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Macroeconomía:

Impuestos
Impuestos, tributo exigido en correspondencia a una prestación que se concreta de modo individual por
parte de la administración pública y cuyo objeto de gravamen está constituido por negocios, actos o hechos que
ponen de manifiesto la capacidad contributiva del sujeto pasivo (sujeto económico que tiene la obligación de
colaborar), como consecuencia de la posesión de un patrimonio, la circulación de bienes o la adquisición de rentas
o ingresos.

El legislador intenta establecer impuestos sobre quienes pueden pagarlos, es decir, aquéllos que tienen
capacidad económica para soportarlos. La capacidad económica depende de la riqueza, que se manifiesta por la
posesión de un patrimonio o la obtención de una renta. De ahí que los impuestos sobre la renta y el patrimonio sean
impuestos directos porque gravan la riqueza en sí misma.

Pero la riqueza de un individuo puede manifestarse de forma indirecta a través de su propia utilización, que
puede ser gravada por un impuesto indirecto, como los de transmisión o circulación de bienes, o los que gravan el
consumo, si bien estos últimos pueden establecer discriminaciones en perjuicio de los más débiles en el plano
económico, que de esta forma pagarán la misma cantidad de impuestos indirectos que los de mayor poder
adquisitivo.

De ahí que un sistema impositivo será tanto más justo cuanto más descanse sobre una base de impuestos
directos. Pero existe la propensión por parte de los estados de incrementar los impuestos indirectos por la mayor
facilidad y cuantía de su recaudación. Considérese por ejemplo el impuesto que grava la gasolina, que está
incorporado en su precio al adquirirla.

Por otra parte, son impuestos objetivos los que gravan una determinada riqueza sin tener en cuenta la
situación personal del sujeto pasivo, por ejemplo el que se aplica en la fabricación de bebidas alcohólicas. Los
subjetivos, en cambio, tienen en cuenta de una u otra forma la situación personal del contribuyente a la hora de
determinar su existencia y cuantía.

Los impuestos son reales si gravan una manifestación de riqueza esperada u objeto imponible sin ponerla
en relación con las condiciones económicas de una determinada persona. El sistema de imposición real considera
uno por uno los bienes productores de renta y grava por separado los ingresos netos que se derivan de cada uno de
ellos: tierras, casas o fábricas entre otros; en su conjunto también se les denomina de producto.

Son personales los que gravan una manifestación de la riqueza que no puede ser estimada sin ponerla en
relación con una determinada persona. De acuerdo con estos criterios, serán impuestos personales el impuesto
sobre la renta de las personas físicas, el impuesto de sociedades y el de patrimonio; y son reales o de producto el
impuesto de bienes inmuebles (sean rústicos o urbanos) y los rendimientos del trabajo o del capital, entre otros.

Por último, los impuestos son instantáneos, si el hecho que los origina se agota por su propia naturaleza en
un cierto periodo de tiempo y es tenido en cuenta por la ley sólo en cuanto se ha realizado por completo, o
periódicos, si el hecho que los origina es una situación o estado que se prolonga de un modo indefinido en el
tiempo.

Combinando estos criterios, los distintos ordenamientos jurídicos suelen establecer la estructura de su
sistema impositivo, de manera que no pueda hablarse en general de impuestos, sino que habríamos de remitirnos en
cada caso a un país y a un impuesto concreto.
En la medida en que tales impuestos responden al principio constitucional de tributación con arreglo a la
capacidad económica de los sujetos pasivos, se acercan a una justicia distributiva, es decir, responden a la
redistribución de rentas que son asignadas por el poder político para hacer más justa una sociedad, vigilando que el
criterio de solidaridad sea racional y no influya negativamente en el desarrollo y fomento de la riqueza y bienestar
común o iguale condiciones de satisfacción de forma no proporcional en función de sus méritos y el esfuerzo que
despliegan en la producción de la misma.-

Impuesto sobre la renta


1 INTRODUCCIÓN

Impuesto sobre la renta, carga impuesta por un gobierno sobre la renta de las personas físicas y jurídicas.
Cuando se trata de empresas de negocios se denomina impuesto de sociedades. El impuesto sobre la renta
de las personas físicas y el impuesto sobre el beneficio de las sociedades son las principales fuentes de
recursos de los gobiernos de los países industrializados; en los países menos industrializados también
están cobrando una gran importancia en la estructura impositiva.

2 HISTORIA

El impuesto sobre la renta es reciente. Los primeros antecedentes aparecen en Francia en 1793, Gran


Bretaña (1799), Suiza (1840), Austria (1849) e Italia (1864). En España no aparece hasta 1975, en los
tiempos de la transición política del régimen autocrático franquista a la democracia constitucional.

3 SISTEMAS IMPOSITIVOS ACTUALES

Los distintos sistemas que gravan la renta tienen una serie de características comunes. La primera es que
hay un mínimo exento, es decir, que no se paga por debajo de determinada renta. Esta exención pretende
beneficiar a los sectores menos favorecidos de la población. La segunda característica común de todos los
impuestos sobre la renta es que el tipo impositivo (porcentaje de renta que hay que pagar) crece cuando
aumenta la renta, es decir, que cuanto más se gana más se paga. Por ejemplo, en España el tipo impositivo
va, a partir de 2003, desde el 15 por ciento, para las rentas más bajas, hasta el 45 por ciento, para las más
altas.

La tercera característica es que existen una serie de gastos deducibles: costes asociados con el puesto de
trabajo (trajes especiales, cotizaciones a asociaciones laborales y a sindicatos, etcétera), seguro médico,
intereses pagados por hipotecas, pensiones alimenticias para los hijos de padres separados, etcétera. El
tratamiento fiscal de cada uno de estos gastos varía mucho entre países, teniendo características similares
en los países latinoamericanos como Argentina o Brasil, aunque con desigual éxito recaudador.

La política fiscal y el cobro de impuestos sobre la renta es una cuestión polémica puesto que afecta a una
actividad económica que está continuamente cambiando según cambian los valores sociales. La compleja
tarea de diseñar las distintas exenciones y gastos deducibles para lograr la equidad contributiva, o
determinados objetivos de caracter social, es una de las tareas más difíciles de los gobiernos.

Otra cuestión problemática es la relativa a si los salarios deben gravarse al mismo tipo impositivo que los
beneficios empresariales o las rentas del capital. Ciertos países aplican impuestos distintos con diferentes
tipos impositivos dependiendo del origen de las rentas, mientras que otros prefieren imponer un tipo
único independientemente del tipo de renta que se grave.

Resulta más fácil diseñar impuestos que permitan la desgravación de costes para obtener rentas cuando se
trata de empresas o de trabajadores autónomos que cuando se trata de trabajadores asalariados. La
inflación, que reduce el valor del capital, distorsiona las rentas derivadas de éste. En teoría se podría
evitar este problema, pero implicaría la creación de un sistema en extremo complejo que la mayoría de los
países prefieren evitar, aunque las soluciones aplicadas para gravar las rentas del capital resulten más
arbitrarias, como cuando se opta por gravar menos los rendimientos de los activos financieros a largo
plazo.

Otro problema relativo a los impuestos sobre la renta consiste en determinar la progresividad del tipo
impositivo. El problema estriba en que, en función de esta progresividad, se incentivará más o menos el
trabajo, el ahorro y la inversión. Aunque algunas personas trabajarán menos cuando aumente el tipo
marginal, otras preferirán trabajar más para tener mayores ingresos netos, es decir, los ingresos una vez
deducidos los impuestos.

El efecto concreto de estos dos tipos de reacciones es difícil de determinar, pero la creencia general que a
mayores tipos marginales, menores incentivos para trabajar y para emprender nuevos negocios. Los
efectos sobre las decisiones de inversión son más claros: la inversión se puede incentivar mediante leyes
que permitan la amortización acelerada y las deducciones por inversión, y se desincentiva cuando los
impuestos son demasiado elevados, absorbiendo todos los beneficios y las rentas del capital por los
efectos de la inflación.

La experiencia a escala mundial demuestra que los impuestos sobre la renta pueden ser muy eficientes
cuando los contribuyentes aceptan el sistema. Esto requiere una buena información y una buena gestión
de los recursos obtenidos, así como una buena educación del contribuyente. Cuando esto no se produce,
lo que es frecuente en los países menos industrializados, el peso del impuesto sobre la renta recae sobre
los asalariados, puesto que sus ingresos son los más fáciles de controlar y gravar.

Negocio
1 INTRODUCCIÓN

Negocio, operación compleja relativa a todas las funciones relacionadas con la producción, distribución y


venta de bienes y servicios para satisfacer las necesidades del comprador y dar beneficios al vendedor. En
el mundo moderno el control de la producción está en manos de empresarios y propietarios individuales,
que organizan y dirigen las industrias, hacia la obtención de beneficios económicos. Desde el inicio de la
extraordinaria era de progreso económico originada por la Revolución Industrial, se han modificado las
antiguas costumbres de hacer negocios, y se han creado nuevas formas de organizaciones empresariales.
Esto ha permitido que varias ramas industriales se adaptaran a los distintos contextos y pudieran
funcionar más fácil y eficientemente. A continuación se describen los distintos tipos de empresas.

2 PROPIEDAD INDIVIDUAL

Bajo este tipo de organización, el propietario es el único responsable del negocio y de su éxito o fracaso.


Salvo que una ley prohíba expresamente un negocio en concreto, esta forma de propiedad puede
desempeñar cualquier tipo de actividad.

Aunque existen ciertas ventajas inherentes a este tipo de modelo, no es una organización eficaz para
emprender grandes negocios. En primer lugar, rara vez puede un único propietario invertir tanto capital
como una sociedad o una corporación. Si los propietarios individuales invierten grandes cantidades de
capital, asumen la posibilidad de perderlo todo porque son directamente responsables de todas las deudas
de su empresa. Esto se denomina responsabilidad ilimitada. Esta forma de propiedad es la más habitual en
el sector de la agricultura.

3 SOCIEDAD
Una sociedad es una asociación empresarial entre dos o más personas que acuerdan combinar sus activos
financieros, trabajo, propiedades y capacidades. El acuerdo mediante el que se crea este tipo de
asociación se denomina contrato de sociedad y puede incluir claúsulas sobre la política general a seguir,
distribución de beneficios, responsabilidades fiscales y el periodo de tiempo que durará la sociedad.
Salvo que se establezca que la responsabilidad está limitada a una persona, todos los accionistas
responden solidariamente ante las pérdidas, y por tanto, son ellos quienes se reparten pérdidas y deudas.

4 LA CORPORACIÓN

La figura de la corporación se creó para tener un instrumento financiero sin la debilidad de la empresa de


propiedad individual ni la de las sociedades. En general, las leyes sobre corporaciones que establecen los
requisitos exigibles a las personas que quieren formar una corporación varían en cada país. Cuando estos
requisitos se cumplen se procede a establecer los estatutos.

Las combinaciones de distintos tipos de negocios se pueden clasificar atendiendo diversos criterios. Las


principales integraciones son las siguientes: una integración vertical se caracteriza por ser un conjunto de
empresas que se dedican, cada una de ellas, a una de las distintas etapas en la producción o el marketing
de un producto. Una horizontal implica el control único de varias empresas que venden los mismos
productos. Una complementaria es aquella realizada por varias empresas que venden productos parecidos,
pero que no compiten entre sí. La integración implica a empresas de industrias distintas, por ejemplo,
cuando una empresa de automóviles es propietaria de una empresa de alimentos o de una editorial.

A medida que crecía la competencia entre distintos negocios, aparecieron nuevas y más complejas


combinaciones corporativas. Una fusión consiste en la absorción de una o varias empresas por otra.
Cuando se crea una unión, las corporaciones participantes crean una nueva corporación, cambiando sus
acciones por las de la nueva corporación y reemplazando los estatutos de cada empresa por uno común.

La dirección conjunta se produce cuando los directivos de una o varias corporaciones pertenecen al
consejo de administración de cada empresa. Cuando un pequeño número de personas, con intereses
distintos, tienen acciones, conjuntamente, de una o varias empresas, estamos ante lo que se denomina una
comunidad de intereses.

Una combinación corporativa contraria al espíritu y la letra de casi todas las leyes sobre la competencia es
el cártel, una asociación voluntaria entre empresas privadas con el fin de coordinar sus prácticas de
marketing. Pueden llegar a acuerdos sobre la fijación de precios, limitación de la producción, reparto de
mercados y puesta en común de los beneficios.

La corporación multinacional tiene una especial relevancia económica. Este tipo de empresas son grandes
negocios y tienen instalaciones para la producción a gran escala en todo el mundo; en algunos casos, sus
entradas llegan a superar los ingresos totales de algunos de los países en los que operan.

5 REGULACIÓN PÚBLICA DE LOS NEGOCIOS

El interés público requiere que la organización y las operaciones que realizan las empresas estén sujetas a
la regulación pública, por lo que se han dictado numerosas leyes para asegurar el pluralismo competitivo
de la producción y el comercio. Las prácticas monopolísticas y de los trusts están prohibidas por las leyes
sobre la competencia tanto en el ámbito nacional como, dentro de la Unión Europea, en el orden
internacional.

6 BENEFICIOS Y RESPONSABILIDAD
En una economía de libre mercado, los negocios funcionan según la teoría que dice que tendrán
beneficios en tanto en cuanto sean útiles para la comunidad en la que operan. La responsabilidad hacia los
consumidores es un principio esencial, por lo que medidas como otorgar una garantía benefician al
consumidor, al tiempo que realzan la reputación del vendedor. La ética de los negocios depende del
sistema de competencia que hace que la satisfacción del consumidor resulte una práctica rentable.

Contribución
Contribución, clase de tributo cuya base para gravarlo es la obtención por el sujeto pasivo
(ciudadano receptor) de un beneficio o de un aumento de valor de sus bienes como consecuencia de la
realización de obras públicas o del establecimiento o ampliación de servicios públicos. La actividad
administrativa se dirige a satisfacer necesidades públicas de la comunidad, considerada como un todo,
pero a veces, de un modo indirecto y por un efecto reflejo, beneficia sin proponérselo a determinados
individuos y entonces puede exigírseles su financiación, total o parcial, por medio de contribuciones
especiales.

Las contribuciones pueden establecerse en el ámbito estatal, regional o local, pero es en este
último donde alcanzan su mejor expresión y significado, porque es más fácil señalar una cuota global para
poder repartir entre la población de un determinado sector municipal que en áreas superiores, ya que es en
las obras y servicios municipales donde se afecta más de cerca a los ciudadanos y donde se revela el
beneficio o interés más especial, con el objeto de convertirlo en punto de referencia para la tributación y
el pago de las cuotas de las cargas del Estado.

Tasa de crecimiento económico


Tasa de crecimiento económico, variable que aumenta o disminuye el producto interior bruto
(PIB). Si el PIB crece a un ritmo superior al del crecimiento de la población, se dice que el nivel de vida
de ésta aumenta. Si por el contrario la tasa de crecimiento de la población es mayor que la tasa de
crecimiento del PIB, podemos afirmar que el nivel de vida de la población está disminuyendo. El
crecimiento se puede medir en términos nominales o reales (descontando los efectos de la inflación). Si el
PIB nominal ha aumentado a una tasa de crecimiento del 5% y la inflación alcanza una tasa del 4% en el
mismo periodo, podemos decir, en términos reales, que la tasa de crecimiento es del 1%, que es el
aumento real del PIB.

La tasa de crecimiento económico se utiliza para realizar comparaciones entre distintas economías,
o entre una economía y el grupo de países a la que pertenece. Por ejemplo, la tasa de crecimiento de
Argentina o Uruguay puede compararse con la media o promedio de los cuatro países integrantes del
Mercosur mientras que, para el caso de España, puede ser más interesante comparar su tasa con la de los
15 países integrantes de la Unión Europea.

IVA
IVA, siglas de Impuesto sobre el Valor Añadido o Agregado, carga fiscal sobre el consumo que afecta a toda transacción
durante el proceso de producción, distribución y venta final del bien al consumidor. Por ejemplo, un fabricante paga el IVA de
los materiales que compra para producir; el mayorista paga el IVA sobre el precio de compra de los bienes que paga al
productor; el minorista paga el IVA sobre el precio que le impone el mayorista; y el consumidor paga el IVA sobre el precio de
venta del minorista.

En última instancia, el impuesto recae por completo sobre el consumidor, porque todos los demás intermediarios pueden
deducir el IVA de su contabilidad cuando declaran sus ingresos a las autoridades económicas, deduciendo el IVA soportado (el
que pagan a sus proveedores) o el repercutido (el que cobran a sus clientes). La idea que subyace a este impuesto es que en
cada etapa del proceso productivo se añade un valor al bien, por lo que se impone un impuesto sobre este valor añadido. Esta
es la diferencia esencial entre el IVA y un impuesto sobre el consumo que sólo afecta al precio final del bien, y no a los precios
intermedios cobrados a lo largo del proceso de producción.

El IVA es uno de los principales impuestos indirectos en muchos países, sobre todo en los que integran la Unión Europea (UE)
y en algunos países latinoamericanos como Argentina o México. Puede consistir en una cuantía fija o en una tasa porcentual
variable. En España el porcentaje varía entre el 4 y 16 por ciento, dependiendo de los bienes y servicios. Los productos
considerados de lujo, como la gasolina, el tabaco o las bebidas alcohólicas, suelen estar gravados al tipo máximo, mientras que
se aplican índices menores para bienes de primera necesidad, como son los alimentos, la electricidad para consumo privado, el
transporte de pasajeros, los libros o los periódicos. Los tipos son muy parecidos en todos los países de la Unión, pero todavía
no se ha conseguido una completa homogeneidad.

Las empresas tienen que declarar el IVA a partir de cierto volumen de negocios. Los trabajadores autónomos o independientes
tienen también que declarar el IVA, por lo que pueden de igual modo deducir el IVA pagado con anterioridad. Por ello, para
calcular su impuesto sobre la renta deducirán de sus ingresos los costes en los que han incurrido, incluyendo el IVA
acumulado.

Impuestos indirectos
Impuestos indirectos, tributos que gravan la producción nacional, la venta, y el consumo de bienes concretos. Los impuestos
indirectos pueden ser, bien de cuantía fija, aumentando en una misma cantidad el precio de todos los bienes que gravan, o bien
un porcentaje del precio inicial, por lo que aumentará más el precio de los bienes más caros. En definitiva, el peso del impuesto
lo sufre el consumidor final, que es el que está obligado a pagar los bienes más caros. Se trata, por tanto, de un impuesto sobre
el consumo.

La primera vez que se aplicó este impuesto fue en Inglaterra en 1643. Se trataba de una medida provisional tendente a paliar
las dificultades financieras transitorias del gobierno. Sin embargo, el éxito de la medida, debido a los elevados ingresos que se
obtuvieron, hizo que se mantuviera, pasando a ser una medida permanente, que pronto se fue extendiendo por otros países de
Europa y del resto del mundo.

Con la creación de la Comunidad Económica Europea a finales de la década de 1950, los países firmantes crearon un impuesto
indirecto común sobre el consumo, que denominaron Impuesto sobre el Valor Añadido o Agregado (IVA). En la actual
Unión Europea, el IVA sigue siendo el principal impuesto indirecto; es un gravamen que se establece como porcentaje del
precio final, al que se aplican tres tipos de porcentaje: el reducido (4%) que se aplica a los bienes de primera necesidad (por
ejemplo, alimentos), el 7% (vivienda) y el normal (16%).-

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