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Pensamiento de Platón
Aristocles, posteriormente llamado Platón (el de las anchas espaldas, 427-347
antes de Cristo), fue quizá el más importante filósofo de la historia. En la institución
que él fundó, llamada Academia, se formaron sus primeros discípulos. Los ha seguido
teniendo en todos los siglos, hasta hoy. Dejó escritas sus ideas filosóficas en sus
famosos “Diálogos”. Hoy nos centraremos en su metafísica, es decir, en la conocida
"Teoría de las Ideas “.
En el Diccionario de Filosofía de Nicola Abbagnano, se exponen tres elementos claves
del platonismo que, de alguna manera, resumen las principales aportaciones que
hizo el filósofo y que siguen siendo referencia en la actualidad. Estas son: la doctrina
de las ideas, la superioridad de la sabiduría sobre el saber y la defensa de la
dialéctica como método científico.
LA TEORÍA PLATÓNICA DE LAS IDEAS
Existen según Platón, dos mundos: el mundo de las Ideas y el mundo de las cosas.
En uno y otro mundo ha vivido el hombre. Efectivamente, según Platón, todos los
hombres han vivido, antes de nacer, en el mundo de las Ideas. Allí las conocieron a
todas. Pero ¿qué son estas ideas? No es lo que nosotros entendemos ahora por idea.
La “Idea” platónica es una idea subsistente, es decir, estas Ideas no existen porque
alguien las piensa, sino que existen en sí mismas. Por ejemplo, la Idea de árbol, que
no se refiere a ningún árbol en especial, existe en sí misma; más aún, existe antes
que todos los árboles. No es la idea de manzano, pino o álamo; es la Idea de “árbol”
en sí, de la cual todos los árboles han tomado su propia esencia.
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El mundo de las cosas (materiales) sólo es una “participación” del mundo de las
Ideas. En efecto, cada cosa que tiene su esencia de tal cosa, según Platón, la tiene y
existe porque la está participando de las correspondientes ideas.
Si manzano, pino y álamo son árboles y existen, lo son y existen porque participan
de la Idea de árbol
En consecuencia, el mundo más auténtico y real es el mundo de las Ideas. El mundo
de las cosas, en cambio, sólo tiene la débil realidad de su participación en las Ideas;
es un mundo engañoso, más bien aparente, cambiante.
Platón desestima el valor del mundo sensible, ya que su naturaleza cambiante lo
aleja del principio de Verdad; este se reduciría a una copia de la Idea, a una
“mentira”. Las Ideas son, pues, el objeto de la filosofía platónica, el conocimiento
verdadero. De la oposición entre el mundo sensible y el mundo de las Ideas se
desprende la concepción del dualismo platónico que atraviesa su obra.
En resumen:
Toda la actividad cognoscitiva del hombre se dirige a un objeto determinado: los
sentidos, que se dirigen a objetos materiales.
Las ideas o conceptos se caracterizan por la unidad y la inmutabilidad. Los objetos a
que se dirigen deben tener las mismas características. Ninguna de las cosas que nos
rodean tiene dichas características. Platón concluye, por lo tanto, la existencia del
reino de las ideas, que es el objeto permanente e inmutable de nuestro conocimiento
intelectual.
Al problema: ¿La última realidad del universo es lo permanente o lo
mutable? Responde: Lo inmutable es el mundo de las ideas. Lo mutable
corresponde al mundo de las apariencias que nos rodea.
Con este dualismo, por vez primera se acepta una realidad metafísica, es decir,
espiritual.
TRANSMIGRACIÓN EN PLATÓN
Transmisión del alma de un ser vivo a otro más allá de la muerte. Esta es una de las
tesis centrales de la antropología platónica y aparece recogida en varios de sus
mitos. Con todo, no es una idea original, sino que habría llegado hasta Platón desde
las religiones órficas a través del pitagorismo. Nos encontramos así ante una de las
pocas ideas puente entre oriente y occidente. Si seguimos la descripción platónica, al
morir el alma vuelve al mundo de las Ideas si se ha llevado una vida sabia y
orientada al bien. Pero si no es así, el alma pasaría a otro ser vivo y comenzaría un
ciclo de sucesivas “transmigraciones” hasta que volviera a tener la oportunidad de
volver a existir como un ser humano.
El mito de la caverna de Platón: la dualidad de nuestra realidad
El mito de la caverna de Platón nos permitió entender de qué manera el filósofo
percibía el mundo. Una relación entre lo físico y el mundo de las ideas que dan lugar
a una realidad llena de luces y de sombras.
Por una parte, tenemos la realidad tal cual es. Por otra, nos encontramos con una
realidad ficticia donde nuestras creencias e ilusiones toman protagonismo. Pero,
antes de sumergirnos más en todo esto, ¿qué cuenta el mito de la caverna?
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En el mito se nos presenta unos hombres encadenados en lo más profundo
de una caverna donde solo pueden ver una pared. Nunca, desde que nacieron,
han podido salir y tampoco han podido mirar hacia atrás para saber el origen de las
cadenas que les atan.
Sin embargo, a sus espaldas hay un muro y un poco más lejos una hoguera. Entre el
muro y la hoguera hay hombres que portan objetos. Gracias a la hoguera, las
sombras de los objetos son proyectadas sobre la pared y los hombres
encadenados pueden verlas.
Los hombres solo habían visto lo mismo desde que nacieron, por lo que no tenían la
necesidad, ni la curiosidad de darse la vuelta y comprobar qué era lo que reflejaban
esas sombras. Pero esta era una realidad engañosa, artificial. Esas sombras los
distraían de lo que era la verdad.
Sin embargo, uno de ellos se atrevió a girarse y ver más allá. En un principio se
sintió confuso y todo le molestaba, sobre todo esa luz que veía al fondo (la hoguera).
Entonces empezó a desconfiar. ¿Había creído que las sombras eran lo único existente
cuando no era así? Cada vez que avanzaba, sus dudas le tentaban con la
posibilidad de regresar a sus sombras.
No obstante, con paciencia y esfuerzo siguió adelante. Acostumbrándose, poco a
poco, a lo que ahora le resultaba tan desconocido. Sin dejarse vencer por la
confusión ni entregarse a los caprichos del miedo, salió de la caverna.
Eso sí, cuando corrió hacia atrás para contárselo a sus compañeros, estos le
recibieron con burlas. Un menosprecio que reflejaba la incredulidad que sentían
aquellos habitantes de la caverna por lo que aventurero les contaba.
El mito de la caverna hoy en día
Es curioso como esta visión que nos ofrece el mito de la caverna puede trasladarse a
la actualidad. Ese patrón que todos seguimos y por el que, si nos salimos de lo
dictado, empiezan a juzgarnos y a criticarnos.
Por ejemplo, pensar que el error es un fracaso puede influir en que
abandonemos cualquier proyecto al primer contratiempo. Sin embargo, si no
nos dejamos llevar por esta idea, cultivaremos nuestra curiosidad y el error dejará de
ser un demonio cargado completamente de negatividad. Así, el cambio de
perspectiva no solo conseguirá que dejemos de temerlo, sino que cuando lo
cometamos estaremos en disposición de aprender de él.
Salir de la caverna es un proceso difícil
El hombre que en el mito de la caverna decide liberarse de las cadenas que lo
aprisionan toma una decisión muy difícil. Pero en el mito, esa decisión, lejos de ser
apreciada por sus compañeros, es valorada como un acto de rebeldía. Algo que no
está muy bien visto, que podría haberle instado a abandonar su intento.
Cuando se decide, emprende en solitario el camino, superando ese muro,
ascendiendo hacia esa hoguera que tanta desconfianza le provoca y que lo
deslumbra. En el proceso las dudas le asolan, ya no sabe qué es real y qué
no. Tiene que desprenderse de creencias que llevan mucho tiempo con él. Ideas que
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no solo están arraigadas, sino que, a su vez, suponen la base del resto del árbol de
sus creencias.
Pero, a medida que avanza hacia la salida de la caverna, se va dando cuenta de
que lo que creía no era del todo cierto. Ahora… ¿qué le queda? Convencer a los
que se burlan de él de la libertad a la que pueden aspirar si se deciden a romper con
la comodidad aparente en la que viven.
El mito de la caverna nos presenta a la ignorancia como esa realidad que se
vuelve incómoda cuando empezamos a ser conscientes de su presencia. Ante la
más mínima posibilidad de que haya otra posible visión del mundo, la historia nos
dice que nuestra inercia nos empuja a derribarla por considerarla una amenaza para
el orden establecido.
Suavizar las sombras
Por nuestra condición humana quizá no podamos prescindir de ese mundo de las
sombras, pero sí podemos hacer un esfuerzo porque esas sombras cada vez sean
más nítidas. Quizás el mundo perfecto e icónico de las ideas sea una utopía para
nuestra naturaleza, sin embargo, eso no quiere decir que renunciar a nuestra
curiosidad sea mejor que rendirnos a la comodidad de quedarnos instalados en lo
que hoy sabemos (o pensamos que sabemos).
A medida que crecemos, las dudas, las incoherencias, las preguntas nos
ayudan a quitarnos esas vendas de los ojos que, en ocasiones, nos hacían
la vida mucho más difícil de lo que en realidad es.
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EVALUACIÓN FORMATIVA
Preguntas de desarrollo para contestar
1. ¿Cómo explica Platón la relación entre las Ideas y las cosas?
2. ¿Qué son las Ideas para Platón?
3. ¿Qué enseña la teoría de las ideas?
4. Relaciona el mito de la caverna con el mundo actual
5. ¿Qué representan las sombras y el exterior de la caverna en el mito de la caverna?
6. ¿Qué critica le harías a la teoría de las ideas?
7. ¿En qué consiste la dialéctica platónica y en qué se diferencia de la mayéutica
socrática?
8. ¿De qué trata la teoría de la transmigración?