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Organo Judicial

AUTO SUPREMO
TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA

SALA CIVIL

Auto Supremo: 938/2017

Sucre: 29 de agosto 2017

Expediente: CB-85-16-S

Partes: María Mercedes Rodríguez López. c/ Victoria Rodríguez López y otra.

Proceso: Nulidad de contrato.

Distrito: Cochabamba.

VISTOS: El recurso de casación de fs. 538 a 539 vta., interpuesto por Rodolfo Soliz Burgoa en representación de María

Mercedes Rodríguez vda. de Rivas, contra el Auto de Vista Nº 58/2016 de 12 de mayo de fs. 529 a 532, pronunciado

por la Sala Civil Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba en el proceso de nulidad de contrato

seguido por María Mercedes Rodríguez López contra Victoria Rodríguez López y María Aurora Rodríguez López, la

concesión del recurso de fs. 549, la admisión de fs. 555 a 556, y:

I. ANTECEDENTES DEL PROCESO:

El Juez Primero de Partido en Civil y Comercial de Cochabamba, mediante Sentencia de 28 de mayo de 2015, cursante

de fs. 473 a 479, declaró: IMPROBADA la demanda de nulidad de Escritura Pública de venta de acciones y derechos, y

su registro en Derechos Reales interpuesta por Mercedes Rodríguez López cursante a fs. 7 y 7 vta.; e IMPROBADA las

excepciones perentorias de falsedad, ilegalidad, falta de acción y derecho opuestas por Victoria Rodríguez López.

Deducida la apelación por la parte demandante y remitida la misma ante la instancia competente, Sala Civil Primera del

Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba de Justicia de Cochabamba, mediante Auto de Vista 58/2016,

confirmó la Sentencia apelada, señalando que los fundamentos facticos de la demanda señalarían que el contrato

cuya nulidad se pretende constituyo una venta ficta es decir una venta simulada, fundamento de importancia para

determinar que los fundamentos de la nulidad de actos jurídicos no puede fundar de declaración de simulación ni

viceversa, al obtener connotaciones absolutamente diferentes, pues en la simulación las partes estarían atadas a la

inexistencia del negocio y la simulación relativa impondría la celebración de un negocio jurídico distinto; por otra parte

por regla general el juicio axiológico sobre validez o invalidez de los actos dispositivos se emiten respecto a negocios

existentes excluyéndose los inexistentes, pues no se podría señalar que un acto jurídico sea inexistente y a la vez

invalido, por esta razón el Tribunal de Alzada considera que el acto de simulación es absolutamente incompatible con la

acción de nulidad absoluta, toda vez que por lógica nos e podría pedir la nulidad de algo invalido y en el caso la acción

no tiene mérito porque se funda la acción de nulidad de contrato con argumentos de que este sería simulado.

En conocimiento de la determinación de segunda instancia, la parte demandante interpuso recurso de casación, mismo

que se pasa a analizar:

II. DEL CONTENIDO DEL RECURSO DE CASACIÓN:

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Que el Auto de Vista recurrido violaría el principio de verdad material por el que la partes exponen los hechos y

corresponde al Juez aplicar el derecho (principio irura novit curia), por lo que, si habría existido algún tipo de

imprecisión terminológica o jurídica en la demanda era deber del juzgador corregirla y reconducir la Sentencia para

poner fin al conflicto de partes, por lo que no seria que el Auto de Vista se sustente en criterios formales conforme lo

habría establecido la SC Nº 1145/2015-S3 en relación al derecho a la impugnación.

Que no sería admisible que siendo un contrato nulo o admisible según el criterio del Tribunal de Alzada que la justicia

tolere que una persona enriquezca su patrimonio sin causa justa y mantenga la propiedad sobre un bien que no le

corresponde, disposición que sería violatoria del art. 961 del CC, por lo que el Auto de Vista sería un retroceso de

concepto de justicia, principios legales y constitucionales.

Que el Tribunal de Alzada tenía la obligación de evaluar el contenido de los elementos que fueron acusados en

apelación y no limitarse simplemente a elementos formales; estos elementos centrales serian la existencia de un acto

de transferencia de parte de la demándate en favor de las demandadas; ii) la existencia de documento y declaración

confesorio de la señora Aurora Rodríguez López que demostraría clara y contundentemente que el contrato de

transferencia no habría tenido los elementos centrales de una venta.

Que la prueba documental de fs. 4, 6, 48 y la confesión provocada de fs. 286 acreditarían que la venta no se ha

efectuado nunca, que esta habría sido ficta, y el Tribunal de Alzada no podría desconocer el valor de dichos

documentos y la confesión, pues si bien solo aparecería una de las compradoras en la reacción a la otra codemandada

constituiría una presunción grave.

Que si el Tribunal de Alzada no quería aplicar el principio de verdad material y iura novit curia debió haber revocado

parcialmente la Sentencia en razón a que una de las codemandadas aceptó plenamente que el contrato no implico una

venta real.

Por lo que impetra que el Tribunal Supremo de Justicia Case el Auto de Vista recurrido y deliberando en el fondo

declare probada la demanda.

En tales antecedentes y no existiendo respuesta al recurso de casación diremos que:

III. DOCTRINA APLICABLE AL CASO:

III.1.- Del Principio de Congruencia.-

En mérito al principio de congruencia, toda resolución debe reunir la coherencia procesal necesaria, que en el caso de

la apelación, encuentra su fuente normativa en el art. 265-I del Código Procesal Civil, que se sintetiza en el aforismo

“tantum devolutum quantum appellatum”, que significa es devuelto cuanto se apela, con esto se establece el límite

formal de la apelación en la medida de los agravios propuestos en la impugnación, en otras palabras, la función

jurisdiccional del órgano de revisión en doble instancia se ve contenido a lo formulado en la apelación por el

impugnante.

En este antecedente, el Tribunal de casación a momento de realizar el análisis sobre los reclamos de incongruencia

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omisiva en que habría incurrido el Tribunal de Alzada respecto a los puntos acusados en apelación, se debe tener

presente que al ser un aspecto que acusa un vicio de forma como es la incongruencia omisiva que afecta la estructura

de la resolución, el análisis debe limitarse a contrastar en el contenido de la resolución la existencia o no de dicha

omisión, razonamiento compartido por el Tribunal Constitucional Plurinacional que en la Sentencia Constitucional

Plurinacional Nº 1083/2014 de 10 de junio, ha interpretado los alcances del recurso de casación en la forma en relación

a la falta de respuesta a los puntos de agravio del recurso de apelación, conforme desarrolla: “…En ese contexto, cabe

recalcar que, la Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia, ante el planteamiento de un recurso de casación en la

forma, debe limitar sus consideraciones a las causales establecidas en el art. 254 del CPC. En el presente caso, al

estar extrañada la falta de respuesta a los puntos de agravio identificados en el recurso de apelación, el Tribunal de

casación debe limitar su consideración únicamente para establecer si hubo o no respuesta a los reclamos del

recurrente, lo contrario implicaría ingresar a cuestiones que atingen a la impugnación en el fondo; así, los Magistrados

demandados, luego de efectuar un examen de los antecedentes del legajo procesal, concluyeron que el Tribunal de

apelación, otorgó la respuesta extrañada, inclusive extrayendo citas textuales que ellos consideraron como respuestas

a la apelación contra la Sentencia; por lo tanto, el Auto Supremo Nº 434/2013, no incurre en incongruencia omisiva ni

carece de la debida motivación, ya que la labor del Tribunal de casación estaba restringida a efectuar el control para

determinar si hubo o no respuesta a los reclamos del recurrente y, fue ésa la misión que cumplieron los Magistrados

demandados; por lo tanto, cumple con el debido proceso” (las negrillas y subrayado son nuestras).

En este sentido, este Supremo Tribunal de Justicia a través de sus diversos fallos (Autos Supremos Nros. 651/2014,

254/2016) ha orientado que la congruencia de las resoluciones judiciales orienta su comprensión desde dos

acepciones; primero, relativo a la congruencia externa, la cual se debe entender como el principio rector de toda

determinación judicial, que exige la plena correspondencia o coincidencia entre el planteamiento de las partes

(demanda, respuesta e impugnación y resolución) y lo resuelto por las autoridades judiciales, en definitiva, es una

prohibición para el juzgador considerar aspectos ajenos a la controversia, limitando su consideración a

cuestionamientos únicamente deducidos por las partes; y, segundo, la congruencia interna, referido a que, si la

resolución es comprendida como una unidad congruente, en ella se debe cuidar un hilo conductor que le dote de orden

y racionalidad, desde la parte considerativa de los hechos, la identificación de los agravios, la valoración de los mismos,

la interpretación de las normas y los efectos de la parte dispositiva; es decir, se pretenden evitar que, en una misma

resolución no existan consideraciones contradictorias entre sí o con el punto de la misma decisión.

La Jurisprudencia Constitucional ha desarrollado asimismo el principio de congruencia en la Sentencia Constitucional

Nº 0486/2010-R de 5 de julio, donde ha razonado que: "El principio de congruencia, responde a la pretensión jurídica o

la expresión de agravios formulada por las partes; la falta de relación entre lo solicitado y lo resuelto, contradice el

principio procesal de congruencia; la Resolución de primera y/o segunda instancia, debe responder a la petición de las

partes y de la expresión de agravios, constituyendo la pretensión jurídica de primera y/o segunda instancia…".

Razonamiento que es reiterado por el Tribunal Constitucional Plurinacional, a través de las Sentencias

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Constitucionales Plurinacionales Nº 0255/2014 y Nº 0704/2014. De donde se deduce que en segunda instancia,

pueden darse casos de incongruencia “ultra petita”, que se produce al otorgar más de lo pedido; extra petita, al

extender el pronunciamiento a cuestiones no sometidas a la decisión del Tribunal; y cuando omite decidir cuestiones

que son materia de expresión de agravios por el apelante (citra petita).

Es en este entendido que a través del Auto Supremo Nº 254/2014 se ha orientado que: “La inobservancia de estas

reglas conllevan incongruencia, que a decir de la doctrina se diferencian en: Incongruencia positiva, que es aquella en

la que el juzgador extiende su decisión más allá de los límites del problema judicial que le fue sometido a su

consideración; e Incongruencia negativa, cuando el juzgador omite el debido pronunciamiento sobre alguno de los

términos del problema judicial. En ésta última, encontramos la denominada “citra petita”, que resulta de la omisión de

alguna de las pretensiones deducidas en proceso…

Es de importancia considerar que el principio de congruencia procesal, si bien pondera el derecho al debido proceso,

sin embargo “no es absoluto”, en la medida de la afectación de otros derechos, garantías y principios fundamentales

que emergen en procura de brindar la tutela judicial efectiva a las partes.

En el recurso de casación en la forma y en relación al principio de congruencia, la trascendencia y la afectación del

agravio debe gravitar indefectiblemente para suponer la nulidad de obrados, previendo siempre la garantía al debido

proceso, a la defensa y a la justicia pronta, oportuna y sin dilaciones que sustenta el art. 115 de la Constitución Política

del Estado.

De donde se tiene que el Juez no puede simple y llanamente aplicar la nulidad, que es restrictiva, sino que debe

ponderar la omisión frente a los otros principios y derecho constitucionales fundamentales para llegar a una decisión

judicial que esté acorde con la nueva dogmática de la nulidad que se afianzó con la Constitución Política del Estado

Plurinacional en su art. 115 y los art. 16 y 17 de la Ley 025, pues sólo será posible la nulidad si existe afectación del

derecho a la defensa.”.

III.3.- De la Valoración de la Prueba.-

José Decker Morales en su obra Código de Procedimiento Civil comentarios y concordancia señala que: “…producida

la prueba, el juez comienza a examinarla, tratando de encontrar la existencia del hecho o hechos afirmados por las

partes. Finalmente de ese examen puede salir la verdad, cuando encuentre conformidad de los hechos afirmados, con

la prueba producida; también puede suceder lo contrario, “todo depende de la eficacia de los elementos que se hayan

utilizado en la investigación”. Este proceso mental –Couture- llama “la prueba como convicción”.

Así también, Víctor De Santo, en su obra “La Prueba Judicial” (Teoría y Práctica), indica: Con relación al principio de

unidad de la prueba, “El conjunto probatorio del proceso forma una unidad y, como tal, debe ser examinado y merituado

por el órgano jurisdiccional, confrontando las diversas pruebas (documentos, testimonios, etc.), señalar su

concordancia o discordancia y concluir sobre el convencimiento que de ellas globalmente se forme”.

El principio de comunidad de la prueba es: “La prueba no pertenece a quien la suministra; por ende, es inadmisible

pretender que sólo beneficie al que la allega al proceso. Una vez incorporada legalmente a los autos debe tenérsela en

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cuenta para determinar la existencia o la inexistencia del hecho sobre el cual versa, sea que resulte favorable a quien la

propuso o al adversario, quien bien puede invocarla.

Principios que rigen en materia civil, y orientan a los juzgadores en la labor valorativa del universo probatorio

introducido al proceso en el sentido de que toda prueba una vez ofrecida por las partes y admitida por el Juez conforme

a procedimiento, se convierte en prueba del proceso y no de una sola de las partes, esto con la finalidad de llegar a la

verdad real de los hechos, en cuya valoración simultáneamente también se aplica el principio de unidad o valoración

conjunta de la prueba y no de manera aislada, y que el juzgador debe tomar en cuenta, pues está en la obligación de

apreciar y valorar las todas las pruebas en su conjunto que deben ser integradas y contrastadas, conforme mandan los

arts. 1286 del CC, y 397 del Código de Procedimiento Civil.

Orientado por otra parte, respecto a la actividad valorativa de la prueba por parte de los de instancia en el Auto

Supremo N° 240/2015 que: “…respecto a la valoración de la prueba, resulta loable destacar que es una facultad

privativa de los Jueces de grado, el apreciar la prueba de acuerdo a la valoración que les otorga la ley y cuando ésta no

determina otra cosa, podrán hacerlo conforme a su prudente criterio o sana crítica, según dispone el art. 1286 del

Código Civil concordante con el art. 397 parágrafo I de su procedimiento. Ésta Tarea encomendada al Juez es de todo

el universo probatorio producido en proceso (principio de unidad de la prueba), siendo obligación del Juez el de valorar

en la Sentencia las pruebas esenciales y decisivas, conforme cita el art. 397 parágrafo II del código adjetivo de la

materia, ponderando unas por sobre las otras; constituyendo la prueba un instrumento de convicción del Juez, porque

él decide los hechos en razón de principios de lógica probatoria, en consideración al interés general por los fines

mismos del derecho, como remarca Eduardo Couture”.

III.2.- De la Nulidad Regulada en el Art. 549 del Código Civil.-

La acción de nulidad está regulada por el art. 549 del CC., nulidad que procede cuando el contrato u acto Jurídico del

cual deberían emerger obligaciones contiene vicios insubsanables por disposición expresa de la ley, que impide que un

contrato o acto jurídico tenga validez jurídica, nulidad o invalidez que es entendida como la sanción legal que priva de

sus efectos propios a un acto jurídico (contrato), en virtud de una falla en su estructura simultánea con su formación. De

lo manifestado se puede establecer que la nulidad se origina en una causa existente en el momento mismo de la

celebración del acto jurídico y no por un motivo sobreviniente, esta característica es esencial para diferenciar

precisamente la nulidad de la resolución.

En este antecedente, se debe precisar que del análisis del art. 549 del CC., se tiene que dicho precepto legal establece

cinco causales por los cuales se puede demandar y determinar la nulidad de un contrato o acto jurídico, causales que

resulta necesario analizar; en este entendido diremos que la nulidad procede en cuanto al inc. 1) “Por faltar en el

contrato, objeto o la forma prevista por ley como requisitos de validez.”, inciso aplicable a los contratos donde se

observa la falta de objeto, debiendo entender que el objeto se encuentra constituido por el conjunto de las obligaciones

que se ha generado con la operación jurídica (contrato), es decir el objeto del contrato es la obligación de las partes, el

objeto de la obligación es la prestación debida, dar hacer o no hacer en este entendido no se podría pensar la

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existencia de un contrato u obligación sin objeto. En cuanto a la falta de la forma, se aplica a los contratos en los que se

observa la falta de los requisitos establecidos en el art. 452 del CC., o en los que la forma es un requisito para su

validez como los señalados en el art. 491 del CC. Respecto al inc. 2) Por faltar en el objeto del contrato los requisitos

señalados por ley”, diremos que esta causal hace referencia a los requisitos establecidos por el art. 485 del CC., que

textualmente señala: “Todo contrato debe tener un objeto posible, licito y determinado o determinable.”, sobre el que el

Auto Supremo Nº 504/2014 de 08 de septiembre del 2014, orientó que: “el objeto de un contrato o de un convenio,

debe reunir ciertos requisitos, conforme a los que señala el art. 485 del Código Civil, debe ser posible, lícito y

determinado o determinable, cuando el Código hace referencia al requisito de lo posible, señala que la prestación

prometida sobre un bien debe pertenecer al obligado y en el caso de una venta, el cual el objeto del contrato resulta ser

la transferencia del derecho de propiedad de un bien, y este bien debe pertenecer al vendedor, de ello se deduce que

la transferencia del derecho propietario tenga un objeto posible, conlleva a señalar que el vendedor se encuentra en la

posibilidad de transferir dicho bien”.

En relación al inc. 3) “Por ilicitud de la causa y por ilicitud del motivo que impulso a las partes a celebrar el contrato.”,

precepto que debe entenderse en sus dos elementos como ser la causa ilícita y el motivo ilícito, en el primer caso

diremos que la causa es lícita cuando es conforme al orden público o las buenas costumbres y no busca eludir una

norma de aplicación imperativa; por otra parte en un contrato con causa ilícita las partes persiguen una finalidad

económico- práctica, contraria a normas imperativas (contrato ilegal) o a los principios de orden público (contrato

prohibido) o de las buenas costumbres (contrato inmoral). En el segundo caso el motivo ilícito se encuentra regulado en

el art. 490 del Código Civil que textualmente señala: “El contrato es ilícito cuando el motivo que determina la voluntad

de ambos contratantes es contrario al orden público o a las buenas costumbres.”, motivo que se encuentra en la

voluntad de la partes de dar vida al contrato (elemento subjetivo), bajo estos términos se debe tener presente que la

causa es independiente de la voluntad de los contratantes y es distinta del motivo.

Al respecto, se ha orientado a través del Auto Supremo Nº 252/2013 de 17 de mayo, que: “Ahora el Código Civil en lo

pertinente "De la causa de los contratos" en su art. 489 refiere: "(Causa Ilícita) La causa es ilícita cuando es contraria al

orden público o las buenas costumbres o cuando el contrato es un medio para eludir la aplicación de una norma

imperativa". En lo referente, nuestra legislación, conforme la corriente doctrinaria moderna, aceptó a la causa como un

elemento constitutivo del contrato, entendiendo a ésta en la función económica-social que el contrato desempeña, tesis

defendida por Mazeaud, entre los más destacados, que al exponer sus argumentos de la causa indicaba que "...ésta

cumple una función económico- social, que el contrato cumple, y consiste en la modificación de una situación existente

que el derecho objetivo considera importante para sus propias finalidades; como tal, la causa es constante e inmutable,

sea cual fuere la intensión personal de cada una de las partes". De igual criterio podemos citar a Carlos Miguel Ibañez

(Derecho de los contratos, 2010, pág. 358) que señala: "...la causa es la finalidad inmediata y directa que se propone el

que se obliga, y esa finalidad es igual para todos los que celebran un mismo contrato con igual carácter en él. Todo

comprador se propone la adquisición de una cosa, todo vendedor la obtención del precio en dinero. Entendiendo por

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causa esa sola finalidad del valor constante y abstracto...". Bajo estos términos la causa es independiente de la

voluntad de los contratantes y es distinta del motivo, pues solo tiene relevancia la causa final. Es por ello, que en

nuestra normativa Sustantiva Civil, se distinguió claramente en lo referente a la causa de los contratos, la causa ilícita

(art. 489 Código Civil) y al motivo ilícito (art. 490 Código Civil); razón que la doctrina refiere que para la causa no

interesa el motivo, que es individual y contingente, sino el fin económico-social que se vaya a cumplir.

La causa es lícita cuando es conforme al orden público o las buenas costumbres y no busca eludir una norma de

aplicación imperativa; en contrario sensu, se puede referir un contrato con causa ilícita cuando las partes persigan una

finalidad económico- práctica contraria a normas imperativas (contrato ilegal) o a los principios de orden público

(contrato prohibido) o de las buenas costumbres (contrato inmoral).

Si el contrato es ilícito por ilicitud de causa, forzosamente es ilícito para ambos contratantes, porque la causa es un

elemento común, ya que juntas proponen conseguir el fin propio del contrato celebrado, por ello, el motivo -como

elemento subjetivo- que instó a alguna de las partes a contratar, no puede supeditar al contrato como ilícito, más aun

sabiendo que la parte que concurre al contrato de buena fe lo hace pretendiendo cumplir con una finalidad lícita.

Estableciéndose que para sancionar con nulidad por causa ilícita a un contrato, necesariamente debe probarse en

Autos que ambas partes lo celebraron con una finalidad contraria al orden público o las buenas costumbres, o cuando

lo hicieron para eludir la aplicación de una norma imperativa, conforme establece el art. 489 del Código Civil.”

En cuanto al motivo ilícito el Auto Supremo Nº 311/2013 de 17 de junio, orientó que: “…el mismo se encuentra

comprendido en el art. 490 del Código Civil que textualmente señala: “(Motivo ilícito) El contrato es ilícito cuando el

motivo que determina la voluntad de ambos contratantes es contrario al orden público o a las buenas costumbres”,

entendiendo por causa esa sola finalidad del valor constante y abstracto...". Bajo estos términos la causa es

independiente de la voluntad de los contratantes y es distinta del motivo, pues solo tiene relevancia la causa final. Es

por ello, que en nuestra normativa sustantiva Civil, se distinguió claramente en lo referente a la causa de los contratos,

la causa ilícita (art. 489 Código Civil) y al motivo ilícito (art. 490 Código Civil); razón que la doctrina refiere que para la

causa no interesa el motivo, que es individual y contingente, sino el fin económico- social que se vaya a cumplir.

Asimismo diremos que el objeto del contrato, se encuentra constituido por el conjunto de las obligaciones que se ha

generado con la operación jurídica (contrato), consiguientemente corresponde señalar que el objeto del contrato es la

obligación de las partes, el objeto de la obligación es la prestación debida, dar hacer o no hacer.”.

En cuanto al inc. 4) “Por error esencial sobre la naturaleza o sobre el objeto del contrato.”, de dicha disposición se

infiere que cuando el error recae sobre la naturaleza del contrato, cada parte tiene en mira un negocio jurídico distinto,

como cuando una entiende concurrir a un arrendamiento y la otra comodato y no hay ni arrendamiento ni comodato,

porque cada una de las parte ha querido algo diferente; y el error esencial sobre el objeto del contrato, es aquel que

recae sobre la identidad del objeto, como si en el contrato de venta el vendedor entendiese vender cierta cosa

determinada, y el comprador entendiese comprar otra. Finalmente el inciso 5) establece en los demás casos

determinados por ley”, que en términos redundantes hace referencia la nulidades establecidas por expresa disposición

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de la ley.

IV. FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN:

La recurrente acusa que el Auto de Vista recurrido violaría el principio de verdad material por el que la partes exponen

los hechos y corresponde al Juez aplicar el derecho (principio irura novit curia), por lo que, si habría existido algún tipo

de imprecisión terminológica o jurídica en la demanda era deber del juzgador corregirla y reconducir la Sentencia para

poner fin al conflicto de partes; por lo que no sería pertinente que el Auto de Vista se sustente en criterios formales

conforme lo habría establecido la SC Nº 1145/2015-S3 en relación al derecho a la impugnación.

Al respecto corresponde precisar que de la revisión y análisis de las resoluciones de instancia se tiene que la Sentencia

de primera instancia, en su fundamento realizó un análisis de la pretensión con la causal 2 del art. 549 del CC, para

establecer que en el contrato tiene un objeto posible, licito y determinado o determinable, estableciendo que en función

a la pretensión demandada la falta de pago no constituye una causal de nulidad sino de resolución de contrato, y

realizando la valoración de la prueba estableció la improcedencia de la nulidad demandada; resolución que fue apelada

por la parte demandante a fs. 486 a 489 vta., donde el apelante cuestiono aspectos referentes a supuestas

vulneraciones al derecho al debido proceso y el derecho a la defensa, acusando además cuestiones referentes a que el

contrato nunca existió, que no fue real por lo que nunca se habría pagado el dinero por lo que sería una venta ilícita; es

decir pretendiendo adecuar la base fáctica de su demanda a la pretensión de nulidad planteada, en el hecho de que el

contrato seria ficto y la falta de pago; razón por la que el Tribunal de Alzada emitió pronunciamiento respecto a que los

hechos acusados no constituirían una causal de nulidad sino de simulación que en su criterio serian pretensiones

incompatibles; en consecuencia, la parte recurrente debe tener en cuenta que si ya el Juez A quo determinó en

Sentencia que los hechos por los que demando no constituían una causal de nulidad, la demandante podía solicitar si

consideraba necesario al Tribunal de Alzada la aplicación del principio iura novit curia, que ahora reclama en casación;

pues si no acusó en apelación la aplicación del principio iura novit curia, resulta ilógico acusar en casación la omisión

de aplicación de dicho principio; pues conforme se precisó supra el Tribunal de Alzada ingreso a realizar un análisis

de la pretensión en función a los reclamos efectuados por el recurrente en apelación conforme determina el art. 265.I

del Código Procesal Civil desarrollado en el punto III.1 de la doctrina aplicable. Deviniendo en infundado lo acusado en

este punto.

Por otra parte, en cuanto a que no sería pertinente que el Auto de Vista se sustente en criterios formales conforme lo

habría establecido la SC Nº 1145/2015-S3 en relación al derecho a la impugnación; corresponde precisar que el

análisis del Tribunal de Alzada no se basa en criterios formales como acusa a parte recurrente, sino que realiza una

análisis de los hechos acusados en relación a la pretensión de nulidad, para responder a los reclamos efectuados en

apelación por el ahora recurrente; criterio emitido por el Tribunal de Alzada que resulta de fondo respecto a la

improcedencia de la nulidad por que el contrato fuera ficto y por tanto no existiría el pago del precio que se asemejaría

a una simulación; no siendo evidente que la Resolución de Alzada se haya basado solo en formalismos, razón por la

que tampoco resulta aplicable la SC Nº 1145/2015-S3.

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En cuanto a que no sería admisible que siendo un contrato nulo o simulado según el criterio del Tribunal de Alzada, que

la justicia tolere que una persona enriquezca su patrimonio sin causa justa y mantenga la propiedad sobre un bien que

no le corresponde, disposición que sería violatoria del art. 961 del CC, por lo que el Auto de Vista sería un retroceso de

concepto de justicia, principios legales y constitucionales.

Al respecto corresponde precisar que conforme se fundamentó supra, en el caso de autos los jueces de instancia

basaron su análisis en que la falta de pago del precio y que el contrato sea ficto no representan causales que

establezcan la procedencia de la acción de nulidad, sin embargo, se debe hacer notar que el recurrente confunde su

reclamo al señalar que se estaría vulnerando el art. 961 del CC, por considerar que existiría enriquecimiento ilícito,

cuando dicha pretensión no fue parte del proceso, pues debe tener en cuenta que el artículo 961 del CC, que considera

se estaría vulnerando hace referencia a otra acción que no es precisamente la que se sustancio en la litis, razón por la

que no amerita realizar mayores consideraciones al respecto; resultando infundado el reclamo acusado en este punto.

En relación a que el Tribunal de Alzada tenía la obligación de evaluar el contenido de los elementos que fueron

acusados en apelación y no limitarse simplemente a elementos formales; estos elementos centrales serian: i) la

existencia de un acto de transferencia de parte de la demándate en favor de las demandadas; ii) la existencia de

documento y declaración confesorio de la señora Aurora Rodríguez López que demostraría clara y contundentemente

que el contrato de transferencia no habría tenido los elementos centrales de una venta.

Al respecto corresponde precisar que del análisis del Auto de Vista recurrido, se tiene que este en los puntos 3 y 4 del

acápite fundamentos de la Resolución que resuelve la alzada, de manera general respondió a los agravios acusados

en apelación señalando que los fundamentos facticos de la demanda señalarían que el contrato cuya nulidad se

pretende constituyo una venta ficta es decir una venta simulada, fundamento de importancia para determinar que los

fundamentos de la nulidad de actos jurídicos no puede fundar de declaración de simulación ni viceversa, al obtener

connotaciones absolutamente diferentes, pues en la simulación las partes estarían atadas a la inexistencia del negocio

y la simulación relativa impondría la celebración de un negocio jurídico distinto, considerando el Tribunal de Alzada que

el acto de simulación es absolutamente incompatible con la acción de nulidad absoluta, toda vez que no se podría pedir

la nulidad de algo invalido y en el caso presente la acción no tiene mérito porque se funda la acción de nulidad de

contrato con argumentos de que este sería simulado; fundamentos por los que el Tribunal de Alzada desestimó la

eficacia de la prueba que acreditaría la existencia de documento y declaración confesaría de Aurora Rodríguez López,

que en criterio de la parte recurrente demostraría su pretensión; fundamento por el que se tiene que el Tribunal de

Alzada realizó una evaluación de los reclamos de apelación, pues el hecho de que el recurrente disienta de dicha

evaluación o respuesta, no implica que el Tribunal de Alzada no haya realizado un análisis de los agravios acusados en

apelación para emitir la Resolución de Alzada; no siendo evidente lo acusado en este punto.

Que la prueba documental de fs. 4, 6, 48 y la confesión provocada de fs. 286 acreditarían que la venta no se ha

efectuado nunca, que esta habría sido ficta, y el Tribunal de Alzada no podría desconocer el valor de dichos

documentos y la confesión, pues si bien solo aparecería una de las compradoras en la reacción a la otra codemandada

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constituiría una presunción grave.

Al respecto corresponde precisar que conforme se tiene desarrollado en el punto III.2 de la doctrina aplicable, en

relación a la causal 2) del art. 549 del CC, “Por faltar en el objeto del contrato los requisitos señalados por ley”, dicha

causal hace referencia a los requisitos establecidos por el art. 485 del CC., que textualmente señala: “Todo contrato

debe tener un objeto posible, licito y determinado o determinable.”, debiendo entenderse que al hacer referencia al

requisito de lo posible, la prestación prometida sobre un bien debe pertenecer al obligado y en el caso de una venta, el

cual el objeto del contrato resulta ser la transferencia del derecho de propiedad de un bien, y este bien debe pertenecer

al vendedor, de ello se deduce que la transferencia del derecho propietario tenga un objeto posible, tiene acreditado la

existencia física del inmueble en cuestión que además debe ser determinable y licito; requisitos del objeto que no

tienen relación con el hecho de que la venta haya sido ficta, y en consecuencia no se haya pagado el precio de la

venta; en este sentido la prueba a la que hace referencia no acredita la causal de nulidad invocada por la parte

demándate ahora recurrente; debiendo tener presente que si la actora considera que el contrato es ficto tiene abierta la

vía de la acción de simulación para hacer valer dicho criterio, que reiteramos, en el caso de autos no acredita las

causales de nulidad contenidas en el art. 549 del CC; no siendo evidente lo acusado en este punto.

En cuanto a que si el Tribunal de Alzada no quería aplicar el principio de verdad material y iura novit curia debió haber

revocado parcialmente la sentencia en razón a que una de las codemandadas aceptó plenamente que el contrato no

implico una venta real; corresponde remitirnos a lo señalado en los puntos anteriores, en lo referente a la

improcedencia de la acción de nulidad en el caso presente, por lo que tampoco podría determinarse una nulidad parcial

del contrato en cuestión.

Por lo manifestado, corresponde a este Tribunal resolver conforme señala los arts. 220.II del Código procesal Civil.

POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de Bolivia, con la facultad

conferida por el art. 42.I num. 1) de la Ley del Órgano Judicial de 24 de junio de 2010, y en aplicación del art. 220.II del

Código de Procesal Civil, declara INFUNDADO el recurso de casación de fs. 538 a 539 vta., interpuesto por Rodolfo

Soliz Burgoa en representación de María Mercedes Rodríguez vda. de Rivas, contra el Auto de Vista Nº 58/2016 de 12

de mayo de fs. 529 a 532. Sin costas y costos por no existir respuesta.

Regístrese, comuníquese y devuélvase.

Relatora: Mgda. Dra. Rita Susana Nava Durán.

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