Está en la página 1de 5

Sesión

5: Transformando emociones y ecuanimidad



Las emociones afectan nuestras acciones.
Nos pueden empujar a relaciones poco saludables o muy saludables
Nos propulsan y nos mantienen girando en patrones que no necesariamente elegimos.
Muchas veces decimos o hacemos algo y no sabemos exactamente porque lo dijimos o
hicimos. A veces ni siquiera nos damos cuenta que estamos saliendo de nuestros propios
principios.
En el budismo se conoce como karma a aquellas acciones que hacemos propulsados por
emociones perturbadoras, intención que incluye la emoción básica de la confusión.

Chocamos con una emoción dentro de nosotros y reaccionamos como si nos hubiera
acosado un ladrón, con mucho miedo y terror. Como las emociones forman parte integral
de nuestra experiencia humana, esto es vivir constantemente con miedo dentro de tu
propia casa, pensando que ladrones vendrán en cualquier momento.

Esto ocurre porque vivimos sin conocernos. Conviviendo con fuerzas que no entendemos
y nisiquiera reconocemos, por lo que es muy difícil tomar control de nuestras propias
vidas.
Pensamos que debemos reprimir esta emoción.
Nos da rechazo lo que vemos en nosotros mismos y esto es un momento de mucho
peligro en el camino espiritual porque lo que menos queremos hacer es entrar en
dinámicas de no querer ver, negar y ocultar. Un elemento muy importante en un camino
espiritual autentico, es la honestidad. Tener esta actitud de querer ver que hay realmente
dentro de nosotros.
Nos conviene tener una actitud de curiosidad y hasta entusiasmo para descubrir, para
conocernos y empezar a relacionarnos saludablemente y llegar a estar familiarizados con
todos los residentes de mi propia casa. Si no diagnosticamos lo que tenemos, no
aplicaremos un tratamiento eficaz
No tenemos que ver estas emociones como ladrones o delincuentes y debemos entender
que vienen con una información, ¿Qué están expresando y señalando?
Cuando entendemos como las emociones se interconectan, nos damos cuenta que
muchas emociones que vienen a visitarnos tienen atrás otra emoción.
Ej: Enojo tiene atrás miedo. ¿Cuál es mi miedo?
La emoción de soledad tiene una sensación de carencia u otro motor detrás ¿Cuál es el
motor de estas emociones?
Pensemos en las emociones como que “Viene un maestro a darme entrenamiento ¿Qué
viene a enseñarme? “




Dra. Francesca Scott E.


@sabia.salud


Necesitamos algo de sabiduría y habilidades para saber cómo funcionan y reconocer su
presencia. Para esto debemos ESTAR presentes cuando llega la emoción y poder así
acompañar a otras personas en crisis.
Lo que subyace a las emociones difíciles es esta sensación de separación. Si tú puedes
brindarle a otra persona no separación, sino más bien conexión real, entonces
acompañaremos a otro y creceremos espiritualmente

Para partir observando la emoción, podemos sentir donde esta ¿Dónde la siento? ¿En el
estómago, en el pecho, en la espalda, en el cuello, en la mandíbula?
¿Qué es esta emoción que siento?
Lo clave es que no nos contemos el cuento que la emoción nos cuenta. No escuchamos el
discurso, no entramos en el dialogo de la emoción, sino que donde lo guardamos en el
cuerpo y que es esta emoción, ¿Cómo ha sido el desarrollo de esta emoción? ¿Me está
afectando mi conducta, sueño, digestión? ¿Me gusta su presencia? ¿Es pesada, es mucha
energía, mucha densidad?
Es clave empezar a reconocer que yo y esta emoción NO SOMOS LO MISMO, no estamos
fusionados, tenemos distancia y puedo seguir o no esta emoción.
Puedo aprender de lo que está pasando o puedo simplemente seguir la emoción sin
titubear. Nos vamos 100% en la ola emocional y su discurso.
Cada emoción tiene su forma de distorsionar la realidad.
Incluso las emociones más dañinas y destructivas tienen un elemento muy positivo y eso
es que NO SON PERMANENTES, NO SON PARTES INTEGRALES DE LO QUE SOMOS.

Es bueno empezar con las emociones que nos visiten más y su presencia sea más
destacada.
Debemos desprendernos de la identidad que vamos armando y la forma en que nos
identificamos con las emociones.
¿Por qué acudimos tantas veces a cierta reacción? ¿Por qué nos familiarizamos con esta
manera de reaccionar? Repetimos y la formamos un habito
El punto de inicio es empezar a ver cuáles son los hábitos y de ahí fomentar esta actitud
curiosa de querer saber que hay en mi interior. Yo decido que quiero tener y que no, pero
solo si veo que hay.

Una vez que empezamos a observar nuestra vida emocional, empezamos a identificar
patrones o visitantes frecuentes y si estos no son las emociones que realmente queremos
estar hospedando, es apropiado preguntarnos porque nos hemos aliado tanto con este
recurso emocional y no con otros. En momentos difíciles, nos preguntamos cuales son las
emociones a las que recurrimos y muchas veces, no son las emociones más sabias ni
saludables ni apropiadas para la situación, sino las con quien tenemos más familiaridad.
Hospedar este tipo de emoción no te conviene y no permita que logres tus metas, pero
acudimos a lo que es familiar, sobretodo en momentos de crisis porque en esos
momentos somos más impulsivos y no muy reflexivos

Dra. Francesca Scott E.


@sabia.salud

El problema es que no sabemos que tenemos otras opciones más saludables y no hemos
desarrollado esas alternativas emocionales, por lo tanto, una parte muy eficaz es empezar
a familiarizarnos con otras opciones, es decir, fortalecer lo positivo
La alternativa de mantenerse ecuánime y aprovechar esta oportunidad del dolor, son
recursos que siempre están ahí, pero no tenemos el hábito de acudir a estas respuestas.
Para llegar a ver lo que tienes atrás del closet, necesitas sacar la ropa de en frente, es
necesario explorar y mirar más al fondo.
Mientras menos rápido tomemos la opción poco fructífera, es decir, mientras más ponga
un STOP, me doy cuenta de que tengo opciones para reaccionar.
En cada situación está la opción de tener la razón o tener paz.
En envidia, puedo ponerme en competencia o puedo regocijar (“que bien que se gana este
tipo de logro”, no importa de quien)
Esto es un factor que nos puede motivar mucho para no tomar lo primero que salta del
armario, sino que ir a buscar otra opción. Si lo haces cada vez, se fortalece el hábito de
responder de manera más sabia y eventualmente será más fácil y más natural.
Cuando empezamos a conectar con respuestas más amorosas, estamos fortaleciendo lo
positivo y también sanando esta confusión que tenemos.

Desarrollar ecuanimidad implica mantener un ánimo equilibrado independiente de las
situaciones externas o acciones de otras personas.
Es una virtud esencial, en especial cuando las cosas se ponen más difíciles.
En la misma jornada podemos tener la experiencia de la euforia y estar muy contentos y
entusiastas y en cuestión de horas caer en estados depresivos o irritables, que reflejan
una inestabilidad o volatilidad emocional.
Como las emociones dependen de tantas cosas, hay tantos factores que pueden
distorsionarlas que tienen que ver con el ambiente externo del cual no tenemos control
en absoluto.
Como la vida es compleja en sus estímulos, las emociones difícilmente se mantienen de
una forma habitual estable
Lo clásico es que, ante alguna eventualidad, nos pongamos en defensiva. La idea es
reflexionar para tener perspectiva e identificar alguna alternativa de respuesta que incluso
nos permita mejorar la situación inicial (opción 1). Si no se puede por el momento, la
opción 2 es aceptarlo pacientemente y aprender a vivir con aquello que se nos presentó
durante un tiempo, sin quejas.

Cuando pasa esto, solemos perder la calma y nos enganchamos/ identificamos con la
situación, en lugar de recurrir a nuestros recursos más profundos para poder responder
de una manera acertada, profunda.
Lo que hacemos es caer en el drama y con esto incrementa nuestra reacción
distorsionada. Al sobre reaccionar terminamos complicando y empeorando la situación.
Generamos muchos círculos viciosos de frustración en nuestras vidas, el problema suele
residir en la manera en que respondemos a la situación, más que en la situación en sí
misma.

Dra. Francesca Scott E.


@sabia.salud

Si libero la emoción y no me hago cargo de ella, me vuelvo cada vez más vulnerable y
susceptible frente a las situaciones que se presenten en mi vida y no me gusten

Nadie nos enseña a responder en forma ecuánime, sino que, a reaccionar frente a
situaciones puntuales, por lo cual tenemos miedo todo el tiempo a que pueda pasar algo
malo y rogamos todo el tiempo que las cosas se mantengan “estables, bajo control”

Para resolver esto, necesitamos hacernos cargo.
Lo primero es hacer cosas que tengan sentido para nosotros: Cosas que tengan que ver
con salud física y mental, enriquecimiento de nuestras relaciones, logros personales.
Alguien que se llena de satisfacciones en su vida se vuelve más inmune a la experiencia
del dolor, de la injusticia y adversidad.
Y cuando empieces a hacer cosas que tienen sentido para ti, nunca perder de vista que las
cosas puede que resulten como tú piensas o no, o quizás no será en el momento en que tú
quieres. El cómo y el cuándo suelen estar detrás de nuestra inquietud y nuestra forma
inestable de reaccionar porque no podemos asumir que algo esté fuera de nuestro
control.
La ecuanimidad tiene que ver con no caer en experiencias emocionales intensas negativas
cuando algo no salga bien, pero tampoco caer en la búsqueda incansable de placer.
Esto no implica estar en contra de pasarlo bien, pero lo que es inadmisible es que esa
búsqueda de bienestar constituya el centro de nuestra existencia porque eso es ilusorio.
Más bien, debemos enfocarnos en generar un progreso interno, aunque no siempre sea
posible el progreso externo.
El progreso se mide en términos de libertad interior y justamente la libertad más
importante es la emocional para que nuestra manera de proceder no este determinado
por cómo nos sentimos.
Si nos va mal no nos derrumbamos y si nos va bien, no nos desvanecemos solo en ese
objetivo cumplido, sino que nos mantenemos comprometidos con la realización de lo
realmente importante y valioso.
La idea es nunca detenerse en esta búsqueda de lo valioso, pase lo que pase, porque de
esto se trata vivir, de progresar en forma integral, no de pasarla bien.
Vivir en torno a un conjunto de valores que armen tu propósito y no en torno a las
emociones del momento.

No te la puedes pasar bien en todo momento, pero siempre puedes estar en medio de
algo valioso.

Ej: No dormí nada por lo que este día está perdido, pero puedo elegir utilizar mi trabajo
para ser útil para los demás y para mí mismo. Una pequeña acción que es coherente con
mis valores, ya hace que el día no esté perdido


Dra. Francesca Scott E.


@sabia.salud


TAREA
1. Seguir practicando meditación con enfoque en la respiración. Ahora sin conteo en
lo posible.

2. Preguntarse ¿Qué puedo hacer realidad el día de hoy que sea valioso, significativo
y me permita llegar a la cama lleno de satisfacción?

3. Continuar con el ejercicio de anotar situación, pensamiento, emoción y acción.
Identificar cuáles son las emociones que se repiten y de que pensamientos vienen.

Dra. Francesca Scott E.


@sabia.salud

También podría gustarte