Está en la página 1de 5

LAS RABIETAS

LAS RABIETAS
Las rabietas son una expresión inmadura de las emociones. Cuando el niño o la niña no
consigue expresar su frustración de un modo adecuado recurre a las rabietas. Esa
rabia puede surgir por muchos motivos: porque no ha logrado encajar una pieza en
su construcción, porque no es capaz de expresar con claridad lo que desea,
porque no quiere abandonar el parque para ir a casa o por cualquier dificultad
que se le presente.
Sentir rabia por algo que no sale como deseábamos es una reacción natural y
sana. Niños y adultos sentimos rabia en muchas ocasiones. Cuando esa rabia no la
controlamos y explota sin más, es cuando aparece la rabieta. Los adultos también
tenemos rabietas; todo hemos visto alguna vez a un conductor gritando a otro
mientras se cuela sin esperar su turno o a alguien pegando golpes a una máquina
porque no le devuelve el cambio. Lo que ocurre es que el adulto tiene más capacidad
para canalizar esas emociones, más elementos para comprender lo que ocurre, y no
necesita recurrir a las rabietas con tanta frecuencia como los niños pequeños.
Las rabietas aumentan si el niño está cansado, no ha dormido lo suficiente, si
tiene hambre o si está enfermo. Suelen aparecer con un año de edad y se reducen
bastante a partir de los tres, cuando se desarrolla el lenguaje. Es
frecuente que aquellos niños que tardan más en hablar o en
adquirir un desarrollo adecuado del lenguaje recurran a las
rabietas con más frecuencia y las prolonguen algunos años
más. Cuando finalmente el lenguaje aparece como una
herramienta útil para expresar sus emociones, suele
renunciar a estos ataques de rabia que son menos eficaces y
les producen un gran desgaste emocional.

Todos los niños y niñas han tenido rabietas en algún momento o


época de la vida. No se trata de una reacción patológica que
requiera un tratamiento específico, más una conducta
característica de un momento evolutivo. Por lo tanto, no bebemos
“prohibir” esas expresiones, hay que permitirles que reaccionen
así porque en ese momento no tienen otro modo de reaccionar y
es positivo que puedan expresar su rabia. Ahora bien, aunque lo
comprendamos, habrá que enseñarles a encauzar la situación. No
cabe duda de que son escenas desagradables, tanto para los
padres, con quienes generalmente se desarrollan, como para el
niño protagonista y que provocan un gran tensión que afecta a
todos.
Podemos encontrar distintas conductas en un ataque de rabia de
este tipo. Pueden gritar, llorar, patalear, pegar al adulto o
lastimarse ellos mismos tirándose del pelo, arañándose o incluso
dándose golpes en la cabeza. Como siempre, la reacción del adulto
ante estas rabietas será determinante para que vayan
desapareciendo poco a poco y evitar que se adquieran como una herramienta más en el
repertorio de conductas que tendrá en el futuro.
(BUSCAR PAUTAS Y CONSEJOS PARA RABIETAS)

 Lo que debemos evitar ante una rabieta


 Gritar, despreciar o agredir al niño: esta reacción le indica que nosotros
también hemos perdido el control y no lo ayuda a tranquilizarse.
 Obligarle a callar e impedir que exprese lo que siente, porque si el niño se
siente mal, es positivo que lo exprese, así nos permitirá descubrir qué le está
sucediendo. Si le hacemos callar, no se va a resolver el motivo de su rabia.
 Consentirle aquello que reclama y que, al negárselo, ha originado la rabieta.
Si cedemos al chantaje, el niño entenderá que es una buena forma de
conseguir aquello que desea y nos manipulará en el futuro.
 Lo que podemos hacer
o Mostrarnos lo más calmados posible. De ese modo podemos ayudarlo a que se
calme también.
o Si está haciendo daño a alguien o a sí mismo, podemos cogerlo con firmeza,
pero a la vez con cariño, y llevarlo a otro lugar donde pueda serenarse. Es difícil
hablar y razonar en ese momento, es preferible decirle algo como: “ Veo que
ahora estás muy enfadado y no podemos hablar, cuando estés más tranquilo
volveremos a estar juntos”.
o Una vez pasado el berrrinche, podemos volver a encontrarnos con el niño,
charlar con él o simplemente darle un abrazo, o decirle cosas como:
“Sé que a veces te pones muy nervioso y te cuesta mucho controlarte,
pero, de ese modo, haces daño a mamá o a tu hermano y eso no se
puede consentir”, “Tenemos que encontrar una forma de que te
tranquilices y puedas resolver el problema”, “Ahora intenta contarme
qué es lo que te ha enfadado tanto”, etc.
o Valorarlo muy positivamente en los casos en que haya conseguido controlarse
ante alguna situación frustrante y no haya reaccionado con una rabieta. En este
casado se puede resaltar su autocontrol, la capacidad que ha tenido para
encontrar una solución sin enfadarse y la satisfacción de todos por haber
evitado un episodio tan desagradable.
o A veces, ayuda a prevenir conflictos el hecho de informar al niño sobre lo
que va a suceder, evitando que se encuentre con una sorpresa: “Hoy nos vamos a
ir más pronto del parque porque tenemos que ir al médico. Sé que no te gusta
dejar de jugar tan pronto, pero es necesario”. O avisar con un poco de tiempo:
“Tenemos que irnos. Te quedan cinco minutos”.
o En ocasiones, las rabietas surgen en casa por algo que ha sucedido antes,
quizá en el colegio, con un amigo… y los niños aprovechan cualquier excusa para
sacar la rabia que guardaban, pero que no se atrevieron a expresar. Si no
encontramos una razón para que nuestro hijo se enfade tanto, podemos
preguntarle qué ha pasado durante el día o si ha habido algo que le haya
molestado.
En definitiva, aunque resulten bastante molestas, las rabietas son el modo que escogen
nuestros hijos para hacernos saber que algo no marcha bien. Podemos aprovecharlas para
mostrarles nuestra comprensión y nuestro apoyo y para enseñarles a encauzar las emociones
de un modo mas positivo.
Pero si las rabietas se agravan y persisten a lo largo del tiempo sin causa aparente que las
justifique, es obvio que se esconde un problema más profundo, por lo que hemos de consultar
con un especialista cuanto antes.

BIBLIOGRAFÍA
 Las primeras emociones. Stanley Greenspan. Editorial Paidós.
 Cómo educar las actitudes. J. A. Alcántara. Editorial CEAC.
 Los problemas infantiles. VV.AA. Editorial Aguilar.
 Padres e hijos. Cómo resolver los problemas cotidianos de conducta. Hermann A. Peine,
Roy Howarth. Editorial Siglo XXI.

Cuento infantil para trabajar la rabia y la ira en los niños y niñas


LAS RABIETAS DE FERNANDO:
https://www.educapeques.com/cuentos-infantiles-cortos/cuentos-con-valores/cuento-
infantil-para-trabajar-la-rabia.html

https://cuentosparacrecer.org/blog/gestionar-las-rabietas-cuentos-y-consejos/

Rabietas y pataletas. 10 consejos para afrontarlas: https://www.educapeques.com/escuela-


de-padres/rabietas-y-pataletas.html

Técnicas de control del enfado:


http://aescoladossentimentos.blogspot.com/2015/12/tecnicas-de-control-del-enfado.html

También podría gustarte