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Derecho Procesal

1º Grado en Derecho

Facultad de Derecho
Universidad de Málaga

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
TEMA 4: PRINCIPIOS Y FORMAS DEL
PROCESO Y DEL PROCEDIMIENTO CIVIL Y
PENAL
El proceso como instrumento de la función jurisdiccional es un método de enjuiciamiento
de construcción técnica. Ello no supone que la elaboración de dicho instrumento venga marcada por
la arbitrariedad del legislador, la elaboración de los diferentes procesos que conforman los
cauces de enjuiciamiento, en cada ordenamiento, han de responder a una serie de fundamentos
que podríamos calificar en algunos casos de iusfilosóficos, y en otros de instrumentos de política
procesal.
Es necesario destacar cuáles son los fundamentos mínimos que deben inspirar la idea de proceso,
para que este pueda ser calificado de auténticamente jurisdiccional.
A esta idea responden los llamados principios, que no son más que los pilares fundamentales en
los que se apoya la estructura y las diferentes actividades que conforman la serie o sucesión de actos
que se siguen la impartición de justicia.

1. PRINCIPIOS JURÍDICOS NATURALES EN EL


PROCESO
Con la denominación “principios jurídicos naturales” hacemos referencia a elementales
postulados de justicia, que deben inspirar necesariamente todo tipo de procesos. Son tres
básicamente estos fundamentos, el llamado principio de audiencia, el principio de igualdad de
armas y principios de dualidad de posiciones.

1.1 El principio de audiencia


La enunciación clásica establece que “nadie puede ser condenado sin haber sido oído y
vencido en juicio”. Para que un proceso sea justo, tanto en su desarrollo como en su resultado, las
partes han de ser oídas. La resolución de un litigio o la decisión sobre una situación jurídica
requiere el previo conocimiento de los datos referidos a ella, por lo que en el proceso
jurisdiccional ha de construirse un espacio propio para dar cabida a las alegaciones.
Este principio de audiencia ha de complementarse necesariamente con la prueba en
conocimiento de las actuaciones procesales, pues difícilmente puede tener efectividad la
audiencia si la parte no conoce de qué ha de defenderse (contradicción). Negar esta evidencia
conculcaría el derecho de defensa, clave en todo proceso. Nadie puede ser afectado por una
resolución judicial sin que en el proceso se haya abierto un cauce de participación a dicho
sujeto.
Este principio no juega de la misma manera en todos los órdenes jurisdiccionales, existe una
diferencia entre su aplicación en el ámbito del proceso civil y del penal.
● Proceso civil: Las partes no tienen ninguna obligación procesal de comparecer, de realizar
actuaciones procesales, su inactividad no provoca sanción, por ello son libres de actuar o
dejar de hacerlo. Pero ésta inactividad puede llevar a ciertas consecuencias, ya que, al
demandado le bastaría con dejar de acudir al llamamiento judicial para quebrar la efectividad
del proceso (al no ser oída, nunca podría dictarse un fallo justo)

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El cumplimiento del principio de audiencia se entiende realizado cuando a través del proceso
se les da a las partes “la oportunidad efectiva de ser oídas”. Lo verdaderamente importante es
la efectividad de las notificaciones. Éstas son las que ponen en conocimiento de las partes las
diferentes posibilidades de actuación, el fallo en éstas supondría de facto la quiebra de la
oportunidad de audiencia.
Si el proceso civil de declaración se celebra en ausencia del demandado, éste podrá utilizar
un mecanismo de anulación denominado “rescisión de sentencias firmes dictadas en
rebeldía”, a través del cual podrá lograr ser oído. Ello supone que en el proceso civil puedan
realizarse actuaciones puntuales y pueda desarrollarse todo el proceso con ausencia de una de
las partes.
No obstante, cumplida la notificación del proceso al demandado, el mismo seguirá hacia
adelante aún cuando éste no realice actividad alguna en respuesta a la incitación cursada,
circunstancia que determinará su declaración en rebeldía y la continuación del proceso sin su
participación, considerándose válidas el resto de actuaciones procesales.
● Proceso penal: El principio se toma más estricto. El juicio oral, como norma general, no
puede celebrarse en ausencia del acusado. La ausencia supone la imposibilidad material de
celebrarlo, por lo que para garantizar la presencia del imputado se regulan algunas medidas
cautelares de carácter personal como la prisión provisional o la libertad condicional. Tienden
a asegurar la presencia del imputado en el Juicio Oral o plenario y con ello su celebración.
Existen excepciones, pues el llamado juicio de faltas puede celebrarse en ausencia del
imputado y lo mismo ocurre en los procedimientos abreviados, cuando la pena solicitada no
exceda de dos años de pena privativa de libertad.

1.2 El principio de igualdad


Con sólo el principio de audiencia no queda garantizada la justicia del proceso.
Partiendo de la existencia en todo proceso de dos posiciones enfrentadas es lógico pensar que
un proceso justo debe dotar, a cada una de las mismas, a cada sujeto procesal parte, de las mismas
posibilidades de actuación, no sería neutral aquel proceso que concediera mayores posibilidades
procesales a una parte u otra parte.
El principio de igualdad requiere que todo proceso jurisdiccional se construye respetando la llamada
“igualdad de armas procesales”, es decir, asignando a las partes equivalentes medios de
ataque y defensa. De esta forma, aún no siendo aquellas iguales, como no son tampoco las
posiciones de las partes en el proceso, para cada acto de pretensión debe regularse su correspondiente
defensa, buscando el equilibrio entre tales mecanismos.
Cada parte por la posición que ocupa en el proceso conlleva necesariamente una diferenciación
en sus formas de actuar. Lo que requiere dicho principio es la necesidad de equilibrar las
actuaciones sobre las mismas. Así, para cada acto de pretensión debe regularse su correspondiente
acto de defensa, haciendo correlativas las posibilidades de intervención procesal.

1.3 El principio de dualidad


Puede considerarse una consecuencia y el funcionamiento básico de la estructura funcional del
proceso jurisdiccional.

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Supone siempre una confrontación, una estructura dual de posiciones enfrentadas, el proceso es un
método de resolución de conflictos y un medio de resolución de situaciones. Por tanto siempre ha de
estar ordenado hacía la contemplación de posiciones contrapuestas (actor/demandado,
apelante/apelado, acusador/acusado, etc).
No se concibe ni la existencia del proceso ni su iniciación en esta dualidad de posiciones. En
el proceso civil, para que exista, se requiere una demanda frente a alguien (se determina el actor y el
demandado); y en el proceso penal para la celebración del juicio oral debe haber acusador y acusado.
Lo fundamental es la dualidad de posiciones, pero en cada posición procesal pueden existir uno
o varios sujetos, sin perjuicio de que en cada una de aquellas posiciones exista más de un sujeto.
Cabe que existan en el proceso civil varios actores (litisconsorcio activo) o varios
demandados (litisconsorcio pasivo) y en la misma medida en el proceso penal (Ministerio
Fiscal, acusador popular, acusador particular). Por tanto el proceso deja de tener sentido cuando
desaparece el enfrentamiento de posturas (por ejemplo con la transacción) momento en que ha
de ponérsele fin.

2. LOS PRINCIPIOS JURÍDICO-TÉCNICOS DEL


PROCESO
Aunque los principios jurídico-naturales deben informar la construcción de todos los procesos
jurisdiccionales, existen los principios jurídico-técnicos, que guardan relación con la forma
contingente en que, en un momento determinado y bajo un ordenamiento concreto, se garantizan
los derechos individuales generales.
Determinan sobre todo la capacidad de actuación y la efectividad que la autonomía de la
voluntad, sobre todo de las partes procesales, tienen a la hora de delimitar el objeto del proceso,
su existencia en sí, su terminación sin sentencia de fondo, el contenido de la sentencia, etc. Por tanto,
los diferentes procesos se inspiran en diferentes principios, partiendo de la naturaleza jurídica
del Derecho sustantivo que en él se va a aplicar (normas dispositivas para las partes o de
obligado cumplimiento).
El Proceso debe ser coherente con la naturaleza jurídica de la situación jurídica sometida a
enjuiciamiento y es distinto dependiendo de la naturaleza de las normas sustantivas
(civiles, penales,sociales o administrativas) que corresponde aplicar. Estos principios ni son
inmutables ni desarrollan el mismo papel en todos los ordenamientos.
Estos principios jurídico-técnicos son distintos en los procesos dependiendo de la naturaleza de las
normas sustantivas que corresponden aplicar a la resolución del fondo del litigio. Estaríamos ante dos
grandes principios: el principio dispositivo y el principio de oficialidad.

2.1 El principio dispositivo


El principio dispositivo está inspirado en la capacidad de disposición de los particulares a la
hora de decidir acerca de sus intereses en la esfera de sus relaciones privadas, de forma que si
éstos se tornan controvertidos, por el mero hecho de convertirse en objeto de litigio no pierden
la capacidad de disposición que sobre ellas gravitaba antes de judicializarse, conservando su
titular, dentro del proceso, igual poder disposición que antes de su inicio.

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Además, también habrá de inspirar necesariamente los procesos de la norma sustantiva a
aplicar caiga en el ámbito de actuación de los derechos cuya titularidad sea de carácter privado o
particular.
Ello condiciona un sinfín de manifestaciones procesales. Las capacidades dispositivas de los
sujetos, de la relación jurídica controvertida, deben ser las mismas que se reconocen en el tráfico
jurídico privado.
La disposición no abarca sólo a la materia sustantiva, sino también a la existencia o no del
proceso. Las partes procesales son las auténticas dueñas del desarrollo del proceso y del
contenido de la sentencia. La voluntad de las partes desempeña un papel importantísimo en el
inicio, desarrollo e incluso en la terminación del propio proceso.
En las palabras de De La Oliva Santos cabe definirlo como:
“El criterio evaluado de la naturaleza eminentemente particular de los derechos e intereses
en juego, en virtud del cual el proceso se construye asignando o reconociendo a las partes
un papel de gran relieve, de modo que en primer lugar se hace depender la existencia real
del proceso y su objeto concreto del libre poder de disposición de los sujetos jurídicos
implicados en la tutela jurisdiccional que se pretende y, en segundo lugar, los resultados
del proceso dependen en gran medida del ejercicio de las partes de la oportunidad de
actuación procesal (alegaciones y pruebas) abstractamente previstas en la norma jurídica”.
En la práctica, tal descripción genérica de dicho principio puede encontrar dificultades en su
materialización, por lo que la doctrina ha dotado de una mayor concreción al mismo a través de
lo denominado como “principios consecuencia”, que delimitan los ámbitos procesales de
actuación dispositiva de las partes. Los principios consecuencia del principio dispositivo se enumeran
de la siguiente forma:
● Inicio a instancia de parte (nemo iudex sine actore): Radica en el inicio mismo del
proceso. Los sujetos particulares pueden elegir entre someter sus conflictos, o no, ante los
órganos jurisdiccionales del Estado. La disponibilidad de los derechos indica que sólo el
titular de los mismos puede decidir si interpone o no una demanda. El órgano jurisdiccional
nunca puede iniciar un proceso civil de oficio
● Delimitación del objeto: Son las propias partes litigantes los que con sus alegaciones
definen lo que vaya a ser y sea objeto de enjuiciamiento. Pueden concretar el objeto del
proceso a través de la demanda.
La eficacia de dicha posibilidad queda patente con el consiguiente deber de exhaustividad y
congruencia que el órgano jurisdiccional debe respetar siempre, el juez no puede resolver
otra cosa distinta, ni dejar de responder sobre lo que se le ha solicitado, no sólo por el
principio dispositivo sino por su obligación de cumplir fielmente con el principio de
audiencia
● Aportación de parte: Una vez delimitado el objeto del proceso y para conformar el
material sobre el cual el juez ha de fundamentar su decisión, las partes tienen capacidad para
decidir cuál es el material que quieren aportar. Lo que las partes aleguen será objeto de
enjuiciamiento y nada más.
El juez no puede realizar una investigación de oficio sobre la historia del conflicto. Se basa
en enjuiciar con base a una “verdad formal”, la que las partes aportan. La delimitación de la
causa de pedir impone la determinación por las partes de las bases jurídicas en las que
apoyan sus pretensiones

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● Disponibilidad sobre el objeto del proceso: Si el particular es dueño de su derecho o
interés jurídico, a salvo de las limitaciones genéricas de la autonomía de la voluntad, puede
disponer del mismo durante la sustanciación del proceso, dando lugar a una terminación
anticipada del mismo, y vinculando su declaración de voluntad al juez con respecto al
contenido de la resolución de fondo.
El actor puede a lo largo del proceso renunciar al derecho que está ejercitando, dicha
renuncia obligará al juez a dictar sentencia, con eficacia de cosa juzgada que desestima su
pretensión de fondo, es decir, que acoja dicha renuncia. El allanado puede allanarse a los
pedimentos del actor “renunciado a defenderse” resultado de una sentencia de condena frente a
él.
El órgano jurisdiccional no enjuicia sino que hace suya la sentencia de voluntad manifestada
por cada una de las partes. Resulta lógico que los acuerdos o transacciones a los que las partes
lleguen a lo largo del proceso puedan ser volcados en la resolución del fondo, ahora con
voluntad acorde de ambas partes litigantes
● Disponibilidad sobre la subsistencia del proceso: Es un complemento del primer
principio consecuencia y se refiere a la disponibilidad del actor para la prosecución del
proceso. Si lo considera conveniente puede desistir del mismo. Se trataría de un abandono del
proceso por el actor, que procesalmente se denomina desistimiento.
Esta situación puede suponer de hecho un perjuicio procesal para el demandado, que se ha
visto conminado a acudir a dicho proceso, en su caso debe nombrar abogado y procurador,
preparar la defensa, etc. Por consiguiente, la demanda puede volver a interponerse en los
mismos términos. Puede optar por sentencia de fondo
● Congruencia de la sentencia: Al hablar de la delimitación del objeto por las partes, el
juez queda limitado a la hora de dictar sentencia por lo pedido y alegado por las partes, de
forma que solo puede resolver acerca de lo planteado,sin conceder más, ni cosa distinta

2.2 El principio de oficialidad


Puede considerarse este como el principio jurídico inspirador de la dinámica del proceso penal. De
la Oliva lo define como: “aquel criterio en virtud del cual el proceso ha de iniciarse,
desarrollarse y finalizar, conforme a lo dispuesto en normas legales imperativas, en
función de la necesidad de tutelar un intenso interés público, sin subordinación a ningún
poder de disposición de sujetos jurídicos en relación con la tutela de sus derechos e
intereses legítimos”.
Ello supone que la regulación de los actos, tanto de parte como del propio tribunal, tengan unos
rasgos muy determinados, en función de la finalidad que se persigue con el proceso penal y
sobre todo en virtud del principio de necesidad, que si por un lado imprime unas mayores
facultades al juez y limita, cuando no anula, las facultades tanto materiales como procesales de las
partes.
Existen excepciones a este principio de oficialidad en el proceso penal. En el enjuiciamiento de
los denominados delitos privados, la oficialidad se desvanece a favor de la disposición, por
considerarse delitos que al afectar al honor sólo son perseguibles a instancia (por querella) de la
parte ofendida. La oficialidad se manifiesta materialmente en el proceso penal en diferentes
trámites:

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● El inicio del proceso. De oficio: La mera notitia criminis desencadena automáticamente
la respuesta procesal. No es necesaria para iniciar la fase preliminar la instancia de parte. El
propio juez, de oficio, puede y debe iniciar el proceso penal en cuanto tenga noticias de la
comisión de un presunto hecho delictivo, excepto delitos privados.
Hay que señalar que en este momento estamos haciendo referencia al inicio del proceso en sí
pues en virtud del proceso acusatorio, la fase de juicio oral no puede abrirse si no existe una
acusación distinta al órgano jurisdiccional, siendo necesario hacerlo a instancia de parte.
Para lograr que tampoco en esta fase, el enjuiciamiento, la existencia misma del juicio quede
en manos de los particulares ofendidos, se organiza y se regula la figura del Ministerio
Fiscal, el cual está obligado tanto por la LECrim como por su propio Estatuto Orgánico a
perseguir a su instancia los hechos que comporten falta o delito
● Objeto del proceso: Búsqueda de la verdad material e investigación de oficio: En los
procesos regidos por el principio dispositivo se busca la verdad formal, es decir, los hechos a
enjuiciar, que serán los alegados por las partes. En el proceso penal el interés público que
deviene en el principio de necesidad exige que los hechos que han de ser enjuiciados
respondan a la verdad material, a la verdad histórica.
El principio que rige en el proceso penal es el de investigación de oficio en contraposición al
de aportación de parte. El juez puede ordenar a la Policía Judicial la investigación de hechos
que quedarán aportados al proceso y serán objeto de enjuiciamiento
● No disponibilidad sobre el objeto del proceso: No es posible dejar el inicio del
proceso en poder de cualquier persona, ya sea pública o privada. Tampoco cabe el poder de
disposición del objeto durante la sustanciación del proceso. En el proceso penal, el principio
de oficialidad impide los efectos sobre el proceso de las figuras conocidas en el proceso civil
como renuncia, transacción, allanamiento
En el proceso penal el interés radica en tanto en no dejar sin respuesta sancionadora la
comisión de un crimen como en su reverso, sancionar sólamente a los responsables de
conductas criminales. La voluntad particular no puede contravenir el interés general tutelado
por la norma penal. A esta imposibilidad técnica cabe argumentar además que los
fundamentos de cada uno de los citados institutos procesales son completamente diferentes.
En el Derecho penal no existen derechos subjetivos de carácter particular
● No hay disponibilidad sobre la continuación del proceso: No se permite el
desistimiento. La parte acusadora lo único que puede hacer es apartarse de su condición de
parte, y en el caso en que los fiscales retiren sus acusaciones, no lo hacen en virtud del
desistimiento o una disponibilidad sobre el ejercicio de la acción penal, sino por entender que
no existen pruebas suficientes para que los hechos sean susceptibles de ser objeto de
persecución penal o que la legalidad implica la persecución de una pretensión diferente,
como puede ser la absolutoria
En los procesos para exigir responsabilidad penal a los menores de edad sí existe esa
disponibilidad, en algunos casos, por aplicación del principio del superior interés del menor

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● Correlación entre acusación y sentencia: Cuando los procedimientos se inspiran en el
principio de oficialidad, la actividad jurisdiccional no tiene por qué subordinarse a las
pretensiones de las partes como en el proceso civil.
Si es cierto que la sentencia penal debe tener una correlación de las pretensiones, ésta no se
fundamenta en la necesaria congruencia, que proviene del principio dispositivo, sino en el
llamado principio acusatorio, según el cual debe existir una acusación diferente al juez. Por
eso éste no puede modificar las pretensiones, pues ello supondría una nueva acusación
encubierta
● El principio de legalidad y la llamada oportunidad: Para De La Oliva, el principio de
legalidad quiere decir, en cualquier ámbito procesal, que el proceso ha de iniciarse,
desarrollarse y finalizarse conforme a la ley; y en el ámbito procesal penal significa además
que el parámetro legal es el único que guía la actuación de los tribunales y al acusador
público, así el proceso se rige por la ley
Se asienta la idea de la introducción en los procesos penales del llamado principio de
oportunidad, como un régimen de alternativa o excepción al principio de legalidad y atañe
sobre todo al comportamiento del Ministerio Fiscal en el ámbito procesal.
Sería aquel principio en cuya virtud el deber estatal de imponer penas no habría de ser
cumplido, siempre según criterios legales, en los casos en que se cumplan los presupuestos
para ello, y así el deber de penar estaría condicionado al poder atribuido al Ministerio Fiscal
para disponer con amplio arbitrio o bajo condiciones especificadas en la ley, del ejercicio y el
modo de ejercicio de la acción penal.
El principio de oportunidad permite flexibilidades en actuaciones que según el principio de
legalidad son jurídicamente imposibles. La responsabilidad penal del menor, por ejemplo, no
prima la punición del delito (legalidad), sino el interés superior del menor (oportunidad)

3. LAS FORMAS DEL PROCESO


La forma hace referencia a la configuración externa y aparente del proceso. Son dos, por un
lado la forma inquisitiva, y por otro la forma contradictoria. Podrían explicarse a través de
procedimientos de horizontalidad y verticalidad.
La forma contradictoria concuerda con la horizontalidad pues los grandes flujos de actividad
procesal se dan entre las partes contendientes (actor y demandado) que se sitúan en una posición de
igualdad, mientras que el juez se sitúa en un plano expectante, con escasa actividad interlocutoria.
La forma inquisitiva conjugaría mejor con la verticalidad, en la que las principales actividades
procesales se dirigen del juez a las partes o viceversa, el juez pasa de espectador a protagonista del
proceso. Cada una de estas formas, hoy, en su estado más puro, no existen.

3.1 Forma inquisitiva


La estructura inquisitiva conforma externamente el proceso con una visión vertical de la
justicia impartida por el juez, que ostenta un protagonismo absoluto en el proceso. Es una forma
propia de la sustanciación del proceso penal.

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Él investiga para conocer los datos y circunstancias que formarán el material fáctico, delimita la
pretensión, la ejercita y por último, dicta sentencia. Normalmente se ha aplicado a los
procesos penales. Los rasgos comunes han sido el secreto, actuaciones escritas, existencia de
2ª instancia para contrarrestar los poderes absolutos del juez, prueba tasada y profesionalidad de los
jueces.

3.2 Forma contradictoria


La horizontalidad conlleva que las principales actividades procesales se lleven inter partes. Los
litigantes protagonizan la mayoría de actos que conforman el proceso, en la que a cada acto de
parte le sucede una actuación de la parte contraria. El juez por tanto desempeña una actividad casi
expectante como testigo para después dictar sentencia.
Los rasgos comunes son la oralidad de las actuaciones, su publicidad, la única instancia y la libre
valoración de la prueba.

3.3 El sistema acusatorio penal español


Podemos decir que nuestro proceso penal se encuentra entre ambas formas anteriormente
mencionadas debido a sus dos fases. Por lo que podemos tenerlo en cuenta como un tercero que se
divide en dos fases: la de instrucción y la de plenario o juicio oral.
Tradicionalmente, la forma inquisitiva seguía el principio de oficialidad, y la forma contradictoria
seguía el principio dispositivo. En nuestro ordenamiento, el proceso penal no responde a esta
concepción.
La fase de instrucción se acerca más a la forma inquisitiva que a la contradictoria, pues el juez
instructor tiene el protagonismo y una posición activa en la investigación de los hechos.
La fase de plenario si ha de darse la contradicción puesto que para que pueda darse el juicio oral
son necesarios dos presupuestos subjetivos: un sujeto para quien se dirige la acusación y por otra
parte, la parte de la propia acusación. Esta fase es el núcleo del principio acusatorio de nuestro
proceso penal.
Se siguen dos fases: cuando el juez es parte activa (instructor) y cuando el juez se acerca a la
postura del enjuiciador en procesos contradictorios (juicio oral). De esta forma, existe cierta
correlación entre acusación y sentencia. Al haber jueces diferentes, se asegura la
imparcialidad.

4. PRINCIPIOS Y FORMAS DEL PROCEDIMIENTO


El procedimiento es la forma externa del proceso, que se percibe con los sentidos. Las formas
que pueden adoptar los procedimientos son dos fundamentalmente: la oralidad y la escritura.

4.1 La oralidad
La forma oral supone que los principales actos se realizan a viva voz. Tanto el artículo 120
CE como el 229 LOPJ establecen que los procedimientos serán predominantemente orales,
sobre todo en materia penal. En nuestro ordenamiento, en todos los órdenes, el predominio es la
oralidad, salvo puntuales actuaciones descritas.

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Para conjugar la forma oral con la necesaria documentación y acreditación de las actuaciones
judiciales, aunque la concreta actividad se desarrolle de forma oral, deberá dejarse constancia en
los autos de la realización de la misma y de su contenido.
A tal efecto se levantará acta, diligencia o nota por el secretario judicial en cada una de las
mismas y se documentará la misma si es posible en soporte videográfico. La oralidad obliga a
cumplir una serie de principios:
● Inmediación: El contacto directo del órgano jurisdiccional con las actuaciones orales es
fundamental para el enjuiciamiento, por ello se requiere la presencia de todas esas
actividades del juez o magistrado que a la postre haya de dictar sentencia (artículo 229.2
LOPJ). Se permite la realización de actos procesales a través de videoconferencia
● Concentración: Se hace necesario que cada actuación se desarrolle en la medida de lo
posible en un solo acto (principio de unidad de acto). No siempre se consigue. Se forma
mejor la convicción judicial, imprescindible para la resolución acerca del mismo. Existen en
la práctica innumerables circunstancias que puedan hacer imposible dicha unidad de acto.
No nos referimos a que el proceso se desarrolló en un solo acto, sino que cada actividad se
realice con la necesaria concentración
● Publicidad: En forma oral es más fácil o asequible cumplir con la exigencia de la
publicidad de las actuaciones judiciales (artículo 120.1 CE y 232 LOPJ). Ello implica la
posibilidad para el público en general de tener conocimiento de las mismas. La publicidad es
un principio que sirve de garantía a la recta impartición de justicia, considerándose un medio
de control popular de la administración de justicia

4,2 La escritura
La escritura implica, lógicamente, que la comunicación de las partes procesales entre sí, con el
órgano jurisdiccional y de éste con aquellas se realice en un soporte material que contenga un
pensamiento humano de forma escrita. Supone que no existe una relación directa; por ello, los
principios consecuencia de la misma son los siguientes:
● Mediación: La comunicación no se realiza de forma directa (oral) sino que supone la
existencia de un escrito, el documento, que sirve de cauce para la misma realizándose de
forma mediatizada. Por ello, el órgano jurisdiccional no dispone de los elementos accesorios
de valoración y además supone que la comunicación en cada acto se realiza de manera
unidireccional. Existe lentitud en la tramitación, originando dispersión temporal
● Ordenación de los actos: preclusión (artículo 136 LEC): Ligada a la dispersión
temporal de la actividad procesal. Si los actos se dispersan en el tiempo, ello no debe
suponer en ningún caso desorden en la tramitación; cada actuación procesal debe realizarse
en un orden lógico.
Es el elemento indispensable para la correcta aportación del material procesal y la recta
conformación de la convicción judicial
Todo proceso se estructura básicamente en tres momentos: alegaciones, prueba y
conclusiones. El procedimiento ha de ir marcando los tiempos, de manera que cada actividad
debe desarrollarse en el suyo propio; transcurrido el tiempo marcado para cada actividad, es
ya imposible la realización de la misma negándose (preclusión)
● Secreto

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5. MANIFESTACIONES PROCESALES DEL
PRINCIPIO DISPOSITIVO
La finalización del proceso suele hacerse por medio de una resolución judicial denominada
sentencia, pero pueden ocurrir ciertas circunstancias que determinen la finalización del
proceso de otro modo que decida el fondo del asunto que no sea mediante una resolución
judicial. La forma de finalización dependerá de la naturaleza de tales circunstancias.
● Sentencia: Es la finalización ordinaria. También se puede producir renuncia o allanamiento
● Auto:
○ Transacción
○ Sobreseimiento / Archivo:
■ Sometimiento a arbitraje
■ Falta de competencia internacional
■ Litispendencia
■ Cosa juzgada
○ Desistimiento (después de contestación)
● Decreto:
○ Satisfacción extraprocesal
○ Carencia sobrevenida de objeto
○ Desistimiento (antes de contestación)
Estas alternativas de resoluciones podrán recoger a veces efecto de cosa juzgada (renuncia,
allanamiento, transacción judicial, etc) mientras que en otros casos no será así (desistimiento,
caducidad, sobreseimiento) y se permitirá reproducir el objeto en otro proceso. Se clasifican como
formas de terminación anormal del proceso ya que constituyen una excepcionalidad.
Todas estas constituyen excepcionalidades determinantes de una finalización anormal del
proceso, (arts. 19 y SS. LEC) permite a las partes la disposición sobre el objeto del proceso

5.1 Allanamiento del demandado


Puede definirse como un acto de voluntad del demandado por el que muestra conformidad
con la pretensión del actor. El principio dispositivo que inspira el proceso civil permite a las
partes disponer sobre lo que sea su objeto. En este supuesto, al contrario de la renuncia, el
demandado acepta la tutela jurídica pretendida por el demandante en el proceso iniciado por
voluntad de que la sentencia que el tribunal dicte sea favorable al actor. Será determinante del dictado
de una sentencia condenatoria.
Se establecen como únicas limitaciones que el allanamiento no se produzca en fraude de ley o
que suponga una renuncia contraria al interés general o realizado en perjuicio de terceros.
Fuera de estos casos, la declaración de allanamiento vincula al órgano judicial del proceso donde se
produce, de manera que tiene efectos de cosa juzgada cuando se dicte sentencia. Si el tribunal no
se acoge al allanamiento, concurrirá un supuesto de incongruencia en relación con las normas
reguladoras de la sentencia.

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Este acto requiere que se realice por medio de poder especial o intervención directa de la
parte (artículo 25.2.1 LEC).
No produce eficacia cuando en la parte demandada se da un supuesto de litisconsorcio pasivo
necesario, ya que al afectar por igual la resolución que se dicte a todos los demandados, se
requerirá el concurso de todos ellos para tomar la decisión de allanarse. Precisa allanamiento
por todos los litisconsortes ya que en otro caso se incurre en peligro de dictarse sentencias
contradictorias.
El allanamiento puede ser total o parcial. El artículo 21.2 LEC reconoce la opción del
allanamiento parcial siempre que, por la naturaleza de las pretensiones, sea posible un
pronunciamiento separado que no prejuzgue las restantes cuestiones no allanadas.
El allanamiento no implica el reconocimiento y la admisión de los hechos por parte del
demandado respecto de los hechos constitutivos en los que el actor funda su demanda. El demandado
tan sólo admite la tutela jurídica solicitada por el actor.
La condena en costas depende de si hubo requerimiento previo (imposición) y que se realice
antes de contestar a la demanda (no).

5.2 Renuncia y desistimiento


5.2.1 La renuncia del actor
Tiene su fundamento en el principio de libre renunciabilidad que se recoge en el artículo
6.2 CC. La renuncia es la declaración de voluntad de un individuo por la cual manifiesta su
intención de desprenderse de un derecho, mediante acto expreso e inequívoco, con la
tenencia de un poder especial. Es de carácter unilateral y podrá realizarse en cualquier
momento del proceso.
Como limitación se debe tratar de un derecho de libre disposición para las partes y que la
contraria no sea contraria a la ley por perjudicar el interés de terceros o ser contraria al orden
público. Esto implica que se dicte una sentencia que absuelve al demandado en cuanto al
fondo, adquiriendo fuerza de cosa juzgada material.
Normalmente en los supuestos relativos a la persona (estado civil, matrimonio, capacidad,
filiación, etc) no cabe la renuncia como acto dispositivo. Inclusive el proceso de declaración
es especial, debido a un mayor intervencionismo (Mº F – Juez).
La renuncia podrá recaer sobre el derecho, incluyendo como consecuencia a la acción
ejercitada, o bien, a la acción sin que repercuta en el derecho. Podrá ser total o parcial, lo que
implica que el derecho pueda ser fraccionado o no cualitativamente (varias acciones) o
cuantitativamente (disminución de la cantidad). En función de la naturaleza de la pretensión
deducida por el actor en la demanda distinguiremos:
● En una única acción cabrá que sea total y sólo parcial cuando pueda medirse en términos
cuantitativos renunciando a parte de lo solicitado
● En acumulación objetiva de acciones independientes entre sí, podrá ser total o parcial a
cualquiera de estas
● En acumulación de acciones vinculadas entre sí habrá que analizar el caso

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5.2.2 El desistimiento del actor
El desistimiento se produce cuando el actor manifiesta, en cualquier momento, su voluntad de
no querer continuar con el proceso iniciado por él. Necesitará para ello un poder especial y
será viable en cualquier instancia y recurso y no habrá de dar causa o razón de tal decisión.
En primera instancia finalizará el proceso mediante decreto acordado por el Letrado de la
Administración de Justicia que carece de efecto de cosa juzgada, sin embargo, en segunda
instancia o recurso, podrá apartarse de este pero adquirirá el efecto de cosa juzgada material
de primera instancia.
● Primera instancia:
○ Antes de la contestación o rebeldía del demandado
○ Se resuelve mediante Decreto del LAJ
○ No produce cosa Juzgada
○ Permite un nuevo proceso
Recursos (Segunda instancia y casación): Significa el apartamiento del Recurso y por tanto
de la impugnación de la sentencia que adquirirá firmeza y efecto cosa juzgada. (No permite nuevo
proceso).
Requiere poder especial. En litisconsorcio todos los litisconsortes deben desistir. Por sumisión
de la cuestión litigiosa al arbitraje. Implica la realización de un pacto o contrato posterior al inicio
del proceso (artº 19) (Desistimiento bilateral)
En el desistimiento el actor puede llegar a necesitar el consentimiento del demandado
para poner fin al proceso:
● Será un desistimiento unilateral cuando se realiza antes del emplazamiento del
demandado en juicio ordinario, o de su citación para la vista en juicio verbal
● El desistimiento bilateral, necesitando del concurso del demandado (de todos en caso de
litisconsorcio pasivo), tendrá lugar una vez traspasados el emplazamiento o la
citación a la vista o en cualquiera de los recursos, por los gastos en los que la defensa
hubiera podido concurrir. El escrito de desistimiento del actor llegará al demandado que
aceptará o se opondrá en 10 días
El desistimiento unilateral supondrá condena en costas, mientras que si es bilateral no
producirá tal condena
● Desistimiento por sumisión de la cuestión litigiosa a mediación o arbitraje. Los sujetos
podrán desistir bilateralmente acordando llevar el asunto a mediación o arbitraje

5.3 Transacción, caducidad y sobreseimiento


5.3.1 La transacción
La transacción es el contrato por el que las partes dando, prometiendo o reteniendo cada una
alguna cosa, evitan la provocación de un pleito o ponen término al pleito ya comenzado.

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Esta podrá ser extrajudicial cuando los acuerdos a los que llegan las partes se produzcan fuera del
proceso, o judicial cuando fuera o dentro del proceso las partes pretenden que el acuerdo al que han
llegado para poner término al conflicto, se homologue en el mismo proceso y tenga fuerza de cosa
juzgada entre las mismas, serán título ejecutivo las resoluciones judiciales que homologuen
transacciones judiciales o acuerdos logrados en el proceso.
● Transacción extrajudicial: La forma en que afectaría al proceso sería mediante
allanamiento, desistimiento, renuncia, falta sobrevenida de objeto. No produce cosa juzgada
propia, pues no lleva aparejada ejecución directa
● Transacción judicial: Produce cosa juzgada, ya que tiene fuerza ejecutiva, lleva aparejada
ejecución directa. Puede alcanzarse en cualquier momento del proceso (1ª o 2ª instancia,
casación, Ejecución).
Puede hacerse en cualquier momento de 1ª o 2ª instancia, transcurso de los recursos extraordinarios
o la ejecución de la sentencia, necesitando siempre del poder judicial.
5.3.2 La caducidad de la instancia
Se produce por la determinación legislativa del tiempo que un litigio puede encontrarse
pendiente sin actividad alguna por las partes, ya que el efecto de la litispendencia no puede durar
indefinidamente (237 LEC)
Según la caducidad en la instancia, se tendrán por abandonadas las instancias y recursos de toda
clase de pleitos si, pese al impulso de oficio de las actuaciones, no se produce actividad procesal
alguna en el plazo de dos años, cuando el pleito se hallare en primera instancia; y de un año, si
estuviere en segunda o pendiente de recurso de casación. Estos plazos se contarán desde la
última notificación a las partes.
El impulso procesal de oficio se atribuye al Letrado de Administración de Justicia. Si a pesar de
dicho impulso y sin perjuicio de las consecuencias para el instituto de la preclusión, el proceso se
encuentra paralizado por causas imputables directamente a la parte, se producirá la caducidad en la
instancia en los plazos de uno o dos años dependiendo de la fase o instancia en la que se
encuentre el proceso.
No cabe caducidad por causas de fuerza mayor o no imputables a las partes. Tampoco cabe
caducidad en procesos de ejecución, el cual sólo finaliza con la satisfacción del derecho del
ejecutante. La caducidad se produce cuando hay suspensión del proceso por acuerdo entre las
partes, sin reanudación. Los efectos dependen de la instancia en donde tenga lugar:
● En primera instancia, si hay caducidad la cuestión queda imprejuzgada y no hay resolución
que adquiera cosa de fuerza juzgada, de tal modo que podrá ser nuevamente impugnada. Es
decir, se entiende producido el desistimiento, con los efectos inherentes ya vistos
● Pendiente de segunda instancia, de recurso extraordinario por infracción procesal o de
casación, la resolución recurrida adquirirá cosa de fuerza juzgada, por lo que habrá sentencia
firme y desistido al recurrente
● El decreto del Letrado de la Administración de Justicia que declare la caducidad en
la instancia sólo será susceptible de un recurso de revisión
No habrá condena en costas para ninguna de las partes por inactividad de todas ellas, cada una
abonará las causadas a su instancia y las comunes por la mitad

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5.3.3 El sobreseimiento
El sobreseimiento del proceso es una resolución judicial que pone fin al proceso sin resolver la
cuestión de fondo. Se puede llegar a través de alguna de las formas de terminación anormal
del proceso anteriores, se hará mediante resolución judicial en forma de auto, o por el Letrado de
la Administración de Justicia en forma de decreto. Se hará en los siguientes casos.
● Artículo 65 LEC:
○ 1. Al escrito de declinatoria habrán de acompañarse los documentos o
principios de prueba en que se funde, con copias en número igual al de los
restantes litigantes, que dispondrán de un plazo de cinco días, contados
desde la notificación de la declinatoria, para alegar y aportar lo que
consideren conveniente para sostener la jurisdicción o la competencia del
tribunal, que decidirá la cuestión dentro del quinto día siguiente. Si la
declinatoria fuese relativa a la falta de competencia territorial, el actor, al
impugnarla, podrá también alegar la falta de competencia territorial del
tribunal en favor del cual se pretendiese declinar el conocimiento del asunto.
○ 2. Si el tribunal entendiese que carece de jurisdicción por corresponder el
conocimiento del asunto a los tribunales de otro Estado, lo declarará así
mediante auto, absteniéndose de conocer y sobreseyendo el proceso. Del
mismo modo procederá el tribunal si estimase la declinatoria fundada en
haberse sometido el asunto a arbitraje o a mediación.
○ 3. Si el tribunal considera que carece de jurisdicción por corresponder el
asunto de que se trate a los tribunales de otro orden jurisdiccional, en el auto
en el que se abstenga de conocer señalará a las partes ante qué órganos
han de usar de su derecho. Igual resolución se dictará cuando el tribunal
entienda que carece de competencia objetiva.
○ 4. Si se hubiere interpuesto declinatoria relativa a la competencia territorial y
ésta no viniere determinada por reglas imperativas, el tribunal, para
estimarla, habrá de considerar competente al órgano señalado por el
promotor de la declinatoria.
○ 5. El tribunal, al estimar la declinatoria relativa a la competencia territorial, se
inhibirá en favor del órgano al que corresponda la competencia y acordará
remitirle los autos con emplazamiento de las partes para que comparezcan
ante él en el plazo de diez días.
● Artículo 414.3 LEC: “ Si no compareciere a la audiencia ninguna de las partes, se
levantará acta haciéndolo constar y el tribunal, sin más trámites, dictará auto de
sobreseimiento del proceso, ordenando el archivo de las actuaciones. También se
sobreseerá el proceso si a la audiencia sólo concurriere el demandado y no alegare
interés legítimo en que continúe el procedimiento para que se dicte sentencia sobre
el fondo. Si fuere el demandado quien no concurriere, la audiencia se entenderá con
el actor en lo que resultare procedente.”
● Artículo 414.4 LEC: “ Cuando faltare a la audiencia el abogado del demandante, se
sobreseerá el proceso, salvo que el demandado alegare interés legítimo en la
continuación del procedimiento para que se dicte sentencia sobre el fondo.

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Si faltare el abogado del demandado, la audiencia se seguirá con el demandante en
lo que resultare procedente.”
● Artículo 418.2 LEC: “ Cuando el defecto o falta no sean subsanables ni corregibles
o no se subsanen o corrijan en el plazo concedido se dará por concluida la
audiencia y se dictará auto poniendo fin al proceso, salvo lo dispuesto en el
apartado siguiente de este precepto.”
● Artículo 421 LEC: “
○ 1. Cuando el tribunal aprecie la pendencia de otro juicio o la existencia de
resolución firme sobre objeto idéntico, conforme a lo dispuesto en los
apartados 2 y 3 del artículo 222, dará por finalizada la audiencia y dictará, en
el plazo de los siguientes cinco días, auto de sobreseimiento. Sin embargo,
no se sobreseerá el proceso en el caso de que, conforme al apartado 4 del
artículo 222, el efecto de una sentencia firme anterior haya de ser vinculante
para el tribunal que está conociendo del proceso posterior.
○ 2. Si el tribunal considerare inexistente la litispendencia o la cosa juzgada, lo
declarará así, motivadamente, en el acto y decidirá que la audiencia prosiga
para sus restantes finalidades.
○ 3. No obstante lo dispuesto en los apartados anteriores, cuando la dificultad
o complejidad de las cuestiones suscitadas sobre litispendencia o cosa
juzgada lo aconsejen, podrá también resolver sobre dichas cuestiones
mediante auto, dentro de los cinco días siguientes a la audiencia, que
proseguirá en todo caso para sus restantes finalidades. Si fuese necesario
resolver sobre alguna cuestión de hecho, las actuaciones oportunas, que
ordenará el tribunal, se practicarán dentro del plazo antedicho.
● Artículo 422.2 LEC: “Si no se diese acuerdo sobre el valor de la cosa litigiosa, el
tribunal, en la misma audiencia, decidirá oralmente, de forma motivada, lo que
proceda, tomando en cuenta los documentos, informes y cualesquiera otros
elementos útiles para calcular el valor, que las partes hayan aportado. Si
correspondiese seguir los trámites del juicio verbal el Juez pondrá fin a la audiencia,
procediéndose a señalar fecha para la vista de dicho juicio, salvo que la demanda
apareciese interpuesta fuera del plazo de caducidad que, por razón de la materia,
establezca la ley.
En este caso, el Juez declarará sobreseído el proceso. Siempre que el
señalamiento pueda hacerse en el mismo acto, se hará por el Juez, teniendo en
cuenta las necesidades de la agenda programada de señalamientos y las demás
circunstancias contenidas en el artículo 182.4. En los restantes casos se fijará la
fecha por el Letrado de la Administración de Justicia, conforme a lo prevenido en el
artículo 182.”

5.4 Satisfacción extraprocesal de las pretensiones o carencia


sobrevenida de interés legítimo
Se trata de una finalización anticipada del proceso por ausencia del interés legítimo
informado por una de las partes (artículo 22 LCE), por satisfacción extraprocesal de la pretensión u
otra cosa.

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Las causas pueden ser debido al fallecimiento del demandado en procesos matrimoniales,
incapacidad, abandono voluntario del local o vivienda objeto del procedimiento de desahucio,
pérdida o destrucción absoluta de la cosa reivindicada, satisfacción extraprocesal, declaración de
inconstitucionalidad de la norma aplicable para resolver el conflicto, etc.
Como presupuestos, se requiere la completa desaparición del interés y la información puede
provenir de ambas partes indistintamente y la adversa debe mostrar su conformidad.
● Conformidad: El LAJ dictará decreto acordando la terminación del proceso, se equipara a
la sentencia absolutorio con efecto de cosa juzgada
● Disconformidad: Provoca una comparecencia de las partes, mediante emplazamiento del
LAJ. La resolverá el juez mediante dictado de auto. (Si acuerda finalizar el proceso, habrá
recurso. Si acuerda la continuación, no procederá el recurso)
Uno de los efectos de la litispendencia es el ut lite pendente nihil innoventur (nada se innova
mediante el proceso). Esta regla (artículo 413 LEC) tiene precisamente una excepción, cuando la
innovación priva definitivamente de interés legítimo las pretensiones deducidas en la demanda por
satisfacción extraprocesal o por cualquier otra causa.
Cuando así sea será de aplicación en los términos expuestos en el artículo 22 LEC. El artículo
22.4 LEC hace referencia a un supuesto concreto de satisfacción extraprocesal de la pretensión
quizás con la intención de regular específicamente el ámbito y alcance que ha de tener en
nuestro ordenamiento la enervación del desahucio.

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