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Lic. en Psicología
Para comenzar a trabajar las emociones, te recomiendo primero haber establecido un vínculo
favorable con el niño.
Te propongo a continuación una serie de actividades útiles y fáciles de realizar, que tienen
como objetivo promover y ejercitar la inteligencia emocional. Todas ellas pueden ser utilizadas
en modalidad virtual o presencial, haciendo los ajustes necesarios para su correcto desarrollo.
1) Ruleta de emociones:
La ruleta de emociones es un recurso útil para observar qué emociones reconoce el niño.
Pueden armarla con cartulina, poniendo en el centro un “gancho mariposa” y una flecha que
utilizarán para girar. O ingresar al siguiente link y acceder a ella de manera virtual.
http://www.czpsicologos.es/evenbettergames/juegos.php
Pulvirenti Natalia Agustina
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Las pueden buscar juntos (en internet, diarios o revistas) o se le pueden brindar al niño las
imágenes buscadas con anticipación.
Te recomiendo empezar con las emociones básicas (alegría, tristeza, enojo, asco, miedo,
sorpresa) y luego ir ampliando progresivamente a otras emociones más complejas.
Los libros son una buena herramienta para trabajar educación emocional con los niños. Nos
ayudan a tener mayor vocabulario emocional, reconocer e identificar emociones, comprender
nuestras experiencias virtuales, empatizar con los demás, poner palabras a lo que nos sucede,
nos muestran modelos y estrategias para resolver conflictos, y fomentan el dialogo, entre
otras cosas.
Te aconsejo elegir bien el cuento, leerlo junto al niño e intercalar con preguntas que
favorezcan el intercambio y la comprensión. Luego reflexionar sobre las emociones que
aparecen, vinculándolas con las propias experiencias.
Pulvirenti Natalia Agustina
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4) Teatro de emociones
Esta actividad consiste en crear un guion de teatro, representando historias inventadas por el
niño e involucrando diferentes emociones.
Para eso, necesitarán crear algunos personajes (pueden ser ustedes mismos, disfrazarse,
armarse vestuarios, o utilizar muñecos) y tener un dado de emociones. El juego consiste en
elegir un personaje, tirar el dado e inventar/representar una historia donde aparezca ese
personaje asociado a esa emoción. Pueden introducir variables como tirar el dado dos veces,
de modo que sean dos las emociones a interpretar.
5) Espejo de emociones
Pulvirenti Natalia Agustina
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Esta actividad es muy sencilla. Consiste en poner un espejo delante del niño, ayudándolo a
representar las expresiones de cada emoción. Pueden aprovechar para reflexionar sobre cada
una de ellas y las distintas posiciones corporales/faciales que cada una involucra.
6) Memotest emociones
Esta actividad es el típico memotest, pero utilizando emociones. Pueden armarlo juntos
buscando fotos en revistas o utilizar uno ya creado. (Se adjunta un modelo posible)
El juego consiste en poner todas las piezas boca abajo y que cada participante vaya levantando
de a dos. Si son iguales y expresan la misma emoción, se las queda y continúa jugando. En caso
contrario, será el turno del siguiente jugador. El ganador es el que consigue mas parejas al final
del juego.
7) Dibujar emociones
Para esta actividad se deben preparar varias tarjetas escribiendo en ellas el nombre de
diversas emociones. Luego, un participante debe escoger una tarjeta y representar la emoción
haciendo la mímica. ¡Recuerden que no vale hablar ni hacer sonidos! El otro participante debe
adivinarla.
Cuando el niño no sepa como representar alguna emoción, se le puede brindar la posibilidad
de explicarla con sus palabras, poner un ejemplo o contar una situación en la que le sucedió.
También pueden aprovechar cada turno para contar una experiencia propia en relación a cada
emoción.
Pulvirenti Natalia Agustina
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9) Bingo de emociones
Es un juego muy entretenido. Cada jugador tiene un tablero con algunas emociones escritas y
se van sacando tarjetas de emociones, poniendo una marca cuando hay coincidencia con
nuestro tablero. El ganador es aquel que consigue llenar una línea horizontal o vertical.
Pueden utilizar el tablero anterior o crear uno ustedes mismos, incluso poniendo imágenes de
emociones en lugar de palabras.
Consiste en hacer una especie de diario donde intentaremos hacer un pequeño balance del
día, empezando por las cosas positivas y dejando para el final las negativas. Haremos hincapié
en cómo nos sentimos, qué pensamientos tuvimos y cómo actuamos.
Esta actividad se recomienda para niños a partir de los 7 años. Pueden empezar a hacerlo
juntos para que luego pueda ir haciendo con mayor autonomía.
El diario nos ayuda a aumentar nuestro bienestar porque nos hace más conscientes de las
emociones que vivimos, sus causas, sus efectos, los pensamientos que provocan en nosotros,
cómo solemos actuar, etc. Además, podemos detectar patrones y nos ayuda a cambiar
conductas o pensamientos destructivos por otros más conciliadores y saludables.
Una buena idea es utilizar la versión guiada de Anna Llenas: “Diario de las emociones. Pon
color a tus emociones”.
Pulvirenti Natalia Agustina
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Te recomiendo que puedan reflexionar sobre esto, establecer juntos el mejor lugar y los
elementos que podrían incluir allí.
Puede ser también un objeto que al niño le represente calma, y que pueda trasladar a
distintos contextos.
Respecto a la relajación, para que los niños sean capaces de regularse en momentos de
carga emotiva elevada, necesitan practicar cuando están calmados y con buena
predisposición, para que luego puedan implementarlo con autonomía y comodidad cuando
lo necesiten. Para eso, pueden transmitirse técnicas de relajación y respiración (Por ejemplo,
inspirar por la nariz y luego sacar el aire por la boca lo más despacio posible, o contando
hasta 3)
Otro recurso muy bueno para que los niños se relajen es practicar la RELAJACIÓN DE "EL
CUBITO DE HIELO":
Consiste en hablarle al niño y guiarle en la siguiente meditación:
"Eres un cubito de hielo, rígido, sólido, duro y frío. Encógete con las piernas dobladas y
agarradas con los brazos fuertemente. Nota la tensión, aprieta todo tu cuerpo.
Ahora observa cómo poco a poco aparece el sol en el horizonte. Empiezas a notar su calor,
cómo te va calentado. Despacio ve soltando la tensión pues te estás derritiendo. Poco a poco
ve extendiendo el cuerpo hasta quedarte tumbado a medida que el sol te calienta y te vas
convirtiendo en un charco de agua líquida. Suelta y relaja todo el cuerpo. Derrítete, suéltate,
ya no eres un hielo duro y en tensión, eres agua que fluye por todas partes.”
Cuando el niño se enoje o esté en tensión, se le puede recordar que está como un cubo de
hielo y que si cierra los ojos puede observar como sale el sol y derretirse mientras se relaja y
suelta la tensión.
“Había una vez una tortuga llamada “Tortuguita” que tenía 6 años y
no le gustaba mucho ir al cole, porque pasaban muchas cosas que le
hacían enfadarse mucho, gritar, patalear y pelearse con los demás.
Sólo quería dibujar y pintar. No quería colaborar con nadie. Todos los
días tenía problemas con los compañeros, con la profesora…y
después se sentía muy mal y triste.
Un día encontró a una tortuga muy mayor que le dijo que quería
ayudarla y le dijo:
- Te contaré un secreto.
- ¿Cuál?- preguntó Tortuguita.
- Tú llevas encima de ti la solución a tus peleas, insultos, líos, gritos y
rabietas,…
- Pero, ¿qué es?- insistió Tortuguita.
-Es tu caparazón –respondió la vieja tortuga - Puedes esconderte
dentro de él cada vez que vayas a enfadarte, gritar, molestar,
insultar, pelearte,… Y dentro de tu concha te sentirás a gusto y
tranquila.
- ¿Y cómo se hace? – preguntó de nuevo Tortuguita.
- Encoge los brazos, las piernas y la cabeza y apriétalas contra tu
cuerpo. Cierra los ojos y piensa: “Estoy más tranquila, no voy a
pelearme, no voy a molestar a nadie”.
A continuación Tortuguita practicó un poco y la tortuga mayor le
dijo:
-¡Muy bien! Lo has hecho muy bien. Hazlo así cuando vayas a la
escuela.
Al día siguiente Tortuguita se fue al colegio y en un momento de la
mañana empezó a enfadarse porque un compañero le había dicho
una cosa y antes de chillar, patalear, insultar, pensó: “he de poner en
práctica lo que me dijo la tortuga mayor: meterme en el caparazón”.
Así lo hizo y no hubo ninguna pelea, ninguna rabieta, ningún grito.
La profesora y los demás compañeros la felicitaron. Tortuguita
estaba muy contenta. Siguió haciendo lo mismo cada vez que se
enfadaba”
casilleros que se indican. Luego, el jugador debe comentar alguna situación en la que se
haya sentido de la manera que indica el casillero en el que se encuentra. Al finalizar, cede el
turno al siguiente jugador. El ganador es el que primero llega al casillero final.
Pueden agregar variantes o modificar las reglas de acuerdo a cada niño. Por ejemplo,
pueden acordar que aquel participante que no logre contar ninguna experiencia personal en
relación a la emoción que le toca, debe retroceder 3 casilleros.
La consigna es que el o la paciente antes de contarnos cómo estuvo su día, pueda señalar en el
ENOJÓMETRO su grado de enojo…al finalizar la sesión, podrá marcar cómo se siente luego de
haber contado eso que le pasa.
Se puede adaptar y convertirlo en TERMÓMETRO DE EMOCIONES, partiendo desde ALEGRÍA,
Pulvirenti Natalia Agustina
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Pueden utilizar un broche para marcar el lugar correspondiente a la emoción que escoge el
niño.
Pulvirenti Natalia Agustina
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• Rojo: significa detenerse, y se debe activar antes de que el niño pierda por completo el
control.
• Amarillo: significa reflexionar, es el momento para encontrar la solución más adecuada para
el problema que provoca la ira o frustración.
• Verde: significa avanzar y poner en práctica la solución, pero siempre de manera responsable
y sin herir a los demás.
De cierta forma, los colores del semáforo representan las etapas de la gestión emocional.
Pulvirenti Natalia Agustina
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Otra herramienta útil para implementar en las sesiones es incorporar música. Tanto en
sesiones online como presenciales, resulta algo atractivo para el niño y puede
favorecer el clima de trabajo.
A continuación, te adjunto algunos otros recursos que también podés incluir en las sesiones de
educación emocional.
Pulvirenti Natalia Agustina
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