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MARCA BUENA
ES GANAR TODOS.
PROPóSITO VALORES IMPACTO
Son nuevos tiempos para las marcas y los negocios. La pandemia y las distintas crisis nos
desafían a pensar en la posibilidad de hacer y vivir las cosas de maneras diferentes.
Viejos dogmas se derrumban, el consumo ahora debe ser responsable, el trabajo demanda un
propósito, el crecimiento de las operaciones per se no siempre es positivo y las “carreras” corpo-
rativas deben ser flexibles y convivir cada vez más con la vida personal para atraer el talento por
citar algunos ejemplos.
También surgen nuevas oportunidades, nuevas reglas, otras plataformas, canales y nuevas
expectativas de vida, de consumo y de experiencias.
Esta guía no busca dar respuestas, sino ayudarnos a hacer buenas preguntas.
Cada organización, empresa o institución tiene sus particularidades y lo que para una es vital y
prioritario puede no serlo para otras.
Sin embargo, entendemos que estos doce puntos nos permiten analizar, diagnosticar y mejorar,
en gran parte, lo que una MARCA BUENA necesita y sirven de disparadores tanto para saber
dónde estamos como para imaginar hacia dónde queremos llegar.
Lejos de aplicarse como una receta o un paso a paso, lo que buscamos con esta guía es abrir la
“cancha” y explorar las distintas dimensiones de las marcas para que, lejos de ser parte del problema,
se transformen y contribuyan con la solución, cualquiera sea su tamaño, sector, mercado y escala.
Confiamos en que después de recorrerla, surgirán dudas, opiniones, ganas de hacer y mejorar
como también se detectarán errores y aciertos.
Espero que esta guía ayude a tu marca, empresa o institución en el camino hacia un futuro más
próspero, humano y sustentable para TODOS.
*The Golden Circle. Simon Sinek
“People don’t buy
WHAT you do,
theY buy Why you do it”
Simon Sinek
AUTOR DEL BEST SELLER “START WITH WHY”
El último informe de Kantar revela que las marcas con propósito crecen 2.5 veces más que las marcas
que no lo tienen tan claro, ¿pero por qué sucede esto?
Hace ya algunos años que el branding comenzó a valorar y hablar del propósito de las empresas y sus
marcas remarcando como dice Simon Sinek: “las personas no compran los que haces sino por qué lo haces”.
Propósito, norte, visión, espíritu o como queramos llamarlo define lo que nos motiva como marca para
existir y avanzar.
Internamente un propósito claro ayuda a definir nuestros planes en el mediano y largo plazo, orienta y
alinea acciones, seduce y motiva a nuestros integrantes y desarrolla servicios y productos detrás de un
mismo objetivo.
Nuestra visión parte de nuestro propósito y en muchos casos podrán coincidir y hasta pueden ser práctica-
mente lo mismo.
La visión, sin embargo, define el futuro que la marca desea construir para sí y para sus clientes, qué lugar
desea alcanzar y a dónde quiere llegar en el mediano y largo plazo, para esto, debe tener la capacidad de
nunca alcanzarse, pero sí mantener la motivación en el avance. Como el horizonte, siempre estará adelante.
La misión es lo que hacemos hoy, cómo, dónde y para quién. Cual es el problema que resolvemos y como
lo hacemos.
Y nuestros valores son las bases de nuestra cultura como organización, nuestra forma de hacer las cosas,
nuestras creencias, nuestros principios rectores de conducta y desarrollo.
Nuestro Próposito
Mejorar el mundo una marca a la vez.
Nuestra Visión
Trabajar junto a las marcas para una transformación positiva de los negocios.
Nuestra Misión
Diseñamos estrategias y propuestas de marca que identifican, potencian,
diferencian y suman valor a nuestros clientes.
Nuestros Valores
Excelencia / Honestidad / Colaboración / Empatía
Compromiso / Innovación / Impacto Positivo
¿EN QUÉ CREEMOS?
¿QUÉ COSAS
PROMOVEMOS?
¿QUÉ COMPARTIMOS?
FOTO: PATAGONIA
“To do good, you actually
have to do something.”
Yvon Chouinard
PATAGONIA FOUNDER
El impacto de las empresas y sus negocios ya no puede medirse solo en resultados económicos e índices de
crecimiento o ventas.
Nuestra realidad y los datos con los que hoy contamos nos demandan una mayor conciencia y responsabili-
dad frente al impacto ambiental y social de nuestras marcas.
Lo que hace unos años nació como la responsabilidad social empresarial (RSE) hoy ha evolucionado al triple
impacto, considerando estos 3 vectores: el ambiental, el social y el económico como ejes centrales para el
buen desarrollo.
Entender a nuestras empresas como parte del problema o de la solución es el primer paso hacia un futuro
sostenible y sustentable, en armonía con el planeta y las sociedades donde nuestro negocio es parte.
Condiciones de trabajo dignas, remuneraciones justas, asegurar la equidad de género, la diversidad, la igual-
dad de oportunidades, y erradicar la discriminación desde lo social. Diseño de packaging sustentable, cuidado
en la explotación de recursos, reducir la contaminación del ambiente, controlar el consumo de energía, o la
tristemente célebre obsolescencia programada, desde lo ambiental son solo algunos ejemplos donde
podemos y debemos trabajar para mejorar continuamente en pos de ser marcas buenas.
Los consumidores demandan cada vez más un mayor compromiso y conciencia en los puntos mencionados.
Hoy contamos con la información y los datos para dejar de mirar a otro lado, nuevas conceptos de economía
circular, límites ambientales y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) brindan nuevos desafíos para
las marcas de este siglo, ya no podemos hacer negocios como en el siglo pasado con el único objetivo del
crecimiento económico y las ventas.
Para eso debemos tener muy clara nuestra propuesta de valor, nuestro cliente ideal y el lugar
que ocuparemos frente a nuestros competidores directos e indirectos.
Para definir esto debemos estudiar el mercado buscando un lugar (sweet spot) que podamos
llenar con nuestra propuesta, un público que esté mal atendido o desatendido y definir un
mensaje claro y dirigido, entendiendo que sólo resonará en algunos y nunca en todos.
Una herramienta muy útil para ayudarnos en este análisis es el benchmarking, que básica-
mente trata de detectar y conocer a los competidores que son referentes y líderes en nuestro
sector, dentro o fuera de nuestro mercado, para analizar sus propuestas de valor y nutrir la
propia con su experiencia.
Una propuesta de marca clara y bien definida nos ayudará a formar nuestra propia comunidad,
objetivo muy valorado por los consumidores al sentirse parte de algo más grande que los
contiene y los reconoce.
Un espacio, nuestra marca, que los interpela, los valora y los hace sentir especiales.
¿Qué nos hace realmente diferentes?
¿Con qué cosas nos identificamos?
¿Qué clase de comunidad podemos construir alrededor
de nuestra marca?
Son sus hábitos, sus compartimentos, sus formas de “hacer las cosas”. Y estas formas existen en
cualquier organización sin importar su tamaño, sean bien gestionadas o no.
Una buena cultura debe nutrirse con valores positivos como el respeto, la empatía, la confianza y la
transparencia.
De nada sirve promover la flexibilidad laboral y el trabajo remoto si tenemos una cultura de control y
supervisión asfixiante que envía mails y mensajes en horarios inoportunos e invasivos.
De nada sirve tener clases de yoga, canastas de frutas o días libres en nuestro cumpleaños si las
remuneraciones no son justas y acordes al mercado.
De nada sirven las plantas de oficinas libres y los espacios compartidos y flexibles si promovemos
una cultura de jerarquías verticales o CEO dependientes.
Una buena cultura nos permite desarrollar y mantener buenos equipos, líderes positivos, proyectar
carreras personales y sentirnos parte de algo en lo que creemos y queremos ayudar a construir.
Una cultura tóxica repele al mejor talento, genera alta rotación del personal e impide consolidar equi-
pos cuando todos están trabajando con ganas de estar en otro lado.
No son las oficinas modernas, los espacios relajados, los afters o nuestros valores ploteados en una
pared.
Son nuestras acciones cotidianas, nuestras experiencias y conductas diarias las que demuestran de
qué está hecha nuestra empresa y nuestra cultura.
Si queremos construir una marca buena que sea sobre una buena cultura.
CUL
TURA
FOTO: NETFLIX
El contenido ha muerto. Viva el contenido
Qué difícil debe ser hoy para una marca dar la talla con todas las demandas que corren en nuestro tiempo para
su negocio.
Ya no solo debe contar con un buen producto o servicio, sino que además, le pedimos que tenga un propósito,
una estrategia, una propuesta de valor diferenciadora, una promesa de marca que destaque y un diseño que
cautive.
Creemos que antes todo era un poco más simple, los medios y “la publicidad” estaban reservados para las
grandes compañías, quizás el resto de los mortales podían participar en una publicación barrial, invertir en un
stand para alguna exposición del sector o publicar un aviso destacado en las Páginas Amarillas.
Entonces, llegó internet. Y las webs y las .com y esa humilde participación en los medios ahora demandaba una
vidriera virtual 24/7 con la capacidad de llegar a todo el mundo, en todo momento con nuestra propuesta.
Y así, más temprano que tarde, todos los negocios, sin importar su rubro o sector, se vieron "obligados" a abrir
esta vidriera digital, pero de contenido limitado y "permanente": su historia, su equipo, descripción de sus produc-
tos o servicios y un formulario de contacto eran suficientes.
Años más tarde, llegaron las redes sociales y la web se hizo 2.0, y con ella surgió la necesidad de estar presentes
pero ahora con un perfil que permitiera interactuar de forma fluida, constante y continua con nuestros clientes y
comunidad.
La diferencia con la web 1.0 es que ahora nuestro perfil debía ser ACTIVO y demandaba una gestión continúa, para
no perder la oportunidad y ser desterrado al valle del olvido.
Fue entonces cuando el contenido encontró un lugar muy fértil, accesible y “económico” para desarrollarse.
Empezamos a hablar de content marketing, se consolida la figura del community manager y los algoritmos aban-
donan las aulas y las pizarras para instalarse en el lenguaje cotidiano.
Las nuevas generaciones de consumidores pasan más horas en las redes que frente a la TV. La generación de
contenido se ha convertido en una oportunidad para todos, pero no todos podemos o sabemos aprovecharlo.
Pensemos en calidad y no en frecuencia, en brindar valor a cambio del tiempo que nuestro contenido demanda.
Una vid tarda al menos 3 años para dar sus primeros frutos, un olivo, dependiendo su varie-
dad, entre 4 y 12 años, y un nogal entre 8 y 10 años para alcanzar una productividad plena.
Si bien las marcas no dependen del suelo ni del clima, también demandan su tiempo para dar
sus frutos.
Es verdad que con una alta inversión en pauta, medios y un gran lanzamiento podremos
conseguir notoriedad y reconocimiento al menos mientras dure la novedad.
Para las marcas que no cuentan con tanto poder de fuego, su visión, la paciencia y la coheren-
cia serán sus mejores aliados en el camino a recorrer.
Una buena idea, producto o servicio siempre encuentra su lugar aunque tarde en llegar y si,
además, viaja sobre una marca buena, su valor será cada día mayor al del día anterior y, claro,
al final hay recompensa.
La experiencia de marca son todos los puntos de contacto que la marca tiene con sus clientes, donde la prome-
sa de marca o expectativa del cliente se hacen realidad, o no.
La atención al cliente, nuestras oficinas y locales, el servicio post-venta, las interfaces digitales, la rapidez en la
solución de reclamos, procesos y tiempos, el packaging y todo lo que acompañe a nuestros productos o
servicios son parte de esta experiencia de marca.
Hoy nuestros clientes cuentan con herramientas muy sencillas y poderosas que les permiten denunciar, grabar,
fotografiar, compartir y amplificar las experiencias que les brindamos.
Y a diferencia del viejo “libro de quejas” que quedaba dentro de la empresa para trabajar en las mejoras, las
malas experiencias hoy se hacen públicas, virales y masivas.
Hoy las marcas están mucho más expuestas y a merced de que una foto o un comentario negativo pueda
desatar la próxima crisis.
"Aportar valor, fortaleciendo la relación con los consumidores, compitiendo en el mercado atendiendo a sus
necesidades, merece la pena; un rendimiento por encima de la media en la experiencia de marca y en el deleite
de los clientes reduce el nivel de abandono incluso ante experiencias negativas” Kantar 2021
No son pocas las veces que podemos sentirnos como los vendedores en una estación de tren,
viendo pasar frente a nosotros a centenares o miles de pasajeros que ni siquiera nos notan.
Podemos gritar más fuerte o ponernos delante pero seguramente ninguna de estas estrategias
nos traigan más ventas. Mucho menos clientes felices.
Este público podrá ser muy amplio en algunos casos como en los productos masivos y en
otros muy específico como en los artículos de lujo o de tecnología médica.
Siempre debemos tener muy claro a quién está dirigida nuestra propuesta de valor, de lo
contrario estaremos gastando las “pólvora en chimangos”.
¿Cuáles son los problemas que tiene nuestro público, sus aspiraciones, deseos, que miedos y
angustias comparte?
Más allá de los datos socioeconómicos, geográficos, niveles de ingreso y educación debemos
indagar y preguntarnos cuáles son sus emociones comunes, sus intereses, como adquieren
hoy servicios o productos similares.
¿Dónde están y cuáles son los puntos de contacto que más valoran?
¿Cómo es su proceso de compra o “customer journey”?
¿Cómo podemos sorprenderlos, destacarnos y distinguirnos ante ellos?
¿Qué esperan de una propuesta como la nuestra, cuáles son sus expectativas y cómo podemos
superarlas?
Muy a menudo son los estudios de mercado, encuestas y focus group las herramientas que el
marketing utiliza para estudiar estas variables y definir entre otras cosas a nuestro público
objetivo.
Pero cuando no podemos acceder a estas investigaciones bien nos hará caminar la “calle",
escuchar activamente, deshacernos de nuestros prejuicios y supuestos y salir a buscar y
conocer a nuestro público de primera mano.
No se trata de pescar con redes o arpones, se trata de llevar el bote al lugar correcto.
Hoy el diseño ya ha dejado de ser mal percibido como algo “accesorio”, ornamental y atracti-
vo y empieza a valorarse realmente como un proceso, una forma de pensamiento y de
promover (design thinking) la innovación, la incorporación de valor y la diferenciación en
productos y servicios dentro de las empresas y organizaciones.
El diseño es un valor diferencial y una fuerte ventaja competitiva sobre todo lo que es común
o commoditie en cualquier sector.
Debe ser parte fundamental de nuestros productos y servicios, nuestro packaging y también
de la experiencia de nuestros clientes, de la propuesta de nuestros locales, oficinas y centros
productivos, define nuestros procesos y moldea la cultura de la empresa.
Invertir en buen diseño, puede parecer en principio un costo marginal elevado e innecesario
para desarrollar nuestra actividad, pero será una inversión fundamental y fundacional si nos
aporta la diferenciación necesaria para destacarnos del resto y nos permite construir valor y
significado en el tiempo.
Cuanto antes invirtamos en buen diseño, antes estaremos sumando valor a nuestro producto,
empresa o proyecto.
Los puntos que propone Marca Buena nos pueden ayudar a navegar con mayor seguridad, estabilidad y convic-
ción estas mareas de cambio.
Son puntos que en algunos casos funcionarán como pilares de apoyo y anclas de seguridad, en otros casos serán
nuevas rutas y mapas, y en otros velas y timones que nos permitan avanzar y cambiar de dirección para esquivar
o atravesar las tormentas que se nos presenten delante.
El último punto de Marca Buena nos invita a revisar y preguntarnos qué podemos mejorar o que necesitamos
cambiar de los puntos anteriores.
Esto no significa que debemos redefinir todos los puntos todo el tiempo, ni que nuestro propósito o nuestros
valores deben cambiar cada año. Pero si que será prudente y estratégico hacer revisiones que permitan afirmar y
validar que podemos seguir construyendo valor sobre lo que hasta hoy nos ha funcionado o sobre nuevas
oportunidades que se presenten.
De preguntarnos cómo podemos hacer mejor las cosas o que podemos hacer de manera distinta surgirán nuevas
ideas que promuevan la creatividad, la innovación y nos permitan avanzar con coraje y nuevos aires en la incerti-
dumbre constante que nos propone el cambio.
Si nuestro contexto está cambiando todo el tiempo es lógico pensar que no podremos sobrevivir mucho tiempo
quedándonos quietos. Nada de lo que hoy hemos definido quedará grabado en piedra.
Son 12 puntos donde vale la pena indagar para mejorar y ser mejores actores en un mundo que
puede ser diferente si hacemos el esfuerzo de ponernos de acuerdo.
MARCA BUENA nació hace 6 meses como un calendario para compartir entre colegas, amigos,
seguidores y fans del branding y las marcas.
A partir del buen feedback y de la propia necesidad de mejorar nuestra visibilidad y propuesta, se
consolida como nuestra propia marca registrada para su gestión y desarrollo.
MARCA BUENA es hablar de marcas, de tus marcas, de su gestión, desarrollo e impacto como
activo fundamental del negocio, la sociedad y el planeta.
Actividades In Company
Workshop 1 - / Brand New Day (jornada completa)
Workshop 2 - Sprint de 120 minutos para la creación de una marcA BUENA.
CHARLAS
• Marca Buena - RECORRIDO DE LA PROPUESTA.
• Marca Buena - un proyecto vivo