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Organo Judicial
AUTO SUPREMO
TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
SALA CIVIL
Expediente: CB-85-16-S
Distrito: Cochabamba.
VISTOS: El recurso de casación de fs. 538 a 539 vta., interpuesto por Rodolfo Soliz Burgoa en representación de María
Mercedes Rodríguez vda. de Rivas, contra el Auto de Vista Nº 58/2016 de 12 de mayo de fs. 529 a 532, pronunciado
por la Sala Civil Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba en el proceso de nulidad de contrato
seguido por María Mercedes Rodríguez López contra Victoria Rodríguez López y María Aurora Rodríguez López, la
El Juez Primero de Partido en Civil y Comercial de Cochabamba, mediante Sentencia de 28 de mayo de 2015, cursante
de fs. 473 a 479, declaró: IMPROBADA la demanda de nulidad de Escritura Pública de venta de acciones y derechos, y
su registro en Derechos Reales interpuesta por Mercedes Rodríguez López cursante a fs. 7 y 7 vta.; e IMPROBADA las
excepciones perentorias de falsedad, ilegalidad, falta de acción y derecho opuestas por Victoria Rodríguez López.
Deducida la apelación por la parte demandante y remitida la misma ante la instancia competente, Sala Civil Primera del
Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba de Justicia de Cochabamba, mediante Auto de Vista 58/2016,
confirmó la Sentencia apelada, señalando que los fundamentos facticos de la demanda señalarían que el contrato
cuya nulidad se pretende constituyo una venta ficta es decir una venta simulada, fundamento de importancia para
determinar que los fundamentos de la nulidad de actos jurídicos no puede fundar de declaración de simulación ni
viceversa, al obtener connotaciones absolutamente diferentes, pues en la simulación las partes estarían atadas a la
inexistencia del negocio y la simulación relativa impondría la celebración de un negocio jurídico distinto; por otra parte
por regla general el juicio axiológico sobre validez o invalidez de los actos dispositivos se emiten respecto a negocios
existentes excluyéndose los inexistentes, pues no se podría señalar que un acto jurídico sea inexistente y a la vez
invalido, por esta razón el Tribunal de Alzada considera que el acto de simulación es absolutamente incompatible con la
acción de nulidad absoluta, toda vez que por lógica nos e podría pedir la nulidad de algo invalido y en el caso la acción
no tiene mérito porque se funda la acción de nulidad de contrato con argumentos de que este sería simulado.
En conocimiento de la determinación de segunda instancia, la parte demandante interpuso recurso de casación, mismo
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Que el Auto de Vista recurrido violaría el principio de verdad material por el que la partes exponen los hechos y
corresponde al Juez aplicar el derecho (principio irura novit curia), por lo que, si habría existido algún tipo de
imprecisión terminológica o jurídica en la demanda era deber del juzgador corregirla y reconducir la Sentencia para
poner fin al conflicto de partes, por lo que no seria que el Auto de Vista se sustente en criterios formales conforme lo
Que no sería admisible que siendo un contrato nulo o admisible según el criterio del Tribunal de Alzada que la justicia
tolere que una persona enriquezca su patrimonio sin causa justa y mantenga la propiedad sobre un bien que no le
corresponde, disposición que sería violatoria del art. 961 del CC, por lo que el Auto de Vista sería un retroceso de
Que el Tribunal de Alzada tenía la obligación de evaluar el contenido de los elementos que fueron acusados en
apelación y no limitarse simplemente a elementos formales; estos elementos centrales serian la existencia de un acto
de transferencia de parte de la demándate en favor de las demandadas; ii) la existencia de documento y declaración
confesorio de la señora Aurora Rodríguez López que demostraría clara y contundentemente que el contrato de
Que la prueba documental de fs. 4, 6, 48 y la confesión provocada de fs. 286 acreditarían que la venta no se ha
efectuado nunca, que esta habría sido ficta, y el Tribunal de Alzada no podría desconocer el valor de dichos
documentos y la confesión, pues si bien solo aparecería una de las compradoras en la reacción a la otra codemandada
Que si el Tribunal de Alzada no quería aplicar el principio de verdad material y iura novit curia debió haber revocado
parcialmente la Sentencia en razón a que una de las codemandadas aceptó plenamente que el contrato no implico una
venta real.
Por lo que impetra que el Tribunal Supremo de Justicia Case el Auto de Vista recurrido y deliberando en el fondo
En mérito al principio de congruencia, toda resolución debe reunir la coherencia procesal necesaria, que en el caso de
la apelación, encuentra su fuente normativa en el art. 265-I del Código Procesal Civil, que se sintetiza en el aforismo
“tantum devolutum quantum appellatum”, que significa es devuelto cuanto se apela, con esto se establece el límite
formal de la apelación en la medida de los agravios propuestos en la impugnación, en otras palabras, la función
jurisdiccional del órgano de revisión en doble instancia se ve contenido a lo formulado en la apelación por el
impugnante.
En este antecedente, el Tribunal de casación a momento de realizar el análisis sobre los reclamos de incongruencia
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omisiva en que habría incurrido el Tribunal de Alzada respecto a los puntos acusados en apelación, se debe tener
presente que al ser un aspecto que acusa un vicio de forma como es la incongruencia omisiva que afecta la estructura
omisión, razonamiento compartido por el Tribunal Constitucional Plurinacional que en la Sentencia Constitucional
Plurinacional Nº 1083/2014 de 10 de junio, ha interpretado los alcances del recurso de casación en la forma en relación
a la falta de respuesta a los puntos de agravio del recurso de apelación, conforme desarrolla: “…En ese contexto, cabe
recalcar que, la Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia, ante el planteamiento de un recurso de casación en la
forma, debe limitar sus consideraciones a las causales establecidas en el art. 254 del CPC. En el presente caso, al
estar extrañada la falta de respuesta a los puntos de agravio identificados en el recurso de apelación, el Tribunal de
casación debe limitar su consideración únicamente para establecer si hubo o no respuesta a los reclamos del
recurrente, lo contrario implicaría ingresar a cuestiones que atingen a la impugnación en el fondo; así, los Magistrados
demandados, luego de efectuar un examen de los antecedentes del legajo procesal, concluyeron que el Tribunal de
apelación, otorgó la respuesta extrañada, inclusive extrayendo citas textuales que ellos consideraron como respuestas
a la apelación contra la Sentencia; por lo tanto, el Auto Supremo Nº 434/2013, no incurre en incongruencia omisiva ni
carece de la debida motivación, ya que la labor del Tribunal de casación estaba restringida a efectuar el control para
determinar si hubo o no respuesta a los reclamos del recurrente y, fue ésa la misión que cumplieron los Magistrados
demandados; por lo tanto, cumple con el debido proceso” (las negrillas y subrayado son nuestras).
En este sentido, este Supremo Tribunal de Justicia a través de sus diversos fallos (Autos Supremos Nros. 651/2014,
254/2016) ha orientado que la congruencia de las resoluciones judiciales orienta su comprensión desde dos
acepciones; primero, relativo a la congruencia externa, la cual se debe entender como el principio rector de toda
determinación judicial, que exige la plena correspondencia o coincidencia entre el planteamiento de las partes
(demanda, respuesta e impugnación y resolución) y lo resuelto por las autoridades judiciales, en definitiva, es una
cuestionamientos únicamente deducidos por las partes; y, segundo, la congruencia interna, referido a que, si la
resolución es comprendida como una unidad congruente, en ella se debe cuidar un hilo conductor que le dote de orden
y racionalidad, desde la parte considerativa de los hechos, la identificación de los agravios, la valoración de los mismos,
la interpretación de las normas y los efectos de la parte dispositiva; es decir, se pretenden evitar que, en una misma
Nº 0486/2010-R de 5 de julio, donde ha razonado que: "El principio de congruencia, responde a la pretensión jurídica o
la expresión de agravios formulada por las partes; la falta de relación entre lo solicitado y lo resuelto, contradice el
principio procesal de congruencia; la Resolución de primera y/o segunda instancia, debe responder a la petición de las
partes y de la expresión de agravios, constituyendo la pretensión jurídica de primera y/o segunda instancia…".
Razonamiento que es reiterado por el Tribunal Constitucional Plurinacional, a través de las Sentencias
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pueden darse casos de incongruencia “ultra petita”, que se produce al otorgar más de lo pedido; extra petita, al
extender el pronunciamiento a cuestiones no sometidas a la decisión del Tribunal; y cuando omite decidir cuestiones
Es en este entendido que a través del Auto Supremo Nº 254/2014 se ha orientado que: “La inobservancia de estas
reglas conllevan incongruencia, que a decir de la doctrina se diferencian en: Incongruencia positiva, que es aquella en
la que el juzgador extiende su decisión más allá de los límites del problema judicial que le fue sometido a su
consideración; e Incongruencia negativa, cuando el juzgador omite el debido pronunciamiento sobre alguno de los
términos del problema judicial. En ésta última, encontramos la denominada “citra petita”, que resulta de la omisión de
Es de importancia considerar que el principio de congruencia procesal, si bien pondera el derecho al debido proceso,
sin embargo “no es absoluto”, en la medida de la afectación de otros derechos, garantías y principios fundamentales
agravio debe gravitar indefectiblemente para suponer la nulidad de obrados, previendo siempre la garantía al debido
proceso, a la defensa y a la justicia pronta, oportuna y sin dilaciones que sustenta el art. 115 de la Constitución Política
del Estado.
De donde se tiene que el Juez no puede simple y llanamente aplicar la nulidad, que es restrictiva, sino que debe
ponderar la omisión frente a los otros principios y derecho constitucionales fundamentales para llegar a una decisión
judicial que esté acorde con la nueva dogmática de la nulidad que se afianzó con la Constitución Política del Estado
Plurinacional en su art. 115 y los art. 16 y 17 de la Ley 025, pues sólo será posible la nulidad si existe afectación del
derecho a la defensa.”.
José Decker Morales en su obra Código de Procedimiento Civil comentarios y concordancia señala que: “…producida
la prueba, el juez comienza a examinarla, tratando de encontrar la existencia del hecho o hechos afirmados por las
partes. Finalmente de ese examen puede salir la verdad, cuando encuentre conformidad de los hechos afirmados, con
la prueba producida; también puede suceder lo contrario, “todo depende de la eficacia de los elementos que se hayan
utilizado en la investigación”. Este proceso mental –Couture- llama “la prueba como convicción”.
Así también, Víctor De Santo, en su obra “La Prueba Judicial” (Teoría y Práctica), indica: Con relación al principio de
unidad de la prueba, “El conjunto probatorio del proceso forma una unidad y, como tal, debe ser examinado y merituado
por el órgano jurisdiccional, confrontando las diversas pruebas (documentos, testimonios, etc.), señalar su
El principio de comunidad de la prueba es: “La prueba no pertenece a quien la suministra; por ende, es inadmisible
pretender que sólo beneficie al que la allega al proceso. Una vez incorporada legalmente a los autos debe tenérsela en
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cuenta para determinar la existencia o la inexistencia del hecho sobre el cual versa, sea que resulte favorable a quien la
Principios que rigen en materia civil, y orientan a los juzgadores en la labor valorativa del universo probatorio
introducido al proceso en el sentido de que toda prueba una vez ofrecida por las partes y admitida por el Juez conforme
a procedimiento, se convierte en prueba del proceso y no de una sola de las partes, esto con la finalidad de llegar a la
verdad real de los hechos, en cuya valoración simultáneamente también se aplica el principio de unidad o valoración
conjunta de la prueba y no de manera aislada, y que el juzgador debe tomar en cuenta, pues está en la obligación de
apreciar y valorar las todas las pruebas en su conjunto que deben ser integradas y contrastadas, conforme mandan los
Orientado por otra parte, respecto a la actividad valorativa de la prueba por parte de los de instancia en el Auto
Supremo N° 240/2015 que: “…respecto a la valoración de la prueba, resulta loable destacar que es una facultad
privativa de los Jueces de grado, el apreciar la prueba de acuerdo a la valoración que les otorga la ley y cuando ésta no
determina otra cosa, podrán hacerlo conforme a su prudente criterio o sana crítica, según dispone el art. 1286 del
Código Civil concordante con el art. 397 parágrafo I de su procedimiento. Ésta Tarea encomendada al Juez es de todo
el universo probatorio producido en proceso (principio de unidad de la prueba), siendo obligación del Juez el de valorar
en la Sentencia las pruebas esenciales y decisivas, conforme cita el art. 397 parágrafo II del código adjetivo de la
materia, ponderando unas por sobre las otras; constituyendo la prueba un instrumento de convicción del Juez, porque
él decide los hechos en razón de principios de lógica probatoria, en consideración al interés general por los fines
La acción de nulidad está regulada por el art. 549 del CC., nulidad que procede cuando el contrato u acto Jurídico del
cual deberían emerger obligaciones contiene vicios insubsanables por disposición expresa de la ley, que impide que un
contrato o acto jurídico tenga validez jurídica, nulidad o invalidez que es entendida como la sanción legal que priva de
sus efectos propios a un acto jurídico (contrato), en virtud de una falla en su estructura simultánea con su formación. De
lo manifestado se puede establecer que la nulidad se origina en una causa existente en el momento mismo de la
celebración del acto jurídico y no por un motivo sobreviniente, esta característica es esencial para diferenciar
En este antecedente, se debe precisar que del análisis del art. 549 del CC., se tiene que dicho precepto legal establece
cinco causales por los cuales se puede demandar y determinar la nulidad de un contrato o acto jurídico, causales que
resulta necesario analizar; en este entendido diremos que la nulidad procede en cuanto al inc. 1) “Por faltar en el
contrato, objeto o la forma prevista por ley como requisitos de validez.”, inciso aplicable a los contratos donde se
observa la falta de objeto, debiendo entender que el objeto se encuentra constituido por el conjunto de las obligaciones
que se ha generado con la operación jurídica (contrato), es decir el objeto del contrato es la obligación de las partes, el
objeto de la obligación es la prestación debida, dar hacer o no hacer en este entendido no se podría pensar la
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existencia de un contrato u obligación sin objeto. En cuanto a la falta de la forma, se aplica a los contratos en los que se
observa la falta de los requisitos establecidos en el art. 452 del CC., o en los que la forma es un requisito para su
validez como los señalados en el art. 491 del CC. Respecto al inc. 2) Por faltar en el objeto del contrato los requisitos
señalados por ley”, diremos que esta causal hace referencia a los requisitos establecidos por el art. 485 del CC., que
textualmente señala: “Todo contrato debe tener un objeto posible, licito y determinado o determinable.”, sobre el que el
Auto Supremo Nº 504/2014 de 08 de septiembre del 2014, orientó que: “el objeto de un contrato o de un convenio,
debe reunir ciertos requisitos, conforme a los que señala el art. 485 del Código Civil, debe ser posible, lícito y
determinado o determinable, cuando el Código hace referencia al requisito de lo posible, señala que la prestación
prometida sobre un bien debe pertenecer al obligado y en el caso de una venta, el cual el objeto del contrato resulta ser
la transferencia del derecho de propiedad de un bien, y este bien debe pertenecer al vendedor, de ello se deduce que
la transferencia del derecho propietario tenga un objeto posible, conlleva a señalar que el vendedor se encuentra en la
En relación al inc. 3) “Por ilicitud de la causa y por ilicitud del motivo que impulso a las partes a celebrar el contrato.”,
precepto que debe entenderse en sus dos elementos como ser la causa ilícita y el motivo ilícito, en el primer caso
diremos que la causa es lícita cuando es conforme al orden público o las buenas costumbres y no busca eludir una
norma de aplicación imperativa; por otra parte en un contrato con causa ilícita las partes persiguen una finalidad
económico- práctica, contraria a normas imperativas (contrato ilegal) o a los principios de orden público (contrato
prohibido) o de las buenas costumbres (contrato inmoral). En el segundo caso el motivo ilícito se encuentra regulado en
el art. 490 del Código Civil que textualmente señala: “El contrato es ilícito cuando el motivo que determina la voluntad
de ambos contratantes es contrario al orden público o a las buenas costumbres.”, motivo que se encuentra en la
voluntad de la partes de dar vida al contrato (elemento subjetivo), bajo estos términos se debe tener presente que la
Al respecto, se ha orientado a través del Auto Supremo Nº 252/2013 de 17 de mayo, que: “Ahora el Código Civil en lo
pertinente "De la causa de los contratos" en su art. 489 refiere: "(Causa Ilícita) La causa es ilícita cuando es contraria al
orden público o las buenas costumbres o cuando el contrato es un medio para eludir la aplicación de una norma
imperativa". En lo referente, nuestra legislación, conforme la corriente doctrinaria moderna, aceptó a la causa como un
elemento constitutivo del contrato, entendiendo a ésta en la función económica-social que el contrato desempeña, tesis
defendida por Mazeaud, entre los más destacados, que al exponer sus argumentos de la causa indicaba que "...ésta
cumple una función económico- social, que el contrato cumple, y consiste en la modificación de una situación existente
que el derecho objetivo considera importante para sus propias finalidades; como tal, la causa es constante e inmutable,
sea cual fuere la intensión personal de cada una de las partes". De igual criterio podemos citar a Carlos Miguel Ibañez
(Derecho de los contratos, 2010, pág. 358) que señala: "...la causa es la finalidad inmediata y directa que se propone el
que se obliga, y esa finalidad es igual para todos los que celebran un mismo contrato con igual carácter en él. Todo
comprador se propone la adquisición de una cosa, todo vendedor la obtención del precio en dinero. Entendiendo por
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causa esa sola finalidad del valor constante y abstracto...". Bajo estos términos la causa es independiente de la
voluntad de los contratantes y es distinta del motivo, pues solo tiene relevancia la causa final. Es por ello, que en
nuestra normativa Sustantiva Civil, se distinguió claramente en lo referente a la causa de los contratos, la causa ilícita
(art. 489 Código Civil) y al motivo ilícito (art. 490 Código Civil); razón que la doctrina refiere que para la causa no
interesa el motivo, que es individual y contingente, sino el fin económico-social que se vaya a cumplir.
La causa es lícita cuando es conforme al orden público o las buenas costumbres y no busca eludir una norma de
aplicación imperativa; en contrario sensu, se puede referir un contrato con causa ilícita cuando las partes persigan una
finalidad económico- práctica contraria a normas imperativas (contrato ilegal) o a los principios de orden público
Si el contrato es ilícito por ilicitud de causa, forzosamente es ilícito para ambos contratantes, porque la causa es un
elemento común, ya que juntas proponen conseguir el fin propio del contrato celebrado, por ello, el motivo -como
elemento subjetivo- que instó a alguna de las partes a contratar, no puede supeditar al contrato como ilícito, más aun
sabiendo que la parte que concurre al contrato de buena fe lo hace pretendiendo cumplir con una finalidad lícita.
Estableciéndose que para sancionar con nulidad por causa ilícita a un contrato, necesariamente debe probarse en
Autos que ambas partes lo celebraron con una finalidad contraria al orden público o las buenas costumbres, o cuando
lo hicieron para eludir la aplicación de una norma imperativa, conforme establece el art. 489 del Código Civil.”
En cuanto al motivo ilícito el Auto Supremo Nº 311/2013 de 17 de junio, orientó que: “…el mismo se encuentra
comprendido en el art. 490 del Código Civil que textualmente señala: “(Motivo ilícito) El contrato es ilícito cuando el
motivo que determina la voluntad de ambos contratantes es contrario al orden público o a las buenas costumbres”,
entendiendo por causa esa sola finalidad del valor constante y abstracto...". Bajo estos términos la causa es
independiente de la voluntad de los contratantes y es distinta del motivo, pues solo tiene relevancia la causa final. Es
por ello, que en nuestra normativa sustantiva Civil, se distinguió claramente en lo referente a la causa de los contratos,
la causa ilícita (art. 489 Código Civil) y al motivo ilícito (art. 490 Código Civil); razón que la doctrina refiere que para la
causa no interesa el motivo, que es individual y contingente, sino el fin económico- social que se vaya a cumplir.
Asimismo diremos que el objeto del contrato, se encuentra constituido por el conjunto de las obligaciones que se ha
generado con la operación jurídica (contrato), consiguientemente corresponde señalar que el objeto del contrato es la
obligación de las partes, el objeto de la obligación es la prestación debida, dar hacer o no hacer.”.
En cuanto al inc. 4) “Por error esencial sobre la naturaleza o sobre el objeto del contrato.”, de dicha disposición se
infiere que cuando el error recae sobre la naturaleza del contrato, cada parte tiene en mira un negocio jurídico distinto,
como cuando una entiende concurrir a un arrendamiento y la otra comodato y no hay ni arrendamiento ni comodato,
porque cada una de las parte ha querido algo diferente; y el error esencial sobre el objeto del contrato, es aquel que
recae sobre la identidad del objeto, como si en el contrato de venta el vendedor entendiese vender cierta cosa
determinada, y el comprador entendiese comprar otra. Finalmente el inciso 5) establece en los demás casos
determinados por ley”, que en términos redundantes hace referencia la nulidades establecidas por expresa disposición
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de la ley.
La recurrente acusa que el Auto de Vista recurrido violaría el principio de verdad material por el que la partes exponen
los hechos y corresponde al Juez aplicar el derecho (principio irura novit curia), por lo que, si habría existido algún tipo
de imprecisión terminológica o jurídica en la demanda era deber del juzgador corregirla y reconducir la Sentencia para
poner fin al conflicto de partes; por lo que no sería pertinente que el Auto de Vista se sustente en criterios formales
Al respecto corresponde precisar que de la revisión y análisis de las resoluciones de instancia se tiene que la Sentencia
de primera instancia, en su fundamento realizó un análisis de la pretensión con la causal 2 del art. 549 del CC, para
establecer que en el contrato tiene un objeto posible, licito y determinado o determinable, estableciendo que en función
a la pretensión demandada la falta de pago no constituye una causal de nulidad sino de resolución de contrato, y
realizando la valoración de la prueba estableció la improcedencia de la nulidad demandada; resolución que fue apelada
por la parte demandante a fs. 486 a 489 vta., donde el apelante cuestiono aspectos referentes a supuestas
vulneraciones al derecho al debido proceso y el derecho a la defensa, acusando además cuestiones referentes a que el
contrato nunca existió, que no fue real por lo que nunca se habría pagado el dinero por lo que sería una venta ilícita; es
decir pretendiendo adecuar la base fáctica de su demanda a la pretensión de nulidad planteada, en el hecho de que el
contrato seria ficto y la falta de pago; razón por la que el Tribunal de Alzada emitió pronunciamiento respecto a que los
hechos acusados no constituirían una causal de nulidad sino de simulación que en su criterio serian pretensiones
incompatibles; en consecuencia, la parte recurrente debe tener en cuenta que si ya el Juez A quo determinó en
Sentencia que los hechos por los que demando no constituían una causal de nulidad, la demandante podía solicitar si
consideraba necesario al Tribunal de Alzada la aplicación del principio iura novit curia, que ahora reclama en casación;
pues si no acusó en apelación la aplicación del principio iura novit curia, resulta ilógico acusar en casación la omisión
de aplicación de dicho principio; pues conforme se precisó supra el Tribunal de Alzada ingreso a realizar un análisis
de la pretensión en función a los reclamos efectuados por el recurrente en apelación conforme determina el art. 265.I
del Código Procesal Civil desarrollado en el punto III.1 de la doctrina aplicable. Deviniendo en infundado lo acusado en
este punto.
Por otra parte, en cuanto a que no sería pertinente que el Auto de Vista se sustente en criterios formales conforme lo
análisis del Tribunal de Alzada no se basa en criterios formales como acusa a parte recurrente, sino que realiza una
análisis de los hechos acusados en relación a la pretensión de nulidad, para responder a los reclamos efectuados en
apelación por el ahora recurrente; criterio emitido por el Tribunal de Alzada que resulta de fondo respecto a la
improcedencia de la nulidad por que el contrato fuera ficto y por tanto no existiría el pago del precio que se asemejaría
a una simulación; no siendo evidente que la Resolución de Alzada se haya basado solo en formalismos, razón por la
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En cuanto a que no sería admisible que siendo un contrato nulo o simulado según el criterio del Tribunal de Alzada, que
la justicia tolere que una persona enriquezca su patrimonio sin causa justa y mantenga la propiedad sobre un bien que
no le corresponde, disposición que sería violatoria del art. 961 del CC, por lo que el Auto de Vista sería un retroceso de
Al respecto corresponde precisar que conforme se fundamentó supra, en el caso de autos los jueces de instancia
basaron su análisis en que la falta de pago del precio y que el contrato sea ficto no representan causales que
establezcan la procedencia de la acción de nulidad, sin embargo, se debe hacer notar que el recurrente confunde su
reclamo al señalar que se estaría vulnerando el art. 961 del CC, por considerar que existiría enriquecimiento ilícito,
cuando dicha pretensión no fue parte del proceso, pues debe tener en cuenta que el artículo 961 del CC, que considera
se estaría vulnerando hace referencia a otra acción que no es precisamente la que se sustancio en la litis, razón por la
que no amerita realizar mayores consideraciones al respecto; resultando infundado el reclamo acusado en este punto.
En relación a que el Tribunal de Alzada tenía la obligación de evaluar el contenido de los elementos que fueron
acusados en apelación y no limitarse simplemente a elementos formales; estos elementos centrales serian: i) la
existencia de un acto de transferencia de parte de la demándate en favor de las demandadas; ii) la existencia de
documento y declaración confesorio de la señora Aurora Rodríguez López que demostraría clara y contundentemente
que el contrato de transferencia no habría tenido los elementos centrales de una venta.
Al respecto corresponde precisar que del análisis del Auto de Vista recurrido, se tiene que este en los puntos 3 y 4 del
acápite fundamentos de la Resolución que resuelve la alzada, de manera general respondió a los agravios acusados
en apelación señalando que los fundamentos facticos de la demanda señalarían que el contrato cuya nulidad se
pretende constituyo una venta ficta es decir una venta simulada, fundamento de importancia para determinar que los
fundamentos de la nulidad de actos jurídicos no puede fundar de declaración de simulación ni viceversa, al obtener
connotaciones absolutamente diferentes, pues en la simulación las partes estarían atadas a la inexistencia del negocio
y la simulación relativa impondría la celebración de un negocio jurídico distinto, considerando el Tribunal de Alzada que
el acto de simulación es absolutamente incompatible con la acción de nulidad absoluta, toda vez que no se podría pedir
la nulidad de algo invalido y en el caso presente la acción no tiene mérito porque se funda la acción de nulidad de
contrato con argumentos de que este sería simulado; fundamentos por los que el Tribunal de Alzada desestimó la
eficacia de la prueba que acreditaría la existencia de documento y declaración confesaría de Aurora Rodríguez López,
que en criterio de la parte recurrente demostraría su pretensión; fundamento por el que se tiene que el Tribunal de
Alzada realizó una evaluación de los reclamos de apelación, pues el hecho de que el recurrente disienta de dicha
evaluación o respuesta, no implica que el Tribunal de Alzada no haya realizado un análisis de los agravios acusados en
apelación para emitir la Resolución de Alzada; no siendo evidente lo acusado en este punto.
Que la prueba documental de fs. 4, 6, 48 y la confesión provocada de fs. 286 acreditarían que la venta no se ha
efectuado nunca, que esta habría sido ficta, y el Tribunal de Alzada no podría desconocer el valor de dichos
documentos y la confesión, pues si bien solo aparecería una de las compradoras en la reacción a la otra codemandada
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Al respecto corresponde precisar que conforme se tiene desarrollado en el punto III.2 de la doctrina aplicable, en
relación a la causal 2) del art. 549 del CC, “Por faltar en el objeto del contrato los requisitos señalados por ley”, dicha
causal hace referencia a los requisitos establecidos por el art. 485 del CC., que textualmente señala: “Todo contrato
debe tener un objeto posible, licito y determinado o determinable.”, debiendo entenderse que al hacer referencia al
requisito de lo posible, la prestación prometida sobre un bien debe pertenecer al obligado y en el caso de una venta, el
cual el objeto del contrato resulta ser la transferencia del derecho de propiedad de un bien, y este bien debe pertenecer
al vendedor, de ello se deduce que la transferencia del derecho propietario tenga un objeto posible, tiene acreditado la
existencia física del inmueble en cuestión que además debe ser determinable y licito; requisitos del objeto que no
tienen relación con el hecho de que la venta haya sido ficta, y en consecuencia no se haya pagado el precio de la
venta; en este sentido la prueba a la que hace referencia no acredita la causal de nulidad invocada por la parte
demándate ahora recurrente; debiendo tener presente que si la actora considera que el contrato es ficto tiene abierta la
vía de la acción de simulación para hacer valer dicho criterio, que reiteramos, en el caso de autos no acredita las
causales de nulidad contenidas en el art. 549 del CC; no siendo evidente lo acusado en este punto.
En cuanto a que si el Tribunal de Alzada no quería aplicar el principio de verdad material y iura novit curia debió haber
revocado parcialmente la sentencia en razón a que una de las codemandadas aceptó plenamente que el contrato no
implico una venta real; corresponde remitirnos a lo señalado en los puntos anteriores, en lo referente a la
improcedencia de la acción de nulidad en el caso presente, por lo que tampoco podría determinarse una nulidad parcial
Por lo manifestado, corresponde a este Tribunal resolver conforme señala los arts. 220.II del Código procesal Civil.
POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de Bolivia, con la facultad
conferida por el art. 42.I num. 1) de la Ley del Órgano Judicial de 24 de junio de 2010, y en aplicación del art. 220.II del
Código de Procesal Civil, declara INFUNDADO el recurso de casación de fs. 538 a 539 vta., interpuesto por Rodolfo
Soliz Burgoa en representación de María Mercedes Rodríguez vda. de Rivas, contra el Auto de Vista Nº 58/2016 de 12
de mayo de fs. 529 a 532. Sin costas y costos por no existir respuesta.
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