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1. INTRODUCCIÓN
1
Grimaneza Narváez, profesional especialista en el tema carcelario, fue entrevistada en octubre del 2003
En la sociedad hay una percepción de dos fenómenos: uno, que muchas de las
personas que están en las cárceles son inocentes o responsables de delitos
menores. Aquí vale recordar la afirmación reiterada del ladrón de gallinas que
purga en la penitenciaría mientras que el culpable de robo a los clientes de un
banco pasea su ostentación en Miami. Dos, la percepción de que las cárceles son
“la escuela del delito”.
2
Tomamos como base el documento inédito “La problemática del hacinamiento en los centros de rehabilitación social del
Ecuador”, elaborado por el departamento de planificación de la DNRS (Dirección Nacional de Rehabilitación Social) para la
mesa de trabajo de elaboración del Plan Nacional de Derechos Humanos, Quito, 2003
3
El Dr. Arturo Donoso entonces director de prisiones y hoy magistrado de la Corte Suprema de Justicia lideró las reformas.
4
La figura In dubio Pro Reo consiste en que, en caso de duda, el juez debe aplicar la norma que más le favorezca a la persona
que está juzgando.
de detenidos de nacionalidad colombiana y española, el aumento de días de rebaja
por año (el régimen del “2 por 1” por el cual los internos con buena conducta
lograron la reducción de penas hasta en un 50 %). En 1998 se reformó la
Constitución Política y se obligó a la excarcelación de personas detenidas por más
de 6 meses y que se hallaban sin sentencia, en relación con delitos sancionados
con reclusión; y las personas detenidas por más de un año, así mismo sin
sentencia, vinculadas a delitos castigados con prisión. 5 Hay que destacar que el
Plan Nacional de Derechos Humanos del Estado ecuatoriano recomienda que se
aplique el principio de Favor Libertatis según el cual el juez hace lo posible para
evitar la privación de la libertad de una persona y aplica la norma de la prisión
preventiva solo en casos excepcionales.
A partir del año 2002 se vive el tercer momento con un marcado aumento de la
población carcelaria. Los factores que han dado lugar al incremento son las
reformas al Código Penal por las cuales se incrementa las penas de los delitos
relacionados con drogas, la reforma al Código de Procedimiento Penal (2001), la
reforma al Código de Ejecución de Penas (2003) que crea la figura de la “prisión
en firme” y que modifica la modalidad del “2 por 1” por la rebaja de 180 días por
cada 5 años de cumplimiento de la condena. 6
“La prisión preventiva no podrá exceder de 6 meses, en las causas por delitos
sancionados con prisión, ni de un año, en delitos sancionados con reclusión. Si se
excedieren esos plazos, la orden de prisión preventiva quedará sin efecto, bajo la
responsabilidad del juez que conoce la causa”.
5
También hubo medidas a favor de la excarcelación de quienes habían cumplido su pena y seguían en la cárcel, y de personas
mayores de 65 años, discapacitadas, enfermas en etapa terminal, mujeres embarazadas y madres a cargo de hijos.
6
DNRS, “La problemática del hacinamiento en los centros de rehabilitación social del Ecuador”, Quito, 2003, p. 3-4
correspondiente, sin que el encausado pueda apelar al principio constitucional
citado. La intención de esta figura penal es evitar que la persona salga en libertad
haciendo uso de esa garantía del debido proceso, todo lo cual es atentatorio al
derecho humano de la presunción de inocencia, al principio penal de la prisión
preventiva precautelatoria y al artículo 24-8 de la Constitución.
Uno de los problemas más graves tiene que ver con la detención preventiva
que en el Ecuador es injustificadamente prolongada. Hubo el caso de una persona
que estuvo 30 meses en esa situación y recibió una sentencia de 24 meses de
prisión. Hay personas que están detenidas preventivamente por años, mientras se
realizan las investigaciones sumariales que legalmente no deben prolongarse más
de 60 días. (CIDH)
7
Federación Internacional de Derechos Humanos, “Las cárceles en el Ecuador”, Quito, 2000, ined.
La Defensoría del Pueblo informó (1999) haber recibido 10.820 denuncias, de las
cuales el 50 % eran detenciones arbitrarias. 8 La Defensoría informó que ese
mismo año intervino en 839 casos de recursos de Habeas Corpus, de los cuales el
57 % fueron aceptados y, por lo tanto, las personas detenidas
inconstitucionalmente quedaron en libertad.
Los actores de esta violación constitucional son –generalmente- los policías que
intervienen en situaciones conflictivas, arrestan a quienes creen son los
responsables de delitos, y los trasladan al CDP. En muchos casos se trata de un
procedimiento de connotaciones corruptas, pues los policías esperan que la
persona detenida les “compre” el parte policial “limpio”, o sea libre de
incriminaciones. En todo este procedimiento arbitrario juega la discriminación por
raza y etnia, pues generalmente las personas detenidas que son indígenas y afro-
ecuatorianas son recluidas a los peores pabellones y las celdas más inmundas de
los centros de detención provisional.
8
Op.cit. p.15
9
INREDH, “Caminos de esperanza,” Quito, 2002, p. 94
(b) La crisis de la administración de justicia, incluyéndole a la Policía, por
factores económicos y la corrupción. 10
Respecto a la tortura, la Constitución dice: “Se prohíben las penas crueles, las
torturas, todo procedimiento inhumano, degradante o que implique violencia física,
psicológica, sexual o coacción moral...” (Art. 23-2) Sin embargo, la tortura sigue
siendo “la técnica” más eficiente para arrancar declaraciones autoinculpatorios de
las personas detenidas, especialmente de las personas de menores recursos
económicos, o pertenecientes a minorías étnicas y sexuales. En esto, el Ecuador
no ha avanzado como Estado social de Derecho casi nada.
10
Martín Castro, “Proceso Penal y Derechos Humanos”, Comisión Andina de Juristas, Quito, 2002, p. 288
11
Más adelante se resume el Caso Suárez Rosero, de reparación de daños por abuso de la prisión preventiva, que sentenció la
Corte Interamericana de Derechos Humanos a favor de las víctimas y en contra el Estado ecuatoriano (1997)
12
Op.cit, p. 286
2002 ese indicador bajó al 63 %. ¿Qué explicaciones hay para esto? Como se dijo,
entre 1996 y 1998 rebajó la población carcelaria nacional, por las reformas de
despenalización del consumo de drogas, la aplicación del principio In Dubio Pro
Reo y otras medidas. En el mismo periodo –sin embargo- subió la proporción de la
población sumariada pero no sentenciada, lo que demuestra la ineficiencia de la
Función Judicial.
Esto nos permite sacar una conclusión preliminar: en los últimos años en el
Ecuador las pocas reformas aplicadas en las cárceles básicamente han devenido
por la presión de la población detenida y en prisión, mas no por la iniciativa y
gestión del sistema de administración de justicia, que por el contrario ha
demostrado indiferencia, incapacidad y anclaje en una visión tradicional de las
cárceles como penitenciarias que deben estar llenas de “personas culpables”
para que el resto de la sociedad se sienta menos intranquila, y que esas personas
deben purgar “sus culpas” con la mayor rudeza posible como escarmiento y medio
persuasivo de ese segmento de la sociedad que es “potencialmente delincuencial”.
13
FIDHU, “Las cárceles en el Ecuador” p.9
14
INREDH, “Caminos de esperanza. Modelos de atención a víctimas de tortura y personas privadas de libertad”, Quito, 2002,
p. 19
15
Op.cit, p. 19 Se define a la tortura,, los trataos crueles e inhumanos como “Todo acto por el cual se inflija
intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves... con el fin de obtener de ella o de un tercero información o
una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que haya cometido, o de intimidar o coaccionar a
Entre julio de 1995 y junio de 1999, INREDH identificó 848 casos de tortura
solamente en el CDP de Quito, de los cuales el 66 % fueron ejecutados en el
momento de la detención, el 25 % en la investigación, el 7 % dentro del centro de
detención provisional. En los dos primeros escenarios, actúan los policías, y en el
tercero los guías penitenciarios.
En caso contrario, para vergüenza de todos, seguirá siendo una verdad lo dicho en
el siguiente testimonio:
esa persona u otras... cuando dichos dolores sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de
funciones públicas...”. (Convención contra la tortura)
16
INREDH, “El ocaso de la dignidad. La tortura en el Ecuador”, Quito, 1997, p.128
luz natural, a menudo oscuros, sin instalación sanitaria, ni agua. Las personas que
se hallan encerradas... tienen que dormir en el suelo de cemento húmedo. Las
paredes son sucias y húmedas. La sanción en el calabozo elimina toda posibilidad
de salida exterior, ni siquiera una hora al día... Si la mayoría de lugares de
detención que visitamos imponen condiciones a menudo inhumanas, esos
calabozos podrían fácilmente rivalizar con las condiciones de detención impuestas
a los presos de la Edad Media”. 17
17
Citado en “Las cárceles en el Ecuador”, p.17
Los casos de tortura en el CDP de Quito se concentran especialmente contra los
sospechosos de cometer delitos que pertenecen a minorías étnicas y sexuales,
consumidores de droga, personas que ejercen la prostitución e individuos
marginados. Generalmente esas personas son las más pobres de la sociedad, no
cuentan con medios económicos y técnicos, con destrezas sociales ni con la
oportunidad para denunciar la tortura y defender sus derechos humanos; son
personas con niveles bajos de educación, inclusive se han “familiarizado” con la
violencia y la tortura, de modo que le “toleran más” que otras personas, pero
además tienen temor a denunciarla y no cuentan con la credibilidad mínima ante
las autoridades del Estado y la sociedad en general. ¿Quién daría crédito a una
denuncia de tortura de un mendigo, un drogadicto o una prostituta…? Los
impactos de la tortura incluyen a la familia cercana de la víctima, que muchas
veces no actúa por miedo a las represalias, lo que coadyuva la impunidad. Otro
efecto son las lesiones físicas y psicológicas. El dolor, los hematomas, las lesiones
que pueden llegar a ser graves, las fracturas de huesos que dan lugar a
deformaciones del cuerpo, generalmente hay politraumatismos. También hay
casos de infecciones a los ojos y oídos, a las vías respiratorias altas, pero también
enfermedades de transmisión sexual. Finalmente están los efectos psicológicos:
terror, inseguridad, paranoia, depresión, subvaloración del cuerpo si quedó
deformado y riesgo de suicidio. (INREDH)
Cabe recordar que las prácticas de tortura, tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes, las desapariciones forzadas de personas y las ejecuciones
extrajudiciales son crímenes de lesa humanidad y su juzgamiento no prescribe.
18
OEA-CIDH, “La situación de los DH en el Ecuador hasta 1996”, 1997, ined. p....
El caso de Aníbal Aguas
Aníbal Aguas murió el 1 de marzo de 1997 mientras se encontraba detenido por la
Policía Nacional en la ciudad de Machala. Bajo custodia policial fue torturado y
golpeado salvajemente y al llegar al cuartel ya había muerto. Sus familiares
interpusieron denuncia inmediatamente y dos oficiales de la Policía fueron
acusados del crimen. Debido a que los supuestos perpetradores eran policías el
fuero especial opinó que le correspondía a éste juzgar a los supuestos culpables.
En el fuero ordinario también se comenzó a ventilar el caso, sin embargo, el juez
se inhibió y el fuero policial asumió la competencia. Al año de haberse detenido a
los policías supuestamente involucrados, estos fueron liberados pues no habían
sido procesados con prontitud como establece la ley. En septiembre del 2000 los
dos policías fueron condenados a tres años de reclusión por lesiones y muerte. La
sentencia fue apelada por los familiares y en junio del 2001 se les impuso la pena
de 8 años de reclusión por el delito de muerte bajo tortura. La Corte Nacional de
Justicia Policial confirmó la condena en diciembre del 2001. En mayo del 2002, el
juez ordenó la detención de los condenados para que cumplan su pena. Los
inculpados sin ser detenidos interpusieron un recurso de revisión que fue
desestimado por la Corte Nacional de Justicia Policial en abril del 2003 con lo cual
quedó en firme la sentencia condenatoria de 8 años, pero hasta ahora los policías
no han sido detenidos y los familiares no han recibido reparación.
(Informe de Amnistía Internacional, 2003)
El caso de Kléber Abad
Kléber Abad fue detenido el 2 de julio de 2002 en el trayecto de la vía Lago Agrio -
Shushufindi en la provincia de Sucumbíos por miembros de la Policía y acusado de
transportar gasolina blanca. Fue llevado al destacamento de la policía rural del
cantón Shushufindi donde se dispuso su traslado hasta la ciudad de Lago Agrio. Al
enterarse la familia de la detención acudió inmediatamente a la policía en Lago
Agrio donde fue informada que Kléber Abad se había lanzado al río Aguarico en el
trayecto a Lago Agrio y que no había sido visto desde entonces. Veinticuatro días
después de su detención el cadáver de Kléber Abad fue encontrado en el río, pero
su cuerpo presentaba dos orificios de bala, uno en el glúteo y otro en el estómago.
La policía de Sucumbíos puso en duda la identidad de la víctima. Los exámenes de
ADN demostraron que se trataba de los restos de Kléber Abad. El fiscal que
comenzó la investigación en la justicia ordinaria, pero en agosto del 2002 se
inhibió del caso argumentando que los miembros de la Policía Nacional el día de
los hechos se encontraban realizando labores en calidad de policías, por lo que no
pueden ser juzgados por un juez que no sea de su fuero, disponiendo que todo lo
actuado se remita al Comandante General de la Policía Nacional para el tramite
correspondiente. El 24 de septiembre del 2002 la familia escribió al Ministro de
Gobierno y se quejó de la decisión del fiscal de Sucumbíos, pero no recibió
respuesta. En febrero del 2003 una delegación de Amnistía Internacional que visitó
Ecuador se reunió con miembros de la Unidad de Derechos Humanos del Ministerio
de Gobierno, y le entregó una copia de la carta de la familia Abad al Ministro.
Hasta la fecha, ni la familia Abad ni Amnistía Internacional han recibido respuesta
alguna. La familia ni siquiera ha podido acceder al expediente en la Corte Policial
de Quito. (Informe de Amnistía Internacional, 2003)
(b) Entre los hombres, el 54 % tiene niveles bajos de educación. Entre las
mujeres, esa proporción disminuye al 45 %.
De una parte, las cifras demuestran la vulnerabilidad de las personas con menores
grados de educación formal, lo que es sinónimo de mayor pobreza social y de
riesgo. No creemos que la causa de la presencia de esas personas en las cárceles
sea su baja escolaridad, sino que la pobreza les torna más vulnerables al sistema
penalizador. El primer “eslabón” de ese sistema es la policía, cuyos miembros
tienen incorporado a su cultura y personalidad un cuadro de prejuicios en el que
ser pobre, ser afro-descendiente, residir en ciertos barrios, vestir cierta
indumentaria y tener determinado aspecto son “indicativos” de un ser
delincuencial.
Pero nuestra sociedad cambia al ritmo de la globalización y con ello sus normas de
conducta, sus patrones culturales, las expectativas de las personas y las
tendencias al cometimiento de delitos.
En resumen, en las cárceles están los más pobres, las personas con niveles
menores de escolaridad, escasa capacitación técnica para desempeñarse en el
mercado de trabajo con competitividad. La secuela es: a menor educación, menos
oportunidades de empleo, mayor vulnerabilidad ante hechos de violencia común,
mayores posibilidades de caer en una redada policial e ir a parar en la cárcel,
donde el trato discriminatorio a los más pobres “es lo normal”, más que todo a
quienes pertenecen a minorías étnicas y sexuales. En la cárcel no hay
oportunidades de rehabilitación social, de modo que al salir libres muchas de esas
personas reinciden en el cometimiento de delitos, en otros casos son obligadas a
ello por grupos organizados de delincuentes e inclusive por policías que viven de la
extorsión y el chantaje.
Los malos tratos que dan los policías a las personas detenidas provisionalmente
tienen una dedicatoria social: van dirigidos a las personas pobres que por lo
general no denuncian esas violaciones a los derechos humanos, ni reclaman la
reparación por los daños ocasionados.
En las cárceles la situación de las mujeres es peor que la del resto. En primer
lugar, el régimen penal es androcéntrico, o sea, su visión es eminentemente
masculina.
¿Por qué la mayoría de personas detenidas por tenencia y tráfico de drogas son
mujeres?
19
“El ocaso de la dignidad. La tortura en el Ecuador”, p.128
20
“Caminos de esperanza”, p. 62
La situación está dada en las mujeres por la pobreza, además
porque son cabezas de familia y tienen a su cargo los hijos,
porque han sido abandonadas y sobre ellas pesa toda la
responsabilidad familiar. A esto se suma que son personas con
bajos niveles de educación, con difícil acceso al mercado laboral,
que han tenido una vida demasiado irregular, mujeres que a los
15 años se han independizado de sus familias, unas para trabajar
y poder aportar al sostenimiento del hogar, otras por haber sido
agredidas física y sexualmente dentro de sus propios hogares. La
mayoría de mujeres presas formaron hogar a temprana edad,
fueron madres adolescentes. Por otra parte, la inducción de sus
compañeros, esposos y amigos, que les llevan a la droga. Hay
mujeres que están por tráfico de drogas en cantidades menores,
la que mayor cantidad tenía (en la cárcel de Quevedo) era 240
gramos, muchas de ellas no trafican sino que consumen drogas.
Hay redes que les proporcionan la droga para que la vendan en
cantidades pequeñas y se dejen su parte para el consumo.
Cuando caen detenidas, la persona que les proporciona la droga
para la venta, les facilita el abogado defensor. Entonces, salen de
la cárcel, pero quedan atadas porque tienen que pagar la defensa,
y siguen en ese círculo vicioso. Entonces, se produce la
reincidencia. Pero también hay mujeres que sin tener
responsabilidad en el delito se han auto inculpado encubriendo a
sus compañeros e hijos... Hay mujeres que nunca supieron que
sus maridos estaban metidos en drogas y que se han auto
inculpado con el objeto de que ellos queden libres, yo les he visto
quebrarse, llorar y decir “si yo sabía que él me iba a abandonar,
no hubiera hecho esto, porque no soy culpable, pero pensé que él
estando afuera me podía apoyar. (GN)
21
“Las cárceles en el Ecuador”, p.21
En el año 2002 el 9 % de personas recluidas eran mujeres. De ellas, el 33 %
estaban condenadas y el 67 % restante permanecían sin sentencia. 22 Si el 68 %
de reclusas están encausadas por delitos con estupefacientes 23, eso presagia un
proceso penal discriminatorio, pues “la Ley de Estupefacientes... priva de los
beneficios carcelarios y de reinserción social como son la prelibertad y la libertad
controlada, incluso procesos de perdón o condonación de penas...” 24
De otra parte, no hay una política de género en relación con el sistema carcelario.
El Estado y la sociedad civil invisibilizan la importancia de tratar de modo
diferenciado a reclusos y reclusas, procurando que ellas reciban un trato específico
tanto en las relaciones de convivencia intra-carcelaria, como en la habilitación de
la libertad monitoreada, que le predisponga a un desempeño social dentro de la
ley y el respeto a los derechos humanos una vez que haya salido de la cárcel.
22
Entre los hombres el 38 % estaba condenado y el 62 % sin sentencia. “Boletín estadístico”, DNRS, p. 22
23
Entre los hombres el 25 % está por estupefacientes. Op.cit, p. 24-27
24
“Caminos de esperanza”, p. 63
25
Con esta referencia al déficit solo estamos refiriéndonos al promedio de área construida por interno, sin tomar en cuenta la
pésima calidad de los servicios básicos que hay al interior de las cárceles.
habilitadas como cárceles, sin las condiciones sanitarias básicas. La DNRS
reconoce que la superficie mínima por persona recluida debe ser de 20 Mt2 de
construcción. Algunos centros de detención tienen una situación deficitaria mucho
peor que aquel promedio nacional, por ejemplo:
26
Las cárceles en el Ecuador, p.18
27
Op.cit, p. 17
“Unas personas acusadas de robos menores, de prostitución, en los casos de
travestíes por ejemplo, de simple posesión o pequeño tráfico de drogas, que no
representan una amenaza a la seguridad pública... (En cambio) Los privilegios
concedidos por el Estado a los policías y a las personalidades políticas o públicas
que se las detiene en la cárcel Nro. 4 (de Quito) representan una forma
inaceptable de distinción entre los detenidos”.
Esos son los delincuentes “de cuello blanco”, tratados por policías y guías
penitenciarios “a cuerpo de rey”.
Pero ¿cuánto gana mensualmente un guía penitenciario que tan fácilmente cae en
la red corrupta? “Los 840 oficiales de prisiones cobran el equivalente del salario
medio de los ecuatorianos... lo que es insuficiente para que viva una familia... su
horario laboral les obliga a dormir en la prisión. En el centro de varones Nro. 1 de
Quito, por ejemplo, los turnos de trabajo son de 8, 12 y 24 horas. (...) Cuando se
les proporcionan armas, tienen que comprar ellos mismos las municiones. No
tienen uniforme, ni reciben ninguna capacitación especial para su profesión...” 28
28
Op.cit, p.20
organismo rector y con él a muchos empleados y guías penitenciarios. Desde 1997
al 2000 han pasado como 60 miembros por el Consejo Nacional de Rehabilitación
Social. Sobre ellos están las presiones de los políticos de turno con sus
componendas y repartos de “troncha”. En consecuencia, los cargos de la DNRS
que deben ser de carácter técnico, son cuotas políticas.
Tal es el abandono del Estado del sistema carcelario que los internos
tienen que comprar las cosas para poder hacer limpieza, pintar las
paredes, para vivir de modo un poco decente. El Estado está dejando
esa responsabilidad en manos de los internos. Yo veo con
preocupación que surge un sistema paralelo, uno que lo dirigen los
internos y, otro, con las funciones del Estado. En el Ecuador los
internos pagan para estar presos. Para entrar a una determinada
celda hay que pagar diez dólares, si la condición económica de la
persona es mejor el pago llega a cantidades más altas. Pero ¿quién
supervisa esos dineros, qué se hace con esos dineros? Al momento
ha surgido la “institución” de la prenda. La prenda es que yo ingreso
a un centro carcelario donde hay mafias que me dicen, vea, usted va
a ser prendado por mí. Yo le voy a dar protección para que no le
roben, no le asalten, no le violen y demás. Esto le cuesta a usted
semanalmente trescientos dólares. Hay internos que muchas veces
no pueden recobrar la libertad pues, teniendo la boleta de
excarcelación no han cancelado aún la prenda. (GN)
Otro escenario del sistema corrupto es “la venta de bienes robados dentro de
los centros carcelarios, y la compra y venta de estupefacientes y alcohol...
actividades ilícitas que favorecen el mantenimiento de un ambiente de
inseguridad y violencia...” 29 La administración de las cárceles es rectora del
sistema corrupto, vieja verdad que poco ha cambiado con el paso del tiempo.
(a) En las cárceles no están los grandes responsables de los delitos económicos, ni
los políticos responsables de corrupción, malversación de fondos públicos, etc.
29
Op.cit, p.20
(b) La cultura política clientelar (ofertas de campaña a cambio de respaldo en las
urnas) no se aplica para el caso de las cárceles, pues abordar el tema no rinde
votos.
Veamos un par de paradojas: si alguien hurta una gallina se llama ladrón, pero si
roba los fondos públicos se le denomina malversador... En cambio, a un banquero
que se llevó el dinero de los clientes a sus cuentas en el extranjero no se les juzga
por robo sino por abuso de confianza. Así mismo, en cárcel está un individuo 5
años por robo de unas gallinas... pero si un policía detiene a una persona, la
tortura y mata, es sobreseído por el juez de fuero especial, pues según el
Código Penal Policial estuvo ejerciendo sus capacidades profesionales. ¡Un absurdo
que la subcultura del maltrato al detenido haya reemplazado al ejercicio de la
inteligencia y la tecnología en el esclarecimiento del delito!
30
La base de este análisis es el “Informe de Amnistía Internacional” (Ecuador), 2003
La existencia de tribunales especiales de Justicia para los miembros de la Policía y
las FFAA, atenta contra el debido proceso y genera impunidad. Desde 1985 a
1995, de 4.568 casos tratados en esos tribunales, solo 46 recibieron sentencia
provisional, 5 obtuvieron sentencia definitiva, y 50 fueron declarados prescritos.
En efecto, la libertad como bien absoluto del ser humano no se pierde ni siquiera
en condiciones de detención y prisión. Esas personas, luego del debido proceso,
experimentan la restricción de la libertad, sanción que se relativiza de acuerdo con
la gravedad de la falta juzgada y la disposición del reo de comprometerse en un
proceso de respeto a las leyes del Estado y a los derechos de las personas. El
ejercicio de una libertad restringida es el verdadero medio para la recuperación del
lugar y el rol de la persona juzgada y sancionada en una sociedad digna. Por el
contrario, la pérdida de la libertad y peor aún la denigración de la persona en las
mazmorras son los sustentos de “la cárcel como universidad del delito”.
31
“Proceso Penal y Derechos Humanos”, p. 285
no les dan mayores resultados, y están tratando de que las personas
que se pusieron al margen de la ley sean sancionadas con una gama
de penas alternas, en el Ecuador estamos por en endurecimiento de
las penas en prisión. No estamos diciendo que esas personas no
deban ser sancionadas, pues en un estado de derecho todos
tenemos que cumplir las normas. (GN)
El presupuesto económico para los 34 centros carcelarios fue igual en los años
2001 y 2002, equivaliendo a 19’767.000 dólares, a pesar del crecimiento de la
población carcelaria en un 11 %, que pasó de 7.859 personas a 8.723 en el
trayecto de esos años. Si en el año 2001 el fisco entregó $ 6.90 diarios
(promedio) por persona encarcelada, en el año 2002 dio $ 6.20 día/persona. Esa
cantidad se reparte en distintos rubros, donde el pago a funcionarios y empleados
se lleva el 89 %. En el año 2002 se gastó $ 17’592.630 en gasto corriente, y
quedó $ 2’175.000 dólares para gastos de inversión y alimentación de los
detenidos. De esa suma se resta el egreso por inversión equivalente a $ 1’383.690
quedando un saldo de $ 791.310 dólares para la alimentación de los detenidos,
que equivale a $ 0.26 dólares por día/persona. 33 ¡Ese valor es menor al que se
gasta en la alimentación diaria de un perro de raza!
El Estado debe hacer inversión social en el sistema carcelario por los siguientes
motivos:
33
El Informe de la misión de la FIDHU confirma el dato: en 1999, cuando aún no estaba dolarizada la economía del Ecuador,
el Estado gastaba 7.000 sucres, equivalentes a 0.30 de dólar, por interno. “Las cárceles en el Ecuador”, p.11
(c) El más alto deber del Estado es respetar y hacer respetar los
derechos humanos. Así lo dice la Constitución, lo cual es propio de
un Estado Social de Derecho.
No olvidamos que en las cárceles hay personas inocentes y que otras no son
criminales como generalmente se cree, sino infractores o responsables de delitos
no criminosos. Todas estas personas, pero también quienes han atentado a la
vida, la integridad personal y han cometido otros delitos graves, se hallan dentro
de un verdadero infierno del cual no van a salir inmunes. ¿Qué y cómo hacer para
que funcione eficazmente un proceso de rehabilitación de todas esas personas?
“El más alto deber del Estado consiste en respetar y hacer respetar los
derechos humanos que garantiza esta Constitución”
(Constitución del Ecuador, Art. 16)
“El Estado será civilmente responsable en los casos de error judicial, por
inadecuada administración de justicia, por los actos que haya producido la
prisión de un inocente o su detención arbitraria... El Estado tendrá
derecho de repetición contra el juez o funcionario responsable”
(Constitución del Ecuador, Art. 22)
Entre las violaciones a los derechos humanos 37 que sustentan las demandas, se
destacan la violación al derecho a la libertad personal, a las garantías
34
Se ha consultado en: http;//www.cidh.org el Informe anual de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos 2000,
OEA, abril del 2001. También El Derecho a la Reparación en el procesamiento penal, INREDH – CEPAM, Quito, septiembre
del 2000
35
Artículos 20, 21, 22, 92-3 y 120.
36
“El Derecho a la Reparación en el procesamiento penal”, p. 139-178 A continuación se resumen partes de este estudio.
37
Varias de esas violaciones fueron ejecutadas por policías y militares en los años 80, por ejemplo los casos de los Hermanos
Restrepo y de Consuelo Benavides. A mediados de los 90’ el caso más emblemático fue el de los Campesinos de Putumayo.
En estos tres hay una connotación política, pues se inscriben en la persecución anti-subversiva que hubo en el Ecuador años
atrás. En la matriz hay muchos casos sin ese carácter y que fueron tramitados por personas comunes.
constitucionales, a la integridad personal, a la protección judicial, al derecho a la
honra y finalmente al derecho a la vida.
38
Resumimos criterios tomados de “El Derecho a la Reparación en el procesamiento penal”, p. 181-236
5. La tramitación del arreglo amistoso ha resultado ser larga, durando un
promedio de 5 años entre la presentación de la demanda y la sentencia.
4. RECOMENDACIONES
39
Consistente en la cancelación de valores económicos por parte de los responsables individuales de las violaciones.
40
Tomamos esta recomendación del informe “Las cárceles en el Ecuador”, p.26
41
Tomamos algunas recomendaciones del documento “La problemática del hacinamiento en los centros de rehabilitación
social del Ecuador”.
42
Tomamos esta recomendación del informe “Las cárceles en el Ecuador”, p.27
• Los municipios deben informar educativamente a la sociedad civil sobre la
institución del Habeas Corpus, incluyendo campañas en los centros educativos
y otros escenarios societales. La prensa local debe publicar regularmente las
resoluciones sobre las demandas de Habeas Corpus y presentar informes
semestrales a la Defensoría del Pueblo y al Ministerio Público, a fin de que se
inicien las acciones correctivas en los casos de detención ilegal y arbitraria.
(a) El reglamento disciplinario de los CDP y CRS, que tipifique las infracciones
y sanciones en el marco del debido proceso disciplinario, aplicándose
sanciones proporcionales a la gravedad de la infracción.
(b) El reglamento de ausencias temporales controladas, que fije criterios y
mecanismos para las salidas ocasionales de reclusos/as a trabajar,
estudiar, visitar a la familia y hacer gestiones de reincorporación social.
(c) El CNRS debe suprimir totalmente “el régimen de calabozo” estableciendo
en su lugar celdas de aislamiento para casos extremos de indisciplina.
(d) La DNRS debe poner en marcha un censo clasificatorio de las personas
detenidas en función de la condición de detención y reclusión, los motivos
de las mismas, el sexo, la opción sexual, entre otras consideraciones. Para
esto debe recibir asesoramiento técnico del INEC, pues las estadísticas
actuales no son confiables.
(e) El personal penitenciario debe recibir capacitación en respeto a los
derechos humanos y mejoramiento de su autoestima.
(f) Se debe gestionar las asesorías técnicas y otros apoyos ofrecidos por
organismos internacionales especializados y gobiernos amigos, a fin de
mejorar la calidad del sistema penitenciario en el Ecuador.
43
Op.cit., p.28
44
Tomamos esta recomendación del estudio “El Derecho a la Reparación en el procedimiento penal”, p. 138
• Hay que profundizar los criterios de daño moral y la reparación en cada caso.
RB/18.11.03.