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Como se mencionó anteriormente, los trabajos exigentes que ofrecen poco control a los
empleados están entre los más perjudiciales para la salud mental y física. Ya que los
meseros de trabajos particulares y que no cuentan con un contrato laboral que se los haya
proporcionado su empleador, tienen jornadas de trabajo exhaustas y una paga insignificante
para cubrir sus necesidades, además los clientes del establecimiento en muchas ocasiones
abusan verbalmente o hasta físicamente de ellos, por lo tanto, no son apreciados por su
trabajo. Cabe mencionar un nuevo estudio elaborado por Phoebe Hurst en 2018 en el que
se encontró que los trabajos exigentes que ofrecen poco control a sus empleados
“camarero de gran rapidez para el brunch de fin de semana con un turno partido de 12
horas” están entre los más perjudiciales para la salud física y mental. Un neurocirujano
puede terminar mentalmente exhausto al final del día, pero podemos apostar que son más
valorados que la mesera que acaba de ser cubierta en puré de papa por el hijo de un cliente
(y sin propina). Teniendo en cuenta esto, su propio bienestar se ve violentado por la
necesidad de ser remunerados en su trabajo, también su derecho a la salud y a un trabajo
digno, donde estos derechos se ven vulnerados.
Por otro lado, retomando el tema de los jóvenes queriendo acceder a un trabajo digno, en
donde comúnmente eligen el trabajo de meseros, es necesario tener en cuenta que este es
precario, es decir, muchos de los jóvenes aceptan estos por necesidad aun sabiendo que no
es lo que merecen, los empleadores se aprovechan de la penuria de dichas personas,
explotando a los trabajadores con el fin de evadir ciertas obligaciones que tendrían que
cubrir monetariamente a la hora de generar un contrato con su empleado, dejando así a su
empleado vulnerable ante diversas circunstancias, según el Instituto Sindical de Trabajo,
Ambiente y Salud de España estas afectarían en la inseguridad en el trabajo, la falta de
protección de la salud de los trabajadores y el riesgo de accidente, de sufrir enfermedades y
estrés, la falta de cobertura de Seguridad Social (ante el paro, las enfermedades, la
maternidad o ante accidentes), jornadas excesivamente prolongadas, son los peores
aspectos de la precariedad. Cabe recalcar que, la precariedad genera debilidad en los
trabajadores frente al empresario, por lo tanto, dificulta el uso de los derechos de
autoprotección al empleado que reconoce la ley. Sin embargo, el trabajo de mesero también
abarca el tipo de trabajo por deslaboralización, ya que, no cuentan con un contrato que les
proporcione las garantías sociales como la nómina, las vacaciones, el auxilio de transporte,
indemnización por terminar el contrato antes, liquidación, caja de compensación, eps, entre
otros beneficios que proporciona la existencia de un contrato de trabajo.
Finalmente, podemos decir que no se valora el esfuerzo del trabajo que realizan los
meseros, puesto que muchas veces se ve como una última opción por distintos motivos y se
ve como un trabajo que no vale la pena realizar, viendo que en ocasiones se considera que
dichas personas que trabajan para una empresa tienen un trabajo más importante que ser
un simple mesero, se puede decir que, en algunos casos las personas no son conscientes
del esfuerzo que estas realizan para poder mantener su estabilidad económica y gastos
personales. Todos sabemos esto y aún así cuando somos clientes que pagan en lugares
como restaurantes y discotecas, ¿No les pasa que se han sentido al menos un poco
irritados cuando la mesera trae la bebida equivocada por tercera vez o cuando el mesero
parece incapaz de recordar el hecho de que le pediste que no pusiera cilantro bajo ninguna
circunstancia? Según nuestro juicio, en realidad muchas veces nos desquitamos con estas
personas que al final del día terminan exhaustas y no pueden contestarnos de la misma
manera cuando les faltamos al respeto, ya que corren el riesgo de ser despedidos.
Es momento de concientizarnos de estos prejuicios, porque los meseros deberían ser
valorados como aquellos arquitectos, ingenieros o hasta doctores que sí lo son, porque su
trabajo se considera más importante, que aquellas personas que tienen que soportar que su
dignidad sea pisoteada constantemente.