con los
aportes de González Suarez quien fundó en 1906 “La Sociedad Ecuatoriana de Estudios
Históricos Americanos. Jacinto Jijón y Caamaño fue el primer arqueólogo ecuatoriano en
establecer un orden sobre las culturas prehispánicas con su obra “Antropología
prehispánica del Ecuador”. (De Saulieu. 2006. 13)

Luego de varias décadas, aproximadamente desde los años cincuenta, es que surgirían las
técnicas que permitieron que los arqueólogos pongan su atención en vestigios de distintas
características, como vasijas, alfarería y objetos de la vida cotidiana, ya no interesaba tanto
su valor material o de colección, sino aspectos como la antigüedad y la relación existente
entre las culturas. El desarrollo de técnicas como Carbono 14 para medir la antigüedad, y
el método Ford para la seriación y cronología, permitieron que sea mucho más beneficioso
para la disciplina clasificar los vestigios desarrollando categorías que vinculen las
relaciones entre las culturas aborígenes, en una suerte de difusionismo cultural.

Es cierto que en de los intentos de objetividad, dentro de lo que consiste el difusionismo, no


se abandonaba aún la necesidad de especulaciones e interpretaciones al momento de
relacionar datos distantes. Esta forma de arqueología se caracteriza por encontrar orígenes y
dependencias basándose en las similitudes entre vestigios, aunque es un método que se
mantuvo por mucho tiempo, no podía negarse que la especulación consistía en un obstáculo
para la realización de la arqueología como una ciencia objetiva.
Al hablar esta disciplina como una ciencia joven en nuestro país, se debe considerar que
existía una cierta forma de paradigma en el cual se desarrollaban las diversas teorías
arqueológicas, también existían sociedades y comunidades de las cuales procedían los
principales arqueólogos, es decir, los más representativos de la época, como Betty Meggers
y Clifford Evans, quienes eran arqueólogos estadounidenses del Smithsonian Institution de
Washington, quienes viajaron al Ecuador en 1954. O como es el caso también de
representantes nacionales, como Emilio Estrada Icaza, Pedro Porras Garcés y el
nacionalizado danés Olaf Holm, Carlos Zevallos Menéndez, Donald Lathrap, Presley
Norton, entre otros que vinieron posteriormente. (Echeverría, 1996: 7)

Al desarrollarse esta forma de sociedades científicas, las teorías que surgían en dicha época
hallaban sus debates, sus aliados y oponentes. Dentro de este aspecto de la historia de la
arqueología es que surge una relación intrínseca entre ciencia y sociedad. Esta relación es
una categoría que efectivamente puede ser analizada desde los conceptos de la Historia de
la Ciencia, que es una tendencia historiográfica que surgió desde la década de los sesenta
del siglo XX. Se caracteriza principalmente por estudiar el aspecto social del desarrollo de
las ciencias, y encuentra su objeto de estudio en las relaciones o vínculos sociales que se
dan dentro de los procesos que legitiman a una ciencia y a sus teorías en relación a las
comunidades e instituciones que las desarrollan.

Uno de los principales aportes de mi investigación sería; brindar una primera aproximación
desde ciertos conceptos específicos de la Historia de la Ciencia hacia los debates que se
dieron en la Historia de la Arqueología durante mediados de siglo. Es necesario tomar en
cuenta a la arqueología ecuatoriana como una ciencia joven, que durante los años setenta
vive un proceso de profesionalización académica dentro de un contexto nacional. Se debe
también aclarar que todos los conceptos y aspectos mencionados en el presente texto, serán
profundizados y extendidos durante el desarrollo de la disertación, más lo que se intenta
con este trabajo parcial es definir la relación de las fuentes utilizadas con el tema de
investigación.
 Tema, delimitación, planteamiento de la pregunta central

El tema se centra en los debates teóricos que se dieron dentro de las comunidades
científicas que eran partidarias de la tendencia arqueológica del difusionismo y sus
representantes, quienes, durante la época de los años cincuenta hasta finales de los ochenta,
llevaron a innovar tanto teórica como metodológicamente a esta disciplina y promovieron
su desarrollo como una nueva profesión científica en nuestro país.

La pregunta central se encuentra relacionada a los ya mencionados debates teóricos, y a la


definición de los vínculos sociales desarrollados entre los principales representantes del
difusionismo. Poniendo en cuestión todos estos aspectos mencionados, la pregunta central
vendría a ser; ¿Cuáles fueron los debates teóricos que se dieron dentro de las
comunidades científicas que eran partidarias de la tendencia o paradigma del
difusionismo, en la arqueología ecuatoriana que se desarrolló desde mediados del siglo
XX?

Desde esta perspectiva, parece factible la aproximación hacia la arqueología de la época


estudiada desde los conceptos de Historia de la Ciencia. Si se habla de un paradigma
funcional, este vendría a ser el difusionismo, como una forma de hacer arqueología que se
generalizó en nuestro país, que desarrolló sus propios conceptos, metodología, teorías y
debates. Se procederá a definir las relaciones que partieron desde la llegada de los
arqueólogos estadounidenses Betty Meggers y Clifford Evans, y el legado que dejaron
posteriormente en nuestro país.

 Objetivo general y específicos relacionados

El objetivo principal de este trabajo es definir de qué forma puede lograrse una
aproximación teórica y conceptual desde la historia de la ciencia hacia un estudio
específico de una etapa de la historia de la arqueología. Los objetivos específicos del
trabajo vendrían a consistir en primeramente definir los conceptos y la metodología para el
análisis desde la utilización de las obras de los principales representantes de la tendencia
historiográfica aplicada. Historiadores como; el francés Bruno Latour y el estadounidense
Thomas Kuhn, quienes hablan de los paradigmas científicos y la formación de sociedades
científicas.

Estos conceptos sirven para definir la dinámica de elaboración de hechos (afirmaciones) y


artefactos (tecnología) que son producto de cualquier tipo de ciencia, ya que es un
procedimiento general en todas las disciplinas, pero en este caso se intentará analizar a las
teorías arqueológicas y el proceso que tuvieron para llegar a convertirse en verdades
científicas. De igual manera, la teoría de Latour es muy importante al momento de lograr
definir las relaciones entre una comunidad científica y sus actores principales, o sea; los
científicos y sus teorías, las cuales son realizadas primero como hipótesis o propuestas que
entran en una etapa de controversia antes de ser legitimadas.

El objetivo siguiente de la investigación vendría a consistir en una definición del contexto


histórico desde el cual pueda evidenciarse un panorama más amplio del desarrollo de la
arqueología en el Ecuador. Para esto es preciso subrayar la importancia de las obras de
Historia de la arqueología que brindan un panorama más amplio y una visión general sobre
los cambios dentro de la disciplina arqueológica en contexto ecuatoriano. Se mantendrán
presentes durante la implementación del contexto los conceptos de historia de la ciencia
que permitan ligar este punto con el estado de la cuestión, es decir, utilizar ciertos
conceptos, como el de paradigmas científico o comunidades científicas para lograr
visualizar el proceso de cambio que surgió en la disciplina desde mediados del siglo XX.
(De Saulieu. 2006; 13)

El propósito de esta parte es iniciar el aproximamiento hacia los debates teóricos desde un
panorama general de la situación social, nacional, e institucional de la disciplina, para luego
poder definir con mayor detalle las relaciones entre los principales representantes de la
tendencia difusionista. Por ejemplo; se conoce que el Padre Pedro Porras Garcés,
arqueólogo ecuatoriano, cura josefino, perteneciente a la PUCE, fue formado y apoyado por
Meggers y Evans. Porras profundizaría sus estudios y expediciones centrándose en la
Amazonía ecuatoriana. También intentó enfocarse en la antigüedad de los vestigios
amazónicos, que consideraba eran tan antiguos como los de las otras regiones como la
Costa y la Cordillera de los Andes. (Porras, 1971; 8)

El tercer objetivo de la investigación englobaría todo lo referente al estado de la cuestión;


este paso se logrará al evidenciar la producción teórica de cada uno de los arqueólogos
académicos más representativos dentro del contexto nacional. Se tratará de definir y
diferenciar las teorías que se mantienen dentro del paradigma difusionista. Se procederá a
relacionar los conceptos que permitan visualizar las relaciones sociales y académicas
existentes entre los personajes analizados. En este punto es importante el papel de las
instituciones académicas en lo que respecta a la legitimación de las teorías, sus vínculos
sociales y la formación de alianzas dentro de los debates científicos. Estos aspectos podrán
ser analizados por los conceptos sociológicos de Bruno Latour

Por último, se procederá a concluir de qué forma fue provechosa la relación entre la
metodología de Historia de la Ciencia con la tradicional Historia de la arqueología, de qué
manera fue factible una primera aproximación entre estas dos tendencias historiográficas y
sus conceptos, y qué tipo de relaciones y debates académicos pudieron evidenciarse durante
el proceso de legitimación y profesionalización de la arqueología como disciplina científica
Así como se procederá a aclarar los temas y aspectos de la investigación que han quedado
pendientes para otras ocasiones. Como es el caso de la relación entre el difusionismo y la
arqueología procesual que se desarrollaría desde los años ochenta, son temas de gran
importancia pero que no se engloban en el análisis presente.

 Marco conceptual y estado de la cuestión

En la obra de Latour “Ciencia en Acción”, se pueden extraer conceptos como el de “Caja


negra” para poder distinguir la ciencia en su proceso de elaboración y desarrollo, con la
ciencia acabada o madura. La “controversia” y el debate que se da dentro de las
comunidades científicas antes de legitimar una cierta afirmación o teoría. Así como
también dichos conceptos permiten definir las relaciones y vínculos sociales existentes
entre los actores, que apoyan a una teoría y otros que se oponen a ella, en una constante
negociación.

Surge el uso del recurso de la “retórica” para lograr convencer a los miembros de la
comunidad por medio de referencias científicas como artículos, textos, e investigaciones
que ya no son cuestionadas sino que sirven como apoyo para una nueva propuesta. Dicha
retórica es otro de los conceptos de Latour que permiten diferenciar las formas discursivas
que son utilizadas durante un debate teórico. (Latour, 1992:25).

Según Latour, el “laboratorio” es el espacio en el cual surge la relación entre la ciencia y la


naturaleza, en lo que respecta a su elaboración, esta contraposición es similar a la existente
entre la teoría y la práctica. Y por otro lado, en la sociedad es que se legitima las
afirmaciones, así es como el proceso de la ciencia se desarrolla en estos dos espacios;
naturaleza/sociedad. En el caso de la disciplina arqueológica el laboratorio vendría a ser el
espacio de excavación y estudio de los vestigios, y la comunidad científica (academia) es el
espacio de desarrollo de teorías, propuestas y de la controversia. Este como un breve
resumen del propósito teórico desde Latour.

Por el lado de Kuhn es mucho más complejo, ya que la visión de la teoría de las
Revoluciones Científicas se concentra en procesos mucho más amplios. La misma idea de
revolución científica habla de cambios y rupturas de gran magnitud. Se encuentran
conceptos clave como el de paradigma científico, que en el caso de mi análisis utilizaré de
una forma mucho más sutil y dentro del contexto histórico. Aunque también existen
paralelismos conceptuales con la teoría de Latour, lo cual puede ser beneficioso para
profundizar más en el análisis y tener distintas visiones de un mismo tema.

Conceptos como los de ciencia normal (Kuhn), que vendría a asimilarse con el de ciencia
madura (Latour), se habla sobre el discurso científico y la credibilidad sobre el mismo. La
relación entre ciencia y sociedad, también se habla de la experimentación y la relación con
la naturaleza. Existen también otros conceptos de la teoría de Kuhn que pueden ser de
utilidad; como el de “enigma científico” que habla de los problemas que conciernen a la
ciencia, y otros que salen del paradigma y son ignorados. (Kuhn, 1968; 53)
La idea de revolución vincula tanto el sentido científico como el de su uso en la política, y
la “crisis” que se produce dentro de la comunidad y que precede a una revolución científica,
tiene varias similitudes con la controversia en Latour. La crisis y la controversia son
conceptos similares en ambos autores y expresan el sentido social del debate previo a una
revolución científica o a la validación de una teoría como verdad científica. (Kuhn, 1962; 71)

Pero lo que nos permite la historia de la ciencia y sus conceptos es lograr tener una visión
amplificada de los cambios, de la relación entre la ciencia y la sociedad que la legitima, así
como también de los vínculos y asociaciones que se efectúan entre los actores al momento
en el cual se abre la “caja negra”.

Contextualización espacio-temporal

La investigación inicia con la venida al Ecuador de los arqueólogos estadounidenses Betty


Meggers y Clifford Evans, quienes trajeron técnicas teórico-metodológicas que innovaron y
revolucionaron la forma de hacer arqueología, no solamente en nuestro país, sino en toda
Latinoamérica.

Clifford Evans y Betty Meggers, investigadores asociados del Smithsonian Institution de


Washington (USA) influirán decisivamente en la arqueología de Latinoamérica y del Caribe
(Echeverría, 1996; 69)

Este cambio revolucionario que se dio en la arqueología ecuatoriana a mediados de siglo,


puede funcionar como un contexto histórico que nos acerque a los debates desarrollados
por los actores que van dentro del presente análisis. Para esto es útil hacer referencia a los
textos y ensayos que hablan sobre la historia de la arqueología ecuatoriana, en ellos se hace
referencia tanto a los representantes de la teoría difusionista, se habla de la arqueología
monumentalista, y también de la etapa de profesionalización de la disciplina durante la
década de los años setenta.
En Ecuador, el desarrollo profesional de esta disciplina ha sido bastante lento y tardío, un
poco a la zaga del desenvolvimiento de la misma a nivel continental y mundial. En líneas
generales, el quehacer arqueológico en Ecuador presenta, siguiendo a Idrovo (1990:9-11),
tres períodos bien marcados: 1) Período de los precursores-arqueología descriptiva,
ubicado desde la segunda mitad del siglo XIX hasta 1945; 2) Período de las innovaciones
teóricas y técnicas-arqueología descriptiva-interpretativa, de 1945 hasta 1970 y 3) Período
de profesionalización-arqueología interpretativa, desde 1970 hasta la actualidad
(Echeverría, 1996: 59).

Aunque el contexto no conlleva tanta complejidad como los debates científicos, el mismo
es necesario para entender la temporalidad en la cual se inicia el proceso mencionado, y los
espacios en los cuales se manifestaron los actores. Ya que lo que preocupa no es tanto la
arqueología como una ciencia aislada, sino el debate entre teorías y comunidades científicas
que llevaron a la arqueología a ser una ciencia madura.

Al darse una aproximación hacia los actores o científicos, y las relaciones o vínculos
desarrollados entre ellos, en ese punto es que se evidencia la dinámica del desarrollo de la
ciencia, ya que la ciencia en acción no es un producto claro y definido, sino que se
manifiestan los debates, conflictos y la controversia en una lucha por la legitimación. Y
esto solo se define al evidenciar las circunstancias en las cuales nace una nueva teoría, y el
papel de los actores al momento de defenderla ante una comunidad para rechazarla o
adoptarla. Por eso la Historia de la Ciencia se encarga de estudiar la “Caja Negra” pero
solamente cuando esta es abierta y se entrega al debate.

Otro problema de la Arqueología del Ecuador y particularmente de la Sierra, ha radicado


en la utilización extrema del difusionismo, y lo que es peor, en base a rasgos aislados y
lejanos poco comprobables que más han tenido de "magia que de ciencia". Pero desde
1950, la abundancia de estudios meramente bibliográficos poco o nada han hecho por el
adelanto de la arqueología serrana (Miño Grijalva, Manuel; Revista de la PUCE, 1975;
193).
 Metodología aplicada al estudio de fuentes históricas (primarias)

Finalmente, para el tratamiento de las fuentes pertinentes durante la presente investigación,


este estudio debe estar basado en una minuciosa selección según los términos y limites
propuestos por la corriente historiográfica aplicada. Los conceptos de historia de la ciencia,
más que enfocarse en una forma de ciencia acabada e incuestionable, se enfocan en la
ciencia cuando está en proceso de elaboración. Esto quiere decir que se encarga de estudiar
la relación entre el científico y los espacios sociales dónde la ciencia es legitimada como
tal. Es competencia de esta investigación centrarse en las fuentes académicas desde las
cuales fue legitimada o validada una cierta teoría. Entonces encontramos diversos tipos de
textos como; publicaciones de comunidades científicas, artículos científicos de la época
estudiada, y otros documentos que permitan evidenciar los vínculos sociales entre los
científicos que se encuentran dentro de un mismo paradigma, así como se logre ver la
controversia y el debate entre las varias teorías propuestas por los arqueólogos.

Al interesarse por el desarrollo científico, el historiador parece entonces tener dos tareas
principales. Por una parte, debe determinar por qué hombre y en qué momento fue
descubierto o inventado cada hecho, ley o teoría científica contemporánea. Por otra, debe
describir y explicar el conjunto de errores, mitos y supersticiones que impidieron una
acumulación más rápida de los componentes del caudal científico moderno (Kuhn, 21).

También fuentes bibliográficas, periodísticas y documentales que puedan manifestar la


relación de un académico o arqueólogo con una institución académica específica. Se debe
utilizar fuentes que manifiesten las alianzas u oposiciones hacia una determinada teoría
dentro del marco del difusionismo, y diferenciar las teorías que ganan mayor autoridad
científica, y otras que son rechazadas por las comunidades. Estas fuentes sean halladas en la
biblioteca y hemeroteca de la Pontificia Universidad Católica, también en las fuentes
periodísticas o publicaciones de centros de difusión arqueológica; como las revistas del
Museo del Banco Central de la época estudiada o de la Casa de la Cultura ecuatoriana. Las
fuentes periodísticas pueden hallarse en la biblioteca Aurelio Espinoza Polit.
Las fuentes en relación al estado de la cuestión, y sobre el contexto histórico, van de la
mano, ya que son textos académicos que hablan de las investigaciones de los arqueólogos y
sus teorías propuestas. Como ejemplo; tenemos a los textos que hablan sobre la teoría de
Meggers, Evans y Estrada del “contacto transpacífico” entre las culturas del continente
asiático, como es el caso de la Jomón del Japón, en una relación de difusión cultural con la
cultura Valdivia de la costa ecuatoriana. Esta teoría, que surgió desde los años 60, encontró
gran oposición en las comunidades científicas, y esta realidad fue fortalecida desde los años
ochenta, época en la cual el difusionismo sería cuestionado de forma radical y estas teorías
serían totalmente descartadas, a pesar de que también tuvieron apoyo de ciertos aliados
dentro de las sociedades académicas. (Meggers, 1998; 8)

Imagen extraída del


libro de Meggers:
“Evolución y difusión
cultural”, se aprecia la
comparación entre la
simbología asiática y la
mesoamericana.

A pesar de que quizás la teoría transpacífica fue rechazada, el método difusionista y


evolucionista de los arqueólogos estadounidenses de la “Nueva arqueología” fue adoptado
por un conjunto de académicos contemporáneos en contexto nacional, lo cual indica que a
pesar de que ciertas teorías no eran compartidas o aceptadas, sí pudo haber existido un
paradigma difusionista que lideraba a la forma de hacer arqueología desde mediados de
siglo. (Echeverría, 1996; 71)
Por eso la revisión de fuentes evidencia tanto las relaciones entre arqueólogos allegados, así
como el método que compartían, las instituciones a las que estaban adscritos, y también las
discrepancias entre miembros de una misma tendencia arqueológica. Durante toda una
época no se cuestionaba la importancia del método difusionista, pero parece que desde los
años ochenta, una década después de la profesionalización de la disciplina, la arqueología
difusionista aparece como una total amenaza sobre el desarrollo de la arqueología como
ciencia objetiva.

Existe una categoría de producción científica y teórica que termina siendo excluida al no
contar con suficiente apoyo desde una comunidad científica. Según Latour, una teoría o
propuesta que no encuentre su apoyo en una comunidad, está destinada a desaparecer, ya
que lo que se busca no es una teoría absoluta, sino la que más se acerque a la verdad. “El
adjetivo “científico” no se atribuye a textos aislados que se pueden oponer a la opinión de
la mayoría” (Latour, 1992:21). Dentro de esta categoría es que pueden incluirse otras
formas de arqueología difusionista que fueron bastante cuestionadas en la misma época.
Como es el caso de las teorías del señor Juan Moricz, con sus teorías difusionistas que
giraban en torno a las Cuevas de los Tayos. Sitio al cual el Padre Pedro Porras formaría
parte de la expedición ecuatoriano británica del año 1976 hacia los Tayos.

Las teorías del señor Moricz sobre “El origen americano de los pueblos europeos” fueron
todavía más criticadas que las del contacto transpacífico, este es un claro ejemplo de
cuando una teoría difusionista se encuentra escaza de apoyo institucional y en consecuencia
acaba siendo considerada como un simple mito. (Moricz, 1968)

Al interesarse por el desarrollo científico, el historiador parece entonces tener dos tareas
principales. Por una parte, debe determinar por qué hombre y en qué momento fue
descubierto o inventado cada hecho, ley o teoría científica contemporánea. Por otra, debe
describir y explicar el conjunto de errores, mitos y supersticiones que impidieron una
acumulación más rápida de los componentes del caudal científico moderno (Kuhn, 1962;
21).
 Índice- Posible estructura de la disertación.

1. Objetivos
2. Introducción
3. Primer capítulo

I. Una aproximación desde los conceptos de historia de la ciencia


II. La ciencia en acción y la ciencia elaborada
III. Los vínculos entre los actores sociales
IV. Las revoluciones científicas
V. El paradigma científico
VI. Una aplicación de los paralelismos entre los autores

4. Capítulo dos

I. Un paradigma arqueológico
II. la arqueología del siglo XX en el Ecuador
III. La innovación metodológica
IV. La profesionalización de la disciplina
V. Principales representantes: El legado del difusionismo en el Ecuador

5. Capítulo tres

I. Los vínculos sociales entre científicos y académicos


II. Las diversas tendencias y teorías dentro del difusionismo
III. Teorías que generaron debate dentro de las comunidades
IV. Los laboratorios arqueológicos: la relación entre naturaleza y
sociedad
V. El difusionismo como una teoría de la especulación
VI. Las teorías que se convirtieron en mitos

6. Conclusiones
 Listado detallado de fuentes de contextualización espacio-temporal, de fuentes
bibliográficas de soporte teórico-metodológico, y de fuentes históricas.

Fuentes metodológicas

Kuhn, Thomas. (2004) [1962] La estructura de las revoluciones científicas. México: Fondo
de Cultura Económica. pp. 319.

Latour, Bruno. (2007) [1993] Nunca fuimos modernos. Buenos Aires: Siglo veintiuno
editores. pp. 230.

Latour Bruno. Ciencia en acción: Cómo seguir a los científicos e ingenieros a través de la
sociedad. Primera Edición. Barcelona-España: Labor S.A, 1992, pp. 281

Shapin, Steven (2000) La revolución científica. Barcelona: Paidós.

Fuentes sobre el contexto histórico

Basalla, George. (1967) "The Spread of Western Science." Science 3775 (156): 611-622;

Cordero Iñiguez, Juan. “La expedición científica a la Cueva de los Tayos”. Cuenca-
Ecuador: Universidad de Cuenca, 1976 Facultad de Filosofía. 27 p.

Cordero Iñiguez, Juan. Olaf Holm, El Vikingo: Biografía de Un Personaje Danés


Ecuatoriano. Quito-Ecuador: Banco Central del Ecuador, 2007.

Fernández Borrero, Gastón. “Mis dos viajes a las cuevas de los Tayos y el problema
fronterizo entre Ecuador y Perú en 1995: Antecedentes históricos de las cuevas”, Octubre
1996, 68 p.

Holden M. Peter. “An excellent Adventure: A brief account of the Expedition Los Tayos as
seen through the eyes of Caving Member Peter M. Holden”. 31pp.
López Herrmann, Bolívar. “Expedición Cueva de los Tayos, QUITO - ECUADOR 1976”.
Safier, Neil. Measuring the new world: enlightenment science and South America, 2008,
University of Chicago. Chicago and London.

Año 2005, 15 pp.

Sevilla, Elisa y Ana María Sevilla (2013). "Inserción y participación del Ecuador en las
redes globales de la ciencia". En Historia Crítica 50: 79-103.

Fuentes sobre Estado de la Cuestión

De Saulieu, Geoffroy. Colección Arqueológica de Morona-Santiago Del Museo Amazónico


de La Universidad Salesiana de Quito. Quito-Ecuador: Abya-Yala, 2006.

Echeverría Almeida, José. Betty J. Meggers: Personalidades y dilemas en la arqueología


ecuatoriana. Ediciones Abya-Yala. 1996, pp.158

Evans, Clifford. Meggers, Betty. Estrada, Emilio. Cultura Valdivia. Guayaquil-Ecuador:


Museo Víctor Emilio Estrada, 1959, pp. 125

Estrada, Emilio. Las culturas pre-clásicas, formativas o arcaicas del Ecuador. Publicación
del museo “Víctor Emilio Estrada”. Junio de 1958, pp. 113

Hall, Stanley. “Tayos gold: The archives of Atlantis”. 2005, Book surge, 224 pp.
Traducción: Eduardo Urrutia

Laviosa Zambotti, Pia. Origen y difusión de la civilización. Ediciones Omega. Barcelona-


España. 1958, pp. 592

Meggers Y., Betty. Evolución y difusión cultural. 1998, Quito-Ecuador: Ediciones Abya –
Yala, pp. 300

Moricz, Juan. “El origen americano de los pueblos europeos”. Asociación de estudios
históricos. Guayaquil, 15 de abril de 1968. 15 pp.
Salazar, Ernesto. Mitos de Nuestro Pasado. Quito-Ecuador: Museo del Banco Central,
1988.

Salazar, Ernesto. Entre Mitos Y Fábulas: El Ecuador Aborigen. Corporación Editorial


Nacional. Quito-Ecuador: Biblioteca General de Cultura, 1995.
Sevilla, Ana María y Elisa Sevilla (2013). Amazonía: Una tierra incógnita”, En “Enigmas
geográficos expediciones y cartografías de las Américas”, Sabrina Guerra (Coord.), Quito.
Universidad San Francisco de Quito

Peña Matheus, Gerardo. “Historia Documentada del descubrimiento de Las Cuevas de los
Tayos”. Editado y publicado en el año 2011, Guayaquil, 601 pp.

Porras, Pedro. “Arqueología de la Cueva de los Tayos”. Ediciones de la Universidad


Católica. Año 1978, QUITO-ECUADOR, pp. 83

Porras Garcés, pedro. Reseña Histórica de Las Investigaciones Arqueológicas En El


Oriente Ecuatoriano. Quito-Ecuador: Academia de estudios históricos, 1971, 28 pp.

Sampedro, Francisco. “Las Cuevas de los Tayos: Monografía de la expedición científica


ecuatoriano-británica realizada en julio y agosto de 1976”. Publicación de la Dirección de
Historia y Geografía de las Fuerzas Armadas. 1977.

Turolla, Pino. “Beyond the Andes”. Harper and Row publishers. New York, 1980. 364 pp.

Publicaciones

Revista de La Universidad Católica. Año III. Número Monográfico de Arqueología, N. 10.


Centro de Publicaciones de la PUCE, 1975. 248 pp.

Revista de La Universidad Católica. Año V. Número Monográfico de Arqueología, N. 17.


Centro de Publicaciones de la PUCE, 1975. 264 pp.

También podría gustarte