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Señor

JUEZ SEGUNDO CIVIL MUNICIPAL


Barrancabermeja
E. S. D.

Ref.: Proceso ejecutivo de Mínima cuantía.


Demandante: Nuri Janeth Callejas Alvarado
Demandados: Alexandra Morales Otero y otros
Rad.: 00674-2008

NURI YANETH CALLEJAS ALVARADO, abogada titulada y en ejercicio, domiciliada


en esta ciudad, ejecutante dentro del proceso referenciado, estando dentro del término
legal, me permito descorrer el traslado de las excepciones presentadas por el
apoderado de la parte pasiva en los siguientes términos:

En lo tocante a la excepción de mérito denominada por el apoderado del extremo


pasivo, alteración del texto del título, lo ataco de la siguiente manera: Desconoce el
excepcionante lo preceptuado por el artículo 676 del estatuto comercial en cuanto a las
formas diversas que puede adoptar la letra de cambio, pues en el asunto que nos
atañe, dicha letra fue girada a la orden del propio girador, quien en ningún momento
alteró inconsultamente, como lo presume el excepcionante, ni la fecha de creación, ni
el beneficiario, ni en la suma adeudada; porque si bien es cierto que el desembolso del
dinero se hizo en dos parte, también lo es que al entregarse la segunda parte, para
sumar el monto adeudado, se procedió a llenar el título, en presencia de ALEXANDRA
MORALES OTERO autorizando en que se dejara como fecha de creación la consignada
en la primera entrega, por parte del creador; siendo éste el beneficiario, pues, así
quise que se llenara el título a pesar de ser la suscrita, como esgrime el apoderado de
la pasiva, quien dio el dinero para el correspondiente mutuo. Entonces, no existiendo
prueba de la alteración del título después de haberse emitido en lo referente a la fecha
de creación del título, ni del beneficiario, ni en el valor de aquél, ya en cifras ora en
palabras, pues el verdadero monto o cuantía adeudado por los aceptantes en la letra
de cambio son CINCO MILLONES QUINIENTOS MIL PESOS ($ 5.500.000), ni en los
aceptantes, porque ALEXANDRA MORALES OTERO, VITA OTERO E ISMAEL MORALES
OTERO son quienes firmaron el título base del proceso en calidad de aceptantes, es
decir, aceptaron la orden de pago del girador beneficiario del título, obligándose
conforme a la literalidad del mismo según los términos del artículo 626 del C. de Co.,
igualmente, ninguno de ellos cuando firmaron no hicieron salvedad respecto a la forma
en que se obligaban, razón por la cual de conformidad con el postulado del artículo 625
del C. Co con dichas firmas la letra base de la ejecución adquirió la capacidad jurídica
eficaz y necesaria para generar obligaciones en contra de aquellas personas; entonces,
visto lo anterior, no emerge la situación de lo previsto por el artículo 784 del Código de
Comercio en su numeral 5º, y en virtud de lo reglado por el artículo 631 del régimen
mercantil a cuyo tenor reza: “En caso de alteración del texto de un título valor, los
signatarios anteriores se obligan conforme al texto original y los posteriores conforme
al alterado. Se presume, salvo prueba en contrario, que la suscripción ocurrió antes de
la alteración”. Prueba que le compete al excepcionante.

Ahora bien, desconoce el excepcionante que el creador de la letra de cambio es el


girador y su firma la única necesaria para darle existencia y validez, en otras palabras,
desde el punto de vista de la conformación del documento, es la firma del girador la
más importante, sin la cual ella no nace a la vida jurídica. Además, el cartular fue
girado a la orden del propio girador quien lo llenó por el monto adeudado sin dejar
espacios en blanco al momento de crearse y, además, fue firmado por los aceptantes.
Entonces, está en cabeza del excepcionante demostrar que existía carta de
instrucciones y que éstas no fueron acatadas. Si en gracia de discusión se aceptara
que en el título quedaron espacios en blanco, el artículo 622 faculta al tenedor legítimo
para que los llene conforme a la carta de instrucciones; correspondiéndole a quien lo
alega probar que el tenedor rebasó las facultades dadas por el suscriptor en la carta.
Ataca el apoderado la validez del título, pretendiendo desnaturalizar la obligación
contenida en el documento, trayendo a colación lo expresado por el girador endosante
del título en el interrogatorio extraproceso, y que aquél arrima al proceso como prueba
anticipada; prueba ésta que no debe dársele validez ni eficacia alguna por cuanto no
reúne los requisitos del artículo 210 de la codificación adjetiva, pues en su momento el
Tribunal Superior de Cartagena expresó que “[…] para la práctica del interrogatorio de
parte anticipada se aplican las disposiciones propias del que se efectúa directamente
dentro del correspondiente proceso, con los efectos derivados de la renuncia a
comparecer o a declarar, o de las respuestas evasivas, siempre que se cumplan los
requisitos del artículo 210, principalmente el de haberse formulado el interrogatorio en
pliego escrito, porque en el extraprocesal esta exigencia se acentúa al no existir
hechos de la demanda y de las excepciones de mérito, ni, por razones obvias,
respuestas a estos actos procesales, hasta el extremo de que, a falta del escrito, no
habrá hechos sobre los cuales hacer calificaciones de certeza para la operancia de la
confesión presunta. En síntesis, sólo el escrito permitirá al Juez del conocimiento
conocer, a ciencia cierta, los hechos susceptibles de prueba de confesión sobre las
cuales versen las preguntas asertivas admisibles, a fin de declarar sobre ellos, en
forma concreta, el acto confesorio ficto. Como se puede inferir claramente, en ninguna
parte del artículo 210 se permite la confesión presunta en relación con un
interrogatorio de parte que la interesada pretenda formular oralmente, y, si se opta
por esta forma, también permitida por la ley, la no comparecencia de la parte citada
impedirá que se surta el interrogatorio, sin que surja el tipo de confesión mencionado
por enésima vez. (T. S de C., sent. Jun. 8/98. M. P. Jorge Tirado Hernández).
(Subrayas fuera de texto).

Así las cosas, se observa que el apoderado del citante renunció al cuestionario que en
sobre cerrado allegó en su oportunidad abrogándose el derecho de interrogar
oralmente; lo que para esta prueba no es pertinente ni idónea.

Presume el apoderado de los demandados con apoyatura en el art. 768 del C. C., que
en la accionante no hay buena fe en la adquisición de la cosa, aquí el cartular, y mal
interpreta el texto legal, pues, el girador beneficiario, el señor Alzate, es tenedor
legítimo de buena fe, por cuanto fue él quien creó la letra de cambio y con quien los
hoy demandados se obligaron a pagar la prestación debida en el título. Por tal razón, el
tenedor tenía la facultad de endosar el título en propiedad a la suscrita. Igualmente, la
regla 835 del C. de Comercio dispone que “se presumirá la buena fe, aun la exenta de
culpa. Quien alegue la mala fe o la culpa de una persona, o afirme que ésta conoció o
debió conocer determinado hecho, deberá probarlo”. (Por fuera de texto)

Ha de observarse que como actora cumplí con la carga probatoria de las obligaciones
mediante la presentación de la letra de cambio, el cual cumple los requisitos para darle
connotación de título ejecutivo, dado que contiene a cabalidad los presupuestos
previstos en el art. 619 y 671 del Código de Comercio, por tanto no requiere
aceptación diferente a la firma de los deudores para establecer que la obligación que
representa son de su carga. En efecto, como el documento adosado como base de la
ejecución reúne los requisitos generales de naturaleza sustancial reclamados por el
legislador mercantil para los de su género, mantiene no sólo la presunción de
autenticidad que le confiere la ley, sino también los principios de literalidad, autonomía
e incorporación. Y asimismo, en virtud de este último principio, en el título aparece
consignado el derecho destinado a circular sin que haya necesidad de especificar allí la
relación fundamental o subyacente que dio origen a tal derecho y por ende, al
acreedor no le compete aportar ni demostrar tal relación o negocio, pues la carga de la
prueba se traslada al deudor cuando funda sus defensas en excepciones.

Finalmente, si toda obligación cambiaria “deriva su eficacia de una firma puesta en el


título valor y de su entrega con la intención de hacerlo negociable conforme a la ley de
circulación,” y la función básica de la circulación de los títulos valores consiste en
determinar la legitimación, con ello se personifica la calidad que tiene el tenedor para
ejercer el derecho incorporado.

Aduce además la defensa exceptiva, haciendo una exégesis distorsionada del texto del
art. 768 C. C. que el endosatario debe ser diligente en determinar si quien transfiere la
cosa está legitimado para tal fin, sin parar mientes en que quien endosó el título es el
girador beneficiario, lo cual lo hace tenedor de buena fe transfiriendo por lo tanto los
derechos incorporados en aquél, reitero, así el dinero proviniera de la suscrita, pues lo
había entregado voluntariamente. En otros términos, yerra y tergiversa a su favor el
excepcionante todo lo manifestado en el extraproceso, dándole valor probatorio, si es
que tiene algún valor probatorio, que porque el exponente expresó que los dineros del
mutuo no eran de él, entonces el título carece de validez y eficacia y que por tal razón
el endosante no podía transmitir los derechos cartulares incorporados, soslayando que
quien figuraba como beneficiario en la letra, con la anuencia de la suscrita, pues quería
mantenerme al margen de la negociación, fue quien endosó el título. Y más aún, a los
hoy deudores no les interesó si el dinero era o no de quien suscribió y creó el título,
aceptando por ende la orden de pagar al tenedor del mismo, y de hecho era a éste a
quien hacían el pago de los intereses como quiera que lo reconocían como acreedor,
porque de otra forma dichos pagos no serían validos; sin embargo, ahora esgrimen el
no ser el endosante el propietario del dinero mutuado y ponen talanqueras para pagar
la deuda para así defraudar a la demandante, además de dilatar la ejecución,
mostrando a todas luces la mala fe en todo lo hasta ahora actuado, esto es,
interrogatorio de parte extraproceso y excepciones infundadas. Me pregunto como
abogada ¿Por qué el apoderado avala la mala fe de los deudores y quiere patrocinar un
enriquecimiento sin justa causa a favor de sus prohijados con la condigna disminución
de mi patrimonio?

En el marco de las anteriores consideraciones, se infiere entonces que el título valor no


es un contrato crediticio y conforme al artículo 619 del enjuiciamiento mercantil son
documentos necesarios para legitimar el ejercicio del derecho literal y autónomo que
en ellos se incorpora, son unilaterales, autónomos y tienen un régimen específico.
Cualidades estas que desconoce el excepcionante. En efecto, el título valor como
documento escrito y formal que es, contiene declaraciones de voluntad, esto es,
manifestaciones de manera irrevocable y unilateral por cada uno de los intervinientes
en él, es decir, se trata de actos jurídicos y, además, el título valor legitima el ejercicio
del derecho literal y autónomo en él incorporado. De otro lado, hace el excepcionante
una interpretación errada de los numerales 11 y 12 del art. 784 C. Co., cuando invoca
la doctrina del profesor Lisandro Peña Nossa, porque en el caso que nos ocupa, la
suscrita endosataria no tenía que hacer abstracción alguna de las circunstancias en
que fue creada la letra ya que conocía la procedencia de ella, de un lado, y del otro, el
título valor ni nació, ni se transfirió viciado, ni los aceptantes son terceros, antes bien
partes, en el cartular , lo cual me convierte en tenedora de buena fe y legitimada para
deprecar el cumplimiento de la obligación. Y si el título valor es una obligación, clara,
expresa y exigible, amén de que está dentro del término para ejercer la acción
coactiva, pues, no ha prescrito, de donde infiere el excepcionante que debo acudir a
otra vía para realizar el cobro correspondiente.

Consecuencia de todo lo anterior, me opongo a la prosperidad de la citada excepción y


ruego al señor Juez declararla no probada.

En cuanto a la excepción bautizada de pago parcial, la enervo de la siguiente manera:


Es diáfano el artículo 624 de la codificación mercantil cuando establece en el inciso 1º
“[…] si el título es pagado, deberá ser entregado a quien lo pague, salvo que el pago
sea parcial o sólo de los derechos accesorios. En estos supuestos, el tenedor anotará el
pago parcial en el título y extenderá por separado el recibo correspondiente. […].

En efecto, el excepcionante arrima seis (6) recibos de caja menor dizque donde consta
los abonos realizados por los ejecutados, lo cual es totalmente falso, recibos estos que
desde ya los tacho de falsos y, asimismo, pido sean cotejadas las firmas estampadas
en ellos y el tipo de letra, sin embargo, de los tres que se llevaron al extraproceso, que
admite el señor Alzate que fueron expedidos, sólo uno (1) fue presentado al citado
para que reconociera su firma, lo cual así lo hizo; quedando dos sin reconocer por no
serle exhibido; de lo cual él dejo constancia del hecho. No obstante, hizo la salvedad
que cuando firmó dicho recibo los espacios estaban en blanco y, además, que el valor
allí anotado no era realmente el valor del interés mensual, pues se había imputado a
dicho recibo otro préstamo que la deudora le había solicitado al citado, asimismo,
manifestó éste en dicha diligencia que la deudora acumulaba dos y tres meses el pago
del interés, pues éstos sólo eran del valor de ciento cincuenta mil pesos.
Igualmente manifiesto que los mentados recibos, como lo dice el excepcionante, son
de caja menor, vale decir, de los utilizados por los establecimientos de comercio para
control de egresos y, además, fueron aportados por la deudora a la persona quien
recibió el pago del interés con el argumento de que eran para llevar un control de
egresos en el negocio suyo, asaltando la buena fe del señor Alzate y de la señora
Nancy al firmar dichos recibos con espacios en blando y que a la postre los llenaron
por valores no reales para aducirlos como prueba de abonos; abonos que
enfáticamente rechazo y niego, toda vez, que no están anotados en el título valor.
Como a bien lo ordena el estatuto comercial en la regla arriba citada. También porque
el excepcionante en el extraproceso exhibió el recibo de fecha 3-07-08 como pago de
intereses a la plata adeudada, mismo que ahora allega al proceso como abono. En
materia mercantil y cambiaria abono e interés son dos términos diferentes. Entonces,
por qué razón no se le presentaron los otros dos recibos al citado para que reconociera
la firma de su compañera y los valores, si con ese fin fueron allegados al extraproceso.
Por qué ahora allegan seis recibos, dónde estaban los otros tres y por qué no los allegó
el excepcionante al extraproceso. Si hubiese sido cierto que se hicieron los abonos el
señor Alzate hubiera hecho las respectivas anotaciones en el título, y de no ser así, la
deudora, concomitantemente a estos abonos y por prudencia debió exigir que dicho
valor fuera anotado en el título valor.

Siendo lo anterior así, también me opongo, señor Juez, a la prosperidad del citado
medio exceptivo y solicito sea desestimado por su digno Despacho.

Finalmente, me permito informar al Despacho que el señor Carlos Arturo Alzate


Saldarriaga y Nancy Berrío Castro fijaron su domicilio en la ciudad de Bogota, Cra 51A
No. 21-17 Sur, Barrio San Eusebio.

Señor Juez,

Comedidamente,

_____________________________
NURI YANETH CALLEJAS ALVARADO
C. C.
T. P.

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