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° 04961-2011-PHC/TC
LA LIBERTAD
FÉLIX AMÉRICO
HARO ARANGURI
En Lima, a los 20 días del mes de julio de 2012, la Sala Primera del Tribunal
Constitucional, integrada por los magistrados Álvarez Miranda, Beaumont Callirgos y Calle
Hayen, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Félix Américo Haro Aranguri
contra la resolución expedida por la Tercera Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior
de Justicia de La Libertad, de fojas 215, su fecha 17 de octubre de 2011, que declaró
infundada la demanda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 8 de julio de 2011 don Félix Américo Haro Aranguri interpone demanda de
hábeas corpus contra los jueces integrantes de la Primera Sala Penal de Apelaciones de la
Corte Superior de Justicia de La Libertad, señores Gonzales Luján, Llap Unchón y Reyna
Gil, y contra el representante del Ministerio Público señor Matamoros Curipaco. Alega la
vulneración de los derechos a la aplicación de la ley más favorable al reo, al debido
proceso, a la prohibición de revivir procesos fenecidos y del principio de no dejar de
administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley.
Refiere que el 26 de diciembre del 2007 el Cuarto Juzgado de Investigación
Preparatoria de Trujillo lo condenó por el delito contra la fe pública- falsedad genérica
(Expediente Nº 3909-2007) a 3 años, 9 meses, de pena privativa de libertad, con carácter
suspendido bajo reglas de conducta, pena que se hizo efectiva mediante la emisión de la
Resolución Nº 3, que declaró fundada la revocatoria de la pena solicitada por el
Ministerio Público.
FUNDAMENTOS
1. La presente demanda tiene por objeto que se declare la nulidad de la Resolución Nº 2,
de fecha 19 de abril del 2011, y su confirmatoria de fecha 13 de junio del 2011, que
declaró infundada la solicitud de libertad anticipada, emitida en el proceso Nº 3909-
2007 que se le siguió al beneficiado por la comisión del delito contra la fe pública-
falsedad genérica.
La libertad anticipada
3. El artículo 491º del Nuevo Código Procesal Penal señala que existen incidentes de
modificación de la sentencia, entre los que se encuentran los relativos a la libertad
anticipada, que serán resueltos en audiencia oral, citando a los órganos de prueba que
deben informar durante el debate.
4. Fluye del estudio de autos que al recurrente se le procesó por dos delitos: delito contra
la fe pública- falsedad genérica (Expediente Nº 3909-2007) y delito por tráfico ilícito de
drogas (Expediente Nº 655-2008).
8. Según el artículo 491º del Nuevo Código Procesal Penal, los incidentes relativos a la
libertad anticipada serán resueltos en audiencia oral, citando a los órganos de prueba
que deben informar durante el debate.
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
SS.
ÁLVAREZ MIRANDA
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
Luego de una larga espera, extremadamente larga esta vez, el cuatro de enero de este año se
publicaron los acuerdos plenarios correspondientes al VIII Pleno Jurisdiccional de las Salas
Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema y cuyo debate central se produjo el
treinta de noviembre del año dos mil doce.
Resulta a este punto difícil de creer que la libertad anticipada – como institución autónoma
– haya sido aplicada en la práctica procesal en nuestro país. Sin embargo estuvo y ello
habla muy bien de la creatividad de los operadores nacionales y muy mal de la
internalización que se debería tener del principio de legalidad.
En la praxis nacional y frente a las diversas resoluciones de distintas cortes del país[1] a
favor de esta forma de interpretar el artículo 491 inciso 3 del Código Procesal Penal, se
dictaron pocas decisiones judiciales en contra, ejemplo de ello el auto de vista de la Sala
Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Ica, en el expediente 00194-2010-
74-1401-JR-PE-02 seguido en contra de C.A.M. por omisión a la asistencia familiar y la
expedida por el autor del presente trabajo en el proceso seguido ante el Segundo Juzgado
Penal de Investigación Preparatoria de Tambopata, expediente 00187-2011-61-2701-JR-PE-
02 contra I.H.C. también por la comisión del delito de omisión a la asistencia familiar. En
esta última se señaló con claridad en los fundamentos finales respecto a la solicitada
libertad anticipada por el pago de las pensiones devengadas – que se declaró improcedente
– lo siguiente:
“En este orden de ideas, ya no cabe pronunciamiento respecto a si efectivamente los pagos
acreditados por el sentenciado cubren o no lo dispuesto en la sentencia, debiendo reservar
dicha información al momento de solicitar, de ser el caso, los beneficios de semi libertad o
liberación condicional.”
La hipótesis no es ajena, baste con pensar en los casos de los condenados en los últimos
años por conductas tipificadas en el derogado inciso 3 del artículo 173 del Código Penal,
siempre que los hechos no se pueda reconducir al tipo base del artículo 170.
Nótese que el principal sustento del Acuerdo Plenario para no reconocer la libertad
anticipada como institución independiente es el principio de legalidad. El fundamento 17 es
claro:
“17. Es muy importante dejar sentado que el apartado 3, del artículo 491, NCPP es una
norma procesal. No modifica, crea ni incorpora al ordenamiento jurídico una institución
de derecho penal material o de ejecución penal material, ni a su amparo pueden
introducirse pretorianamente modalidades de modificación, extinción o exención de penas
privativas de libertad efectivas, no previstas por la ley penal material o de ejecución penal
material. El principio de legalidad que informa las tres áreas del Derecho Penal —
material, procesal y de ejecución— no admite una actuación judicial que vulnere el
subprincipio de reserva de ley.
Se trata de una norma procesal porque regula materias procesales: competencia del juez y
procedimiento; esto es, por su propio contenido. Su objeto es el incidente de ejecución, lo
que afecta a los órganos jurisdiccionales, sujetos procesales, actos procesales y regulación
del proceso —en este caso, del de ejecución—. Esta norma no incide en el contenido de la
decisión, sino que establece la procedencia de la misma [ASENCI0 MELLADO, 1997:
26].” (Subrayado agregado)
La libertad anticipada está mencionada en diversas legislaciones, pero no en todos los casos
como género de un grupo de especies de incidentes de ejecución de sentencia, si no en
algunos casos como sinónimos de figuras conocidas, como la semi libertad. Ciertamente
resalta su mención en el texto del Código Procesal Penal Modelo para Iberoamérica[3] del
cual se han tomado diversas instituciones de nuestro ordenamiento procesal vigente.
En el artículo 391 del Código Procesal Penal Modelo para Iberoamérica se señala lo
siguiente: “Los incidentes relativos a la libertad anticipada y a la rehabilitación, y todos
aquellos en los cuales, por su importancia, el tribunal lo estime necesario, serán resueltos
en audiencia oral y pública, citando a los testigos y peritos que deban informar durante el
debate” (Subrayado agregado).
Nuestro legislador tomó la expresión pero no importó la institución, la que para el Código
Procesal Penal Modelo para Iberoamérica conforme su artículo 392 no es otra cosa que un
mecanismo similar a nuestra semi libertad.
Sobre este punto también se han hecho reclamos, quienes defendían la libertad anticipada
como institución autónoma acudían a dos premisas de justificación: La primera, la
obligación de los jueces de administrar justicia incluso ante la existencia de vacíos o
lagunas normativas y el argumento de que el Juez ya no es solo “boca de la ley” si no que
debe además interpretar las normas en función a la obligación antes señalada.
Frente a este problema el Juzgador se vio obligado a tomar una decisión, las posibilidades –
en retrospectiva – eran básicamente dos, así:
Estas afirmaciones, que son en todo caso producto de un esfuerzo de síntesis y resumen de
las que se ha podido tomar conocimiento, tienen evidentes problemas de consistencia
lógica. Analicemos: Respecto al interés del niño y el adolescente, en este punto existe una
clara contradicción. Recordemos que en materia de privación de libertad por medio de
sentencia condenatoria, nuestra Constitución ha establecido que no existe la prisión por
deudas. Es decir, el incumplimiento de una obligación patrimonial pura no puede de
ninguna manera generar privación de la libertad de los ciudadanos. Sin embargo la propia
Constitución señala a punto seguido en el apartado “c” del inciso 24 del artículo 2, que
dicho principio no limita el mandato judicial por incumplimiento de deberes alimentarios.
Dicho de otra manera, la Constitución autoriza la imposición de una pena efectiva de
privación de la libertad cuando el incumplimiento está referido a pensiones alimenticias.
Esto tiene su explicación y justificación en el hecho de que la obligación de acudir con
alimentos no es una obligación patrimonial pura y se diferencia básicamente en la finalidad
de cumplimiento. En la obligación patrimonial pura, el acreedor puede usar
discrecionalmente el importe pagado, invertirlo, guardarlo o si lo desea donarlo, tanto así
que también puede condonar, novar, conciliar y realizar transacciones respecto al importe
adeudado e incluso renunciar a él. En el caso de los alimentos la obligación generada
garantiza la alimentación, educación, vivienda, salud y recreación de una persona,
usualmente un menor de edad. Resulta claro que el interés en juego en el proceso donde se
ventila la conducta de omisión a la asistencia familiar no es solo la determinación fría de un
importe pecuniario adeudado, si no que tiene una trascendencia mayor: Asegurar la
supervivencia y mínima calidad de vida del dependiente de dicha obligación.
Siendo así, no se podría invocar el interés superior del niño y el adolescente, para premiar
la conducta reiterativamente esquiva de quien precisamente está obligado a respetar dicho
superior interés y procurar el bienestar de quienes de él dependen.
En todos los casos sin perjuicio de cumplir con el pago de los devengados. Como se puede
ver, ante esta lista de alternativas el Juez determina cual es la que aplica al caso concreto y
establece su quantum. Dictada la sentencia se aplican sin restricciones y ante el eventual
incumplimiento reiterado los mecanismos de ejecución correspondientes, ya sea
convirtiendo la pena impuesta de multa o jornadas en efectiva o revocando la suspensión de
la ejecución. En cualquiera de los casos lo que el legislador ha previsto es que finalmente la
pena por el delito de omisión a la asistencia familiar puede ser una pena de privación de la
libertad efectiva; siendo así no se puede aludir falta de proporcionalidad, puesto que la pena
así diseñada está legalmente establecida.
Resulta entonces que los motivos esbozados para la aplicación de algún mecanismo para
facilitar la excarcelación del alimentista finalmente internado en el centro penitenciario no
tienen respaldo alguno en el ordenamiento jurídico. El Acuerdo Plenario ha ratificado este
punto de vista en su fundamento 21 apartado 1: “La revocatoria es una sanción […]”. A
eso se puede agregar que con la misma lógica de quien pretende excarcelar al sentenciado
cuya suspensión de pena se revoca, se podría pretender que la misma figura se podría
aplicar al sentenciado de manera directa a pena efectiva en audiencia de juicio oral, es decir
que inmediatamente condenado, frente al pago de los devengados y reparación civil,
pudiera ser liberado.
Otro argumento o presupuesto que se usó en su momento fue que la libertad anticipada solo
proceder en casos se omisión a la asistencia familiar y en casos laborales.
Se señaló que el elemento diferenciador sería en el caso de los alimentos el interés de los
menores dependientes, pues el cumplimiento de una sentencia intramuros perjudicaría la
necesidad de estos dependientes de ser atendidos. Este razonamiento pierde sustento si se
analiza que la gran mayoría de sentenciados en el territorio nacional que vienen sufriendo
carcelería también tienen carga familiar, bajo este sustento todos aquellos que han sido
internados por otros delitos podrían solicitar su excarcelación bajo los mismos argumentos.
Lo mismo podría decirse sobre la invocada poca lesividad de los delitos en materia laboral.
Es importante precisar una vez más, que cuando se dispone la revocatoria de la suspensión
de la pena, lo que se produce es la articulación de una serie de normas de naturaleza
procesal que prevén las consecuencias de una conducta reticente el sentenciado y que
evidencia su menosprecio por las decisiones del aparato judicial. No se trata de la
imposición de una nueva pena, se trata de la verificación de la defraudación a la confianza
que el juez del juzgamiento depositó en el sentenciado y la consecuencia es la aplicación de
la pena que ya se le había impuesto y que con la esperanza de su rehabilitación, quedó en
suspenso siempre que cumpliera las reglas impuestas.
En el caso de los proceso laborales se señaló que la razón era por su poca lesividad, Sobre
este punto en función a las mismas razones antes señaladas, no se podría distinguir, en vía
de ejecución, donde la norma no hace distinción alguna, es decir aplicación nuevamente del
principio de legalidad.
Más adelante precisa que la conversión de penas tiene como función evitar el ingreso del
procesado en el centro penitenciario, ello atendiendo a los fines de resocialización y en la
medida que el Juez advierta que sea probable (pronóstico positivo) que el sentenciado con
esta medida reconduzca su conducta o no vuelva a delinquir.
Algo evidente – y que al parecer no había sucedido antes – es que el Acuerdo Plenario de
los Jueces Supremos cuestiona frontalmente las conclusiones del Pleno Jurisdiccional de
Arequipa. Muy al margen de las consideraciones de si el Acuerdo Plenario debió o no
invocar directamente al Pleno de Arequipa (pues sin necesidad de invocarlo se hubiese
entendido rápidamente que quedaba sin efecto por una cuestión de “jerarquía de plenos”
por decirlo de alguna forma) de manera tan directa, resulta importante reflexionar: ¿Dónde
queda el papel de los plenos nacionales o distritales como guía de interpretación? ¿Cual es
su legitimidad o validez en el futuro? Una primera conclusión será confirmar algo que ya se
había debatido antes: Los acuerdos distritales no son vinculantes. Pero si esto es así, ¿no
son vinculantes tampoco para las propias cortes que los expiden? ¿Y si lo fueran, serían
vinculantes para los firmantes del acuerdo solamente? ¿El voto en minoría quedaría
desvinculado? ¿Sucede lo mismo con los Plenos Nacionales?
Una consecuencia no jurídica pero importante del Acuerdo Plenario 3-2012/CJ-116 es que
los acuerdos distritales, regionales y nacionales han quedado profundamente
deslegitimados. Se suma a ello el hecho de que la mayoría de acuerdos distritales,
regionales y naciones se hacen sin el rigor académico con el que se hacen los Acuerdos
Plenarios de la Corte Suprema. Es cierto que los acuerdos no son norma y que deben ser
utilizados tan solo como criterios de interpretación – incluidos los Acuerdos Plenarios de la
Corte Suprema –, pero es cierto también que han sido durante mucho tiempo herramientas
para la expedición de resoluciones judiciales. Si resulta que nuestros Jueces Superiores de
la República se equivocan de manera tan ostensible y la corrección se hace de modo tan
visible, ¿cómo seguir usando estas herramientas al momento de resolver? Esta reflexión nos
lleva de nuevo al punto de partida de este trabajo: La observancia estricta del principio de
legalidad.
Con la sana intención de tener una justicia predecible, se han generado plenarios, acuerdos,
lineamientos, directivas, circulares y otros documentos de alcance nacional y local que
muchas veces confunden las cosas más que aclararlas. La lógica de los Acuerdos Plenarios
de la Corte Suprema resulta irrefutable: Si un proceso cualquiera llega por medio de
casación a la Corte Suprema, es lógico pronosticar que los magistrados de la Sala Penal
resolverán en concordancia a los preceptos y líneas de interpretación de sus propios
Acuerdos Plenarios. Desde esa lógica la prudencia aconseja el apartamiento de los acuerdos
solo cuando las circunstancias del caso concreto lo amerite y esto a su vez esté plasmado en
una especial y clara motivación de la resolución. No pasa lo mismo con los acuerdos de
jerarquía inferior, más aún con los acuerdos distritales que muchas veces no son seguidos ni
invocados siquiera por los firmantes del acuerdo.
Pero al margen de ello, aun sigue la pregunta: ¿cuál será el rol de los acuerdos distritales,
regionales y nacionales en el futuro? Seguramente el Centro de Investigaciones Judiciales
deberá replantear la forma y protocolo para la realización de los plenos, los nacionales
incluidos. No pueden ser sesiones maratónicas de dos días que produzcan diez o doce
acuerdos. Se puede percibir en esos casos la baja calidad de los fundamentos de los
acuerdos en esos casos, además de la ausencia de citas bibliográficas, derecho comparado y
otras herramientas. Normalmente son el fruto del animoso debate, de buenas intenciones y
una mayor o menor dosis de sentido común. A eso se agregan los mecanismos usados. De
hecho en algunos plenarios se usa el sistema de voto por mesa de trabajo, donde la posición
ganadora no necesariamente refleja la verdadera voluntad de los participantes. En muchos
plenos se distribuye la agenda del tema en el mismo día del encuentro, imposibilitando la
discusión, pues el único que conoce el tema a profundidad es el organizador o el ponente.
Todos estos elementos impiden un correcto, alturado y profundo debate. No es lo mismo
una jornada académica que un pleno distrital, sobre todo si se desea en este último caso que
el acuerdo obtenido tenga algún mínimo grado de fuerza vinculante, cuando menos para la
Corte que lo expide; con mayor razón si se trata de un acuerdo plenario regional o nacional.
Conclusiones
Es importante establecer y sobre todo difundir, que los sentenciados que gozan de penas
privativas de libertad suspendidas en su ejecución, ante una posible revocatoria de la
suspensión por el incumplimiento de las reglas de conducta, la única posibilidad para el
sentenciado será acogerse a alguno de los beneficios penitenciarios regulados por el Código
de Ejecución Penal.
[1] Cfr. Gaceta Penal & Procesal Penal Nro. 45 de Marzo del 2013. Pág. 262 – 289.
Resolución expedida en el expediente 5039-2008-21, proceso seguido ante el Tercer
Juzgado de Investigación Preparatoria de Trujillo.
[4] SALINAS SICHA, Ramiro. Derecho Penal Parte Especial. Vol. I. Editorial Grijley. Pág.
436.
La libertad anticipada
1. Introducción
2. Finalidad de la pena
5. La conversión de la pena
6. La conversión de la pena: entre el dictado y la ejecución de la pena
7. Conclusiones
8. Propuestas
9. Bibliografía
Introducción
En nuestro actual sistema penitenciario la problemática que existe sobre la cancelación
innecesaria del reo, ha generado una constante controversia sobre la aplicación de algunos
mecanismos procesales prescritos en el Nuevo Código Civil Peruano del 2004, que ha
optado por la judicialización de la ejecución penal. En nuestro ordenamiento normativo se
regula la ejecución de las penas y el tratamiento legal de las personas internas en los
establecimientos penitenciarios a través del Código de Ejecución Penal, aprobado por
Decreto Legislativo N° 654, así como por su Reglamento publicado mediante Decreto
Supremo N° 015-2003-JUS, a mención de los beneficios penitenciarios que permiten la
humanización del sentenciado, con lo cual se le otorga que su internación sea resuelta en
periodos más cortos, o de ser el caso facultarle de algunos privilegios que procuren una
vida digna dentro de la cárcel como es el permiso de salida o la visita íntima entre otros.
Montesquieu
La Pena tiene origen en el latín poena, derivado -a su vez- del griego poine o penan, donde
significa, dolor trabajo, fatiga y sufrimiento. De esta forma , Von Liszt sostiene: "La pena
consiste en un mal que el juez inflige al delincuente, a causa del delito para expresar la
reprobación social con respecto al acto y al actor". Asimismo dentro de un contexto de
Estado Democrático Gunther Jacob expresa: "La pena hay que definirla positivamente. Es
una muestra de la vigencia de la norma a costa de un responsable. De ahí surge un mal,
pero la pena no ha cumplido ya su cometido con tal efecto, sino sólo con la rehabilitación
de la norma lesionada"[1].
Basándonos en el art. IX del TP del CP podemos observar que la función de la pena que se
dirige a la prevención, protección y resocialización para el correcto respeto de los derechos
fundamentales de las personas procesadas o condenadas. razón por la cual postula Bernardo
Feijoo Sánchez: "a efectos de modular o asumir una pena para arriba o hacia abajo dicho
razonamiento tiene que realizarse conforme al injusto y la culpabilidad del encausado, es
decir, de acuerdo a una concepción material del delito"[2]; lo anterior obedece a que la ley
penal dispone la individualización del sujeto para fines de sentencia y, en lo que toca a la
ejecución de las sanciones, para el tratamiento penitenciario ocasionando serias dudas en
torno a la aplicación de la misma sanción a todos los delincuentes, aunque se trate de un
solo género de delitos no debiendo darle el mismo tratamiento en reclusión, tomando este
trabajo especial consideración sobre los delincuentes de menor peligrosidad. Partiendo de
este punto, se convierte en necesario realizar un estudio de personalidad que permita al Juez
diagnosticar de forma individualizada al delincuente de bagatela tratando de ver más allá
del expediente judicial y conocer la verdadera causa del delito para orientarlo al debido
tratamiento no siendo la reclusión la medida necesaria para la solución del conflicto
jurídico.
Finalidad de la pena
El tratamiento clínico-criminológico tiende a que el paciente interno se conozca y
comprenda su conducta delictiva como conductas autodestructivas de marginación y
desintegración de la personalidad. Asimismo se busca la transformación en el proceso de
comunicación entre el interno-delincuente y su medio para un desarrollo general.
Implica que durante las etapas del periodo de tratamiento, característica principal del
sistema penitenciario, se prepare al hombre a su reinserción a la sociedad pero el
inconveniente se origina cuando existen dudas acerca del cumplimiento del objetivo de la
reclusión.
El tratamiento carcelario no puede ser apreciado como la única solución del problema
carcelario sobre todo para los delincuentes de poca peligrosidad[3]o que han cometido
hechos delictuosos que no revisten mayor gravedad[4]deberían ser aplicables otras formas
de sanciones que no signifiquen el internamiento del condenado en un establecimiento
penitenciario en sintonía con el principio de proporcionalidad de las sanciones penales
reconocidos en el artículo VIII del Título Preliminar del Código Penal, siendo una realidad
nacional constante en el tiempo, la densa población carcelaria, los efectos perniciosos de la
prisión y la escasez de recursos públicos para cubrir las más elementales necesidades que
exige al respecto la condición humana
La ayuda para la modificación del comportamiento del penado no es más que una parte del
problema. La transformación de las relaciones fuera de la prisión, aquellas que se dan en el
mundo social del penado, la actitud de la sociedad, de los empleadores y de las demás
personas, es la otra cara del problema. Ambos aspectos debe ir de la mano. El tratamiento,
por tanto, no debe ser considerado como único medio para la reinserción social del penado.
b.) México
En la legislación en materia de Ejecución de Sanciones del Estado de Puebla, se establecen
tres tipos de libertad anticipada:
En algunas cortes del país se ha venido interpretando (erróneamente creemos) que la simple
mención a la "Libertad Anticipada" del artículo 491 ha creado una nueva institución que
permite una especie de revocatoria de la revocatoria de la suspensión de la pena, así el Dr.
Burgos Mariños - Juez Superior en la Corte Superior de Justicia de La Libertad - señala :
"Las Partes velarán por que sus tribunales o demás autoridades competentes tengan en
cuenta la gravedad de los delitos enumerados en el párrafo 1 del presente artículo y al
considerar la posibilidad de conceder la libertad anticipada o la libertad condicional a
personas que hayan sido declaradas culpables de alguno de esos delitos."
Leyendo atentamente y realizando una comparación con el artículo 491.3 se entiende que
en el referido reglamento se ubica una relación Género - Especie entre la Libertad
Anticipada y la Semilibertad.
Se puede decir que el artículo 491.3 se desarrolló en nuestro sistema nacional en base al
texto del Código Procesal Penal Modelo para Iberoamérica y, como es conocido, de él ha
recibido buena parte de inspiración nuestro Código Procesal Penal. El referido texto en su
artículo 391 señala lo siguiente:
El tribunal decidirá por auto fundado y contra él procede el recurso de casación, cuya
interposición no suspenderá la ejecución de la pena, a menos que así lo disponga el
Tribunal de Casación." (Negrita agregada)
Podemos observar el parecido de estos párrafos con nuestro artículo del CPP. Sin embargo
la diferencia fundamental y que sirve para aclarar todo el confuso panorama que se ha
propiciado en estos últimos tiempos, es que el Código Procesal Penal Modelo para
Iberoamérica sí define lo que es la "Libertad Anticipada" en su artículo 392:
En nuestro medio, y fuera del artículo 491, 3 del Código Procesal Penal, no se hace
mención alguna a la libertad anticipada, como ya se indicó y la explicación tiene que ver
aparentemente con la invocación al Código Procesal Penal Modelo para Iberoamérica,
como ya se dijo también. El Código de Ejecución Penal Peruano contempla los beneficios
en su artículo 42.
Si bien la norma es de número abierto, lo que podría dar pie a una conjetura sobre la
posibilidad de incluir la llamada libertad anticipada en el rubro "otros beneficios", lo cierto
es que ello no es posible por cuanto la aplicación de los beneficios penitenciarios se rige
por el principio de legalidad, como en reiteradas resoluciones ha señalado el Tribunal
Constitucional. Implicando que para poder aplicar la "institución" de la libertad anticipada,
deberían existir presupuestos previamente previstos en la norma, ya sea en el Código Penal,
Código Procesal Penal, Código de Ejecución Penal o cuando menos una norma de carácter
especial o reglamento.
a) Que el conflicto primario originado por el delito haya sido resuelto.b) Que no exista
interés público en el castigoc) Que se tienda a preservar otras finalidades no
necesariamente a resguardar el Derecho Penal.Debe aplicarse a los casos de delitos
O.A.F. (Omisión a la Asistencia Familiar), contra la libertad del trabajo, etc."
Los argumentos del indicado Acuerdo Plenario y sus presupuestos por su debilidad no
requieren mayor análisis. Se debe precisar sí, que cuando el Juez del Juzgamiento impone
una pena, ya ha valorado el interés en el castigo y la proporcionalidad de la pena. Se tiene
entonces que como se ha indicado, el plenario citado, con el único fundamente de la lectura
del artículo 491, sin mayor análisis, ha procedido a crear (atribución del Poder Legislativo)
presupuestos para la aplicación de la pseudo institución de la libertad anticipada.
Finalmente, se debe llamar la atención en el punto que el propio Estado Peruano por medio
del Ministerio de Justicia no reconoce la libertad anticipada como un beneficio
penitenciario autónomo, ello se desprende de la lectura del Manual del Ministerio de
Justicia y de Derechos Humanos y la Dirección General de Defensa Pública.[7] En este
manual que desarrolla con holgura las instituciones que inspiran su título, no se hace
referencia alguna a la libertad anticipada como institución nueva, pese a que contiene un
muy útil cuadro de comparaciones, requisitos y presupuestos de cada una de las figuras
reguladas en nuestro sistema. Este texto, más bien, en su página 31 hace mención al
término en la misma línea de interpretación del Tribunal Constitucional:
Se tiene entonces que también de acuerdo a la posición oficial del Ministerio de Justicia y
tal como se ha venido postulando, la libertad anticipada no es otra cosa que el género cuyas
especies son los beneficios de semilibertad y liberación condicional.
La conversión de la pena
Una de los principales criterios de política criminal adoptado en el Código Penal de 1991,
fue el de restringir significativamente la aplicación efectiva de penas privativas de libertad
de corta y mediana duración. Así, el legislador señaló como prioridad "la urgencia de
buscar otras medidas sancionadoras para ser aplicadas a los delincuentes de poca
peligrosidad o que han cometido hechos delictivos que no revisten mayor gravedad"[8].
En el derecho penal comparado, este sustitutivo penal es designado también con otras
denominaciones. En el derecho penal brasileño, español y portugués se le conoce como
"sustitución de penas", mientras que en Costa Rica y Guatemala se le denomina "
conmutación de penas[10]
Según indica Dr. Agustín Mendoza Curaca[11]la conversión de pena privativa de libertad
no procede en ejecución de sentencia, sino, al momento de expedirse la misma. Hacerlo
para que el interno sentenciado egrese de la cárcel a cumplir el resto de su pena en el medio
libre, gracias a una conversión tardía y discutible, vulnera el principio de legalidad penal.
POSICIÓN N°01 :
POSICION N°02 :
POSICIÓN N°03 :
POSICIÓN N°01 :
POSICIÓN N°02 :
En el artículo VII del TP del CPP se establece : "La Ley que coacte la libertad o el ejercicio
de los derechos procesales de las personas, así como la que limite un poder conferido a las
partes o establezca sanciones procesales, será interpretada restrictivamente. La
interpretación extensiva y la analogía quedan prohibidas mientras no favorezcan la libertad
del imputado o el ejercicio de sus derechos".
En aplicación del artículo 491°.1 del CPP sobre la ejecución de la sentencia se faculta al
condenado y su abogado a solicitar la conversión de la pena privativa de la libertad
conforme al artículo 52° del Código Penal.
La libertad anticipada como se encuentra señalado por la norma procesal peruana es una
institución jurídica distinta a los beneficios penitenciarios siendo competencia de su
conocimiento al del Juzgado de Investigación Preparatoria y no al Juzgado Penal
Unipersonal el cual es competente para conocer los beneficios penitenciarios de
semilibertad y libertad condicional.
POSICIÓN N° 03 :
Esta postura razona que cuando el código en el artículo 491° inciso 3° prescribe los
incidentes relativos a la libertad anticipada, fuera de los beneficios penitenciarios de
semilibertad y liberación condicional, el texto de nuestro código no hace otra cosa que
señalar cuales son los otros supuestos dentro de ese cuerpo normativo de forma que en
ejecución de sentencia un sentenciado pueda obtener la libertad antes de que cumpla la
pena impuesta, se enumera las incidencias que pueden modificar una sentencia en un estado
de ejecución, por ellos se precisa que además de los beneficios penitenciarios, existen
supuestos de libertad anticipada como son la conversión de la pena por colaboración,
conversión de pena por control electrónico, por refundición de penas, etc. Significando para
esta postura que en ningún sentido se refiere a una institución autónoma como lo plantean
las demás posiciones debido a que no se encuentra regulado por contenido ni
comprendiendo presupuestos, requisitos ni procedimiento autónomo.
Conclusiones
1. En los delitos denominados "de bagatela" por la baja penalidad que poseen y
escasa lesividad social, teniendo la posibilidad de ser solucionado mediante la
aplicación consensuada de criterios de oportunidad, puede pacíficamente concluirse
que la pena privativa de libertad efectiva en una sentencia condenatoria debería ser
de ultima ratio de entre todas las posibilidades legales recogidas en el Código Penal
y en el NCPP inspiradas en los principios de, de proporcionalidad y humanidad de
las penas. Debemos observar los resultados negativos que conforman la pena
privativa de libertad por las graves consecuencias que conlleva el plan de vida del
condenado en cárcel, además del perjuicio indirecto a su entorno familiar, hace que
sólo se recurra a ella como el último recurso a emplear en caso de no existir otro
medio de solución de conflictos. De esta forma, la pena privativa de libertad no
debería aplicarse a los delitos de bagatela al existir otras penas menos gravosas pero
igualmente satisfactorias a los fines preventivos de la misma.
2. La conversión de pena privativa de libertad no mayor de 04 años no procede en
ejecución de sentencia, a menos que sea dictada a través de un auto y por un juez
distinto. Se exceptuó de esta regla general, los conflictos de leyes penales en
aplicación del art. 6 del CP, siendo dictada por el juez penal de investigación
preparatoria (art 491.1 NCPP), especificando, en auto motivado, la excarcelación
del sentenciado para que cumpla el resto de la condena en libertad.
3. El condenado a pena privativa de libertad no mayor de 04 años efectiva, sin haber
realizado la conversión de la pena previa sentencia condenatoria, puede egresar del
establecimiento penal y reinsertarse a la sociedad a través de los beneficios
penitenciarios de semilibertad o condena condicional, siempre y cuando cumpla con
los fines de la pena, observando buena conducta dentro del penal y lo solicite al
Órgano Jurisdiccional que lo sentenció; con excepción de la pena privativa de
libertad, aun mayor de 04 años, impuesta por los Juzgados Penales Colegiados,
porque los indicados beneficios son de conocimiento de los Juzgados Penales
Unipersonales.
4. Los jueces competentes para convertir la pena privativa no mayor de 04 años a
pena limitativa de derechos, conforme al nuevo modelo procesal penal peruano, lo
son el Juez Penal Unipersonal o los jueces del Juzgado Penal Colegiado (caso de
imponer éste una pena concreta privativa de libertad no mayor de 04 años),
atendiendo a los fines de la pena, el bien jurídico tutelado y la función de la
conversión de pena; siempre y cuando no sea procedente la condena condicional o
la reserva del fallo condenatorio y se den los presupuestos o requisitos para la
conversión, con la finalidad de que el sentenciado pueda cumplir su condena en
libertad, en el medio libre, sin el estigma de la cárcel, al no constituir un peligro
para la sociedad.
Propuestas
1) La institucionalización de la Libertad Anticipada para que su aplicación resulte
viable, así mismo desarrollar e introducir presupuestos procesales para configurar la
figura en mención.
2) La interpretación unánime de los distritos judiciales del Perú en los casos que
versan sobre las solicitudes de Libertad Anticipada, con lo cual se armonizara las
apreciaciones discordantes que se han venido deliberando.
Bibliografía
MENDOZA CURARA, Agustín. La Conversión de la Pena de Libertad en el
Código Procesal Penal del 2004 en el Perú
BURGOS MARIÑOS, Víctor. La Libertad Anticipada del Artículo 491º del NCPP.
En: Revista Informativo Jurídico del Colegio de Abogados de La Libertad. Nº 11,
Setiembre-2010.
Autor:
ÁREA :
CRIMINALÍSTICA
UNIVERSIDAD :
DIRECCIÓN :
[4] El término “hechos delictuosos que no revisten mayor gravedad” puede equipararse a
los mismos presupuestos de procedencia del principio de oportunidad previstos en el
artículo 2.1.b y c del CPP, respecto a los delitos que no afectan gravemente el interés
público, considerándose como graves a aquellos delitos conminados con una sanción
superior a los cuatro años de pena privativa de libertad o aquellos hechos delictivos
cometidos por un funcionario público en el ejercicio de su cargo.
[5] Conf. Guillamondegui, Luis Raúl. “Repensando viejos textos… una mirada actualizada
a los principios rectores de la ejecución penal”. Curso “La Ley 24.660 y los derechos de los
internos. Hacia una interpretación y aplicación garantista”, dictado dentro del Campus
virtual APP, 2011
[6] Conf. Zambrano Pasquel, Alfonso “Sentido y justificación de la pena”. Jornadas sobre
sistema penitenciario y derechos humanos. Editores del Puerto s.r.l. Bs. As. 1997, pág. 22.
[8] Exposición de Motivos del Código Penal de 1991, apartado titulado “ Las Penas ”, en
PRADO, V., Todo sobre el Código Penal, t. II, Idemsa, Lima, 1996, p. 24.
[9] De allí que PEÑA CABRERA precise de modo concreto que “ La conversión no es otra
cosa que la sustitución de una pena por otra ”. Cf. PEÑA CABRERA, R., Tratado de
Derecho Penal. Estudio Programático de la Parte General, t. I, 2da edición, Grijley, Lima,
1995, p. 532.
[10] Cf. Código Penal brasileño (art. 44), Código Penal español (art. 88), Código Penal
portugués (arts. 43 y 44), Código Penal de Costa Rica (art. 69) y Código Penal de
Guatemala (art. 50)
[12] Sentencia del Tercer Juzgado de Investigación Preparatoria que declara fundada la
solicitud de conversión de la pena dictada por el Cuarto Juzgado Unipersonal de Trujillo,
por pena de prestación de servicios a la comunidad.
[13] BURGOS MARIÑOS, Víctor. La Libertad Anticipada del Artículo 491º del NCPP. En:
Revista Informativo Jurídico del Colegio de Abogados de La Libertad. Nº 11, Setiembre-
2010, pp. 4-7