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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD DE FALCÓN

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS

CARRERA: DERECHO

CÁTEDRA: DERECHOS HUMANO

DOCENTE: JASMIN MARTINHO

SECCION: D2CA01

DERECHOS HUMANOS EN EL SISTEMA PENITENCIARIO

AUTORES

DAVILA LAURA

GAMBOA MARIA

MOLINA RAYMAR

QUEVEDO JOHANNYS

SANCHEZ RIXMARYS
INDICE

INTRODUCCION……………………………………………………………. 3

DERECHOS HUMANOS……………………………………..……………….4

SISTEMA PENITENCIARIO…………………………………………………5,6

CUALES DERECHOS HUMANOS SE DEBEN TENER EN CUENTA EN EL


SISTEMA PENITENCIARIO………………………………….…………….… 7

SITUACION ACTUAL DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LOS


PENITENCIARIOS A NIVEL NACIONAL………………….………….. 8, 9,10, 11

SITUACION ACTUAL DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LOS


PENITENCIARIOS A NIVEL MUNDIAL……………………………… 12, 13, 14

CONCLUSION………………………………………………………………….15

REFERENCIAS
BIBLIOGRAFICAS……………………………………………………………..16
INTRODUCCION

Desde hace bastantes años; más de cuatro décadas, Venezuela vive una realidad
carcelaria profundamente deteriorada, la cual resulta imposible ocultar. Sobre éste
fenómeno social, han investigado y escrito abundantemente diferentes estudiosos,
tanto en nuestro País, como en otras partes del mundo, de allí la universalidad del
conocimiento.

Precisamente esas referencias, sirven de motivación para tratar de investigar sobre la


forma como las variables interactúan y producen los fenómenos en el contexto
penitenciario local. Sobre el particular existen múltiples estudios realizados por
personas que evidentemente se han preocupado por la situación, aportando nutridos
conocimientos sobre la materia que hoy día son de vital importancia; puesto que,
reflejan una serie de condiciones que han existido en el tiempo y que subsisten en la
actualidad.
DERECHOS HUMANOS

Los derechos humanos son aquellas condiciones instrumentales que le permiten a


la persona su realización. En consecuencia subsume aquellas libertades, facultades,
instituciones o reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos que incluyen a
toda persona, por el simple hecho de su condición humana, para la garantía de una
vida digna, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión
política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición.

Para autores naturalistas los derechos humanos son independientes o no dependen


exclusivamente del ordenamiento jurídico vigente, por lo que son considerados fuente
del derecho; sin embargo desde el positivismo jurídico la realidad es que solamente
los países que suscriben los Pactos Internacionales de Derechos Humanos o Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) y sus Protocolos –Carta
Internacional de Derechos Humanos– están obligados jurídicamente a su
cumplimiento. Así, por ejemplo, en relación con la pena de muerte, contraria a
la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Segundo Protocolo
Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, destinado a abolir
la pena de muerte, no ha sido firmado por países como China, Irán, Estados
Unidos, Vietnam, Japón e India.

Desde un punto de vista más relacional, los derechos humanos se han definido como
las condiciones que permiten crear una relación integrada entre la persona y
la sociedad, que permita a los individuos ser personas jurídicas, identificándose
consigo mismos y con los demás.
SISTEMA PENITENCIARIO

Al asignar al régimen penitenciario la calificación de Sistema Penitenciario, hace


referencia entonces, al conjunto de normas, procedimientos y dependencias
dispuestas por el Estado para la ejecución del régimen penitenciario, es decir, el
conjunto de normas, procedimientos, principios, programas, equipos de personal,
dependencias e infraestructura que se encuentran relacionadas y destinadas a este
propósito (este concepto se concatena muy bien con el Artículo 272 de
nuestra Carta Magna).

Osorio, asocia el Sistema Penitenciario con régimen penitenciario, definiendo éste


régimen como: al conjunto de normas legislativas o administrativas encaminadas a
determinar los diferentes sistemas adoptados para que los penados cumplan sus
penas. Se encamina a obtener la mayor eficacia en la custodia o en la readaptación
social de los delincuentes. Esos regímenes son múltiples, varían a través de los
tiempos; y van desde el aislamiento absoluto y de tratamiento rígido hasta el sistema
de puerta abierta con libertad vigilada. Entre ambos extremos existe una amplia
gradación."

La gran complejidad e hipertrofia que se observa en el sector penitenciario nacional,


ofrece elementos de juicio para pensar que existen muchas fallas en cuanto a
interrelación de cada una de las partes. Pareciera que es esta una de las debilidades
más relevantes, lo a sistémico del asunto, pues se aprecia que hay incoherencia entre
las normas, los programas y los actores; que en vez de hacerlos parte de un todo,
progresivamente se genera una brecha que los separa en su misma realidad del logro
de los objetivos institucionales.
De igual forma, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en el
artículo 272, el Reglamento de Internados Judiciales y la Ley de Régimen
Penitenciario, imponen la obligación al Estado Venezolano de facilitar toda una serie
de servicios que posibiliten condiciones de vida y el tratamiento, cuya satisfacción,
corresponde al recluso por derecho, con ello obviamente, se obliga al Estado a crear
la infraestructura necesaria. De acuerdo a esta disposición constitucional.

El Reglamento de Internados Judiciales y la Ley de Régimen Penitenciario, se


adecuan a los principios de Naciones Unidas en cuanto al tratamiento a los reclusos.
Con relación a este aspecto, contienen un marco regulatorio que define
los métodos de tratamiento y la misma estructura con que deben contar los centros
penitenciarios para facilitar actividades dirigidas a la reeducación. En este sentido,
disponen que los Internados Judiciales y las cárceles contaran con servicios
de salud, educación, cultura, deportes, asistencia religiosa y trabajo.
CUALES DERECHOS HUMANOS SE DEBEN TENER EN CUENTA EN EL
SISTEMA PENITENCIARIO

 Las reglas deben aplicarse de forma imparcial y sin discriminación.


 El sistema penitenciario no deberá agravar los sufrimientos que implican la privación
de la libertad y el despojo del derecho a la autodeterminación de las personas
detenidas.
 Todos los reclusos serán tratados con el respeto que merecen su dignidad y su valor
intrínseco en cuantos seres humanos. Nadie será sometido a tortura ni a tratos crueles,
inhumanos o degradantes.
 Se tendrán en cuenta las necesidades individuales de los reclusos, en particular las de
las categorías más vulnerables en el contexto penitenciario.
 Se deberán reducir al mínimo las diferencias entre la vida en prisión y la vida en
libertad.
 Las medidas privativas de libertad tienen por objetivo proteger a la sociedad contra el
delito y reducir la reincidencia.
 Esos objetivos sólo pueden lograrse si se ofrece a las personas presas educación,
salud, formación profesional y trabajo, así como otras formas de asistencia apropiadas
que brinden herramientas para lograr su reinserción en la sociedad tras su puesta en
libertad.
SITUACION ACTUAL DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LOS
PENITENCIARIOS A NIVEL NACIONAL

Actualmente en Venezuela existen 41 centros de reclusión. La capacidad


instalada, según Una Ventana a la Libertad, es de 19 mil privados de libertad, pero la
población que actualmente hace vida en esas cárceles suma 51.693 personas. El
excedente, según cifras aportadas por el Ministerio de Servicios Penitenciarios, es de
32.693 reclusos, lo que corresponde a 161% de hacinamiento. Del total de internos,
solo 35% de ellos tienen pena impuesta. El 63% restante aún se mantiene procesado y
1% ya está en destacamento de trabajo.

A pesar de resistirse a asumir públicamente el problema de hacinamiento en los


centros penitenciarios regulares, en la memoria y cuenta presentada por el Ministerio
de Servicios Penitenciarios en 2015 uno de los planes destacados era la posibilidad de
aumentar, durante ese año, en 40% la capacidad instalada en los centros
penitenciarios con el fin de “combatir el hacinamiento”, pero eso no ocurrió. Según el
informe esta gestión se ha caracterizado por el cierre de cárceles. Hasta ahora van
ocho centros cerrados o desalojados.

El sistema penitenciario venía con una herencia de desprotección e incumplimientos


desde que dependía del Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia. En marzo de
2006, cuando Jesse Chacón era ministro de Relaciones Interiores y el sector
penitenciario era administrado por esa cartera, presentó un “plan estratégico para su
humanización”, que incluía la apertura de 15 cárceles en 2012 con una inversión de
mil millones de bolívares. Anunció que se estaba ejecutando una de ellas en Falcón
que, junto con otras tres, estarían listas en diciembre de 2007.
El sucesor de Chacón en el ministerio, Tareck El Aissami, presentó un plan de
Humanización Penitenciaria a ser desarrollado entre 2006 y 2011. Contemplaba la
construcción de 25 nuevos recintos carcelarios, de los cuales sólo se terminaron dos:
Yare III y la Comunidad Penitenciaria de Coro.

Iris Varela, una vez creado el Ministerio en cuestión el 27 de julio de 2011, al asumir
su gestión, anunció que construiría 24 centros penitenciarios para procesados, uno en
cada estado. El 16 de octubre de 2012 el fallecido Presidente Hugo Chávez decretó la
emergencia de infraestructura carcelaria para poner en práctica el proyecto de
construcción de los centros de procesados judiciales para el sistema penitenciario
venezolano en todas sus fases. Esto no fue cumplido. En 2016 la Comisión de
Contraloría de la Asamblea Nacional investigaba a la ministra de Servicio
Penitenciario por corrupción, pues habría desviado fondos públicos por 6.5 millones
de dólares. Para ese año la ministra solo había entregado dos de los 24 centros
penitenciarios que anunció en 2012.

Una semana después que Iris Varela se estrenara como ministra de Servicio
Penitenciario se inició la etapa de hacinamiento y colapso en los centros de detención
preventiva, pues por órdenes de este despacho quedaron suspendidos los ingresos de
privados de libertad en los centros penitenciarios hasta que lo autorizara la
institución. El 3 de agosto de 2011 los directores de las cárceles venezolanas
recibieron la circular emitida por Iris Varela y, de inmediato, los jefes y
coordinadores de las policías municipales y estadales se pronunciaron para rechazar
esta orden pues, vaticinaban lo que sería un sistema penitenciario paralelo, del que
ninguna autoridad se haría cargo. Desde ese entonces los presos detenidos en
calabozos policiales han sufrido las consecuencias del retardo procesal, las demoras
en la asignación de los cupos para centros carcelarios, del hacinamiento, de la
hambruna y enfermedades que hay en estos espacios.
Según durante la gestión de Iris Varela, el número de muertos por violencia
disminuyó. Según aseveraciones de familiares, reclusos, líderes negativos e, incluso,
trabajadores de la propia cartera penitenciaria –todos consultados bajo la condición
del anonimato– presuntamente todo tiene que ver con una negociación: se disminuyen
el número de muertos por violencia para bajar el impacto en la opinión pública, y
desde el ministerio se hace caso omiso a las irregularidades que adentro ocurren -
cobro de causas, impuestos por puestos de venta, bancos, narcotráfico, discotecas,
juegos de envite y azar, tráfico de armas-.

Rentabilidad en prisión
Tocorón, Tocuyito, Puente Ayala, La Pica, y Vista Hermosa, son las cinco cárceles
emblemáticas que aún se mantienen como territorio independiente, es por ello que allí
prevalecen ciertos privilegios para los privados de libertad que cumplen, en esos
centros, su tiempo en prisión. De acuerdo a conversaciones que mantuvo el equipo de
investigación de UVL con familiares y reclusos de Tocorón, Tocuyito y Puente
Ayala, guardando sus identidades por temor a represalias, se pudo conocer que el
control gubernamental no ha llegado a esos lugares.
Los líderes o “pranes” manejan sus negocios sin ningún tipo de control por parte de
las autoridades, y han logrado levantar una suerte de estructura recreativa. En esas
cárceles se sigue manteniendo la pernocta de familiares, todo esto siempre que se
pague una renta especial por el beneficio. Establecer el precio exacto de algunos de
los negocios fue imposible para el equipo de investigación de Una Ventana a La
Libertad, pues algunos tienen que ver con un porcentaje de lo que el establecimiento
intramuros produzca a la semana, como en el caso de los restaurantes.

El precio que sí está establecido en las cárceles –tomadas como muestra– es el de


“causa”, que es una renta que deben pagar los reclusos al pran para poder permanecer
con vida dentro del recinto carcelario. El incumplimiento del pago, luego de tres
semanas de mora, advirtieron los familiares consultados, podría ser la muerte. El
monto base que debe pagar todo recluso hasta el cierre de este informe –solo por
estadía– era de cinco millones de bolívares fuertes. Por poderse comunicar, deben
pagar tres millones de bolívares fuertes cada semana. En la investigación realizada,
solo mil presos por recinto, logran pagar las dos coimas. Solo por concepto de causas
y comunicación, Tocorón, Tocuyito y Puente Ayala producen, entre las tres,
unos 2.136.192 millones de dólares en un año.

Se estima que el 100% de la población paga por derecho a estadía. Entonces una
cárcel como Tocorón con una población de 7.792 presos produciría 805.632 $ al año,
una cárcel como Tocuyito con 7632 presos produciría 790.272 $ al año y una cárcel
como Puente Ayala con 5028 presos produciría 540.288 $ al año. Otro de los ingresos
fuertes que se generan en una cárcel tiene que ver, según explicaron varios ex
privados de libertad, con la venta de armas y municiones. Desde esos recintos
penitenciarios se comercializan armas largas, revólveres, pistolas automáticas y
municiones. El monto de cada una varía semanalmente, pues están dolarizadas.
SITUACION ACTUAL DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LOS
PENITENCIARIOS A NIVEL MUNDIAL

En las tres últimas décadas, se ha desarrollado el modelo industria de prisiones,


denunciado por organismos de derechos humanos, políticos y sociales como una
nueva forma de explotación humana, donde la población carcelaria trabaja para las
industrias sin recibir el salario apropiado, seguro de desempleo, vacaciones y mucho
menos compensación, resultando así rentable privar de la libertad en cantidad. Este
modelo configura un negocio rentable para el capital privado, donde las ganancias no
sólo se obtienen de la esclavitud humana sino del marketing de la construcción de
nuevas prisiones y prestación de servicios penitenciarios. Al respecto, NILS
CHRISTIE corroboró que, en su número de junio de 1991, la revista estadounidense
Corrections Today de la American Correctional, hizo 111 avisos de ofertas que
referían a tres categorías principales en las que se basaban sus servicios: 1.
Construcción de Unidades Carcelarias (enteras o en parte, adaptables a las
necesidades de las políticas criminales de turno, construibles en tiempo record), 2.
Equipamiento para las Cárceles (teléfonos, sistema de vigilancia electrónica, armas y
equipos de seguridad) y, 3. Administración de Cárceles (personal privado para
impartir justicia y disciplina, armas no mortales para controlar como Cap-Stun II).

Lo anterior, sin lugar a dudas es un distanciamiento del criterio de administración de


justicia bajo responsabilidad del estado y, en consecuencia, el endosamiento al sector
privado de la ejecución del derecho penitenciario, que implica ceder a personal o
empresas particulares la custodia y vigilancia de las personas privadas de la libertad,
el suministro de alimentos, atención médica, servicios sanitarios, servicios de
comunicación y correspondencia, entre otros, desapareciendo así la relación especial
se sujeción y en parte la responsabilidad del Estado de Garantizar los Derechos
Humanos de la población reclusa.
El modelo industrial de prisiones es exportado principalmente por los Estados
Unidos, lo que la Alianza por la Justicia Global (Alliance for Global Justice - AFJG)
ha denunciado como “imperialismo penitenciario”, basado en el encarcelamiento en
masa que permite a las economías neoliberales gestionar por la fuerza y la
intimidación las inevitables consecuencias del capitalismo global: la gran ruptura
social y la creciente disidencia política.

De acuerdo a investigaciones desarrolladas por JAMES JORDAN20, desde el año


2000, los Estados Unidos han aumentado su intervención en la reestructuración de los
sistemas penitenciarios internacionales, incidiendo en alrededor de 25 países,
iniciando con el Programa de Mejoramiento del Sistema Penitenciario Colombiano,
firmado por la Embajada de Estados Unidos y por el Departamento de Justicia y del
Derecho de Colombia, el 31 de marzo de 2000. Seguidamente, durante los años 2002,
2003 y 2004, en secuencia con la globalización de la lucha contra el terrorismo, dicho
país construyó nuevas prisiones en Guantánamo, Afganistán e Irak, como parte de sus
planes de ocupación.

Para América Latina, la expansión del modelo industrial de prisiones del buró federal
de los Estados Unidos ya no es simplemente una alerta, es un plan en ejecución, en el
cual Colombia, como aliado estratégico del imperio, juega un papel protagónico, ya
que no sólo ha construido nuevas prisiones21 e implementado reformas y políticas
restrictivas, sino que está sirviendo al imperio como exportador del modelo industrial
de prisiones a México, Honduras, Panamá y Perú. Según JAMES JORDAN, entre el
2009 y el 2013, Colombia ha dado formación a 21.949 militares, policías,
funcionarios judiciales y penitenciarios, de los cuales la mitad son de México,
Honduras, Guatemala y Panamá, entrenando a más de 11.000 agentes de policía en 20
países de África y América Latina y a 6.000 funcionarios federales y estatales de
México encargados de hacer cumplir la ley entre los cuales se encuentran guardias y
funcionarios de instituciones penitenciaria.
Por su parte, a partir del año 2000, Colombia inició el proceso de transformación al
sistema penitenciario y carcelario con la construcción de nuevas prisiones y
pabellones de máxima seguridad, así mismo, transformó los reglamentos internos de
las prisiones endureciendo el régimen disciplinario, reprodujo la política de
dispersión carcelaria, especialmente cuando se trata de prisioneras y prisioneros
políticos, y de manera insistente el gobierno ha presentado reformas legislativas al
régimen penitenciario y carcelario que buscan la privatización. Así mismo, en el año
2004, se expidió la ley 906 que reformó el procedimiento penal colombiano y en su
desarrollo se incrementó una tendencia de abuso de la medida de detención
preventiva por parte de los jueces penales, esto aumentó la sobrepoblación carcelaria,
factor que agudizó la situación carcelaria y provocó que la corte constitucional
declarara el estado de cosas inconstitucionales en su Sentencia T-153/98.

Esta situación que agudiza la problemática carcelaria y penitenciaria ha sido también


el caballito de batalla de los gobiernos de turno para justificar la construcción de
nuevas prisiones y abrir campo a la legalización de la transformación del modelo de
prisiones, bajo el sofisma de la mal llamada “nueva cultura penitenciaria”.
CONCLUSION

En pleno siglo XXI, la prisión continúa siendo un castigo para quienes son
considerados por quienes ostentan el poder como las clases peligrosas y/o criminales,
para esconder detrás de las rejas y los muros la realidad de un mundo en crisis, de una
sociedad enferma y en descomposición, de un sistema económico criminal que ha
arrasado con la humanidad durante siglos y que cada vez es más brutal.

La violación de los Derechos Humanos de la población reclusa no puede ocultarse,


priva la necesidad que las instituciones que tienen competencia sobre la garantía y
defensa de los Derechos Humanos, asuman responsablemente su rol para evitar que
se siga comprometiendo la responsabilidad del Estado Venezolano por el
incumplimiento de su deber.

Se impone la necesidad de colocar la problemática en manos de un equipo profesional


que disponga de suficientes herramientas teórico prácticas para que asuma un proceso
de reingeniería del Sistema Penitenciario, para ello el Estado tiene que brindarles el
apoyo indispensable que les permita hacer los cambios que a que debe conducirse.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Medina Raúl, (2018) Una Ventana a la Libertad presentó el informe ¿Sistema


penitenciario o infierno?
http://www.civilisac.org/informes/una-ventana-a-la-libertad-presento-el-informe-
sistema-penitenciario-o-infierno
Andrade Henry, (2010) Situación penitenciaria
venezolanahttps://www.monografias.com/trabajos37/situacion-
penitenciaria/situacion-penitenciaria10.shtml#concl

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