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TAREA N° 3: “NORMAS QUE DEFIENDEN EL RÉGIMEN PENITENCIARIO PERUANO”

I. INTRODUCCIÓN.

La Comisión Interamericana está particularmente preocupada por la situación de


derechos humanos de las personas privadas de libertad. La particular vulnerabilidad
de estas personas, sumada a la falta frecuente de una política pública al respecto que
le dé al tema la prioridad que merece, hace que en muchas ocasiones las condiciones
carcelarias se caractericen por violaciones sistemáticas de los derechos humanos.

El derecho y el deber del Estado de castigar a los delincuentes es incuestionable; pero


esto por supuesto no significa que los privados de su libertad, la mayoría de los
cuales, ya sea en el Perú o en otros Estados del hemisferio, se encuentran en prisión
preventiva, es decir, en ausencia de determinación judicial de su responsabilidad,
puedan ser puestos en una situación tal de estar sin el derecho del ser humano a ser
plenamente respetado. En este sentido, se señaló que: “El problema de las conductas
delictivas tiene raíces sociales y morales. La cárcel como “solución” ha demostrado
históricamente no ser la alternativa eficaz de modificación de esas conductas, por el
contrario ha sido un ente generador de más violencia. Está demostrado que,
prácticamente en todo el mundo, el universo de las personas que se encuentran en las
cárceles son personas que provienen de sitios marginales y pobres de la sociedad,
que no han sido valorados ni reconocidos como personas”1.

Las dificultades relacionadas con el estado actual penitenciario no solo afectan al


Estado Peruano, sino también a todos los estados del mundo. Ante dichas
circunstancuia, la Comisión Interamericana, realiza periódicamente visitas a las
cárceles y demás centros de detención. Durante su visita a Perú la CIDH visitó
distintos centros de detención, tanto en Lima como en el interior del país, logrando
entrevistarse con autoridades de los centros penitenciarios, así como con los internos
de dichas cárceles. En ese sentido pretendemos mostrar algunos problemas
relacionados al sistema penitenciario nacional y compartir algunas propuestas de
conformidad con las recomendaciones de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos.

II. MARCO JURÍDICO.

NORMATIVA INTERNACIONAL.

II.1. El artículo 1° de la Convención Americana establece que los Estados partes se


comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar
su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin
discriminación alguna. Asimismo, el artículo 5° de dicho cuerpo normativo, en relación
al derecho a la integridad personal, establece lo siguiente:

a) Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral.
b) Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la
dignidad inherente al ser humano.
c) La pena no puede trascender de la persona del delincuente.

1
Comisión Episcopal de Acción Social, Por los Derechos Humanos de los Reclusos, Lima, 1998. p. 7
d) Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en circunstancias
excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento adecuado a su condición de
personas no condenadas.
e) Cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de los adultos y
llevados ante tribunales especializados, con la mayor celeridad posible, para su
tratamiento.
f) Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma y la
readaptación social de los condenados.

II.2. El artículo 7° de la Convención pre citada señala que:

a) Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.


b) Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las
condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados partes
o por las leyes dictadas conforme a ellas.
c) Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.
d) Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención
y notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella.
e) Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro
funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a
ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de
que continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que
aseguren su comparecencia en el juicio.
f) Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal
competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o
detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales. En los
Estados partes cuyas leyes prevén que toda persona que se viera amenazada de ser
privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a fin de
que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede ser
restringido ni abolido. Los recursos podrán interponerse por sí o por otra persona.
g) Nadie será detenido por deudas. Este principio no limita los mandatos de autoridad
judicial competente dictados por incumplimientos de deberes alimentarios.

II.3. En la esfera del sistema universal de protección a los derechos humanos se cuenta
con herramientas específicas relacionadas con los derechos humanos de las personas
privadas de su libertad física. Sobre el tema, los principales instrumentos son las
Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos 2 y el Conjunto de Principios para
la Protección de Todas las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detención o
Prisión3, que señalan significativos estándares y normas para el tratamiento de los
detenidos, relacionados, por ejemplo, a la no discriminación, al registro de detenidos, a
su separación de acuerdo a diversas categorías, a la higiene personal, a la
alimentación, a los ejercicios físicos, a los servicios médicos, al régimen disciplinario,
al traslado de reclusos y al personal penitenciario.

NORMATIVA INTERNA.
II.4. La Constitución Política del Perú señala en su artículo primero que “la defensa de la
persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del
Estado”; asimismo, señala en el artículo 139°, el "derecho de los reclusos y
2
Adoptadas el 30 de agosto de 1955 y aprobadas por resoluciones del Consejo Económico y Social 663 C (XXIV) del
31 de julio de 1957 y 2076 (LXII) del 13 de mayo de 1977
3
A/RES/43/173, 9 de diciembre de 1988.
sentenciados de ocupar establecimientos adecuados" y el "principio de que el régimen
penitenciario tiene por objeto la reeducación, rehabilitación y reincorporación del
penado a la sociedad".

II.5. En esa misma linea, el Código de Ejecución Penal de 1991 dispone que la "ejecución
penal y las medidas privativas de libertad de los procesados están exentas de tortura o
trato inhumano o humillante y de cualquier otro acto o procedimiento que atente contra
la dignidad del interno", que el "régimen penitenciario se desarrolla respetando los
derechos del interno no afectados por la condena", que el "Sistema Penitenciario
acoge las disposiciones, conclusiones y recomendaciones de las Naciones Unidas
para la prevención del delito y tratamiento del delincuente", y que el "interno ocupa un
ambiente adecuado y está sujeto a tratamiento integral desde su ingreso hasta su
liberación".

II.6. El Estado Peruano ha dictado diversas leyes especiales al parecer contrarias al marco
normativo general señalado precedentemente. Así, por ejemplo, los Decretos Leyes
Nos. 25474 y 25744 impusieron normas respecto a las personas condenadas por
terrorismo o traición a la patria que imponen aislamiento celular continuo durante el
primer año de detención y un máximo de treinta minutos de visitas familiares al mes.
Dicho régimen recibió cierta flexibilización con el Decreto Supremo 005-97-JUS, del
año 1997.

II.7. En esa misma linea, el régimen penitenciario de los internos sentenciados por delitos
comunes también se volvió más severo, con el Decreto Supremo 003-96-JUS, de
1996, los Decretos Legislativos 895 y 897, de 1998, y el Decreto Supremo 007-98-
JUS, también de 1998, que, por ejemplo, implantó una etapa de aislamiento celular de
los internos por delitos comunes, definido como "un período en el que se aplica el
régimen de vida establecido en la etapa cerrada de máxima seguridad, con restricción
absoluta de los contactos sociales, por el lapso de un año y por una sola vez durante
el cumplimiento de la condena. El período de aislamiento celular cumplido en el
proceso penal es deducible". Al respecto, el Estado peruano señaló en sus
observaciones que se vienen tomando medidas progresivamente para flexibilizar este
régimen penitenciario.

III. SITUACIÓN CARCELARIA.

III.1. Los siguientes datos, trabajados con información oficial del INPE (abril 2020), permite
que entendamos la situación carcelaria en el Perú y así tomar las acciones efecientes
de política criminal racional:

a) 96,440 son los internos que, al mes de abril de 2020, se encuentran recluidos en 68
establecimientos penitenciarios a nivel nacional. De ellos, el 37% tienen la condición
de procesados a la espera de que se defina su responsabilidad (35,635); mientras que
el restante 63% tiene la condición de sentenciados y cumplen una condena de pena
privativa de libertad efectiva (60,805). Este incremento de condenados se debe a la
aplicación del Código Procesal Penal, Decreto Legislativo N° 957.
b) 74% de los internos son primarios, esto es, que 7 de cada 10 internos han ingresado
por primera vez a un establecimiento penitenciario (71,365). Variable que debe ser
tomada para el diseño de una política criminal que diferencie reincidencia,
habitualidad, de internos primarios.
c) 54.4% de los internos tienen penas mayores a 10 años. De estos, el 6.7% se
encuentra en régimen especial (6,461); 14.3% por delitos de gran lesividad o gravedad
y, según la legislación, se encuentran proscritos de beneficios penitenciarios (13,790);
y, un 33.4% están internos por delitos con penas mayores a 10 años (32,210). En total,
52,464 internos se encuentran procesados o condenados por delitos graves y penas
mayores a 10 años. Para este grupo, se necesita establecer una política racional
penitenciaria que les permita, mientras estén siendo procesados o cumplan sus
condenas por los delitos, acceder a un sistema claro en sus procedimientos de
reinserción social.
d) 45.6% de los internos están por delitos con penas menores a 10 años. Para este
grupo, se necesita establecer una política racional penitenciaria que permita la
posibilidad de evaluar estrategias diferenciadas, evaluándose grupos de delitos de
mínima lesividad, a fin de determinar la posibilidad o no de penas y medias
alternativas al internamiento.
e) 32,542 son los internos con penas menores a 10 años que tienen la calidad de
primarios sobre los que podría evaluarse una política criminal diferenciada al
internamiento.
f) 4,913 son los internos primarios que tienen penas entre 8 a 10 años, a los cuales ya
en la actualidad se han evaluado políticas de cesación de prisión por una medida
alternativa (arresto domiciliario o comparecencia restrictiva) o la remisión de la pena
por una suspensión de la misma, como lo establecido en el Decreto Legislativo N°
1513.
g) 21,868 son los internos primarios que tienen penas entre 4 a 8 años, a los cuales ya
en la actualidad se han evaluado políticas de Vigilancia Electrónica Personal (VEP),
como lo establecido en el Decreto Legislativo N° 1514.
h) 5,759: son los internos primarios que tienen penas menores a 4 años (4,848 entre 1 a
4 años y 911 con penas menores a 1 año), a los cuales ya en la actualidad se han
evaluado políticas de conversiones de penas, como lo establecido en el Decreto
Legislativo N° 1300.

III.2. Al respecto, el elevado número de presos sin condena en Perú es un motivo de


preocupación para la Comisión. La Convención Americana prohíbe la detención
arbitraria y consagra que las personas tienen derecho a ser juzgadas dentro de un
plazo razonable, o a ser puestas en libertad. Ello implica el principio de la libertad
durante el proceso; y que la detención o prisión preventiva es una medida cautelar, no
punitiva, que puede acordarse en casos expresos y justificados conforme a estándares
internacionales, pero que no puede exceder un plazo razonable. De exceder el plazo
razonable, la detención o prisión preventiva se convierte en una pena anticipada, en
contravención del derecho de toda persona a ser presumida inocente mientras no se
establezca legalmente su culpabilidad, consagrado en el artículo 8(2) de la
Convención. El principio del plazo razonable, como ha señalado la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, tiene como finalidad impedir que los acusados
permanezcan largo tiempo bajo acusación y asegurar que ésta se decida
prontamente4.

III.3. Por otra parte, la CIDH en su visita a los establecimientos penitenciarios del Perú pudo
observar de manera directa la situación de hacinamiento inaceptable y de deficiencias
en la alimentación en que se encuentran los internos, tanto en lo relativo al monto

4
Al respecto, véase CIDH, Informe Anual 1997, Informe No. 2/97 – Jorge Luís Bronstein y otros, Casos Nos. 11.205 y
otros,  (Argentina), párr. 12, y Cte. IDH, Caso Suárez Rosero, Sentencia de 12 de noviembre de 1997, párrafos 70, 71,
72 y 78.
presupuestado para la alimentación de cada interno, como en la inexistencia de control
nutricional que garantice la calidad de los alimentos suministrados y en la falta de
control exhaustivo de la utilización del presupuesto asignado. Al efecto debe
destacarse que las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos contemplan
que: a) Todo recluso recibirá de la administración, a las horas acostumbradas, una
alimentación de buena calidad, bien preparada y servida, cuyo valor nutritivo sea
suficiente para el mantenimiento de su salud y de sus fuerzas; b) Todo recluso deberá
tener la posibilidad de proveerse de agua potable cuando la necesite.

III.4. El Estado peruano en su observaciones indicó que a través del Instituto Nacional
Penitenciario se están tomando medidas “para mejorar las condiciones de
internamiento, mejorando la cobertura de atención de la población penitenciaria a
través de equipos profesionales de médicos, psicólogos, asistentes sociales,
abogados, profesores, nutricionistas, entre otros, en base al presupuesto estatal,
aunque limitado, así como el apoyo de organismos cooperantes.”

III.5. En cuanto a las demás condiciones de detención, la CIDH observó que algunas
cárceles, como las de Challapalca y Yanamayo, se encuentran en sitios totalmente
inhóspitos, tanto por el frío como por el aislamiento geográfico de tales cárceles. Ello
dificulta mucho, en la práctica, las visitas de los familiares, tanto por la distancia como
por otros obstáculos relacionados. Asimismo, las condiciones de detención de muchos
detenidos son excesivamente severas, pues prácticamente no se les permite salir al
patio ni hacer ejercicios físicos. Los Principios Básicos para el Tratamiento de los
Reclusos (supra) señalan que se tratará de abolir o restringir el uso del aislamiento en
celda de castigo como sanción disciplinaria y se alentará su abolición o restricción.

III. PROPUESTAS.

En base a las recomendaciones sostenidas por la Comisión Interamericana de


Derechos Humanos, consideramos como propuesta lo siguiente:

a) Que la política penitenciaria del Estado, en general, tenga por norte fundamental el
respeto a la dignidad personal de los detenidos y lo establecido en el artículo 7(6) de la
Convención Americana, respecto a que las penas privativas de la libertad deben tener
por finalidad esencial la reforma y la readaptación social de las personas.
b) Que adopte todas las medidas necesarias para mejorar la situación del sistema
penitenciario y el tratamiento a los reclusos, y para cumplir plenamente con lo
establecido en los tratados y demás instrumentos internacionales sobre la materia que
se mencionan supra, y en la Constitución peruana.
c) Que durante el proceso se recluya solamente aquellas personas quienes realmente
constituyan un peligro para la sociedad, o respecto a las cuales existan sospechas
serias de que no se someterán a los requerimientos del proceso legal, conforme a
principios establecidos legalmente y determinados por el juez competente en cada
caso.
d) Que asegure la existencia de condiciones adecuadas de reclusión, alimentación,
higiene, trabajo, educación y recreación, de conformidad con los mencionados
instrumentos internacionales sobre la materia.
e) Que respete los derechos humanos de los familiares de los internos, para que los
visitantes no sean humillados por ejercer tal derecho.
f) Que dote al sistema penitenciario de los recursos necesarios para desenvolverse de
acuerdo a las leyes y normas internacionales vigentes.
g) Que se elimine el aislamiento celular como etapa de tratamiento penitenciario.
h) Que se eleve la cuota diaria para alimentación de los internos.
i) Que se mejoren los servicios relacionados con el derecho a la salud de los internos.
j) Que se garantice el derecho a asistencia judicial de todos los procesados, y que se les
respeten debidamente sus demás derechos humanos a la integridad personal, a la
libertad y a las garantías judiciales.
k) Que se tomen medidas preventivas, incluidas medidas educativas, para tratar de hacer
cesar las detenciones arbitrarias policiales y las torturas en sede policial.
l) Que se inhabiliten los establecimientos penales de Challapalca y Yanamayo, y se
traslade a las personas allí detenidas a otros establecimientos penitenciarios.

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