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La importancia de la lectura en los adolescentes

1. Introducción
2. La lectura
3. Fomentación a la lectura desde el hogar
4. Lectura en la sociedad
5. Las bibliotecas
6. Interés de los adolescentes
7. Recolección de datos
8. Resultados obtenidos
9. Conclusión
10. Bibliografía

INTRODUCCIÓN
La lectura  en la actualidad, perdió su importancia y valor  que tuvo desde sus comienzos; ésta era
considerada una herramienta de poder  para quienes la poseían, y lograba llevar al hombre  a
reflexionar, atravesar más allá de las fronteras impuestas por la cultura , romper los tabús creados
por la religión , y explorar a través de la imaginación sin explicaciones científicas.

No siempre fue permitido al hombre tener la habilidad de leer, sólo pocos "los privilegiados" de
altas élites eran quienes dominaban esta técnica, y por esta razón ocupaban un lugar importante
dentro de la sociedad . Es una de las características que diferencia la especie humana de los
demás seres vivos. Pero en la actualidad, esto fue reemplazado por otros mecanismos que
pretenden facilitar la vida del hombre, y ahora son los jóvenes quienes se encuentran sumergidos
dentro de las nuevas tecnologías .

Esta problemática, es una constante preocupación de toda la sociedad:


los adolescentes  presentan deficiencia en las habilidades de lectura, en el dominio  de la lengua  y
también se observa que la actividad lectora es ejercida más por obligación que por gusto. En
consecuencia, tales falencias se pueden considerar riesgos  para las nuevas generaciones que,
ineludiblemente, deben enfrentar un mundo cada vez más competitivo. En efecto, ahora se elevan
las exigencias para el manejo de la información , la capacidad de lectura analítica y crítica , y el
dominio de lectura en diferentes lenguajes, no sólo el escrito, pues en la actualidad, es
indispensable saber leer los lenguajes icónico e hipertextual, además de desarrollar capacidades y
aptitudes para la innovación  y generación de conocimiento .

La mayoría de los niños , tarde o temprano aprenden a leer, aunque lo hagan en diferentes niveles.
No obstante, la lectura  es para ellos un procedimiento  pasivo y consiste en un simple
reconocimiento de letras, palabras y oraciones que carecen de algún significado profundo. En estos
tiempos, se ha perdido la esencia de la lectura, de la escritura , y por ende la reflexión de la misma,
lo que genera falta de interés  o motivación  en el estudio por parte de los alumnos.

Los adolescentes prefieren cualquier otra labor que leer; se inclinan por otras actividades. Leer es
para los jóvenes aburrido, algo ajeno totalmente a sus intereses, una tarea impuesta que no les
proporciona ningún placer ni satisfacción, una experiencia que prefieren evitar.
La lectura ha quedado en segundo plano dentro de la formación académica, no se le da la
importancia que tiene, pues su enseñanza  generalmente se limita a los primeros años sin que haya
continuidad, por lo que los alumnos suelen llegar a la secundaria con distintos niveles. Algunos
articulan con claridad, otros tienen lenguaje  lento o perezoso o con defectos; algunos jóvenes
vienen de hogares donde escuchan una gran cantidad de palabras bien elegidas, mientras que
otros con un vocabulario muy limitado. En su habilidad de expresar sus ideas, hay jóvenes que no
responden, a menos que se les estimule, o hablan con pocas palabras; en tanto que otros quieren
hablar y tienen muchas habilidades para hacerlo. Depende, además, de sus ganas de ser, estar,
crecer y de imitar.

La lectura es un hábito que disminuye cada vez más, sustituido muchas veces por algunos medios
de comunicación  como la computadora , los celulares y la televisión . Esto lleva a reflexionar, que
si bien es cierto que la tecnificación avanza para ahorrarle muchas tareas al ser humano, éste no
debe perder la capacidad de leer críticamente.

Es importante que se conozcan las razones del desinterés de los jóvenes hacia los libros , pues a
través de este conocimiento se podrá tomar conciencia  de la necesidad de buscar alternativas y
realizar acciones  que contrarresten este problema. Por lo que, esta investigación  monográfica se
inicia a partir del interrogante:

¿Por qué adolescentes y jóvenes de Educación  Secundaria del Departamento Chamical, han
perdido interés por la lectura?

Hipótesis

Los posibles motivos de la falta de motivación  hacia la lectura son:

 Desvalorización de la lectura.

 Escaso hábito lector.

 Falta de motivación por parte de la familia .

 Pérdida del compromiso social hacia la lectura como patrimonio cultural .

 El uso excesivo e inadecuado de las nuevas tecnologías de comunicación .

 El acceso a bibliografía  que no es de interés de los alumnos.

 Desinterés por parte de los adolescentes.

Objetivos

Objetivo general

 Determinar cuáles son las principales causas del desinterés por la lectura en los alumnos
de Nivel Secundario del Departamento Chamical.

Objetivos específicos
 Identificar las consecuencias que generan estos factores en el proceso  de enseñanza-
aprendizaje  de los estudiantes.

 Proponer posibles alternativas de solución a la problemática planteada.

Para ello, se ha realizado este trabajo  poniendo atención  en la importancia de la lectura en


el desarrollo  cognitivo, emocional, social y cultural de los estudiantes.

LA LECTURA
Se entiende por lectura al proceso de aprehensión de determinadas clases de información
contenidas en un soporte particular, que son transmitidas por una serie de códigos, tales como el
lenguaje . Es decir, es un proceso mediante el cual se traduce determinados símbolos  para su
entendimiento.

La lectura es sin duda una de las actividades más frecuentes, y a la vez necesarias si pretendemos
tener una participación activa en una comunidad  alfabetizada. Con todo, y a pesar de "conocer" el
alfabeto y sus reglas, la actividad cognitiva que exige la lectura a menudo no resulta sencilla y
acarrea problemas  de diferente índole. La existencia de estos problemas, pero sobre todo
las estrategias  que ponemos en marcha para resolverlos nos permiten hablar de niveles y matices
diferentes de comprensión responsables de las variadas interpretaciones que diferentes lectores
pueden hacer de un mismo texto .

Se puede definir la lectura "como un proceso interactivo de comunicación en el que se establece


una relación entre el texto y el lector, quien al procesarlo como lenguaje e interiorizarlo, construye
su propio significado. En este ámbito, la lectura se constituye mediante un proceso constructivo al
reconocerse que el significado no es una propiedad  del texto, sino que el lector lo construye en un
proceso de transacción flexible, que mientras va leyendo le otorga sentido particular al texto según
sus conocimientos y experiencias en un determinado contexto".

El proceso cognitivo que ponemos en marcha cuando leemos se caracterizaría de la siguiente


manera: cuando un lector se encuentra delante de un determinado texto, percibe diferentes
elementos que son procesados mentalmente siguiendo niveles jerárquicamente diferenciados. Así
pues, reconoce las letras, sílabas, palabras, etcétera; estos elementos, al ser procesados generan
en él determinadas expectativas.

La información procesada en un nivel funciona como un input  para el nivel inmediatamente


superior; así, un conjunto de palabras se organizan en frases coherentemente relacionadas,
un grupo  de frases en párrafos interconectados, etcétera. De esta manera, la información se va
propagando y va ascendiendo a niveles más elevados.

La mecánica  de la lectura implica la puesta en marcha de varios procesos : Es un proceso


fisiológico, psíquico e intelectual que conduce a la reproducción  aproximada de
las imágenes  acústicas y conceptuales codificadas en el texto y a la construcción  de sentidos por
parte de los lectores.

 Es fisiológica porque intervienen los ojos y el cerebro : ofrece la posibilidad de analizar y


entender la capacidad de lectura del ser humano desde una perspectiva biológica
(estudiando el ojo y la habilidad para fijar la visión).
 Es psíquico porque el lector tiene una actitud  de aceptación o de rechazo, de interés o
desinterés, de ansia o empatía hacia el texto.

 Es Intelectual porque la lectura no concluye hasta tanto no se hayan descodificado las


imágenes acústicas visuales: se pone en funcionamiento en la mente cuando alguien lee,
tanto para interpretar símbolos, caracteres e imágenes como en la asociación de la palabra
con lo que ese término representa.

Desde este punto de vista, se puede decir que el ser humano, desarrolla capacidades complejas y
exclusivas, en la que se comprenden todas las facultades simultáneamente.

Es imprescindible, para que la lectura sea comprensiva, que el lector manifieste interés hacia ella,
siendo un receptor activo en la interacción  con el texto.

Comprensión de la lectura:

El primer paso en la lectura es formar una asociación entre el símbolo impreso junto con la
pronunciación y significado. El resultado de las asociaciones de palabras, signos  del lenguaje, con
el significado de lo que se lee, contenido ideológico, da como resultado la comprensión.

El grado de comprensión aumenta con la edad y el grado que cursa el alumno. Aumenta también
con la edad mental e inteligencia  del escolar y tiende a ser mayor en los lectores rápidos que en
los lentos; a lo que va unido el vocabulario del niño, las palabras que se empleen en el material de
lectura, así como las experiencias vividas que le permiten una mayor interpretación  y asociación
de lo que lee. Las causas de una comprensión deficiente son numerosas, pero podemos
mencionar: vocabulario escaso, dificultad en la mecanización de la lectura, no atender al contenido,
experiencias limitadas, falta de interés o habilidades.

Niveles de lectura

Podríamos definir al proceso de comprensión de la lectura en tres partes o etapas, que se


distinguen cada una de ellas por un tipo de lectura en particular, que unidas llevan a la lectura
deseada o crítica:

La Lectura literal es predominante en el ámbito académico. Es el nivel básico de lectura centrado


en las ideas y la información que está explícitamente expuesta en el texto. La lectura literal es el
reconocimiento de detalles (nombres, personajes, tiempos y lugar del relato), reconocimiento de la
idea principal de un párrafo  o del texto, identificación de secuencias de los hechos o acciones, e
identificación de relaciones de causa o efecto (identificación de razones explícitas relacionadas
con los hechos o sucesos del texto) el cual se subdivide en dos niveles, el transcriptivo y la
paráfrasis. El primero es el encargado de reconocer vocabulario y frases que abordan el texto, el
segundo es el que nos motiva a participar de una forma más activa a la lectura. Así mismo,
podemos tener una mejor comprensión de lectura, sacar ideas principales, realizar mapas
conceptuales  o cuadros sinópticos y resumen.

 La Lectura inferencial: se constituye la lectura implícita del texto y requiere un alto grado
de abstracción por parte del lector. Se construye cuando se comprende por medio de
relaciones y asociaciones el significado local o global del texto. Las relaciones se
establecen cuando se logra explicar las ideas del texto más allá de lo leído o manifestado
explícitamente en el texto, sumando información, experiencias anteriores, a los saberes
previos. El objetivo  de la lectura inferencial es la elaboración de conclusiones y se
reconoce por inferir detalles adicionales, inferir ideas principales no explícitas en el texto,
secuencias de acciones relacionadas con la temática del texto, inferir relaciones de causa
y efecto (partiendo de formulación de conjeturas e hipótesis  acerca de ideas o razones),
predecir acontecimientos sobre la lectura e interpretar el lenguaje figurativo a partir de la
significación literal del texto. Buscamos relaciones que van más allá, explicamos el tema
más ampliamente agregando experiencias y relacionando nuestros conocimientos con lo
leído, formulando nuestras propias hipótesis  e ideas.

 La lectura crítica intertextual: Relación entre texto y pre-concepto  para así llegar a un


juicio textual. La lectura crítica es la lectura de carácter  evaluativo donde intervienen los
saberes previos del lector, su criterio y el conocimiento  de lo leído, tomando distancia del
contenido del texto para lograr emitir juicios valorativos desde una posición documentada
y sustentada. Los juicios deben centrarse en la exactitud, aceptabilidad y probabilidad ;
pueden ser: de adecuación y validez (compara lo escrito con otras fuentes de
información ), de apropiación (requiere de la evaluación  relativa de las partes) y de
rechazo o aceptación (depende del código  moral  y del sistema  de valores  del lector).

Según Noé Jitrik (1984:3)

"la lectura "crítica", finalmente, sería una lectura que culmina un sistema, no ignora las etapas
precedentes y entienden- o lo pretende- asumir la pluralidad de niveles tanto en la comprensión del
objeto legible como en la conciencia acerca de su propia actividad."[1]

IMPORTANCIA Y BENEFICIOS DE LA LECTURA

La lectura es una de las actividades más importantes y útiles que el ser humano realiza a lo largo
de su vida. En primer lugar, la lectura del mismo modo que todas las restantes
actividades intelectuales , es una actividad exclusiva de los seres humanos, únicos seres vivos que
han podido desarrollar un sistema intelectual y racional avanzado. Esto quiere decir que, la lectura
es una de aquellas actividades que nos define por lo que somos frente al resto de los seres vivos.
Esta capacidad que por lo general comienza a adquirirse muy lentamente desde temprana edad y
se manifiesta de por vida, es decir que no se pierde con el tiempo .

EI privilegio de la lectura les estuvo reservado a muy pocos en la Antigüedad, antes de la invención
de la imprenta , y aún después de la Edad del Humanismo  nada más le era accesible a una élite
cultivada. Sólo en décadas recientes, cuando el desarrollo tecnológico y económico requirió sin
cesar la colaboración intelectual de la mayoría de la gente, se planteó la cuestión de cómo el
"derecho a leer" podría hacerse una realidad efectiva para todos.
"Hubo una época, hace varios siglos, en que escribir y leer eran actividades profesionales. Quienes se
destinaban a ellas aprendían un oficio, y a este se dedicaban el resto de sus días" [2]

Según Adolfo Díaz Martin, las ventajas de la lectura son:

 La lectura no solo proporciona información, es decir no solo instruye, sino que nos educa,
creando hábitos de concertación, análisis , reflexión, esfuerzo… y recrea, hace gozar,
entretiene y distrae.

 La lectura ayuda al desarrollo y perfeccionamiento del lenguaje. Mejora la expresión oral y


escrita, y hace el lenguaje más fluido. Aumenta en vocabulario y mejora la ortografía . Uno
de los problemas básicos pero a su vez constantes y repetitivos del sistema educativo , es
la escasez  de vocabulario por parte de los alumnos a la hora de expresarse tanto a nivel
oral, como escrito y la gran cantidad de errores de ortografía que cometen.

 Mejora las relaciones humanas , enriqueciendo los contactos personales. Es evidente que


una persona  se relaciona con mayor facilidad cuando tiene elementos más suficientes
para expresar lo que siente. La lectura potencia  el autoestima , nos hace más seguros  en
nuestras argumentaciones, nos da las herramientas  para defendernos, "para
hacer discurso  y defenderlo" o, simplemente, para disfrutar con la conversación, con
el dialogo , con la oratoria .

 La lectura da facilidad para exponer el propio pensamiento , y posibilita la capacidad de


pensar. Tenemos y gozamos de más herramientas, de más instrumentos para ejercitar
nuestro pensamiento y ponerlo en práctica a través de nuestros discursos . Eso nos da la
posibilidad de ser más audaces en nuestra capacidad de pensar. Por los tanto, la lectura es
una herramienta extraordinaria de trabajo intelectual, ya que, pone
en acción  las funciones  mentales agilizando la inteligencia y por eso tiene relación con el
rendimiento escolar.

 Aumenta el bagaje cultural; proporciona información, conocimientos. Cuando se lee se


aprende. Este aspecto hay que tenerlo siempre en cuenta y comentarlo constantemente.

 Limpia los horizontes del individuo  permitiéndole ponerse en contacto con lugares, gentes
y costumbres lejanas a él en el tiempo o en el espacio. Este aspecto está relacionado con
el conocimiento. A más lectura, mayor conocimiento.

 Estimula la curiosidad intelectual y científica. Desarrolla la capacidad de juicio, de análisis,


de espíritu crítico despertando aficiones e intereses.
 Fomenta el esfuerzo pues exige una colaboración de la voluntad. Exige una participación
más activa y una actitud dinámica . El lector es protagonista de su propia lectura, nunca un
sujeto paciente. Es difícil ser un receptor activo del proceso.

 Potencia la capacidad de atención, observación  y concentración. Es importante intuir lo


que el escritor, el creador de la historia  que estamos leyendo nos quiere transmitir.

 La lectura favorece el desarrollo de las virtudes morales siempre que los libros se
seleccionen adecuadamente. Las lecturas promueven modelos  para admirar e imitar; y,
mientras los modelos vivientes pasan, los protagonistas de los libros permanecen.

 Potencia la formación estética  y educa la sensibilidad estimulando las


buenas emociones  artísticas y los buenos sentimientos. Las lecturas nos ayudan a
conocernos a nosotros mismos, y a los demás; y de este modo, favorecen la educación  de
carácter y de la afectividad, despertando buenos sentimientos. En suma, la lectura nos
enriquece como personas y nos transforma, nos hace gozar y como no, también sufrir.

 La lectura es un medio de entretenimiento y distracción que relaja y divierte. Si sabemos


acercarnos sigilosamente a las entrañas de un libro , si sabemos sacarle su jugo poquito a
poco, si conseguimos introducirnos en su propia historia, posiblemente empecemos a
relajarnos y disfrutar intensamente la lectura. Leer es una pasión, algo que envuelve a las
personas enteras y les transmite un deleite, porque es una actividad puramente humana; es
una fuente inagotable de disfrute, de goce, de felicidad.

 La lectura es una afición para cultivar en el tiempo libre, un hobby para toda la vida, una
necesidad que hay que trabajar constantemente en las escuelas, una herramienta útil y
básica para la buena formación humana e intelectual de la persona. Una afición que puede
practicarse en cualquier tiempo, lugar, edad y situación.
LA LITERATURA COMO FUENTE HISTÓRICA: BENITO PÉREZ GALDÓS

María Luisa Lanzuela Corella U.N.E.D. (MADRID) LA OBRA LITERARIA COMO REFLEJO DE UN
MOMENTO HISTÓRICO La obra literaria no es un hecho aislado, es un reflejo, consciente o
inconsciente, de la situación social, económica y política de un determinado momento histórico. El
escritor no vive aislado sino integrado en una sociedad por un sinfín de nexos y relaciones.
Además, no es sólo escritor, es otras muchas cosas; y su vida, como la de cualquier ser humano, se
nutre del forcejeo entre la afirmación de su propia individualidad y las trabas que en los usos
sociales encuentra para lograr esa individualidad. Por eso, la obra literaria está históricamente
condicionada, en la medida en que toda sociedad es, por su misma esencia, histórica; y el
componente socio-cultural actúa como ingrediente de la concepción artística. Giner de los Ríos
llama la atención sobre el valor de la literatura como instrumento para averiguar la caracteriología
de un pueblo, piensa: que el historiador puede y debe servirse de la producción literaria como de
insuperable guía para explorar la recóndita intimidad de un momento histórico; la que no nos
suele proporcionar la historia política. Ahora bien, para Gíner, y, por supuesto, para los krausistas
en general, la historia, en cuanto reflejo del gradual perfeccionamiento del hombre, tiene
fundamento, sentido y objetivos estéticos. Afirma Gíner que: «sólo de esta manera, podemos
considerar la historia con un sentido verdaderamente racional y humanitario. De otra suerte, el
progreso sería un nombre vacío».1 Según él, si la historia quiere descubrirnos el espíritu de los
pueblos, tiene que buscar sus fuentes donde el espíritu se manifiesta de manera más libre e
intensa; que, precisamente, no es en el terreno de lo socio-político, donde acostumbra, por cierto,
a buscarlas; sino en una esfera más personal e íntima, la del arte, ya que la obra artística surge de
lo más individual y característico que tiene el hombre; y dentro del arte, el historiador debe
dirigirse muy especialmente a la literatura. Dice Giner «suprímase la literatura de un pueblo y en
vano se apelará para reconstruir su «Estudios de literatura y arte», en Obras completas de D.
Francisco Giner de los Ríos, Madrid, 1919, t. III, pág. 202. 259 260 M.a L. LANZUELA CORELLA
pasado a su historia política. Las bellas letras son la carne y la sangre de la historia».2 El texto
literario para el historiador no es una ilustración de la exposición histórica; es, en sí mismo, una
fuente de investigación que hay que saber manejar y también averiguar cuándo hay que recurrir a
ella; pero siempre habrá que contrastar la información que nos proporciona con otras fuentes
documentales de tipo histórico, geográfico, cultural o económico. La validez de la fuente literaria
resulta innegable a la hora de analizar temas de historia social, detalles de la vida cotidiana o
tendencias de mentalidades colectivas. No obstante, y a pesar de la afirmación de Gíner de que
«los pueblos que tienen historia, tienen literatura»,3 para que la obra literaria pueda ser tenida en
cuenta en la exploración de un determinado momento histórico, habrá que realizar previamente,
como ocurre con cualquier otro documento histórico, un minucioso examen y una valoración
crítica de la obra en cuestión: ¿Hasta qué punto es esa obra índice fiel de su tiempo y del lugar al
que se refiere? ¿Qué proporción representan en dicha obra lo individual o anecdótico, y lo
colectivo? De cualquier forma, y, a pesar de todas estas premisas, la consideración de la obra
literaria como documento histórico de primera mano tiene, por parte de sus detractores, la
categoría de fuente histórica subjetiva; aunque nos preguntemos: ¿por qué se admite la prensa
periódica como valioso documento histórico, y se cuestiona el valor de la fuente literaria? EL
TEXTO NARRATIVO: VALIOSO DOCUMENTO HISTÓRICO Dentro de la literatura, el género que
aporta datos más valiosos es, sin duda, la narrativa. El texto narrativo, como refrendo de una
realidad social, nos proporciona datos valiosos y detalles imposibles de encontrar en otro tipo de
documento histórico. El autor de una novela, cuando refleja en su relato la sociedad que le rodea
—si el argumento se desarrolla en momentos coetáneos o cercanos a los de su creación- es un
testigo de su época; testigo que nos transmite, junto con la representación de la realidad, un
conjunto de problemas que va a expresar, influido por sus propias circunstancias sociales o
ideológicas. El proceso de socialización que a lo largo de su vida sufre el escritor influye, desde
luego, en el tratamiento dado a su novela. De aquí, que el historiador debe conocer la biografía del
novelista -ascendencia familiar, educación recibida, situación personal, amigos-, los elementos
culturales de la sociedad en que está inmerso -valores, modelos, símbolos-, así como las corrientes
ideológicas o la mentalidad de su grupo de pertenencia, ya que todo ello va a conformar su
expresión artística en un determinado sentido. Es decir, la novela no sólo da testimonio de una
realidad, sino que los acon2 Op. cit., pág. 163. 3 «Consideraciones sobre el desarrollo de la
literatura moderna», en Obras completas de D. Francisco Ginerde los Ríos, t. III, pág. 169. LA
LITERA TURA COMO FUENTE HISTÓRICA 261 tecimientos históricos de la época influyen en el autor
de dicha obra; y ésta, a su vez, sirve de instrumento de denuncia y crítica de la sociedad de su
tiempo. Abundando en esta idea, Mijail Bajtin en su obra Teoría y estética de la novela 4 afirma
que el carácter dialógico y polifónico del género novelístico hacen de él el ejemplo más claro de
cómo la estructura de una forma literaria puede reflejar a través del lenguaje el trasfondo básico
de la realidad social. La historia literaria de España confirma los postulados que acabamos de
exponer: el nacimiento de la novela realista va ligado a la agitación intelectual que lleva aparejada
la Revolución de septiembre de 1868. La novela decimonónica, la novela por antonomasia,
después de los años isabelinos -en los que únicamente ha demostrado un afán de entretener al
lector y de desviar su atención de las desazones sociales y políticas del momento- al llegar a los
años que transcurren entre la Vicalvarada (1854) y la Septembrina, es cuando ve aparecer una
élite intelectual ilustrada que nutre la turbulencia ideológica revolucionaria y engarza con el
nacimiento de la novela española moderna. González Serrano, comentarista temprano de la
novela española, dice que la novela «como sincretismo ficticio de esa incoherencia que nos rodea
por todas partes, es el género literario más adecuado al espíritu y tendencias de los tiempos
presentes».5 LA NOVELA DE GALDÓS: TESTIMONIO DE LA SOCIEDAD DE SU TIEMPO Si a los
autores de la novela realista del XIX se les agrupa en la llamada «generación del 68» o «generación
burguesa» -aludiendo a los hechos históricos que tienen lugar en ese período de la historia de
España, y a que, precisamente, es la Revolución del 68 la que ha propiciado el triunfo de la
burguesía progresista-, ninguno tiene más mérito para tal entronque que Pérez Galdós. En la obra
de Pérez Galdós se puede reconstruir toda la historia de la novela española de medio siglo de
duración: Galdós es algo más que un novelista de su generación, es algo así como la generación
misma. Se ha dicho que: novelar en Galdós es hacer historia. Y, efectivamente, es quien entre
todos los llamados realistas mejor refleja el conflicto político, histórico, social y religioso inherente
a la Revolución del 68. Para López Morillas: Concretamente él es quien incorpora a la novela las
promesas, soliviamos y desengaños que acompañan al movimiento revolucionario; y al hacer eso
radicaliza, por así decirlo, la ficción novelesca, inyecta en ella una tensión ideológica que no es sino
reflejo de la radicalización que se ha producido en el mundo real y que el propio novelista siente
con aguda intensidad.6 El interés de Galdós por la sociedad contemporánea, su deseo de hacer de
4 Mijail Bajtin, Teoría y estética de la novela, Madrid: Tauros, 1989. 5 Urbano González Serrano,
Ensayos de crítica y filosofía, Madrid, 1881, pág. 201. Juan López-Morillas, Hacia el 98: literatura,
sociedad, ideología, Madrid: Ariel, 1972, pág. 30. 262 M.a L. LANZUELA CORELLA ella el material
imprescindible de sus novelas, su intento de hacer de éstas un fiel reflejo de la sociedad, sobre
todo, de la clase burguesa; y el carácter testimonial de la obra de Galdós, que adopta la
perspectiva de un burgués para convertir su novela en un auténtico documento social, queda
expuesto en dos textos fundamentales: el artículo «Observaciones sobre la novela española
contemporánea» publicado en la Revista de España en 1870, y su discurso de ingreso en la Real
Academia Española La sociedad presentada como materia novelable, leído el 7 de febrero de
1897. Los acontecimientos que tienen lugar en el turbulento y a la vez estimulante período que va
de 1868 a 1875 coinciden con los primeros años de madurez de Galdós -que tiene 25 años en los
días de la Revolución y 32 en la fecha de la Restauración. Es significativo que es, precisamente, en
estos años en los que Galdós sitúa la acción de algunas de sus novelas más significativas, por
ejemplo Fortunata y Jacinta. NOVELA DE TESIS La novela que nace de la Revolución de septiembre
está imbuida de tendencias ideológicas de signo contrario. Esta efervescencia intelectual que lleva
aparejada la revolución da como resultado una toma de posición ante la realidad española: se
descubre que es problemática, y los escritores no dudan en reflejarla en obras polémicas y
doctrinales; de ahí su valor como documento histórico. En estas novelas de Galdós llamadas «de
primera época» la acción abarca los tres cuartos de siglo que van de Godoy a Cánovas; en ellas se
muestra el conflicto ideológico entre el individuo que encarna las virtudes (honradez, franqueza,
magnanimidad...), frente a la sociedad española, las taras morales (hipocresía, fanatismo...). Así,
Lázaro {La Fontana de Oro) es «mancebo de recto y noble corazón»,7 Pepe Rey {Doña Perfecta) es
hombre «de profundo sentido moral»,8 León Roch se distingue por su «rectitud y el propósito
firme de no mentir jamás».9 En el otro lado, la sociedad con la que brega Lázaro es «decrépita,
pero conservando aún esa tenacidad incontrastable que distingue a algunos viejos»,10 describe la
sociedad de la España de Fernando VII, Pepe Rey se desenvuelve en «un pueblo dominado por
gentes que enseñan la desconfianza, la superstición...»,11 características que reflejan el fanatismo
provinciano. León Roch, por último, modelo de joven krausista, «cae víctima del escuadrón de
hipócritas que forman la parte más visible de la sociedad contemporánea»,12 se refiere a la
hipócrita sociedad de la Restauración. Benito Pérez Galdós, Obras Completas, Madrid: Aguilar,
1941, t. IV, pág. 39. Op. cit., pág. 416. Op. cit., pág. 794. Op. cit., pág. 15. Op. cit., Pág. 460. 12 Op.
cit., pág. 912. LA LITERA TURA COMO FUENTE HISTÓRICA 263 En estas novelas se centra en los
graves problemas que la Revolución ha puesto sobre el tapete: libertades individuales y de culto,
educación... [...] En ellas aparece un Galdós combativo y muy politizado que critica a la Iglesia
Católica -por su dogmatismo, influencia autoritaria del clero en asuntos domésticos y públicos,
mantenimiento del tradicionalismo reaccionario o fanatismo- y a los defensores de ese fanatismo,
como enemigos de la burguesía progresista. La Revolución de septiembre había supuesto para los
liberales una gran esperanza en que la Gloriosa supusiese el fin de las luchas fratricidas que
durante medio siglo desgarraban a España. Sin embargo, Galdós fue uno de los pocos que no se
deja seducir por ese general optimismo y en 1870, dos años después de concluir el manuscrito, se
decide a publicar su primera novela La Fontana de Oro -por el parecido que pudiera existir entre el
alzamiento de Riego en Cabezas de San Juan para derrocar a Fernando VI y el de Prim y Serrano
para hacer lo propio con Isabel II- con una finalidad histórica más que literaria, como pone de
manifiesto el propio Galdós en el preámbulo de la novela. La Fontana de Oro, primera novela
española moderna, refleja el ambiente político y social de los clubs políticos en los cafés
madrileños en los años del Trienio liberal de 1820 a 1823. La novela -inspirada en el conocido café
en el que se reunían los liberales que habían hecho jurar a Fernando VII la Constitución de 1812-
escrita en los años de la Revolución, recibe los últimos toques poco después de triunfar la causa
del puente de Alcolea. En ella Galdós -que ha participado en la Gloriosa a favor de los victoriosos
progresistas- trata de dar una lección de moderantismo: condena a Fernando VII pero también a
los exaltados de signo contrario. Doña Perfecta -de todas ellas, probablemente, la novela de
mayor valor literario, y la que, desde luego, le granjeó más enemigos, ya que fue considerada por
algunos sectores como anticlerical- aparece por entregas en 1876, pues Galdós intenta que su
publicación coincida con los debates del Parlamento, sobre la libertad de cultos y las polémicas
entre krausistas y tradicionalistas -coincidencia que puede comprobarse en el Libro de sesiones de
las Cortes. Y es que Galdós, por estas fechas -fracasada la Revolución del 68, en 1875 ha sido
restaurada la monarquía- se da cuenta de que vuelve la intolerancia del pasado y de que están en
peligro los ideales de tolerancia, libertad y progreso que representan las clases medias ilustradas;
y se sirve de los personajes mencionados en esas novelas para reflejar una situación histórica.
Cuando Galdós escribe La Familia de León Roch (1978), su novela de más peso ideológico, ha
fracasado la septembrina, y los intelectuales se han dado cuenta de que el advenimiento de un
mundo mejor no puede venir de una revolución, sino del gradual perfeccionamiento del individuo
por medio de la educación. León Roch personifica el retrato físico y moral de los krausistas de la
época; frente a María Sudre, su mujer, hija de los marqueses de Tellería, prototipo de la moral de
la burguesía restauradora. 264 M.a L. LANZUELA CORELLA NOVELA CONTEMPORÁNEA: ETAPA
NATURALISTA DE GALDÓS En 1881 Galdós publica La desheredada e inicia una «segunda manera
de novelar» -según su propia confesión en una carta a Gíner de los Ríos- la etapa «naturalista»,
que va a continuar con El amigo Manso, El doctor Centeno, Tormento, La de Bringas y Lo prohibido
publicadas entre 1882 y 1885; para, tras una breve pausa, culminar el ciclo con su obra maestra
Fortunata y Jacinta. Este cambio de rumbo en su hacer novelístico no ha sido caprichoso: sucede al
silencio de casi tres años -circunstancia ésta muy extraña para un trabajador infatigable como
Galdós- que se ha establecido desde la publicación de La familia de León Roch; y nos hace
reflexionar sobre: hasta qué punto la realidad histórica condiciona su novela. Ya que, Galdós entre
1876 y 1878 -fechas en las que publica Doña Perfecta, Gloria y La familia de León Roch— se ha
manifestado como un escritor comprometido con la sociedad de su tiempo, a la que ha querido
aleccionar; sin embargo, estas novelas más que representar la vida, con toda su complejidad, dan
una interpretación demasiado esquemática de ella, con una presentación maniquea de las dos
Españas: la tradicional o reaccionaria y la liberal o progresista -en una «indecisa
contemporaneidad». Ahora bien, una vez entrada la Restauración en los años que van del 78 al 81,
cuando parece que existe la confianza de que el nuevo sistema político puede tener una
continuidad estable -a la que sin duda ha contribuido el final de la segunda guerra carlista en
1876- que se asienta en tres pilares básicos: en el orden político, la Constitución de 1876 y la
política de «turnos»; el despegue de la economía desde 1879 hasta finales de los 80, con el
desarrollo de la industria y la expansión del ferrocarril; y, en lo social, como consecuencia del
ascenso al poder de la burguesía, la posibilidad o esperanza de «una movilidad social hacia arriba»,
la mítica «confusión de clases» a la que alude Galdós. Todas estas circunstancias le hacen a Galdós
darse cuenta de que la sociedad de la Restauración parece ir «asentándose», de modo que
empieza a resultar «aislable» como una nueva estructura social; es decir, se ha logrado el avance
definitivo e irreversible de la burguesía española. Siendo así, ¿cómo seguir novelando sin atender a
esta realidad, como hemos dicho, prácticamente ausente en las novelas de tesis? De ahí, que esta
percepción obligue a Galdós a detenerse y a volver a enfocar su trabajo; por eso, el silencio, y la
pausa en esos años que van del 78 al 81, para entrar ya decididamente en una nueva manera de
novelar en el ámbito de lo contemporáneo. En la que, si Cervantes, Dickens y Balzac son sus
modelos, y Taine y Comte sus guías, Zola va a ser su fermento vital: influido por él, empieza a
estudiar las causas biológicas, ambientales e históricas como factores determinantes del
comportamiento de sus personajes. En la nueva sociedad, derrotadas todas las posibilidades
revolucionarias, sólo queda el problema de subsistir en el difícil equilibrio de acoplarse a lo
existente. Así lo explican los personajes de sus novelas: Feijo le dice a Fortu- LA LITERA TURA
COMO FUENTE HISTÓRICA 265 nata «que también él había sido loco, pero había recobrado la
razón, y la razón en política era, según él, la ausencia completa de fe».13 O el propio Juanito Santa
Cruz: «las conveniencias sociales, nena mía, son más fuertes que nosotros».14 O en España sin
rey, el narrador dice que la Restauración es «un remiendo, más bien una chapuza».15 En La
desheredada, cuya acción se sitúa entre 1873 y 1875, se desenmascara de manera indirecta a la
sociedad de esos años que como Isidora soñaba escalar las mayores cimas sociales sin ningún tipo
de esfuerzo. El amigo Manso, se desarrolla alrededor de 1880. Manso es un maduro profesor de
filosofía, un krausista, -en el que algunos ven reflejado al propio Galdós-, es un idealista en un
medio social pragmático y oportunista que fracasa en su empeño de moralizar a los demás. En el
ciclo formado por El doctor Centeno, Tormento y La de Bringas -cuya acción transcurre durante los
últimos cinco años del reinado de Isabel II- desvela la falta de grandeza de espíritu e inmoralidad
de la sociedad isabelina. En Fortunata y Jacinta publicada en 1887 -extenso y pormenorizado
cuadro de la vida española de 1869 a 1875- Galdós abandona las esperanzas que ha puesto en la
burguesía española y se identifica con Fortunata y con su clase, el pueblo. En estrecho paralelismo
con el proceso histórico: Juanito Santa Cruz inicia un romance con Fortunata -representante del
pueblo- durante los primeros meses de 1868; pero -al igual que la clase a la que representa-
después de haber conseguido de Fortunata lo que quería, la abandona- como la burguesía hace
con el pueblo, lo había utilizado para derrocar a Isabel II, pero una vez que llega al poder,
abandona al pueblo a su suerte. A los pocos meses Juanito se casa con Jacinta, quien, como la
burguesía, es estéril. No hay que olvidar que Galdós escribe con una perspectiva histórica que le
ha permitido comprobar como la Restauración no ha sido una buena solución política. Siguiendo el
paralelismo: Alfonso XII es considerado por la burguesía como el salvador de la nación, y el hijo de
Juanito y Fortunata, el Mesías de los Santa Cruz. Pero los dos llegan por procedimientos no legales:
en un caso hubo un golpe de Estado, en el otro, el hijo es ilegítimo. Fortunata, como el pueblo
español de las últimas décadas del siglo XIX, empezó a comprender finalmente que debía
distanciarse de la burguesía, que le había instrumentalizado, y descubre que tenía que actuar de
acuerdo con los intereses de clase, para lo cual tenía que afirmarse como un sujeto con capacidad
decisoria. Fortunata es derrotada, como lo fue el pueblo español en 1875. La grandeza de esta
novela radica en que Galdós comprendió cuál era el sentido de la historia. Fortunata y Jacinta
tiene una dimensión socio-histórica, en la medida en que está estructurada en torno a los
acontecimientos más relevantes de los 13 Op. cit., t. V., pág. 294. 14 Op. cit., t. V., pág. 104. 15 Op.
cit., t. V., pág. 822. 266 M.a L. LANZUELA CORELLA años 1869 a 1875; pero al mismo tiempo es una
reflexión sobre la naturaleza espiritual del ser humano.16 ETAPA ESPIRITUALISTA Las novelas de la
etapa espiritualista de Galdós continúan siendo un reflejo de la realidad histórica: Miau (1888)
trata el problema de los funcionarios cesantes en los gobiernos de la Restauración; en Ángel
Guerra (1890), Nazarín (1895) y Halma (1895) los héroes galdosianos, representantes del más puro
cristianismo, propugnan la ruptura con la Iglesia oficial; mientras que Misericordia (1897), que se
ocupa del tema de la caridad, nos muestra las clases bajas de la sociedad madrileña frente a la
mezquina y arruinada clase media. BIBLIOGRAFÍA: Bajtín, M., Teoría y estética de la novela,
Madrid: Taurus, 1989. Caudet, F., El mundo novelístico de Pérez Galdós, Madrid: Anaya, 1992.
Díaz, E., La filosofía moral del krausismo español, Madrid: Debate, 1989. Fox, I., Ideología y
política. En las letras de fin de siglo (1898), Madrid: Espasa-Calpe, 1988. Galdós en el centenario de
«Fortunata y Jacinta», Julio Rodríguez Puértolas, coord., Madrid: Universidad Autónoma, 1989.
Gíner de los Ríos, Obras completas, Madrid: Espasa, 1919. Gullón, R., Técnicas de Galdós, Madrid:
Taurus, 1980. Gullón, R., Galdós, novelista moderno, Madrid: Taurus, 1987. Jover. J. M., Política,
diplomacia y humanismo popular en la España del siglo XIX, Madrid: Turner, 1976. López Giménez,
El naturalismo y España, Madrid: Alhambra, 1977. López - Morillas, J., Hacia el 98: literatura,
sociedad, ideología, Madrid: Ariel, 1972. López - Morillas, J., Krausismo. Estética y literatura,
Barcelona: Lumen, 1973. Mitterand, Zola et le naturalisme, París: que sais-je?, P. U. F., 1986.
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ed. de J. W. Kronik y H. S., Turner, Madrid: Castalia, 1994. Zambrano, M., La España de Galdós,
Madrid: Comunidad de Madrid, 1989.

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