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UNIDAD TEMÁTICA II

Atento las circunstancias que son de público conocimiento y las medidas de


aislamiento obligatorio dispuestas por el PEN este cuatrimestre lo comenzamos dando
clases sin la modalidad presencial a la cual Uds. y nosotros estamos acostumbrados. Estas
circunstancias excepcionales nos obligan a arbitrar los medios para continuar con el plan
de trabajo trazado y cumplir, por este medio con las clases estipuladas. En ese plan es que
intentaremos volcar por escrito el contenido de lo que hubiese sido la clase en forma oral,
intentando agregar todas las aclaraciones, ejemplos prácticos, etc. que en dicho caso
hubiésemos dado. En tal sentido, no es el propósito del presente transcribir artículos de la
ley que Uds. podrán leer y estudiar acudiendo a la misma, de la misma manera que
tampoco, cuando la clase es oral, nuestra función es recitar normas, sino explicarles su
fundamento, su sentido, interpretación y consecuencias. Desde luego y tal como
aclaramos siempre, las clases con un complemento y ayuda del material que Uds.
encontraran en los libros. Finalmente quedamos a la espera de todas las consultas que
quieran hacernos respecto de los respectivos contenidos.

PUNTO 1. ACTOS PROCESALES. EN LUGAR EN LOS ACTOS


PROCESALES
ACTO PROCESAL. CONCEPTO:
Sin perjuicio que en Teoría General del Proceso ya han visto los actos
procesales, aquí repasaremos los conceptos generales del mismo y nos adentraremos en
algunos de sus aspectos.
En primer lugar, recuerden que los actos procesales son todos los actos
jurídicos realizados por las partes (o peticionarios), de sus auxiliares, del órgano judicial (o
arbitral) o de sus auxiliares, o de terceros ligados al proceso con motivos de una
designación, citación o requerimiento y que tengan la finalidad de provocar la
constitución, desenvolvimiento o extinción del proceso.
Lógicamente, los actos procesales son una especie dentro del género actos
jurídicos; sin perjuicio de ello existe una corriente que considera que el acto procesal es
distinto del acto jurídico en general, atento que sólo tiene vida y eficacia dentro del
proceso en el que se lo ejecuta y su finalidad es hacer posible que se dicte sentencia
(Adolfo Alvarado Velloso) y, con un criterio diferente, se considera que el acto procesal
no se diferencia del acto jurídico en general en cuanto a su contenido sino sólo en cuanto
a su forma, por que la legislación los regula de manera autónoma (Jorge Peyrano).
A s vez es necesario diferencial el acto del hecho procesal que son aquellos
acontecimientos involuntarios que pueden producir efectos en el proceso, como el
fallecimiento de una de las partes.
Los actos procesales tienen requisitos generales (voluntad, legitimación y
oportunidad), además de su idoneidad, es decir que sea susceptible de provocar el efecto
que se persigue y su posibilidad, jurídica, que esté permitido por la ley); especiales
(elementos especiales para su validez) y formales (idioma nacional, firma, etc.).
Los actos procesales tienen una forma, que veremos en cada uno que
vayamos abordando, un tiempo, que veremos más adelante y un lugar, del cual nos
ocuparemos seguidamente-
EL LUGAR DE LOS ACTOS PROCESALES:
Los actos procesales se pueden desarrollar dentro o fuera de la sede del
Juzgado o Tribunal; como regla, serán dentro del mismo aunque existen diligencias que se
desarrollan fuera.
Algunos actos se desarrollan fuera de la sede del Juzgado en forma
excepcional, como la declaración de alguna de las partes o de testigos que se hallen
impedidos de comparecer (arts. 416 y 434 del CPCCBA); otros por su naturaleza deben
practicarse fuera del Juzgado como los reconocimiento judicial, la gran mayoría de las
diligencias periciales –excepción de ello es el cuerpo de escritura en la pericial caligráfico
que se desarrolla en la sede del Juzgado- y las diligencias realizadas por los Oficiales de
Justicia (embargo, secuestros. Etc.).
Finalmente, caso típico de actos procesales realizados fuera del Juzgado son
las notificaciones por cédula –cuando las mismas se formalicen en formato papel según
luego veremos-, lo cuales nos introduce en el siguiente tema, que es el de las
NOTIFICACIONES.

NOTIFICACIONES:
Las notificaciones son los actos mediante los cuales se pone en
conocimiento de las partes o de terceros el contenido de una resolución judicial.
La finalidad es garantizar el principio de contradicción y establecer el punto
de partida para el cómputo de los plazos respectivos.
Lógicamente el inicio del cómputo de los plazos es de capital importancia
en tanto un mal cálculo en el mismo puede generales –en el ejercicio de la profesión- un
error generalmente insalvable –por las características de los plazos procesales que Lugo
veremos- con la consiguiente responsabilidad profesional.
Es conveniente partir por recordar que el día en que queda notificado el
acto no se cuenta y el plazo comenzará a correr al día siguiente hábil (ver art. 156
CPCCBA); en consecuencia, determinar con exactitud CUAL ES EL DÍA EN QUE SE
PRODUCE LA NOTIFICACIÓN en cada medio, que seguidamente veremos, evitará las
confusiones respecto al cómputo del plazo respectivo.
El CPCCBA y el CPCCN establecen distintos tipos de notificaciones, con
regímenes en términos generales similares aunque con algunas diferencias puntuales y
muy importantes que iremos señalando:

CLASES DE NOTIFICACIONES
NOTIFICACIÓN MINISTERIO LEGIS:
El art. 135 del CPCCBA dispone que “salvo las notificaciones que deban
practicarse en el domicilio –se refiere a las notificaciones del art. 135 que luego veremos-
y sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo siguiente –se refiere a la notificación tácita-,
las resoluciones judiciales quedarán notificadas, en todas las instancias, los días martes y
viernes, o el siguiente hábil, si alguno de ellos fuere feriado”.
Esta notificación es también llama por ministerio de la ley, automática o
“por nota”, expresión ésta que ha estado arraigada en el lenguaje forense corriente y que
deriva del código anterior, antes de la reforma impuesta por la ley 7425 y conforme al
cual si una parte no concurría a anoticiarse personalmente el secretario del Tribunal o
Juzgado dejaba “nota” en el expediente de tal circunstancia y la parte quedaba notificada
por el hecho de no haber concurrido.
Esta notificación solo resulta aplicable a las partes del proceso.-
Desde luego que este sistema era engorroso y por ello se lo reemplazó por
un sistema de notificación automática donde la ley presume que las partes han quedado
notificadas de las resoluciones los días martes y viernes a los cuales, pese al tiempo
transcurrido, se los sigue llamando –reiteramos, en el lenguaje de abonados, empleados
de estudio, etc.- como “días de nota” expresión que, como veremos, mantiene el CPCCN
pero que genera alguna confusión con otra modalidad de notificación.
El CPCCN contiene, en su art. 133 primer párrafo un principio similar en
cuando al funcionamiento de la notificación y los días que se opera (martes viernes) pero
con una diferencia muy importante: Si uno de los días señalados, ellos fuere feriado, la
notificación tendrá lugar el siguiente día de nota. Esta es una diferencia que
explicaremos con ejemplos prácticos.
¿Cómo opera el sistema?
Supongamos que la resolución judicial es despachada o tiene fecha de un
LUNES; la misma quedará notificada automáticamente el MARTES y el miércoles
comenzara a correr el plazo correspondiente.
Supongamos que la resolución es despachada un MIÉRCOLES, quedará
notificada el VIERNES y el lunes comenzara a correr el plazo respectivo.
Recuerden –como regla y para evitar errores- que es el DÍA MARTES O
VIERNES POSTERIOR A LA RESOLUCIÓN, es decir que no se cuenta el día en que la
resolución sale despachada.
Ejemplo: Si la resolución sale un MARTES, quedara notificada el VIERNES –y
el plazo comienza a correr el lunes- , porque es el “día de nota” posterior.
Ahora bien, como anticipamos existe una diferencia entre el CPCCBA y el
CPCCN respecto del supuesto en que el “día de nota” (martes o viernes) sea feriado.
EN EL CPCCBA:
Si el martes o viernes en el que quedaría notificada es feriado o inhábil, la
resolución queda notificada el siguiente día hábil.
Ejemplo:
La resolución sale el miércoles; quedaría notificada, automáticamente, el
viernes; hora bien, resulta que el viernes es feriado o inhábil por cualquier otro motivo,
entonces se considera que queda notificada el lunes –si este es hábil, claro está- o el
siguiente día hábil que haya.
En cambio en el CPCCN es diferente:
Si el martes o viernes es feriado, queda notificada EL SIGUIENTE DÍA DE
NOTA, es decir el siguiente martes o viernes.
Ejemplo;
La resolución sale el miércoles; quedaría notificada, automáticamente, el
viernes pero éste es feriado, entonces queda notificada el martes siguiente, si es hábil,
claro está.

Este sistema presupone la carga de las partes –en realidad sus letrados- de
asistir a la sede del Juzgado o Tribunal a consultar los expedientes en los que intervienen
y tomar conocimiento de las resoluciones respectivas; este es el motivo por el cual los
órganos judiciales, tradicionalmente, emiten diariamente “listas de despachos” –que en
realidad no eran oficiales sino una suerte de cortesía del Juzgado- con los expedientes
que fueron despachados y contienen resoluciones ese día (en realidad se ponen a la vista
con resoluciones firmadas el día anterior).
Durante muchísimo tiempo –concretamente antes de la existencia de una
Mesa de Entradas virtual (en adelante, MEV), ello exigía que los letrados –muchas veces
sus empleados- concurrieran al Juzgado a verificas si alguno de los expedientes en los que
interviene tenía una nueva resolución y tomar conocimiento de la misma, precisamente
porque la ley presume que los martes y viernes queda notificado de ella.
Con la existencia de la MEV la situación es diferente en tanto dichas
resoluciones pueden ser consultadas online sumado a que diariamente los letrados
reciben las resoluciones en su casilla de correo común (Hotmail, gmail, etc.) fijada al
efecto cuando configuran su set de búsqueda en la MEV, (atención que esto no es la
notificación electrónica de la que luego hablaremos sino una CORTESÍA que la SCBA tiene
con los profesionales, por lo que no corresponde reclamo alguno por no haber recibido
un correo anoticiando de una resolución que se notifica ministerio legis).
Ahora bien, supongamos que el letrado concurre a la sede del Juzgado o
Tribunal un martes o viernes y pide el expediente para su consulta y el mismo no está a la
vista.
Reparen en que el CPCCBA refiere a que “el expediente no está en
Secretaría” lo cual, si nos atenemos al tenor literal implicaría que se halla fuera de la sede
de la misma; sin embargo, ello incluye dos situaciones:
Una es que el expediente no está en la sede del Juzgado –fue retirado por
el letrado de la parte contraria, por un perito, fue remitido a otra dependencia, etc-;
lógicamente surge dicha circunstancia del correspondiente Libro de Préstamos del
expedientes así como del propio sistema del Juzgado.
Otra situación es que el expediente está en el Juzgado pero o está a la vista
porque está pendiente de ser despachado –lo que comúnmente se dice “está adentro”
por oposición a estar a disposición en Mesa de Entradas-.
El CPCCBA expresamente dispone en el art. 133 segundo párrafo que en
dicho caso no se considerará cumplida la notificación si se hace constar tal circunstancia
en el Libreo de Asistencias.
Es decir que, para evitar quedar notificado, el letrado debe concurrir al
Juzgado, pedir el expediente y si el mismo no le es exhibido, requerir el Libro de
Asistencias –comúnmente llamado “Libro de notas”- y dejar constancia que concurrió y el
expediente no se les exhibió.
Dicha constancia –que en realidad es un sello con claros para llenar- dirá lo
siguiente: “El día………..de…………….del año………………concurrió el
DR./DRA…………………………..en representación de la parte………………………………y requirió los
autos caratulados………………………………………….no hallándose los mismos en su respectivo
casillero”, firmando al pie.
Existe al respecto una discusión y es si NECESARIAMENTE debe concurrir el
letrado o si una persona autorizada por éste, su empleado puede dejar constancia que no
se halla el expediente; en el ámbito bonaerense y atento que la norma nada dice, la
situación es discutida y muchos admiten tal posibilidad (LEGUISAMON, Héctor E., Derecho
Procesal Civil, Edit Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2017, t. I, pag. 291), , siempre que dicha
persona se halla debidamente autorizada en forma expresa previamente y sea empleado
de estudio registrado como tal ante el Colegio de Abogados o sea un abogado.
En cambio el CPCCN, en el art. 134 del CPCCN –luego de su reforma por la
ley 25488 en 2001- expresamente –aunque referido a la notificación tacita- equipara al
retiro de copias de escritos por el autorizado al supuesto que lo haya hecho el letrado, lo
cual, implicaría reconocer también al autorizado” la facultad de dejar nota en el libro de
asistencias.
En el ámbito nacional y federal la acordada 3/2015 de la CSJN crea un libro
de asistencias digital, dejando nota electrónica y el Tribunal deberá asentar tal
circunstancia en el expediente-.
Respecto de los dos supuestos posibles mencionados el CPCCN los
diferencia expresamente, disponiendo que “No se considerará cumplida tal notificación:
1) Si el expediente no se encontrare en el Tribunal. 2) Si hallándose en él, no se exhibiere a
quien lo solicita y se hiciera constar tal circunstancia en el libro de asistencia por las
personas indicadas en el artículo siguiente, que deberá llevarse a ese efecto”.
Fíjense en que el CPCCN sólo establece la carga dejar circunstancia en el
Libro de Asistencias cuando el expediente esté en el Tribunal pero no se exhibe pero no
cuando el mismo esté fuera del órgano, donde según entienden la mayoría
(LEGUISAMON, op. cit., t. I, pag. 288; KIELMANOVICH, Jorge L. Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación, comentado y anotado, Lexis Nexis Abeledo Perrot, Bs. As., 2003, t.
I, pag. 184) en dicho caso no sería necesario dejar nota en el libro atento que la
imposibilidad de verlo surge de las mismas constancias del libro de préstamos, donde
surge su retiro devolución.
Reiteramos que el CPCCBA no diferencia tales supuestos y solio se limita a
disponer que no se considerará cumplida la notificación cuando el expediente no
estuviese en Secretaría.
El plazo comenzará a correr desde que el expediente es devuelto –por ello
es imprescindible estar atento a tal circunstancias en tanto la devolución del expediente,
sino está acompañada de un escrito no merecerá despacho alguno- o bien desde que
salga despachado o quede a la vista por otra circunstancia (a veces el expediente está en
el Juzgado y el personal de mesa de entradas no lo encuentra por estar extraviado, por lo
que una vez que quede a la vista se reanudará el plazo).
Finalmente, suele decirse que los actos más importantes se notifican
mediante cédula, a fin de garantizar el derecho de defensa; sin embargo ello no es tan así
y hay actos procesales de suma transcendencia que se notifican ministerio legis, como el
traslado de excepciones previas (excepto prescripción) y de las expresiones de agravios.
NOTIFICACIÓN TÁCITA:
La notificación tácita es la que se produce por el acto de retirar el
expediente, lo cual importa que queden automáticamente notificadas, ese día, todas las
resoluciones existentes a esa fecha en el mismo (conf. art. 134 CPCCBA).
El art. 134 CPCCN es similar aunque agregando en un segundo párrafo que
el retiro de copias implica la notificación del contenido de dicho escrito; en el CPCCBA no
hay una norma similar pero se considera que tiene el mismo efecto.
Y este es el motivo por el cual algunos Juzgados en Mar del Plata son
rigurosos en cuanto al retiro de copias exigiendo que sea el abogado PERSONALMENTE
quien comparezca a retirarlas.

NOTIFICACIÓN PERSONAL:
El art. 135 CPCCBA (igual en CPCCN) se refiere “notificación personal o por
cédula”. Si bien generalmente se las menciona en forma conjunta, son dos supuestos
diferentes.
La notificación personal es aquella donde la parte /o su letrado
expresamente manifiesta notificarse en el expediente, ello colocando una nota (“En ….de
….del año……….comparece el DR. ……………..y se notifica de la resolución de fs………………”)
suscripta por el Oficial Primero o el Secretario generalmente al pie de la resolución o
directamente con su firma al pie de un acta, donde se deje constancia de dicha
notificación. Esto último ocurre frecuentemente en las audiencias preliminares donde el
juez adopta una serie de resoluciones (resuelve oposiciones a pruebas, fija fecha de
audiencias, fija anticipos periciales, etc.) y se deja constancia que las partes se notifican
en ese acto, firmando al pie, ello para evitar el dispendio que genera el libramiento de
cédulas.
Repárese en que el art. 142 del CPCCBA dispone que la parte o su letrado
que concurre al Juzgado a ver el expediente estarán obligados a notificarse de las
resoluciones enumeradas en el art. 135 del CPCCBA y si se niegan a hacerlo se dejará
constancia de lo firmada por el empleado y el secretario del Juzgado. Esta modalidad en
la práctica no se aplica y, de hecho, cando un profesional consulta un expediente, muy
rara vez s ele exige que se notifique de las resoluciones (en cambio, en el fuero penal es
muy frecuente que cuando se consulta una causa se exija al profesional que coloque nota
manifestando que en dicha fecha tomó vista de las actuaciones). A mayor abundamiento,
en la práctica, en algunas ocasiones que el personal judicial ha adoptado medidas de
fuerza por reclamos laborales, han dispuesto trabajar “a reglamento” y, una de las
normas que deciden aplicar a rajatabla es el art. 142 del CPCCBA que exige notificarse
cada vez que se consulta un expediente.
NOTIFICACIÓN POR CÉDULA:
La notificación por cédula es la que se práctica en un domicilio determinado
(denunciado o constituido y éste a su vez físico o electrónico), mediante un documento
llamado CÉDULA donde consta la resolución a notificar, diligencia ésta que se encuentra –
de practicarse en un domicilio físico- a cargo de un oficial notificador.
La notificación por cédula está establecida para determinados supuestos,
que son los enumerados en el art. 135 CPCBA; de la lectura de dicha norma –que pueden
consultar en la ley- verán que, en líneas generales corresponde a la notificación de los
actos procesales más importantes
Como se dijo, la CÉDULA es el instrumento donde consta la resolución que
se notifica mediante la misma y dirigida a partes o terceros.
Las notificaciones por cédula han sido realizadas de la misma forma durante
décadas; sin embargo, el dicho régimen ha sufrido una modificación sensible a partir de la
incorporación, regulación y vigencia de las notificaciones electrónicas.
Es decir que actualmente conviven dos formas de notificación por cédula: la
tradicional, en formato papel y, por otro lado, la notificación electrónica.
NOTIFICACIÓN POR CÉDULA EN FORMATO PAPEL:
Comenzaremos refiriéndonos a la cédula en formato papel para luego
adentrarnos en la notificación electrónica y señalar las aristas que la misma presenta.
Contenido de la cédula:
El contenido está en principio regulado por el art. 136 del CPCBA; fíjense
que establece como contenido “1) Nombre y apellido de la persona a notificar o
designación que corresponda y su domicilio, con indicación del carácter de éste. 2) Juicio
en que se practica. 3) Juzgado y secretaría en que tramita el juicio. 4) Transcripción de la
parte pertinente de la resolución. 5) El objeto, claramente expresado, si no resultare de la
resolución transcripta”
Los primeros cuatro incisos no requieren mayor explicación; el quinto refiere a
que si la resolución indica, por ejemplo, “Hágase saber. Notifíquese por cédula”, y sólo
transcribiéramos eso, quien la recibe no podría saber de qué se trata, cual es la petición
que se la hace saber, por lo que debería estar acompañada de copia de la misma o bien
consignar en el cuerpo de la cédula que por la presente se la hace saber determinado
acto o petición, o resolución.
La régimen de cédulas de notificación esta a su vez reglamentado en la provincia
por la Ac. 3397/08, que establece en su anexo III el modelo que debe llevar y donde Uds.
verán tiene espacio para cada uno de los requisitos de contenido del art. 136 del CPCCBA:
CC Fecha de recepción en
Ofic./Deleg. o Juzgado de
Paz

PODER JUDICIAL PROVINCIA DE BUENOS


AIRES
CÉDULA DE NOTIFICACION

NOMBRE DEL ORGANO Sello del Órgano

DOMICILIO DEL ORGANO

NOMBRE DEL REQUERIDO

DOMICILIO NRO
DT LOCALIDAD/
PISO UNIDAD
O. PARTIDO

TIPO DE DOMICILIO (Indicar por SI – NO según corresponda)

DENUNCIADO CONSTITUIDO

CARÁCTER (Indicar por SI – NO según corresponda)

Y/O HABILITACION DE
URGENTE DIA Y HORA

OBSERVACIONES ESPECIALES
(Traslado de demanda - Art.94 CPCC- Art. 524 CPCC - Bajo responsabilidad de la parte)

(testar lo que no
          corresponda)
SI/NO
copias SI/NO

Nº de orden Expte. Nº ZONA FUERO Nº Org. Dep. Jud. En fs. Personal

NOTIFICO a Ud. que en el expediente caratulado:


Que tramita por ante este órgano, se ha resuelto:
Copias (SI o NO)

QUEDA UD. DEBIDAMENTE NOTIFICADO.


Pase para su diligenciamiento a la Oficina o Delegación de Mandamientos y Notificaciones o
Juzgado de Paz de:
En la ciudad de , a los días del mes de del año
_________________________

Firma y sello

De acuerdo a lo que establece la última parte del art. 136 CPCCBA si las cédulas
van acompañadas de copias deben detallarse las mismas –cuales son y numero de fojas
de cada una-; por ejemplo, si va a acompañada de copias de la demanda y
documentación adjunta a la misma, donde la cédula dice COPIAS, deberá consignarse:
escrito de demanda en xx fs.; contrato en x fs.; cartas documentos en x fs.; recibos en x fs.
; una excepción a ello son los casos de juicios relativos al estado y capacidad de la persona
o cuando pueda afectarse el decoro de quien deba recibirlas (agregamos que puede
invocarse esto cuando se afecte el de la parte que las envía) podrán ir en sobre cerrado,
el cual será cerrado y sellado por el secretario con el detalle que exige el art. 136.
De acuerdo al art. 137 CPCCBA, las cédulas de notificación van firmadas por el
letrado patrocinante o apoderado de la parte que tenga interés en la notificación o por el
síndico, tutor o curados “ad litem” (que el CCYC llama especial) en su caso; agregamos
que también se ha admitido que un perito firme la cédula cuando actúa por derecho
propio (para el cobro de sus honoraros). Si bien la norma indica que la firma debe estar
aclarada con el sello correspondiente, nada impide que dicha aclaración esté impresa.
Excepcionalmente, el secretario del Juzgado firmará las que notifiquen embargos,
medidas cautelares, entrega de bienes o modificaciones de derechos y las que por el
objeto de la providencia o por razones de urgencia el juez así lo ordenare.
Agregamos que el art. 483 del CPCBA dispone que la sentencia definitiva se
notifica de oficio, lo cual supone el libramiento de una cédula firmada por el secretario
del juez o Tribunal y el art. 143 dispone que el Juzgado o Tribunal deberá realizar de
oficio, por medio de correo electrónico por cédula, las notificaciones previstas en los
apartados 3), 4) y 11) del artículo 135; la providencia que cita a audiencia preliminar y la
que provee a la prueba ofrecida.
Ponemos de resalto que la suscripción de la cédula implica, para la parte que la
libra, quedar notificada de la resolución que está notificando. Esto es muy importante
porque si la intención de Uds. será impugnar la resolución que están notificando, es
prudente primero dejar el escrito impugnando y luego notificar o, en todos caso, dejar
ambas cosas simultáneamente.
Las cédulas que no cumplan con los requisitos señalados serán observadas por el
personal del Juzgado y no serán remitidas a la Oficina de Mandamientos y Notificaciones
y, aun cuando el defecto no sea advertido por el Juzgado, el personal de dicha Oficina
volverá a revisarla y podrá devolverla si advierte el mismo; esto es a los efectos de evitar
futuras nulidades (es un aplicación elemental del principio de saneamiento).
Diligenciamiento:
El íter que recorre la cédula es el siguiente:
1°) El letrado de la parte interesada en practicar la notificación confecciona la
cédula, la firma si corresponde y luego la presenta en el Juzgado para su control –es decir
si la resolución que se notifica está correctamente transcripta y si cumple con los
requisitos antedichos-.
Tradicionalmente y todavía en algunos casos (por ejemplo, en la cédula de
notificación de demanda) se lleva impresa al Juzgado, se presenta por mesa de entradas
para su control; actualmente, en la gran mayoría de los casos donde se notifique en
formato papel, se envía electrónicamente, el Juzgado y la imprime.
2°) Una vez recibida la cédula, el Juzgado controla que cumpla con los requisitos
legales y, si es así la remite al a Oficina de Mandamientos y Notificaciones; de lo contrario,
la observa, señalando el error.
3°) Una vez recibida por dicha Oficina está la asigna al Oficial Notificador que
corresponda a la zona donde deba practicarse la notificación (en ciudades grandes como
mar del Plata, son varios Oficiales Notificadores que se dividen la ciudad en zonas).
4°) El Oficial Notificador, conforme a la Acordada 3397 tiene 4 días hábiles si es un
domicilio denunciado y 2 días hábiles si es constituido para diligenciar la cédula, plazo que
muchas veces se excede como consecuencia del cumulo de trabajo.
5°) El Oficial Notificador concurre al domicilio designado en la cédula y actuación
dependerá si el domicilio es denunciado o constituido:
En este sentido más allá de lo que indican los arts. 140/141 el CPCCBA es útil
acudir a su reglamentación mediante Acordada 3397/08:
Notificación en domicilio denunciado:
Ac. 3397/08: Artículo 185. Domicilio denunciado. Cuando se ordene notificar en un
domicilio con carácter de "denunciado", el Oficial Notificador llevará a cabo la diligencia
sólo cuando sea informado que la persona a notificar vive en ese lugar. a) Si vive allí pero
no se encontrare al requerido, entregará la cédula a otra persona de la casa,
departamento, oficina, local comercial o industrial, encargado del edificio, administrador
o personal administrativo de barrios cerrados. b) En el supuesto caso que el requerido y
las personas mencionadas en el párrafo anterior se negaren a recibir la cédula, ésta será
fijada en la puerta de acceso a la casa, departamento u oficina.
Esta norma corresponde al art. 141 del CPCCBA.
Si no lo encuentra y además nadie lo atiende la ACORDADA dispone: Artículo 186.
Averiguaciones. Cuando los Oficiales Notificadores se vean imposibilitados de realizar la
diligencia en cédulas en que se consigne domicilio "denunciado", por no encontrar al
requerido o de practicarla con alguna persona de la casa, el Oficial interviniente deberá
averiguar en el vecindario si el requerido vive en el lugar denunciado o manifiestan
conocerlo. De todos esos hechos se dejará constancia en el acta que se labre, como
asimismo de los intentos realizados - los que deberán ser insistentes y en distintos
horarios-, debiéndose practicar, como mínimo, en dos oportunidades, con indicación de
días y horas, antes de procederse a su devolución. Por ningún motivo podrá exceder el
término señalado en el artículo 180 inciso a).
(Recordemos que, como verán en la unidad 4 punto 3, en el caso de la cédula de
traslado de demanda, si no lo encontrare la primera vez que concurre al domicilio del
demandado pero es atendido por alguien que indica que SI vive allí, deberá dejar aviso
que concurrirá al día siguiente).
6°) En la diligencia el Oficial Notificador (entrega de copia de la cédula interesado –
hoy en día que se imprimen son ejemplares iguales-, haciendo constar fecha, día y hora
de la entrega y el interesado puede firmar y si se niega a no sabe se deja constancia de
dicha circunstancia.
7°) Una vez realizada la diligencia, sea cual fuere su resultado, la cédula recorre el
camino inverso: el Oficial Notificador devuelve la cédula –con la constancia de lo actuado-
a la Oficina de Mandamientos y Notificaciones que, a su vez la remite al Juzgado que
procede a agregarla al expediente (art. 140 CPCCBA).
Ahora bien, en el caso del domicilio denunciado, cuando el Oficial Notificador
encuentra el domicilio cerrado, devuelve la cédula sin diligenciar, dejando constancia de
dicha circunstancia y de las averiguaciones realizadas.
También la devuelve si no encontrare el domicilio –puede ser que no exista la calle
y altura, que en el lugar haya un baldío, que no haya un domicilio con ese número pero
que haya una vivienda sin número que podría corresponder al mismo, etc. dejando de
todo ello debida constancias-.
Lógicamente que si el domicilio no existe deberá denunciarse uno nuevo; o si el
mismo es impreciso deberá indicárselo con mayor precisión, esto ocurre cuando el
domicilio carece de numero o chapa identificatoria, en cuyo caso se lo vuelve a denunciar
identificándolo debidamente (casa ubicada en calle xxxxx altura 3400, entre número 3458
y 3472, con frente blanco y tejas rojas y reja negra) siendo prudente acompañar croquis o
foto del mismo.
Si la diligencia tuvo resultado negativo por estar cerrado el domicilio, como
dijimos e Oficial Notificador devuelve la cédula.
Lo mismo si es atendido por alguien que manifiesta que el requerido no vive allí.
Puede ocurrir que la parte interesada sepa que efectivamente vive allí y que el
Oficial Notificador simplemente no lo encontró ni a ninguna otra persona del lugar o, en
el otro supuesto, que el requerido o las otras personas de la casa se hacen negar.
En dicho caso podrá denunciar e domicilio BAJO RESPONSABILIDAD, esto significa
que se hace responsable de los perjuicios que ocasione dican notificación si fuese nula.
En este caso el Oficial Notificador, si lo encuentra cerrado o si quien atiende
manifiesta que le requerido no vive allí y además se niega a recibirla, procederá a dejar la
cédula en la puerta de acceso (art 189 de la Ac. 3397/08).
En suma, en la notificación en domicilio denunciado, las posibilidades son:
*) El Oficial Notificador concurre y encuentra al requerido, le entrega la cédula.
**) El Oficial Notificador concurre y no encuentra al requerido pero es atendido
por alguien que manifiesta que vive allí, le entrega la cédula y si se niega a recibirla la fija
en la puerta de acceso.
***) El Oficial Notificador concurre y el domicilio está cerrado o quien atiende dice
que el requerido no vive allí, la devuelve sin realizar la notificación en cuyo caso, si se
denuncia el domicilio bajo responsabilidad. Cuando el Oficial Notificador vuelve la deja en
la puerta de acceso.
****) El Oficial Notificador no encuentra el domicilio, devuelve la cédula y la parte
interesada deberá denunciar uno nuevo o detallarlo de mejor forma.
Notificación en domicilio constituido:
Atento la calidad del domicilio constituido y habiendo establecido específicamente
para las notificaciones por cédula en ese proceso, no es necesario que alguien atienda al
Oficial Notificador, por lo que, de no ser atendido por persona alguna, dejará la cédula en
la puerta de acceso (art. 193 Ac. 3397/08) y si es un departamento y no puede acceder al
mismo, en la puerta de acceso del edificio (art. 194 Ac. 3397/08).
Finalmente, en el caso que las cédulas –obviamente dirigidas a domicilio
denunciado- se deban diligenciar fuera del radio del Juzgado, se confeccionarán el
Juzgado las controlará y la parte interesada las retira del Juzgado y las presenta en la
Oficina de Notificaciones del lugar donde deba practicarse la notificación; una vez
diligenciadas las retira y las persenta acompañadas de un escrito en el expediente.

MEDIOS DE NOTIFICACIÓN DIFERENTES Y EQUIPARABLES A LA CÉDULA:


Atento el dispendio jurisdiccional pero fundamentalmente el tiempo que irroga la
notificación por cédula en la forma descripta, el art. 143 del CPCCBA, después de su
reforma por la ley 14141, dispuso que, en el caos que el Código establece la notificación
por cédula, la misma podrá realizarse por los siguientes medios: 1) Correo electrónico
oficial. 2) Acta Notarial. 3) Telegrama Colacionado con copia certificada y aviso de
entrega. 4) Carta Documento con aviso de entrega, agregando que “Se tendrá por
cumplimentada la entrega de copias si se transcribe su contenido. En caso que ello resulte
imposible o inconveniente las copias quedarán a disposición del notificado en el Juzgado,
lo que así se le hará saber”.
Sin embargo, la notificación por correo electrónico, telegrama y carta documento
no para utilizarse en los casos de notificación de traslado de demanda, de la reconvención
documentos acompañados a sus contestaciones, en los casos de citaciones de personas
extrañas al proceso y en los casos de notificación de sentencia definitiva e interlocutoria
excepto la que resuelve la negligencia probatoria.
Corresponde que nos ocupemos de cada uno de ellos:
NOTIFICACIÓN ELECTRÓNICA:
Antes de adentrarnos en el régimen de las notificaciones electrónicas, cabe
recordar que el art. 40 del CPCCBA establece la carga que tiene toda persona que litigue
por derecho propio o en representación de un tercero de constituir domicilio dentro del
perímetro de la ciudad asiento del Juzgado o Tribunal –es decir el domicilio constituido
FÍSICO, o sea calle y numero- y, además una asilla de correo electrónica asignada
oficialmente al letrado que la asista, donde se le cursaran las notificaciones por cédula
que no requieran soporte papel y la intervención del Oficial Notificador.
Las consecuencias de dicho incumplimiento consiste en que el mismo quede
constituido en los estrados del Juzgado, donde se consideraran notificadas todas las
resoluciones (algunos Juzgados del interior de la provincia tienen la modalidad de librar
las cédulas a su propio Juzgado y dejarlas exhibidas en una madera colgada junto a la
mesa de entrada).
La pregunta es: Qué ocurre si la parte constituye el domicilio físico y no el
electrónico? Se aplica el apercibimiento para todos los casos y todas las resoluciones
quedaran notificadas en los estrados del Juzgado? NO, sólo quedaran notificadas en los
estrados del Juzgado aquellas que deberían notificarse electrónicamente. Entonces en
dicho caso, la sentencia definitiva, por ejemplo, deberá notificarse por cédula en soporte
papel porque es una excepción a la notificación electrónica (art. 143 párrafo del CPCCBA).
En la Provincia, el domicilio electrónico es una casilla asignada por la SCBA al
letrado y que sólo sirve notificaciones y presentaciones electrónicas, es decir, no para uso
privado; la mencionada casilla tiene como denominación el número de CUIT del letrado
seguido del servidor de la SCBA, por ejemplo: 20145678901@notificaciones.scba.gov.ar .
A su vez se provee –a través de los Colegios de Abogados Departamentales-, de un
TOKEN que es un dispositivo USB donde, con la clave que el mismo letrado se asigne,
puede efectuar presentaciones y notificaciones electrónicas.
No es imprescindible el uso del TOKEN para examinar la casilla y verificar la
existencia de notificaciones y abrirlas así como tampoco para elaborar presentaciones; SÍ
es imprescindible PARA ENVIAR notificaciones y presentaciones electrónicas.
El art. 143 bis el CPCCBA fija el principio conforme al cual “El letrado patrocinante
o apoderado de la parte que tenga interés en la notificación, el síndico, tutor o curador
"ad litem", en su caso, enviará las notificaciones utilizando el sistema de correo
electrónico habilitado al efecto por el Poder Judicial, conforme determine la
reglamentación. La oficina de notificaciones encargada de la base de datos del sistema de
comunicaciones electrónicas del Poder Judicial emitirá avisos de fecha de emisión y de
recepción a las casillas de correo electrónico de las partes y del Tribunal o Juzgado. El
envío de un correo electrónico importará la notificación de la parte que lo emita."
Esta modalidad de notificación por cédula se halla actualmente reglamentada en
la Provincia por la Acordada 3845/17, la cual establece un REGLAMENTO PARA LA
NOTIFICACIÓN POR MEDIOS ELECTRÓNICOS cuyos aspectos salientes –que explican cómo
funcionan las notificaciones electrónicas en la Provincia- son los siguientes:
I) Se establece que todas las notificaciones que tengan que ser diligenciadas a las
partes, sus letrados y/o los auxiliares de justicia en su domicilio constituido, se realizarán
en forma electrónica, excepto los casos de incisos 1, 10 y 12 del art. 135 CPCCBA o
cuando los jueces por motivos especiales así lo dispongan.
II) La Oficina de Mandamientos y Notificaciones tiene facultad de devolver una
cédula que debería diligenciarse en forma electrónica.
III) Ratifica el principio del art. 40 del C.P.C.C., aunque si los litigantes tuvieran un
certificado propio -emitido bajo legislación argentina- podrán requerir a la Subsecretaría
de Tecnología Informática la asignación de un domicilio electrónico vinculado con aquél.
IV) Respecto de la confección y diligenciamiento de la cédula, los interesados en su
producción confeccionarán las cédulas con el siguiente modelo:
PODER JUDICIAL
PROVINCIA DE BUENOS AIRES
CÉDULA DE NOTIFICACIÓN ELECTRÓNICA
REMITENTE
NOMBRE DEL ÓRGANO:
SECRETARÍA:
DOMICILIO FÍSICO DEL ÓRGANO:

DESTINATARIO
NOMBRE/ DESIGNACIÓN DEL REQUERIDO:
DOMICILIO ELECTRÓNICO:

CARÁCTER DEL TRÁMITE (Tildar la opción que corresponda)


NORMAL (…)
URGENTE (…)

EXPEDIENTE
CARÁTULA:
NÚMERO RECEPTORÍA:
NÚMERO INTERNO DEL ÓRGANO:

COPIAS (Tildar la opción que corresponda)


SÍ (…)
NO (…)
INDIVIDUALIZACIÓN DE LOS ESCRITOS O DOCUMENTOS CUYA
COPIA SE ACOMPAÑA:

EXIMICIÓN DE COPIAS (Tildar la opción que corresponda):


SÍ (…)
NO (…)

NOTIFICO a Ud. que en el expediente arriba indicado que tramita por ante este
Órgano con (fecha variable), se ha resuelto: (texto a notificar)
QUEDA UD. DEBIDAMENTE NOTIFICADO.
(Localidad), (dd/mm/aa)
V) Si la cédula debe ir acompañada de copias, las mismas deben ser acompañadas
en formato PDF Foxit Reader. Dicha adjunción importará una declaración jurada sobre su
autenticidad. Se exceptúan los casos del art. 121 del CPCCBA, al igual que las cédulas en
papel.
VI) Es decir que el profesional confecciona la cédula con el formato señalado y la
envía al Juzgado o Tribunal y este confronta la cédula dentro del día hábil posterior de su
ingreso al sistema de Notificaciones y Presentaciones Electrónicas por los interesados,
remitiéndolas electrónicamente a sus destinatarios u observándolas cuando no cumplan
los recaudos previstos en la normativa para su validez. A tales efectos, deberán compulsar
al menos dos veces por día -al comenzar y antes de finalizar cada jornada- el sistema, a fin
de verificar la recepción las mismas.
VII) Constancia de notificación: En el sistema se registrará, al menos:
a) fecha y hora en que la notificación quedó disponible para su destinatario, dato que se
encontrará visible en todo momento;
b) fecha y hora en las que el destinatario compulsó la notificación;
c) fecha y hora en la que la cédula quedó a disposición del órgano jurisdiccional para su
confronte.
En ningún supuesto se imprimirán comprobantes para ser agregados al
expediente, pudiendo los interesados verificar en el sistema de Notificaciones y
Presentaciones Electrónicas si la comunicación efectivamente se llevó a cabo.
Sin perjuicio de ello, la Subsecretaría de Tecnología Informática envía el "Aviso de
Cortesía", servicio que enviará diariamente a los usuarios del sistema un correo
electrónico recordándoles sobre el estado de su domicilio electrónico y que incluirá un
informe sobre la cantidad de notificaciones recibidas y presentaciones electrónicas que
cambiaron de estado desde su último ingreso al sistema. Dicha prestación no sustituye la
forma en que operan las notificaciones en los procesos y procedimientos.
VIII) Momento en que se perfecciona la notificación:
La notificación se tendrá por cumplida el día martes o viernes inmediato
posterior - o el siguiente día hábil si alguno de ellos no lo fuere- a aquél en que la cédula
hubiere quedado disponible para su destinatario en el sistema de Notificaciones y
Presentaciones Electrónicas (en adelante, NyPE). En los casos de urgencia -que tendrán
que ser debidamente justificados en la providencia respectiva- la notificación se producirá
en el momento en que la cédula se encuentre disponible para su destinatario en el
sistema de Notificaciones y Presentaciones Electrónicas.
Es decir que, la cédula queda disponible en el sistema de NyPE, del destinatario el
miércoles quedará notificado el viernes o, si este es feriado, el lunes si es hábil o el
siguiente hábil si éste no lo fuera.
Esto es además lo que expresamente dispone el art. 143 cuarto párrafo del
CPCCBA.
El razonamiento es similar que para las notificaciones del art. 133 CPCCBA, sólo
que en esta si tema como referencia la fecha de la resolución y en este caso la fecha en
que la cédula queda disponible en el sistema del destinatario.
Es decir que, en la notificación electrónica, el profesional confecciona la cédula,
la envía electrónicamente al Juzgado que la controla y no merece observaciones, la
remite al domicilio electrónico del destinatario; ello tiene una ventaja significativa para
el proceso, que se traduce en entre diez y quince días por cada notificación de que se
ahorran sin perjuicio que no se utiliza papel ni recursos humanos de la Oficina de
Mandamientos y Notificaciones.
Además hay que aclarar que EXISTE LA POSIBILIDAD QUE EL JUEZ DISPONGA
QUE LA NOTIFICACIÓN SE CONFIGURA –POR RAZONES DE URGENCIA- EL MISMO DÍA
QUE ESTA DISPONIBLE, pero deberá establecerlo y fundarlo en la resolución respectiva.
IX) Cédulas en formato papel: Reiterando lo antes expresado, recordemos que el
reglamento dispone que en las cédulas que deban ser diligenciadas en soporte papel se
aplicarán las siguientes reglas:
a) Si no deben acompañarse copias con el instrumento, su generación y remisión a los
organismos encargados de practicar las notificaciones se hará por medios electrónicos,
siguiéndose las pautas antes explicadas y las Oficinas de Mandamientos y Notificaciones
(o, en su caso, las Delegaciones de Mandamientos y Notificaciones o los Juzgados de Paz
Letrados) se encargarán de imprimir los instrumentos para su diligenciamiento.
b) Si tienen que adjuntarse copias a la cédula, no se permitirá su remisión por medios
electrónicos a los organismos encargados de practicar las notificaciones. En esta hipótesis
el interesado en practicar la comunicación presentará el instrumento ya impreso -así
como las copias pertinentes en formato papel- en el órgano judicial a fin de cumplir las
disposiciones previstas en los arts. 137 y 138 del C.P.C.C. y 152 y 154 y concs. del Acuerdo
N° 3397. Del mismo modo, si la notificación se efectúa por Secretaría, será obligación de
los funcionarios especialmente designados en cada órgano imprimir y rubricar
ológrafamente el instrumento, adjuntar la documentación en soporte
papel y, finalmente, enviarla físicamente a organismos encargados de practicar las
notificaciones de conformidad a las pautas ordinarias (arts. 152, 154, 159 y concs. del
Acuerdo N° 3397);
La interpretación del Reglamente dispuesto ro la ACORDADA 3845717 no ha
tenido una interpretación pacifica, quizás porque es necesaria cotejarla con el CPCCBA y
otras acordadas, y ello hace que, por ejemplo, algunos órganos notifiquen sentencias
definitivas en forma electrónica, violando expresamente el art. 143 del CPCCBA o que se
discuta si la resolución que regula honorarios debe notificarse electrónicamente o en
soporte papel.
Sin perjuicio de ello, y sintetizando lo explicado podemos resumirlo en el siguiente
esquema:
1. Cédula dirigida a domicilio denunciado: En soporte papel
1.1 Sin copias: Se envía al Juzgado electrónicamente el cual la controla y la
envía a la Oficina de Mandamientos y Notificaciones quien la imprime y la diligencia.
1.2 Con copias: Se presenta impresa en Mesa de Entradas del Juzgado para su
control y remisión a la Oficina de Mandamientos y Notificaciones.
2. Cédula dirigida a domicilio constituido: Electrónicamente excepto casos de arts.
135 incs. 1, 10 y 12 CPCCBA.
NOTIFICACIÓN ELECTRÓNICA EN EL FUERO NACIONAL Y FEDERAL:
El art. 136 CPCCN establece un régimen similar al de. Art. 143 del CPCCBA y, como
excepciones establece que “La notificación de los traslados de demanda, reconvención,
citación de personas extrañas al juicio, la sentencia definitiva y todas aquellas que deban
efectuarse con entrega de copias, se efectuarán únicamente por cédula o acta notarial…”.
La notificación electrónica fue implementada en primer lugar para los procesos
que tramitaban por ante la CSJN y luego, en Acordada 38/2013 de la CSJN se extendió a
todo el PJN.
S bien el sistema tiene un funcionamiento similar al ya descripto para la Provincia,
hay algunas diferencias:
El letrado debe registrarse indicando una casilla de correo electrónico –la que usa
personal o profesionalmente- pro ésta NO ES SU DOMICILIO ELECTRÓNICO, el cual será su
CUIT. A esta casilla solo se le remite un “MENSAJE DE CORTESÍA” que no es la notificación,
que se consulta accediendo a www.pjn.gov.ar o a www.csjn.agov.ar si el proceso tramita
por ante la CSJN ingresando con el número de usuario y contraseña correspondiente.
La diferencia fundamental entre la notificación electrónica en Provincia y Nación
radica en cuando se formaliza la misma.
Ya habíamos dicho que en Provincia la resolución queda notificada el martes o
viernes o siguiente hábil si no lo fuera posterior a que la misma estuviere disponible en la
cuenta del destinatario.
En cambio en Nación el art. 4 de la Acordada 31/2011 dispone que “La
notificación se considerará perfeccionada cuando esté disponible en la cuenta de
destino; los plazos se computarán según la normativa procesal que corresponda. A fin de
establecer el comienzo del plazo de la notificación, su fecha y hora será la del servidor y
quedará registrada en la transacción”.
En consecuencia, la notificación se produce desde el momento mismo en que esté
disponible en la cuenta del destinatario sin que haya que esperar al próximo día de nota
(como ocurre en Provincia), es decir el mismo día –en principio- que se ha recibido.
Pero aquí hay que hacer una aclaración y tiene que ver con la hora en que fuera
recibida la notificación electrónica.
El art. Art. 152 del CPCCN dispone que “Las actuaciones y diligencias judiciales se
practicarán en días y horas hábiles, bajo pena de nulidad…”.
De acuerdo al Reglamento para la Justicia Nacional son hábiles todos menos los
sábados y domingo, ferias judiciales y feriados nacionales –al igual que en Provincia-.
Ahora bien, de acuerdo a la misma norma “Son horas hábiles las comprendidas
dentro del horario establecido por la Corte Suprema para el funcionamiento de los
Tribunales; pero respecto de las diligencias que los jueces, funcionarios o empleados
deben practicar fuera de la oficina, son horas hábiles las que median entre las SIETE (7)
y las VEINTE (20)”.
En consecuencia, en el sistema del Poder Judicial de la Nación, se considera
horario hábil para la remisión de notificaciones mediante cédulas electrónicas, los días
lunes a viernes entre las 7 y las 20 horas.
Dicho lo anterior y pasando al plano de la práctica procesal en el ámbito de la
justicia nacional y federal, podemos ejemplificar señalando que, si se recibe a través del
portal web una cédula electrónica diligenciada en día y horario hábil judicial, la
notificación operará en ese mismo instante, comenzando a correr el plazo procesal el
próximo día hábil judicial.
Pero si se recibe una cédula electrónica diligenciada en un día y/o horario inhábil
judicial, , ambos casos la notificación se concretará el próximo día hábil judicial inmediato
posterior, y el plazo comenzara a correr el consiguiente día hábil.
Es decir que el plazo para todas las notificaciones enviadas entre las 07.00 y las
20.00 horas de un día hábil (y que no tengan expresa habilitación de día y hora),
comenzará a correr a las 07.00 horas del día siguiente, en tanto que las emitidas fuera de
ese horario, serán consideradas como enviadas el día hábil inmediato siguiente (cfr. CSJN,
“Guía de preguntas frecuentes sobre la notificación electrónica”, versión del 15-11-13,
punto 5).
NOTIFICACIÓN POR ACTA NOTARIAL, TELEGRAMA COLACIONADO Y CARTA
DOCUMENTO:
Además de la notificación electrónica, el art. 143 CPCCBA y el 136 CPCCN
establecen como medio de notificación sustitutivo de la cédula al acta notarial, telegrama
y carta documento.
En los tres casos, si la notificación debe ser adjuntada de copias, las mismas
pueden ser transcriptas y si eso no es posible –fundamentalmente por espacio o por
imposibilidad de hacerlo, quedaran a disposición del destinatario en el Juzgado, lo que se
hará saber.
En el caso del acta notarial, no tiene límites en cuanto a las resoluciones que
pueden ser notificadas, lo cual es lógico atento la calidad de instrumento público que
dicho acta constituye.
La utilización del acta notarial –si bien excepcional-, puede ser útil en aquellos
casos en que fuese dificultoso notificar al destinatario por no conocer su domicilio actual
–supongamos que sabemos en qué lugares y horarios suele estar- así como también en
casos en que el requerido fuese esquivo en recibir dicha cédula y a los efectos de evitar
posibles planteos de nulidades si lo notificamos bajo responsabilidad.
La fecha de notificación será, lógicamente aquélla en que se labre el acta, salvo
que la misma no tenga la transcripción de copias en cuyo caso será el día de nota
inmediato posterior.
Desde luego que quien notifique mediante acta notarial deberá acompañar el acta
al expediente.
Los que es importante destacar que el Notario deberá cumplir con los recaudos
formales impuestos a un oficial de justicia en cuanto a la forma en que debe practicar la
diligencia.- Así se debe notificar una demanda, deberá cumplir con los arts. 338 y 339 del
CPCCPBA.- Deberá realizar su diligencia en días y horas hábiles.-
En el caso de la notificación mediante telegrama o carta comento, la notificación
se consumará el día de entrega de los mismos, salvo que queden copias reservadas en el
Juzgado que será el día de nota inmediato posterior.
Quien asume la carga de notificar mediante telegrama o carta documento deberá
acompañar el telegrama o la carta documento y la constancia de recibo de los mismos
(art. 144 CPCCBA).
Este tipo de notificaciones nos presentan algunos temas a considerar.- En primer
lugar la "notificación tiene carácter recepticio".- Significa que será válida en la medida que
llegue al destinatario.- Ello nos presenta el problema de que es muy fácil de frustrar por el
destinatario de ella.-
También no es lo mismo utilizar el correo oficial (Correo Argentino) que un correo
privado.- Aunque ambos pueden hacer la misma diligencia, se considera al empleado de
correo estatal como "empleado público" y lo actuado por el mismo queda cubierto por la
fe que emana del art. 296 del CCyC.- Entonces si quiero impugnar esa notificación por
falsa tendré que promover un "Incidente de redargución de falsedad" (art. 393 del
CPCCPBA.)
A su vez, la selección de estos medios es facultativa de la parte interesada sin
necesidad de pedir autorización algún, atento que ya están previstos en el art. 143
CPCCBA y los gastos, si bien en principio son afrontados por la parte interesada, integran
la condena en costas.

NOTIFICACIÓN POR EDICTOS:


El art. 146 CPCCBA dispone que procede la notificación mediante edictos en los
casos de personas cuya identidad –personas inciertas, en el léxico de la ley- o domicilio se
ignore.
Esto ocurre cuando se desconoce la identidad de una de los sujetos procesales –
particularmente de las partes- o su domicilio.
El supuesto más frecuente es cuando se desconoce el domicilio, particularmente
en la notificación del traslado de demanda.
Para ello según exige la norma que debe justificarse previamente y en forma
sumaria que se han realizado las gestiones para determinar el domicilio de la persona a
quien se pretende notificar.
Actualmente muchos jueces exigen, precisamente, que se hallan requerido
informes al Registro Civil de las Personas y a la Cámara Nacional Electoral respecto del
ultimo domicilio que tuviere la el requerido y que, previamente, se halla intentado
notificarlo en el mismo.
En el caso de personas jurídicas, se requiere el mismo informe a la DIRECCIÓN
PROVINCIAL DE PERSONAS JURÍDICAS –si estaba registrada en la Provincia-, o la
INSPECCIÓN GENERAL DE JUSTICIA –si estaba registrada en CABA- o la entidad similar de
la provincia donde estuviese registrada.
Esta exigencia tiene un fundamento obvio, y es, en principio, la buena fe procesal
y el de evitar futuros planteos de nulidades (principio de saneamiento).
Asimismo, la norma establece una multa procesal para el caso que,
maliciosamente, se indicare que se ignora el domicilio.
El edicto se publica en el BOLETÍN OFICIAL y en un diario del ultimo domicilio real
conocido y, si no hay ningún domicilio real conocido, en un diario de mayor circulación en
el lugar del juicio; si no hay diarios, en periódicos y si la tirada semanal de los mismos no
alcance, los días que faltan en n diario del lugar del juicio o de una localidad cercana.
El edicto tendrá un contenido similar al de la cédula en canto al nombre del
requerido o destinatario, carátula del juicio, órgano donde de tramita la resolución
judicial transcripta en forma resumida.
La notificación se considera consumada a día siguiente de la última publicación.
El edicto se publicara la cantidad de días correspondiente a cada acto (por
ejemplo, para la notificación de demanda son dos días, conf. art. 341 CPCCBA).

NOTIFICACIÓN POR RADIODIFUSIÓN:


Dispone el art. 148 CPCCBA que en los casos en que la ley autoriza la notificación
mediante edictos, podrá solicitarse y el juez dispone la notificación mediante
radiodifusión o televisión, cual deberá hacerse entre las 8 y 20 hs. y se acredita agregando
al expediente certificación expedida por la entidad radiodifusora (radio, canal de
televisión) en la que conste el texto del anuncio, que es igual al delos edictos y los días y
horas en que se difundió; la resolución queda notificada la día siguiente al de la última
emisión y el régimen de gastos es igual al de los edictos.
El CPCCN. no trae ninguna alocución al horario en que debe realizarse la misma.-

NULIDAD DE LA NOTIFICACIÓN – TRAMITE:


El art. 149 CPCCBA dispone que la notificación que se hiciere “en contravención” o
sea sin respetar los requisitos establecidos por el CPCCBA, será nula. En realidad, lo
establecido en el artículo citado, sigue los lineamientos de los art. 169 a 174 del CPCCPBA.
(Incidente de nulidad).-
Sin embargo, si del expediente surge que el requerido ha tenido conocimiento de
la resolución que la motivó surtirá efecto desde que haya tenido conocimiento, esto es
consecuencia del carácter relativo y subsanable de las nulidades procesales que luego
veremos.
El art. 149 CPCCN agrega otro requisito para poder decretar la nulidad de la
notificación y es que podrá decretarse “siempre que la irregularidad fuere grave e
impidiere al interesado cumplir oportunamente los actos procesales vinculados a la
resolución que se notifica”.
Es decir que no basta que la notificación se haya practicado “en contravención” de
lo dispuesto por la ley sino que, además la irregularidad debe ser grave.
A su vez, que no proceda si el interesado pudo cumplir con los actos procesales
vinculados a la resolución que se le notifica es una consecuencia del principio de
instrumentalidad de las formas que gobierna el régimen de nulidades procesales, según
luego veremos y conforma al cual si el acto cumple su fin, no es procedente la nulidad
A su vez, la norma determina que la nulidad de notificación tramitará por la vía
incidental, lo cual, también es consecuencia y aplicación del principio general en materia
de nulidades procesales, que luego veremos.
Ahora bien.- La nulidad procesal apunta a la forma del acto procesal notificación
(por ejemplo la notificación de la demanda exige que si no se encuentra al destinatario,
deberá dar aviso que volverá al día siguiente y el oficial no deja el aviso y lo deja a
cualquier persona de la causa) .- Pero si además queremos cuestionar que lo afirmado por
el oficial notificador es falso, como por ejemplo que la cédula fue entregada al
destinatario, deberé impugnar por falsedad tales dichos, por cuanto el Oficial notificador
es un Oficial Público y lo que él manifiesta que ha actuado, hace plena fe (art. 296 del
CCyC.).- Esto puede ser muy fácil de probar: por ejmplo si mi cliente estaba en el exterior
cuando el oficial dijo que se entrevistó con el, una simple prueba informativa a
Migraciones puede demostrar la falsedad de los dichos.-
PRESENTACIONES ELECTRÓNICAS
            El día 14 de marzo de 2018, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos
Aires dictó el Acuerdo 3886/2018, mediante el cual aprobó el nuevo Reglamento para las
presentaciones por medios electrónicos, para su aplicación en forma obligatoria y a partir
del primer día hábil del mes de junio de 2018, a todos los procesos en los que
corresponda observar el régimen previsto en el Libro I, Título III, Capítulo II del Código
Procesal Civil y Comercial de la Provincia, esto es: los previstos en los trámites ante la
justicia Civil y Comercial, de Familia, del Trabajo y Contencioso Administrativo, y además
en los juicios de amparo regulados en la ley 13.928, que pueden ser tramitados por ante
cualquier fuero, inclusive Penal y Penal Juvenil.
Como se adelantó, al referirnos a las notificaciones electrónicas, las acordadas
referenciadas son una aplicación de la Ley de Firma Digital 25506; en efecto, de acuerdo a
dicha ley, para poder identificar con certeza el remitente de un correo electrónico el
mismo debe tener su firma digital certificada.
De lo contrario, cualquier persona podría enviar un correo con una casilla con
nombre del letrado o alegando ser éste.
La SCBA ha certificado la firma digital de los letrados –trámite realizado a través de
los respectivos Colegios Departamentales-, otorgándoles un dispositivo conocido como
TOKEN mediante el cual, desde el sitio https://notificaciones.scba.gov.ar podrá el letrado
efectuar la presentación electrónica correspondiente.           
Esta Acordada intenta superar las dificultades surgidas años anteriores con las
acordadas originalmente dictadas para presentaciones electrónicas que establecían la
coexistencia optativa de ambos sistemas, en soporte papel y electrónico, quedando
derogadas las disposiciones anteriores sobre el particular.
            El régimen de presentaciones electrónicas que se aprueba es de carácter general,
lo que significa que será operativo para la generalidad de los procesos.
           El sitio seguro web desarrollado por la Subsecretaría de Tecnología Informática de
la Suprema Corte de Justicia (https://notificaciones.scba.gov.ar), continúa siendo el
instrumento central en torno al cual se estructura el Sistema de Presentaciones
Electrónicas. Mediante este portal web se mantiene una base de datos en la que se
depositan y conservan las presentaciones suscriptas mediante la tecnología de firma
electrónica avanzada, quedando a disposición para que el organismo receptor las acepte
y les imprima el trámite correspondiente.
           La regla es la obligatoriedad de la utilización del Sistema de Presentaciones
Electrónicas.
            Conforme el artículo 1 del Reglamento, a partir de su entrada en vigencia (esto es,
a partir del 1 de junio de 2018) todas las presentaciones que realicen las partes, sus
letrados y los auxiliares de la justicia en un proceso judicial, salvo expresas excepciones,
deberán ser generadas y rubricadas electrónicamente. La norma aclara que para la
generación y la firma electrónica de tales presentaciones, será requerido el empleo de
certificados digitales emitidos bajo legislación argentina, pudiendo ser aportados por los
propios interesados, o bien emitidos por la Suprema Corte de Justicia en los casos que
esta última determine.
           Este sistema ha generado un cambio radical en el modo que las partes, sus letrados
y los auxiliares de la justicia, habrán de canalizar sus peticiones ante el órgano judicial. La
tradicional modalidad de presentar los escritos en soporte papel, por mesa de entradas,
con la posterior colocación del cargo al pie del escrito, queda relegado a supuestos
excepcionales, siendo ahora la regla general, su presentación en forma electrónica.
           Así, la SCBA ha decidido imponer la “presentación electrónica” como el medio
preponderante para canalizar las peticiones judiciales, a efectos de consolidar el tránsito
hacia la definitiva implementación del “expediente digital”.
Quedan, sin embargo, algunos escritos judiciales excluidos del régimen electrónico
que seguidamente veremos.
Se consagra así una nueva regla referida al medio en que deben ser canalizadas las
presentaciones judiciales: salvo supuestos especialmente considerados, todos los escritos
deben ser generados, firmados y presentados en forma electrónica, y a los órganos
judiciales se les impone la prohibición de recibir aquéllos en soporte papel.
            La excepción es la presentación de escritos en soporte papel.
            Ahora bien, sentada la norma general, cabe preguntarse entonces qué escritos
quedan exceptuados del régimen de presentaciones electrónicas.
            En primer término, de acuerdo al artículo 1 del Reglamento, los escritos de
demanda, o bien aquéllos que dieran inicio a un proceso, deberán ser presentados en
soporte papel. Si bien no se aclara expresamente en el citado artículo, de lo dispuesto en
el artículo 3 del mismo Reglamento se concluye que tal previsión comprende además a
los documentos acompañados con tales escritos, que deberán ser presentados junto
con éstos, impresos en soporte papel.
Sin embargo, cabe poner de resalto que, en el marco de la suspensión de
actividades judiciales –o, mejor dicho, de su reducción a cuestiones urgentes- dispuestas
por la SCBA mediante acordada 386/20 prorrogada mediante Resolución SP Nº 14/20, se ha
dictado la Resolución SP Nº 14/20 que, excepcionalmente, ha permitido el inicio de un proceso en
forma electrónica, entre los días 6 y 12 de abril de 2020.
            Como nota relevante destacamos que el nuevo Reglamento despeja toda duda en
cuanto a la posibilidad -o incluso, la obligatoriedad, según el modo en que la parte actúe
en el proceso-, de contestar la demanda en forma electrónica, e incluso reconvenir en ese
formato, aún en los casos en que se acompañe prueba documental a esos escritos, en
tanto se trata de actos que no han sido expresamente exceptuados del régimen de
presentaciones electrónicas.
Sin perjuicio de ello, hay que destacar que, en el “primer despacho” que emite el
Juzgado, se intima al actor a remitir copia digitalizada de la demanda y de toda la
documentación acompañada a la misma.
            Los demás casos de presentaciones judiciales cuya presentación en formato
electrónico queda exceptuada, se encuentran detallados en la enumeración que trae el
artículo 3 del Reglamento. Veamos cuáles son:
            1) Los escritos judiciales ingresados por personas que no revisten el carácter de
parte en el proceso, letrado o auxiliar de justicia, salvo cuando cuenten con un
certificado digital propio que les faculte a realizar presentaciones electrónicas a través
del portal web seguro, en el marco de los acuerdos que la Suprema Corte haya celebrado
o lo haga en el futuro.
            En estos supuestos quedan comprendidas las personas -físicas y jurídicas- ajenas al
proceso que, por cualquier motivo, deban efectuar una presentación en el marco de una
causa judicial.  Las situaciones que pueden encuadran en la norma son múltiples y
variadas –v. gr., contestación de solicitud de informes-, lo cual justifica la amplitud de la
disposición.
El motivo es simple: dichas personas no cuentan con certificado digital –expedido
por la SCBA a los letrados y auxiliares de justicia- de modo que mal pudran efectuar una
presentación electrónica, y por ello la “excepción a la excepción” para el caso que lo
cuenten –una entidad pública que contesta un oficio, como el Registro Propiedad
Automotor-.
            2) Los escritos que son presentados directamente por alguno de los litigantes sin
intervención de un letrado.
            Aquí se prevé, particularmente, la posibilidad considerada en el artículo 93 de la
ley 5.177, que permite al litigante que actúa por derecho propio a realizar presentaciones
judiciales sin patrocinio letrado. Tales presentaciones pueden tener por objeto solicitar
medidas precautorias o urgentes, contestar intimaciones o requerimientos de carácter
personal, recibir órdenes de pago, etcétera.
            Se trata de situaciones que si bien son verdaderamente excepcionales y de
interpretación restringida, bien pueden verificarse en determinados supuestos habida
cuenta de su propia naturaleza urgente, tales como en los procesos de familia o de
amparo.
Los litigantes, en general, carecen de un certificado digital que les permita firmar
electrónicamente presentaciones a través del portal web habilitado a dicho fin. Tal
imposibilidad objetiva justifica, en este caso, la facultad de ingresar sus escritos en
soporte tradicional papel.
            3) Los escritos que no puedan ser considerados como “de mero trámite” de
acuerdo a la reglamentación de la Suprema Corte, en los casos en que se actúe por
derecho propio, salvo cuando los patrocinados sean titulares de certificados digitales.
Recordemos que el abogado puede actuar en un proceso como apoderado –sea
con poder general, especial para varios juicios determinados o especial par aun juicio
determinado, como gestor (en los términos del art. 48 del CPCCBA que no nos vamos a
extender) y como patrocinante.
En el caso que actúe como apoderado o gestor los escritos llevaran su sola firma,
pero cuando lo haga como patrocinante, su cliente actuará por derecho propio con
patrocinio de su letrado.
En ese caso, el escrito deberá estar firmado por ambos, la parte y su letrado.
Ahora bien, en el marco del proceso civil se presentan muchos escritos algunos de
los cuales claramente controvierten derechos y, por lo tanto, requieren la firma del
patrocinado (demanda, contestación, reconvención, interposición de recurso de
apelación, etc.), en tanto que otros sólo tienen por objeto instar al desarrollo del proceso,
por lo que no modifican la situación ni afectan derechos de las partes (v.gr., el pedido de
libramiento de una nueva cédula de notificación). Estas presentaciones son denominadas
de “mero trámite”).
No se justifica que estas presentaciones necesariamente deban ser firmadas por el
patrocinado.
Ello motivó que, oportunamente, se modificara el art. 56 la ley 5177 mediante Ley
13419 que agrega el inciso “c” permitiendo a los letrados “Presentar con su sola firma los
escritos de mero trámite”
Ahora bien, en la práctica los Juzgados han sido muchas veces reticentes a proveer
presentaciones de este tipo manteniendo la exigencia que el escrito sea firmado por el
patrocinado y, en todo caso, se generó la discusión en torno a qué escritos son de mero
trámite y cuáles no.
A los efectos de terminar con esta discusión la SCBA dicto la Acordada 3842/17
conforma al cual, en la provincia de Buenos Aires todos los escritos judiciales son
considerados, por regla, como “de mero trámite”, con excepción de: 1. La demanda, su
ampliación, reconvención y sus contestaciones, así como la primera presentación en juicio
en la que se peticione ser tenido por parte; 2. La oposición y contestación de excepciones;
3. El planteo y la contestación de incidentes, y, en general, las peticiones que requieran
sustanciación entre las partes previo a su resolución, así como sus respectivas
contestaciones; 4. El desistimiento, la transacción y el allanamiento, así como todas las
presentaciones que importen abdicar derechos procesales o sustanciales, o cuando la
legislación exija otorgamiento de poder especial. Quedan incluidas en esta noción la
formulación de posiciones en la prueba confesional y el consentimiento expreso de
resoluciones judiciales; 5. Los escritos de interposición, fundamentación y contestación de
recursos; 6. La solicitud de medidas cautelares, así como los pedidos tendientes a su
levantamiento o modificación y sus respectivas contestaciones.
            De tal modo, en el ámbito bonaerense, y más allá de las críticas particulares que
puedan formularse respecto de la clasificación efectuada, existe una clara y precisa pauta
para la interpretación de las facultades que cuadra reconocerles a los abogados en el
ejercicio profesional en la presentación de escritos “de mero trámite”. Y tales pautas, a la
postre, sirven para despejar toda duda sobre qué tipo de presentaciones pueden ser
canalizadas por el letrado que asiste a las partes con su sola firma, cuestión trascendental
para el ágil desenvolvimiento del proceso en la era del expediente digital.
            Así pues, sólo cuando se reúnan las tres condiciones previstas en el inciso bajo
glosa -que el escrito no pueda ser encuadrado en el concepto de “acto de mero
trámite”, que el litigante actúe por derecho propio, y que este último no cuente con un
certificado de firma digital-, la presentación judicial en cuestión quedará exceptuada del
sistema electrónico, y deberá ser efectuada en soporte papel.
            4) Los recursos de queja presentados en los términos de los artículos 275 y 292
del Código Procesal Civil y Comercial.
            Esto es lógico, en tanto no existirá, aún, un expediente judicial al que pueda
asociarse la presentación en caso de formularse por medios electrónicos.
            Ahora, ¿qué sucede si las dependencias judiciales recibieran en soporte papel un
escrito que debía ser presentado vía electrónica?
            Pues bien, aquí el Reglamento trae una solución verdaderamente insuficiente, pues
exclusivamente prevé en el último párrafo del artículo 3, que en tal escenario los
organismos “se limitarán a señalar que el peticionario no cumplió con lo dispuesto en
este Acuerdo”.
            Si bien se precisa que, más allá de la apuntada deficiencia, los órganos judiciales
podrán dar curso a las peticiones que no admitieran demora en su proveimiento, lo
concreto es que la previsión reglamentaria carece de toda referencia a las consecuencias
o sanciones que eventualmente puedan derivar de dicha falta.
            Así, ante un escrito incorrectamente presentado en soporte papel -en tanto la
petición allí contenida no sea encuadrable en las excepciones reglamentarias
contempladas-, no se ha considerado ninguna consecuencia específica, en tanto que
“limitarse a señalar” que no se ha dado cumplimiento con una norma, deja una total
incertidumbre acerca de los efectos procesales que derivan de ello. ¿El escrito
simplemente no se proveerá? ¿Se lo tendrá por no presentado? ¿Deberá intimarse al
presentante a que lo remita por la vía adecuada? Nada de esto se precisa en la norma.
            En la práctica algunos Juzgados proveen el escrito y, además, hacen saber e
intiman al interesado a fin que en las próximas presentaciones respeten los términos del
Reglamento; en otros casos, se ha intimado al interesado a subsanar la deficiencia al día
siguiente de recibida la notificación, bajo expreso apercibimiento de tener por no
presentado el escrito.
            Presentación de escritos electrónicos. El cargo judicial.
            Sabido es que la presentación de escritos judiciales ante los órganos de la
Administración de Justicia, requiere que se asegure de alguna manera que dicho acto
efectivamente tuvo lugar, así como el día, la hora y las condiciones en las que se efectuó.
Para los escritos en formato papel, el cargo es sello o timbrado electrónico
colocado al pie del mismo, con el día y hora en que el escrito ha sido presentado.
            Ello es reemplazado en el Sistema de Presentaciones Electrónicas de la provincia
por lo que se ha denominado cargo electrónico; el mismo es generado de manera
automática por el propio sistema en el mismo instante en que se remite la presentación
electrónica, y representa la constancia del efectivo ingreso de la misma al servidor de la
Suprema Corte de Justicia.
            El cargo electrónico cumple idéntica función que el cargo tradicional, aunque a
diferencia de este último, aquél brinda una mayor cantidad de datos acerca del acto
procesal, en tanto informa quién es el titular del certificado digital generador de la
presentación electrónica, si esta última es dirigida a un órgano judicial o a otro
destinatario, el expediente al que se refiere y el estado actual de la presentación, entre
otros.
            De esta manera, luego de que el usuario del sistema completa los datos que el
portal web requiere y genera el escrito electrónico, al ejecutar la opción de “firmar y
enviar” la diligencia queda definitivamente cumplida como acto procesal, y la
presentación ingresa y queda almacenada en la base de datos del sistema, “agotando
así el íter de exteriorización formal de la voluntad y de comunicación al órgano, en
relación a ese acto en sí mismo considerado”.
            En forma concordante con lo dicho hasta aquí, tenemos que el artículo 6 del nuevo
Reglamento indica que tratándose de escritos electrónicos, éstos se tendrán por
efectuados en la fecha y hora que registre el sistema informático, el que asentará, para
cada presentación, el momento exacto en que ellas ingresaron al Sistema de
Presentaciones Electrónicas, así como los usuarios que las enviaron.
            La misma disposición reglamentaria determina que en ningún caso se imprimirán
constancias de recepción para ser agregadas en forma física al expediente; la generada
automáticamente por el sistema luego de cada presentación electrónica, quedará
disponible en la base de datos para ser descargada por el interesado en cualquier
momento.
           En otro orden, sabido es que una de las principales ventajas de los sistemas
electrónicos, accesibles a través de sitios web desde cualquier dispositivo con acceso a
internet, es su disponibilidad las veinticuatro horas del día, los trescientos sesenta y cinco
días del año. No hay franjas horarias de funcionamiento, ni existen días en los que se
impida su ingreso.
            Tal inconmensurable cualidad brinda a los sujetos intervinientes en un proceso
judicial, la posibilidad de formular presentaciones judiciales electrónicamente, a través
del Sistema de Presentaciones Electrónicas, en cualquier día y horario, sin importar de
que se trata de días u horas inhábiles, es decir, con absoluta independencia de que la
oficina judicial se encuentre abierta o cerrada.
            Las particularidades apuntadas, propias del régimen electrónico, demanda precisar
en qué momento se tendrán por presentados los escritos remitidos a través del sistema,
en especial cuando éstos son ingresados en días y horas inhábiles, habida cuenta de los
efectos procesales que tal cuestión proyecta.
            El Reglamento prevé expresamente en el primer párrafo del artículo 7, que los
escritos electrónicos podrán ser ingresados al sistema en cualquier día y horario, es decir,
que se encontrará permanentemente habilitada la posibilidad de generar y remitir
escritos judiciales a través del portal web seguro. Sin embargo, en el segundo párrafo del
mismo artículo, se señala que si la presentación se realizara en tiempo inhábil, el
cómputo del plazo para su proveimiento comenzará a correr a partir del día y hora hábil
siguiente al de su ingreso.
            Aquí la SCBA hizo una corrección respecto del régimen (Res. S.C.B.A. 1827/12),
pues allí se preveía que la presentación se tendría por efectuada en la fecha y hora en la
cual el documento digital ingresó al servidor y quedó disponible para el organismo de
destino, y que en aquellos supuestos en los que la presentación electrónica se registrara
fuera de días u horas hábiles, se tenía como fecha de cargo al primer día hábil siguiente a
la presentación electrónica, y como horario de presentación a la hora de apertura de
atención judicial (art. 6 del citado Reglamento).
            La modificación es sutil, pero aún así destacable: si antes el escrito electrónico era
ingresado en día u hora inhábil, se consideraba presentado el día hábil siguiente a la hora
de apertura de la oficina judicial. Con el nuevo reglamento, en cambio, la presentación
se tendrá por efectuada siempre en la fecha y hora en que se ingresó, aún cuando se
trate de un día u hora inhábil, y la única previsión para estos casos es que el cómputo
para que el órgano judicial provea la misma, principiará a partir del siguiente día y hora
hábil.
           Dejando tal salvedad de lado, lo concreto es que a partir del nuevo régimen,
cuando un usuario remita un escrito electrónico a través del portal web de
Presentaciones Electrónicas, el momento en la que se tendrá por presentado será el que
registre el sistema informático respecto del preciso instante en que aquél ingresó al
servidor, independientemente del inicio del cómputo legal del plazo para su proveimiento
respecto del órgano judicial, en los casos en que el ingreso se efectúe en días y horas
inhábiles.
Cuando el letrado remite el escrito electrónico, si el mismo es recibido por el
servidor le figurará dicha presentación como “PENDIENTE”; una vez que la misma es
abierta por el Juzgado, le figurará como “RECIBIDA”.
            En este sentido, el tercer párrafo del artículo 7 del Reglamento impone la
obligación, en cabeza de los funcionarios sindicados en cada organismo por el titular de la
dependencia, de cotejar, al menos dos veces por día, el sistema informático a efectos de
descargar las presentaciones electrónicas remitidas y posibilitar su despacho en tiempo
oportuno. Se prevé que ese ingreso se efectúe al comenzar y antes de finalizar cada
jornada laboral, sin perjuicio de la mayor asiduidad que cada organismo determine
propiamente.
            En la práctica, una vez descargada la presentación electrónica, ésta quedará
incorporada al sistema informático de gestión de expedientes “Augusta” del órgano
judicial receptor, para ser gestionada a través del mismo.
            Se avizora que el Reglamento no menciona la posibilidad de “aceptar” la
presentación  electrónica remitida a través del portal web por parte del organismo
judicial, ni mucho menos hace alusión a que exista facultad alguna de este último para
“observar” o “rechazar” aquélla, sino que se limita a hacer referencia a su “descarga”,
tarea que pone a cargo del funcionario judicial que el titular de cada dependencia
determine.
            Y poner de relieve esto último no resulta ocioso, toda vez que la dependencia
judicial destinataria de un escrito electrónico no tiene otro camino que descargarla para
imprimirle el trámite jurisdiccional correspondiente (de la misma manera que en los
escrito en soporte papel el empleado de Mesa de Entradas lo recibe y lo pasa a despacho,
independientemente de su contenido).
Así, bajo el esquema reglamentario actual, sólo cabe la posibilidad de “observar”
documentos electrónicos remitidos a través del sistema para su confronte (léase cédulas,
mandamientos, oficios) –como también ocurría en formato papel-, mas nunca y puede
seguirse tal proceder respecto de las presentaciones electrónicas que, en tanto escritos
judiciales en sentido estricto, merecen recibir la correspondiente respuesta jurisdiccional.
            Las copias de escritos para traslado.
            De acuerdo a lo establecido en el artículo 120 del Código Procesal Civil y Comercial,
de todo escrito judicial presentado en el expediente de que deba darse vista o traslado,
de sus contestaciones y de los que tengan por objeto ofrecer prueba, promover
incidentes, o constituir nuevo domicilio, y de los documentos con ellos agregados,
deberán acompañarse tantas copias firmadas como partes intervengan. Incumplido tal
recaudo, ni subsanada la omisión dentro del día siguiente, se tendrá por no presentado el
escrito o el documento, en su caso, sin que se requiera intimación previa, y se dispondrá
su devolución al interesado, dejándose constancia en el expediente.
            Atendiendo a esta carga procesal, aunque contextualizada en el marco del régimen
de notificaciones electrónicas aprobado por el Acuerdo 3845/17 de la Suprema Corte, el
Reglamento para las presentaciones por medios electrónicos establece en su artículo 5
que las copias en papel sólo serán requeridas cuando deban agregarse a una cédula a
diligenciarse en ese formato.
Esto es lógico, porque el texto del escrito podrá ser consultado por la otra parte
ingresando a la MEV.
        Se exceptúa de esto el supuesto que deba correrse traslado mediante cédula en
formato papel en cuyo caso en el primer día hábil deberá presentar las copias en formato
papel para e acompañadas a la cédula respectiva.    
            Documentos acompañados a las presentaciones electrónicas.
            Los documentos que son generados originariamente en papel, para luego ser
digitalizados y remitidos por el portal web en soporte electrónico (por regla, en formato
pdf), se encuentra revestidos de la firma electrónica avanzada del usuario remitente. Si
efectuamos un paralelismo con lo que sucede en el formato papel, esa documental anexa
representaría una copia del original, firmada en forma ológrafa.
            Pues bien, admitiendo esa circunstancia, el artículo 4 del nuevo Reglamento
establece que, cuando se agregue documentación con una solicitud electrónica, tendrá
que adjuntarse su copia digital en el sistema de Presentaciones Electrónicas. A ese fin,
será carga de los requirentes la digitalización de los documentos respectivos para ser
incorporados como archivo adjunto de la presentación electrónica a la cual acceden, salvo
que se trate de documentos cuya digitalización fuese dificultosa o imposible por su
número, extensión, o cualquier otra razón atendible, y así sea solicitado y admitido por el
magistrado.
            Sin embargo, el mismo artículo contiene una carga adicional, que consiste en
exigir a los letrados que representan o patrocinan a los solicitantes, el acompañamiento
de la documentación original en papel dentro del siguiente día hábil de formulada la
presentación, la cual será agregada al expediente sin necesidad de un nuevo escrito,
asentándose simplemente un cargo de recepción al final del último documento o, si ello
no fuera posible, en una hoja en blanco debidamente relacionada por el Actuario del
organismo.
            El incumplimiento de la carga de acompañar la documentación original dentro
del siguiente día hábil de la presentación electrónica, motivará una intimación a
subsanar la omisión al día siguiente de la notificación, bajo apercibimiento de tener por
no presentados los documentos correspondientes.
Digitalización de las constancias incorporadas al expediente en soporte papel.
            Nos hemos detenido más arriba a detallar cuáles presentaciones no pueden ser
realizadas en formato electrónico. Ahora bien, incluso en los casos de que los escritos
deban ser presentados en soporte papel, la Suprema Corte ha entendido que resulta
conveniente incorporarlos de algún modo al registro informático, con el claro objetivo de
propender a la ampliación de los datos contenidos en el soporte informático de las
causas.
            En ese andarivel, encontramos que el artículo 3 del Reglamento señala que en los
casos de las presentaciones efectuadas en soporte papel, deberán ser digitalizadas y
añadidas al sistema de gestión de causas.
            Los encargados de esa tarea variarán según el caso de que se trate. Veamos:
            1) En el supuesto de escritos presentados por personas que no revistan calidad de
parte, letrado o auxiliar de justicia, así como los efectuados por los litigantes en forma
directa sin intervención de un abogado -junto a los documentos con ellos
acompañados-, deberán ser digitalizados y subidos al sistema por parte de los
funcionarios especialmente sindicados en cada organismo judicial, carga que deberá ser
cumplida en forma simultánea con el dictado de la providencia que dichos escritos
generen;
            2) En los casos de presentación de escritos que no se consideren de “mero
trámite” -cuando el litigante actúa por derecho propio-, de recursos de queja y de los
escritos de demanda y de inicio del proceso junto a los documentos con ellos
acompañados, éstos deberán que ser digitalizados e ingresados a través del sistema de
Presentaciones Electrónicas por los requirentes dentro del siguiente día hábil de la
presentación en papel; en caso de incumplimiento, se intimará al interesado a subsanar
la omisión al día siguiente de recibida la notificación, bajo apercibimiento de tener por
presentado el escrito en cuestión.
             En suma y recapitulando el sistema impuesto por el Reglamento de
Presentaciones Electrónicas emergentes de la Acordada 3886/18, y más allá de las
excepciones antes mencionadas, el régimen puede resumirse así:
 Cuando la presentación es efectuada por letrado apoderado o gestor, debe realizarse
electrónicamente.
 Cuando la presentación es efectuada por letrado patrocinante y es de mero trámite,
podrá realizarse electrónicamente con su sola firma.
 Cuando la presentación es efectuada por letrado patrocinante y no es de mero trámite
–conforme la enumeración arriba realizada- se presenta en formato papel, con la carga de
enviar copia digitalizada del escrito y la documentación acompañada, en el primer día
hábil.
 Presentaciones de personas ajenas al proceso y que no cuenten con certificado digital,
en formato papel.
 La demanda que se presenta por RECEPTORÍA GENERAL DE EXPEDIENTES, en formato
papel.
 La documentación que se remite electrónicamente digitalizada debe presentarse en
original –formato papel- dentro del primer día hábil sin necesidad de escrito alguno.

Presentaciones electrónicas en la Justicia Federal y Nacional:


Las presentaciones electrónicas en la justicia nacional y federal han estado
regidas, hasta ahora, por la Acordada CSJN 03/2015 conforme la cual se dispone que las
presentaciones que sean de mero trámite deben realizarse en forma electrónica, en tanto
que las restantes en formato papel, con la carga del interesado de acompañar copias
digitalizadas de dicha presentación –escrito y documentación- en el primer 24 hs. –
atención que no dice “un día hábil” como en Provincia sino 24 hs.-
Ahora bien, la Acordada CSJN 04/2020 del 16/03/2020 y en el marco de las
medidas adoptadas en consonancia con las disposiciones del PEN en torno al aislamiento
obligatorio y preventivo en el marco de la pandemia por COVID-19, la CSJN dispuso que
“a partir del 18 de marzo del 2020 -con excepción de las presentaciones iniciales que no
puedan ser objeto de ingreso digital-, todas las presentaciones que se realicen en el
ámbito de la Justicia Nacional y Federal serán completamente en formato digital a través
del IEJ (Identificación Electrónica Judicial), registrada en cada una de las causas”.
Aclarando que “dichas presentaciones deberán estar firmadas electrónicamente por el
presentante” y que “tales presentaciones y su documentación asociada tendrán el valor
de Declaración Jurada en cuanto a su autenticidad, serán autosuficientes y no deberá
emitirse copia en formato papel”.
Es decir que se establece la presentación electrónica como regla para todos los
escritos excepto los de inicio –es decir la presentación de la demanda-.
Atento la fecha de la acordada mencionada, se desconoce si es una medida
adoptada en la situación de emergencia señalada o si la misma permanecerá una vez
finalizada dicha situación.
PUNTO 2. EL TIEMPO EN LOS ACTOS PROCESALES
Días y horas hábiles – Habilitación de días y horas inhábiles:
El art. 152 CPCCBA establece el principio conforme al cual las actuaciones y
diligencias judiciales se practicaran, bajo pena de nulidad, en días y horas hábiles.
A tal efecto, son días hábiles todos los del año, con excepción de los de fiestas
aceptadas por la Nación; los previstos por la ley provincial; los que especialmente decrete
el Poder Ejecutivo y los comprendidos en la feria judicial de cada año, sin perjuicio que la
SCBA determine cuando un acontecimiento extraordinario así lo exija, disponer asuetos
judiciales, durante los cuales no correrán los plazos (la resolución 386/20 disponiendo
asueto en razón de las medidas de aislamiento obligatorio y preventivo es un ejemplo de
ello).
Respecto de las horas, son hábiles las comprendidas dentro del horario
establecido por la Suprema Corte para el funcionamiento de los Tribunales; pero respecto
de las diligencias que los jueces, funcionarios o empleados deban practicar fuera de la
oficina, son horas hábiles las que median entre las 7:00 y las 20:00.
Para la celebración de audiencias de prueba, la Suprema Corte de Justicia podrá
declarar horas hábiles para Tribunales y cámaras y cuando las circunstancias lo exigieren,
las que median entre las 7:00 y las 17:00, o entre las 9:00 y las 19:00, según rija el horario
matutino o vespertino.
Es decir que los plazos procesales se cuentan en días hábiles; una excepción a ello
–es decir plazo que se cuenta en forma corrida, son los plazos de caducidad de instancia
dispuestos por el art. 310 CPCCBA; dichos plazos corren durante los días inhábiles, salvo la
feria judicial (ver art. 311 CPCCBA).
Es decir que el plazo de caducidad de instancia –que más adelante veremos, corre
todos los días menos en las ferias judiciales de invierno y de enero.
Ahora bien, en determinadas circunstancias resulta necesario realizar un acto
procesal fuera de dichos días y horas.
El art. 153 CPCCBA permite que, a pedido de parte o de oficio, el juez disponga la
habilitación de días y horas cuando no fuere posible realizar la audiencia en los plazos
señalados o cuando sean diligencias urgentes cuya demora pudiere tornarlas ineficaces y
originar perjuicio evidentes a las partes.
Un ejemplo de ello es el diligenciamiento de una notificación o un mandamiento
en el marco de una medida cautelar; una notificación fuera del horario señalado atento
que es el único que donde se encontrará al requerido.- Si tengo que notificar una medida
cautelar a una Disco (Bruto, Santa, Quba, etc.) necesariamente por el horario de
funcionamiento deberé habilitar días y horas inhábiles.-
La resolución que disponga la habilitación de días y horas será susceptible de
recurso de revocatoria en el caso que sea denegatoria pero es irrecurrible si la otorga.
Por otro lado, existe la posibilidad que una diligencia comience en horario hábil
pro se prolongue más allá del mismo, en cuyo caso podrá continuar sin necesidad que el
juez disponga una habilitación en forma expresa; esto es lo que se denomina habilitación
tácita (art. 154 CPCCBA).
PLAZOS PROCESALES. CONCEPTO:
Los plazos procesales –también llamados términos- son los lapsos dentro de los
cuales deben se realizados los actos procesales, es decir el margen temporal otorgado por
la ley o el juez o acordado convencionalmente, en su caso, para realizarlos, de modo que
si el acto no se realiza dentro del plazo se opera la caducidad o pérdida del derecho de
realizarlo.
Existen doctrinariamente varias clasificaciones según su origen, posibilidad de
extenderlos o no, la forma en la que surgen efectos y los sujetos que afectan.
PLAZOS LEGALES, JUDICIALES O CONVENCIONALES:
Los plazos legales son obviamente, los que establece la ley.
El art. 150 el CPCCBA establece un plazo “residual” de cinco días para contestar
vistas y traslados, salvo disposición contraria de ley (por ejemplo, plazos para contestar
demanda y reconvención, para alegar, para interposición de recurso de revocatoria, para
contestar expresión de agravios en proceso ordinario, etc., por citar solo algunos
ejemplos donde los plazos no son de 5 días).
Como se dijo cuándo nos refiriéramos a las notificaciones, los plazos comienzan a
correr desde la notificación y si son comunes, desde la última –como ocurre con la
notificación del provisto de apertura a prueba- (conf art. 156 del CPCBA).
Estos plazos quedan ampliados para aquellas diligencias para toda diligencia fuera
del lugar asiento del Juzgado a razón de un día cada 200 km o fracción mayor a 100 km.
(art. 158 CPCCBA).
Esto significa que si, por ejemplo, se corre traslado de la demanda en un proceso
que tramita en nuestra ciudad y el demandado se domicilia en CABA, el plazo se ampliará
dos días más, atento que la distancia es de 400 km (un día por cada 200 km).
Si el demandado vive en una localidad que dista a 300 o más km, de la sede del
Juzgado también se ampliará dos días.
Pero si vive, por ejemplo, a 280 km, se ampliará sólo en un día, atento que uno
será por los primeros 200 km en tanto que los 80 km restantes no superan la “fracción
que no baje de 100” que dispone el art. 158 CPCCBA.
A tal efecto, en http://www.scba.gov.ar/guia/Distancias.asp, la SCBA provee de
una planilla de cálculo de distancias.
Los plazos judiciales son aquéllos que establece el juez cuando la ley no fija
expresamente un plazo para el acto, entonces la ley lo autoriza a fijarlo de acuerdo a la
naturaleza del proceso y la importancia de la diligencia (at 155 segundo párrafo CPCCBA).
Un ejemplo es el plazo del periodo de prueba fundamentalmente en el proceso sumario y
sumarísimo Provincia; en el caso del proceso ordinario el art. 365 CPCCBA establece que
lo fija el juez aunque le impone un tope de 40 días, de modo que será un plazo judicial
pero con tope legal.
Los plazos convencionales son aquéllos que las partes, en una aplicación ejercicio
del principio dispositivo, acuerdan, sea en una prorroga o ampliación o una abreviación o
una suspensión.
Estos acuerdos, claro está, deben ser presentados en el expediente (art. 157
segundo párrafo CPCCBA que se refiere a la Abreviación pero se aplica a todas las
modificaciones de plazos pactadas por las partes).
La suspensión y abreviación aparece regulada en el art 157 CPCCBA estableciendo
un límite a los apoderados para acordar una suspensión mayor a 20 días sin una
conformidad expresa de sus mandantes. - Debe ser solicitada antes del vencimiento del
plazo.-
Es decir que el apoderado podrá acordar, sin conformidad expresa de su
mandante una suspensión hasta 20 días, en tanto que si fuese mayor requerirá la
conformidad expresa.
Los plazos también pueden ser abreviados por convenio escrito por las partes y
también interrumpidos o suspendidos por resolución judicial cuando circunstancias de
fuerza mayor imposibiliten la realización del acto.
PLAZOS PRORROGABLES E IMPRORROGABLES:
Conforme la posibilidad de extenderlos, los plazos pueden ser prorrogables o
improrrogables.
La regla es la improrrogabilidad.- Sin embargo las partes pueden acordar una
prórroga con relación a actos procesales determinados mediante una manifestación
expresa formulada en el expediente. Esto significa que en modo alguno una parte puede
unilateralmente pretender una prórroga de un plazo. A su vez, recordemos la limitación
antedicha en relación a los apoderados.
PLAZOS PERENTORIOS Y NO PERENTORIOS:
El art. 155 del CPCCBA establece el principio que los plazos procesales son
PERENTORIOS, excepto que las partes pacten lo contrario por escrito y respecto de un
acto determinado.
La perentoriedad del acto significa que el cumplimiento o vencimiento del mismo
implica la caducidad del acto que debía realizarse durante su transcurso, es decir que el
vencimiento del plazo trae como consecuencia la pérdida del derecho de realizar el acto
en cuestión.
Esto es una consecuencia del principio de preclusión; recordemos que el proceso
civil es esencialmente dinámico, es una actividad progresiva y nunca puede retrotraerse.
El proceso civil, en general, da una oportunidad para cada acto –probablemente una
excepción a ello sería el replanteo de prueba en segunda instancia aun cuando fuera
declarada negligente en la primera, conf. art. 255 inc. 2 CPCCBA, más allá que en la
práctica es un supuesto harto excepcional-, pero sólo una, es por ello que las partes
tienen la carga de realizar los actos en el plazo estipulado por la ley –o en su caso por el
juez o acordado con la otra parte si se ha actuado una suspensión, abreviación, etc.- pero
el vencimiento del plazo tornará ineficaz todo acto realizado con posterioridad el cual
resultará inevitablemente extemporáneo.
EL vencimiento del plazo hace decaer el derecho no ejercido temporáneamente.
Es por eso que a los plazos perentorios que, reiteramos, son la regla en el proceso
civil, se los denomina preclusivos o FATALES.
Un plazo no perentorio seria aquel que permitiera la realización del acto luego del
mismo siempre y cuando la otra parte o de oficio no se solicitare una resolución al
respecto.
Relativo a la perentoriedad del plazo –que, como dijimos, es la regla-, el art. 124
tercer párrafo del CPCCBA dispone un PLAZO DE GRACIA, disponiendo que el escrito no
presentado dentro del horario judicial del día en que venceré el plazo solio podrá ser
entregado válidamente el día hábil inmediato y dentro de las CUATRO (4) primeras horas
del despacho.
Es decir que si el plazo es de, por ejemplo cinco días, la presentación podrá ser
realizada, temporáneamente, dentro de las primeras cuatro horas hábiles del sexto día.
En la Provincia de Buenos Aires actualmente el horario de atención de Tribunales
es de 8:00 hs. a 14:00 hs., de modo que las CUATRO PRIMERA HORAS a la que se refiere la
norma será entre las 8 y las 12 hs. del día posterior al vencimiento del plazo.
En el ejemplo, el plazo de gracia será entonces hasta las 12 hs. del día 6; este plazo
de gracia es conocido en la jerga tribunalicia como “cargo vencido” cuando en realidad lo
que está vencido es el plazo ordinario, en tanto que aún no se ha vencido el plazo de
gracia.
Existe una diferencia importante con el CPCCN, cuyo art. 124 dispone una norma
similar pero fija un plazo de gracia de DOS (2) horas del primer día hábil posterior al
último del plazo; teniendo en cuenta que el Poder Judicial de la Nación comienza a
atender a las 07:30 hs., en el ejemplo que dimos, dicho plazo será hasta las 09:30 hs. del
sexto día (por ello corrientemente, cuando un profesional tiene que presentar un escrito
utilizando dicho plazo de gracia, se suele de decir que tiene “un dos primeras” aludiendo
a las dos horas que tiene para hacerlo).
Muy excepcionalmente se ha admitido la presentación extemporánea del escrito
cuando hubiese existido –y acreditado- razones de fuerza mayor que hubiesen impedido
la presentación temporánea:
El caso ocurrió en el precedente “CANTERA TIMOTEO S.A. c/ Mybis Sierra Chica
S.A. y otro” cuando una persona concurrió a la CSJN a presentar recurso de queja
extraordinaria. Cuando ingresaba al tribunal sufrió una descompensación cardiaca por lo
que cual atendida por paramédicos y derivada a un hospital público donde la atendieron y
luego volvió al Tribunal, ingresando el escrito a las 09:31 hs. es decir un minuto tarde.
En resolución dictada por la CSJN el 30/9/2003 se consideró extemporáneo el
escrito, resolución que motivó recurso de revocatoria de la interesada y el 3/3/2005 la
CSJN, con otra integración, modificó su criterio y, considerando las circunstancias de
fuerza mayor mencionadas aplicó el art. 157 CPCCN último párrafo (“Los jueces y
tribunales deberán declarar la interrupción o suspensión de los plazos cuando
circunstancias de fuerza mayor o causas graves hicieren imposible la realización del acto
pendiente”) y consideró temporáneo el escrito.
PLAZOS INDIVIDUALES Y COMUNES:
Según a quién afecte, el plazo podrá ser individual o común.
Los plazos individuales son los que corren en forma separada o independiente
para cada una de las partes, como por ejemplo, el plazo para interponer recurso de
apelación o para contestar la demanda, si hay más de un demandado; el comienzo
dependerá del momento en que cada uno ha sido notificado.
El plazo es común cuando comienzan y terminan en un mismo momento para
todas las partes, aunque hubiesen tenido conocimiento del acto en oportunidades
distintas y su cómputo comienza desde la última notificación (lo cual es una solución
lógica, atento que el mejor que el que fue notificado en primer término goce de algunos
días más a que el ultimo tenga algunos días menos).
El principio general es que el plazo es individual en tanto que el plazo común es la
excepción (un ejemplo de éste es el plazo de prueba).
PLAZOS ORDINARIOS Y EXTRAORDINARIOS:
Se habla de plazos ordinarios para indicar aquellos corrientes en el proceso para la
realización del acto en condiciones normales, en tanto que los plazos extraordinarios son
aquellos que se disponen cando aparecen situaciones particulares que exceden el curso
habitual del proceso; un ejemplo de este el plazo extraordinario de prueba del art. 367
CPCCBA.

PUNTO 3 – NULIDADES PROCESALES


CONCEPTO:
La teoría general de las nulidades es común a todo el derecho y el concepto de
nulidad es univoco, más allá de los distintos aspectos que la nulidad pueda asumir en las
diferentes remas.
Más específicamente y siendo el acto procesal una especie dentro del género de
actos jurídicos –aun con diferencias respecto del acto jurídico del derecho material-, el
concepto de nulidad de éste es aplicable al acto procesal.
Es decir la sanción legal que priva al acto de los efectos que le son propios como
consecuencia de un vicio que el mismo adolece.
En otros términos las nulidades procesales será sanción legal que priva al acto
procesal de los efectos como consecuencia de vicios en sus elementos esenciales y que
por ello carecen de aptitud para producir la finalidad para el cual estaba destinado.
Carácter relativo de las nulidades procesales:
La primera y principal diferencia que ofrece la teoría de las nulidades procesales
con la de los actos jurídicos en general es que las nulidades procesales SON SIEMPRE
RELATIVAS, es decir que pueden ser convalidadas o consentidas.
En este sentido, el art. 170 CPCCBA refiriere a una SUBSANACIÓN, aunque el
término no es feliz atento que el acto no deja de estar viciado, sólo que el mismo (con el
vicio mencionado) fue consentido por la parte interesada en su declaración.
Sin perjuicio de ello, el principio –por décadas aceptado- que sostiene que las
nulidades procesales son relativas o, dicho de otro modo, que no habría nulidades
procesales absolutas ha ido cediendo con el tiempo.
Así, se considera que la nulidad consagrada por el art. 48 del CPCCBA respecto de
lo actuado por el gestor procesal –que no justifica su personería ni ratifican su gestión en
el plazo allí establecido-, es una nulidad que compromete al orden público y, por lo tanto,
es absoluta.
Yendo aún más allá algunos autores como Osvaldo Gozaíni sostienen que en
procesos donde no se hayan respetados principios procesales constitucionales básicos
(v.gr., la garantía del debido proceso) la nulidad involucra el orden público constitucional
y por lo tanto seria absoluta (GOZAÍNI, Osvaldo J., Elementos de Derecho Procesal Civil,
Edit. Ediar, La Plata, 2005, 528/529).
PRINCIPIOS QUE RIGEN LAS NULIDADES PROCESALES:
Las nulidades procesales están gobernadas por una serie de principios –o
presupuestos- que surgen de la propia ley y que configuran las mismas, lo cuales son los
siguientes:
Principio de especificidad
Conforme a este principio, no hay nulidad sin una norma que específicamente –de
ahí su denominación- la establezca. Este principio aparece claramente en el artículo 169
párrafo primero del CPCCBA (“ningún acto procesal será declarado nulo, si la ley no prevé
expresamente esta sanción”).
Sin embargo, este principio –que es una derivación del principio sentado por el
Código Napoleón pas de nullit‚ sans texte, y que paso al Código Civil –art. 1037 C.C.-
aparece flexibilizado por el mismo artículo en su segundo párrafo al disponer que “in
embargo, la nulidad procederá cuando el acto carezca de los requisitos indispensables
para la obtención de su finalidad”. De modo que, aunque la nulidad no estuviera prevista
expresamente por la ley, sin el acto carece de “requisitos indispensables” que lo tornen
ineficaz y no cumpla su finalidad, puede ser declarado nulo.
Principio de trascendencia o instrumentalidad de las formas
Bajo este título, el mismo art. 169, en su párrafo tercero, dice […]
“No se podrá declarar la nulidad, aun en los casos mencionados en los párrafos
precedentes, si el acto, no obstante su irregularidad, ha logrado la finalidad a que estaba
destinado”.
Este principio –que también tiene fuente en el derecho francés- consiste en que
no hay nulidad sin perjuicio; la instrumentalidad de las formas coloca a las normas
formales como instrumento de hacer valore las normas sustanciales de manera tal que,
aun cuando el acto estuviese viciad y la sanción estuviese prevista por la ley, no be ser
fulminado con la nulidad si ha logrado la finalidad a la que estaba destinado.
Por ejemplo, si notificamos la demanda al demandado en un domicilio que no es
su domicilio real y donde estaba sólo ocasionalmente, pero el demandado recibe la
cedula con las copias correspondientes, el acto cumplió su finalidad, mas allá de la
irregularidad que contenía, de modo que plantear la nulidad del mismo seria “la nulidad
por la nulidad misma” atento la carencia de perjuicio, en tanto el demandado
efectivamente recibió la cedula.
Se conoce como principio de trascendencia porque si el acto consumó su objetivo
es que el vicio no era trascendente.
De allí que la norma prevenga que la declaración de nulidad procede si hay
perjuicio alegado y demostrado.
Principio de convalidación
De acuerdo con lo recién explicado, una forma de convalidar actos defectuosos
ocurre si ellos alcanzan los fines que estaban previstos al ejercerlos. Podría decirse que es
una convalidación legal, donde no existe actividad de la parte.
Otra posibilidad está pensada por el art. 170 del CPCCBA al referir que “La nulidad
no podrá ser declarada cuando el acto haya sido consentido aunque fuere tácitamente,
por la parte interesada en la declaración. Se entenderá que media consentimiento tácito
cuando no se promoviere incidente de nulidad dentro de los cinco días subsiguientes al
conocimiento del acto”.
Impera en la regla el principio dispositivo, y demás afluentes de los principios
procesales (preclusión, celeridad, buena fe, etc.), sin perjuicio de concretar el carácter
relativo de todas las nulidades que sucedan en el proceso.
Ya dijimos que el termino subsanación (los arts. 387 y 388 CCYC lo llaman
confirmación) no resulta feliz porque ello supone que el acto se corrige o enmienda o
rectifica, lo cual no es así, el acto queda igual, sólo que consentido por quien podría estar
afectado por la irregularidad.
La convalidación o “subsanación” en los términos del CPCCBA se puede producir
tácitamente y, en este caso, la ley presume que el acto ha quedado tácitamente
consentido y convalidado si no se promueve el incidente de nulidad dentro de los cinco
días de conocido dicho acto (art. 170 segundo párrafo del CPCCBA).
Principio de conservación
Este principio es una derivación del de trascendencia, es decir que se mantiene el
acto si el mismo ha cumplido su finalidad y, por otro lado, la nulidad es un remedio
excepcional y de interpretación restrictiva.
Principio de protección
Este presupuesto deriva del principio que “nadie puede alegar su propia torpeza”
y está consagrado en el art. 171 CPCCBA al establecer que la parte que ha dado lugar a la
nulidad no podrá la invalidez del acto realizado.
Es decir que solo podrá pedirse la nulidad de un acto si el vicio proviene de actos
propio del órgano jurisdiccional o de la parte contraria o terceros.
FORMAS DE ALEGAR LA NULIDAD EN EL PROCESO CIVIL
La nulidad puede ser introducida de diferentes formas en el proceso civil, a saber:
 Por incidente: Esta es la forma idónea para plantear la nulidad durante el proceso –
excepto el caso de las sentencias definitivas e interlocutorias que contengan vicios-.
Atento lo expuesto, nos ocuparemos luego y con detalle de los diferentes aspectos
del mismo.
 Por recurso ordinario o Extraordinario: En el CPCCBA se halla prevista la posibilidad de
plantear la nulidad de “una sentencia” (ver art. 253 CPCCBA) en forma ordinaria, estando
subsumido en el recurso de apelación o en forma extraordinaria, mediante el RECURSO
EXTRAORDINARIO DE NULIDAD previsto en el art. 161 inc. 3 “b” de la CONSTITUCIÓN
PROVINCIAL y arts. 296/298 CPCCBA.
 Por excepción: La excepción de nulidad se halla prevista en el art 543 del CPCCBA para
el juicio ejecutivo.
 Por acción (en realidad pretensión) de nulidad: Esta vía se ha creado pretorianamente
para reclamar la nulidad de una sentencia pasada en cosa juzgada cuando la misma fuera
irrita por haber sido obtenida fraudulentamente, supuesto al que nos referiremos luego.
EL INCIDENTE DE NULIDAD:
Ya dijimos que el CPCCBA establece como vía idónea para la generalidad de los
casos y durante el proceso –con las salvedades antes expresadas respecto del recurso de
nulidad, la vía incidental.
Presupuestos:
La promoción del incidente de nulidad tiene una serie de presupuestos los cuales
son consecuencia de los principios antes explicados:
 Debe haber un acto viciado y la sanción contemplada en la ley o el acto debe carecer d
requisitos indispensables para lograr su finalidad.
 El acto viciado debe ocasionar un gravamen.
 NO debe haber culpabilidad de quien pide la nulidad.
 El acto no tiene que estar convalidado.
Requisitos de admisibilidad:
En primer lugar, el incidente debe ser oportuno o tempraneo y ello surge del art.
170 segundo párrafo del CPCCBA. En efecto, si el acto queda convalidado si no se
promueve el incidente dentro de los cinco días de conocido el acto, entonces el plazo
para iniciar el incidente es de cinco días (de conocido el acto).
Respecto de cuando se conoció el acto, deberá expresarlo el incidentista, si no
surgiera del expediente; lógicamente, si la demanda fue notificada en un domicilio real
que no era donde vivía el demandado y el proceso continuó (con el demandado en
rebeldía) y un día el demandado toma conocimiento de la existencia del proceso, esa será
la fecha desde la cual corren los cinco días para promover el incidente.
Pero quien alega haber tomado conocimiento del proceso en determinada fecha
deberá, al menos alegarlo, como requisito de admisibilidad.
En segundo lugar, el incidentista deberá –además de identificar el acto y el vicio
del mismo expresar el perjuicio sufrido y cuál es su interés en obtener la declaración de
nulidad (art. 172 CPCCBA).
El incidentista deberá señalar en el escrito que promoviere el incidente el perjuicio
sufrido, el interés jurídico en que se invalide el acto y las defensas que no pudo oponer
como consecuencia de la nulidad.
No es suficiente suponer que, ante un acto viciado necesariamente ocurre un
perjuicio y que no se pudieron oponer defensas sino que hay que manifestarlo y
argumentarlo.
Si no se cumplen estos requisitos, el incidente podrá ser rechazado “in limine” de
la misma manera que si es manifiestamente improcedente.
FACULTADES OFICIOSAS DEL JUEZ:
Si bien el art. 172 CPCCBA dispone que para pedir la nulidad es necesaria la
promoción del un incidente, ello no impide que el juez pueda declararla de oficio.
Ahora bien, por una aplicación del principio dispositivo, podrá hacerlo cuando el
vicio no se halle consentido, excepto cuando el mismos fuere manifiesto (el CPCCN en su
art. 172 dice “cuando la nulidad fuere manifiesta”).
Cuando el juez declara la nulidad por ser manifiesta lo hace SIN SUSTANCIACIÓN
por lo que en este caso la declaración de nulidad no será consecuencia o no estará
precedida de un incidente.
A su vez recordemos, que, tal como establece el art. 34 inc. 5 del CPCCBA el juez
es el director del proceso y que, en dicho marco, el juez debe señalar los defectos u
omisiones que tengan las peticiones y disponer de oficio toda diligencia a fin de evitar
nulidades, principio que se conoce como de saneamiento; recordemos que esto no es una
facultad sino un deber.
Es así que, en ejercicio de este deber, cuando el juez advierte un vicio o defecto en
un o más actos, de oficio puede “reordenar” o “depurar” el proceso, mediante un
decreto e despacho saneador que invalide los actos defectuosos.
EFECTOS DE LA NULIDAD:
El temperamento de la ley es que la nulidad afecte a la menor cantidad de actos
posible, es decir que la declaración de nulidad no arrase con todo el proceso.
Es por ello que el art. 174 primer párrafo del CPCCBA dispone que la nulidad de un
acto no importará la de los anteriores ni los sucesivos que no sean independientes de
dicho acto e inclusive que la nulidad de una parte del acto no afectará a las otras que no
estuvieren viciadas.
Desde luego que en algunos casos la nulidad del acto implicará, necesariamente la
de los actos posteriores, como ocurre en el caso que se decrete la nulidad de la
notificación de demanda, por lo que serán nulos todos los actos producidos con
posterioridad, una suerte de “efecto dominó”, donde al caer la notificación de la
demanda cae todo lo que se hizo después.
VICIOS DEL CONSENTIMIENTO EN LOS ACTOS PROCESALES
Para que un acto procesal produzca sus efectos normales es necesario que el
sujeto que o realiza tenga aptitud para ello: el órgano debe ser competente y las partes y
peticionarios, procesalmente capaces.
Además de la aptitud constituye un requisito subjetivo el de la VOLUNTAD, atento
que el acto procesal, como acto jurídico, constituye una expresión voluntaria de quien lo
realiza.
El acto procesal tiene entonces un contenido extrínseco –las formalidades
impuestas por la ley- y otro intrínseco –la voluntad interna de quien lo realiza-.
La falta o defectos en los requisitos extrínsecos y lo privan de su finalidad son los
que dan lugar a las nulidades procesales según venimos viendo hasta acá; ahora bien,
podría solicitarse la nulidad por un vicio que afecte sus requisitos intrínsecos? Dicho de
otro modo, los vicios del consentimiento del derecho civil son aplicables a los actos
procesales?
Tradicionalmente la doctrina señalaba que en el acto procesal la voluntad no
cumple la misma función que en los actos jurídicos del derecho privado.
Según esta posición, mientras en los actos jurídicos la voluntad del sujeto
determina directamente la producción de efectos jurídicos, los actos procesales producen
efectos en la medida en que se hayan cumplido los requisitos formales impuestos por la
ley para dicho acto, con prescindencia de las motivaciones internas de quien proceden.
Así, se ha afirmado tradicionalmente que en los actos procesales priva la voluntad
declarada sobre la voluntad real (GUASP, Jaime, Derecho Procesal Civil, Edit. Civitas, 1998,
pág. 254); interesa lo que se manifiesta en un escrito sin perjuicio de cómo o en qué
condiciones fue efectuada dicha manifestación y no se aplica, según esta postura, a los
actos procesales las normas del CCyC relativos a los vicios del consentimiento (erro, dolo,
violencia). Guasp suma como argumento que dichos actos son realizados por ante un
órgano del Estado, por lo que, si se respetan las formalidades del acto, son plenamente
eficaces, aunque la disposición interna de su autor no coincida con la que de hecho revela
o exterioriza.
Sin embargo, ya desde antaño un sector de la doctrina (v.gr., el procesalita
colombiano Devis Echandia en DEVIS ECHANDIA, Hernando, Nociones generales de
Derecho Procesal Civil, Edit. Aguilar, Madrid. 1966, págs. 455/458)) no estaba de acuerdo
con esta postura por entender que un acto procesal puede contener un negocio jurídico y
por lo tanto se le aplican las normas atinentes o relativas al mismo; piénsese, por
ejemplo, en una transacción celebrada con dolo o violencia.
A su turno, Palacio limitó esta posibilidad a que el acto, a todo evento, quedara
convalidado en los términos antes descriptos.
Actualmente en la doctrina nacional existe un criterio cada vez más aceptado en el
sentido que los vicios que afectas los requisitos intrínsecos del acto –esto es el
consentimiento- pueden generar la nulidad del mismo.
Este es el criterio de, por ejemplo, Peyrano (PEYRANO, Jorge W., Nulidades por
vicios intrínsecos del acto procesal (vicios de la voluntad del sujeto autor del acto), J.A.,
semanario 5516 del 20/05/87) y Gozaíni (GOZAÍNI, op. cit., pag. 198)quienes afirman que
siendo el acto procesal una especia dentro del acto jurídico, parece lógico que el regimen
de nulidades sustantivas se aplica a éste; sin embargo, señalan dichos autores, la nulidad
deberá ser articulada con las formalidades impuestas por la ley procesal, y que ya hemos
visto.
Otra postura va más allá y, en relación a los vicios sustanciales o intrínsecos del
acto procesal, entiendo que deben ser impugnados mediante una acción autónoma de
nulidad; ello dio pie a la creación doctrinaria y pretoriana de la acción de revisión o
nulidad de cosa juzgada, que seguidamente abordamos.
NULIDAD E INEXISTENCIA:
Si ánimo de adentrarnos en la eterna discusión en torno a la teoría de la
inexistencia de los actos jurídicos, resulta necesario distinguir supuestos de actos nulo
con actos inexistentes. En efecto, un acto nulo se ha existido como tal, pro viciado; en
cambio, el acto inexistente NO HA EXISTIDO jamás.
La inexistencia no se refiere a la eficacia sino a que haya habido o no un acto.
Mientras la nulidad priva de efectos al acto, pero lo reconoce aunque viciado, la
inexistencia importa una situación en la cual el acto jurídico no ha nacido no se ha
formado.
Una sentencia dictada por alguien que no es juez no es una sentencia viciada sino
directamente no es una sentencia o, como dijera Couture, es una “no sentencia”.
Un caso frecuente en al torno de la inexistencia procesal es el escrito judicial sin
firma –o con firma falsa, que es lo mismo- atento que la firma es un requisito esencial
para la conformación el acto, por lo que el mismo no es un acto nulo sino inexistente.
ACCIÓN AUTÓNOMA DE NULIDAD DE COSA JUZGADA ÍRRITA
Ya hemos visto que una de las formas de solicitar la nulidad de un acto procesal es
por la vía de acción autónoma de nulidad.
Concretamente, desde hace varias décadas se ha abierto paso en la doctrina y en
la jurisprudencia la posibilidad de promover un proceso reclamando la nulidad de una
sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada con sustento en que le proceso ha sido
fraudulento o simulado.
Si bien normalmente se la refiere como “acción (en realidad es pretensión)
autónoma de nulidad –o de revisión- de cosa juzgada irrita o fraudulenta” la expresión no
es correcta, porque írrito significa, precisamente nulo, sin valor y la nulidad está
originada, precisamente, por ser la sentencia fraudulenta –entre otros vicios-. La
expresión “írrita o fraudulenta” arraigada en la doctrina procesal resulta equivoca porque
pareciere que fueran sinónimos cuando en realidad un término es el resultado y otra es la
causa, por ello referiremos a ACCIÓN AUTÓNOMA DE NULIDAD DE COSA JUZGADA
IRRITA, simplemente.
Sin ánimo de adentrarnos en la teoría general de la cosa juzgada, recordemos que
es la aptitud que adquiere una sentencia firme y ejecutoriada y que trae como
consecuencia su inmutabilidad, la cual tiene un fundamento constitucional –atento que
compromete el derecho de propiedad- y la seguridad jurídica –sino los procesos no
finalizarían nunca.
Inclusive, en el caso de la cosa juzgada en sentido formal –propia de los procesos
de ejecución-, la cosa juzgada es material respecto de las pretensiones o defensas que
podían ser deducidas en el mismo y, a todo evento las únicas pretensiones y defensas que
podrán deducirse en el proceso de conocimiento posterior serán aquellas que estaban
vedadas en el de ejecución art. 551 segundo párrafo del CPCCBA).
Ahora bien, la cuestión es si esa sentencia, aun pasada en autoridad de cosa
juzgada, adolece de un vicio sustancial: si fue dictada en forma fraudulenta, o en el marco
de un proceso simulado, o si existió un cohecho respecto del juez que la dictara, por citar
algunos ejemplos.
En algunos códigos provinciales, la posibilidad de revisión de la cosa juzgada
aparece regulada mediante un RECURSO DE REVISIÓN (ejemplos son Córdoba, Mendoza,
San Juan, Tierra del Fuego).
Inclusive en el proceso penal en la Provincia de Buenos Aires, se halla previsto una
acción de revisión para diferentes supuestos dos de los cuales son cuando la sentencia
impugnada se hubiere fundado en prueba documental, testifical o pericial cuya falsedad
se hubiese declarado en fallo posterior irrevocable y cuando la sentencia condenatoria
hubiere sido pronunciada a consecuencia de prevaricato, cohecho u otro delito, cuya
existencia se hubiese declarado en fallo posterior irrevocable (art. 467 CPPBA).
En el CPCCBA nunca estuvo regulada la acción autónoma de nulidad de cosa
juzgada ni tampoco la de revisión, en tanto que en el CPCCN durante un corto tiempo
estuvo regulada la acción de revisión, instalada mediante le 26853 pero derogada poco
después por ley 27500.
A falta de regulación específica, la CSJN ha reconocido la posibilidad de reclamar
mediante una acción de nulidad mediante una creación pretoriana a través de diferentes
precedentes.
Así, la CSJN ha sostenido que la inmutabilidad de las sentencias judiciales sólo
puede ser quebrada ante la existencia de un vicio de la voluntad, o la configuración de un
juicio irregular (sin observar las reglas del debido proceso) y no fallado libremente por los
jueces (CSJN, 19/2/71, “Campbell Davidson, J. C. c/ Provincia de Buenos Aires”, ED, 36-
288, Fallos 279:59; CSJN, “Tibold”, Fallos 254:320; “Bemberg”, Fallos 281:59; “Atlántida”,
Fallos 283:66).
Los motivos legales que autorizan la acción autónoma de nulidad de la cosa
juzgada deben caracterizarse por ser vicios sustanciales de los actos procesales, que sean
trascendentes, externos o heterónomos al proceso; y que, además, impliquen una
novedad (nova facti o nova reperta), con respecto al proceso original.
Es decir que los vicios que autorizan la revisión de la cosa juzgada --en el sentido
ya apuntado-- son aquellos de tipo sustancial que se introducen en el proceso y que se
descubren --por regla-- luego que el fallo quedó firme; pues si se advierten antes deben
ser atacados por las vías normales que antes vimos –incidente, recurso, etc-.
Se produce este tipo de déficit, por ejemplo, cuando hay prevaricato, o si el
pronunciamiento se ha apoyado en testigos, que a posteriori fueron condenados por falso
testimonio.
La pretensión autónoma de nulidad de la cosa juzgada tiene como presupuesto
inexorable la existencia de un vicio sustancial en el proceso que por maquinación,
colusión, error, dolo, etc., lleva a considerar que se ha desplegado una actividad
determinada que ha conducido a una sentencia viciada de nulidad. En ese sentido, quien
esgrima este tipo de pretensión deberá argumentar y probar la existencia de un vicio
grave que desvirtuó la utilidad del proceso.
Entonces, la acción autónoma de nulidad de sentencia participa de los carácter de
la acción de nulidad de actos jurídicos en general y por especificas causales:
a) Por haber obtenido la sentencia mediante un delito (cohecho, fraude) o excluir la
voluntad jurisdiccional (dolo, violencia o cualquier maquinación fraudulenta) o el juez
fuere incapaz al momento de dictarla.
b) Aparición posterior de instrumentos decisivos que hubiesen generado otro resultado
si estos instrumentos fueron retenidos por fuerza mayor, o retenidos ilegítimamente por
la contraria o que fueran declarados falsos en proceso posterior.
c) La sentencia se basa en prueba testimonial o pericial decisiva y los testigos o peritos
son posteriormente condenados por falso testimonio por dicha declaración o dictamen o
el perito ha realizado su dictamen por dolo violencia, cohecho o cualesquiera otra
maquinación fraudulenta.
En su esencia final nos encontramos ante un acto jurídico que como tal es
susceptible de ser atacado de nulidad sustancial.
A su vez, el instituto de la cosa juzgada, como lo conocemos, es tal en tanto sea
consecuencia de un proceso regular, de modo que si el proceso es irregular, no hay cosa
juzgada.
En la casuística, se ha hecho lugar a la revisión de la cosa juzgada por estar
fundada la sentencia en un contrato suscripto por un empleado de la demandada en
connivencia con el actor tal como fuera probado en causa penal posterior (precedente
“Tibold” citado); o la sentencia fue producto de presionas o coacción sobre jueces y la
propia parte en el marco de un juicio de expropiación (“Campbell Davidson”, antes
citado), o la omisión de un convenio celebrado por las partes donde se redujera la deuda
(“Bemberg”, también citado); en otro supuesto (CSJN, sent. del 20/3/2003, “BCRA en
Centro Financiero S. A. de verificación tardía -recurso de inconstitucionalidad y recurso
directo-”, J.A., 27 de agosto de 2003) la CSJN anulo el pronunciamiento –aun firme- en
razón que el mimo se había remitido otros supuestamente dictados en otros procesos y
que eran inexistentes.
En el ámbito provincial la SCBA ha hecho lugar a la acción de nulidad de cosa
juzgada en caso de haber constatado la violación de la defensa en juicio (“Zabaleta Diego
c/ Kokourek S.A.”, 10/05/77, E.D., 78-308); más cerca en el tiempo en 1997 la Cámara
Civil y Comercial de Azul anuló una sentencia de trance y remate decretada en un juicio
ejecutivo de un cheque cuya falsedad se demostró en un proceso penal paralelo
(destacamos que el ejecutado había opuesto excepción de falsedad pero se declaró
negligente dicha prueba y se le impidió el replanteo en Cámara en los términos del art
355 CPCCBA) (Camara CyC Azul, CCIV. Y COM. AZUL, SALA II - 04/11/97, “Gil, Omar A. -
Capitanio, Orlando O., J.A., 1998-IV-468; LLBA, 1998-562).
En el precedente “Nieto” de 1988, la Cámara Civil y Comercial de Junín hizo lugar
a la acción de nulidad de cosa juzgada atento que, al dictar la sentencia, una de las partes
había dolosamente separado del expediente otros dos que estaban agregados
“acordonados” lo cual inicio en el resultado final (Cam.Apel. CyC Junin, “Nieto S.A. c/
Amouroux, Amelia, s/ Acción de Nulidad”, sent. del 23/8/89, E.D., 136-619).
Es útil también ver el criterio sentado por la SCBA en torno a la revisión de cosa
juzgada en el precedente “Ciuro de Castello, Norma Elena c/Fernández, José Luis
s/Revisión de cosa juzgada irrita” (SCBA, causa 104330, sentencia del 21/12/2011, que se
puede consultar en https://juba.scba.gov.ar/VerTextoCompleto.aspx?idFallo=96483 ) donde –
confirmando un rechazo in limine de la demanda- se extendió sobre los alcances de la
cosa juzgada, disponiendo que la notificación de la doctrina legal posteriormente que la
sentencia quedara firme no es motivo de la anulación de la sentencia en razón que es
éste un supuesto excepcional reservado para los caos que el acto estuviere viciado.
Como adelantáramos, no está prevista la acción autónoma de nulidad de cosa
juzgada ni el CPCCBA ni en el CPCCN; sin embargo, aparece mencionada en el CCyC.
En efecto, enumerar los plazos de prescripción de las distintas acciones, el CCyC en
su art. 2564 inc. “f” dispone que prescribe al año la “acción autónoma de revisión de
juzga juzgada”; es decir que se fija un plazo de prescripción para una acción que no está –
aun- prevista en las normas procesales.
Sin perjuicio de ello, resulta claro que la regulación específica de esta acción
(reclamada en despacho mayoritario del XX Congreso de Derecho Procesal de 1999) será
solo cuestión de tiempo y, de hecho, está en todos los proyectos de reformas que se han
elaborado en los últimos años.
Finalmente, en este sentido es de estacas el Proyecto de reformas al CPCCBA
elaborado por los Dres. Morello-Arazi-Kaminker, donde aparece el art. 691 que establece
que “Procederá la acción tendiente a la declaración de nulidad de sentencias pasadas en
autoridad de cosa juzgada, si se satisfacen los siguientes requisitos: 1) que aquélla
adolezca de vicios esenciales, tales como haber sido culminación de un proceso aparente o
írrito, simulado o fraudulento, resultar de actividades que hayan determinado vicios de la
voluntad u otros sustanciales. 2) Que exista interés actual en la declaración de nulidad".
Se deduce de la simple lectura de esta disposición, la concreta adopción de la postura
amplia o abierta respecto de las causales de procedencia. Pero en el art. 692 se limita la
extensión de la norma recién transcripta, aproximando el sistema hacia una postura
ecléctica. En aquél se expresa: "art. 692 (Criterios de aplicación). La apreciación sobre la
procedencia de la acción se realizará con criterio estricto. En tal sentido, no será
admisible esta acción cuando se invocaren vicios en la actividad procesal, errores de
juzgamiento o en general, aquellos agravios cuya corrección debió procurarse a través de
los incidentes o recursos pertinentes".
La acción autónoma de nulidad de cosa juzgada ha suscitado algunas discrepancias
no ya en torno a su procedencia sino a aspectos procesales de la misma; uno ha sido la
prescripción, el cual ya ha sido zanjado con el art. 2564 inc. “f” CCyC –aunque se discute
desde cuándo se computa dicho plazo, si desde que la sentencia queda firme o desde que
queda firme la sentencia penal que determinó la falsedad de una prueba); otra discusión
es en torno a la competencia, concretamente si corresponde al mismo juez que dictó la
sentencia entender en la acción de nulidad –por conexidad- o si debe ser otro para
garantizar la imparcialidad, discusión que ha merecido opiniones –doctrinarias y
jurisprudenciales en uno y otro sentido-.

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