Takashi Murakami: Artista o empresario

El mundo del arte a tenido desde siempre un proceso cambiante, que se ve

influenciado por las etapas sociales y la cultura.

En la actualidad, la competencia artística en sus diferentes expresiones -

música, pintura, escultura, etc…- es sumamente alta. Un campo del cual sobresalir
requiere no solo de talento, si no contactos, difusión e incluso inversión
económica. Así es que, sobresalir de manera masiva no solo a nivel nacional si no
internacional en este ámbito es una ardua tarea.

Actualmente el arte contemporáneo es quien abarca las formas de arte de

nuestra era, producidas e interpretadas como un reflejo de la sociedad actual, es
decir, originadas a partir del siglo XX. Sin embargo, es importante entender que se
trata de un concepto difícil de acotar y cuyos límites varían enormemente
dependiendo de a quién se le consulte, a punto tal que para muchos no existe
realmente una distinción entre arte moderno y arte contemporáneo.

Esta dificultad para definir el arte contemporáneo tiene que ver con la
misma palabra «contemporáneo», que hace alusión a un presente muy difícil de
fijar en la línea de tiempo de la historia, y también se debe al hecho de que en el
campo de las artes se utiliza una periodización propia, que no siempre coincide
con la empleada por los historiadores.

Así, para algunos lo moderno es propio del siglo XIX y primera mitad del
XX, dejando lo contemporáneo para finales del XX e inicios del XXI. Pero no existe
consenso al respecto, pues en el fondo se trata de delimitaciones estéticas y no
cronológicas.

El arte contemporáneo, entonces, tendría que definirse a partir de ciertos

rasgos estéticos y ciertas preocupaciones filosóficas, muchas de las cuales, sin
embargo, ya estaban presentes en el arte moderno, o al menos en el período de
mediados y finales del siglo XIX. Por eso algunos prefieren incluso utilizar el
término “postmoderno” para referirse a lo estrictamente contemporáneo.

En todo caso, el arte contemporáneo es una categoría amplia y complicada

que engloba las manifestaciones artísticas y los estilos artísticos más recientes de
la humanidad, y es propio de la sociedad industrial y postindustrial (o digital).

Takashi Murakami es uno de los artistas contemporáneos japoneses más

aclamados por su arte posmoderno y transgresor, y también es de las
personalidades más deseadas por otros artistas de diferentes rubros como la
música o la moda, para hacer colaboraciones pues éstas se convierten al instante
en objetos de deseo entre consumidores y coleccionistas.

Murakami comenzó su carrera en Tokio como estudiante de animación por

su gran gusto por el manga. Quería convertirse en animador, pero su interés en la
filosofía lo llevó a especializarse en la pintura tradicional japonesa
llamada Nihonga obteniendo el grado de Doctor en este arte.

Gracias a su visión crítica y filosófica, Murakami tenía una perspectiva de la

cultura y del arte contemporáneo japonés muy diferente a la del resto de la
sociedad de su tiempo, y sus críticas hacia la política del país lo llevaron a buscar
alternativas de producción de su arte, las cuales involucraban estrategias de
mercado y medios de comunicación masivos. Y es que Murakami interrelaciona el
arte elevado y la cultura popular y defiende que el arte es parte de la economía.

Él justifica diciendo: «Los japoneses aceptan que se mezclen arte y

comercio; de hecho, se sorprenden de la rígida y pretenciosa jerarquía del "gran
arte"»

Así es como después de un viaje a Nueva York y su regreso a Japón

comenzó con lo que actualmente se le ha denominado Superflat, un
movimiento artístico posmoderno influenciado por el manga y anime que provee
una interpretación "exterior" a la cultura popular japonesa de la posguerra a través
de los ojos de la subcultura otaku. Pero sin adelantar nada…

Murakami comenzó sus trabajos en los años 90, para definir su arte
tenemos que hablar sobre todo de la fusión entre el arte tradicional japonés y el
arte contemporáneo, sobre todo el arte pop americano, otra de sus influencias
estéticas son las series televisivas de animación (anime) y el manga.

También en los años 90 crea su alter ego, que recibe el nombre de Mr.
DOB, además de su alter ego es como una especie de logo, de “marca”. Este
personaje tiene influencias de Mickey Mouse, que podemos apreciar en sus
orejas, por ejemplo, y también características de personajes de videojuegos o la
televisión japonesa, como por ejemplo Doraemon.

Takashi Murakami trata con sus obras de crear un arte contemporáneo

exclusivamente japonés, alejado de la mera copia de la cultura occidental,
haciendo así una crítica social que subyace detrás de la elección de sus figuras
aparentemente inocentes, que nos hablan del consumismo, y de la falta de
estructuras culturales consolidadas en Japón.

Una de sus iconografías más recurrentes en un hongo, una especie de seta

atómica, que para muchos críticos representa el trauma japonés de la bomba
atómica.

La elección de estos elementos como el hongo, las margaritas de colores

con varas sonrientes, las calaveras tienen una relación directa con la estética de lo
kawaii, que lo acercan todavía más a la cultura popular nipona, y que harían
reflexionar sobre el consumismo de la sociedad japonesa y en ocasiones su
tendencia hacia lo infantil.

El arte de Murakami engloba el gran uso del color, un recurso fundamental

sobre imágenes grotescas o distorsionadadas, la utilización de adornos referentes
a la cultura japonesa tradicional y popular como flores, setas, iconografía budista y
algunos referentes del fetichismo sexual, resultando en productos un tanto
psicodélicos y controvertidos. Este arte es plasmado en esculturas, globos,
instalaciones, animaciones, carteles, ropa y sneakers.

Llamado como el Andy Warhol japones, se a convertido no solo él, si no en

todo lo que toca un objeto de colección y de deseo, un nuevo ícono de la cultura
pop no solo ya oriental.

Dueño de la compañía KAIKAI KIKI en donde produce en masa todas sus

obras artísticas de exposición y las vende al público general a precios competitivos
como un producto de actualidad, de ser un artista prácticamente desconocido a
adoptar una visión de negocios lo a convertido en uno de los artistas más ricos del

mundo siendo poseedor de una fortuna valorada en cien millones de dólares -

2,003,230,000.00 pesos mexicanos-.

Las colaboraciones más representativas de Murakami con personalidades

de la moda y la música podemos enlistar a Louis Vuitton (una de sus primeras
participaciones que lo posicionó a nivel mundial), Kanye West con la portada de su
álbum Graduation y el video musical del sencillo Good Morning, quienes después
de esto se convirtieron en buenos amigos. Hizo una escultura junto a Pharrel
Williams que representa “la metáfora del valor”. Hizo una coleccion con Vans que
incluía en los sneakers prints de sus diseños más representativos, tiene un reloj
con G-Shock en un tono rojizo y transparente. Murakami fue el director artístico
de ComplexCon en 2017 en los que se pudo ver muchos de sus artes en la expo,
tales como Mr. DOB, Flowers y Kaikai Kiki y sus amigos. Y más recientemente
hizo una colaboración en apparel con el ya internacionalmenete reconocido
reggaetonero J Balvin. Por supuesto su trabajo no termina ahí y las
personalidades con las que ha trabajado y trabajará seguirán creciendo.
 En la actualidad y una realidad de países europeos y occidentalizados es
que han sido debates tras debates sobre la idea de defender al arte mismo y a una
obra artística como un representación única e irrepetible de ese proceso creativo;
de esa obra plástica que se obtiene de condiciones específicas del quehacer del
artista, por lo que la aceptada estética de lo comercial en las acciones de Takashi
Murakami sorprende a grandes rasgos rompiendo con ese estereotipo y ese
debate que tiene años desde su concepción y si bien, tal vez Murakami inició con
una visión artística, sus acciones actuales no solo dejan entrever la visión de
negocios que posee para tener una presencia tan influyente no solo en oriente si
no también en occidente.