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Introducción:
Estamos inmersos en un gran desafío cultural, espiritual y educativo ya que la humanidad se
ve en la necesidad de lograr consciencia de un futuro compartido por todos, y a la vez, de
pertenencia mutua. Esto no se dará de un día para el otro, sino que implicará un largo proceso.
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Sin embargo, la educación no se debe centrar en informar, sino que el foco debería estar en
desarrollar nuevos hábitos; esto va de la mano con que la existencia de leyes y normas no es
suficiente. Por ello es importante que los miembros de la sociedad acepten la norma jurídica a
partir de motivaciones adecuadas y reaccionen desde una transformación personal.
La educación ambiental debe generar un nuevo estilo de vida promoviendo diversos
comportamientos que tengan una incidencia directa en el cuidado del ambiente, por ejemplo:
evitar el uso de material plástico y papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos,
cocinar sólo lo que razonablemente se va a comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos,
utilizar el transporte público, plantar árboles, apagar las luces innecesarias, etc.
¿Dónde se imparte esta educación? La familia no debería ser el único contexto en el cual se
cultivan los primeros hábitos y cuidados del medio ambiente, pero sí es el central. A ello se le
suman: la escuela, los medios de comunicación, la catequesis, la política, la iglesia,
asociaciones diversas, entre otras.
Este cambio es mucho más profundo de lo que creemos porque implica difundir un nuevo
paradigma acerca del ser humano, la vida, la sociedad y la relación con la naturaleza.
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que nos demostraron que fue un hombre que estuvo plenamente presente evitando caer en la
superficialidad, la agresión y el consumismo desenfrenado.
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Conclusión:
Con la lectura de esta encíclica pudimos reflexionar acerca de cómo, muchas veces, no nos
damos cuenta de que estamos pasando por alto el cuidado del medio ambiente, nuestra casa
común y la urgencia que esto tiene. También entendimos que con grandes actos o pequeñas
acciones sustentables se puede marcar la diferencia.
Tomamos dimensión de que son diversos los espacios en los que podemos aprender a
cuidar nuestro planeta. Una manera de empezar a comprender nuevas formas de relacionarnos
con el medio ambiente es generando programas educativos que se centren en el ámbito de la
ley, la ética. Además, es importante tener en cuenta los motivos que pueden llevar a una
persona a resistirse a los cambios de hábitos, porque la visibilidad permite reconocer lo que
está sucediendo para generar el cambio. Consideramos que la educación ambiental nos ayuda
a tomar conciencia, generar empatía y respeto hacia todo ser vivo, ya que no hay nadie
superior a otro. Si comenzamos a tejer redes y a unirnos como comunidad podemos lograr
grandes cosas.
Concluimos que el medio ambiente puede vivir sin nosotros, pero nosotros no podemos vivir
sin éste. No hay plan(eta) B.
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Referencias:
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