BIENVENIDA

Semana 7: Reemplaza el miedo con amor

Esta semana mientras nos concentramos en reemplazar el miedo con amor,

comenzaremos con una importante distinción entre el miedo saludable y el
miedo que nos mantiene atrapados en la infelicidad.
El miedo saludable es una respuesta instintiva arraigada en nuestra búsqueda de
la auto preservación. Es el sistema biológico de advertencia que se activa
automáticamente cuando escuchamos el susurro de un depredador potencial en
un bosque oscuro o callejón. Incrementa nuestra alerta sensorial y libera una
variedad de cambios bioquímicos que preparan al cuerpo y la mente para huir,
luchar o "aliarse".

El segundo tipo de miedo, que podríamos llamar miedo no saludable, emana del
sentido de separación de nuestro ego. Sin darnos cuenta de que somos una parte
intrínseca del universo, el ego se siente vulnerable y constantemente lucha por
sobrevivir en lo que percibe como un mundo hostil. Esta es la razón por la cual los
antiguos sabios de la India enseñaban que el miedo nace de la dualidad. Cuando
los seres humanos piensan que están separados del universo, del espíritu, de
Dios o cualquier otro nombre que prefieras darle a este campo infinito de
potencialidad pura, inmediatamente sienten miedo de lo que pudiera sucederles.

Realmente, la razón por la cual tenemos miedo al rechazo, al fracaso, a la

intimidad, a la vergüenza, al abandono, a la pérdida, a lo desconocido, a ser
juzgados, a estar solos, a perder control, a expresar nuestros verdaderos
sentimientos y tantas otras cosas más, es que equivocadamente nos hemos
identificado con nuestro limitado ego. Cuándo nos conocemos a nosotros
mismos, sabiendo que somos uno con el tejido de toda la existencia, entonces
nada es independiente o ajeno a nuestra naturaleza, y todos nuestros miedos no
saludables se disuelven. La lección de esta semana está dedicada a liberarnos
suavemente de las garras de los miedos de nuestro ego y expandir nuestra
conciencia de nuestra verdadera naturaleza, la cual es infinita, plena y sin límites.
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INTENCIÓN
Cultivando nuestras intenciones

Sólo por un momento pregúntate, ¿qué me daría miedo si no tuviera un pasado?

La respuesta es evidente: nada. El miedo es el producto de la memoria, la cual

vive en el pasado. Al recordar lo que nos ha lastimado antes ponemos nuestra
energía en asegurarnos de que esa antigua herida no se repita. Por ejemplo, si
experimentamos una desgarradora ruptura con alguien o alguien traiciona
nuestra confianza, nos dará miedo el ser abiertos e intimar en nuestras
relaciones. Haríamos casi cualquier cosa para evitar tener otra experiencia
dolorosa de rechazo o traición. Pero el tratar de imponer este pasado en el
presente nunca eliminará la amenaza de ser heridos. Eso sólo ocurre cuando
encontramos la seguridad de nuestro propio ser, que es amor. Motivados por la
verdad interior, podemos enfrentar cualquier amenaza, porque nuestra fuerza
interior es invulnerable al miedo.

Ten en cuenta que pasar del miedo al amor es frecuentemente un proceso

gradual de recordar y olvidar y después, recordar de nuevo. Por unos momentos,
unos cuantos días, o más, recordamos que en realidad somos amor. Entonces
algunos viejos condicionamientos vuelven a reafirmarse, olvidamos quienes
somos, y nos encontramos inmersos en pensamientos de ansiedad sobre el
futuro. Al pasar por estos ciclos naturales, es invaluable una técnica de
meditación: Tan pronto como te des cuenta de que estás actuando desde el
miedo o contándote a ti mismo historias sobre el futuro que crean sentimientos
de ansiedad, simplemente nota lo que estás haciendo, sin juzgarte a ti mismo o
enredarte en más historias. No hay necesidad de forzarse o concentrarse. Sólo
obsérvate a ti mismo, nota lo que tu cuerpo y respiración están haciendo,
observa tu comportamiento, escucha tu tono de voz, es decir, todo. Después
pregúntate, ¿quien está observando todo esto? Ese es tu ser esencial, tu centro
silencioso que existe fuera e independiente de tu miedo.

Cambia tu centro de identidad a tu ser auténtico y desde ese lugar puedes tener
miedo sin caer en sus garras. El miedo será entonces sólo una alteración de tu
campo que es mucho más grande que el miedo. Esta presencia establecida de tu
conciencia permite que el miedo se disipe y se resuelva en el contexto de tu amor
y aceptación. Un día habrás eliminado todas las ilusiones y barreras que impiden

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que tu conciencia haga conexión con tu espíritu, sin embargo, mientras tanto ya
tienes una manera de lidiar con las dudas y miedos que puedan surgir.

MEDITACIÓN
Liberando el miedo y la adicción

En la raíz de todo comportamiento no saludable, existe un deseo de cumplir

necesidades insatisfechas de seguridad, confort, autoestima, y amor. Sin
embargo, el actuar un patrón de adicción o compulsión nunca satisfará nuestras
necesidades más profundas debido a que este comportamiento es impulsado por
nuestro ego limitado, el cual es fundamentalmente temeroso e inseguro. En la
meditación de hoy, dirigida por Adriana Esparza, comenzaremos a liberar el
miedo y los patrones negativos en nuestras vidas al conectarnos con nuestra
fuente infinita de verdadera paz, plenitud y amor.

Adriana Esparza es una instructora certificada en Meditación con Sonido

primordial, Yoga y Ayurveda por el Chopra Center.

Escucha aquí la meditación de esta semana. Te sugerimos que la repitas durante

varios días para que incorpores en ti el conocimiento transmitido por nuestra
instructora o vayas combinando las meditaciones de las semanas anteriores.

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CONCIENCIA EN MOVIMIENTO
Dile sí al cambio

Uno de los temores más prevalentes es el miedo al cambio y frecuentemente no

es el cambio en sí lo que nos da miedo, sino el miedo de que tendremos que
adaptar nuestro rígido sentido del yo a una nueva serie de circunstancias. Nos
encerramos en una identidad que nos define -casado o soltero, rico o pobre,
joven o viejo - y vemos con desconfianza cualquier cambio que amenace esa
identidad. El cambio también puede hacernos sentir fuera de control, indefensos
y a merced del caos.

Aunque no podemos detener los ciclos de cambio, podemos aprender a ver el

cambio como un amigo y no como un enemigo. Una manera de hacerlo es
practicar ver las posibilidades en cualquier cosa que suceda, aún si la situación
parece desesperada. Significa una disposición a tomar una visión profunda hacia
cualquier cosa que surja, incluso un sentimiento de decepción o pérdida. Como el
Poeta sufí, Rumi describe con una claridad que abre nuestros corazones, "Toda
necesidad atrae lo que es necesario. El dolor carga su propia cura como si fuera
un niño.”

Si no obtienes lo que esperas, observa lo que sucedió y hazte la siguiente

pregunta, ¿Dónde está el regalo en lo que he recibido?, ¿Cómo puedo
transformar esta situación en una oportunidad para aprender? En este enfoque,
se acepta el cambio, no se niega, y lo que comenzamos a sentir es una sensación
de espacio que empieza a integrarse dentro de nosotros.

En un nivel más profundo, cada acontecimiento en la vida tiene dos causas

posibles. Ya sea que lo que suceda es positivo, o que traiga algo que necesitamos
aprender para crear algo positivo. Es igual con el cuerpo. Lo que sucede dentro
de una célula es, ya sea una actividad saludable, o una señal de que se necesita
una corrección. Aunque la vida puede parecer que todo es al azar, en realidad,
todo apunta a un bien mayor. La evolución no es un lanzamiento de dados en
donde se gana o se pierde, sino un viaje ganar-ganar hacia la transformación.

Incluso cuando sucumbimos a la idea de que la vida es injusta y arbitraria, los

principios subyacentes de la conciencia se mantienen. El cambio puede percibirse
como el mecanismo de autocorrección que nos alinea con nuestro propósito en
la vida. Si podemos brindarnos –un salto de valor– para aceptar el cambio como
nuestro verdadero maestro, nuestra vida se expandirá inmensamente.
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Dejaremos de tratar de aferrarnos con tanta rigidez a lo que tenemos, y
aprenderemos a dejar ir los sutiles apegos que se escabullen en nuestra mente.
Encontraremos nuestro propio ritmo en el ciclo del cambio: La expansión y la
contracción, la luz y la oscuridad. El aceptar el cambio es el antídoto del
sufrimiento. Para encontrar la paz necesitamos permitir que las cosas se
mantengan en un estado constante de flujo.

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