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Para poder ofrecer una buena atención al cliente por teléfono, lo primero es contar
con los medios básicos para ello, y son: un teléfono para llamar de forma gratuita (o
muy económica, nada de utilizar un número de tarifación adicional), una persona
que se dedique a esta labor (o más si es necesario) y una atención rápida.
La sonrisa telefónica es clave: es cierto que una persona no puede ver si
sonríes o no pero lo nota por medio del teléfono, a través de él se detectan muchas
cosas que no se podrían detectar por email, ni si quiera en persona, esto puede ser
una ventaja más que un inconveniente porque se debe aprovechar los medios
disponibles.
Por muy buena que pueda ser la atención, si el cliente tiene que esperar más de 15
minutos a que le atienda alguien su enfado será mayor con la compañía, por eso
hay que poner todos los medios posibles para lograr una rápida y buena atención.
La entonación de la voz es clave: Hay que hablar con simpatía, cordialidad,
con la sonrisa telefónica. Una entonación ni muy baja, que haga que no se escuche,
ni muy alta, que parezca que se grita.
El saludo inicial ha de ser clave: Indicar el nombre y la empresa con la que se
habla y una bienvenida que llame la atención, no es necesario un saludo largo.
Una actitud resolutiva es clave: Por eso se ha de mostrar al cliente interés y
capacidad para resolver el problema, consultar toda la información que sea
necesaria e indicarle todo lo que puede ser de su interés. Hay que mostrarle que su
opinión cuenta.
La dedicación ha de ser exclusiva, por eso se debe contar con una persona sólo para
esas funciones que tenga un trato de absoluta dedicación, que se haya
profesionalizado en la tarea y sepa cómo hacerla a la perfección.
Controlar las palabras es clave, sobre todo evitar palabras negativas (crean mala
impresión y se deben cambiar por otras más positivas) e indicar cada cosa de la
mejor manera para no dar lugar a mala imagen o malas interpretaciones.
Una vez que se recibe información del cliente se ha de anotar para saber qué hacer
con ella y buscar soluciones a lo que se espera.
Hay que aprender a tratar con clientes descontentos, porque siempre habrá alguno
que llame porque se encuentra insatisfecho por algo, intentando llevarlo todo de la
mejor manera, sin caer en provocaciones e intentando darle soluciones reales (y sin
mentiras).
La confianza es clave, la confianza y la seguridad son claves en
telemarketing: ya que precisamente por teléfono es cuando más se nota. Es
posible que los primeros días la persona se encuentre nerviosa y le cueste mantener
la calma, pero con el paso del tiempo se puede ganar en seguridad. El cliente nota
lo que transmite la voz, y ofrecer confianza en la llamada es ofrecer confianza en lo
que se vende.
Hay que remarcar los puntos fuertes del producto o servicio, lo que estos puntos
fuertes pueden ofrecer respuestas a las necesidades de la persona que está al otro
lado del teléfono. No hay que nombrar todas las características que tiene el
producto, ya que se puede llegar a colapsar a la persona y plantear más dudas, sino
que simplemente hay que nombrar una o dos características, así como aquel
problema o necesidad que pueden solucionar.
No se debe mentir nunca:
Si se miente al cliente se puede perder su confianza, se puede llegar a nuevas
mentiras que al final acabarán con el descontento de la persona y la mala imagen
de la empresa. Si la persona hace una pregunta que puede tener una respuesta
negativa se puede responder en positivo “¿Tienen atención al cliente el domingo?”
“Ofrecemos atención al cliente de lunes a sábado las 24 horas del día”. Siempre hay
que utilizar un lenguaje positivo, frases positivas, sin caer en ninguna palabra
negativa como puede ser “problema” u otras palabras que tienen connotaciones
negativas. El lenguaje positivo lleva a buenas cosas, así que hay que cuidar el
lenguaje.
Cerrar la venta: Lo más importante de la llamada será el cierre de la venta.
Muchas ventas son perdidas por no saber cerrarlas, por la falta de seguridad en
cómo cerrar las ventas. En ocasiones este cierre es tan sencillo como afirmar al
cliente que quiere hacer la compra y pedirle los datos, otra es empezar pidiendo los
datos haciendo que la persona los repita para ir pidiendo los demás “Usted vive en
Toledo, ¿verdad? ¿En qué calle? ¿Y el número es? Indíqueme su número de cuenta
para poder enviarle el producto lo antes posible y así beneficiarse de un regalo
sorpresa”. Puede parecer un mundo, y de hecho lo es en cuento se quiere hacer,
pero es tan sencillo como eso, como mostrar seguridad para cerrar la venta.
Siempre una respuesta, Pocas cosas son tan frustrantes para un cliente que
llama que no encontrar respuestas. Los "llame en otro momento", "inténtelo más
tarde" o "no lo puedo ayudar" pueden ahuyentar en forma permanente a
cualquiera. Si lo que desea el cliente no lo puede resolver en forma personal, busca
quien pueda. Si el resultado está a tu alcance, pero no se puede concretar durante la
llamada, compromete y establece un plazo para resolverlo ("El Sr. XX lo llamará
durante la tarde", "Dentro de las próximas 72 horas recibirá por mail la cotización",
"Puede pasar a buscar su producto a partir de mañana"). Si existen problemas o
razones frecuentes de contacto telefónico con clientes puede resultarte el
establecer protocolos o guiones pensados de antemano para guiar a
quienes realizan los llamados.
Sonreír no cuesta nada, es gratis, pero muchas veces parece que una sonrisa, un
“gracias” o un “buenos días” le costase un gran esfuerzo al dependiente, director o
telefonista que está hablando con su cliente.
Hoy en día, gracias al contacto directo que el consumidor tiene con su marca la
frase de Sam Walton Sólo hay un jefe: el cliente. Y él puede despedir a todo el
mundo en una compañía” cobra una especial relevancia.
En definitiva, cualquier persona que tenga relación con los clientes debería tener
una sonrisa permanente porque, en la atención al cliente, una sonrisa puede llegar
a valer mucho más que 1.000 palabras.
Efectos de tu sonrisa:
Se ha demostrado que una buena sonrisa puede aumentar hasta en un 10%
la confianza entre las personas y esto en un proceso de venta es primordial.
Ayuda a construir una buena primera impresión de tu negocio, ya que un
cliente siempre preferirá hacer negocios con alguien de buen humor.
Sonreír mejora tu estado de ánimo y por ende la actitud con la que
enfrentas las situaciones diarias, incluyendo tus labores de ventas y soporte
al cliente.
La sonrisa es contagiosa y los seres humanos tendemos a copiar
emociones, por lo que una buena actitud de tu parte puede mejorar la de tu
cliente; esto te ayudará mucho en los procesos de venta o soporte.
Sonrisa en el soporte telefónico:
Quizás puedes pensar que en una llamada telefónica no es importante si sonríes o
no, pero la verdad es que tu sonrisa refleja un buena actitud que se nota aun
cuando hablas por teléfono.
Ahora, en lo que se refiere al chat, la verdad es que puede que el cliente no note tu
tono de voz o vea tu rostro, pero la manera en la que te expresas y escribes el
mensaje refleja tu estado de ánimo. Todos hemos aprendido a diferenciar los
mensajes automáticos de aquellos que realmente fueron escritos para nosotros y
en esto una buena actitud es primordial.
6. Gestionan la subjetividad
¿Cómo? Simplemente dándole la importancia que tiene, es decir, ninguna. Solo
podemos decidir sobre aquello que es realmente objetivo y depende de nosotros. El
resto queda fuera de nuestro control y no debería condicionar nuestros resultados,
por tanto nuestra eficacia.
7. Persiguen la autonomía
Para poder alcanzar lo que nos proponemos debemos gozar de autonomía. De lo
contrario el camino se complica y se estrecha, disponiendo de menor número de
opciones de actuación, hecho que suele generar desmotivación.
8. Persiguen la maestría
Esto implica que controlan lo que hacen y experimentan el dominio de sus
habilidades. Este hecho les ayuda a aumentar su eficacia de forma constante a
través de la mejora que conlleva la práctica incesante.
9. Dan sentido a lo que hacen
Resulta difícil llegar a un lugar si se camina sin rumbo. Las personas eficaces
actúan en base a un propósito, son conscientes de por qué hacen las cosas.
10. Persiguen la eficiencia
En pleno siglo XXI el concepto de productividad ha dejado de tener sentido. Ahora
lo tiene la eficacia eficiente, es decir, el alcanzar los resultados que pretendemos
optimizando de la mejor manera nuestros recursos. El principal recurso a tener en
cuenta es el de nuestra atención, es decir, dónde ponemos el foco en cada
momento.
Cuando hablamos de ser eficiente en el trabajo, no significa que tengas que ser una
máquina que trabaja todo el día para cumplir los objetivos.
Hay maneras en las que si enfocas tus esfuerzos correctamente y te organizas bien
la agenda y prioridades, conseguirás terminar todo el trabajo en poco tiempo y
estamos seguros de que ese estrés pasará a ser tiempo libre que podrás usar para la
recreación, en seguir aprendiendo aquello que más te gusta o simplemente para
descansar.
Inicia cada día con una lista de las actividades pendientes, identifica cuáles son las
actividades importantes y que agregan valor a tu trabajo y la organización; después
las actividades que son urgentes pero que puedes hacer más tarde, y por último, las
menos importantes. De esta manera podrás asignar tiempos específicos para
realizar cada una de ellas durante el resto de días.
Muchos creemos que podemos hacer cosas a la vez, pero en realidad solo hacemos
múltiples actividades de una en una. Recuerda que no somos robots. Lo mejor es
enfocar mente y cuerpo a una actividad y una vez concluida, podremos pasar a la
siguiente con toda la energía y concentración.
Es importante definir una fecha de entrega para cada actividad y tener estas fechas
en primer plano para cumplirlas con tiempo de anticipación. Hacer las cosas en el
último momento y con prisa no es lo correcto.
Tener un registro de cuánto te lleva hacer qué actividad te ayudará a ser más
efectivo a la hora de priorizar tus actividades. Se recomienda que se respete el
tiempo asignado a cada actividad. Si no lo has terminado, no importa, acomódalo
en otro espacio y pasa a la siguiente tarea.
6. Haz un descanso
Recuerda que tienes un programa que cumplir y respetar así que es muy
importante que elimines todas las distracciones mientras realizas una tarea. Quita
el teléfono de tu vista y evita atender llamadas que no sean importantes, podrás
hacer esto en tu descanso y verás cómo avanzas de forma más eficiente.
Te llevará algo de tiempo, pero una vez que ordenes tu lugar de trabajo, habrás
eliminado toda distracción en tu espacio y la próxima vez que busques eso que es
urgente o que olvidaste en algún momento, lo encontrarás en poco tiempo.