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PAP EN NIÑOS DE 0 A 3 AÑOS

¿Qué hay que hacer con niños entre 0 y 3 años?

 Contener: trata de evitar separarse del niño o la niña. Cógele las manos para que no pegue
y dile que no lo haga. Dale un espacio para el llanto o el grito controlado, es decir, sin que
se desborde.
 Calmar: ayuda al niño a relajarse. Trata de conseguir que se sienta comprendido, amado y
apoyado. Facilita, si es posible, que pueda liberar energía nerviosa. Si el niño tiene más de
dos años, ayúdelo a poner nombre a los sentimientos y conectarlos con lo que ha sucedido.
A veces, es muy útil distraer al niño con elementos de su mundo imaginario. Un gorrito de
protección para entrar en el quirófano puede acercarle a Spiderman; un carrito de material
médico puede ser una nave espacial, etc.
 Informar: intenta explicarle al niño en un lenguaje adaptado a su edad cuál es la situación.
Incluso si el niño no le entiende, le tranquilizarán tus palabras. Usa frases cortas y céntrese,
sobre todo, en tratar de que pueda entender dónde está, que no está sólo y cuál es lo
siguiente que va a ocurrir. No le ocultes información al niño: aunque no pueda entender
todo lo que ocurre, notará que tus palabras y tus emociones no coinciden. Dile a menudo
que le entiendes y que sabes que está triste y tiene miedo, pero que pronto se sentirá
mejor.
 Normalizar: establece una rutina para ir a dormir adaptada a la situación (contar un cuento,
dar beso de buenas noches, etc.). No le obligues a comer si no tiene hambre. Intenta
realizar las comidas en un entorno lo más relajado posible y sin presión. Establece límites
razonables para las rabietas (redireccionando con mucha ternura).
 Consolar: procura realizar actividades positivas con el niño para ayudarle a pensar en otras
cosas. Trata de escuchar al niño cuando le “hable”. Permite que el niño tenga control sobre
cosas pequeñas para aumentar su sensación de seguridad. Ayúdelo a expresar sus
sentimientos jugando o dibujando.

¿Qué reacciones podemos esperar con niños de hasta 3 años?

Las reacciones más frecuentes que podremos observar durante e inmediatamente después
de un incidente crítico son:

 Problemas al dormir o que el pequeño se despierte gritando


 Dificultades para aceptar estar lejos del adulto de referencia (ni para que éste vaya al baño)
 Problemas de alimentación
 Un retroceso en los aprendizajes: el niño deja de hacer cosas que ya sabía hacer.
 Aumento de los miedos: se asusta de cosas que antes no le daban miedo
 Incapacidad para estar quieto y para prestar atención a nada
 Juega de forma violenta
 El niño se vuelve más intransigente
 Rabietas y malhumor
 Grita mucho más de lo usual
 Pega al adulto y/o cuidador
 Dice “¡Vete, te odio!”
 Dice “Todo esto es culpa tuya”
 No quiere jugar, no quiere hacer nada.
 Aparenta no tener ningún sentimiento (felicidad o tristeza)
 Llora mucho
3.2 PAP EN NIÑOS DE 3 A 6 AÑOS
 Contener: intenta asegurar la comodidad y el descanso del niño, poniendo atención especial
en la comida, la hidratación y las oportunidades para jugar y dibujar. Abrázalo
frecuentemente, cógelo de la mano y deja que se quede en el regazo del adulto…
 Calmar: trata de hablarle en voz baja, suavemente. Procura realizar actividades relajantes:
cuéntela un cuento, dale algún masaje y, siempre que se pueda, ofrécele un poco de música
o una canción que le guste. A veces, es muy útil distraer al niño con elementos de su mundo
imaginario. Un gorrito de protección para entrar en el quirófano puede acercarle a
Spiderman; un carrito de material médico puede ser una nave espacial, etc.
 Informar: habla con él con un lenguaje adecuado a su edad. Explícale el suceso de una
forma simple y honesta, sin minimizarlo, pero tampoco exagerando sus consecuencias. Pon
especial esmero en que el niño pueda entender cuáles van a ser los siguientes pasos. Trata
de responder todas sus preguntas: es importante mantener al niño informado sobre
cualquier problema que le afecta directamente. No te canses de ofrecerle explicaciones
sencillas cuando sea necesario (incluso a diario). También es importante averiguar qué
otras palabras o explicaciones ha oído el niño y corregir o complementar lo necesario. Trata
de explicarle la diferencia entre los sueños/los miedos y la vida real. Si el incidente crítico
tiene que ver con la muerte de alguien cercano, aborda el tema de forma directa, sin dar
rodeos, explicando su carácter permanente y la tristeza que causa a los familiares.
 Normalizar: ayuda al niño a explicar cómo se siente, poniendo nombre a sus emociones
(muchas veces los sentimientos son compartidos con los adultos). Dile que está muy bien
expresar los sentimientos. Durante un tiempo (de 3 a 4 semanas) tolera sus
comportamientos regresivos o agresivos. Intenta no criticar ni enfadarse ante la pérdida de
habilidades adquiridas.
 Consolar: anima al niño a que dibuje o juegue acerca del suceso (le ayudará y entenderá
cómo el pequeño ha entendido lo sucedido). Procura mantener al máximo las rutinas
familiares. En la medida de lo posible, permítele hacer tareas productivas y apropiadas a
su edad. Usa palabras que denoten sentimientos comunes, para que el niño no se sienta
extraño. No le obligues a hablar si no quiere, pero hazle saber que puede hacerlo en
cualquier momento. Permite que el niño participe en rituales de duelo culturales y religiosos.
¿Qué reacciones podemos esperar con niños de 3 a 6 años?

Las reacciones más frecuentes que podremos observar durante e inmediatamente después
de un incidente crítico son:

 Mostrarse más callado o agitado de lo normal


 No hablar en absoluto: se mantiene en silencio ya que tiene dificultad para expresar lo que
está molestándole
 Sentir un miedo generalizado: de estar solos, de estar en el baño, de irse a dormir, etc.
 Sentir incertidumbre respecto a su seguridad: los niños suelen pensar que el peligro está
cerca de su casa, aunque el evento haya ocurrido bastante lejos
 Perder autonomía
 Volver a estados de desarrollo previos: chuparse el dedo, orinarse en la cama, hablar como
un niño pequeño, necesidad de que lo cojan en brazos, etc.
 Presentar alteraciones del sueño: miedo a estar solo de noche, pesadillas, levantarse
asustado, etc.
 No entender el concepto de la muerte: lo niños en edad preescolar no entienden que la
muerte no es reversible
3.2 PAP EN NIÑOS DE 6 A 10 AÑOS

Qué hay que hacer con niños entre 6 y 10 años?


A partir de la edad escolar, el niño tiene una mayor madurez cognitiva. Por este motivo es
especialmente sensible a entender, pero sobre todo a malinterpretar, cualquier retazo de
conversación o información. Además, sabrá captar como pocos si los adultos le dicen una
cosa, pero en realidad sienten otra: detectará enseguida el miedo o la angustia de los
padres y verá que no es coherente con los mensajes verbales tranquilizadores que se le
ofrecen.
 Contener: en la medida de lo posible, intenta conseguir que las emociones del niño no se
desborden. Consigue un equilibrio entre la expresión de sus emociones, entre el llanto y el
miedo, y el control racional de estos miedos. Atiende y registra los miedos del niño, pero
responde siempre que pueda a sus pensamientos e intenta, si puedes, no dejarte contagiar
por la elevada emocionalidad del niño. El contacto corporal con el niño te ayudarán en estas
tareas.
 Calmar: trata de hablarle en voz baja, suavemente. Procura ofrecerle motivos y razones
para que se tranquilice. Trata de buscar alguna situación previa, en la que el niño también
tuvo miedo, y hazle ver que pudo controlar su miedo. No le responsabilices de sus miedos,
diciéndole que si se calma todo irá mejor. Posiblemente eso no sea cierto.
 Informar: háblale con un lenguaje adecuado a su edad. Explícale el suceso de una forma
simple y honesta, sin minimizarlo, pero tampoco exagerando sus consecuencias. Pon
especial esmero en que el niño pueda entender cuáles van a ser los siguientes pasos. Trata
de responder todas sus preguntas: es importante mantener al niño informado sobre
cualquier problema que le afecta directamente. No te canses de ofrecerle explicaciones
sencillas cuando sea necesario (incluso a diario). Es posible que el niño, entendiendo que
no se le ofrecen buenas noticias ni soluciones rápidas, no quiera hablar ni escucharte.
Insiste con suavidad, logrando un buen equilibrio entre distracción y afrontamiento. Es muy
importante averiguar qué otras palabras o explicaciones ha oído el niño y corregir o
complementar lo necesario. A veces, familiares cercanos o amigos hacen comentarios
inquietantes para el niño. Si el incidente crítico tiene que ver con la muerte de alguien
cercano, aborda el tema de forma directa, sin dar rodeos, explicando su carácter
permanente y la tristeza que causa a los familiares, …
 Normalizar: ayuda al niño a explicar cómo se siente, poniendo nombre a sus emociones
(muchas veces los sentimientos son compartidos con los adultos). Díle que está muy bien
expresar los sentimientos, pero no le fuerces a hacerlo. Posiblemente, el niño reaccione
con irritabilidad y/o agresividad. No hagas ver que no lo notas: díle con suavidad que
comprendes que está asustado o enfadado, pero que poco a poco tiene que intentar no
estar enfadado.
 Consolar: anima al niño a que dibuje o juegue acerca del suceso (le ayudará y así
entenderás cómo el pequeño ha entendido lo sucedido). Procura mantener al máximo las
rutinas familiares. Busca un buen equilibrio entre momentos de distracción y otros en los
que afrontar lo que ocurre. En la medida de lo posible, permítale hacer tareas productivas
y apropiadas a su edad. Fomenta que, en la medida de lo posible, mantenga el contacto
con sus amigos y sus compañeros de colegio (las actuales tecnologías y redes sociales lo
facilitan mucho). Permite que el niño participe en rituales de duelo culturales y religiosos…
¿Qué reacciones podemos esperar con niños de 6 a 10 años?
Las reacciones más frecuentes que podremos observar durante e inmediatamente después
de un incidente crítico son:
 Mostrarse más callado o agitado de lo normal
 No hablar en absoluto: se mantiene en silencio ya que tiene dificultad para expresar lo que
está molestándole
 O la tendencia opuesta: demandar de forma constante información sobre lo ocurrido, en
concreto sobre detalles sin importancia del incidente crítico
 Sentir un miedo generalizado: de estar solos y de separarse de sus cuidadores principales
 Sentir incertidumbre respecto a su seguridad. Suelen aparecer muchas preguntas acerca de
diversos supuestos: ¿morirán sus padres?; ¿quién le cuidaría entonces?; ¿volverá a la
escuela?, etc.
 Perder autonomía, volviendo a estados de desarrollo previos: chuparse el dedo, orinarse
en la cama, hablar como un niño pequeño, necesidad de que lo cojan en brazos, etc.
 Presentar alteraciones del sueño: miedo a estar solo de noche, pesadillas, levantarse
asustado, etc.
 Tener pensamientos, preguntas y a veces sueños reiterados acerca de la muerte. Si el
incidente crítico ha comportado la muerte de un familiar, para el niño éste será posiblemente
su primer contacto con la muerte y tendrá muchas preguntas que formular

3.3 PAP EN NIÑOS DE 9 A 12 AÑOS


Factores de protección en adolescentes

La presencia o ausencia de una muerte en la familia directa, especialmente si afecta a los


progenitores • El tipo de muerte que se produce • La posibilidad de prepararse o no para la muerte
del familiar

El nivel de activación presente en la situación • La capacidad de contención y de consuelo de los


progenitores o cuidadores principales • Permanecer o no junto a los progenitores o familiares muy
directos • La cantidad y calidad de información recibida • El hecho de haber implicado a los menores
en el desarrollo y la atención a la crisis

IMPLICACIÓN DE LOS ADOLESCENTES EN EVENTOS CRÍTICOS

Sin embargo, los incidentes críticos hacen imprescindible la cooperación entre los adultos y los
adolescentes, por difícil que ésta sea. Pero, además, los adolescentes necesitan poder apoyarse en
los adultos cuando se enfrentan con una crisis a pesar de que no les guste percibir esa necesidad.
Para los adultos, la dificultad radica en saber encontrar la proporción adecuada entre: • Ofrecer
protección e información. • Dar autonomía y normalizar. • Tolerar la ambivalencia (la propia y la de
los adolescentes.

https://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/primeros-auxilios-tambien-pueden-ser-psicologicos

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