Está en la página 1de 2

La revocatoria del mandato

La Constitución de 1998 vetó el derecho del pueblo a rebelarse frente al poder,


que es reconocido por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y otros
instrumentos internacionales suscritos por el Ecuador. 1 Esto nos obliga a reseñar
desde otro ángulo las experiencias de 1997 y del 2001, coyunturas que decantaron
lecciones políticas valiosas no solo para la sociedad ecuatoriana, sino que
trascendieron en otros países. La caída del presidente Bucaram el 21 de febrero de
1997 fue precedida por una movilización social que reivindicó el derecho soberano
del pueblo a rebelarse contra sus mandatarios cuando éstos traicionan principios
morales, mandatos constitucionales y la confianza ciudadana depositada en las
urnas. La movilización social y el cambio jurídico e institucional que derivó en la
Asamblea Constituyente, fueron parte del mismo proceso que entre otros hechos
visibilizó a nuevos actores sociales como el movimiento indígena, con
representación y voz política propia, que ocuparon espacios en un escenario
otorgado históricamente a los partidos, sus líderes y caciques. El segundo proceso
de revocatoria de mandato (enero del 2001) echó al traste al gobierno de Mahuad,
que precipitó la crisis financiera e inició la dolarización (1999-2000). La lección
repetida dos veces pasó a formar parte de la cultura política contemporánea.
Los dos procesos originaron una percepción en la sociedad que creyó que se
aproximaban nuevos tiempos para la República, con soluciones de fondo
beneficiosas a todos los ecuatorianos. En esos momentos se elevó la autoestima
ciudadana, que puso límites al poder instituido y proyectó su confianza en nuevos
actores sociales y políticos. Esos sentimientos y percepciones pasaron a convertirse
en activos fijos de la sociedad civil, en desafío a una institucionalidad política y
partidaria que por lo general confunde ciudadanía y democracia con realización de
elecciones.

1
El gobierno de Jamil Mahuad fue revocado por el pueblo el 15 de enero del 2001, pero el
Congreso lo destituyó “por abandono del puesto”.
La lección fue tan importante que sirvió de referente a movimientos revocatorios
que se sucedieron más adelante en Perú, Argentina y Bolivia. El Departamento de
Estado norteamericano tiene muy en cuenta estos hechos como lecciones
paradójicas de una democracia formal que mediante procesos electorales puede en
unos casos adormecer los reclamos de los pueblos, y en otros acrecentarlos hasta
un punto de ebullición que deviene revocatoria del mandato, lo cual es otra forma
de ejercitar la ciudadanía.

También podría gustarte