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TEMA 7: Proceso (II).

Principios del proceso y del procedimiento


1. INTRODUCCIÓN

En la historia se perciben dos corrientes en torno a las cuales gira la mayoría de los principios
procesales, por ello, se observa la dualidad autoridad (penal)-libertad (civil), así, según el
momento histórico y el lugar determinados, se puede hablar de la vigencia o predominio de
unos principios procesales u otros.

La justicia de un determinado país en un momento histórico concreto se inspira en unos


principios determinados, que, a su vez, son el reflejo de los que vertebral su ordenamiento
jurídico, el cual corresponde a un determinado sistema filosófico-político.

Aun así, hay principios intrínsecamente procesales, existentes en toda manifestación de


administración de justicia, con independencia del espacio y tiempo.

Se puede distinguir entre principios fundamentalmente procesales y otros de carácter


accidental respecto a los primeros.

2. PRINCIPIOS ELEMENTALES DEL PROCESO

1. Dualidad de partes: existencia de dos partes que someten su conflicto a la decisión de


un tercero, es la naturaleza básica del proceso. En el proceso civil se habla de
demandante y demandado, mientras que en penal de acusador y acusado. Cada una
de estas partes puede estar compuesta por una pluralidad de individuos, incluso una
persona jurídica.
2. Igualdad: es inconcebible que una de las partes prime sobre la otra. La igualdad
constituye una exigencia muy evidente, ha de ser respetada en todos los momentos
procesales. La Constitución proclama este principio en os artículos 1.1 y 14.
3. Contradicción: posibilidad de rebatir las argumentaciones de la parte contraria,
pruebas y conclusiones. Así se refuerza el principio de igualdad al oír a ambas partes,
ya que si no se encontraría en indefensión (prohibido por artículo 24.1 CE).

3. OTROS PRINCIPIOS PROCESALES

Aunque, a diferencia de los anteriores, no son históricos, se constata su existencia en la


actualidad en los ordenamientos jurídicos del mundo. Distinguimos entre:

1. Proceso civil: incluidos el proceso laboral y contencioso-administrativo.


1.1. Principio dispositivo: las partes son libres para iniciar el proceso civil, delimitar el
objeto de la discusión, oponer excepciones o no y poner fin al mismo. Se pueden
llegar a afirmar que las partes son los dueños del proceso (disponen de él), siendo el
órgano judicial el encargado de la mera tramitación, velar por la legalidad y la
aplicación del derecho. Excepción de lo que afecta al status de la persona.
1.2. Principio de aportación de parte: potestad de las partes de aportar los hechos y
pruebas al proceso, por ello, no es más que manifestación accesoria del anterior,
siendo entendido más como tendencia que como principio. Por ello se habla de
justicia rogada, siendo el juez un mero administrador de justicia, sin intervención
activa. Aun así, en ocasiones, el juez puede acordar de oficio la práctica de pruebas,
siempre que no acuda a su conocimiento privado y que no se sustituya la inactividad
probatoria de las partes.

2. Proceso penal: ampliamente considerado.


2.1. Principio de oficialidad: el proceso penal se inicia de oficio, por lo que en general, no
tiene efecto el perdón del ofendido ni su renuncia al ejercicio de acciones. Aun así,
hay ciertas matizaciones:

2.1.1. Hay veces que se permite la acusación particular y la popular, pero si no


intervienen, puede realizarse de oficio.
2.1.2. En los delitos semipúblicos, se necesita previa denuncia de la parte ofendida.
2.1.3. En los delitos privados no cabe que sean oficiales.
2.1.4. Para el juicio oral se necesita que haya un acusador y un acusado, si falta
alguno, no puede tener lugar.
2.1.5. Posibilidad de poner fin en determinadas situaciones como excepción al
principio de legalidad.

2.2. Principio de investigación oficial: las pruebas son aportadas por el tribunal y el
Ministerio Fiscal, aunque en algunas ocasiones se permite la participación de las
partes. En España hay dos fases:
2.2.1. Instrucción: órgano judicial investiga de oficio. Naturaleza inquisitiva.
2.2.2. Juicio oral: los acusadores deciden si se abre o no y quienes mantienen la
acusación.

2.3. Otros: en España hay un sistema acusatorio formal o mixto, en el que la etapa de
instrucción es inquisitiva, mientas que el juicio oral es acusatorio. Destaca el principio
de legalidad por el que el Ministerio Fiscal está obligado a ejercitar la acción penal por
un hecho que sea delito y a mantener esta acusación. Aunque, en contraposición, nos
encontramos con el principio de oportunidad, por el que puede detener la acusación
o no presentarla.
2.3.1.Principios inspiradores: proporcionalidad, buena fe procesal, doble instancia,
motivación de las resoluciones, valoración libre o tasada de la prueba… no
siempre son principios como tal, sino que es una manifestación del derecho
fundamental a un proceso con todas las garantías.

4. PRINCIPIOS DEL PROCEDIMIENTO

Estos principios son de carácter formal y afectan al aspecto externo del proceso. Su
manifestación, incluso en la actualidad, no es homogénea en todos los órdenes
jurisdiccionales. Así encontramos:

1. Principios de oralidad y de escritura: son excluyentes en la práctica, aunque


compatibles respecto a significado. En los procesos más primitivos, predominó el de
oralidad, pero cuando la vida social se hizo más compleja y se mejoró la organización,
fue necesario que el principio de escritura fuese preponderante. En la actualidad, hay
un cierto retorno a la oralidad por la exagerada presencia del principio contrario.
Frente a lo efímero y temporal de lo oral, encontramos la seguridad y permanencia del
escrito, por lo que para asuntos complejos puede ser mejor el escrito, pero para las
más sencillas, sería el oral que es más práctico para los interrogatorios, por ejemplo.

2. Principio de inmediación: proximidad del juzgador con las partes y el material, por lo
que se facilita la resolución. A veces es muy útil, como en la valoración de ciertos
medios de prueba, pero en la documentación, por ejemplo, no. Se percibe en el
modelo procesal de justicia oral, en el que las actuaciones se practican en presencia
directa del juzgador.

3. Principio de concentración: concentración del mayor número posible de actuaciones.


Se puede referir a la mera práctica de los medios probatorios o a la prueba de los
hechos. Así, se puede contraargumentar sobre la marcha y el tribunal tiene más fácil la
valoración de estas. Las características más destacadas de este principio son: 3.1.
Relación con oralidad: un procedimiento escrito no permite la concentración, ya que
hay que esperar a la presentación de un escrito para preparar la adecuada
contestación escrita, dentro de un plazo.
3.1 Conveniencia de la concentración para asuntos no complejos.

4. Principios de publicidad y de secreto: son diferentes, aunque no excluyentes. La


publicidad obedece a la conveniencia de control y aceptación por la comunidad
respecto de la justicia, desde hace mucho tiempo, el pueblo estuvo presente en los
juicios, aunque también hay algunos ejemplos de justicia bajo secreto, en general, la
Inquisición. En España, los juicios de secreto son en ocasiones excepcionales (artículo
120.2 CE), además de que las sentencias y sus posibles votos reservados son públicos,
no como el debate de votación, que será a puerta cerrada.

5. Principio de impulso: el proceso avanza de oficio, sin necesidad que las partes lo
insten, por lo que los plazos en general son improrrogables, por lo que su impulso no
puede ser de los litigantes. Pese a ello, en algunos momentos de la historia civil ha sido
dejado a las partes, incluso en ciertos países en la actualidad. Si las partes no actúan, el
proceso continua, relacionado con el derecho a un proceso sin dilaciones indebidas
(artículo 24.2 CE).

6. Principio de preclusión: la naturaleza y configuración del proceso exige que se


desarrolle gradualmente, de forma que el fin de una etapa coincide con el inicio de la
próxima. Todos los actos conducen a la resolución definitiva, avanzando de oficio.

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