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El acceso al conocimiento.
Catedrático:
Espacio pedagógico:
Criminología.
Fecha:
Erika Núñez.
09/06/2021
Sarina Rivera.
Iris Caceres.
Nathaly Rodriguez.
Karla Garcia.
Omar Meza.
Del análisis anterior consideramos que es posible aproximar ambos enfoques teóricos
en una perspectiva de colaboración, rescatando las semejanzas y procurando intentar
dar sentido desde un cuerpo teórico a los aspectos fundamentales del otro,
respectivamente.
Sistemático
Usa el método científico
Pensamiento crítico
Universal
Comprobable
Razonamiento teorético
Progresivo
Lenguaje preciso y apropiado
Explicación
Posibilidad de predicción
Objetividad
Acumulativo
Exigencia de coherencia y consistencia
Tipos De Conocimiento Pre-Científico.
Perjuicios.
Un prejuicio es una opinión sobre algo que no se conoce o se conoce poco, por lo
tanto, obtenemos de ahí una idea preconcebida. Es decir, elaboramos un juicio sin
evidencias o experiencias directas reales.
Hoy en día es habitual asistir en las redes sociales a opiniones sobre noticias penales
sin importar lo más mínimo conocer el asunto o estar documentado; tampoco ayudan
los periódicos que en pocas ocasiones publican la sentencia del caso o lo que es peor,
confunden a la opinión pública por falta de rigor periodístico al tratar la noticia.
Ese prejuicio nos conducirá a un informe criminológico erróneo pues inferimos que por
llevar tatuajes es culpable. Para Light, Keller y Calhoun «el prejuicio es una
predisposición categórica para aceptar o rechazar a las personas por sus
características sociales reales o imaginarias».
Las teorías científicas son los constructos mediante los cuales la ciencia intenta
representar el conocimiento científico, y hay tres concepciones principales de las
teorías: la sintáctica, la estructural y la semántica.
Tanto la hipótesis como la teoría son proposiciones que tratan de explicar sucesos
naturales. La hipótesis es el primer intento explicativo. La teoría ya ha pasado
exitosamente, entre otras cosas, la contrastación empírica. Khun. Establece las
características de una buena teoría científica:
Debe ser precisa: sus consecuencias deducibles deben estar de acuerdo con los
resultados de experimentos y observaciones.
Debe ser coherente: tanto internamente, como con otras teorías ya aceptadas.
Debe ser amplia: sus consecuencias se han de extender más allá de
observaciones o leyes particulares para las que en principio se destinó.
Debe ser simple: ordenar ideas que aisladas se mostrarían confusas.
Debe ser fecunda: generar nuevos resultados de investigación.
Para que un saber sea transmitido (aprendido – enseñado) debe tener la forma
de una téchne o episteme, o sea, debe ser un conocimiento articulado mediante
razones (logos). De esta manera la enseñanza y el aprendizaje se conciben
como asuntos netamente racionales.
Pero, aun aceptando que no sólo se enseña y aprende aquello formalizado
como una téchne o episteme, sigue existiendo otro supuesto: la enseñanza y el
aprendizaje se producen sólo a partir de un saber proposicional, aunque puede
ser basado en una racionalidad diferente a la lógica científica -es el caso de la
enseñanza mediante fábulas o mitos, y la literatura en general- (Cfr. Nussbaum,
1995 y Lopera, 2008).
El tercer supuesto es que el saber es únicamente consciente al igual que su
transmisión, lo cual, desde la perspectiva actual, no parece sostenerse: se
enseñan y se aprenden habilidades, valores, ideologías, cosmovisiones, etc., sin
que la persona se percate conscientemente de ello. Además, desde la
perspectiva de la biología del conocimiento se sustenta que hay un saber que se
transmite genéticamente (Riedl, 1981). Desde el punto de vista de la sociología
del conocimiento se sustenta que el saber se transmite irracionalmente por
efecto de un flujo del conocimiento entre los colectivos de pensamiento (Cohen y
Schnelle, 1986).
Un cuarto supuesto es que “conocimiento” (episteme) es sinónimo de
“conocimiento verdadero”, como lo era para los griegos. Lo demás es opinión
(doxa), un saber no articulado mediante razones que puede ser falso o
verdadero (ortho doxa), un tipo de saber considerado como de menor rango que
el “conocimiento” (Ramírez, 1996; Lopera, 2004).
En consecuencia, actualmente se considera en algunos círculos que el conocimiento,
incluso (y especialmente) el conocimiento científico, es falible, conjetural, pues no hay
forma de tener certeza absoluta sobre la verdad de algo. Por ejemplo, Popper
argumenta que el reconocimiento por parte de Sócrates de su propia ignorancia (sólo
sé que nada sé –Platon, 199720 ), base de su método mayéutico, es aplicable en la
epistemología contemporánea:
“Por conocimiento, en principio, queríamos decir, conocimiento cierto Sin embargo el
conocimiento científico no es conocimiento cierto. Está siempre abierto a revisión.
Consiste –en el mejor de los casos- en conjeturas comprobables, en conjeturas que
han sido objeto de las más duras pruebas, en conjeturas inciertas, en conocimiento
hipotético, conocimiento conjetural.
Ventajas y limitaciones.
Sin embargo, es paradójico lo difícil que resulta definir a la ciencia, siendo que
pareciera tratarse de un concepto tan importante y obvio. En el estadio actual de
evolución epistemológica, debe aceptarse, por ejemplo, que no existe una noción
unívoca de lo científico, que no tiene respuesta precisa. No obstante, existen
importantes definiciones, como la de Husserl, quien sostuvo que ciencia es "un cierto
universo de proposiciones que surge de modo constante de la actividad teórica y en
cuyo orden sistemático un cierto universo de objetos alcanza su determinación".'' Pero
hay muchas otras, de autores reconocidos, que no coinciden con ella, entre otras
cosas, porque cada época ha aplicado una noción distinta de ciencia, que surge, como
veremos, de lo que se denominan los paradigmas científicos dominantes en un
momento histórico.
El grave problema que plantea la definición de ciencia resulta de sus perfiles
cambiantes, porque es a histórica, contingente, y objeto de constante reelaboración
epistemológica. En el cotejo del saber científico con el cotidiano, la ciencia parece
ofrecer una opción segura, rigurosa, exacta, precisa, en la que se podría confiar
plenamente. Sin embargo, tal intuición no encuentra siempre correspondencia con la
realidad; hoy, muchos epistemólogos niegan lisa y llanamente la posibilidad de definir
la ciencia, porque cada dato que se integra en ella deja automáticamente excluidas
ciertas parcelas del conocimiento posible.