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10º) Para finalizar su exposición, la abogada accionante solicitó la libertad plena del
citado ciudadano, en virtud de encontrarse detenido ilegítima, ilegal e indebidamente por
el Juez Cuarto de Control del Circuito Judicial Penal del Estado Vargas, de conformidad
con el artículo 27 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ya que éste
se encontraba en el deber de decretar la libertad luego de haberse vencido el lapso de los
veinte días concedidos al Fiscal sin que éste hubiere presentado la acusación, pues así lo
determina el artículo 257 del Código Orgánico Procesal Penal el cual señala: “Vencido este
lapso sin que el fiscal haya presentado la acusación, el detenido quedará en libertad,
mediante decisión del juez de control, quien podrá aplicarle una medida sustitutiva”.
11º) De la misma forma pidió que se requiriera al Juzgado Cuarto de Juicio del
referido, a fin de que éste informe si la Fiscal Segunda del Ministerio Público presentó o no
acusación contra Jorman Guerrero dentro del lapso comprendido entre el 7 de mayo y el 21
de mayo de 2001.
II
DE LA COMPETENCIA
Previo a la determinación sobre la admisibilidad de la presente acción de amparo, es
menester analizar la competencia de la Sala para conocer del asunto. Al respecto se
observa:
La presente solicitud de Hábeas corpus fue decidida por la Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial Penal del Estado Vargas, en virtud de haber sido interpuesta contra la
omisión del Juzgado Cuarto de Control del referido Circuito Judicial Penal, el cual, vencido
como se encontraba el lapso de los veinte días concedidos legalmente al Fiscal del
Ministerio Público para presentar el escrito de acusación, sin que éste hubiese cumplido con
su obligación, no había procedido a emitir pronunciamiento alguno con el fin de otorgar la
libertad del ciudadano Jorman Alfonso Guerrero Gil.
En consideración a la omisión denunciada, debe aplicarse el criterio que, al
respecto, ha sido desarrollado por esta Sala Constitucional, según el cual, en los casos
donde la acción de amparo sea interpuesta contra una omisión, ésta debe entenderse
comprendida dentro del artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales, ya que si bien se menciona en la referida disposición, el amparo
contra “una resolución, sentencia o acto” del tribunal, la omisión también es susceptible de
configurar un caso de violación de derechos de rango constitucional y, por tanto,
equiparable a un vicio de incompetencia del tribunal “lato sensu” -en sentido material y no
sólo formal-, abriendo la posibilidad de accionar en amparo contra un tribunal por su falta
de pronunciamiento, de conformidad a lo contemplado en el artículo 2 de la aludida ley en
concordancia con el artículo 4 eiusdem.
Por lo antes dicho, resultaba en efecto competente para conocer de la acción de
tutela constitucional, la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del Estado Vargas. Así se declara.
Así tenemos que la Corte de Apelaciones declaró inadmisible la solicitud, en los
términos reproducidos en capítulo I de esta sentencia, titulado “Antecedentes” y
seguidamente procedió a remitir la causa a esta Sala Constitucional, a los fines de la
consulta legal.
En tal sentido, acorde con la jurisprudencia de esta Sala Constitucional que ha
dejado establecido que a ella corresponde el conocimiento de las apelaciones y consultas
sobre las sentencias dictadas por las Cortes de Apelaciones en lo Penal, en su condición de
instancia superior de las mismas, cuando éstas conozcan de la acción de amparo en primera
instancia, y de conformidad con los artículos 266, numeral 1 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela y 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales, esta Sala debe declararse competente. Así se declara.
III
DE LA SENTENCIA CONSULTADA
Del análisis efectuado por esta Sala Constitucional sobre el pronunciamiento
proveído por la Corte de Apelaciones, objeto de la revisión por vía de consulta, se
considera ineludible indicar cuanto sigue.
La sentencia consultada fundamentó la inadmisibilidad del amparo en que la
abogada accionante no realizó la aclaratoria concerniente a si la solicitud “se refiere a un
amparo constitucional o a un hábeas corpus”, la cual fue ordenada y notificada a dicha
abogada por el Tribunal y ya habían transcurrido más de las cuarenta y ocho (48) horas
concedidas a tal efecto, a partir de la aludida notificación, de conformidad con el artículo
19 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.
Pues bien, leído en su totalidad el escrito de la solicitud en cuestión así como la
decisión de la Corte de Apelaciones, esta Sala aprecia que, a juicio de dicha Corte, la
aclaratoria era necesaria a fin de dilucidar la competencia para conocer del asunto
planteado, pues, “en el primer caso estaríamos ante una acción de amparo, en la que sería
competente (...) esta Corte de Apelaciones y, en el segundo de los casos estaríamos ante un
Hábeas corpus que protege la libertad personal, siendo el competente para conocer de
esta acción un Tribunal de Control, conforme a la jurisprudencia reiterada de nuestro
Máximo Tribunal”.
En este orden de ideas, esta Sala Constitucional en la sentencia nº 882 del 31 de
mayo de 2001, sostuvo que:
“[C]onsidera la Sala necesario dejar en claro que el artículo 19 de la Ley
Orgánica que rige la materia consagra un mecanismo al cual el juzgado
constitucional debe ocurrir en circunstancias estrictamente excepcionales,
en las que se vislumbre que no se cumplen de manera esencial los requisitos
establecidos en el artículo 18 de la misma Ley, o que sea oscura hasta el
punto que las dudas que surjan de su lectura puedan ser subsanables
mediante un escrito posterior.”
Se hace la anterior acotación, en virtud de que esta Sala aprecia que no es cierto
que los alegatos de la abogada sean imprecisos en cuanto a lo que se pretende con la acción,
pues del escrito se desprende claramente que la misma fue incoada en contra de la omisión
del Juez Cuarto de Control del Circuito Judicial Penal del Estado Vargas, por no haber
emitido pronunciamiento sobre la medida de privación preventiva de libertad del ciudadano
Jorman Alfonso Guerrero Gil, a lo cual, a juicio de la quejosa, estaba obligado, pues, se
había vencido el lapso de veinte días que la ley concede al Fiscal del Ministerio Público
para presentar la acusación y éste no la había interpuesto, lo que, alegó la
abogada, “implica la libertad inmediata de nuestro (su) defendido”, por lo que con dicha
omisión se “mantiene ilegítima, ilegal e indebidamente detenido“ a su representado.
Ahora bien, con relación al argumento de la Corte de Apelaciones para solicitar la
aclaratoria, a fin de poder determinar su competencia, pues, conforme a lo que manifestó,
de tratarse de un hábeas corpus sería incompetente, ello, atendiendo al criterio que al
respecto este Supremo Tribunal había establecido, es necesario indicar que ciertamente esta
Sala manifestó en varias oportunidades, que la competencia de la acción de amparo en tal
modalidad correspondía a los Jueces de Control, a tenor de lo dispuesto en los artículos 40
de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales y 60 del
Código Orgánico Procesal Penal, en virtud de que el derecho material protegido, en tales
casos, es la libertad personal, pero es el caso que decisión nº 165 del día 13 de febrero de
2001, se rectificó el razonamiento explanado y se produjo el siguiente criterio:
“No obstante el razonamiento de esta Sala, se presentan dificultades en
cuanto al orden jerárquico para atribuir a los jueces de control la
competencia para conocer de los amparos interpuestos con ocasión de
presuntas violaciones a la libertad y seguridad personales –hábeas corpus-,
provenientes de un órgano jurisdiccional superior o de igual rango a los
Juzgados de Primera Instancia en Función de Control; es decir, cuando el
presunto agraviante sea otro Tribunal de Primera Instancia o una Corte de
Apelaciones en lo Penal, como por ejemplo, en materia Penal, aquéllos que
conocen en otra fase del proceso, como son los tribunales de juicio o de
ejecución. En estos casos resulta contrario a la teoría general del proceso,
que un tribunal de la misma o inferior jerarquía revise una decisión –aun
cuando sea por la vía de una acción de amparo-, pues esto quebranta el
orden lógico de la organización institucional en la que se ve reflejada la
concepción del ejercicio de la función jurisdiccional, la cual atiende al
contenido de valores que nutren el fin último de dicha función. Tal orden se
trastocaría, ciertamente, en la conjetura de decisiones de órganos de
superior jerarquía que deban ser revisadas, con lo cual decimos valoradas,
y quizás revertidas, por instancias de igual o inferior jerarquía.
Debe señalarse que, ‘ambas figuras –amparo contra decisiones judiciales y
Hábeas Corpus-, se encuentran consagradas en la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales, de manera separada, siendo
que la primera va dirigida a restituir la situación jurídica infringida
ocasionada por un acto, resolución o sentencia emanada de un Tribunal,
actuando fuera del ámbito de su competencia –entiéndase con abuso o
extralimitación de poder o con usurpación de funciones- que lesiona
derechos y garantías protegidas por la Constitución; en tanto que el hábeas
corpus se concibe como la tuición fundamental de la esfera de la libertad
individual, como una verdadera garantía contra posibles arrestos y
detenciones arbitrarias’, incluso provenientes de los órganos judiciales
actuando en vía disciplinaria (la privación ilegítima de libertad). Ver
sentencia de fecha 17 de marzo de 2000.
Para rectificar la diversidad de criterios que se originó a raíz de la
promulgación de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, esta Sala Constitucional dijo: “...haciendo una
interpretación armónica y coherente que garantice una adecuada
aplicación de ambos institutos, debe entenderse que el mandamiento de
hábeas corpus resulta procedente cuando se trata de proteger al ciudadano
frente a arbitrarias detenciones administrativas, sin embargo, el mismo
también es ejercible en aquellos casos en los cuales exista de por medio una
detención de carácter judicial, pero únicamente, cuando dichas decisiones
no cuenten con un medio ordinario de impugnación o éste no sea acorde
con la protección constitucional que se pretende”. De tal manera que, en el
supuesto de privaciones ilegítimas por detenciones policiales o
administrativas, incluidas las practicadas en acatamiento de sanciones
disciplinarias decretadas por los jueces, debemos reiterar que corresponde
la competencia en primera instancia, como regla general, a los jueces de
control –primera instancia en lo penal.
En el otro supuesto, si la acción va dirigida contra una privación judicial
preventiva de libertad ordenada por un Juez, por considerarse que actuó
con abuso de poder o con extralimitación de funciones en cualquiera de
las fases del proceso penal, es decir, actuando con facultad jurisdiccional -
no administrativa- con ocasión de la comisión de un delito o falta, con
fundamento en el Código Orgánico Procesal Penal o en cualquier otra ley
penal, aun cuando el contenido de la pretensión involucre un hábeas
corpus por alegarse que tal detención en sí misma resulta ilegítima o que
por extensión excesiva de la misma en el tiempo haya adquirido el
carácter de ilegitimidad, se atenderá al orden de gradación del órgano en
contra de quien se acciona. No cabe duda, entonces, de que el caso deberá
analizarse bajo la óptica del artículo 4 de la Ley de Amparo, y la
competencia corresponderá a un Tribunal Superior, en el orden
jerárquico, de aquél que emitió el pronunciamiento, puesto que se trata de
un acto, resolución o sentencia emanados de un órgano jurisdiccional
actuando en tal condición (negrilla de la Sala)”.
Valga la ocasión para esclarecer que el hábeas corpus puede estar regulado bien
como integrante del amparo o de manera autónoma.
En Venezuela, en la Constitución de 1961 se reglamentó el hábeas corpus como
acción autónoma, no así en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la
cual, en su artículo 27, consagra el amparo a la libertad y seguridad.
En todo caso, se conserva como acción autónoma en virtud de que continúa vigente
el procedimiento especial de hábeas corpus por vía legal, es decir, por imperativo de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, en la cual se establece
un procedimiento específico para los casos de amparo a la libertad y seguridad personales.
En este orden de ideas debemos decir que el hábeas corpus, en su noción clásica, fue
concebido para terminar con detenciones ilegítimas, es decir que tutela la libertad personal.
Ahora bien, se considera detención ilegítima, aquella que se haya practicado sin una orden
judicial escrita o por una autoridad incompetente, de conformidad con el artículo 44,
numeral 1 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y con los
instrumentos internacionales. Así pues, el hábeas corpus es una garantía judicial, cuyo fin
primordial es poner a disposición de los jueces la persona del detenido a fin de que éste
examine la legalidad de la privación y, de considerarlo pertinente, decrete la libertad. Es un
procedimiento menos formal con actuaciones inmediatas por parte del Juez, tal y como fue
expresado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en la Opinión Consultiva
OC-8/80. En tales casos, como regla general, el competente para conocer de tal
procedimiento, son los Tribunales de Primera Instancia en lo Penal en función de Control,
pues existen excepciones, como en aquellos casos en que la orden de privación procede de
altos funcionarios públicos.
Asimismo, esta Sala ha establecido que cuando la orden de detención haya sido
decretada por escrito y por la autoridad judicial competente, pero la misma supere el tiempo
máximo permitido, el afectado o cualquiera que lo represente, deberá regirse por el
procedimiento aplicable a la acción de amparo contra una actuación judicial que vulnera el
derecho constitucional de la libertad personal, atribuyéndose en tales casos la competencia
al Superior Jerárquico.
Como corolario de lo antes dicho, surge la afirmación de que si interpuesta una
solicitud de hábeas corpus, de su estudio se advierte que la presunta ilegitimidad de la
detención alegada proviene de una actuación judicial -sea que se trate de un acto, omisión,
resolución o sentencia-, emanada de un órgano jurisdiccional actuando en tal condición, el
camino procedimental a seguir es aquel que consagra el artículo 4 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, por lo que la competencia
corresponderá a un Tribunal Superior, en el orden jerárquico, de aquél que emitió el
pronunciamiento.
En consonancia con lo expresado y con la sentencia anteriormente reproducida, es
menester asentar que la presente solicitud de amparo en la modalidad de hábeas corpus
estaba en definitiva dirigida contra una actuación –por omisión- del Juzgado Cuarto de
Control del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Vargas, que
afectaba la libertad personal del ciudadano Jorman Alfonso Guerrero Gil, siendo claro que
lo que se instauró como hábeas corpus debe ser tramitado y sustanciado, como amparo
contra decisión judicial, debiendo ser conocido y decidido por la Corte de Apelaciones
respectiva. Así se decide.
Ahora bien, la inadmisibilidad proveída por la Corte de Apelaciones, a tenor de la
dispuesto en el artículo 19 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, impidió a dicho Tribunal Superior examinar los supuestos de
inadmisibilidad de la acción de amparo, insertos en el artículo 6 eiusdem, mas, en virtud de
la consulta legal a la cual ha sido sometida la sentencia en cuestión, esta Sala pasa al
análisis de los mismos y al respecto se aprecia que no se opone a la presente solicitud
ninguna de las causales establecidas, por lo cual debe admitirse el amparo incoado.
Igualmente se verifica el cumplimiento de las exigencias contenidas en el artículo
18 eiusdem, considerándolas satisfechas.
Por todo lo antes expuesto, esta Sala Constitucional debe revocar la decisión de la
Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Vargas, mediante la cual
declaró inadmisible de la acción de amparo, el día 2 de julio de 2001. Así se decide.
V
DECISIÓN
Por las razones de hecho y de derecho que anteceden, este Tribunal Supremo de
Justicia, en Sala Constitucional, administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la ley, declara: 1º) ADMISIBLE la solicitud de amparo contra una omisión
judicial, ejercida por la abogada Evelin Perdomo Delgado, a favor del
ciudadano JORMAN ALFONSO GUERRERO GIL. 2º) REVOCA la sentencia dictada
por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Vargas, mediante la cual
declaró inadmisible de la aludida acción de amparo, el día 2 de julio de 2001.
En consecuencia, se ORDENA remitir el expediente al Presidente de la referida
Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Vargas, a fin de que proceda a
la sustanciación del procedimiento de la acción de amparo interpuesta.
Publíquese, regístrese y bájese el expediente. Cúmplase lo ordenado.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 23 días del mes de AGOSTO del
año dos mil uno. Años: 191º de la Independencia y 142º de la Federación.
El Presidente Encargado
JESÙS EDUARDO CABRERA ROMERO
El Vicepresidente Encargado
ANTONIO JOSÈ GARCÌA GARCÌA
Los Magistrados,
PEDRO BRACHO GRAND
Suplente Ponente PEDRO RAFAEL RONDÒN HAAZ
El Secretario,
JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO
JMDO/ns.
Exp. nº 01-1609