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ROMANTICISMO

Romanticismo es un término que puede emplearse de distintas maneras. Puede tratarse de la


característica de aquel o aquello que es romántico (que expresa o comparte sus sentimientos o que es
idealista). Por ejemplo: “El actor volvió a hacer gala de su romanticismo al enviarle un mensaje de
amor a su esposa a través de la televisión”, “Entiendo que tu sueño es ser cantante, pero tienes que
dejar de lado el romanticismo y buscar un trabajo rentado para poder mantenerte”, “Fue una noche
mágica, donde el romanticismo se sintió en el aire y tuvimos la oportunidad de reencontrarnos como
pareja”.

Romanticismo, por otra parte, es un término que se utiliza para nombrar a un movimiento de la cultura
que surgió a finales del siglo XVIII y que se desarrolló en las primeras décadas del siglo XIX. El
romanticismo surgió en oposición a la ilustración, privilegiando los sentimientos sobre la razón. En sus
distintas expresiones artísticas y filosóficas, el romanticismo (que suele escribirse con mayúscula
inicial cuando se hace referencia a la época en la cual fue la tendencia dominante) evidencia una
valorización de lo individual y de la originalidad. El movimiento, por otra parte, destaca lo subjetivo y
lo personal.

El Romanticismo es el movimiento artístico, cultural y literario que se produjo a finales del siglo XVIII
en Inglaterra y Alemania, extendiéndose luego a otros países de Europa y América. El Romanticismo
rompe con las ideas de la Ilustración y el Neoclasicismo. No hay que confundir el término “romántico”
con su significado actual de romance, sino que hace referencia a la emoción que despierta los espacios
agrestes, la naturaleza y la melancolía que genera, así como también lo increíble e inverosímil. Se tomó
el término como opuesto a lo clásico, en especial, en literatura.

Culturalmente, el siglo XVIII estuvo marcado por el Iluminismo, que preconizaba el triunfo de la razón
sobre el fanatismo, la libertad de pensamiento y la fe en el progreso como nuevo sentido de la historia.
La religión perdía su influencia pública y era confinaba a la esfera privada. La revolución industrial,
que transcurría paralelamente, consolidó a la burguesía como clase dominante y formó una clase media
emergente.

La Ilustración se expresaba con el arte neoclasicismo. Con el neoclasicismo, comenzaron los "ismos"
como tal, es decir, los movimientos con programa y conciencia deliberada de estilo. Pero aún existían
barreras para la libertad individual y contradicciones, de modo que no tardó en formarse una reacción.
Los nuevos cambios despertaron la desconfianza ante el excesivo "racionalismo" que, irónicamente,
justificó muchas prácticas intolerantes; se miraba con nostalgia los tiempos de la fe y se sentía una
cierta desconfianza hacia los nuevos sectores sociales sin tradición.

El impacto del "buen salvaje"

En 1755, Jean-Jacques Rousseau publicó Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad
entre los hombres, donde refuta la obra Leviatán de Thomas Hobbes. Hobbes justificaba el despotismo
ilustrado para garantizar la razón y el orden social, ya que entendía que el individuo tiende a la
corrupción por naturaleza. Rousseau propuso la tesis contraria: que el ser humano es bueno por
naturaleza y que la sociedad lo corrompe. Los aborígenes americanos, de quienes se decía vivían en
armonía con la naturaleza, fueron referidos por Rousseau como modelo ejemplar. Surgió así la tesis del
“buen salvaje”. La idea fue tan escandalosa que le mereció la enemistad con Voltaire y fue considerada
herética por la Iglesia. Aun así, nadie pudo detener su contagio revolucionario.

La aparición del Sturm und Drang

Entre 1767 y 1785 surgió un movimiento germánico llamado Sturm und Drang ("Tormenta e ímpetu"),
impulsado por Johann Georg Hamann, Johann Gottfried von Herder y Johann Wolfgang von Goethe.
Este movimiento rechazó el racionalismo y rigor del arte neoclásico y se constituyó en antecedente e
impulso del romanticismo. El movimiento había recibido la influencia del pensamiento roussoniano y
despertaba el germen de la inconformidad frente al estado de las cosas.

El arte como vocación

El romanticismo, impulsado en parte por el Sturm und Drang, también revelaba una crítica, pero esta
partía de una profunda desconfianza ante el mundo conocido, ese mundo del progreso y de la creciente
masificación. Las academias habían constreñido la creatividad artística y el arte de finales del siglo
XVIII había dejado de ser revolucionario para ser predecible y servil. Los románticos creían que el arte
estaba destinado a expresar no solo la opinión sino la sensibilidad del artista. Nació la idea del arte
como vocación, lo que liberó al artista de las obligaciones de la relación con el cliente/patrono.

Romanticismo en la literatura

Uno de los cambios más significativos de la prosa lo trajo el surgimiento del artículo de costumbres,
(también denominado cuadro de costumbres) un subgénero de la literatura costumbrista caracterizado
por las descripciones de tipos populares y de comportamientos, hábitos, actitudes y valores propios de
una región, clase o profesión, generalmente con un carácter nostálgico o satírico.

Durante el romanticismo literario prevaleció el individuo, y esto aumentó la popularidad de las


autobiografías. Por otro lado, aparecieron la novela histórica, la leyenda y la novela gótica, y resurgió
el interés por géneros de la Edad Media tales como el romance y la balada. La expresión del
romanticismo se apoyó especialmente en el teatro, el género que más éxito tuvo. Los poetas, por su
parte, buscaron alejarse de las normas del neoclasicismo.

Temas del Romanticismo

• La exaltación del yo, el individualismo y el subjetivismo en el arte. El hombre se interesa por su


interior y se habla de la psicología del hombre y su inconsciente. Se comienza a tomar el gusto
individual y no la belleza universal.
• El héroe rebelde, idealista, inconformista y soñador.
• La melancolía como reflejo de un quiebre interior.
• El desengaño. Los románticos rechazan su tiempo y sienten que la vida es injusta y fugaz.
• La evasión. Los románticos tienden a la evasión como medio de escape de esa vida de
desencanto. Por eso gustan de lo gótico, lo exótico y las ruinas medievales.
• La naturaleza silvestre y hostil. Ya no se escribe sobre la naturaleza domada del Neoclasicismo,
sino que se escribe sobre bosques, paisajes y montañas embravecidos. Para el hombre
romántico la naturaleza es un todo orgánico y vivo.
• La libertad. En especial en las formas poéticas, el poeta ya no se ata a las rigurosas leyes de la
métrica clásica. La originalidad es fundamental, así como la creatividad frente a la literatura de
imitación y estática del Neoclasicismo.
• El amor y la muerte. El romántico aprecia el amor por el amor mismo, pero también le recuerda
la finitud de la vida y proximidad de la muerte.
• El poeta es un demiurgo, es decir, es creador.
• La obra inacabada e imperfecta es mejor que la obra cerrada y concluida.

Características del romanticismo

Identifiquemos algunos rasgos comunes en términos de valores, concepción, propósito, temas y fuentes
de inspiración del romanticismo.

Imaginación vs. Inteligencia: Desde el punto de vista de los románticos, el ejercicio de la imaginación
era equiparable al pensamiento cognitivo de la filosofía. Por ende, revalorizaron el papel de la
imaginación en el arte, aspecto determinante para toda la agenda romántica en cualquier de las
disciplinas artísticas.

Subjetividad vs. Objetividad: El movimiento romántico pretendía la exaltación de la subjetividad, los


sentimientos y los estados de ánimo sobre la objetividad y el racionalismo. El arte romántico deseaba
que la expresión de la subjetividad privara sobre cualquier otro elemento. En este sentido, el universo
subjetivo y emocional pasó a ser el centro de interés de los artistas. Dominó especialmente la atención
sobre los sentimientos intensos y místicos. El miedo, la pasión, la locura y la soledad fueron algunos de
los temas que más ocupen a los creadores.

Lo sublime vs. belleza clásica: La belleza clásica como referencia estética suprema cede su espacio a
la noción de lo sublime. La idea de lo sublime estaría en la percepción de la grandeza absoluta de lo
contemplado, aquello incomparable que no solo place, sino que conmueve, sobrecoge y turba, debido a
la inadecuación de lo observado con cualquier expectativa racionalmente configurada en la mente de
quien contempla.

Nacionalismo: En el romanticismo, el nacionalismo fue la expresión colectiva de la búsqueda de la


identidad, que se refería no solo al individuo, sino a su origen, su herencia, su sentido de pertenencia,
cada vez más precario al ser un tiempo de cambios históricos trascendentales. Es decir, el romanticismo
no solo buscaba al “yo” sino al “nosotros” que lo justificaba. Por ello, acudía con frecuencia a la
cultura popular como fuente de inspiración.

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