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ANALISIS JURISPRUDENCIAL

POR: JUAN DANIEL SÁNCHEZ AMOROCHO CÓDIGO: 2280927

A. ANALISIS CONCEPTUAL

I. IDENTIFICACION DE LA PROVIDENCIA

Corte Suprema de Justicia en Sala de Casación civil, Sentencia STC20214-2017, Magistrada


ponente Margarita Cabello Blanco, 29 de noviembre de 2017.

II. HECHOS RELEVANTES

1. El sujeto A solicita la protección constitucional de su derecho fundamental al debido


proceso, presuntamente vulnerado por la colegiatura B recriminada dentro del juicio
ejecutivo singular que le adelantó al sujeto C.

2. Dentro del proceso, con base en sendas facturas cambiarias, El sujeto C formuló recurso
reposición contra dicho proveído argumentando «que no existía la firma del creador del
título valor»; de igual forma, propuso las excepciones perentorias denominadas
«inexistencia del título valor, las derivadas del negocio jurídico y cobro de lo no debido».

3. Conforme al recurso de reposición no prosperó, sin embargo, el trámite litigioso prosiguió


hasta ser agotadas las etapas procedimentales correspondientes.

4. De ese modo las cosas, la colegiatura B emitió sentencia estimatoria adiada 11 de julio
de 2016, en que dispuso proseguir la ejecución del pago en disputa entre los sujetos A y
C, favor del sujeto A.

5. Se promueve apelación por el sujeto C y por ello se revoca la sentencia por fallo de 13
de julio del mismo año que dictó la colegiatura B querellada, disponiendo en su lugar
finalizar el pleito coercitivo.

6. El sujeto A expone que la providencia emitida incurrió en anomalía, por cuanto soslayó
apreciar el material probatorio obrante, allegados como soporte de las pretensiones «se
encuentran firmados y con sello de recibido», no obstante, que si para el sujeto C que
fungió como su contradictor procesal «la firma» estampada en aquellos no correspondía
a la de su representante legal del sujeto C, debió proponer la respectiva tacha de
falsedad, mas no lo hizo.

7. El sujeto A solicita mediante tutela, que se deje sin efecto el fallo confutado y dictado por
la colegiatura B el 13 de julio de 2016, y se emita otro ajustado a Derecho.

III. ASPECTO JURIDICO CONSIDERADO

El debido proceso, con respecto a la validez del material probatorio presentado para considerarse
un título valor.

IV. PARTES

• Sujeto Activo: Sujeto A

• Sujeto Pasivo: Colegiatura B


V. PROBLEMA JURIDICO

¿Se vulnera el derecho al debido proceso del sujeto A al decretar la terminación del proceso
ejecutivo por considerar que no cumplen con los requisitos de los títulos valores por falta de firma
del creador y del receptor las facturas base de la ejecución, y por consiguiente tampoco de mérito
ejecutivo?

VI. TESIS.

• Tribunal Superior del Distrito judicial de Medellín: NO.

• Corte Suprema de Justicia: NO.

VII. EXPLICACION DE LA TESIS

TESIS DEL TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL DE MEDELLÍN:

El tribunal revoca la sentencia por el fallo por cuanto considera que, conforme a lo jurídico, la
doctrina y jurisprudencia de la firma y los títulos valores, el documento conocido como membrete
no puede considerarse como firma o elemento valido para la adjudicación de este en sentido de
que la misma no es una representación indudable de la firma del creador según el artículo 774 del
Código de Comercio, lo cual hace que se encuentre en una situación de ineptitud en la
presentación de los documentos allegados por el sujeto A, por la falta de conformidad con
respecto a los requisitos legales que se deben de consignar en estos para la validez de lo actuado
entre las partes como un negocio jurídico valido, también considerando que, por esta falta, dichos
documentos no podrán ser considerados como títulos ejecutivos ni prestar merito como tal, por
cuanto por esto se establece el cobro de no debido.

TESIS DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA:

La corte se refiere a la tutela con respecto al caso, como factor inviabilidad de la protección exigida,
en la medida en que no está demostrada la causal específica de procedibilidad por defecto fáctico
demostrado, independientemente que la Corte comprende en su totalidad por no ser este el
escenario idóneo para lo propio surge que las pruebas obrantes en el plenario fueron apreciadas
conforme lo imponen las reglas probatorias.

Esto es, que respecto a los requisitos exigidos por la ley mercantil para establecer que
determinado documento es, en virtud al cumplimiento de los mismos, un título valor, ha de verse
que estos se dividen en generales o comunes no suplidos por ley – enunciados en el artículo 621
del Código de Comercio-, y en particulares o especiales para cada caso en concreto, mismos que
para las facturas cambiarias de compraventa se establecen en el canon 774 ibidem, siendo que
aquellos se traducen en la obligación de que la documental presentada cuente con, entre otras
cosas, la firma de su creador, memorada rúbrica esta que hace derivar la eficacia de la obligación
cambiaria según lo enseña la regla 625 ejusdem, y dado que tal no obra en ninguno de los
documentos aportados para sustentar el pretenso cobro, es que, a la luz de dicho aserto, no había
lugar a continuar con el recaudo deprecado en la providencia confutada, aún más cuando los
"membretes preimpresos en las facturas no se pueden tener como firma".

VIII. METODO

Sistemático.
IX. SALVAMENTO DE VOTO

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

Conforme a lo discurrido por la Corte, el magistrado opta por discrepar con respecto a la mayoría
con respecto a las siguientes razones: La primera tiene que ver con la firma del creador del título
valor, por tratarse de una interpretación restrictiva y formalista que otorga la Sala a este requisito;
y la segunda, por cuanto si se concluyó que la ausencia de título valor, al estar probada la
existencia de un título ejecutivo debió sostenerse la sentencia de primera instancia dictada en el
proceso ejecutivo censurado, invalidando la del Tribunal para en su lugar proveer amparo para los
derechos denunciados como infringidos.

Ahora bien, el magistrado expone, que sí bien la norma es explicita en consolidar como requisito
la firma de quien lo crea para considerar la existencia de un título valor, también puede inferirse
de la propia hermenéutica del canon 621 del Código de Comercio, cuando se imprime mediante
una contraseña o un símbolo.

Es así como, La ausencia de la firma física, clara y expresa del emisor, no desvirtúa por sí sola
la condición de un título valor. Las propias disposiciones mismas autorizan su sustitución. En
efecto, la norma en cuestión señala: “La firma podrá sustituirse, bajo la responsabilidad del creador
del título, por un signo o contraseña que puede ser mecánicamente impuesto”.

Así mismo se relaciona en frente al caso del pleito entre el sujeto A y C, en la medida que el
magistrado se refiere a estos como una circunstancia fáctica que se halla satisfecha en el caso
concreto con el logotipo de la empresa emisora del título, como creadora de las facturas objeto
del cobro, el cual se halla impreso en ellas, como expresión de su identificación personal, es decir,
finalmente como un modo expresar su voluntad.

En consecuencia, esto lleva a salvar el voto del magistrado en la medida en que los precedentes
que se enuncian en el caso dan lugar a legitimar las pruebas presentadas por el sujeto A, ya que,
como lo expone el mismo, las facturas cambiarias objeto de cobro, precisamente incorporaron
signos, símbolos que representan a la persona ejecutante, y que permiten darle autenticidad como
creadoras de ellas.

Finalmente, el magistrado concluye de una forma enfática en la improcedencia de la Corte al no


amparar el derecho fundamental al accionante y la falta de adecuación de esta en los avances
que suscitan en la actualidad, terminando su salvamento con lo siguiente: debió ampararse el
derecho de la accionante. Como de esa manera no se procedió, se convalidó por la Corte una
decisión injusta que constituye un culto a la forma, al exceso rigor manifiesto, a las formas
litúrgicas de un derecho anclado en formas feudales que repugnan al sentido de la justicia material
que reclama incesantemente el Estado Constitucional. Se dio prevalencia a la forma sobre el
contenido, a una conceptualización de un derecho inútil para el reconocimiento de las
prerrogativas e intereses ciudadanos, a contrapelo de una época donde disminuye el influjo de los
títulos valores tradicionales por el fuerte impacto del mundo electrónico. Ignoró las nuevas
necesidades, los cambios originados como ciudadanos del ciberespacio, de las firmas digitales,
de la consensualidad, de la buena fe, de la lealtad y de la justicia material».

B. ANALISIS CRITICO

En lo que a mi opinión respecta, resulta en contra de la decisión proferida por la Corte Suprema de
Justicia, al negar el derecho fundamental del debido proceso al accionante, esto en gran parte por la
forma en como la Corte con rigurosidad aplica la norma por tratarse de un requisito formal previamente
establecido.
El artículo 621 del Código de Comercio colombiano, dispone una serie de requisitos formales para dar
la existencia de un título valor, en su numeral 2, resulta enfático al referirse a la firma de quien lo crea,
sin embargo, la misma norma es inclusiva al dar la posibilidad de una sustitución, alegando la misma
por medio de un signo o contraseña que puede ser mecánicamente impuesto.

Esto genera una amplía consideración a la hora de debatir sobre la formalidad de la firma para
considerar una voluntad de la parte en el título valor, a su vez, como se refiere en el caso el hecho de
la existencia de las facturas cambiarias objeto de cobro, en la cual se incorporaron signos, símbolos
que representan a la persona ejecutante, y que permiten darle autenticidad como creadoras de ellas.

De igual forma, considero que la jurisprudencia traída a colación resultan ambiguas con respecto al
caso y la época en la que se vive, primeramente, la sentencia de 15 de diciembre de 2004, expediente
7202, en la cual expone la suficiencia de la rúbrica en un negocio jurídico “o en cualquier otro acto
público o privado, no depende, ni jamás ha dependido, de la perfección de los rasgos caligráficos que
resulten finalmente impresos en el documento, sino que su vigor probatorio tiene su génesis en la
certeza de que el signo así resultante corresponde a un acto personal, del que, además, pueda
atribuírsele la intención de ser expresión de su asentimiento frente al contenido del escrito”. Que sí
bien se comprende la necesidad en la prueba de tener la firma como un elemento formal riguroso, la
existencia de facturas con membrete y con sello de recibido, es un claro precedente de la voluntad de
la parte.

Además de la sentencia, de 20 de febrero de 1992 [Gaceta Judicial, tomo CCXVI] en la se indica que
es inaceptable que por firma se tenga “…el símbolo y el mero membrete que aparece en el documento
anexado por la parte actora con el libelo incoativo del proceso”, esta providencia resulta inadecuada
en la medida de que, en el caso concreto, no sólo se tienen las facturas con membrete sino también
con un sello de recibido por la cual son objeto de expresión de voluntad de la parte. A su vez, es
necesario traer a colación el artículo 773 de Código de Comercio colombiano, vigente, se refiere a la
aceptación entendida por quien la recibe si pasados (3) días de su recepción, no hay manifiesto
alguno, como se evidencia en el caso concreto, nunca hubo manifiesto o reclamación frente a estas
por la parte accionada.

En conclusión, se debió haber proferido la vía de hecho por defecto fáctico ya que la colegiatura B
no tuvo en cuenta todo el material probatorio del sujeto A, y de igual manera no se apegó de manera
completa a la ley, omitiendo las formas inclusivas de estas, violando de igual forma, el derecho
constitucional al debido proceso, el cual debía ser reparado por tutela por la Corte Suprema de Justicia.

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