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Un plan es como un mapa sobre el rumbo que debes tomar para alcanzar tus objetivos principales
y una mejora en tu proceso administrativo. Entre más detallado sea mejor, porque este será tu
guía para saber qué decisiones tomar en cada paso. Si todavía no tienes uno, o si cuentas con un
plan previo, pero no lo has actualizado, podrías hacerte las siguientes preguntas para adecuarlo:
Ya hemos mencionado que uno de los mayores obstáculos de las empresas es la resistencia al
cambio. Tus colaboradores resienten el cambio cuando no saben lo que va a suceder. Lo
desconocido genera miedo y con esta emoción, llegan las dudas.
Dentro de tu ecosistema empresarial existen muchos procesos y tareas que deben ser
monitoreadas para un mayor control operativo. Pero hay un área en especial que debe ser
mapeada constantemente: contabilidad y finanzas.
Esta división se encarga no solo de gestionar las ganancias e inversiones, sino también de las
obligaciones fiscales. Así que lo primero siempre es asegurarse de que todo esté correcto y en
orden, para después revisar presupuestos y el control de egresos.
Asimismo, puedes utilizar un software ERP para mapear cada área, las actividades realizadas y el
flujo de trabajo de cada uno para prevenir errores en el proceso administrativo.
Si algo se puede medir, se puede mejorar. La importancia de analizar los resultados obtenidos
hace una gran diferencia a la hora de hacer cambios. ¿Por qué? Te permite saber si algo funciona o
si se debe reestructurar una estrategia. Los números no mienten, así que es de gran prioridad
contar con métricas e indicadores que te ayuden a divisar el panorama de tu empresa.
Después de medir y analizar, comparte esa misma información con tu equipo para determinar las
razones por las que se obtuvo tal resultado. Al final podrán proponer maneras de mejorar las
formas de trabajo.