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Apellidos y Nombres:
Macías Guadamud Ariel Teodoro.
Carrera:
Ingeniería Industrial (Nivel 1).
Asignatura:
Comunicación y Lenguaje. “AF”.
Docente:
Lcda. Viviana Navarro Cedeño.
Año Lectivo:
2020-2021.
Lectura y universidad, hábitos lectores.
Autor
Macías Guadamud Ariel , estudiante de la Universidad Técnica de Manabí de la Facultad de
Ciencias Matemáticas, Físicas y Químicas; Escuela de Ingeniería Industrial, cursando el
primer semestre de Comunicación y Lenguaje en el Paralelo “AF”, de nacionalidad
ecuatoriana.
Resumen
En el ensayo presentado a continuación, se muestra la importancia de que tiene la lectura para
el correcto forjamiento en el ámbito de la educación superior y como este repercutirá al factor
laboral y profesional. Se expondrá algunas de las técnicas de estudio y lectura más efectivos,
además se explicara cómo estas dan una adquisición de pensar de forma más crítica, científica,
de razonar, entre otras.
Lectura y universidad, hábitos lectores.
Introducción
Leer es la práctica más usada a la hora de estudiar e investigar pues es la forma más falible
para que el estudiante tenga una mayor comprensión hacia el tema en el que se está indagando,
además de fomentar a la formación de incógnitas por parte del mismo lector.
Desarrollo
La lectura como medio de aprendizaje para los estudiantes universitarios, a pesar de ser muy
eficaz, realmente no se le suele tomar enserio y trae consigo puro conformismo con las
conceptualizaciones e ideas de otros autores y esto a la final no es una lectura del toda correcta
aunque aún así es un método de estudio rápido en el que prioriza la idea principal (Lectura
Literal). El hábito de leer suele quedar un poco de lado por parte de los universitarios, cosa
que tampoco hay que exagerar pues no debería ser algo grave, ¿Por qué digo esto?, porque la
acción de leer es algo que si o si debe estar entre las tantas cualidades de alguien que aspira
lograr el nivel de estudio en el que se encuentra, por lo tanto es algo que hacen
constantemente pero de alguna forma sin intensión, es decir llega a ser de forma medio
inconsciente y justamente en eso está el problema.
Para poder hablar de hábitos lectores es necesario que el sujeto interprete la lectura como algo
cultural, relevante y como una destreza individual importante. Para ello, la lectura deberá
entenderse como una práctica socialmente bien valorada. Pero a pesar de esto, actualmente
como forma de adquirir un aprendizaje inmediato y específico el estudiante prefiere limitarse a
curso, conferencias, congresos, etc. Esto sucede porque se mantiene cierto pensamiento
erróneo que dice que leer nos quita tiempo, que este es solo para el ámbito profesional o al
consumo de información puntual, por lo que termina atribuyendo a un valor puramente
instrumental.
Gil Calvo (2001) habla de una “desnaturalización lectora”, que afecta a la cualidad lectora, es
decir a qué se lee. Para determinar el hábito lector de una población la diferencia no está ya en
saber leer o no, sino en qué, cómo y por qué se lee, teniendo en cuenta que para ser lector se
requiere leer y hacerlo de forma voluntaria y placentera.
El Estudio sobre los hábitos de lectura de los universitarios españoles (2008), elaborado por
Larrañaga, Yubero y Cerrillo muestra que, para buena parte de los universitarios españoles, la
lectura tiene un carácter instrumental, que influye en la construcción del hábito lector. Este
informe, que cuenta con una muestra de 2.175 alumnos universitarios procedentes de doce
universidades españolas refleja que sigue habiendo un porcentaje importante de estudiantes
universitarios no lectores (11,9%) y de falsos lectores1 (23,7%), que se acercan a la lectura de
forma esporádica, siendo su motivación fundamentalmente instrumental y justificando el
hecho de no leer más por la falta de tiempo. Este estudio, que nos ofrece datos cualitativos
sobre las tendencias lectoras de la población universitaria, evidencia la necesidad de no
descuidar la formación del hábito lector y el desarrollo de la competencia lectora entre los
universitarios.
Para fortalecer el hábito lector de los universitarios es imprescindible crear entornos en los que
leer sea una actividad placentera y cotidiana, por lo que debemos procurar ofrecerles contextos
en los que se facilite su acercamiento a la lectura recreativa y la posibilidad de comentar las
lecturas, de reflexionar y opinar sobre su implicación emocional con el texto. Sin duda, la
biblioteca universitaria ofrece el espacio idóneo para asumir un papel relevante en la
responsabilidad de formar lectores. (S. Sánchez, 2010)
Una vez conociendo las distintas formas de lecturas que hay, el estudiante estará consciente de
cómo está leyendo y cuál de las técnicas ya explicadas debe utilizar dependiendo el tipo de
texto y la finalidad que quiera alcanzar con este.
Acciones de la Universidad para fomentar el hábito del lector.
El desarrollo del hábito lector se lo suele atribuir solo a la escuela en edades tempranas pero lo
cierto es que esto también afecta a los niveles educativos superiores, ya que la mayor parte de
la comunidad universitaria está compuesta por jóvenes que se están formando y para los que la
lectura es, o debería ser, una actividad más ligada al aprendizaje, la formación y el
conocimiento.
La biblioteca está dejando de ser un espacio con libros en espera de ser consultados
y leídos, y se está convirtiendo en un servicio dinámico, novedoso y clave en la
viabilidad de las nuevas formas de aprendizaje. El nuevo concepto de biblioteca
tiene un fuerte componente tecnológico, en el que el usuario desde cualquier sitio
debe poder continuar aprendiendo, de una forma autónoma o en grupo, y siempre
con ordenadores conectados a la red de Internet (Martínez, 2004: 2).
Las bibliotecas universitarias no pueden darse el lujo de descuidar la formación lectora de sus
usuarios, porque la lectura es una práctica imprescindible para acceder al conocimiento. Por
ello, en los últimos años, muchas bibliotecas han comenzado a considerar la lectura recreativa
y la promoción de la lectura como un ámbito más de su actividad, adaptando tanto sus
colecciones como sus servicios. Entre las actuaciones llevadas a cabo destacan la creación de
colecciones de ocio, a partir de la adquisición de libros de lectura de divulgación sobre temas
actuales y de distintos géneros; la creación de espacios específicos para la lectura recreativa,
entre otros medios. Todas estas actividades que están encaminadas, básicamente, a ofrecer
lecturas atractivas y de calidad a los usuarios, se completan con la puesta en marcha de clubes
de lectura, que ofrecen la posibilidad de comentar las obras, en un intento de fortalecer el
hábito lector de los estudiantes universitarios, su espíritu crítico y su capacidad de reflexión.
También se requiere que los docentes de todas las áreas disciplinares agencien prácticas de
lectura más significativas, partiendo del conocimiento de las percepciones o actitudes de los
estudiantes frente a la lectura, así como de los hábitos y las estrategias que ponen en juego a la
hora de leer. El acostumbramiento de los estudiantes a la lectura de textos académicos propios
de su disciplina debe ser progresivo y guiado, aún más si se tienen en cuenta las dificultades
que ya presentan. La educación superior debe asegurar que los estudiantes comprendan la
importancia de adoptar una actitud más positiva y de asumir el proceso de lectura con un
mayor nivel de conciencia para ser lectores competentes. (A. Osorio, 2013)
El hábito de leer.
Muchas personas si llega leer algún texto son por “obligación”, por lo que esto termina siendo
algo tedioso y difícil de mantener en el tiempo. Por eso generar hábitos de lectura es
fundamental para que aprovechemos esta de la mejor manera.
La lectura da múltiples beneficios. Te enseña acerca de las cosas más allá de tus horizontes
diarios, te conecta con las mentes más brillantes y puede crear personajes tan reales que parece
que los conoces, además un lector podrá ser un buen escritor.
Conclusión