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Este capítulo recoge aportaciones hechas al I Congreso
Nacional de Psicología Social (Granada, 1985). Agradecemos a Andrés
Rodríguez la autorización para reproducir aquí parte de las mismas,
publicadas en las actas del Congreso.
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1. LA PSICOLOGÍA SOCIAL APLICADA: EL ENTRAMADO TEORÍA -
PRÁCTICA - REALIDAD
TEORÍA
PRÁCTICA REALIDAD
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remite inexorablemente a las restantes transformando el triángulo "TPR" en
un círculo que tiene tintes de vicioso:
TEORÍA
PRÁCTICA REALIDAD
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exacta medida en que pretende un estatus de generalidad. En
contraposición a esta concepción, parece razonable postular la relación
inversa y afirmar tajantemente que es la teoría quien constituye la
fuente de realidad. Esta afirmación se puede efectuar además en un
sentido que nada tiene que ver con las concepciones idealistas de la
realidad.
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(c) La concepción "externalista" de la práctica
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objetos técnicos condiciona, como dice Hübner (1981), nuestro
subconsciente y nuestra forma de ver la realidad. Pero la influencia de la
ciencia no pasa únicamente por los logros técnicos que proporciona.
Feyerabend es quien ha expuesto de forma más radical el poder que la
ciencia ejerce sobre la sociedad, denunciando el hecho de que una tradición
particular esté imponiendo su tipo de racionalidad, de forma absolutamente
hegemónica, a todas las demás tradiciones y formas de saber (Feyerabend,
1982). No son únicamente las aplicaciones técnicas de la ciencia las que
inciden sobre nosotros, es el propio saber científico quien se incorpora en lo
social y lo transforma a partir de esa absorción. Es en este sentido que se
ha podido decir que la ciencia psicosocial producía directa e
intrínsecamente efectos de orden sociopolítico (Ibáñez, 1983).
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mismos una lógica de la situación y una lógica de la acción. Las etiquetas
verbales, sobretodo si provienen del discurso científico, tienen el poder de
engendrar las realidades a las que se refieren. La "labeling theory" adquiere
una nueva dimensión cuando se la contempla desde la producción teórica
de Michel Foucault. Tanto en su historia de la locura como en su historia de
la sexualidad (Foucault, 1976) este autor nos muestra, magníficamente,
cómo la creacción por parte de las Ciencias Humanas de ciertas categorías
conceptuales contribuyen a que tomen cuerpo y se consoliden socialmente
tipos de locuras y de modalidades sexuales que adquieren su significado y
su realidad social precisamente a través de la construcción teórica que de
ellas hace la ciencia. De hecho, en la medida en que lo social es
profundamente simbólico no es de extrañar que las actividades productoras
de contenidos conceptuales reviertan como tales en la textura simbólica y
en el tejido de significados que estructuran a la sociedad, proporcionándole
nuevas realidades.
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la observación, o son válidas por la observación, es decir por los hechos,
carece de fundamentos serios. Los datos sólo contribuyen a otorgar
respetabilidad científica a las teorías pero no sirven para corroborarlas ni
para refutarlas. Debemos admitir con Gergen que las Ciencias Sociales son
esencialmente ciencias no empíricas y que están fuertemente
determinadas por las convenciones lingüísticas propias de la sociedad en la
que se formulan. En este sentido, el/a teórico/a es básicamente un/a
"hacedor/a lingüístico/a" que modifica la realidad social por medio de su
discurso y de su producción intelectual.
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traducirse en operaciones que permitan incidir sobre éste con precisión es
indispensable que se cumplan una serie de requisitos que están
precisamente ausentes del objeto social. En efecto, el control del objeto
pasa por la posibilidad de formular predicciones relativamente seguras
sobre su comportamiento, en base al conocimiento de las leyes que lo
rigen, junto con el conocimiento de su estado inicial. Esto implica que el
objeto sea en buena medida formalizable, que obedezca a un determinismo
suficiente (aunque sea probabilístico) y que su comportamiento no se altere
por el hecho mismo de formular una predicción. En estas condiciones la
ciencia nos indica cuál será la evolución temporal del objeto y nos indica,
por el mismo hecho, cómo deberíamos alterar su estado inicial para que su
evolución siguiera otra trayectoria. En otras palabras, la ciencia nos indica
cómo alterar el presente para que advenga tal o cual futuro. El problema
está en que el objeto social ni es formalizable, ni obedece a un
determinismo suficiente, ni tampoco es insensible al conocimiento y a las
predicciones que de él se formulan.
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términos con los aspectos concretos de una situación (Gergen, 1982). En
última instancia, la puesta en relación siempre descansa sobre una base
interpretativa que depende de unos sistemas de valores y de unos
criterios hermenéuticos carentes de univocidad.
No debe
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También hay que tomar en consideración las exigencias de la
objetividad puesto que al implicar una exterioridad, siempre conllevan una
supeditación a los criterios y a los intereses de una entidad distinta a la que
está siendo diagnosticada o intervenida.
No puede
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puede ofrecerse el lujo de desconocer las teorías. Trabaja sobre una
realidad que debe comprender y que además resulta parcialmente de las
teorías, ignorarlas sería condenarse a la ceguera. Al igual que la
intervención práctica, toda teoría contribuye a orientar la sociedad en
determinadas direcciones y a favorecer determinadas formas sociales y
determinadas prácticas sociales en detrimento de otras. Lo quieran o no,
tanto el/a teórico/a como el/a práctico/a son siempre jueces y partes en el
marco de una actividad que está cargada de valores. Es preciso por lo tanto
que expliciten esos valores, que opten por las formas sociales que
consideren más satisfactorias y que sean conscientes de qué direcciones
imprimen sus producciones teóricas o prácticas. Es obvio, por ejemplo, que
el proceso de "ontización" de los constructos teóricos torna especialmente
acuciante la responsabilidad ética y política del/a teórico/a. La explicitación
de los sistemas de valores permite confrontarlos, someterlos a crítica y
valorarlos de una forma que no es meramente subjetiva como lo está
demostrando Putnam en sus últimos trabajos. En efecto, ni los criterios de
racionalidad científica son tan "value free" como se dice, ni los criterio
éticos son tan relativos y subjetivos como se pretende. Hay sistemas de
valores que son racionalmente mejores que otros (Putnam, 1984).
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Señalaremos dos modelos prototípicos de la posición "externalista": la
Investigación Social Evaluativa y la Investigación Social por Indicadores.
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(b) La Investigación y Evaluación por Indicadores Sociales
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consecuentemente, a otras estrategias para estudiarla. En el prefacio al
"Handbook" de Investigación Cualitativa (Denzin y Lincoln, 1994), la
referencia más importante para los próximos años en este campo, se dice
que ha sido precisamente en las últimas dos décadas cuándo se ha
producido este importante cambio en las Ciencias Sociales. En la práctica se
aprecia, efectivamente, cómo los estudios empíricos se realizan cada día
más sobre la base de métodos cualitativos. No puede decirse que el uso de
métodos cuantitativos haya dejado de ser el dominante, pero cada día es
más importante la apuesta cualitativa.
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de las perspectivas y las teorías críticas, como ya hemos señalado con
anterioridad. En ellas se muestran más adecuados todos aquellos
instrumentos analíticos que descansan en la interpretación. En efecto,
estos procedimientos se adecuan perfectamente al buscar la comprensión
de los procesos sociales, más que su predicción, o si se prefiere, al buscar
dar cuenta de la realidad social, comprender cuál es su naturaleza, más que
explicarla. En buena medida, al ubicar el debate en estos parámetros,
pierden fuerza las críticas estereotipadas, y con frecuencia poco
fundamentadas, que la investigación cualitativa recibe en términos de falta
de objetividad, falta de validez, trivialidad o relativismo.
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esta clase de sensibilidad.
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características de los procesos democrático-representacionistas. En fin,
aparece también como una de las dimensiones del liderazgo en las
dinámicas sociales y grupales. Con una frecuencia mayor de la deseable se
considera también "participación" la mera trasmisión de información a
colectivos o grupos en temas que supuestamente les afectan.
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La variedad de métodos cualitativos es muy amplia. Este capítulo no
es el marco adecuado para una revisión exhaustiva, por lo que nos
limitaremos a hacer alusión a aquellos que han mostrado su coherencia con
el planteamiento inicial, advirtiendo que no se trata de considerarlos en sí
mismos como más adecuados, sino simplemente, como que han
demostrado su utilidad en ciertas prácticas.
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La Investigación-Acción Participante (IAP) entronca con la
investigación-acción lewiniana y con otras formas de investigación
participativa tradicionales como las de Whyte (1943). Los supuestos básicos
de este método son que las personas construyen la realidad en la que
viven; las comunidades y los grupos en las que están insertas tienen su
propio desarrollo histórico y cultural, es decir, antecede y continúa a la
investigación; la relación entre investigador/a y personas de la comunidad o
grupo han de ser horizontales y dialógicas; toda comunidad dispone de los
recursos necesarios para su evolución y transformación y , finalmente,
asume la conveniencia de utilizar distintas herramientas metodológicas,
tanto cualitativas como cuantitativas (Montero, 1994).
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posicionamiento ha levantado críticas. Así por ejemplo para algunos/as
(Jiménez-Domínguez, 1995) la IAP desprovista del compromiso ético-
político, de la Teología de la Liberación y del militantismo, no se
diferenciaría prácticamente en nada del la Investigación-Acción Lewiniana.
Hay que señalar, no obstante, como este mismo autor señala (Jiménez-
Domínguez, en Montero, 1994) que la IAP es una metodología alternativa
con la que se han identificado no sólo los proyectos de la Psicología Social
Comunitaria sino también las propuestas críticas de la nueva Psicología
Social.
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nombre de "cuasi-etnográficos".
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No encontramos una expresión en castellano con la que traducir
adecuadamente la "Grounded Theory", por lo que hemos preferido mantener su
nombre en inglés.
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refiere a distintas prácticas y procedimientos con raíces y fundamentos
teóricos muy diferentes (Schiffrin, 1994). Los términos "discurso" y "Análisis
del Discurso" tienen significados muy variados por lo que aquí nos
referiremos sólo a algunas de ellas, precisamente a aquellas que se
manejan corrientemente en los entornos disciplinares de la Sociología, de la
Psicología Social y otras Ciencias Sociales. Concretamente, asumiremos las
nociones de discurso y de AD que se apoyan en la filosofía lingüística
asociada a la escuela de Oxford (como la perspectiva psicososcial de Potter
y Wetherell, 1987), en la obra de Michael Foucault (especialmente, 1969) y
en el análisis de discurso francés (Maingueneau, 1984, 1987, 1991) con las
connotaciones propias del punto de vista que podríamos denominar
"Escuela Española de AD" (Delgado y Gutiérrez, 1994; Ibáñez,1979, 1991;
Lozano, Peña-Marín y Abril, 1989).
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procesos sociales antes que por su explicación, y el estudio mediante
métodos cualitativos antes que cualitativos.
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3.2.2. Técnicas de investigación cualitativas
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En cualesquiera de las modalidades producidas por las dimensiones
de cantidad o de estructuración (individual, grupal, abierta, estructurada o
semi-estructurada), en la investigación cualitativa se aprecia una
preferencia por la implicación de quien realiza la entrevista más que por el
mantenimiento de una posición neutral del/a entrevistador/a. En efecto,
cada vez más se estimula que el/a entrevistador/a se comporte como un
participante más en la entrevista.
4. ELEMENTOS DE CONCLUSIÓN
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científico-social. La asertividad en la definición de esta posición, no debe
llevar a la suposición de que es rígida e inamovible. Por suerte, la
aceptación del postulado dialógico es aplicable también aquí. No obstante,
en la línea de concluir, insistiremos sobre algunas de las caraterísticas
básicas.
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5. BIBLIOGRAFÍA
Alvira,F.A. y otros (1979) Los dos métodos de las ciencias sociales. Madrid:
CIS.
Cartwright,D. (1978) Theory and Practice Journal of Social Issues, 34, 168-
180
1
Denzin,N.K. (1992) Symbolic Interactionism and Cultural Studies. The
politics of interpretation. Oxford: Blackwell.
1
Ibáñez,J. (1979) Más allá de la sociología. El grupo de discusión: teoría y
crítica. Madrid: Siglo XXI.
1
l'archive. Paris: Hachette.
Parker,I. (1992) Discourse Analysis. Critical Analysis for Social and Individual
Psychology. London: Routledge.
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Strauss,A. y Corbin,J. (1990) Basics of Qualitative Research. Grounded
Theory. Procedures and techniques. London: Sage.
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BIBLIOGRAFIA COMENTADA
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Harvester.
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INDICE
4. CONCLUSIONES