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Pulvirenti Natalia Agustina

Lic. en Psicología

INTERACTUAR CON LAS EMOCIONES:

Para comenzar a trabajar las emociones, te recomiendo primero haber establecido un vínculo
favorable con el niño.

A continuación, te propongo algunas preguntas que te servirán como disparadoras para el


intercambio con el paciente. Al mismo tiempo, podes utilizar los Power Point durante las
sesiones virtuales y/o presenciales, allí encontraras mas actividades que favorecen y
promueven la participación del niño.

- ¿Qué son las emociones?


- ¿Qué emociones conoces?
- ¿Qué emociones son las que más seguido tenes?
- ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste triste/enojado/feliz/etc.? ¿Cómo manejaste
esa situación?
- ¿Qué haces cuando te sentís triste/enojado/feliz/etc.?

ACTIVIDADES PARA TRABAJAR INTELIGENCIA EMOCIONAL:

Seguramente ya conoces la importancia de educar y trabajar las emociones desde la más


temprana infancia, pero quizás no sabes muy bien por dónde empezar ni cómo ayudar
realmente a los niños a entender y saber gestionar mejor sus sentimientos y su mundo
interior.

Para desarrollar una buena inteligencia emocional, es importante:

- Identificar y reconocer correctamente las emociones (conciencia emocional)


- Saber gestionar adecuadamente lo que sentimos (regulación emocional)
- Percibir, manejar, comprender y utilizar las emociones adecuadamente.

Te propongo a continuación una serie de actividades útiles y fáciles de realizar, que tienen
como objetivo promover y ejercitar la inteligencia emocional. Todas ellas pueden ser utilizadas
en modalidad virtual o presencial, haciendo los ajustes necesarios para su correcto desarrollo.

1) Ruleta de emociones:

La ruleta de emociones es un recurso útil para observar qué emociones reconoce el niño.
Pueden armarla con cartulina, poniendo en el centro un “gancho mariposa” y una flecha que
utilizarán para girar. O ingresar al siguiente link y acceder a ella de manera virtual.
http://www.czpsicologos.es/evenbettergames/juegos.php
Pulvirenti Natalia Agustina
Lic. en Psicología

2) Crear un diccionario de emociones propio.

Esta actividad es útil para trabajar el reconocimiento de las emociones, el vocabulario


emocional, la conciencia emocional y la expresión de emociones.

Consiste en buscar imágenes de personas o personajes expresando una emoción, y luego


invitar al niño a identificar cada una de ellas, clasificando las imágenes y pegándolas en una
hoja. Pueden escribir el nombre de la emoción que representa y aprovechar para hablar de esa
emoción en concreto: cómo se manifiesta físicamente en nuestro cuerpo, qué cosas nos
producen dicha emoción, que pensamientos nos provoca, que podemos hacer al sentirla, y
todo lo que se te ocurra.

Las pueden buscar juntos (en internet, diarios o revistas) o se le pueden brindar al niño las
imágenes buscadas con anticipación.

Te recomiendo empezar con las emociones básicas (alegría, tristeza, enojo, asco, miedo,
sorpresa) y luego ir ampliando progresivamente a otras emociones más complejas.

3) Leer cuentos de emociones

Los libros son una buena herramienta para trabajar educación emocional con los niños. Nos
ayudan a tener mayor vocabulario emocional, reconocer e identificar emociones, comprender
nuestras experiencias virtuales, empatizar con los demás, poner palabras a lo que nos sucede,
nos muestran modelos y estrategias para resolver conflictos, y fomentan el dialogo, entre
otras cosas.

Te aconsejo elegir bien el cuento, leerlo junto al niño e intercalar con preguntas que
favorezcan el intercambio y la comprensión. Luego reflexionar sobre las emociones que
aparecen, vinculándolas con las propias experiencias.
Pulvirenti Natalia Agustina
Lic. en Psicología

Algunos cuentos que te pueden servir:

- “El monstruo de colores” de Anna Llenas


- “El bestiario de las emociones”
- “Las emociones de Nacho”
- “El gran libro de las emociones”
- “El emocionario del inspector Drilo”

También pueden utilizar cortometrajes/videos/películas para presentarle al niño y desplegar


un rico intercambio sobre lo que allí sucede en relación a las emociones. Pueden utilizar
recursos que sean de interés para el niño, con sus personajes favoritos, de modo que sea más
atractivo para él. Por ejemplo, la película “Intensamente”.

Esto puede realizarse de manera virtual compartiendo la pantalla a través de la plataforma


Zoom, o de manera presencial, utilizando un soporte electrónico que lo permita.

4) Teatro de emociones

Esta actividad consiste en crear un guion de teatro, representando historias inventadas por el
niño e involucrando diferentes emociones.

Para eso, necesitarán crear algunos personajes (pueden ser ustedes mismos, disfrazarse,
armarse vestuarios, o utilizar muñecos) y tener un dado de emociones. El juego consiste en
elegir un personaje, tirar el dado e inventar/representar una historia donde aparezca ese
personaje asociado a esa emoción. Pueden introducir variables como tirar el dado dos veces,
de modo que sean dos las emociones a interpretar.

5) Espejo de emociones
Pulvirenti Natalia Agustina
Lic. en Psicología

Esta actividad es muy sencilla. Consiste en poner un espejo delante del niño, ayudándolo a
representar las expresiones de cada emoción. Pueden aprovechar para reflexionar sobre cada
una de ellas y las distintas posiciones corporales/faciales que cada una involucra.

6) Memotest emociones

Esta actividad es el típico memotest, pero utilizando emociones. Pueden armarlo juntos
buscando fotos en revistas o utilizar uno ya creado. (Se adjunta un modelo posible)

El juego consiste en poner todas las piezas boca abajo y que cada participante vaya levantando
de a dos. Si son iguales y expresan la misma emoción, se las queda y continúa jugando. En caso
contrario, será el turno del siguiente jugador. El ganador es el que consigue mas parejas al final
del juego.

7) Dibujar emociones

Consiste en dibujar las diversas emociones conocidas y desconocidas por el niño. Te


recomiendo utilizar diversos colores y hojas grandes. Luego pueden escribir el nombre de cada
una de ellas y reflexionar al respecto.

8) Dígalo con mímica emociones

Para esta actividad se deben preparar varias tarjetas escribiendo en ellas el nombre de
diversas emociones. Luego, un participante debe escoger una tarjeta y representar la emoción
haciendo la mímica. ¡Recuerden que no vale hablar ni hacer sonidos! El otro participante debe
adivinarla.

Podemos incrementar la dificultad poniendo emociones o sentimientos menos conocidos por


los niños. Con esta actividad tan fácil los niños aprenden vocabulario emocional, a poner
palabras a cosas que han sentido, a fijarse en cómo se manifiestan las emociones en todo el
cuerpo, a observar a los demás, a prestar atención a la comunicación emocional no verbal y a
los gestos y expresiones corporales de las emociones.

Cuando el niño no sepa como representar alguna emoción, se le puede brindar la posibilidad
de explicarla con sus palabras, poner un ejemplo o contar una situación en la que le sucedió.
También pueden aprovechar cada turno para contar una experiencia propia en relación a cada
emoción.
Pulvirenti Natalia Agustina
Lic. en Psicología

9) Bingo de emociones

Es un juego muy entretenido. Cada jugador tiene un tablero con algunas emociones escritas y
se van sacando tarjetas de emociones, poniendo una marca cuando hay coincidencia con
nuestro tablero. El ganador es aquel que consigue llenar una línea horizontal o vertical.

Pueden utilizar el tablero anterior o crear uno ustedes mismos, incluso poniendo imágenes de
emociones en lugar de palabras.

10) Diario de emociones

Consiste en hacer una especie de diario donde intentaremos hacer un pequeño balance del
día, empezando por las cosas positivas y dejando para el final las negativas. Haremos hincapié
en cómo nos sentimos, qué pensamientos tuvimos y cómo actuamos.

Esta actividad se recomienda para niños a partir de los 7 años. Pueden empezar a hacerlo
juntos para que luego pueda ir haciendo con mayor autonomía.

El diario nos ayuda a aumentar nuestro bienestar porque nos hace más conscientes de las
emociones que vivimos, sus causas, sus efectos, los pensamientos que provocan en nosotros,
cómo solemos actuar, etc. Además, podemos detectar patrones y nos ayuda a cambiar
conductas o pensamientos destructivos por otros más conciliadores y saludables.
Una buena idea es utilizar la versión guiada de Anna Llenas: “Diario de las emociones. Pon
color a tus emociones”.
Pulvirenti Natalia Agustina
Lic. en Psicología

11) Relajación y lugar de la calma


El rincón de la calma es un lugar físico donde el niño puede acudir cuando se ve desbordado
por sus emociones. En él encontrará algunos elementos que le pueden ayudar a recuperar la
serenidad y la tranquilidad.

Te recomiendo que puedan reflexionar sobre esto, establecer juntos el mejor lugar y los
elementos que podrían incluir allí.

Puede ser también un objeto que al niño le represente calma, y que pueda trasladar a
distintos contextos.

Respecto a la relajación, para que los niños sean capaces de regularse en momentos de
carga emotiva elevada, necesitan practicar cuando están calmados y con buena
predisposición, para que luego puedan implementarlo con autonomía y comodidad cuando
lo necesiten. Para eso, pueden transmitirse técnicas de relajación y respiración (Por ejemplo,
inspirar por la nariz y luego sacar el aire por la boca lo más despacio posible, o contando
hasta 3)

Otro recurso muy bueno para que los niños se relajen es practicar la RELAJACIÓN DE "EL
CUBITO DE HIELO":
Consiste en hablarle al niño y guiarle en la siguiente meditación:
"Eres un cubito de hielo, rígido, sólido, duro y frío. Encógete con las piernas dobladas y
agarradas con los brazos fuertemente. Nota la tensión, aprieta todo tu cuerpo.

Ahora observa cómo poco a poco aparece el sol en el horizonte. Empiezas a notar su calor,
cómo te va calentado. Despacio ve soltando la tensión pues te estás derritiendo. Poco a poco
ve extendiendo el cuerpo hasta quedarte tumbado a medida que el sol te calienta y te vas
convirtiendo en un charco de agua líquida. Suelta y relaja todo el cuerpo. Derrítete, suéltate,
ya no eres un hielo duro y en tensión, eres agua que fluye por todas partes.”

Cuando el niño se enoje o esté en tensión, se le puede recordar que está como un cubo de
hielo y que si cierra los ojos puede observar como sale el sol y derretirse mientras se relaja y
suelta la tensión.

12) Técnica del buda:


Otra actividad para fomentar la calma y relajación es la técnica del buda. En la sesión
pueden ejercitar sobre sus consejos, concentrarse en la respiración y lograr estados
emocionales mas favorables.

-Cerrá tus ojos y respirá profundamente unas 10 veces.


-Concentrate en el aire que ingresa y sale.
-Podés pensar algo lindo, imaginar algún paisaje o visualizar un color que te guste.
-Vas a sentir que tu corazón late más lento y tus pensamientos se aquietan.
-Intercalar con preguntas del tipo ¿Sentís como tu mente se va relajando? ¿Sentís como
tus músculos se van relajando? ¿Cómo te sentís ahora?
Pulvirenti Natalia Agustina
Lic. en Psicología

13) Técnica de la tortuga


Esta técnica consiste en contarle al niño el cuento y luego hacer una analogía con lo que le
sucede a él. De modo que cuando este enojado o a punto de actuar de forma impulsiva, puede
acordarse de la tortuga y actuar como ella. Es decir, resguardarse en un caparazón imaginario,
para relajarse y pararse a pensar antes de actuar. Así le será más fácil encontrar soluciones a
sus problemas sin dañar a los demás ni a él mismo.

A continuación, te adjunto el cuento de la tortuga:

“Había una vez una tortuga llamada “Tortuguita” que tenía 6 años y
no le gustaba mucho ir al cole, porque pasaban muchas cosas que le
hacían enfadarse mucho, gritar, patalear y pelearse con los demás.
Sólo quería dibujar y pintar. No quería colaborar con nadie. Todos los
días tenía problemas con los compañeros, con la profesora…y
después se sentía muy mal y triste.
Un día encontró a una tortuga muy mayor que le dijo que quería
ayudarla y le dijo:
- Te contaré un secreto.
- ¿Cuál?- preguntó Tortuguita.
- Tú llevas encima de ti la solución a tus peleas, insultos, líos, gritos y
rabietas,…
- Pero, ¿qué es?- insistió Tortuguita.
-Es tu caparazón –respondió la vieja tortuga - Puedes esconderte
dentro de él cada vez que vayas a enfadarte, gritar, molestar,
insultar, pelearte,… Y dentro de tu concha te sentirás a gusto y
tranquila.
- ¿Y cómo se hace? – preguntó de nuevo Tortuguita.
- Encoge los brazos, las piernas y la cabeza y apriétalas contra tu
cuerpo. Cierra los ojos y piensa: “Estoy más tranquila, no voy a
pelearme, no voy a molestar a nadie”.
A continuación Tortuguita practicó un poco y la tortuga mayor le
dijo:
-¡Muy bien! Lo has hecho muy bien. Hazlo así cuando vayas a la
escuela.
Al día siguiente Tortuguita se fue al colegio y en un momento de la
mañana empezó a enfadarse porque un compañero le había dicho
una cosa y antes de chillar, patalear, insultar, pensó: “he de poner en
práctica lo que me dijo la tortuga mayor: meterme en el caparazón”.
Así lo hizo y no hubo ninguna pelea, ninguna rabieta, ningún grito.
La profesora y los demás compañeros la felicitaron. Tortuguita
estaba muy contenta. Siguió haciendo lo mismo cada vez que se
enfadaba”

14) Tablero de emociones:


Este juego es el típico juego de la Oca pero de emociones. Para utilizarlo, es necesario tener
un dado y una ficha para cada jugador. Consiste en tirar el dado y avanzar la cantidad de
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casilleros que se indican. Luego, el jugador debe comentar alguna situación en la que se
haya sentido de la manera que indica el casillero en el que se encuentra. Al finalizar, cede el
turno al siguiente jugador. El ganador es el que primero llega al casillero final.

Pueden agregar variantes o modificar las reglas de acuerdo a cada niño. Por ejemplo,
pueden acordar que aquel participante que no logre contar ninguna experiencia personal en
relación a la emoción que le toca, debe retroceder 3 casilleros.

Esta actividad puede realizarse en sesiones virtuales compartiendo pantalla a través de la


plataforma Zoom y utilizando el lápiz para marcar el casillero al que llega cada participante.
También pueden encontrar dados virtuales.

15) Enojómetro o termómetro de emociones:


El enojómetro es un “termómetro” de enojo, un dispositivo que podemos crear con
cartón, dándole la forma de una gran regla, donde colocaremos a modo de “temperatura”
caritas o emojis que parten de una base de “SONRISA”….le sigue una carita con expresión
NEUTRA, luego una FASTIDIADA, luego ENOJADA y la última , abiertamente FURIOSA ( puede
ser roja)

La consigna es que el o la paciente antes de contarnos cómo estuvo su día, pueda señalar en el
ENOJÓMETRO su grado de enojo…al finalizar la sesión, podrá marcar cómo se siente luego de
haber contado eso que le pasa.
Se puede adaptar y convertirlo en TERMÓMETRO DE EMOCIONES, partiendo desde ALEGRÍA,
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NEUTRALIDAD, ABURRIMIENTO, ASOMBRO, MIEDO Y ENOJO (o cualquier otra emoción que


queramos trabajar.)

Pueden utilizar un broche para marcar el lugar correspondiente a la emoción que escoge el
niño.
Pulvirenti Natalia Agustina
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16) TECNICA DEL SEMAFORO:


Esta técnica consiste en ayudar al niño a aplicar el funcionamiento de los semáforos para
aprender a gestionar sus emociones negativas. El objetivo es que el niño logre identificar la ira,
para poder dominarla.

• Rojo: significa detenerse, y se debe activar antes de que el niño pierda por completo el
control.
• Amarillo: significa reflexionar, es el momento para encontrar la solución más adecuada para
el problema que provoca la ira o frustración.
• Verde: significa avanzar y poner en práctica la solución, pero siempre de manera responsable
y sin herir a los demás.
De cierta forma, los colores del semáforo representan las etapas de la gestión emocional.
Pulvirenti Natalia Agustina
Lic. en Psicología

 Otra herramienta útil para implementar en las sesiones es incorporar música. Tanto en
sesiones online como presenciales, resulta algo atractivo para el niño y puede
favorecer el clima de trabajo.

A continuación, te adjunto algunos otros recursos que también podés incluir en las sesiones de
educación emocional.
Pulvirenti Natalia Agustina
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