Curso de autoformación

en Inteligencia Emocional
y Contención Afectiva

Contención emocional
en la infancia
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Contención emocional en la infancia

A la hora de plantearnos brindar contención emocional a los/as niños/as en pri-
mer lugar se debe comprender algunas nociones sobre su desarrollo integral,
sobre todo de la dimensión afectiva, pues esta capacidad resulta primordial
para su desarrollo. Si somos capaces de entender y darle importancia a este
tema, se nos facilitará comprender la importancia del proceso de acompañarles
durante su proceso de crecimiento y descubrimiento.

Afectividad, Emociones y Sentimientos

Ricardo Capponi (1987, p.89) considera la afectividad

“como uno de los elementos básicos del vivenciar y la define
como movimientos de energía psíquica subsistidos por los
individuos, que intervienen especialmente en la dinámica de
regulación psíquica, es decir, en el estado emocional más o
menos estable de las personas, y estos movimientos se pro-
ducen y son una respuesta a estímulos tanto internos como
externos”. Esta capacidad de responder emocionalmente
está presente desde el nacimiento y depende de la ma-
duración y aprendizaje del niño/a, este último se vuelve
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más importante debido a que se puede controlar y me-

diar. La familia debe cuidar, enseñar y orientar, además
controlar el ambiente para que se establezcan patrones
emocionales convenientes y apropiados en los/as niños/
as (Hurlock, p.208, 1978).

La familia juega un papel decisivo en el desarrollo

del niño/a porque define las pautas sobre cómo percibir y
enfrentar el mundo. El conocimiento aprendido del siste-
ma familiar forma estructuras que sientan las bases para
la adquisición de conocimiento en un futuro. Las figuras
de apego (que se espera, sean tendientes a la seguridad),
son necesarias y fundamentales para establecer una
afectividad estable y segura, lo que hace más relevante la
necesidad de que los/as cuidadores sean capaces de res-
ponder a las necesidades vinculares de los/as niños/as,
lo que se conoce como Capacidad Responsiva. En esta
misma línea, podemos entender que la educación pro-
porcionada por la familia desde tempranas edades repre-
senta una fuente básica de bienestar para el desarrollo
y crecimiento de las personas. Además, la familia cumple
la función de establecer la disposición para ocupar roles
sociales, aporta en la gestión y el control de impulsos,
promueve valores, y aporta en el desarrollo de fuentes
de significado, por lo que este periodo de socialización
permite a los/as niños/as convertirse en miembros de la
sociedad desde una perspectiva proactiva (Suárez y Vé-
lez, 2018, p.176).

¿Qué son las emociones?

Las emociones constituyen un elemento central en la

comprensión del mundo afectivo, expresándose en diver-
sas formas hasta constituir un estado de ánimo (Capponi,
2019). A pesar del desarrollo de una comprensión cientí-
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fica de la emoción, el avance ha sido relativamente lento

en comparación con otros dominios como la percepción,
la atención y la memoria (Fox, 2018). En palabras de Ra-
fael Bisquerra (2003) las emociones se producen gracias
al proceso de captación de “información sensorial” gra-
cias a los centros emocionales que tiene el cerebro, gene-
rando una respuesta neurofisiológica que se condice con
la interpretación subjetiva que realiza la neo-corteza. En
este sentido, las emociones representan una interpre-
tación de lo que ocurre, con una fuerte relevancia de la
constitución interna de los individuos, por lo que podrían
entenderse como “individuales” aunque “socialmente
compartidas”, por tanto, serían un estado complejo y no
una mera acción refleja. Debemos reconocer que aún no
hay consenso científico sobre la “naturaleza de las emo-
ciones”, y de forma general se e pueden identificar dos
grandes modelos explicativos.

En primer lugar, el que asume que las emociones

están dadas biológicamente en un plan de activación
“natural” a modo de “reflejos desacoplados" (Adolphs y
Anderson, 2018 en Fox, 2018). Una perspectiva muy di-
ferente, sin embargo, plantea la hipótesis de que las emo-
ciones son principalmente construcciones sociales que
surgen de una organización dinámica del cerebro junto
con un sistema conceptual muy desarrollado que ayuda
a dar sentido a la información sensorial entrante, modelo
en el que podemos destacar el trabajo de la doctora Lisa
Feldman Barret. En este modelo, las emociones no son
reacciones a eventos sensoriales, sino que son construc-
ciones conceptuales del mundo (Barrett, 2017).

Entre los modelos explicativos más relevantes para

los estudios científicos, podemos destacar los siguientes:
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Importante destacar que los modelos actuales de-

rivados del concepto de “neurociencia afectiva” destacan
el valor del Apego y la Crianza en la generación de los
“sistemas de cuidado” de parte de los/as cuidadores/as,
los cuales tendrían una base hereditaria y se activarían
gracias a la alteración de determinados componentes
neuroquímicos, hormonales y de neurotransmisión. De
estos procesos dependería entonces la formación de la
personalidad y sus factores constitutivos, directamente
relacionados con las experiencias de inhibición y activa-
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ción de los "sistemas afectivos básicos" generados por la

influencia del ambiente temprano y los vínculos “mater-
nales/paternales” (Özkarar-Gradwohl; 2019).

Desde los enfoques más estructuralistas, lo que

sentimos es una respuesta natural a una situación que
ocurre en nuestro ambiente, y la emoción es la respuesta
natural que nos permite adaptarnos a la situación y ga-
rantiza la supervivencia. Cuando identificamos la emo-
ción que sentimos, podemos comprender cómo estamos
interpretando la situación del ambiente y cómo estamos
viviendo dicha circunstancia. Nos permite conocer y
comprender qué es lo que nos pasa por dentro. Las emo-
ciones cumplen 3 funciones importantes principales:

1. Adaptativa: cada emoción tiene su propia uti-

lidad. Por ejemplo, el miedo tiene la función de
proteger y el asco funciona como rechazo.
2. Motivacional: energiza la conducta motivada
que se realiza de una forma más vigorosa y efi-
caz.
3. Comunicativa: abarca la comunicación intra-
personal y la interpersonal. De la intrapersonal
obtenemos información propia. En cambio, en
la interpersonal se presta atención a la comu-
nicación verbal y no verbal, que influyen en la
conducta de los demás.

Desde los enfoques constructivistas, las emocio-

nes no son reacciones “naturales” al mundo, sino que in-
terpretaciones de lo ocurre dentro de nuestro cuerpo en
relación con lo que pasa en el mundo, y que nos ayuda a
preparar los pasos siguientes en una constante “predic-
ción” en base a lo “que ya ha pasado” (Barrett, 2020). Esta
idea lleva a pensar en la existencia de modelos internos
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de elaboración de la experiencia, lo que podría ir en la

misma línea de los Modelos Operativos Internos descri-
tos en la teoría del apego. La Dra. Barrett defiende que
“la afirmación es que las emociones son, al mismo tiempo,
socialmente construidas y biológicamente evidentes” (Ba-
rrett, 2012).

La existencia de estas dos posturas antagónicas

han generado dificultades en el establecimiento de mo-
delos predictivos en torno al funcionamiento emocional y
afectivo, considerando además que las suposiciones pre-
existentes en los investigadores influyen en la percepción
e interpretación de los datos científicos, generando des-
acuerdos en torno a los conceptos que se miden y a la for-
ma de operacionalizar las variables, pudiendo encontrar-
se el uso de conceptos bajo una rúbrica lingüística que no
diferencia claramente las emociones y sentimientos (Fox,
2018). Sin embargo, es un hecho evidente que la conduc-
ta emocional y el afecto se encuentran modulados por el
funcionamiento cerebral, al punto que cualquier pertur-
bación cerebral puede repercutir sobre la experiencia y
la conducta emocional. Cualquier cambio en dichas acti-
vidades afecta al modo mediante el cual se expresa una
conducta emocional, y como es interpretada la conducta
emocional de otros/as (Palmero, 1997).

Para el trabajo en esta línea tomaremos la defini-

ción de emoción que encontramos en los textos del Dr.
Ricardo Capponi, para quien las emociones corresponde-
rían a “Una sensación psicoorganica compleja”, y las defi-
ne como:

“Una experiencia afectiva, placentera o displacentera,

la cual se produce a partir de un estímulo interno o ex-
terno sobre el sistema somatocorporal, denominado
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core affect, que tiene la característica de una señal de

cierta intensidad, de mínima a máxima, acompañada
de un correlato expresivo y comunicativo, a la que el
sistema nervioso central le adjudica un significado.
Esta señal busca una adaptación, una homeostasis
con el medio que la produce. Una vez lograda esta
adaptación, la estimulación cesa.” (Capponi, 2019).

Es importante tener presente que la emoción se

construye con la experiencia, no es solamente una reac-
ción biológica del organismo frente al medio en el que se
encuentra; esta concepción de emoción desde la expe-
riencia se denomina “Teoría constructivista de las emo-
ciones”, poniendo acento en la capacidad del sujeto de
manejar un sinfín de estados emocionales diversos, los
cuales se transforman en herramientas para afrontar una
gran diversidad de escenarios y lograr maniobrar a través
de ellos, denominado esto como “granularidad emocio-
nal”.

Esta forma de entender las emociones le otorga

un papel importante en las relaciones sociales, ya que es
a través de las emociones que interactuamos con otras
personas y construimos nuestro mundo a través del cual
podemos movernos y reaccionar, construyendo nuestro
mundo simbólico, el cual deberá interactuar y desenvol-
verse junto a muchos otros, dentro de la diversidad de
experiencias presentes en la sociedad.

La Función de las Emociones

Sobre los componentes propios de las emociones, pode-

mos considerar los de carácter neurofisiológico (reaccio-
nes involuntarias como la sudoración, hipertensión, tono
muscular, etc.), los conductuales (expresiones faciales,
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lenguaje no vernal, tono de voz, etc.) y los componentes

cognitivos (experiencia subjetiva).

Las emociones básicas han sido descritas por mu-

chos/as autores, con algunas variaciones y sutilezas, pero
todos/as coinciden en algo: Las emociones tienen una
función importante para el desarrollo y la supervivencia
de las personas. Si bien es difícil aunar los términos res-
pecto a la jerarquía de “básicas” o “compuestas”, podemos
revisar las funciones generales que han sido asociadas a
algunas emociones que han sido ampliamente consen-
suadas: alegría, rabia, miedo, tristeza, asco y amor.

• Alegría: La alegría es uno de los sistemas que

tiene el cuerpo para incentivar la acción. Ade-
más, sirve de recompensa para aquellas con-
ductas beneficiosas para uno mismo.
• Rabia: La ira tiene una función evolutiva clara,
nos dota de los recursos necesarios para hacer
frente a una situación frustrante. Cuando tene-
mos que hacer frente a un peligro o superar un
reto, ese gasto de recursos para aumentar la ac-
tivación nos ayuda a lograr el éxito.
• Miedo: El miedo es un legado evolutivo que tie-
ne un valor de supervivencia. Esta emoción nos
es útil para preparar el cuerpo y producir con-
ductas de huida o afrontamiento ante estímulos
potencialmente peligrosos.
• Tristeza: La función de la tristeza es actuar en
situaciones donde la persona se encuentra im-
potente o no puede llevar a cabo ninguna acción
directa para solucionar aquello que le apena,
como el fallecimiento de un ser querido. Por
esto, la tristeza baja el nivel de actividad, con el
objetivo de economizar recursos y evitar que
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hagamos esfuerzos innecesarios.

• Asco: La función adaptativa que cumple el asco
es rechazar todos aquellos estímulos que pue-
dan provocar una intoxicación. Las náuseas y el
malestar contribuyen a evitar cualquier inges-
tión dañina para el cuerpo.
• Amor: Gracias al amor creamos nuestros vín-
culos afectivos desde el nacimiento, necesarios
para el crecimiento emocional sano.

¿Qué es la Contención Emocional?

La Real Academia Española (2016) define la palabra

contener como:

• Dicho de una cosa: llevar o encerrar dentro de

sí a otra.
• Reprimir o sujetar el movimiento, impulso de un
cuerpo.
• Reprimir o moderar una pasión.

Como se puede ver el concepto de contención ya

hace alusión a un control sobre alguien o algo, en este
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caso es contener o sostener una emoción por medio del

acompañamiento y ofrecer todas las posibilidades o al-
ternativas para una adecuada expresión de las emocio-
nes.

La contención emocional es un conjunto de pro-

cedimientos básicos y su propósito es calmar a las per-
sonas afectadas por una emoción muy fuerte o una cri-
sis emocional. Es la principal intervención de apoyo en el
momento de la crisis, el propósito es ayudar a los/as ni-
ños/as y alentarlos a restaurar la estabilidad emocional y
promover un equilibrio personal sostenido. La finalidad
de este proceso es entregar a la persona afectada seguri-
dad y estabilidad para restablecer el estado anímico pre-
vio al suceso y además reducir el impacto psicológico que
ha provocado el momento de crisis. Slaikeu (p.28, 1996)
define la crisis emocional o crisis psicológica como un es-
tado mental transitorio de desorganización psíquica que
atraviesa alguien cuando no puede utilizar sus recursos
habituales ante una situación difícil de tolerar y su capa-
cidad para procesarla se ve sobrepasada. Algunas de las
situaciones que pueden desencadenar esta crisis podrían
ser un accidente, una pérdida, un suceso de violencia, o
cualquier hecho que altere el estado de ánimo.

Las crisis emocionales afectan la estabilidad de

las personas debido a que es una experiencia repentina
de una situación o evento estresante, lo que hace que
las personas se sientan incómodas y sientan variaciones
importantes a nivel emocional, referidas en su estado
del ánimo, lo que resulta en el desequilibrio. Todos los
seres humanos experimentarán múltiples situaciones
de crisis a lo largo de su vida, algunos de ellos relaciona-
dos a hechos o acontecimientos imprevistos, otros con
los cambios experimentados en las diferentes etapas del
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desarrollo, mientras que otros están relacionados con la

necesidad de cambios en la forma vida o la manera de en-
tenderla, por tanto es altamente probable (y normal), que
la experiencia de crisis ocurra en algún momento.

El proceso de una crisis se estructura de cuatro

etapas (Agentes de cambio, 2018), las cuales son:

1. Evento precipitante: Es el evento o experiencia

que provoca la crisis, (momento de explosión vio-
lenta o en el que se presenta el incidente de agre-
sión).

2. Respuesta desorganizada: Hay una gran ten-

sión emocional o estrés físico y psicológico. Hay
desorientación, confusión y paralización. (“no sabe
qué hacer”). Las personas pueden reaccionar de las
siguientes maneras:

• Explosión: La persona pierde el control

de sus emociones y pensamientos. Hay
una reacción emocional de impacto que
incluye llanto, gritos.
• Negación o bloqueo del impacto: La per-
sona hace esfuerzos para evitar pensa-
mientos que le recuerden su problema o
actúa tal y como si el evento no hubiera
pasado.
• Intrusión: Se caracteriza por la invasión
de pensamientos e imágenes que permi-
ten, en algún momento, encontrarle sen-
tido a la experiencia.

3. Estabilización: La persona empieza a calmarse

y a recuperar el control de sus emociones, pensa-
mientos y comportamientos.
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Algunas alternativas para manejar esta si-

tuación son a través de las siguientes fases:

• Penetración: Constituye la fase en la cual

se llega al proceso de identificar y expre-
sar los sentimientos, pensamientos e imá-
genes de la experiencia de crisis. Algunas
personas pueden llegar a ella por sí solas,
otras requieren de ayuda externa.
• Consumación: Permite la integración de
la experiencia dentro de la vida personal.
La mujer, por ejemplo, no solo ha admitido
su situación de maltrato y encuentra una
explicación para ello, sino que ha identi-
ficado y expresado sus pensamientos y
sentimientos. Admite a su vez, que está
pasando por un período de desorganiza-
ción, pero reconoce los mecanismos o es-
trategias para salir adelante. Se establece
el potencial positivo de la situación de cri-
sis.

4. Adaptación: La persona recobra sus fuerzas

y retoma el control de su estado emocional y
conductual.

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¿Cómo otorgar Contención Emocional?

Ahora que entendemos la importancia sobre la educa-

ción emocional y lo que es la contención, brindaremos
algunos ejercicios para brindar contención emocional.
Es importante señalar que al mismo tiempo de enten-
der y comprender las emociones y sentimientos de los/
as niños/as, primero tenemos que hacernos cargo de las
propias, entendiendo que no se puede dar contención si
estamos en un estado del ánimo alterado debido a que
esta situación afectará aún más al niño o niña. Por este
motivo, se entrega como axioma la idea de base segura en
estado de tranquilidad, consolidando una actitud empáti-
ca y contenedora. En este punto, es importante destacar
que los adultos/as, debemos aprender de nuestra propia
emocionalidad y capacidad de contención, solicitando
ayuda para entregar el estado de seguridad requerido
frente a la desregulación emocional de nuestros/as hijos/
as y/o estudiantes.

Algo fundamental en la contención emocional es

permitir a las personas expresar sus emociones y no ne-
garlas, por lo que lo primordial es “ayudar a liberar” (dejar
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que se expresen) las emociones y direccionarlas hacia su

función (descubrir la necesidad del mensaje). Se deben
evitar frases como ‘no llores’, ‘eso no es un problema’, ‘no
es para tanto’, etc. Al decir frases como esas lo que hace-
mos es invalidar la emoción del otro.

Veamos algunos pasos prácticos asociados a la

contención emocional:

1. Acercamiento: Esta primera etapa consta de una

conversación con los/as niños/as, ya sea porque se
acercaron o nosotros/as decidimos tomar la ini-
ciativa. Lo importante es explorar la emoción que
está alterando las funciones cotidianas y afectan-
do de forma directa. El objetivo principal es brin-
dar acompañamiento sin otorgar juicios de valor,
favoreciendo la expresión de los sentimientos en
un entorno de respeto que entregue seguridad y
confianza. A partir de esta conversación podremos
identificar el nivel de ansiedad y el grado de con-
gruencia de los/as niños/as. Hay algunas actitudes
claves para tener en cuenta:

• Empatía: escuchar al niño/a desde su mar-

co de referencia, se debe ser capaz de em-
patizar con él o ella y ponerse en su lugar.
• Escucha activa: escuchar de forma respe-
tuosa y atentamente, sin entregar juicios
o críticas.
• Atención física: prestar atención al len-
guaje corporal y al lenguaje no verbal,
pues muchas veces lo que se dice no es
todo lo que se quisiera expresar, sobre
todo en los/as niños/as más pequeños/as.
• Consideración positiva: tener conciencia
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de que él o la niño/a está esforzándose y

haciendo lo mejor posible dentro de sus
posibilidades según sus circunstancias y
su nivel de desarrollo.
• Congruencia: percatarse de que es lo que
está pasando en este proceso.
• Reflejo de sentimiento: observar, mani-
festar y favorecer la expresión de las emo-
ciones y sentimientos explícitos e implíci-
tos presentes durante la conversación.
• Concretización: lograr que la conversa-
ción tome una ruta, desde lo más general
a lo específico. Es importante indagar el
significado e importancia de la situación
para él niño o la niña.

2. Acciones de Contención: Pese a que la conten-

ción emocional es un proceso de índole técnico
llevado a cabo por psicólogos/as, no es necesario
ser un profesional para brindar contención, es más,
probablemente las personas hayan llevado a cabo
esta tarea sin percatarse y más de una vez. A con-
tinuación, se describirán algunos ejercicios espe-
cíficos de contención emocional (Díaz, p.260-261,
2012), estos procesos están facilitados para traba-
jar con l@s niñ@s y resulte sencillo.

• Respiración: Se realizará si el nivel de an-

siedad es muy alto. Para empezar, le pedi-
remos a él/la niño/a que despeje su mente
de cualquier pensamiento y buscaremos
hacer contacto visual para ubicarlo/a
temporalmente en el presente y brindar
la sensación de compañía y seguridad.
Luego se le pedirá que se concentre en su
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respiración, cómo entra y sale el aire de

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su cuerpo (En el caso que aparezca algún

pensamiento o emoción que altere al niño
de nuevo les pediremos que se centren
en nosotros y focalice su atención en la
respiración, se puede respirar conscien-
temente). Una vez que ya esté en un es-
tado relajado podemos pasar al siguiente
proceso.
• Fantasía catastrófica: Para realizar este
ejercicio los/as niños/as deben estar tran-
quilos y estables emocionalmente. Les pe-
diremos que nos relaten cuál sería el peor
escenario posible que se imaginan frente
a la situación que los tiene en conflicto,
una vez que nos exprese lo que imagi-
na se debe tomar de forma respetuosa y
validando su pensamiento, para después
contrastar su idea con la realidad y hacer-
le ver que la situación está más en su fan-
tasía. Ahora bien, si los niños/as nos plan-
tean un escenario posible en un futuro, se
debe tranquilizar y decirle que si llegase a
pasar lo que se imagina no estará en esa
situación de soledad, sino que acompaña-
do por adultos protectores (nosotros/as)
y que juntos intentarán resolver la situa-
ción de una forma adecuada.
• Visualización: Este es otro ejercicio de
relajación, le pediremos a los/as niños/as
que cierren sus ojos y recuerden una si-
tuación donde se hayan sentido en paz y
tranquilos/as, que recuerden cada sensa-
ción e intenten recordar los detalles, res-
pirando profundamente y disfrutando del
recuerdo. Luego que imaginen lentamen-
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te que se están alejando del lugar y regre-

san al presente con nosotros. Les diremos
que abran sus ojos y les explicaremos que
lo que acaba de hacer es encontrar un lu-
gar seguro al cual puede recurrir median-
te su imaginación en cualquier momento.

3. Evaluación: Conversaremos con los niños/as so-

bre el proceso realizado, les preguntaremos cómo
se siente ahora y cuáles fueron los recursos que uti-
lizaron y que más le sirvieron para salir del momen-
to que estaban pasando. Es importante que ellos/
as puedan identificar las acciones que los ayudan a
regularse para que más adelante sean capaces de
utilizarlos sin la necesidad de que alguien los guíe y
direccione hacia una respuesta emocional adecua-
da, sino que puedan acceder a la autorregulación.

Habilidades para la Vida

Muchas veces se suele prescindir o no se le da la impor-

tancia necesaria al desarrollo afectivo de las personas, lo
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que solo trae desventajas y dificultades a nivel emocio-

nal y disposicional. A partir de la educación emocional
se desarrollan las habilidades para la vida, estas son “ha-
bilidades o destrezas psicosociales que le facilitan a las
personas enfrentarse con éxito a las exigencias y desafíos
de la vida diaria.” (Mantilla, p.7, s.f.). Estas habilidades psi-
cosociales están reconocidas por la OMS y ayudan a pre-
venir problemas de salud (tanto físicos como mentales),
y determinan un comportamiento con actitud positiva
hacia un estilo de vida saludable. Como se mencionó en el
principio, es importante lo que enseñamos a los niños/as,
pues determina y establecerá las bases para su desarrollo
y crecimiento, por lo tanto estas capacidades y la funcio-
nes que cumplen en la vida de las personas dependerá de
la forma de vincularnos y las enseñanzas que se les han
brindado, tanto en la familia, como en la escuela. A con-
tinuación, se definirán las habilidades y cómo influyen en
la vida del individuo y de los otros según Mantilla (p.8-9,
s.f.).

En primer lugar, está el conocimiento de sí mismo

que significa comprender la existencia, carácter, fortale-
zas, debilidades, gustos y disgustos; desarrollar más co-
nocimiento personal facilita la identificación de momen-
tos de ansiedad o tensión, este tipo de conocimiento es
necesario para una comunicación efectiva, relaciones in-
terpersonales y empatía por los demás.

La empatía que es comúnmente conocida como

ponerse en el lugar del otro, puede ayudarnos a aceptar
personas que son diferentes a nosotros/as y mejorar las
relaciones interpersonales. También ayuda a desarrollar
comportamientos de cuidado y apoyo para las personas
que necesitan atención, asistencia o aceptación, que a
menudo son víctimas de estigma y exclusión social.
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La comunicación efectiva que es la capacidad de

expresarse en lenguaje y habla de una manera apropiada
a la cultura y la situación, implica una serie de pensamien-
tos, sentimientos y comportamientos que pueden ayudar
a un niño/a o adolescente a alcanzar sus objetivos per-
sonales de una manera socialmente aceptable, también
está relacionada con nuestra capacidad de buscar aseso-
ramiento o ayuda cuando sea necesario.

Las relaciones interpersonales, son reconocidas

como una habilidad para la construcción de relaciones
positivas con las personas con las que interactuamos. Te-
ner las habilidades necesarias para mantener relaciones
amistosas que son vitales para el bienestar psicológico y
social, y para mantener buenas relaciones con los miem-
bros de la familia.

La toma de decisiones facilita la gestión construc-

tiva sobre nuestras propias vidas y nuestra influencia en
la vida de los demás. Si los niños/as y los jóvenes toman
decisiones positivas sobre su estilo de vida, y evalúan
varias opciones y posibles consecuencias, tendrán un im-
pacto positivo en la salud y el bienestar presente y futuro.

Muy ligada con la toma de decisiones está la habi-

lidad de resolución de problemas y conflictos que per-
mite tratar constructivamente los problemas de la vida.
Las siguientes habilidades tienen que ver con la gestión y
la forma de controlar determinadas situaciones, primero
está el manejo de emociones y sentimientos que facilita
el reconocimiento de los estados personales y el de los
demás, y también ayuda a entender cómo afectan al com-
portamiento social, con el fin de brindar una respuesta
emocional apropiada.
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Por último, está el desarrollo de dos tipos de pen-

samiento:

1. El pensamiento creativo que incluye el uso de

procesos de pensamiento básicos para desa-
rrollar o inventar ideas novedosas, se centra
en los aspectos de las ideas relacionadas con la
iniciativa y la razón. Ayuda a tomar decisiones y
resolver problemas, lo que permite explorar las
alternativas disponibles y las consecuencias de
las acciones. Puede ayudarnos a ir más allá de
la experiencia directa, e incluso sin problemas
ni decisiones, el pensamiento creativo puede
ayudarnos a adaptarnos y responder con flexi-
bilidad a las situaciones que ocurren en nuestra
vida diaria.
2. El pensamiento crítico o capacidad de analizar
objetivamente información y experiencia. Este
pensamiento contribuye a la salud y al desarro-
llo personal y social al ayudarnos a reconocer, y
evaluar las actitudes y comportamientos pro-
pios y de los otros. Las personas que desarrollan
adecuadamente este pensamiento se realiza-
rán preguntas y no aceptarán la información si
no hay un análisis cuidadoso de la experiencia,
las causas y los supuestos. Además, brinda pro-
tección, ya que los/as niños/as y adolescentes
aprenden a analizar y realizar una lectura per-
sonal y objetiva sobre la publicidad y la infor-
mación de los medios de comunicación masiva,
que muchas veces influye negativamente en
aquellos grupos más vulnerables, entregando
estándares y formas de vida que son lejanas a
la realidad.
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Referencias
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