Está en la página 1de 17

ArquitecturaViva Luis Fernández-Galiano · Sébastien Marot · Eduardo Prieto · William W.

Braham
178. 10/2015 Basquiat’s Pop Primitivism · Banksy’s Dismaland · DOSSIER: CONTAINERS

Energy Matters
Building, Thermodynamics, Climate
Arquitectura
Viva.com
178. 10/2015 Energía

Director Editor En breve. Los refugiados ponen en jaque la cohesión de la Unión Europea; el 5 Actualidad
Luis Fernández-Galiano CSCAE concede su Medalla a la Fundación Arquia, la Fundación Arquitectura Esperando a los bárbaros
Director adjunto Deputy Editor
Medallas CSCAE
y Sociedad y a las ETSA de Barcelona y Madrid; Dominique Perrault recibe Perrault, Praemium Imperiale
José Yuste el Praemium Imperiale; el Museo ICO de Madrid inaugura una muestra sobre Lo esencial de Chipperfield
Redacción Layout/Editorial
David Chipperfield; el CaixaForum presenta una retrospectiva de Alvar Aalto; El Mago del Norte
Cuca Flores
y Diller Scofidio + Renfro terminan su museo en Los Ángeles. Diller Scofidio: Broad Museum
Eduardo Prieto
Laura F. Suárez
Miguel Fernández-Galiano Del fuego a la sostenibilidad. Al calor de las exigencias medioambien- Luis Fernández-Galiano
Maite Báguena tales y de los debates sobre la sostenibilidad, la energía se ha convertido en uno 13 Memorias termodinámicas
Raquel Vázquez Lecciones del pasado
Pablo Canga
de los grandes temas de la arquitectura. Pero, lejos de ser un asunto novedoso,
Miguel de la Ossa la reflexión sobre el fuego, el sol y el medioambiente ha estado desde siempre Sébastien Marot
Alicia Gutiérrez en la disciplina. Aquí se presentan cinco ensayos que dan cuenta del poliédrico 16 Fuegos domesticados
Mar Pérez-Ayala tema de la energía desde perspectivas complementarias: Luis Fernández-Galiano Cuatro teorías energéticas
Alba Carballal presenta el debate contemporáneo sobre la sostenibilidad como una reedición Eduardo Prieto
Coordinación Coordination 30 ¿Una estética de la energía?
de las viejas polémicas de la década de 1970, y avisa del riesgo de repetir los
Laura Mulas A vueltas con la sostenibilidad
Gina Cariño mismos errores que se cometieron entonces; Sébastien Marot glosa a los téoricos
Producción Production del siglo XX que hicieron de la energía el argumento principal de sus reflexiones; William W. Braham
Laura González Eduardo Prieto presenta las corrientes que hoy exploran la ‘estética de la energía’, 44 De la exergía a la entropía
Jesús Pascual y advierte de los peligros de recaer en un nuevo funcionalismo, el medioambien- Construcción, flujos, moneda
Administración Administration tal; William W. Braham explica los factores que deben tenerse en cuenta en el
Francisco Soler Luis Fernández-Galiano
Suscripciones Subscriptions cálculo real del coste energético de los edificios; y Fernández-Galiano comenta 52 Climas arquitectónicos
Lola González la bibliografía fundamental acerca de la relación entre la arquitectura y el clima. Una bibliografía ambiental
Distribución Distribution
Mar Rodríguez
Publicidad Advertising Arte / Cultura
Cecilia Rodríguez
Teresa Maza
Contraculturales. Mientras el Museo Guggenheim de Bilbao inauguraba 57 Julia Ramírez
Editor Publisher una gran retrospectiva temática sobre Jean-Michel Basquiat —cuya obra con- Primitivismo pop
Arquitectura Viva SL juga negritud, primitivismo, pop y contracultura—, Banksy abría las puertas Basquiat, una retrospectiva
Aniceto Marinas, 32 de su no menos contracultural proyecto, Dismaland, un parque de atracciones 62 Emmanuelle Jardonnet
E-28008 Madrid distópico y efímero situado en un pueblo del sur de Inglaterra. Paraíso perdido
Tel: (+34) 915 487 317 La distopía de Dismaland
Fax: (+34) 915 488 191 Fotografía y arquitectura. La reseña de Luis Fernández-Galiano sobre la 69 Libros
AV@ArquitecturaViva.com importancia de los contenedores de transporte en el mundo globalizado se acom- El mundo en una caja
Precio Price 15 euros paña con otras tres que dan cuenta de la relación entre fotografía y arquitectura Paisajes mentales
© Arquitectura Viva a través de sendos eventos: la muestra de William J. R. Curtis en Granada; y las Miradas objetivas
expos ‘Construyendo mundos’ y ‘Mirar la arquitectura’ en Madrid. Técnica y aura
Esta revista recibió una ayuda a la
edición del Ministerio de Educación,
Recibidos
Cultura y Deporte en 2015
Técnica / Construcción
Dossier Contenedores. Con su grandes prestaciones mecánicas, su mo- 76 Juan Manuel Rojas
Depósito legal: M. 17.043/1988
dulación implacable, su coste reducido y su extensa vida útil, los contenedores La magia de lo reciclable
ISSN: 0214-1256
Distribución en quioscos: Logintegral de transporte internacional pueden llegar a ser los componentes principales Tres casos
Impresión: Artes Gráficas Palermo, S.L.
de un edificio. Juan Manuel Rojas lo explica en un artículo que se acompaña Arcgency
Cubierta: Imagen procedente del Vitruvio de Sede de Unionkul, Copenhague
G. A. Rusconi, publicado en Venecia en 1590. con tres ejemplos: la Sede de Unionkul por Arcgency, en Copenhague, con Playze Architects
Traducciones: E. Prieto (Marot, Braham,
Fernández-Galiano), A. Carballal (Jardonnet); su pabellón formado por un acopio de containers; el centro de visitantes del Centro de visitantes, Shanghái
L. Mulas, G. Cariño (inglés). Tony’s Organic Farm en Shanghái, construido con contenedores despojados Graft Brandlab
Nota Note: El texto de Marot es un extracto del
publicado originalmente en Fireplace (Marsilio, parcialmente de paredes, de Playze Architects; y la Platoon Kunsthalle en Platoon Kunsthalle, Berlín
2014); el de Braham procede de Architecture Berlín, por Graft Brandlab, una rigurosa matriz de elementos apilados. Productos
and Systems Ecology (Routledge, 2015); el de
Jardonnet, ‘Dismaland, le paradis perdu
de Banksy’, apareció por primera vez en
Para terminar, la arquitecta y project manager Aurora Galán presenta 96 Aurora Galán
Le Monde (24/08/2015). algunas de las claves de la gestión profesional de proyectos. La gestión toma el mando
178. 10/2015 Energy Matters

5 News In Short. The current tide of war refugees is a colossal challenge to the cohe-
Waiting for the Barbarians sion of the EU; the CSCAE Medal goes to the Fundación Arquia, the Fundación
CSCAE Medals
Perrault, Praemium Imperiale Arquitectura y Sociedad, and to the ETSAs of Barcelona and Madrid; Dominique
Chipperfield’s ‘Essentials’ Perrault receives the Praemium Imperiale; the ICO Museum in Madrid opens an
Magician of the North exhibition on David Chipperfield; the CaixaForum presents a retrospective on
Diller Scofidio: Broad Museum Alvar Aalto; and Diller Scofidio + Renfro complete their museum in Los Angeles.

Luis Fernández-Galiano From Fire to Sustainability. In the heat of environmental demands and
13 Thermodynamic Memories of ongoing debates on sustainability, energy has become a leading theme in
Lessons from the Past
architecture. But far from being a new issue, the reflection on fire, sun, and
Sébastien Marot environment has always been an inherent part of the discipline. Here five
16 Domesticated Fires essays take stock of the multifaceted theme of energy from complementary
Four Energy Theories angles: Luis Fernández-Galiano describes the contemporary sustainabil-
Eduardo Prieto ity debate as a rehashing of controversies of the 1970s, and warns on the
30 An Aesthetic of Energy? danger of repeating the mistakes made then; Sébastien Marot comments on
Mulling over Sustainability the 20th-century theorists who made energy the main point of their reflec-
William W. Braham tions; Eduardo Prieto discusses the currents now being explored by ‘energy
44 From Exergy to Entropy aesthetics’ and draws attention to the risks of succumbing to a new kind of
Building, Flows, Currency functionalism, an environmental one; William W. Braham explains the fac-
Luis Fernández-Galiano tors that must be taken into account in any real calculation of the energy cost
52 Architectural Climates of buildings; and Fernández-Galiano presents the fundamental bibliography
An Environmental Bibliography on the relationship between architecture and climate.

Art / Culture
57 Julia Ramírez Counterculturals. While the Guggenheim Museum of Bilbao inaugurated
Pop Primitivism a major retrospective on Jean-Michel Basquiat, whose work speaks of black-
Basquiat, A Retrospective ness, primitivism, pop, and counterculture, Banksy opened the gates of his no
62 Emmanuelle Jardonnet less countercultural project, Dismaland, a dystopic ephemeral amusement park
Paradise Lost set in a southern English town.
The Dystopia of Dismaland
69 Books Photography and Architecture. A book review by Luis Fernández-
Global Boxes Galiano addresses the importance of shipping containers in the globalized
Mental Landscapes world, and three other texts look at the relationship between photography and
Objective Views architecture through two events: William J. R. Curtis’s exhibition in Granada,
Technique and Aura and ‘Building Worlds’ and ‘Looking at Architecture’ in Madrid.
Publications Received

Technique / Construction
76 Juan Manuel Rojas Dossier: Containers. With its mechanical features, its implacable modu-
The Magic of the Recyclable lar make-up, its low cost, and also its long useful life, international transport
Three Cases containers can well be made to serve as main components of buildings. Juan
Arcgency Manuel Rojas explains how in an article which is followed by three examples:
Unionkul Offices, Copenhagen first the Unionkul headquarters by Arcgency in Copenhagen, a pavilion formed
Playze Architects
Reception Center, Shanghai by a sequence of shipping containers; then the welcome center of Tony’s
Graft Brandlab Organic Farm in Shanghai, carried out with recycled containers by Playze
Platoon Kunsthalle, Berlin Architects; and finally the Platoon Kunsthalle in Berlin by Graft Brandlab, a
Products rigorous matrix of stacked elements.
96 Aurora Galán To close, the architect and project manager Aurora Galán presents some of
Management Takes Command the keys to the professional management of projects.
¿Una estética de la energía?
Sustainability Takes Command

Eduardo Prieto
La energía se ha convertido en uno de los ¿Puede hablarse de una ‘estética de la ener-
grandes temas de la arquitectura. Los flujos gía’? La pregunta resulta en sí misma proble-
termodinámicos que atraviesan los edificios, mática, y sólo tiene sentido se si plantea con
el modo en que estos se relacionan con su en- perspectiva. A principios de la década de 1970
torno y producen el calor y la electricidad que el debate sobre la relación entre la arquitectura
consumen, los megajulios por metro cúbico y la energía sufrió un cambio radical. Tras la
embebidos en los materiales o las toneladas de crisis del petróleo, las sociedades occidentales
Olafur Eliasson, The Weather Project (2003)

petróleo equivalentes gastadas en los procesos descubrieron con perplejidad que el confort
de construcción, son todas cuestiones tenidas tenía un precio, que las materias primas cuya
cada vez más en cuenta en las memorias de combustión soportaba el desarrollo eran limita-
concursos y proyectos. Sin embargo, la incor- das y que, ya fuese por razones medioambien-
poración de lo energético a la arquitectura no tales o económicas, el modelo consuetudinario
suele ir más allá del simple trato con la técnica. de producción y gestión energética tenía que
En realidad, más que abrir un debate estéti- revisarse. Había que ‘cambiar el paradigma’.
co, el diálogo con la energía muchas veces lo Pero el programa de cambio afectó a las
ha cerrado, pues es frecuente que los asuntos cuestiones estéticas sólo de pasada, y se tradu-
Aunque la energía es relacionados con lo que en sentido amplio lla- jo en debates presuntamente técnicos pero que
hoy una de las palabras mamos ‘termodinámica’ se pongan en manos en verdad resultaban ideológicos. De ahí que
fetiches de la arquitectura, de ‘especialistas’ poco dados a lucubraciones lo primero que se revisase fuese el viejo debate
está todavía lejos de formales (profesionales del ‘bioclimatismo’, sobre el clima que había sido uno de los leitmo-
haberse incorporado con ingenieros y socioecólogos). tivs del Movimiento Moderno: la cuestión de si
naturalidad al debate El resultado ha sido una especie de escolás- los edificios podían liberarse de la tiranía del
estético de la disciplina. tica tecnocrática que parece despreciar cuanto calor o del frío gracias a los poderes de la téc-
no se mida en los términos de lo que se denomi- nica para asumir así un lenguaje ‘internacional’
Though energy is indeed na ‘sostenible’. Y también un tipo de funcio- (postura universalista), o si, por el contrario,
one of the fetish words nalismo, el ecológico, cuyo destino es repetir debían adaptarse a su contexto con lenguajes
of architecture nowadays, los errores de los viejos funcionalismos, en su específicos (postura regionalista).
it is still far from having confianza de encontrar la piedra filosofal que En la crisis de 1973 la disyuntiva volvió a
become a natural participant transmute la energía en forma construida, sin plantearse: unos optaron por el universalismo
in the aesthetic debate que en tal proceso parezca haber espacio para poniéndose en manos de la tecnología (casas
of the discipline. las mediaciones de tipo cultural. solares conectadas a rudimentarios paneles
Algunas de las mediaciones culturales que termosolares; burbujas jipis inspiradas en los
implican la producción y la gestión de la ener- domos de Buckminster Fuller), mientras que
gía son de sobra conocidas: el modo en que otros prefirieron el regionalismo, espoleados
se ocupa el territorio (ciudades densas o des- acaso por las sesudas reflexiones de Rossi y
perdigadas); la ideología con la que se admi- Norberg-Schulz sobre el genius loci, y por las
nistran los recursos (esquemas centralizados estupendas imágenes de arquitecturas vernácu-
o multipolares); o la relación que se establece las popularizadas por Rudofsky.
con el clima (conservativa o regenerativa). Pero Pero en aquellos años convulsos se incubó
también son culturales las elecciones estéticas a también una actitud que acabaría desbordando
las que se debe el aspecto de los edificios, y es la polémica entre universalistas y regionalistas
en este sentido donde la termodinámica no ha climáticos. Su ambición fue grande: definir los
encontrado aún su lugar. El reto está en saber parámetros de diseño, incluidos los energéti-
si lo energético se va a seguir tratando de una cos, para que las formas resultantes pudieran
manera simplemente tecnocrática o, si por el llegar a ser ‘objetivas’. El resultado fue una
contrario, va a llegar a ser un factor determinan- miríada de esquemas de flujos, de tablas input-
te en la configuración de los edificios. output de contabilidad energética y de cartas

30 2015 ArquitecturaViva 178


La energía suele tratarse Even if approached as
como un material an ideologically and
ideológica y estéticamente aesthetically neutral
neutro, pero tiene un material, energy has a
impacto directo tanto en la direct impact as much
configuración ambiental on the environmental
de los espacios habitados configuration of the
como en las formas inhabited spaces as on
finalmente construidas. the final built form.
Google, Project Sunroof

energy is now a major theme of architecture. relationship between architecture and energy The discrepancy rose anew with the 1973
Thermodynamic flows within buildings, the way underwent radical change. After the oil crisis, crisis: some opted for universalism by putting
these interact with the environment to produce western societies were perplexed to learn that themselves in the hands of technology (solar
the heat and electricity they consume, the mega- comfort came with a price, that the raw materi- houses connected to rudimentary thermosolar
joules per cubic meter embedded in materials, als whose combustion supported development panels; hippie bubbles inspired in Buckminster
the equivalent tons of petroleum consumed in were limited, and also that – whether for envi- Fuller’s domes), while others went for region-
construction processes, etc., are questions in- ronmental or for economic reasons – the usual alism, spurred on perhaps by the poetic reflec-
creasingly taken into account in competition model of energy production and management tions of Rossi and Norberg-Schulz on genius
and project briefs. But the incorporation of the needed revision. It was necessary to ‘change loci, and by the splendid images of vernacular
energy theme in architecture tends not to go the paradigm.’ architecture popularized by Rudofsky.
past the merely technical. Actually, more than But the program of change affected aesthet- But those rocky years also incubated an
starting up an aesthetic debate, the dialogue ic questions only in passing, and took the form attitude that would eventually tip over the
with energy is often closed, it being frequent of debates that were supposed to be technical polemic between climate universalists and
that matters connected to what we broadly call but were really ideological. So it was that the regionalists. Its ambition was big: to define
‘thermodynamic’ is put in the hands of ‘spe- first thing to undergo revision was the same the parameters of design, energy ones includ-
cialists’ not inclined to engaging in formal old debate on climate that had been one of the ed, so that the resulting forms could manage
speculations (professionals of ‘bioclimatism,’ leitmotivs of the Modern Movement: the ques- to be ‘objective.’ The result was a legion of
engineers, and socioecologists). tion of whether buildings could be freed of the schemes of flows, of energy accounting input-
The result has been a kind of technocratic tyranny of heat or cold through the powers of output tables, and of solar charts that were
scholasticism that is seemingly disdained when technique to take on the so-called ‘internation- much reminiscent of the diagrams used by the
not measured in terms of what is considered al’ language (universalist posture), or if, on the most radical functionalists of the 1920s, but
‘sustainable.’ And also a kind of functional- contrary, they should adapt to their contexts passed for something novel in the heat of the
ism, an ecological one, that is bound to repeat with specific languages (regionalist posture). cybernetics then in vogue. It was an ephemeral
the mistakes of the functionalisms of old, being
so sure, as it is, of finding the philosopher’s
stone that will transmute energy into a built
form without there seeming to be any space, in
the process, for mediations of a cultural kind.
Some of the cultural mediations involved in
the production and management of energy are
only too well known: the way territory is oc-
cupied (dense or dispersed cities); the ideology
by which resources are administered (central-
ized or multipolar schemes); or the relationship
established with climate (conservative or re-
generative). But also cultural are the aesthetic
choices that make buildings look as they do,
and it is here that thermodynamics has yet to
find its place. The challenge is in knowing if
the energy theme will continue to be treated as
something merely technocratic, or on the con-
trary, if it will come to be a determinant factor
in the configuration of buildings.
Is it possible to speak of an ‘aesthetic of en-
© Tesla Society

ergy’? The question, in itself, is problematic,


and only makes sense if regarded with per-
spective. In the early 1970s the debate on the
Alley, experimentos en el laboratorio de Tesla Experiments in Tesla’s laboratory (1900)

ArquitecturaViva 178 2015 31


El uso exclusivamente The exclusively
tecnocrático de las technocratic use of
poderosas herramientas powerful digital tools
digitales por parte de la by part of the so-called
llamada la arquitectura ‘green’ architecture
‘verde’ ha dado pie a un has given rise to a
nuevo pero dudoso tipo de new but doubtful type
funcionalismo: of functionalism: the
el medioambiental. environmental one.
Thomas Herzog, simulation for the German Pavilion at Hannover (1996)

solares que recordaban mucho a los diagramas chos consideran que el Sistema ya no admite de mercado tan virgen como pingüe, el de la
de los funcionalistas más radicales de los años más correcciones, y que lo que adviene es un ‘arquitectura sostenible’.
1920, pero que se hicieron pasar por nuevos cambio de paradigma económico y social que Las razones de que la loable ética medioam-
al calor de la cibernética entonces de moda. tendrá sus repercusiones inmediatas en el modo biental no haya sabido traducirse en una estéti-
Fue un parametricismo efímero cuyo destino en que se proyectan y construyen los edificios. ca de la energía tienen que ver con un fenóme-
fue apagarse en cuanto el precio del petróleo no cada vez más extendido: el funcionalismo
volvió a bajar. Así, a mediados de los años Funcionalismo ecológico y ‘biokitsch’ medioambiental. Como cualquier otro fun-
1980 la pregunta por la estética de la energía Excesivo como es, el milenarismo medioam- cionalismo, el ecológico parte de la premisa
ya no tenía sentido: las tablas de contabilidad biental ha ido calando en el imaginario común. de que entre las necesidades iniciales y las
volvieron a ser una cosa de manuales; las casas La razón está en su programa, que resulta muy formas finales de los edificios puede estable-
solares quedaron arrumbadas por el aire acon- difícil no convalidar, y que propone comba- cerse una relación determinista. Está basado,
dicionado; y el regionalismo climático pasó a tir tanto el despilfarro energético como otro por tanto, en lo que a falta de mejor término
ser un argumento más en el contexto de una tipo de despilfarro, muchas veces asociado podemos llamar el ‘mito de la transparencia’,
ideología mucho más amplia y con un destino al anterior: el de los edificios ‘icónicos’. La que es la creencia en que el proceso de diseño
problemático, la de la posmodernidad. sostenibilidad se ha teñido así de ideología, puede liberarse de sus arbitrarias mediaciones
Pero la historia tiende a repetirse, y cuarenta aunque haya sido de una ideología bipolar que culturales para resultar diáfano y mostrar sus
años después hemos vivido una crisis energéti- resulta a un tiempo dura y blanda, y que si entresijos con descaro, como si lo hiciese a
ca, económica y medioambiental que ha dejado por un lado funciona como un veneno para el través de las paredes de una pecera. Por su-
pequeña aquella de los años 1970 que amena- Sistema, por el otro no es más que una sopa de puesto, tras esta pretensión está la tara que
zaba con disolver el capitalismo. Como era de lugares comunes que toman a cucharadas los desde el comienzo de la modernidad tienen
esperar, la nueva crisis ha traído consigo las promotores de lo políticamente correcto. Por que encarar los arquitectos: el hecho de que los
viejas polémicas sobre la energía y la arquitec- desgracia, la sostenibilidad que incumbe a la principios de su disciplina ya no tienen bases
tura y, al igual que hace décadas, el debate se arquitectura suele ser de la última clase, y el firmes. De ahí que estas se busquen ‘fuera’, en
recorta ahora sobre un fondo de shock ideoló- compromiso con el medioambiente se mate- los argumentos ‘objetivos’ de la técnica: ayer
gico que en su expresión más radical toma la rializa las más de las veces en edificios bien- el maquinismo; hace unos años la domótica;
forma de una paranoia energética: la misma que intencionados, adornados con gadgets muy hoy, la sostenibilidad.
diagnosticó hace mucho Reyner Banham, y que costosos, y blasonados con la ejecutoria de El primer síntoma de funcionalismo es el
consiste en creer que todo consumo de energía las certificaciones medioambientales, aunque recurso a los ‘especialistas’ y, con él, el uso de
es en sí mismo malo. Hoy como en 1973, mu- en realidad se conciban para cubrir un nicho jergas que se nutren de los lenguajes especiali-
zados de las ciencias y que van introduciéndose
poco a poco en el campo semántico de la arqui-
tectura. En esta contaminación conceptual, las
palabras que con cierta ingenuidad se referían
antes al espacio, la geometría, la luz o los pro-
gramas sociales ceden frente al empuje de los
que se refieren a la entropía, las emisiones de
gases de efecto invernadero, el enfriamiento
adiabático o el ciclo de vida. Y todo ello para
enmascarar de paso el pecado original de no
haber incorporado desde el principio la energía
al proyecto, y de no haberlo hecho en todas sus
dimensiones, incluidas las estéticas.
Con estas premisas, el destino del funcio-
nalismo medioambiental no puede ser más
que convertirse en un ‘kitsch verde’ o un ‘bio-
kitsch’. Kitsch en el sentido que le dio al térmi-
no Clement Greenberg en 1939 para describir
Ábalos + Sentkiewicz, Yiwu Zhongfu Mixed Use Complex, China (2013)

32 2015 ArquitecturaViva 178


UNStudio, ENI Foundation headquarters (2012)

Paul Lukez, Jindu Sustainable Pavilion

parametricism whose destiny it was to die out commitments with the environment are all terday machines, a few years ago automation,
as soon as the price of petroleum went down too often materialized in buildings which are today sustainability.
again. So in the mid-1980s the question of well-intentioned, adorned with very expen- The first symptom of functionalism is the
aesthetics in energy no longer made sense: sive gadgets, and decked with the heraldly of recourse to ‘specialists,’ and with this, the
the accounting tables were again a thing of environmental certificates, although in real- use of jargons feeding on the specialized lan-
manuals; solar houses were pushed away by ity they are designed to cover a niche in the guages of the sciences, which gradually be-
air conditioning; and climate regionalism be- market that is as virgin as it is abundant, that come part of the semantics of architecture. In
came just another discourse within a much of ‘sustainable architecture.’ this conceptual pollution, words which with
broader ideology, one with a problematic des- If environmental ethics, despite being so certain ingenuity referred to space, geom-
tiny, postmodernity. commendable, has not yielded an aesthetic etry, light, or social programs succumb to the
But history tends to repeat itself, and forty of energy, the reasons have to do with an pressure of those who speak of entropy, gas
years later we have experienced an energy, increasingly widespread phenomenon: envi- emissions of the greenhouse effect, adiabatic
economic, and environmental crisis that ronmental functionalism. Like all functional- cooling, or the cycle of life. And all this to
dwarfs the 1970s one that threatened to dis- isms, ecological functionalism is based on mask the original sin of not having brought
solve capitalism. As was to be expected, the the premise that a determinist relationship energy into the project from the start, and of
new crisis has made the old controversies can be established between initial needs and not having done so in all its dimensions, the
around energy and architecture resurface, the final forms of buildings. It is therefore aesthetic one included.
and like decades ago, the current debate is based on what for lack of a better term we With these premises, environmental func-
set against a backdrop of ideological shock can call the ‘myth of transparency,’ which tionalism is bound to become ‘green kitsch’ or
which in its most radical expression takes the is the belief that the design process can be ‘biokitsch.’ Kitsch in the sense that Clement
form of an energy paranoia: the same one freed of arbitrary cultural mediations and Greenberg gave the term in 1939 to describe
diagnosed by Reyner Banham a long time made transparent, showing its secrets without the parasitization of a rich and complex
ago, consisting in the belief that all energy shame, as if through the walls of an aquarium. cultural tradition, borrowing “tricks, strat-
consumption, per se, is bad. Today, as in Of course behind this pretense is the blemish egems, routines, and themes” from it and
1973, many believe that the System admits that architects have had to face since the start sucking blood vital to it in order to inoculate it
no more corrections, and that what’s needed of modernity: the fact that the principles of in a caricaturized product easy for the masses
is a change of economic and social paradigm their discipline no longer have solid founda- to consume. In this way, kitsch spares specta-
that will have immediate repercussions on the tions. Which is why they search ‘outside,’ in tors the trouble of exerting any intellectual
way buildings are designed and built. the ‘objective’ reasonings of technique: yes- effort, offering them a convenient shortcut

Ecological Functionalism and ‘Biokitsch’


Excessive as it is, environmental millenarian-
ism has been seeping into the common imagi-
nation. The reason lies in its program, which
is hard not to agree with, proposing, as it
does, a combat against energy waste as well
as against another kind of waste, one often
associated with the former: that of ‘iconic’
buildings. Sustainability is thus tinged with
ideology, though a bipolar ideology that
comes across as hard and soft at the same
time, and which if on one hand works as poi-
son for the System, is on the other hand but a
soup of commonplaces slurped in spoonfuls
by developers of the politically correct. Un-
fortunately, the sustainability that involves
architecture tends to be of the weak kind, and
Simulación de iluminación natural Daylight simulation

ArquitecturaViva 178 2015 33


Frutos tardíos de las utopías Inspired by the utopian
de los años 1960, las projects of the 1960s,
primeras obras de Norman the first works by Norman
Foster asumieron el reto de Foster took on the
dar forma a la energía, pero challenge of giving
lo hicieron con un lenguaje form to energy, but did
tecnocrático en el que las so with a technocratic
máquinas tenían language where machines
un papel protagonista. played a key role.

Norman Foster, Stansted Airport (1991)

Reyner Banham. Con su panoplia de artefactos


de climatización agigantados y su lenguaje fres-
co y colorista, el celebérrimo Centro Pompidou
de Richard Rogers y Renzo Piano fue la primera
y última materialización de aquellas utopías
regenerativas que popularizaron los divertidos
pero insostenibles proyectos de Archigram.
Pero no todas las versiones de este high-tech
formalista fueron tan extravagantes. Aunque es
cierto que en las primeras obras de Norman Fos-
ter (por comenzar con un arquitecto corporativo
pero con imaginación) se advierte todavía la
poética tecnológica de los años dorados del pop,
su idealismo nunca deborda los límites del sen-
Norman Foster, Terminal de pasajeros para Fred Olsen Passenger terminal (1971) tido común. Es el caso de la Terminal para Fred

la parasitación de una tradición cultural rica y el funcionalismo, al ser incapaz de proponer


compleja, tomando prestada de ella «trucos, una estética genuina, termina nutriéndose del
estratagemas, rutinas y temas» y extrayéndole catálogo formal de la tradición moderna para
la sangre que le resulta vital para esta tradición adoptar la estrategia típica del kitsch: imitar los
con el fin de inocularla en un producto carica- efectos (las formas o estilemas) de una tradi-
turizado y susceptible de ser consumido por las ción cultural consolidada (la moderna), y jus-
masas. De este modo, el kitsch le ahorra al es- tificarlas a posteriori con la coartada del nuevo
pectador cualquier esfuerzo intelectual; le abre y atractivo discurso técnico-social-económico
un cómodo atajo al placer artístico, aunque para de la sostenibilidad. El kitsch carece de estilo,
ello tenga que menguar toda la complejidad y la energía en estos casos es sólo una máscara
del arte, que se convierte en un mero reflejo para ocultar la falta de imaginación.
de sí mismo. Como concluye Greenberg, si la
vanguardia imita los procesos del arte, el kitsch Del high-tech al ‘environmental-tech’
imita sus efectos. Pero, por supuesto, no todos los arquitectos
No es forzado extrapolar este tipo de kitsch comprometidos con la sostenibilidad carecen
a la arquitectura desde el momento en que las de imaginación, ni todos los funcionalistas eco-
diversas manifestaciones del funcionalismo lógicos acaban siendo artistas del kitsch. De
medioambiental (los edificios corporativos con hecho, no son pocos los que, sin pretender que
sus muros cortinas ‘verdes’ o los que presumen sus edificios ‘parezcan’ sostenibles, realmente
de sus ampulosos gadgets) tienen en el fondo los construyen. También hay otros que, con
un aire de familia: el de las formas (conocidas, mayor ambición estética, han sabido darle a
contrastadas, tranquilizadoras) del lenguaje la energía una expresión formal reconocible;
moderno, que se justifican ahora con las razo- entre ellos muchos de los arquitectos que en
nes de la sostenibilidad, aunque no exista entre buena hora abandonaron el high-tech por el
formas y razones ninguna verdadera relación. environmental-tech. Merece la pena repasar la
Lo que se produce en esos edificios sin alma historia de esta fructífera traición.
pero dotados de eficientes fachadas ventiladas El primer high-tech manifestó durante un
o de chimeneas solares es, por el contrario, tiempo la impronta del utopismo formalista ba-
una especie de cortocircuito en el proceso de sado en el consumo indiscriminado de petróleo
diseño que desconecta los conceptos inicia- barato; el mismo utopismo, por cierto, que es-
les de las formas finales. Esto explica por qué poleó sin remordimientos el hoy tan admirado
Norman Foster, Stansted Airport (1991)

34 2015 ArquitecturaViva 178


Norman Foster, Sainsbury Centre (1978)

Norman Foster, Commerbank headquarters (1997)

to artistic pleasure, however true it may be of formalistic utopianism based on indis- that segregates comfort by means of a huge
that it waters down all the complexity of art, criminate consumption of cheap petroleum; consumption of petroleum.
which then becomes a mere reflection of itself. the same utopianism, incidentally, that was The 1973 crisis called for renewal of those
As Greenberg concludes, if the avant-garde remorselessly promoted by the now much ad- technocratic ways. With growing worry about
imitates the processes of art, kitsch imitates mired Reyner Banham. With its panoply of the environment and the search for more ef-
its effects. gigantic air conditioning artifacts and fresh ficient ways of managing energy, not only
It’s not hard to extrapolate this kind of coloristic language, the hugely celebrated through machines but also through architec-
kitsch to architecture from the moment that Centre Pompidou of Richard Rogers and tural forms themselves, the theses on eco-
the different manifestations of environmental Renzo Piano was the first and last materi- nomic construction proposed thirty years
functionalism (corporate buildings with their alization of those regenerative utopias that before by Buckminster Fuller, among others,
‘green’ curtain walls or those flaunting bom- popularized the funny but unsustainable proj- became relevant again. It’s true that they had
bastic gadgets) have, at heart, a family air: ects of Archigram. never ceased to be attractive to many, but up
that of the forms (known, contrasted, calming) But not all versions of this formalistic high- to then, the Fuller-style technocratic utopias
of modern language, which are now justified tech were as extravagant. Although it is true had been more successful in technohippie cir-
with sustainability reasons, even though there that the early works of Norman Foster (to cles (Banham’s bubble, Arnold’s Drop City)
is no real link between forms and reasons. begin with an architect who is corporate but
On the contrary, what’s produced in those imaginative) still had the technological poetic
buildings – equipped with efficient ventilated of the golden years of pop, his idealism never
facades or solar chimneys, but soulless – is stretched the limits of common sense. Take,
like a short circuit in the design process that for example, the terminal for Fred Olsen and
disconnects initial concepts from final forms. the offices for IBM, both built in the same pe-
This explains why functionalism, incapable riod (1970-1971) as the Pompidou and which,
as it is of providing a genuine aesthetic, ends like it, were kits of pieces with construction
up in the formal catalog of modern tradition elements to assemble and going hand in hand
and adopting the typical strategy of kitsch: with enormous cooling machines turned into
imitate the effects (forms and stylemes) of a emblems of an expressive energy architec-
consolidated cultural tradition (the modern ture. Another case is the Sainsbury Centre
one), and later justify them with the alibi of the for Visual Arts (1976-1977), where an entire
new and attractive technical-social-economic mechanical apparatus is wrapped in a thick
discourse of sustainability. Kitsch lacks style, skin that works as loadbearing structure while
and energy in these cases is nothing but a incorporating pipes and ducts; a strategy
mask hiding lack of imagination. which would take on more refined expression
in the ‘trees’ at Stansted Airport (1987-1991),
From High-Tech to ‘Environmental-Tech’ which too are mechanical supports and ser-
But of course not all contemporary architects vices core at the same time.
committed to sustainability lack imagination, Evidently all these projects are continued
nor is it true that all ecological functionalists confirmation of the old optimism of moder-
end up as artists of kitsch. In fact, quite a num- nity and its belief in a universal language
ber of architects really do raise sustainable sustained by the powers of technology. Not in
buildings without meaning them to ‘look’ sus- vain, in the early works of Foster, Rogers, or
tainable. Others with more aesthetic ambition Piano and in fact in those of many corporate
have been able to give energy a recognizable practices which have with varying degrees
© Foster and Partners

formal expression, among them many of those of success imitated them, the universality of
who in good time abandoned high-tech for language – that is, its independence from cli-
environmental-tech. The story of this fruitful mate factors – is entrusted to a mechanical
betrayal is worth reviewing. membrane capable of adapting to variations
Early high-tech, for a time, bore the mark in the environment, but acting like an organ
Norman Foster, Sainsbury Centre (1978)

ArquitecturaViva 178 2015 35


Hyderaband Sind wind towers Norman Foster, Licée Albert Camus, Fréjus (1997)

pendencia respecto al clima, se confía a una confort, conforme iban incorporando otros
membrana mecánica capaz de adaptarse a las modos pasivos de gestionar de la energía. Fue
variaciones del entorno y que actúa como un un cambio que se tradujo tanto en el aumento
órgano que segrega confort a cambio de un de la complejidad de las envolventes merced a
gasto generoso de petróleo. filtros solares y lumínicos de toda índole, como
La crisis de 1973 obligó a la renovación de en el uso de artefactos solares de producción de
estos modos tecnocráticos. Con la creciente energía térmica o fotovoltaica, o incluso en la
preocupación por el medio ambiente y la bús- utilización de la masa construida como ‘depósi-
queda de modos más eficaces de gestionar la to de calor’. A ello se sumaron otras estrategias
energía no tanto a través de las máquinas como como el aprovechamiento de la ventilación na-
de las formas arquitectónicas en sí mismas, las tural o de la estabilidad térmica del suelo y del
tesis sobre la construcción económica propues- nivel freático, que comenzaron a complementar
tas treinta años antes por Buckminster Fuller, el cálculo, cada vez más preciso, del impacto
entre otros, volvieron a ser pertinentes. Es cierto de la construcción en términos medioambien-
que nunca habían dejado de ser atractivas para tales. Todo ello alentó un tipo de gestión de la
muchos, pero hasta entonces las utopías tecno- energía más holístico y transversal, que con la
cráticas a la manera de Fuller habían tenido más perspectiva que da el tiempo sabemos ver como
éxito entre los grupos tecnojipis (la burbuja de un eco tardío del enfoque amplio y multidis-
Banham, la Drop City de Arnold) que entre los ciplinar propuesto muchas décadas antes por
arquitectos más profesionalizados. Fue Nor- Victor Olgyay y Baruch Givoni.
man Foster quien recuperó los postulados fulle- El cambio de sensibilidad resultó evidente
rianos para la arquitectura ‘seria’ gracias a una en Piano y Rogers, pero fue Foster quien con-
Norman Foster, torre eólica Wind tower in Masdar City, Abu Dhabi (2007)
serie de proyectos que partían de la hipótesis del
Olsen o de las oficinas para IBM construidas clima mecánicamente controlado, y que se fun-
en la misma época (1970-1971) que el Centro daban en la idea del universalismo tecnocrático.
Pompidou, y que son un kit de montaje cuyas Es el caso de la gran carpa de la Expo Knoxville
unidades constructivas conviven con inmensas (1978) y, sobre todo, en el Climatroffice (1971),
máquinas enfriadoras convertidas en emble- un gran espacio de oficinas formado por plata-
mas de una especie de arquitectura parlante de formas colonizadas de vegetación e insertas en
la energía. Semejante es el Centro Sainsbury un ambiente homogéneo protegido por una gran
de Artes Visuales (1976-1977), donde todo el estructura estérea.
aparataje mecánico se cobija en una piel de gran Con el tiempo las hipótesis del ambiente
canto que funciona a la vez como estructura y totalmente artificial y del tecnocentrismo al
como canalización; una estrategia que adquiri- modo de Buckminster Fuller y Banham fueron
ría su expresión más refinada en los ‘árboles’ dejando paso a una versión menos lineal de la
del Aeropuerto de Stansted (1987-1991), a un gestión del clima. Se trató de un proceso de
tiempo soportes mecánicos y núcleos de ins- mutación por el cual el high-tech devino un
talaciones. environmental-tech, y que se acentuó cuando
Todos estos proyectos seguían convalidan- los estudios más internacionalizados comenza-
do el viejo optimismo de la modernidad y su ron a trabajar en contextos climáticos distintos
creencia en un lenguaje universal sostenido de los de sus países de origen; una situación
por los poderes de la tecnología. No en vano, por cierto muy semejante a la que tuvieron que
tanto en la obra temprana de Foster como en la hacer frente los arquitectos del Estilo Interna-
© Foster and Partners

de Rogers o Piano, así como en la de las mu- cional en la década de 1950.


chas oficinas corporativas que los han imitado Este giro medioambiental hizo que las estra-
con mayor o menor fortuna desde entonces, la tegias de diseño se volvieran cada vez menos
universalidad del lenguaje, es decir, la inde- dependientes de la producción mecánica del
Norman Foster, simulation for the GLA Headquarters, London (1999)

36 2015 ArquitecturaViva 178


Las trayectorias de Foster The careers of Foster and
o Piano evidencian la Piano show an evolution
evolución desde el high- from technocratic high-
tech tecnocrático hasta tech to environmental-
un environmental-tech tech that focusses on the
comprometido con las application of passive
estrategias pasivas y la strategies and on
atención a las condiciones attention to climate
de climas y contextos. and contexts.
Renzo Piano, lucernario Menil Collection skylights (1986)

than among more professionalized architects. posed many decades ago by Victor Olgyay of the powers of technology – livable again.
It was Norman Foster who claimed the Fuller and Baruch Givoni. The novelty is that this program is not depen-
postulates for ‘serious’ architecture, thanks The change of sensibility was evident in dent on the capacity of artifacts to provide
to a series of projects that took off from the hy- the case of Piano and Rogers, but it was comfort with indiscriminate levels of energy
pothesis of a mechanically regulated climate, Foster who turned the attention to context consumption, nor does it merely imitate tradi-
and which were based on the idea of tech- and climate into main points of his mature tional constructions. It depends instead on a
nocratic universalism. A case in point is the ‘style.’ So while in Mediterranean projects systematic design that reinterprets the strate-
immense carp at Expo Knoxville (1978), and like the media library of Nîmes or the Lycée gies of vernacular construction, but without
especially Climatroffice (1971), a vast office Albert Campus in Fréjus, both in southern rejecting contemporary language, however
space formed by plant-colonized platforms France, the glass skins are decked with lou- repetitive the technological stylemes of the
inserted within a homogeneous environment vers or deep parasols, in buildings of more art of Foster or Piano may seem. Halfway
protected by a grand stereo structure. continental climates – like the Commerzbank between universalism and regionalism, the
With time, the hypotheses of a totally ar- ‘green skyscraper’ (an oxymoron) in Frank- Masdar case illustrates the extraordinary
tificial environment and of technocentrism in furt – the glazed surfaces face south in order evolution of high-tech, and in a way that
the manner of Buckminster Fuller and Reyner to maximize heat gain, and the spaces are seems to replicate, through miniaturization,
Banham gave way to a more linear approach laid out around plant islands that help create the history of the relationship between cli-
to climate management. It involved a process the conditions for natural regulation of the mate and modern architecture in general.
by which high-tech mutated into environmen- indoor environment.
tal-tech, accentuated when the more interna- This attention to place inevitably in- From ‘Environmental-Tech’ to Parametricism
tionalized firms had to deal with projects in volved renewed interest in the vernacular. There are two sides, then, to ecological func-
climates and contexts that were far different The bad thing is that, unlike other attitudes tionalism. The less fortunate side is that of
from what they were used to; something, by of the essentialist kind, environmental-tech the energy-production devices of precooked
the way, which was very similar to what had took vernacular architecture but stripped it
happened in the 1950s to the architects of of ideological connotations, giving impor-
International Style. tance only to its features. The ‘self-sufficient
This environmental turn made design city’ Masdar City is a characteristic example
strategies less and less dependent on the of this manner of appropriating traditional
mechanical production of comfort, as they strategies in a way that erases a good part
progressively incorporated passive ways of their nostalgic or programmatic messages
of managing energy. It was a change that and makes them socially and politically neu-
brought on increased complexity as much in tral models. So Masdar presents a pragmatic
enclosures, through a wide range of solar mix of conservative and selective strategies
filters and lighting fixtures, as in the use (thermal insulations, natural ventilation sys-
of solar artifacts for producing thermal or tems) with regenerative ones (solar cooling,
photovoltaic energy, or even in the use of photovoltaic power stations), through a lan-
built masses as ‘depositories of heat.’ And guage that bring up tradition only in those
other strategies, such as taking advantage of aspects deemed relevant to climate effects,
natural ventilation or of the thermal stability such as compact urban organizations and lat-
of the soil and ground water table, were ap- ticework schemes. In this context, the shaded
plied as well, and began to complement the and gardened courtyards or the wind tow-
calculation – with increasing precision – of ers that Rudofsky included in ‘Architecture
the impact of construction in environmental Without Architects’ are seen through a prism
terms. All this together encouraged a more of objectivity that turns them into thermal ma-
holistic and transversal kind of energy man- chines stripped of all romanticism.
agement, one which now, with the perspective Ultimately a climate utopia, the Masdar
provided by time, we consider a late echo of project connects with the modern promise of
© RPBW

the broad, multidisciplinary approach pro- making all corners of Earth – with the help
Renzo Piano, detalle de fachada Detail of the Botín Foundation at Santander (2012)

ArquitecturaViva 178 2015 37


Atractor de Lorenz Lorenz Attractor Zaha Hadid, croquis digital Digital sketch D’Arcy W. Thompson, splashes and polyps (On Growth and Form)

virtió la atención al contexto (fundamentalmen- producir confort con un gasto indiscriminado planteó a mediados de los años 1960 unos de
te urbano) y al clima en argumentos principales de energía, ni de la simple imitación de las los pioneros del bioclimatismo, Ralph Hopkin-
de su ‘estilo’ de madurez. Así, mientras que construcciones tradicionales, sino de un diseño son, para quien la atención a la energía en la
en proyectos mediterráneos como la mediateca sistemático que reinterpreta las estrategias de arquitectura debía traducirse en una verdadera
de Nîmes o el Liceo Albert Camus de Fréjus, la construcción vernácula, pero que no renun- «estética ambiental». Con ello no pretendía
ambos en el sur de Francia, las pieles de vidrio cia al lenguaje contemporáneo, por mucho que alcanzar un nuevo ‘estilo’ (el presunto estilo de
se revisten de lamas o de parasoles, en otros los estilemas tecnológicos del arte de Foster o la sostenibilidad), sino un método de diseño en
edificios ubicados en climas más continentales, Piano puedan resultar reiterativos. A medio el que la respuesta humana al entorno pudiera
como el ‘rascacielos verde’ (valga el oxímoron) camino entre el universalismo y el regionalis- tenerse en cuenta desde el inicio del proyecto
del Commerzbank en Frankfurt, las envolven- mo, el caso de Masdar da cuenta de la singu- y no a través de medidas correctoras que como
tes de vidrio se orientan al sol para incrementar lar evolución del high-tech, y lo hace de una mucho servían para atenuar los dislates de los
las ganancias de calor, y los espacios se organi- manera que parece replicar, miniaturizándola, edificios concebidos con criterios puramente
zan en torno a islotes vegetales que favorecen la historia de la relación entre el clima y la visuales. Es un programa que han rescatado
el control natural del ambiente. arquitectura moderna en su conjunto. otros críticos del funcionalismo (de Luis Fer-
Esta atención al lugar se tradujo en un re- nández-Galiano a Juhani Pallasmaa, pasando
novado interés por lo vernáculo. Lo notorio Del ‘environmental-tech’ al parametricismo por Sanford Kwinter) que, desde perspectivas
es que, a diferencia de otras actitudes de tipo El funcionalismo ecológico, por tanto, tiene dos diferentes, cuestionan la tradición ocularcen-
esencialista, el environmental-tech recuperó la caras. La menos afortunada se corresponde con trista de Occidente para proponer una arqui-
arquitectura vernácula despojándola de conno- la integración de dispositivos de producción de tectura de la energía o, lo que es lo mismo, una
taciones ideológicas y valorándola tan sólo por energía en arquitecturas precocinadas con los arquitectura más cercana a la piel.
sus prestaciones. La ‘ciudad autosuficiente’ de lenguajes convencionales de la modernidad (el Pero algunas de las críticas al funcionalismo
Masdar City es un ejemplo característico de este modelo kitsch). La más afortunada (también por no se han conformado con las palabras, sino que
modo de apropiación de los modos de hacer los grandes presupuestos que maneja) es la de se han embarcado en verdaderas exploraciones
tradicionales, que se depuran de buena parte de los sofisticados edificios de las grandes firmas
sus mensajes nostálgicos o programáticos para del environmental high-tech, que se apoyan en
devenir modelos social y políticamente neutros. equipos multidisciplinares y suelen trabajar con
Así, en Masdar se mezclan con pragmatismo rigor. Sin embargo, no es raro que, en su afán
las estrategias conservativas y selectivas (ais- de mostrar su musculatura tecnocrática, estos
lamientos térmicos, sistemas de ventilación grandes estudios acaben proyectando verdade-
natural) con las regenerativas (frío solar, cen- ros ejercicios de tecnomanierismo en los que
trales fotovoltaicas), mediante un lenguaje que las pieles hiperespecíficas se superponen unas
evoca el tradicional sólo en aquellos aspectos sobre otras cual capas de cebolla, y las instala-
que resultan relevantes a efectos climáticos, ciones se hipertrofian como si fuesen las raíces
como las organizaciones urbanas compactas de un gran árbol. De ahí que desemboquen en
y las tramas de celosía. En este contexto, los un exceso de complejidad que a la postre vuelve
patios en sombra y ajardinados o las torres de los edificios más vulnerables.
viento que Rudofsky recogía en su ‘Architec- Esta tendencia a la sobretecnificación jus-
ture without Architects’ se contemplan a través tifica a los críticos con el funcionalismo. Sus
de un prisma de objetividad que los convierte en reproches no se centran en los principios éti-
máquinas térmicas despojadas ya de cualquier cos del pragmatismo medioambiental ni en su
rastro de romanticismo. lógica medios-fines, sino en la incapacidad de
Utopía climática al cabo, el proyecto de los funcionalistas para equilibrar los aspectos
Masdar City entronca con la promesa moder- técnicos y los estéticos del proyecto. La idea
na de volver habitables todos los rincones de de fondo es que en cualquier planteamiento
la Tierra gracias a los poderes de la tecnología. verdaderamente sostenible las elecciones for-
La novedad es que este programa no se hace males son determinantes. En este sentido, las
depender de la capacidad de los artefactos para críticas de hoy se parecen mucho a las que
Burbujas Bubbles

38 2015 ArquitecturaViva 178


Una de las vías de One of the paths to
exploración de la estética explore thermodynamic
termodinámica es la que se aesthetics is inspired
inspira en la morfogénesis: on morphogenesis: its
su programa consiste en program extrapolates
© GSD Harvard

extrapolar a la arquitectura to architecture the


los procesos energéticos energy processes
que generan las formas that generate the most
Elena Tudela et alii, Qualitative topological organization
naturales más básicas. basic natural forms.

architectures mixed with the conventional


languages of modernity (the kitsch model).
The better side (better also because of big
budgets) is that of sophisticated buildings
raised by large environmental high-tech
firms, which have the advantage of deploy-
ing multidisciplinary teams and tend to work
with rigor. But it’s not rare for these build-
ings, in their eagerness to demonstrate their
technocratic musculature, to end up as au-
thentic exercises in technomannerism where
hyperspecific skins overlap like onion layers,
and MEP installations swell like roots of a
giant tree. The result is an excess of complex-
ity that ultimately only makes the buildings
more vulnerable.
Such tendency to overtechnify justifies
those who are critical of functionalism. The
criticisms are not centered on ethical prin-
ciples of environmental pragmatism, nor on

© GSD Harvard
its means/end logic, but on the incapacity of
functionalists to balance the technical with
the aesthetic aspects of projects, putting more
Morphogenetic projects of Harvard GSD students (2012) Natural morphogenesis
emphasis on the latter. The idea, at heart, is
that in any truly sustainable strategy, formal But there are critics of functionalism who Obviously the extrapolation of natural
choices are determinant. In this regard, criti- have not been content with words, and have morphogenesis to buildings is only possible
cisms nowadays much resemble those which embarked on genuine aesthetic explora- if it is understood that buildings, like organ-
in the 1960s were expressed by one of the tions. The most fertile ones – even though isms, are crystallizations of energy, so to
pioneers of bioclimatism, Ralph Hopkinson, only because of recurring media hype – cor- speak, and that both buildings and organisms
whose opinion it was that the attention on respond with parametricism, in particular are defined through their metabolisms; that
energy in architecture should translate into a the branch that looks into the generation of is, their capacity to assimilate and dissipate
true ‘environmental aesthetic.’ By this he did forms from energy principles. True, para- energy in its interaction with the environ-
not mean a new ‘style’ (sustainability), but a metric experiments mostly end in formal- ment. From this point of view, architecture
design method where the human response to ism, but their theoretical foundations have is essentially a thermodynamic discipline: it
the environment could be taken into account valuable aspects. Among them, the most rel- works as a drain through which energy con-
from the very start of the project and not evant to the construction of a possible aes- sumed in the creation of comfort for users is
just through corrective measures, which at thetic of energy is the idea that a biological lost, as a gatherer of the energy embedded
most only serve to lessen the absurdities of theme, morphogenesis, can be integrated in in materials, and as a devourer of the energy
buildings conceived on purely visual crite- architectural design. Understood as a new required to avoid its ruin.
ria. It’s a program which has been rescued return to nature, morphogenesis applied to With these premises the aesthetic objec-
by other critics of functionalism (from Luis architecture tends to draw inspiration from tive of nature-inspired parametricism can
Fernández-Galiano to Juhani Pallasmaa, the principles which, as D’Arcy Wentworth only be to come up with forms that are coher-
with Sanford Kwinter along the way), who Thompson showed one hundred years ago, ent with the energy parameters it started with,
from different angles question the ocular- define the most basic structures, such as a and give rise to what Iñaki Ábalos has called
centrist tradition of the West and uphold an candle flame, soap bubbles, or the so called ‘thermodynamic beauty.’ This is beauty – or
architecture of energy; an architecture, that ‘Bénard cells,’ in all of which energy ‘trans- better, an ‘aesthetic of energy’ – that can no
is, which is closer to the skin. lates’ directly into form. longer be a mere matter of ingenuous de-

ArquitecturaViva 178 2015 39


© GSD Harvard

Xiaokai et alii, Assemblage of a thermodynamic monster (2012)

estéticas. Las más fecundas, aunque sólo sea nos clásicos de una adecuación función/forma,
por su presencia recurrente en los medios, co- sino como el resultado de un proceso abierto y
rresponden al parametricismo, en particular la amplio de tanteo cuyos resultados son muchas
rama que investiga la generación de formas a veces imprevisibles.
partir de principios energéticos. Es cierto que Para dar con estas formas imprevisibles aun-
los tanteos paramétricos suelen desembocar las que afinadas desde el principio con los paráme-
más de las veces en el formalismo, pero sus fun- tros del clima local o de los flujos del programa,
damentos teóricos contienen aspectos valiosos. esta rama peculiar del parametricismo cuenta
Entre ellos, el más relevante para la construc- con los softwares de diseño asistido por ordena-
ción de una posible estética de la energía es la dor y con las potentes herramientas de cálculo
posibilidad de incorporar a la arquitectura un por elementos finitos, que permiten modelar el
tema que de suyo es biológico: la morfogénesis. comportamiento de los flujos de energía que
Entendida como un retorno a la naturaleza, la atraviesan los edificios. De este modo, las con-
morfogéneses arquitectónica suele inspirarse diciones de partida se pueden en principio pro-
en los principios que, como mostrara en su día gramar y desarrollar mediante series de tanteo
D’Arcy Thompson, definen las organizaciones para formar diferentes linajes formales.
más elementales, como la llama de una vela, Todo esto se aguanta mejor en la teoría, por-
las pompas de jabón o las ‘células de Bénard’, que en la realidad algunos de estos linajes pue-
todos ellos ejemplos donde la energía se ‘tra- den estar formados por ejemplares abortados,
duce’ directamente en forma. incluso engendros, por muy morfogenéticos
Obviamente, la extrapolación de la morfo- que sean: desde los high-tech drag-queens con
génesis natural a los edificios sólo es posible múltiples capas y gadgets energéticos, hasta los
si se entiende que tanto estos como los or- ‘monstruos termodinámicos’ de formas bulbo-
ganismos son una especie de cristalizaciones sas e imposibles modelados directamente por
energéticas, y que ambos se definen a través los flujos. Pero no puede ser de otro modo si se
de su metabolismo, la capacidad de asimilar y aceptan las reglas del juego de este tipo de pa-
disipar energía en su relación con el entorno. rametricismo, el único que en algún momento
Desde este punto de vista, la arquitectura es en puede llegar a ser innovador, aunque tenga que
lo fundamental una disciplina termodinámi- pagar un alto precio para conseguirlo. Como
ca: funciona como un sumidero por el que se señala Ábalos, en este contexto el debate sobre
pierde la energía consumida en la creación de los tipos (la perspectiva histórica) cede el paso
confort para los usuarios, como una aglutina- a las hipótesis sobre los prototipos, con toda la
dora de la energía embebida en sus materiales, incertidumbre que implica el término.
y como una devoradora de la energía requerida
para evitar su ruina. Del parametricismo a las atmósferas
Con estas premisas, el objetivo estético No menor es la incertidumbre que sugiere un
del parametricismo inspirado en la naturaleza tipo de exploraciones energéticas aún más ra-
no puede ser otro que conseguir formas co- dicales: las atmosféricas. El significado del tér-
herentes con las condiciones energéticas de mino ‘atmósfera’ está lejos de ser unívoco (que
partida, para dar lugar a lo que Iñaki Ábalos si un ambiente háptico; que si un diagrama de
ha denominado ‘belleza termodinámica’. Se flujos; que si un espacio de límites desdibuja-
trata de una belleza, o mejor, una ‘estética de dos; que si una entidad a medio camino entre el
la energía’, que no puede consistir ya en un sujeto y el objeto), y es esta riqueza semántica
ingenuo cálculo determinista, como quieren la que permite usar lo atmosférico como un
los funcionalistas, y que además asume la ar- cajón de sastre para etiquetar posturas diversas,
quitectura como un hecho cultural complejo. y lo que al cabo explica su éxito.
De ahí que no pueda explicarse en los térmi- En el contexto de la relación de la arquitec-
Glenn Hajadi et alii, thermodynamic monsters © GSD Harvard

40 2015 ArquitecturaViva 178


En su búsqueda de la In its search for an
estética de la energía, el aesthetics of energy,
parametricismo trabaja parametricism deals
con procesos de tanteo que with experimentation
no siempre se traducen processes that do not
en formas ‘bellas’, sino always generate ‘beautiful’
en híbridos o ejemplares forms, but hybrids or
dudosos: son los ‘monstruos unlikely products, that is,
termodinámicos’. ‘thermodynamic monsters.’

chance of becoming truly innovative at some


point, even though at a very high price. As
Ábalos points out, in this context the debate
on types (historical perspective) gives way
to the hypothesis on prototypes, with all the
uncertainty that the term implies.

From Parametricism to Atmospheres


No less is the uncertainty suggested by energy
explorations of an even more radical kind: at-
mospheric explorations. The meaning of the
term ‘atmosphere’ is hardly univocal: it can
mean a haptic ambience, a diagram of flows,
a space of blurred limits, something halfway
between subject and object. It’s precisely this
semantic richness that allows using atmo-
sphere as a catch-all term in naming diverse
postures, and that in the final analysis ex-
plains its success.
In the context of architecture’s relation-
ship with energy, the atmosphere concept is
relevant in several senses. On the one hand
it suggests the possibility of materializing the
‘environmental aesthetic’ postulated by Hop-
kinson, since atmospheres are indeed entities
that break through the visual realm to affect
all the senses. On the other hand, the power
of atmospheres lies precisely in their rather
paradoxical capacity to give a visual dimen-
sion to what has no form (energy flows),
through something which is just as formless
(air). But, moreover, atmospheres or ambi-
Enric Ruiz-Geli / Cloud 9, Media ICT (2010)
ences – as spaces with diffused edges – have
terminist calculation, as the functionalists ergy flows that run through buildings. In this a formal dimension in themselves, and point
would have it, but takes architecture as a way, the starting parameters can in theory be towards an aesthetic ideal that at least in
complex cultural fact. So it is that it can- programmed and developed through series theory surpasses the tectonic tradition of the
not be explained in classical function/form of tests to form different formal lineages. All West, manifesting itself sooner through un-
terms, but as the result of an open and broad this is better borne in theory, because in real- stable, random flows in spaces than through
process of trial and error whose results are ity, some of these lineages can be formed by the stable, predictable constructions that we
often unpredictable. aborted, even fetal examples, however mor- necessarily inhabit.
To achieve these forms which are unpre- phogenetic they might be: from ‘high-tech What most frequently happens is that the
dictable but attuned from the start with the drag queens’ with multiple layers and energy three dimensions (environmental, energetic,
parameters of the local climate or the flows gadgets to the ‘thermodynamic monsters’ of and atectonic) of atmospheres translate into
of the program, this peculiar branch of para- impossible bulbous forms molded directly by an aesthetic of the evanescent, sustained in the
metricism relies on computer-aided design the flows. But it cannot be any other way if image of the ephemeral and extremely subtle,
softwares and potent calculation tools, which we accept the rules of the game of this kind of in a kind of minimalism that is a hypertrophy
make it possible to mold the behavior of the en- parametricism, the only one which stands a of the ideal of modern lightness. Evanescent,

ArquitecturaViva 178 2015 41


En las atmósferas In architectural
arquitectónicas, la belleza atmospheres
termodinámica se traduce thermodynamic beauty
en el ideal estético de los translates into the
espacios evanescentes aesthetic ideal of the
construidos con flujos, evanescent spaces built
que se quieren ver como with fluxes, and which are
una alternativa a la read as alternatives to
tectónica tradicional. traditional tectonics.
SANAA, Toledo Museum of Art (2006)

tura con la energía, el concepto de atmósfera po a un minimalismo que hipertrofia el ideal que sugiere el concepto de atmósfera, estas ar-
resulta pertinente en varios sentidos. Por un moderno de ligereza. Evanescentes son, por quitecturas ambientales suelen justificarse con
lado, sugiere la posibilidad de materializar la ejemplo, los mejores proyectos de SANAA, argumentos muy viejos que en buena medida
‘estética ambiental’ postulada por Hopkinson, cuyas plantas diagramáticas, casi meros es- proceden del funcionalismo en su versión más
pues las atmósferas son en efecto entidades que quemas, caligrafían los límites de una serie de simplista. Así, a la hora de describir sus pro-
desbordan lo visual para afectar a todos los sen- ricas atmósferas que resuenan con el entorno. yectos, Rahm no duda en hacerlo con palabras
tidos. Por otro lado, el poder de las atmósferas En otros casos, la arquitectura pierde incluso teñidas de un cientificismo dudoso y caducado:
estriba precisamente en su capacidad un tanto densidad material, se enrarece, mientras que «Trabajamos en una inversión de los métodos
paradójica de dar una dimensión visual a lo los ambientes interiores se vuelven más den- de proyecto tradicionales con el fin de permitir
que no tiene forma (los flujos de energía) me- sos. Es un enrarecimiento que desde el punto una nueva organización del espacio, en la que
diante aquello que tampoco la tiene (el aire). de vista estético puede afectar a la envolvente, la función y la forma podrían surgir de manera
Pero, además, las atmósferas o ambientes, en como ocurre con las pieles ‘moleculares’ de espontánea a partir del clima. Lo que nos im-
cuanto espacios de límites difusos, tienen una los monstruos termodinámicos de Enric Ruiz- porta es obrar con la materia del propio espacio,
dimensión formal en sí mismos, y apuntan a Geli, o bien al volumen en su conjunto, como la densidad del aire y la intensidad de la luz,
un ideal estético que desborda, al menos en en las instalaciones gaseotérmicas de Diller & para ofrecer una arquitectura que se asemeja-
teoría, la tradición tectónica de Occidente, y Scofidio o Philippe Rahm. Son casos en los que ría a una geografía: una meteorología abierta y
que se sugiere más por los flujos inestables y la composición y la construcción tradicionales cambiante, con climas y calidades atmosféricas
azarosos que atraviesan los espacios que por dejan paso, aunque sea de una manera efíme- diferentes, que se habitarían en función de la
las construcciones estables y predecibles que ra, a la definición de un gradiente de energías actividad, la hora del día, la estación, nuestras
necesariamente habitamos. poco previsible que construye el espacio. El necesidades y nuestros deseos.»
Lo más habitual es que las tres dimensiones resultado, sin embargo, tiene más que ver con Por supuesto, quien a estas alturas afirme
(ambiental, energética y atectónica) de las at- el mundo de las instalaciones artísticas que con que la función y la forma «pueden surgir espon-
mósferas suelen traducirse en una estética de el de la arquitectura. táneamente del clima» no puede ser más que un
lo evanescente sostenida en la imagen de lo Lo sorprendente es que, pese a su radical ingenuo. Pero esta ingenuidad demuestra el pe-
efímero y lo extremadamente sutil, dando cuer- programa estético y la riqueza multifacética ligro que acecha a la estética ambiental: que en
vez de producir las formas de la energía acabe
derivándose en un formalismo de la energía; un
formalismo que, al igual que el del biokitsch, se
justifica a posteriori con los argumentos pres-
tigiosos y objetivos de la técnica o la ciencia,
en este caso, la meteorología, la geografía y, en
general, la termodinámica.
Es cierto que todo esto alienta la perplejidad,
y que la pregunta sobre la ‘estética de la energía’
no tiene, de momento, otra respuesta que el
escepticismo. Tensionada entre el pragmatis-
mo del biokitsch y la utopía de lo paramétrico,
entre la ética y la estética, entre lo tectónico y
lo atmosférico, entre la pequeña escala de la
instalación y la grande de los paisajes, entre
lo global y lo local, la arquitectura contempo-
ránea de los gradientes térmicos y del clima
resulta paradójica. Pero su ingenua aspiración
a la objetividad y su condición ideológica dan
pie de momento a una saludable rebeldía frente
la delicuescencia icónica que señorea hoy la
arquitectura. Sea, pues, bienvenida.
SANAA, Museo de Arte de Toledo Toledo Museum of Art, Ohio (2006)

42 2015 ArquitecturaViva 178


Philippe Rahm, Digestible Gulf Stream (2008)

the multifaceted richness suggested by the environmental aesthetics: that instead of


concept of atmosphere, these environmen- producing forms of energy, it might end up
tal architectures tend to be justified with becoming a formalism of energy; a formal-
very old arguments that largely come from ism that, like that of biokitsch, is justified a
functionalism in its most simplistic version. posteriori with the prestigious and objective
So when it comes to describing his projects, reasonings of technique or science, in this
Philippe Rahm has no qualms using words case meteorology, geography, and, in gen-
tinged with a dubious and expired scientifi- eral, thermodynamics.
cism. “We work in an inversion of traditional It’s true that this is all confusing, and that
design methods in order to enable a new or- the question about the ‘aesthetics of energy’
ganization of space, one where function and in architecture has for the time being no other
form could spontaneously arise from climate. answer than skepticism. Tensioned between
What matters to us is working with the mate- the pragmatism of biokitsch and the utopia of
rial of the space itself, the density of air and parametricism, between ethics and aesthet-
the intensity of light, to offer architecture ics, between the tectonic and the atmospheric,
that would resemble a geography: an open between the small scale of the installation and
and changing meteorology, with different the large scale of landscapes and territories,
climates and atmospheric qualities, which between the global and the local, the con-
would be inhabited in accordance with the temporary architecture of thermal gradients
activity contained, the time of day, the season, and climate strikes us as paradoxical. But its
our needs and our desires.” ingenuous aspiration to objectivity and its
Of course anyone who at this point thinks ideological nature together nourish a healthy
© Philippe Rahm,

that function and form “can arise spontane- resistance to the iconic delicuescence that
ously from climate” has got to be naive. But currently lords over architecture. So it is to
this ingenuity reveals the danger besetting be welcomed.
Philippe Rahm, Convective Apartments (2010)

for example, are the finest projects of SANAA,


whose diagrammatic floor plans, which are
almost mere schemes, trace the limits of a
sequence of rich atmospheres that echo the
surroundings. In other cases architecture
even loses material density, becoming tenu-
ous, while the interiors become denser. It’s
a process towards the gossamer that from a
static viewpoint can affect the enclosure, as in
the ‘molecular’ skins of the thermodynamic
monsters of Enric Ruiz-Geli, or the volume as
a whole, as in the gaseothermal installations
of Diller & Scofidio or Philippe Rahm. These
are cases where traditional composition and
construction give way, however fleetingly,
to the forming of a barely foreseeable gradi-
ent of energies. The result, nevertheless, has
more to do with the world of art installations
© Diller + Scofidio

than to that of architecture.


What’s surprising is that despite their
allegedly radical aesthetic program and
Diller + Scofidio, Blur Building (2002)

ArquitecturaViva 178 2015 43

También podría gustarte