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Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las
que he leído.
Conceptualización
Lectura proviene del vocablo latino “lectum” cuyo sentido primario es elegir,
seleccionar. Por lo tanto, es la interpretación y selección de un mensaje que se ha
recibido por escrito.
Para Isabel Solé (1977) “La lectura es un proceso interactivo en el que quien lee
construye de una manera activa su interpretación del mensaje a partir de sus
experiencias y conocimientos previos, de sus hipótesis y des su capacidad de
inferir determinados significados”. Por lo tanto, en la enseñanza y en el
aprendizaje escolar de la lectura se debe tener en cuenta la claridad y la
coherencia de los contenidos del texto, es decir, la adecuación suficiente del
léxico, de la sintaxis y de la estructura de los textos a los conocimientos y
habilidades lectoras de los estudiantes.
Por su parte Juan José Millás considera que ”no se escribe para ser escritor ni se
lee para ser lector. Se escribe y se lee para comprender el mundo. Nadie debería
salir a la vida sin haber adquirido esas habilidades básicas”
Un estudiante que ha terminado sus estudios de bachillerato e ingresa a la
educación superior se preguntará cuál es la razón por la que en este nivel se le
quiera enseñar a leer pues considera que ya superó esa etapa, es decir, que ya
sabe leer. Sin embargo, los estudios realizados y la práctica docente indican en un
alto porcentaje que no es así, si se considera el concepto de leer en su verdadera
concepción de la lecto-comprensión.
La lectura es, en suma, una contra seña que lo hace miembro activo de una
comunidad textual y le permite estar en diálogo con la comunidad académica, no
con una actitud sumisa, obediente, pasiva y receptiva, sino en una relación
reflexiva y creativa “de reciprocidad dinámica, de respuestas a la vida del texto”
(Steiner, 1977).
Al parecer la consulta de varios autores frente al tema elegido que demanda este
tipo de trabajos, la confrontación de teorías mediada por posiciones intelectuales
que permitan finalmente llegar a formular una serie de conclusiones hace menos
atractiva esta opción frente a otras como la práctica empresarial o tomar un
diplomado, entre otras.
El lector ve los símbolos, luego transmite esa imagen desde el ojo a determinadas
áreas del cerebro capaces de procesarla e interpretarla. En muchos libros,
periódicos, revistas y otros materiales de lectura se incluyen fotografías, dibujos,
mapas, gráficas y cuadros que aclaran, resumen, amplían o complementan la
información textual.
Humberto Eco (1996) afirma: “En nuestra sociedad los ciudadanos estarán muy
pronto divididos, si no lo están ya, en dos categorías: aquellos que son capaces
sólo de ver la televisión, que reciben imágenes y definiciones preconcebidas del
mundo, sin capacidad crítica de elegir entre las informaciones recibidas, y aquellos
que saben entender la televisión y usar el ordenador y, por tanto, tienen la
capacidad de seleccionar y elaborar la información. El usuario de televisión y de
Internet no puede seleccionar, al menos de un vistazo, entre una fuente fiable y
una absurda. Se necesita una nueva forma de destreza crítica, una facultad
todavía desconocida para seleccionar la información brevemente con un nuevo
sentido común. Lo que se necesita es una nueva forma de educación”.
Así que el llamado que hizo Humberto Eco es a no comer entero, a no dar como
algo cierto todo aquello que aparece en la red, especialmente en las redes
sociales, en tomar como referencia para nuestras consultas textos que tengan una
procedencia fiable y autores reconocidos.
Este tipo de lectura lee la superficie del texto, lo que está explícito; realiza una
comprensión local de sus componentes. Es una primera entrada al texto en la que
se privilegia la función del lenguaje que permite asignar a los diferentes términos y
enunciados del texto “su significado de diccionario” y su función dentro de la
estructura de una oración o de un párrafo.
Es la inmediata percepción del contenido de un escrito por parte del lector a partir
de operaciones mentales que le permite acceder a la información que da a
entender el autor con la secuencia del texto escrito. Señala el tema y alguna, o la
mayoría de las partes, incluso es capaz de dar un resumen o responder preguntas
sin salirse del texto.
Aunque logra resumir la idea general no puede determinar las relaciones macro
estructurales del texto ni descubrir la intención subyacente en la secuencia escrita,
llega tan solo a una comprensión escrita del texto leído.
La comprensión es de:
El significado de un párrafo
El significado de una oración.
El significado de un término dentro de una oración.
La identificación de sujetos, eventos u objetos mencionados en el texto.
El reconocimiento del significado de un gesto (en el caso del significado de
la imagen).
El reconocimiento del significado de los signos como las comillas o los
puntos de interrogación.
Logra encontrar los significados ocultos, para comprender realmente lo que quiso
comunicar el autor, que se encuentra implícito en el escrito. Aborda el texto en sus
contenidos, en su totalidad y en sus partes. En este nivel el lector debe estar en
condiciones de representar el plan del escrito con su red de relaciones
semánticas, en el marco de la coherencia local (lineal) y global.
Con la mente el lector busca pistas y señales para así encontrar nuevos
significados y sus hilos conductores, se interroga, infiere, analiza, consulta,
verifica, desarma, diseña esquemas hipotéticos y reconstruye.
La comprensión es de:
Este tipo de lectura pretende que el lector tome distancia del contenido del texto y
asuma una posición al respecto. Supone entonces la elaboración de un punto de
vista. Es el nivel al que se debe llegar si se quiere sacarle provecho a la lectura. A
este nivel se llega luego de haber desarrollado los procesos mentales de los dos
niveles anteriores. El lector contextualiza y coteja la información desde otras
miradas para clarificar, afianzar, completar y establecer la coherencia global,
referencial y pragmática. Busca explicaciones del porqué de lo que está leyendo,
incluso se atreve a hacer hipótesis sobre las motivaciones del autor.
El lector puede acceder a juzgar y valorar el texto leído desde cuatro perspectivas:
Se inscribe cualquier actividad que surge a partir de la lectura como por ejemplo: