Está en la página 1de 40

UNIDAD 8 CONTRATOS ADMINISTRATIVOS :

CONCEPTO Y CARACTERIZACIÓN

Fernando Garcia Pulles: El contrato administrativo es un acuerdo de voluntades generador de


situaciones jurídicas subjetivas en que una de las partes intervinientes es una persona
jurídica estatal, cuyo objeto esta constituido por un fin publico o propio de la
administración y que contiene explicita o implícitamente clausulas exorbitantes del derecho
privado, que son aquellas no usuales en este campo del derecho.

Comadira: son aquellas contratos celebrados por la administración publica con una finalidad de
interés publico y en los cuales por tanto pueden existir clausulas exorbitantes del derecho
privado o que coloquen al cocontratante de la administración publica en una situacion de
subordinación respecto de ella.

Los contratos administrativos son contratos, es decir estan identificados con la nocion
esencial de contrato, valida en el derecho privado, aunque puedan presentar caracteres
específicos de modo que participan y contienen elementos básicos en ese instituto. De modo que
se desechan los criterios que admiten que los contratos administrativos no son sino meros
actos administrativos bilaterales o simples actos administrativos, etc.

Los contratos administrativos son verdaderos contratos por que en ellos es posible reconocer:

a) La existencia de un acuerdo de voluntades


b) Que esa declaración de voluntad común este destinada a reglar los derechos de las partes
que intervienen en la celebración del contrato

Pero para que exista un contrato administrativo es preciso que una de las partes por lo menos,
que lo celebra sea la administración publica o sea uno cualquiera de sus órganos, con capacidad
suficiente para ello. Pero el hecho de que la administración publica concurra a celebrar un
contrato no es, como sabemos, razon suficiente para concluir que este deba ser administrativo,
es común que en tales condiciones el contrato pueda ser uno típico del derecho privado y regido
por sus normas.

Lo que concurre a perfilar el contrato administrativo es la finalidad que con su concertación


persigue la administración publica, el objeto del contrato, que no es otro que la satisfacción
del interés publico. El contrato administrativo es un contrato celebrado por la A.P con una
finalidad de interés publico.

Por esta definición en los contratos administrativos es dable reconocer una situacion de
derecho publico y es posible advertir normalmente la existencia de clausulas exorbitantes del
derecho privado (y por lo tanto propias de derecho publico) o que coloquen al cocontratante de
la administración en una situacion de subordinación respecto de esta.

Conviene aclarar que la existencia de tales clausulas en los contratos administrativos se


acepta como factible y no como necesaria, con lo que se admite la posible existencia de
contratos administrativos en los que no haya clausulas exorbitantes del derecho privado, al
menos en forma expresa, o en que el otro cocontratante no este en relacion explicita de
subordinación. Lo que no debe entenderselo como que la A.P se haya privado de manera absoluta
de sus poderes o potestades a los que no puede ni debe renunciar mediando una circunstancia de
interés publico. Aun en ausencia de tales clausulas expresas, la posición de la administración
será siempre de supraordenacion.

La presencia de este tipo de clausulas ayudara a reconocer la existencia de un contrato


administrativo, unido este elemento a los demás que han sido reseñados.

La caracterización de los contratos administrativos resulta en conclusion de las siguientes


notas básicas:

a) Son verdaderos contratos, es decir participan de la nocion esencial del contrato


b) Los celebra la administración publica o sea, alguno de sus órganos con capacidad
suficiente para hacerlo
c) Tiene como finalidad el interés publico
d) Pueden contener clausulas exorbitantes del derecho privado o que coloquen al
cocontratante de la administración en una posición de subordinación respecto de esta
e) Al perseguir la administración publica el cumplimiento de una finalidad administrativa,
de interés publico, actuara con las prerrogativas especiales que le son propias para el
cumplimiento de esas funciones.

(DROMI)

CARACTERIZACIÓN

1. Formalismo: se supedita la validez y eficacia al cumplimiento de las formalidades exigidas


por las disposiciones vigentes en cuanto a la forma y procedimientos de contratación, a través
de una serie de actos preparatorios del contrato.

2. Prerrogativas de la administración: La libertad de las partes queda limitada por la norma


que fija el procedimiento para elegir al contratista, la aprobación o autorización legislativa
o administrativa y la subordinación del objeto al interés público. El contratista no tiene en
principio, la libertad de disentir respecto de las condiciones del contrato, solo puede
aceptarlas o rechazarlas, prevaleciendo siempre el interés público sobre los intereses
privados. En consecuencias, las prerrogativas de la Administración se manifiestan en la
desigualdad en la relación con sus contratistas y en las clausulas exorbitantes del derecho
común

Desigualdad jurídica. Las partes contratantes están en un plano desigual. La administración


aparece en una situación de superioridad jurídica, se imponen ciertas prerrogativas y
condiciones que subordinan jurídicamente al contratista. El principio de la inalterabilidad de
los contratos cede ante el ius variandi que tiene la Administración a introducir modificaciones
en ellos, y que son obligatorias, dentro de los límites de la razonabilidad. Esta desigualdad
jurídica se traduce en la competencia que tiene la Administración para:

 Adaptar el contrato a las necesidades públicas, variando dentro de ciertos límites


las obligaciones del contratista (modificación unilateral. Mutabilidad del
contrato). Es decir que el contrato carece de rigidez e inmutabilidad porque cede
ante el interés público.

 Ejecutar el contrato por sí o por un tercero, en caso de incumplimiento o mora del


contratista, en forma directa, unilateral y por cuenta de este (ejecución con
sustitución del contratista)

 Dejar unilateralmente el contrato sin efecto en caso de incumplimiento, cuando las


necesidades publicas lo exijan (rescisión).

Clausulas exorbitantes. Son clausulas derogativas del Derecho común, inadmisibles en los
contratos privados, porque rompen el principio esencial de la igualdad de los contratantes y de
la libertad contractual que prima en la contratación civil. En virtud de estas cláusulas, la
Administración puede ejercer un control de alcance excepcional, modificar unilateralmente las
condiciones del contrato, dar directivas a la otra parte, declarar extinguido el contrato por
sí y ante sí, imponer sanciones contractuales, etc.

Pueden ser:

 Virtuales o implícitas: por ejemplo, las que autorizan a la administración a rescindir o


modificar unilateralmente el contrato, a dirigir y controlar su ejecución.

 Expresas o concretas. Son clausulas expresas las incluidas concretamente en el texto de


un contrato.
3. Derechos y obligaciones: en principio, los derechos y obligaciones emergentes del contrato
administrativo respecto del contratista son de carácter personal, intuitu personae. Celebrado
el contrato, la administración se resguarda de la insolvencia económica, moral y técnica de su
contratista, prohibiendo en principio, la cesión o la subcontratación.

Las prohibiciones de ceder o subcontratar existen por si, sin que para ello sea necesario
incluirlas expresamente en el contrato, porque pertenecen a la esencia de él y su derogación
solo procede por texto expreso, pactado en sentido contrario.

Cesión del contrato y la intransferibilidad contractual. Sin autorización expresa de la


Administración, el contratista no puede ceder o transferir los derechos y obligaciones
emergentes o la cualidad de “parte” contratante respecto de las prestaciones reciprocas a
cumplir, para introducir a un tercero, en lugar suyo, en la relación administrativo-
contractual, pues no hay “impersonalidad” en los contratos públicos.

 El contratante cedente continuara obligado solidariamente con el cesionario por los


compromisos emergentes del contrato.

 Y en caso de cederse el contrato, sin mediar autorización, la jurisdicción o entidad


contratante podrá rescindir de pleno derecho el contrato por culpa del cocontratante con
pérdida de la garantía de cumplimiento del contrato.

Subcontratación o contratación derivada. Igual prohibición rige respecto de la subcontratación,


por la que una tercero ejecuta el contrato por cuenta y orden del contratista. Dada la calidad
esencial del contratante originario y la prohibición de la subcontratación, se prohíbe todo
nuevo contrato por el cual una persona extraña a la relación contractual asuma facultades
concernientes a la posición de una de las partes por vía de sucesión constitutiva, sin que se
extinga la primera relación. No puede el contratista realizar subcontratación sin la previa
autorización de la Administración. Esta autorización no exime al contratista de sus
responsabilidades.

No todo convenio celebrado por el contratista con un tercero, respecto del cumplimiento del
contrato principal, implica un subcontrato, ni menos aún una cesión. Así, no son subcontratos
los acuerdos que el contratista realice con terceros para proveerse de fondos que faciliten la
ejecución del contrato, o con las personas que trabajan a destajo, o con sus proveedores.

4. Efectos respecto de terceros: en el derecho público los contratos de la Administración


pueden, en ciertos casos, ser opuestos a terceros, tienen efectos que se extiende a terceros
que no son partes. Por ejemplo, en las concesiones de obra pública, el concesionario tiene
derecho a exigir de ciertos terceros el pago proporcional de la obra (contribuciones de
mejoras), en las concesiones de servicio público el concesionario puede adquirir atribuciones
de carácter policial, derecho de expropiar, de imponer servidumbres administrativas, etc., todo
lo cual incide respecto de terceros.

A su vez, los terceros pueden invocar el contrato administrativo, por ejemplo, en la concesión
de servicio público, por el cual pueden exigir que el concesionario preste el servicio
correspondiente en la forma pactada. Lo convenido entre la Administración publica y el
contratista es la ley, a la cual habrán de sujetarse los usuarios del servicio, o de la obra, o
los contribuyentes beneficiarios de ella, según los casos. El precio del servicio público
concedido se fija también en el contrato, y los usuarios del servicio están obligados no solo a
ajustarse a él, sino también a soportar las variaciones que la Administración publica autorice
a introducir en el posteriormente.
ELEMENTOS

(DROMI) ELEMENTOS
Sujetos.

La administración: pueden ser sujetos de los contratos de la administración todas las personas
públicas, es decir: estado nacional, provincias y municipios, entidades autárquicas, empresas
del estado, corporaciones públicas, consorcios públicos, juntas vecinales públicas, y también
las personas privadas, que en el caso ejerzan función administrativa por delegación estatal.
(órgano estatal o no estatal en ejercicio de la función administrativa).

 El órgano ejecutivo es competente y está facultado para celebrar contratos en la medida en


que tiene a su cargo la administración general del país (art 100 inc 1 y 7 CN)

 El órgano legislativo es competente por expresa disposición constitucional para contraer


empréstitos (art 4 y 75, inc. 4 CN), en el otorgamiento de concesiones temporales de
privilegios (para los fines que prevé el art 75 inc 18) y para la designación de sus
agentes en el contrato de empleo público. En su caso, los contratos celebrados por el
órgano legislativo pueden, en alguna medida, ser contemplados por el órgano ejecutivo,
emitiendo el decreto pertinente ejecutor de la ley (art 99, inc 2), cuando la celebración
del contrato es dispuesta por la ley, o suscribiendo el respectivo contrato.

 El órgano judicial también puede celebrar contratos en ejercicio de la función


administrativa, por aplicación de los art 113 y 114

Los contratistas: pueden ser contratistas de la Administración Publica las personas privadas
físicas o jurídicas, nacionales o extranjeras, domiciliadas dentro o fuera del territorio de la
Republica, las personas públicas estatales y las personas públicas no estatales. En el contrato
de empleo público será siempre una persona física, en el contrato de concesión de servicios
públicos, obra pública, suministro, etc., generalmente se tratará de una persona jurídica,
aunque nada obsta para que sea una persona física.

Contratos interadministrativos y uniones administrativas.

 El contratista persigue siempre un propósito distinto al del Estado, pues tiene por meta la
colocación productiva de su capacidad, de sus productos o de su actividad. Si el contrato
se celebra entre dos entes públicos sin esa desigualdad de propósitos, no habrá dos
voluntades opuestas y concurrentes, ni contrato, sino un acto complejo, una unión.

 La PTN ha indicado que por efecto del principio de unidad de acción que guía al estado, las
relaciones que se entablan entre los organismos y entidades que integran la Administración
son de coordinación y colaboración, razón por la cual en ellas se encuentran, en principio
ausentes los poderes jurídicos exorbitantes, propios en cambio de aquellas relaciones que
se establecen entre el Estado y los Particulares.

 Puede acontecer que un ente público pacte con otro la prestación de un servicio público,
con un fin económico diverso e interés patrimonial distinto existiendo, en suma, un
contrato administrativo (por ejemplo, si una municipalidad concede el servicio de
suministro de gas, energía electica, etc., a otro ente público estatal). Al respecto la PTN
ha sostenido que “la relación jurídica trabada entre los dos organismos estatales, por su
carácter interadministrativo, tenía como finalidad la concreción de un fin publico
determinado y no el afán de lucro de una de las partes. Los contratos interadministrativos;
se caracterizan por ser un modo de vinculación jurídica especifica entre organismos del
propio Estado, cuya relación jurídica, más allá de la forma jurídica de que tales
dependencias adopten, se encuentra regulada especialmente por el instrumento especifico
suscripto por ellas.
Competencia y capacidad. Los conceptos de competencia y capacidad integran el elemento sujeto.
Ambos atañen a la validez del contrato, porque los sujetos contratantes deben tener aptitud
legal para celebrar y ejecutar el contrato. Por lo tanto, como presupuestos del consentimiento,
se exige la capacidad jurídica del contratista de la Administración y la competencia del órgano
estatal o del ente que ejerce la función administrativa.

 La competencia del órgano estatal en ejercicio de la función administrativa está regida por
el Derecho Público (ley 22.520, Decreto 438/92 y modificatorias, de ministerios 24.156 de
administración financiera y de los sistemas de control del sector publico LAFSC y LNPA).

 En cuanto a las entidades autárquicas y empresas del estado, sus respectivas normas
estatutarias establecen la competencia contractual.

 En las condiciones de competencia del órgano estatal debe incluirse la “capacidad subjetiva
del órgano, individuo físico” y la capacidad del obrar en el sentido del CCyC. Así, por
ejemplo, carece de valor jurídico el acto realizado por un funcionario mentalmente
enajenado.

 La formación de la voluntad contractual se produce al otorgar los contratantes su


consentimiento mediante el procedimiento legal y reglamentario correspondiente, pues la
voluntad estatal debe expresarse según las formas especiales que el Derecho público prevé.

Capacidad jurídica del contratista: podrán ser contratistas las personas naturales o jurídicas
que se hallen en plena posesión de su capacidad jurídica y de obrar. Las restricciones sobre la
capacidad jurídica pueden ser: penales (procesados y condenados); económicas (quebrados,
concursados, interdictos); administrativas (culpables de la recisión de contratos
administrativos); éticas (funcionarios públicos).

Art. 27. PERSONAS HABILITADAS PARA CONTRATAR. Podrán contratar con la Administración Nacional
las personas físicas o jurídicas con capacidad para obligarse que no se encuentren comprendidas
en las previsiones del artículo 28 y que se encuentren incorporadas a la base de datos que
diseñará, implementará y administrará el órgano Rector, en oportunidad del comienzo del período
de evaluación de las ofertas, en las condiciones que fije la reglamentación.

La inscripción previa no constituirá requisito exigible para presentar ofertas.

Art. 28. PERSONAS NO HABILITADAS. No podrán contratar con la Administración Nacional:

1. Las personas físicas o jurídicas que se encontraren sancionadas en virtud de las


disposiciones previstas en los apartados 2. y 3. del inciso b) del artículo 29 del
presente.

2. Los agentes y funcionarios del Sector Público Nacional y las empresas en las cuales
aquéllos tuvieren una participación suficiente para formar la voluntad social, de
conformidad con lo establecido en la Ley de Etica Pública, N° 25.188.

3. Los condenados por delitos dolosos, por un lapso igual al doble de la condena.

4. Las personas que se encontraren procesadas por delitos contra la propiedad, o contra la
Administración Pública Nacional, o contra la fe pública o por delitos comprendidos en la
Convención Interamericana contra la Corrupción.

5. Las personas físicas o jurídicas que no hubieran cumplido con sus obligaciones tributarias
y previsionales, de acuerdo con lo que establezca la reglamentación.

6. Las personas físicas o jurídicas que no hubieren cumplido en tiempo oportuno con las
exigencias establecidas por el último párrafo del artículo 8° de la Ley N° 24.156.
7. Los empleadores incluidos en el Registro Público de Empleadores con Sanciones Laborales
(REPSAL) durante el tiempo que permanezcan en dicho registro. 

Competencia de la Administración contratante: alcance. Se extiende a las siguientes facultades,


que deben realizarse mediante el dictado del acto administrativo respectivo:

1. Convocatoria y elección del procedimiento de selección

2. Aprobación de los pliegos de bases y condiciones particulares

3. Declaración de que el llamado resulto desierto o fracasado

4. Preselección de los oferentes en procedimientos de etapa múltiple

5. Aplicación de penalidades y sanciones a oferentes o contratistas

6. Aprobación del procedimiento de selección y adjudicación

7. Determinación de dejar sin efecto el procedimiento

8. Revocación de los actos administrativos del procedimiento

9. Suspensión, resolución, rescisión, rescate o declaración de caducidad contractual.

Art. 12. FACULTADES Y OBLIGACIONES DE LA AUTORIDAD ADMINISTRATIVA. La autoridad administrativa


tendrá las facultades y obligaciones establecidas en este régimen, sin perjuicio de las que
estuvieren previstas en la legislación específica, en sus reglamentos, en los pliegos de bases
condiciones, o en la restante documentación contractual. Especialmente tendrá:

1. La prerrogativa de interpretar los contratos, resolver, las dudas que ofrezca su


cumplimiento, modificarlos por razones de interés público, decretar su caducidad,
rescisión o resolución y determinar los efectos de éstas. Los actos administrativos que
se dicten en consecuencia tendrán caracteres y cualidades otorgados por el artículo 12
de la Ley Nº 19.549 y sus modificatorias.

2. La facultad de aumentar o disminuir hasta un VEINTE POR CIENTO (20%) el monto total del
contrato, en las condiciones y precios pactados y con la adecuación de los plazos
respectivos.

3. La revocación, modificación o sustitución de los contratos por razones de oportunidad,


mérito o conveniencia, no generará derecho a indemnización en concepto de lucro cesante.

4. El poder de control, inspección y dirección de la respectiva contratación.

5. La facultad de imponer penalidades de las previstas en el presente Régimen a los


oferentes y a los cocontratantes, cuando éstos incumplieren sus obligaciones.

6. La prerrogativa de proceder a la ejecución directa del objeto del contrato, cuando el


cocontratante no lo hiciere dentro de plazos razonables, pudiendo disponer para ello de
los bienes y medios del cocontratante incumplidor.

7. La facultad de inspeccionar las oficinas y los libros que estén obligados a llevar los
cocontratantes.

8. La facultad de prorrogar, cuando así se hubiere previsto en el Pliego de Bases y


Condiciones Particulares, los contratos de suministros de cumplimiento sucesivo o de
prestación de servicios. La misma no procederá si se ha hecho uso de la prerrogativa
establecida en el inciso b) del presente artículo. Se podrá hacer uso de esta opción por
única vez y por un plazo igual o menor al del contrato inicial. Cuando éste fuere
plurianual, no podrá prorrogarse más allá de UN (1) año adicional, en las condiciones
que se determinen en las normas complementarias.
Órganos colegiados: la exteriorización de la voluntad estatal puede ser simple o compleja,
según se requiera o no la concurrencia de más de un sujeto para ello. En el segundo caso, el
acto es colegiado, ya que las declaraciones de varios órganos-individuos concurren a formar una
declaración de voluntad imputable a un solo órgano institución distinto de los agentes que lo
integran.

Las decisiones del órgano colegiado deben tomarse en sesión ordinaria o extraordinaria
convocada en la forma, con el quorum y la mayoría que determine la ley, transcribiendo el
acuerdo en el libro de actas. La adopción, formación, integración y declaración de voluntad
deben sujetarse a las formalidades reglamentarias, respectando los principios de sesión, quorum
y deliberación.

Vicios en la capacidad y competencia:

 Los vicios en la competencia y voluntad administrativas se rigen por las normas propias
del acto Administrativo,

 Los vicios en la capacidad y en la voluntad del contratista cuando este fuere un


particular, se regirán, en principio, por las normas del derecho privado.

En el ámbito de los contratos administrativos, el principio de autonomía de la voluntad de las


partes es relativo ya que está subordinado al marco legal. La competencia del órgano para
contratar debe resultar, según los casos de la CN, de las leyes y delos reglamentos dictados en
consecuencia. En cuanto a quienes pueden contratar con el Estado, el decreto 1023/01 establece
que pueden hacerlo las personas con capacidad para obligarse en los términos del CCC y que
estén incorporadas en la base de datos que lleve la Oficina Nacional de Contrataciones.

La voluntad de las partes

Para que haya contrato se requieren dos voluntades válidas y opuestas que concurran a su
formación. Una de ellas es la de la Administración y la otra la del contratista. Es decir que
se exige para la validez del contrato, por un lado, la competencia del órgano que ejerce la
función administrativa y por otro, la capacidad del contratista.

Competencia y capacidad atañen a los sujetos contratantes y son presupuestos de validez del
contrato. El consentimiento como expresión de la voluntad valida común, importa la
manifestación de voluntad coincidente de cada uno de los contratantes (común o negocial).

Las modalidades propias del Derecho Administrativo y de la finalidad de la Administración


Publica hacen que el consentimiento o lazo jurídico vinculante, generalmente sin discusión,
limitan al contratista a aprobar, adherir o aceptar clausulas prefijadas por el Estado
(predisponente). Estas cláusulas de adhesión se destacan por ser: Pre redactadas, conformando
un verdadero contrato- Para contratos en general, es decir, de convenciones propuestas a
cualquier destinatario.

Voluntad contractual tácita:

En los contratos administrativos el consentimiento de la Administración debe ser expreso, no es


factible en principio el consentimiento tácito admisible en los contratos privados. La
voluntad de la administración puede manifestarse tácitamente cuando así ha sido pactado por las
partes en el contrato y este se halle en vías de ejecución, o por la omisión de los actos que
debiera emitir si su voluntad fuera contraria a lo actuado por el contratista.

El silencio administrativo solo vale como conducta positiva o asentimiento por parte de la
Administración, consentimiento tácito, cuando el orden jurídico expresamente lo prevé.

Aprobación o autorización administrativa o legislativa del contrato. Control:

En ciertas circunstancias la manifestación de la voluntad contractual de la Administración


requiere una ley autorizante que concurra a la formación jurídica de la voluntad. A través de
dicha ley el Congreso presta su asentimiento o da su consentimiento para que la Administración
celebre el contrato, ya sea autorizándolo a priori o aprobándolo a posteriori.

La administración puede necesitar la autorización legislativa para celebrar determinado


contrato o requerir la inversión de fondos que solo el Congreso puede acordar.

1. En el primer caso la ley simplemente levanta el obstáculo jurídico que impide actuar a
la administración, habilitándola para celebrar el contrato.

2. En el segundo caso, otorga los recursos para hacer frente a las obligaciones derivadas
del contrato (crédito presupuestario o autorización de gastar con determinado objeto,
hasta la concurrencia de cierta suma, durante determinado tiempo).

La aprobación legislativa supone la participación directa del órgano legislativo en la


celebración del contrato, esto es, cuando el contrato debe ser aprobado por ley, pero el
contrato es siempre un acto distinto de la ley misma. Cuando se requiere la aprobación de otro
órgano administrativo para la perfección del contrato, la intervención del órgano superior se
realiza a fin de completar e integrar la voluntad administrativa. La aprobación es, por tanto,
una etapa en el proceso de formación de la voluntad administrativa y el contrato no estará
perfeccionado sino con ella.

Objeto

El objeto de los contratos es la obligación por la que se constituye, que tiene por contenido
una prestación de dar, de hacer o no hacer, querida por las partes. Es decir, es la
consecuencia que se persigue al celebrarlo como factor determinante de la voluntad de las
partes.

1. Los contratos de la Administración pueden tener por objeto una obra o servicio público, y
cualquier otra prestación que tenga por finalidad el fomento de los intereses y la
satisfacción de las necesidades generales.

2. Las cosas que no están en el comercio no pueden ser objeto de los contratos privados, pero
sí de la Administración como ocurre con bienes del dominio público, por ejemplo, la una
concesión de uso especial de la dominialidad publica.

3. Durante su ejecución puede variar unilateralmente, dentro de ciertos límites y en razón del
interés público el objeto.

4. Su contenido debe ajustarse estrictamente a las normas del derecho objetivo, debiendo el
objeto ser cierto, posible, determinable o determinado y licito. El contrato que contenga
un objeto ilícito es nulo, por ejemplo, la constitución de un usufructo sobre bienes de
dominio público sin ley que autorice a hacerla, el llamado a licitación para construir una
plaza de toros estando prohibidas las corridas. El contrato ilícito por razón del objeto
comprende tres especies diferentes:

a. El contrato ilegal o contrario a normas imperativas

b. El contrato prohibido o contrario al orden publico

c. El contrato inmoral o contrario a las buenas costumbres

Causa, motivo o la razón determinante de los contratos de la Administración es satisfacer un


fin público, un servicio público, una necesidad colectiva. Es independiente del móvil que
induce a contratar al contratista y del móvil que pueda determinar el contrato en la mente o en
la intención del funcionario, que expresa o ejecuta la voluntad de la Administración Publica
(subjetivos), la causa del contrato es siempre objetiva, comprendida en el objeto y voluntad.

La administración debe cuidar de establecer expresamente los motivos determinantes de su obrar.


Cuando la ley lo exige, la omisión de esa motivación, provoca la nulidad del acto o contrato
que realice o ejecute.
García Pulles: En el ámbito de los actos administrativos, la causa está constituida por los
antecedentes fácticos y jurídicos que justifican el dictado del acto. En el caso del contrato
debe seguirse la misma línea. Así, esta causa estará dada por la necesidad pública que requiere
ser satisfecha con una contratación que tenga tal objeto, pero también la existencia de una
norma jurídica que autorice esa contratación o atribuya competencia para decidirla a un órgano
o ente de la Administración. La causa, entonces, será la causa fuente del derecho civil, aunque
tampoco ha de soslayarse la causa fin que, como en el acto administrativo, debe ser
proporcional a la competencia del órgano que suscribe el contrato, que de otro modo podría caer
en desviación de poder

Forma. Marienhoff explicó que, en el ámbito de los contratos administrativos debe distinguirse
entre la forma y la formalidad, siendo esta última el procedimiento que debe seguirse para
arribar a una contratación válida

Las formalidades son los recaudos que han de observarse para la celebración del contrato. Es
importante destacar que el decreto 1023/2001— en su artículo 11 estableció que deberían
dictarse cumpliendo las formalidades de los actos administrativos los siguientes actos del
trámite contractual:

a. La convocatoria y la elección del procedimiento de selección.

b. La aprobación de los pliegos de bases y condiciones particulares.

c. La declaración de que el llamado hubiere resultado desierto o fracasado.

d. La preselección de los oferentes en la licitación con etapa múltiple.

e. La aplicación de penalidades y sanciones a los oferentes o cocontratantes.

f. La aprobación del procedimiento de selección y la adjudicación.

g. La determinación de dejar sin efecto el procedimiento.

h. La revocación de los actos administrativos del procedimiento de contratación.

i. La suspensión, resolución, rescisión, rescate o declaración de caducidad del contrato.

La forma, refiere al modo concreto de cómo se materializa, exterioriza e instrumenta el vínculo


contractual. En virtud del principio de libertad formal, nada impide, a falta de texto expreso
que se exija una forma determinada, que los interesados usen la forma que juzguen más
conveniente

 La forma escrita puede consistir en una escritura pública o en un instrumento público, por
la actuación del funcionario administrativo competente.

 La inobservancia respecto de las formas prescriptas por las leyes y reglamentos para
instrumentalizar los contratos administrativos vicia de invalidez a estos.

 La verificación o demostración de la relación jurídica depende de que los contratos tengan


o no una forma determinada. En este caso, no se juzgarán probados si no estuvieren
formalizados en la forma prescripta.

 El RCAN establece que las contrataciones se regirán por su régimen, su reglamentación, las
normas que se dicten en su consecuencia, por los Pliegos de bases y condiciones y por el
contrato o la orden de compre, según corresponda.

 Los contratos administrativos como regla generalísima, requieren la forma escrita. Algunas
veces, cuando así lo prevén las normas civiles —por ejemplo, las relativas a la
transferencia de inmuebles— exigen que se realicen por escritura pública. No obstante, debe
pensarse que los instrumentos privados que atestiguan la firma de un contrato
administrativo son firmados por un oficial público y se agregan a un expediente
administrativo, transformándose así en documentos públicos.

 La existencia de contratos verbales sólo es admitida en situaciones de urgencia o


emergencia, como ocurre en las llamadas relaciones de "legítimo abono", especies de cuasi-
contrato administrativo y en algunos casos de relaciones extendidas en el tiempo que se
mantienen de hecho hasta la renegociación (sin dejar de tener el carácter de
excepcionalidad y sin que pueda decirse que el paso del tiempo convalida una situación que
nació ilegítima: Fallos 323:3924 "Ingeniería Omega"; el "Rincón de los Artistas SRL v.
Hospital Nacional Profesor A. Posadas y otro").

-------------------------------------------------------------------------------------------

(Comadira) Por elementos de un contrato se entendio en sentido amplio aquellos principios


que concurren a constituirlos y que son por tanto parte integrante de ellos.

Al comienzo solo se distinguían los elementos esenciales y los accidentales, pero


posteriormente se acepto la clasificación tripartita que distingue los elementos esenciales,
los naturales y los accidentales, que es la que ha prevalecido, llegando a ser recogida, por la
legislación positiva.

Los elementos esenciales son aquellos indispensables para la existencia de los contratos y en
ausencia de los cuales el contrato no existe o es otro tipo distinto de acuerdo. Los elementos
naturales en cambio son aquellos que ordinariamente existen en todo contrato y forman parte de
el de pleno derecho, pero que los contratante pueden lícitamente excluir por una clausula
expresa, sin afectar la existencia del contrato.

Los elementos accidentales son aquellos que normalmente no corresponden a un contrato pero que
las partes pueden válidamente incluir en el.

Con referencia a los contratos administrativos consideramos elementos esenciales aquellos que
son indispensables para la plena existencia del contrato, aquellos que concurren a integrar y
determinar su especifica y propia naturaleza. Bastara la ausencia de uno solo de esos elementos
para que el contrato administrativo no exista.

Dentro de los elementos esenciales del contrato administrativo es posible efectuar una
diferenciación que distingue por un lado, los elementos esenciales propiamente dichos, que son
aquellos sin los cuales el contrato no puede existir y por el otro, los elementos esenciales
presupuestos, que son aquellos que estan implícitos o son necesarios para la configuración de
los elementos esenciales básicos o contribuyen al perfeccionamiento del propio contrato.

En el contrato administrativo, es posible distinguir dos elementos esenciales básicos (el


consentimiento, el objeto) y cuatro elementos esenciales presupuestos, que son (los sujetos, la
competencia y capacidad, la causa y la finalidad) y un elemento esencial complementario: la
forma

 Elementos esenciales básicos


 El consentimiento
El consentimiento en el régimen de los contratos significa el acuerdo o la coincidencia de dos
o mas voluntades sobre una misma cuestión. Ese consentimiento asi constituido o formado, tiene
por finalidad propia establecer entre las partes cuyas voluntades lo han integrado, vínculos
obligacionales.

Para que se produzca el consentimiento es preciso, a su vez que existan las voluntades formadas
y expresadas de los sujetos actuantes, es decir de la administración publica y de los sujetos
particulares que con ella formalizan el contrato. La voluntad administrativa no es sino la
intención razonada y expresa de la administración de concurrir a producir un acto determinado,
voluntad que es exteriorizada por una declaración o manifestación concreta del órgano
correspondiente, adoptando las formas previstas para el caso.

Todo proceso de formación de voluntad administrativa esta jurídicamente regulado por normas de
distinto nivel, ordenamiento en el que no solo se determinan los órganos administrativos que
necesariamente deben intervenir, sino incluso los limites y la extensión de tal participación y
el valor decisorio o el asesoramiento de cada una de esas intervenciones.

El hecho de que la formación y la expresión de la voluntad administrativa estén normativamente


reguladas da lugar a que las transgresiones a dicho ordenamiento se traduzcan en general, en
verdaderos vicios que afectan la validez y la eficacia de esa voluntad

Entre los vicios que pueden afectar la voluntad administrativa y a semejanza de lo que ocurre
en el derecho privado, se mencionan el error, dolo y la violencia.

- Con respecto al error hay acuerdo en que afecta la voluntad administrativa cuando se
refiere al objeto inmediato sobre el cual versa.
- En cuanto a la violencia como vicio de la voluntad administrativa se acepta que esta, la
fuerza o la intimidación, ejercidas contra el funcionario administrativo o contra
quienes integran el órgano administrativo que debe adoptar la decisión, vicia la
voluntad administrativa pues en tales condiciones el funcionario o el órgano
coaccionados no generan la voluntad administrativa eficaz. Sin embargo si la voluntad
expresada en tales condiciones coincide con el interés publico comprometido en el caso,
se la debe considerar valida y eficaz, pues no habría razon alguna que justificara su
desconocimiento.
- Con relacion al dolo, son aplicables en principio, los conceptos generales admitidos
en el derecho civil, pero teniendo en cuenta que el dolo raramente puede presentarse en
el derecho publico, por la propia estructura de la administracion, aunque invalidaría la
voluntad administrativa si fuera esencial, en relacioon con la declaración
administrativa.

El silencio de la administración o la manifestación tacita de la voluntad administrativa no


pueden generar consentimiento y por tanto contrato administrativo.

En cuanto a la formación y expresión de la voluntad del sujeto particular que concurre a la


celebración del contrato administrativo toda esta materia esta sometida, como es natural a las
previsiones propias del derecho privado, excepto cuando normas administrativas expresas hayan
dispuesto otra cosa, respecto de algunos aspectos o particularidades, generales o especiales,
de esa formación y expresión en cuyo caso estas ultimas deben aplicarse.

 El objeto: en el derecho civil, el objeto de un contrato, al igual que el de todo acto


juridico, puede ser una cosa o un hecho, una prestacion que este en el comerecio o que por
un motivo especial no se hubiera prohibido que fuera objeto de algún acto, o un hecho que
no sea imposible, ilícito o contrario a las buenas costumbres, o prohibido por las leyes o
que se oponga a la libertad de las acciones o la conciencia o que perjudique los derechos
de un tercero. (arts 1167 y ss del CC)

El derecho administrativo al tratar el objeto de los contratos administrativos introduce


algunas modificaciones a esa doctrina. En primer lugar, y tal como ocurre respecto del
acto administrativo dentro del objeto, como elemento propio de los contratos
administrativos, es posible diferenciar dos aspectos o facetas, según el punto de mira
que se adopte: el contenido y el objeto, pero ambos estrechamente vinculados.

El contenido seria aquello en lo que el contrato en si mismo consiste, sus propios


elementos constitutivos y caracterizantes, mientras que el objeto seria en cambio el
efecto que se propone alcanzar la administracion al concertar el contrato de que se
trate. Este objeto asi concebido, debe ser distinguido del motivo o la causa y tambien
de la finalidad.
El objeto de los contratos administrativos puede ser, sin lugar a dudas, una cosa que
este fuera del comercio, al reves de lo que ocurre en el regimen del derecho privado,
bastando recordar, los contratos administrativos que versan sobre bienes que integran
el dominio publico.

Se suele afirmar que en el contrato administrativo el objeto no es inmutable, como


ocurre con el contrato de derecho comun, ya que en el primero puede ser variado, en
forma unilateral, dentro de ciertos margenes y por razones de inters publico, por la
misma administracion publica. Finalmente, cabe tener presente que el objeto de los
contratos administrativos, como en el contrato de derecho privado, debe ser cierto,
determinado y licito, conceptos que en el ambito administrativo adquieren mayor
significacion, por estar vinculados al accionar de la administracion publica, sujeta a
reglas propias, orientadas a la gestion final del interes publico.

 Elementos esenciales presupuestos


 Sujetos_ no se concibe la existencia del consentimiento sin la de los sujetos
cuyas voluntades al coincidir generan ese consentimiento. Es por ello que en todo
contrato admministrativo, al igual que lo que ocurre en los contratos de derecho
privado, es factible determinar la presencia de por lo menos, dos sujetos que
concurren a conformarlos.

Pero la contratacion administrativa presenta la caracteristica especial de que uno de


ese sujetos debe ser siempre, necesariamente la administracion publica o mas
concretamente, uno de sus organos actuando como tal, en cumplimiento de una funcion
administrativa.

Se ha observado que los contratos administrativos son celebrados, en su gran mayoria,


por el poder ejecutivo que es el poder administrador por antonomasia, pero ello no
quita que el poder legislativo y el poder judicial, por medio de sus organos
competentes tambien pueda celebrar verdaderos contratos administrativos,
constituyendose asi en sujetos de este tipo de contratos (marienhoff) en aquellos
casos en que actuan en el cumplimiento de una verdadera funcion administrativa, cuya
realizacion, como se debe recordar, no es exclusiva de los organos que integran el
poder ejecutivo. Es obvio que los contratos administrativos pueden ser celebrados
tanto por organos de la administracion centralizada como de la administracion
descentralizada, incluyendo a los entes autarquicos, siempre que todos ellos actuen
dentro de su especifica competencia.

Lo dicho no implica desconocer que si uno de los sujetos del contrato administrativo
debe ser siempre un organo administrativo actuando como tal, puede ocurrir que el otro
cocontratante sea tambien, otro organo administrativo, configurandose de ese modo el
caso de los llamados contratos interadministrativos, que no son sino aquellos en los
que todos los sujetos son organos administrativos que presentan ciertas
particularidades. Lo mas corriente es que esos contratos interadministrativos se
celebren entre organos de distintas administraciones, como ocurreen los concertados
entre diferentes municipios, o en los que el cocontratante es un ente autarquico, para
el logro de un objeto de interes publico.

- La competencia y la capacidad

Para que el contrato administrativo adquiera plena validez, para que exista en toda su
plenitud, es menester que los sujetos que lo celebran, el organo administrativo o en
general, la administracion por una parte, y el sujeto particular por la otra, hayan
actuado dentro de su aptitud legal para obligarse, aptitud que para la administracion
se denomina COMPETENCIA, mientras que para el sujeto particular constituye su
CAPACIDAD.

La competencia se define diciendo que es la aptitud de obrar de las personas publicas


y de sus organos, especificandose asi los limites dentro de los cuales pueden actuar
validamente unos y otros, tiene respecto de los organos de la administracion publica,
un rol equivalente al que corresponde a la capacidad en las personas de existencia
visible en el derecho privado. Pero si para estas la capacidad es la regla y la
incapacidad es la excepcion, que debe resultar de textos legales expresos, en el
derecho publico y para los organos administrativos centralizados y descentralizados,
la incapacidad es la regla comun, mientras que la capacidad o competencia solo existe
en tanto y en cuanto los textos legales la atribuyan con jerarquia juridica suficiente
como para concederla. Es decir que la competencia de los organos administrativos, para
celebrar contratos administrativos debe resultar siempre de textos normativos
expresos.

No se debe olvidar que la competencia no es una simple atribucion de facultades y


poderes, ni una mera aptitud de obrar. Al contrato, la competencia entraña para la
autoridad que la tiene un deber de obrar que hace que ningun organo administrativo
pueda rehuir actuar respecto de una cuestion que es propia de su competencia, ni dejar
de celebrar los actos juridicos correspondientes para el cumplimiento de esa
competencia, siendo una obligacion ineludible. Por ultimo la competencia atribuida
por las normas juridicas aplicables a un organo administrativo determinado, no puede
ser atribuida ni transferida por ese rgano a otro distinto, excepto en aquellos casos
en que esa atribucion o transferencia se halla prevista o admitida por el mismo
ordenamiento normativo.

En cuanto a la CAPACIDAD del sujeto particular que concurre a celebrar un contrato


administrativo, ella se rige en principio por las normas de derecho privado, que en el
caso sean aplicables. No obstante se debe tener muy en cuenta que la capacidad del
sujeto particular puede y suele estar regulada, tambien por normas especificas de
derecho administrativo, que pueden modificar, ampliandola o restringiendola, aquella
capacidad generica de las personas. En caso de que tales normas administrativas
existan, deben ser aplicadas con prioridad a las que son propias del derecho privado.

 la causa:

La causa como razon determinante de la voluntad de quienes concurren al contrato, dirigida a la


realización del acto considerado como una totalidad e incorporada en su régimen por mención
expresa en su titulo o por la común intención de los otorgantes constituye un elemento del
contrato administrativo con caracteres semejantes a los que ofrece como elemento componente de
los contratos de derecho privado. A pesar de ello es necesario señalar que en los contratos
administrativos la causa adquiere mayor importancia que en los de derecho común, ya que en el
contrato administrativo esta fuertemente influida por la finalidad que hace que este siempre
presente e implícito el interés publico, cuya satisfacción o realización es la razon de ser de
la contratación administrativa
Sin embargo la teoría de la causa, en su aplicación a los contratos administrativos, presenta
una alteración que es la que resulta del principio de que si en los contratos de derecho
privado solo se requiere que la causa haya existido en el momento de celebrarse el contrato,
sin que su ulterior desaparición afecte la vigencia y la validez de el, en los contratos
administrativos al contrario, para que no caigan y mantengan su existencia, es preciso que la
causa subsista con la misma plenitud, ya que si desaparece, el contrato administrativo se
extingue. Es que la administración publica solo actua y solo se justifica que actue cuando con
su acción procura el logro de finalidades administrativas, de interés publico, de modo que si
ese interés o ese fin desaparecen, y como consecuencia cesa la causa del contrato, no hay razon
alguna que imponga que aquel siga manteniendo su eficacia, siga rigiendo. Cesante la causa, el
contrato administrativo desaparecerá.

 Finalidad: en forma conexa con la causa, influyendola, aparece la finalidad de los


contratos administrativos, que no es otra cosa sino la condicion de subordinación al fin de
interés publico de que se trate en cada caso, y que el contrato administrativo debe
procurar satisfacer. El contrato administrativo reconoce una causa y además una finalidad
que es esa directa y plena relacion con el fin de interés publico, con la actividad
administrativo en concreto, que domina todo el panorama de ese accionar y por ende, el del
contrato que se celebrar para concurrir o alcanzar su logro.

Doctrinalmente se ha dicho que con la finalidad se expresa “porque se desea obtener determinado
objeto”(marienhoff) y esa idea puede ser trasladada en la esfera de los contratos
administrativos, expresando que con ella se aclara “porque se busca alcanzar aquello en que el
contrato consiste y que debe estar conforme con los fines de cada actividad o servicio, los que
a su vez estan directa o indirectamente señalados por el ordenamiento juridico”

La irregularidad en la finalidad vicia la contratación, llegando a producir su invalidez. Asi,


si la administración celebra un contrato procurando un fin ilícito, dicho contrato es ineficaz,
y lo mismo ocurre cuando con el contrato se persigue un fin oculto indebido “desviación de
poder”-

La causa y la finalidad son dos elementos que se complementan e interconexionan directamente,


adquiriendo una transcendencia.

 Elemento esencial complementario.

 Forma: a diferencia de lo ocurre en el derecho privado, en el que, por lo común, los actos
jurídicos no estan sujetos a formar predeterminadas impuestas por la ley, en el derecho
administrativo la observancia de la forma es la regla, lo cual resulta, de la especial
naturaleza del sujeto de que emana la actividad administrativa, es decir, de la
administración publica. Las formas, además, cumplen tambien en el derecho administrativo,
una innegable función de garantia, tanto en favor de los administrados, como en
salvaguarda del interés publico (marienhoff)

Se ha hecho un distingo entre la forma, propiamente dicha y las formalidades. Mientras que la
primera es el modo como se documenta la voluntad administrativa, conforme a las prescripciones
legales y reglamentarias, las segundas, en cambio son los requisitos que deben cumplirse para
expresar la voluntad administrativa en el acto de que se trate, pudiendo ser anteriores,
concomitantes o aun posteriores a ese acto (sayagues laso)

Si el derecho administrativo es esencialmente formal, es decir, sujeto a la observancia de


formas, y si la forma administrativa común, por multiples razones, es la escrita, va de suyo
que los contratos administrativos tambien deben ser celebrados bajo la forma escrita, como
razonable garantia y minima exigencia.

LNPA art 8° se refiere a la forma del acto administrativo: “se manifestara expresamente y por
escrito pudiéndose adoptar una forma distinta por excepción- en concreto, la verbal, cuando las
circunstancias lo permitieran”. Este criterio legal debe ser aplicado, directamente y por
extensión a los contratos administrativos, para la mejor actuación de la administración
publica. En consecuencia, los contratos administrativos estan sujetos al requisito de la forma
escrita, sin perjuicio de las demás prescriptas, y solo por excepción y cuando las
circunstancias lo permitan y justifiquen, se podrá recurrir a su celebración en forma verbal.

FORMACIÓN DE LOS CONTRATOS ADMINISTRATIVOS: LA VOLUNTAD DE LAS PARTES

(DROMI)

FORMACION DE LOS CONTRATOS ADMINISTRATIVOS: la voluntad de las partes (elemento)

El contrato se forma por la concurrencia de dos voluntades: una es de la administración, sujeto


imprescindible. La formación de la voluntad de la administración pública recorre una serie de
etapas, cumplidas por distintos órganos. La selección del contratista de la Administración está
sujeta a las normas que instauran distintos procedimientos especiales y reglados a tales fines.
La libre selección del contratista es una excepción.

Procedimientos administrativos de contratación. El contrato es una de las formas jurídicas de


la función administrativa. En su consecuencia, por una relación de especie género, en la
preparación y ejecución de los contratos de la Administración se aplica el régimen jurídico de
la función administrativa.

El procedimiento de contratación administrativa es un procedimiento administrativo especial. El


procedimiento de formación de la voluntad administrativa contractual (precontractual) no debe
confundirse con el contrato, que es el resultado de su encuentro con la voluntad del
contratista. El vínculo contractual nace cuando se enlazan las voluntades, por lo que se
distinguirá el procedimiento precontractual, previo al contrato, de formación o preparación del
contrato y un procedimiento contractual o de ejecución.

Procedimientos por medios ordinarios. El procedimiento regular y ordinario por el que se


instrumenta y se da a conocer la voluntad precontractual de la Administración y de los
interesados oferentes es la forma escrita en soporte material o físico, en papel.

De este modo, el contrato se inicia a través de un expediente originado por la Administración,


y conformado por el conjunto de documentos o actuaciones administrativas y de los interesados
oferentes, ordenado cronológicamente, que acumula informaciones, dictámenes y todo otro dato o
antecedente relacionado con la contratación de que se trata, a efectos de lograr los elementos
de juicio necesarios para arribar a conclusiones que darán sustento a la resolución definitiva
o adjudicación.

Procedimiento por medio electrónico o digital. El RCAN sienta las bases para las contrataciones
públicas electrónicas, que brinda calidad, agilidad y confiabilidad en el quehacer de la
gestión pública.

Art. 21. CONTRATACIONES EN FORMATO DIGITAL Las contrataciones comprendidas en este régimen


podrán realizarse en formato digital firmado digitalmente, utilizando los procedimientos de
selección y las modalidades que correspondan. También podrán realizarse en formato digital
firmado digitalmente los contratos previstos en el artículo 5° del presente.

Las jurisdicciones y entidades comprendidas en el artículo 2° estarán obligadas a aceptar el


envío de ofertas, la presentación de informes, documentos, comunicaciones, impugnaciones y
recursos relativos a los procedimientos de contratación establecidos en este régimen, en
formato digital firmado digitalmente, conforme lo establezca la reglamentación.

Se considerarán válidas las notificaciones en formato digital firmado digitalmente, en los


procedimientos regulados por el presente.

Deberá considerarse que los actos realizados en formato digital firmados digitalmente cumplen
con los requisitos del artículo 8° de la Ley N° 19.549, su modificatoria y normas
reglamentarias, en los términos establecidos en las disposiciones referentes al empleo de la
firma digital en el Sector Público Nacional, las que se aplicarán, en el caso de las
contrataciones incluidas en los artículos 4° y 5° de este régimen, aun a aquellos actos que
produzcan efectos individuales en forma directa.

Los documentos digitales firmados digitalmente tendrán el mismo valor legal que los documentos
en soporte papel con firma manuscrita, y serán considerados como medio de prueba de la
información contenida en ellos.

Procedimiento de preparación del contrato: la actividad preliminar al contrato adopta formas


jurídicas propias de la función administrativa. Los actos, reglamentos, hechos o actuación
interadministrativa, se incorporan unitariamente, aunque de manera separable, en el
procedimiento administrativo de conformación de la voluntad contractual.

El procedimiento administrativo preparatorio de la voluntad contractual se integra, además, con


la actividad que despliega a ese efecto el futuro contratista de la Administración Publica. En
la actividad precontractual, preparatoria o preliminar del contrato, encontramos también actos
y hechos jurídicos propiamente dichos o de particulares, por ejemplo, la compra del pliego, la
presentación de la oferta, el retiro o desistimiento de la oferta, la constitución de la
garantía, la solicitud de inscripción en los registros respectivos, la formulación de
observaciones e impugnaciones en el acto de apertura, etc.

Por lo tanto, la selección del contratista por cualquier procedimiento, no se agota en un acto
administrativo único, sino que es el resultado de varios actos, hechos, reglamentos y
actuaciones interadministrativas, que reciben concurrencia y colaboración de los particulares
por actos y hechos jurídicos privados, si el oferente es una persona privada.

Actividad precontractual. El periodo preliminar al contrato, mas allá de las meras


negociaciones previas, supone comunicación recíproca entre los futuros contratantes
exteriorizada por manifestaciones volitivas de las partes que anticipan un contrato futuro.

1. Precontrato administrativo: Si bien aún no puede calificárselas de voluntades contractuales


(v.gr., presentación y recepción de oferta, rechazo de oferta, retiro de oferta, exclusión de
oferente, etc.), crean un vínculo jurídico obligacional como alternativa previa al contrato,
generan una relación jurídica, un vínculo regulado por el derecho, con efectos jurídicos
recíprocos, v.gr., los gastos e "intereses negativos" que se originen con motivo de una ruptura
intempestiva o arbitraria separación de la negociación. Esta es la cuestión de la denominada
culpa "in contrahendo", o sea la regulación de las responsabilidades derivadas de las
tratativas previas al contrato, se celebre éste o no.

Estas negociaciones preliminares no son ya indiferentes para el derecho: crean una "vinculación
jurídica especial" que origina derechos y deberes anteriores al contrato, precontractualmente,
y no confundibles con los derechos y deberes derivados del contrato.

Es sin duda arbitrario, y más aún para una concepción del contrato en función social, reconocer
que una de las partes tenga un derecho ilimitado a retirar su oferta, o que el Estado licitante
revoque, por razones de oportunidad, un llamado a licitación después de que el oferente irrogó
a su costa todos los gastos que genera presentar una oferta, o deje sin efecto un concurso de
anteproyectos cuando los terceros concursantes han concluido el trabajo, etcétera. Por ello
creemos que no puede negarse fuerza vinculante a la actividad precontractual.

2. Responsabilidad precontractual: En tal sentido debe advertirse que, si bien el oferente no


tiene un derecho subjetivo a ser adjudicatario, en el caso de mediar un comportamiento
antijurídico del licitante, tiene derecho a ser resarcido de los perjuicios derivados de la
relación jurídica precontractual que lo liga al Estado, en la medida en que el oferente no
provocó ni motivó el vicio.

La Administración no puede incurrir en la doctrina de los actos propios, contradiciendo una


conducta suya anterior y válida que ha generado la confianza de la otra parte, vulnerando la
buena fe. De tal modo, si la Administración desiste del procedimiento licitatorio de mala fe, o
con culpa o dolo, o de igual modo excluye a alguno de los oferentes, la indemnización debe
cubrir, además de los gastos ocasionados por la presentación, la "chance", entendida ésta como
una parte o porcentaje de la utilidad que se esperaba percibir.

Quien comparece a una licitación lo hace con la intención de obtener alguna ganancia. Siendo
así, es también evidente que en la hipótesis de una ilegal pretermisión queda configurado un
perjuicio, aunque fuera a título de chance, que merece reparación. Y así, para determinar su
magnitud corresponde, fundamentalmente, apreciar el monto global de la adjudicación.

Las jurisdicciones o entidades podrán dejar sin efecto el procedimiento de contratación en


cualquier momento anterior al perfeccionamiento del contrato, sin lugar a indemnización alguna
en favor de los interesados u oferentes.

(COMADIRA) Se ha dicho que el contrato administrativo no se diferencia en su estructura del de


derecho privado, lo que no quita que asi como el contrato administrativo presenta
particularidades especiales que lo distinguen como tal, del mismo modo, en el proceso de
formación de los contratos de derecho publico es dable percibir la existencia de otras notas
diferenciativas, que otorgan a la génesis de estos contratos una singularidad que resulta de la
participación que en ellos tiene la administración publica.

Dos etapas diferentes pueden ser distinguidas

 La primera relativa al orden interno de la administración publica es la que se refiere a


a formación de la voluntad administrativa, a la decisión de contratar en si misma y a la
forma y las condiciones de esa contratación
 La segunda en cambio atañe al conjunto de las relaciones de la administración con los
particulares y se vincula con la formación del contrato como tal y a las formas y
modalidades de selección de cocontratante particular y que llevaran a la declaración de
voluntad que constituirá el contrato.

Todo contrato Ya sea administrativo o de derecho común, es siempre un acto voluntario, de


voluntad recíproca y ello hace que el proceso de formación de la voluntad contractual
administrativa adquiera una decisiva importancia, pues de el depende la existencia del contrato
administrativo.

La voluntad del cocontratante se forma y exterioriza de la misma manera y modo que en los
contratos de derecho privado. La voluntad administrativa en cambio esta sujeta a procedimientos
predeterminados, regulados por el derecho administrativo y que deben ser cumplidos siguiendo
lo previsto en las normas aplicables para evitar la presencia de vicios que podrían afectar
dicha voluntad administrativa y por consiguiente al mismo contrato. Nunca se debe confundir lo
que es la formación de voluntad administrativa, voluntad de contratar y de hacerlo de
determinada manera, con la formación del contrato administrativo, procedimiento por el cual se
llega a la determinación del cocontratante particular y al entrelazamiento de voluntades que
dara lugar al contrato

Formación de la voluntad administrativa

La voluntad administrativa no es sino la intención razonada y expresa de la A.P de concurrir o


producir un acto determinado que se exterioriza por una declaración o manifestación concreta
del órgano correspondiente adoptando las formas prescriptas para el caso que tiene su origen
en la preexistencia de finalidades precisas de interés publico.

Antes de comenzar la etapa de formación de la contratación administrativa, la administración


publica debe precisar que es lo que desea hacer, como quiere hacerlo y para que quiere
realizarlo, y solo cuando este en posesión de todos esos ingredientes, concretados en una
decisión final de voluntad administrativa, podrá cumplirse el procedimiento de formación del
contrato.
La elaboración de la voluntad administrativa presenta la particularidad de ser un procedimiento
regulado jurídicamente por normas de distinto nivel que especifican no solo que organismos
administrativos deben intervenir necesariamente, sino que fijan, además los limites de su
intervención y el carácter decisorio o de asesoramiento de cada uno de ellos. En el curso de
ese proceso de formación no hay un único acto de decisión, sino distintos actos de ese tipo,
que en niveles diferentes van integrándose hasta configurar la voluntad administrativa final o
completa, que tiene en mira la realización de un contrato determinado. En este aspecto tienen
relevancia especial los actos de asesoramiento, cumplidos por oficinas técnicas y jurídicas
especializadas que tienen a su cargo esas tareas y cuya participación no solo es necesaria,
sino que muchas veces esta impuesta, como garantia de idoneidad del proceso y de la decisión
que corresponde adoptar. La circunstancia de que la formación e incluso la expresión de la
voluntad administrativa se hallen jurídicamente reguladas, da lugar a que las transgresiones a
ese ordenamiento puedan constituir vicios que lleguen a afectar su validez y eficacia.

Formación de la voluntad del cocontratante particular

Respecto del cocontratante particular, la formación y expresión de su voluntad tiene lugar


aunque concurra a la formación de un contrato administrativo, del mismo modo y forma en que se
produce cuando tiene en mira la formación de un contrato de derecho privado con otro sujeto
particular y por ello las consideraciónes y normas vigentes en esa parte del derecho son
enteramente aplicables al proceso de elaboración y manifestación de la voluntad individual del
cocontratante.

Conviene repetir que si bien el derecho administrativo no regula normalmente estos aspectos
puede ocurrir que en ciertas ocasiones introduzca algunas exigencias en cuanto a la expresión
de la voluntad de los cocontratantes o algunas otras modificaciones a ese régimen común.
Cuando asi ocurra tales normas deben ser aplicadas con preminencia a las vigentes en el derecho
privado.

Expresión de la voluntad de las partes

en el régimen de los contratos de derecho privado, se suele destacar que el contrato supone por
una parte, una coincidencia de voluntades en el orden interno de los contratantes y al mismo
tiempo, que ambas voluntades o todas las que concurran al contrato se hayan exteriorizado.

Ese proceso que es propio de todos los actos jurídicos, bilaterales, implica en el derecho
privado toda una seria de etapas, durante las cuales las partes interesadas van determinando el
contenido del contrato y todas sus clausulas mediante una serie de ofertas y contraofertas,
discusiones y deliberaciones que hacen que los contratantes se vayan poniendo de acuerdo sobre
el contrato que proyectan, al punto de que cuando lo han logrado en su integridad, el contrato
nace con la adhesión individual de los contratantes al acto asi preparado. Si bien esta es la
forma típica como se forma la voluntad contractual en los contratos de derecho común, la
doctrina mas moderna ha aceptado que tambien puede adoptarse un procedimiento distinto
consistente en que una de las partes determine todas las cláusulas del contrato, mediante una
formula preestablecida, mientras que la otra solo puede aceptar o rechazar esa formula, sin
ninguna deliberación previa ni discusión entre los interesados, son los llamados contratos de
adhesión.

¿Qué ocurre en el campo de la contratación administrativa?

El procedimiento de la libre discusión es perfectamente admisible en el ámbito del derecho


administrativo, desde el punto de vista doctrinal se puede aceptar que todo contrato
administrativo puede formarse por medio de este procedimiento no existiendo razon alguna que se
oponga. La practica administrativa confirma a su vez que existen algunos contratos
administrativos que se forman mediante una libre discusión, como ocurre con ciertos contratos
especiales que se conciertan con personas muy calificadas por sus conocimientos científicos o
por sus aptitudes artísticas. Pero esa misma praxis administrativa hace evidente que este
procedimiento no es, el procedimiento común en el ámbito administrativo, sino que lo que
generalmente ocurre, al contrario, es que el entrelazamiento de voluntades se lleve a cabo
adhiriéndose el cocontratante particular a clausulas que son en su conjunto, prefijadas por la
administración publica.

La formula del contrato de adhesión es la que prevalece en la contratación administrativa.

¿En que se funda ese predominio del sistema de los contratos de adhesión?

Las modalidades propias del derecho administrativo que rige los contratos administrativos, la
posición de subordinación que por lo común tiene en ellos el cocontratante particular frente a
la administración y la finalidad de interés publico que en todos los casos persigue la
administración con la relacion contractual que se establece, son las causas que hacen que en
esta contratación lo corriente es que los contratos se configuren por la via de la simple
adhesión del cocontrantante particular al esquema, las condiciones y las clausulas
preestablecidas por la administración, adquiriendo la estructuración del contrato automatismo
que se reconoce en los contratos de adhesión.

La corte suprema de justicia de la nación ha expresado que en materia de contratos públicos,


asi como en los demás ámbitos en que desarrolla su actividad, la administración y las entidades
y empresas estatales se hallan sujetas al principio de legalidad de cuya virtualidad propia es
la desplazar la plena vigencia de la regla de la autonomía de la voluntad de las partes en la
medida en que somete la celebración del contrato a las formalidades establecidas para cada caso
y el objeto del acuerdo de partes a contenidos impuestos normativamente, de los cuales las
personas publicas no se hallan habilitadas para disponer sin expresa autorización legal. El
principio de autonomía de la voluntad se relativiza en el ámbito de los contratos
administrativos, pues aquellos estan de ordinario, subordinados a una legalidad imperativa.

SISTEMAS DE SELECCIÓN DEL CONTRATISTA ESTATAL: LIBRE ELECCIÓN Y ELECCIÓN RESTRINGIDA O REGULADA

La doctrina nacional se inclino por sostener que el principio general en materia de selección
de contratistas estatales debe ser el de la libre eleccion¸ conforme al cual, en ausencia de
una norma expresa, en contrario, la administración puede elegir directa o discrecionalmente al
cocontratante, sin mas limitaciones que las que resulten válidamente oponibles a la actividad
discrecional. Marienhoff ha sostenido que la licitación publica constituye una excepción al
principio general de la libre elección del contratista; a aquel procedimiento, solo se debe
recurrir cuando una norma lo exige. El autor citado en el marco constitucional previo a la
reforma de 1994, preciso los fundamentos que en su opinión daban sustento a esa conclusion,
explicando que si el art 86 inc 1° CN atribuia al presidente de la nación la administración
general del país y la contratación administrativa en un caso de administración respecto de la
cual la dispocision citada carece de limitación especifica alguna referia al procedimiento de
selección, no cabia sino concluir que para elegir a los contratantes tenia aquel amplia
libertad.

Hoy hallaría fundamento en los arts 99 inc 1° y 100 CN, los distintos sistemas de restricción
a esa libertad seran en consecuencia, exigibles solo excepcionalmente, lo cual ocurrirá cuando
una norma asi lo imponga requiriendo por ej; la licitación publica que constituirá un
requisito de cumplimiento inexcusable para el caso regulado.

Igual criterio es posible desprende de la jurisprudencia de la corte suprema de justicia de la


nación, pues al pronunciarse sobre la validez de un contrato cuestionado en razon de haber sido
celebrado sin previa licitación publica, sostuvo: podrá discutirse en doctrina si el principio
que debe regir las contrataciones del estado es la licitación publica o la libre contratación,
pero en función jurisdiccional, ante la tacha de nulidad del acto administrativo por vicio de
forma, a falta de una norma expresa que exija la licitación publica para elegir contratante, o
sea, ante la ausencia de fundamento legal, debe estarse por la validez del acto.
En lo que al régimen legal respecta cabe puntualizar que en el ámbito nacional, el decreto
delegado 1023/2001 determina, en su art 24 que la selección del cocontratante para la ejecución
de los contratos comprendidos en el régimen que el fija (art 4°) se hara por regla general
mediante licitación publica o concurso publico según corresponda, siendo procedente la
selección mediante subasta publica, licitación o concurso privado, o contratación directa de
modo excepcional y solo en los casos expresamente previstos en el art 25°. La licitación o
concurso privado procede en razon del monto y la contratación directa en razon del monto y
otras causales

Opinion de comadira

Señala que si los valores que deben informar el desarrollo de toda actividad estatal
precontractual son, en lo sustancial, la moralidad del accionar de los agentes
administrativos, la eficacia en la gestion del interés publico y la igualdad en la distribución
de los fondos públicos, dicho plexo valorativo debe ser respetado cualquiera sea el medio
escogido para elegir el contratista. por eso mismo agrega que cuando la administración
contrata siempre selecciona, en el sentido de que, al elegir el contratista, debe preservar la
moralidad de su accionar, la eficacia de la gestion, el trato igualitario a los oferentes y
potenciales proponentes. Desde este punto de vista, entonces, no cabe oponer libre elección a
selección o seleccionabilidad, sino antes bien, afirmar, la seleccionabilidad como un principio
general inherente a la contratación estatal, dentro del cual son distinguibles como especies,
la libre elección discrecional por un lado y los sistemas reglados de restricción a la
discrecionalidad funcionarial, por el otro.

- En el caso de la libre elección, al no aparecer reglado el procedimiento de garantia de


los valores enunciados (moralidad, eficacia, igualdad) el accionar administrativo solo
tendra por limite, en ese aspecto, los principios generales del derecho
- En los sistemas de restricción gravitaran en cambio, como condicionantes, los requisitos
formales expresamente preceptuados en la normativa vigente o derivables de ella, de cuyo
incumplimiento devendrá, prima facie, la presunción de violación de aquella axiología.

En las dos situaciones existirá la decisión contractual resultante de la utilización de los


procedimientos administrativos aplicables discrecionales o reglados, pero en uno u otro caso
esa decisión deberá ser moral, eficaz y justa. Se reitera que no creen que corresponda oponer
libre elección a licitación publica, ni libre elección a principio de selección o
seleccionabilidad. Se entiende que esta ultima es el verdadero principio en la materia, en el
sentido de que con la selección, se procura lograr una actuación administrativa moral, eficaz y
respetuosa de la igualdad. Asi afirmado el principio de seleccionabilidad cabe determinar si
dentro de el procede, como criterio general, la selección discrecional (libre elección) o bien
la reglada (alguno de los sistemas de restricción a la discrecionalidad) y dentro de esta cual.

Se estima que en el marco de la constitución nacional corresponde afirmar como norma el


principio de la seleccionabilidad reglada y publica mediante sus posibles especies (licitación
publica, concurso publico u otro procedimiento que limitando la libertad del funcionario,
obligue a este a contratar con sujeción a pautas concretamente predeterminadas de publicidad,
concurrencia e igualdad) ya desde el preámbulo nos esta indicando que el estado que organiza,
se debe orientar a afianzar la justicia y a promover el bienestar general en pos del bien común
(razon y justicia).

Un fundamento de razon y justicia indica que la administración no debe actuar sin asegurar
previamente el procedimiento que ampare, al mismo tiempo, el interés publico gestionado por el
ente oficial, y el privado del particular que esta en condiciones objetivas de acceder a la
contratación publica. Sentada esta premisa, no parece dudoso que por el lado de la
administración la obtención de metas consagradas en el preámbulo constitucional esta mejor
garantizada al menos formalmente, con el empleo de procedimientos licitatorios públicos u
otros equivalentes en la restricción de la libertad funcionarial, en tanto obligan al agente
estatal a cumplir requisitos precisos de actuación que en el proceder discrecional se libran a
la razonabilidad del funcionario. Mas tambien desde la óptica de las garantías debidas a los
particulares, la utilización de procedimientos reglados y públicos de contratación resulta la
opción apropiada en el ejercicio de la función administrativa.

No se trata de asegurar al interesado el derecho a a adjudicación, pero si el de ser aceptado


en igualdad de condiciones a participar de la puja publica que culminara con la elección del
oferente que demuestre la mayor idoneidad. Nada de ello se puede lograr si como principio no
se impone un procedimiento de selección reglado, estructurado en bases igualitarias y publicas
que asegure la concurrencia de todos los interesados que reunan los requisitos necesarios para
postularse.

¿se puede considerar que atiende debidamente estos principios la libre elección por parte de la
administración?

Se puede apreciar que es tratado en forma desigual y por ende discriminado aquel a quien
estando objetivamente en condiciones de aspirar a la contratación con el estado no se le
permite competir con quienes, como el, pueden hacerlo al acceder en virtud de procedimientos de
selección no públicos.

El hecho de que la selección reglada y publica deba constituir el principio general en materia
de contrataciones del estado, no significa que el deba ser absoluto, porque se pueden dar
situaciones en las que por sus características, no resulte posible o conveniente su
implementación, en tales supuestos se podrá acudir a otros criterios de selección reglados o
directamente discrecionales.

La urgencia en ciertos casos, el fracaso de una licitación publica, las contrataciones


interadministrativas, las contrataciones que exijan reserva son, entre otros supuestos de
ejemplos se situaciones normalmente contempladas en los reglamentos de contrataciones para
habilitar la libre elección.

(DROMI)

PROCEDIMIENTOS DE SELECCIÓN:
a.

a) LICITACION

La licitación pública es el procedimiento administrativo por el cual la Administración invita a


una cantidad indeterminada de posibles interesados a que, sujetándose a las bases fijadas en
los pliegos de bases y condiciones, formule propuestas de las cuales se seleccionara y aceptara
(adjudicación) la más ventajosa o conveniente (de conformidad a los factores económicos, según
el art 25, inc. A.1 RCAN y 15 RRCAN).

• Las fuentes del procedimiento de la licitación pública en el orden nacional se hallan en


la Ley de Obras Públicas (LOL) 13.064, en el RCAN (decreto delegado 1.023/01) y en el RRCAN
(decreto 893/12)

• Es un procedimiento de selección del contratista de la Administración publica que, sobre


la base de una previa justificación de idoneidad moral, técnica y financiera, tiene a
establecer que persona es la que ofrece el precio más conveniente o la mejor oferta.

La licitación privada es un procedimiento de contratación en el que, si el monto estimado para


la contratación no supera al establecido, el llamado a participar se dirige exclusivamente a
determinados proveedores, pero pueden intervenir como oferentes quienes no hubieses sido
invitados expresamente por el Estado. El Estado dirige la invitación o pedido de ofertas a
empresas o personas determinadas discrecionalmente para cada caso. También puede denominarse a
la licitación privada, licitación restringida o limitada por oposición a la publica abierta.

• En la licitación pública la afluencia de oferentes es libre, en la privada dicha


afluencia es limitada.

• En la licitación pública la presentación de ofertas obedece a un llamado público


objetivo realizado por la Administración, en la licitación privada la presentación de los
oferentes responde a una invitación personal y directa formulada por la Administración.

Debe tenerse en cuente que, si bien la invitación se dirige a los proveedores inscriptos en la
base de datos del SIPRO (sistema de información de proveedores), se podrá extender la
convocatoria a otros interesados que no se hallen inscriptos en el sistema, la Administración
debe considerar y evaluar las ofertas presentadas por quienes no fueron invitados a participar
(art 25, inc. A RCAN y art 17 RRCAN) y la inscripción previa no constituye un requisito
exigible para presentar ofertas (art. 27 RCAN).

b. CONCURSO

El concurso público es el procedimiento de selección del contratista en el que prima la mayor


capacidad técnica, científica, económica-financiera, cultural o artística entre los
presentantes o intervinientes, dirigiéndose el llamado a una cantidad indeterminada de posibles
oferentes.

• Es un medio de selección de la persona más idónea para ejecutar una prestación publica,
de ahí que se tengan en cuenta preferentemente las condiciones personales del candidato, para
proveer un cargo de profesor universitario, para realizar la maqueta de un monumento, proyecto,
esbozo o bosquejo de obre, etc. y su aplicación primordial sea en los contratos intuitu
personae, en los que las cualidades técnico-subjetivas sirven de mérito para la selección.

• El llamado a concurso público, tal como ocurre con el llamado a licitación, no es una
oferta de contrato por parte del Estado, sino un “pedido de ofertas”.

• Formulado el mismo, sus bases operan como autolimitación de la administración en cuanto


a lo discrecional en el procedimiento de selección.

• La decisión administrativa instrumentada en el acto de selección o adjudicación es de


contenido discrecional, pero con limites jurídicos elásticos (racionalidad, buena fe, no
desviación de poder), susceptibles de revisión jurisdiccional por vía procesal administrativa,
a fin de lograr la anulación de la decisión impugnada.

• De acuerdo con nuestra normativa, el procedimiento del concurso para la selección del
contratista es viable en los contratos de obra pública, de suministro, de concesión de servicio
público y de empleo público. La ley de obras públicas habilita el procedimiento concursal para
elaborar los proyectos previos de obras públicas, cuya ejecución ulteriormente se confía a un
tercero, quien será seleccionado por el procedimiento que corresponda.

• La selección del contratista para la prestación de un servicio público es viable por el


procedimiento del concurso público, en los supuestos de una determinada exigencia técnica para
acreditar la capacidad en las condiciones requeridas (privatización del servicio básico
telefónico, del servicio de radiodifusión y televisión).

• A fin de acreditar la idoneidad, exigida por el art 16, CN- para la admisión en los
empleos públicos, el concurso es el más apto de los procedimientos de contratación. Por él se
examina comparativamente la cultura, la capacidad intelectual, los méritos y los antecedentes
de los aspirantes.

a. La exigencia de este procedimiento en el Derecho público provincial tiene jerarquía


constitucional. Idéntica solución adoptan las normas estatutarias de las universidades, leyes
de carrera medida, leyes del magisterio, etc.

b. El procedimiento concursal es obligatorio en los supuestos en que el ordenamiento


jurídico lo requiere expresamente. Por ejemplo, para la provisión de ciertos cargos públicos.

c. En el orden nacional, el concurso está previsto para la selección de aspirantes a


integrar los tribunales inferiores del Poder Judicial.

• Cuando la norma aplicable no exige el concurso para acreditar la idoneidad de las


personas, se podrá recurrir válidamente a la simple designación. Sin embargo, dadas las
garantías y ventajas que ofrece el procedimiento, la administración debería utilizarlo, aunque
la normativa no lo imponga.
El concurso privado es el procedimiento de selección del contratista, cuyo criterio de
selección recae principalmente en factores no económicos.

La diferencia consiste en que solo se invita a participar a determinados posibles oferentes


(los inscriptos en la base de datos) y es procedente si el monto estimado para la contratación
no supera al establecido. También en este caso la Administración está obligada a considerar las
ofertas presentadas espontáneamente por candidatos no convocados por ella (Art 25, inc. C, RCAN
y art 17 RRCAN).

Licitación y concurso abreviados. Entre los procedimientos de selección provistos en el RCAN se


contempló a la “licitación o concurso abreviados”, términos que fueron sustituidos por los de
“licitación o concurso privados” con el fin de evitar interpretaciones inadecuadas de la
normativa que lleven a una aplicación errónea de la misma, y con el objeto de unificar la
terminología con la utilizada en materia de obras públicas.

c. CONTRATACION DIRECTA

Es el procedimiento por el cual el Estado elige directamente al contratista, sin concurrencia,


puja u oposición de oferentes. Sin embargo, la regulación ha establecido en ciertos casos una
cierta competencia, ya que, en ciertos casos la convocatoria deberá efectuarse mediante el
envió de invitaciones a por lo menos 3 proveedores, o en otros supuestos se deberá difundir en
el sitio de Internet de la Oficina Nacional de Contrataciones, art 53 RRCAN.

En los supuestos en que el ordenamiento jurídico habilita este procedimiento de contratación en


forma facultativa, ello significa que el Estado puede recurrir, si quiere, al procedimiento de
la licitación pública o de la licitación privada, o preferir el de contratación directa.

Cuando la ley autoriza la contratación directa, pueden utilizarse la licitación o el concurso


privados, pero cuando la ley autoriza la licitación privada, esta no puede ser sustituida por
la contratación directa, salvo en el supuesto de licitación privada fracasada.

Las notas de significación jurídica que caracterizan y dan especificidad a este procedimiento
de contratación son:

1. Limitada concurrencia, puja u oposición de ofertas.

2. Competencia del estado para dirigirse libremente a quienes juzgue conveniente y


solicitarles una oferta de contrato, o para efectuar la convocatoria.

3. Carácter facultativo del procedimiento

4. Aplicación, en lo que la adjudicación se refiere, del criterio de la oferta más


conveniente.

5. Competencia para rechazar la oferta de contratación directa por resultar inconveniente.

d. REMATE PUBLICO

El remate público, si bien es un procedimiento de contratación que se ha aplicada


preferentemente en el ámbito privado, también se utiliza como técnica contractual
administrativa.

Consiste en la compra y venta de bienes en público, sin limitación de concurrencia y al mejor


postor. La adjudicación se hace en el mismo acto, en público, previa publicidad del llamado,
ante una concurrencia indiscriminada, con base estimada o sin ella, en favor del precio más
elevado que se ofrezca.
El estado puede vender o comprar en remate público. Si vende, el procedimiento debe hacerse por
medio de los órganos y entes estatales competentes. Además, la venta debe ser autorizada por el
órgano competente, a veces se requiere la autorización legislativa, otras, la de los órganos
superiores de la Administración. Los postores que concurran a esos remates, por otra parte, no
necesitan estar inscriptos en los Registros del Estado. Si el Estado compre en remate público,
el funcionario que formule la oferta por el Estado no puede ofrecer un precio que exceda el que
le haya sido autorizado.

e. INICIATIVA PRIVADA

De conformidad con esta modalidad, las personas físicas o jurídicas pueden presentar propuestas
al Estado para realizar los objetos contractuales. Las propuestas deben ser novedosas u
originales o que implique una innovación tecnológica o científica, que sea declarada de interés
público por el Estado Nacional a través de la jurisdicción o entidad con competencia en razón
de la materia.

 Debe contener el monto estimado de la inversión

 Los lineamientos que permitan su identificación y compresión

 Y los elementos que permitan demostrar su viabilidad jurídica, técnica y económica

El área que corresponde con competencia en la materia de la propuesta de la iniciativa privada,


una vez verificados los requisitos de admisibilidad, evaluara la presentación, debiendo emitir
un informe circunstanciado, que no tendrá carácter vinculante, en el que recomiende la
declaración de interés público o la desestimación de la propuesta, en 30 días, prorrogables por
otros 30 días, si la complejidad del proyecto exigiese, y elevarlo a la máxima autoridad de la
jurisdicción o entidad.

Esta autoridad, en un plazo de 30 días, prorrogable por otros 30, por la complejidad del
proyecto, deberá declarar de interés público la iniciativa o desestimar la propuesta,
considerando el informe anterior. Si se desestima el proyecto, su autor no tendrá derecho a
percibir ningún tipo de compensación por gastos, honorarios u otros conceptos. Dentro del plazo
de 60 días de efectuada la declaración de interés público, la jurisdicción o entidad que la
hubiese declarado deberá convocar a licitación o concurso público, confeccionando el pliego de
bases y condiciones particulares, conforme los criterios técnicos, económicos y jurídicos del
proyecto de Iniciativa Privada.

Si la diferencia entre la oferta mejor calificada y la del iniciador fuese de hasta una 20%,
ambos serán invitados a mejorar sus ofertas, en el día, hora y lugar que se les comunique, de
lo que labrara el acta correspondiente. Si recibidas las mejoras ambas fueran de conveniencia
equivalente, será preferida la del autor de la iniciativa. Si no es seleccionado el autor de la
Iniciativa Privada, tendrá derecho a percibir del adjudicatario, en calidad de honorarios y
gastos reembolsables, un porcentaje del 1% del monto de la oferta que resultare adjudicada. El
estado nacional no estará obligado a reembolsar gastos ni honorarios al autor del proyecto por
su calidad de tal.

En todos los procedimientos de selección que se inicien por una iniciativa privada, el autor de
la misma conservara los derechos por dos años, desde la declaración de interés público de la
iniciativa.

f. CONCURSO DE PROYECTOS INTEGRALES

El concurso de proyectos integrales es el procedimiento de selección que se origina en la


iniciativa privada, presentada por un particular, para obtener un contrato de obra pública, de
concesión de obra pública, o de concesión de servicios públicos, que ha sido declarada de
interés por autoridad competente. En este supuesto se carece de bases efectuadas por la
Administración- no existe pliego de condiciones.
El proponente goza de entera libertad para elaborar su propuesta. La presentación del proyecto
deberá contener, como mínimo, los siguientes requisitos de admisibilidad:

a. Identificación del proyecto y su naturaleza

b. Las bases de su factibilidad económica y técnica

c. El monto estimado de la inversión

d. Los antecedentes contemplados del autor de la iniciativa

e. La fuente de recursos y de financiamiento, que deberá ser privada

f. Además de deberá incluir una garantía de mantenimiento en la forma prevista por la ley
17.804, seguro de caución o fianza bancaria, preestablecido su valor con rangos, de conformidad
con una escala establecida que relaciona el monto de la garantía con la inversión prevista.
Esta garantía será ejecutable en caso de no presentación de la oferta.

En caso de desestimarse el proyecto, cualquiera fuere la causa, el autor de la iniciativa no


tendrá derecho a percibir ningún tipo de compensación por gastos, honorarios u otros conceptos.

Una vez calificada la iniciativa como de interés público, la Administración puede optar por el
llamado a licitación pública o a concurso de proyectos integrales. En este caso el iniciador
deberá presentar los “términos de referencia”

a. de los estudios

b. su plazo de ejecución y presentación,

c. y costo estimado de su realización.

La normativa establece una preferencia que juega a favor del autor de la iniciativa que se tomó
como base para el procedimiento de selección.

• En todos los casos en que las ofertas presentadas fueran de equivalente conveniencia,
será preferida la de quien hubiera presentado la iniciativa.

• Se entiende que existe equivalencia de ofertas cuando la diferencia entre la oferta del
autor de la iniciativa y la oferta mejor calificada no supera el 5% de esta última. Si la
diferencia entre la oferta mejor calificada y la del iniciador fuese superior a la indicada
precedentemente, hasta en un 20%, el oferente mejor calificado y el autor de la iniciativa
serán invitados a mejorar sus ofertas, en forma simultánea y en sobre cerrado.

• Si el autor de la iniciativa no es seleccionado, tendrá derecho a percibir del


adjudicatario un porcentaje del 1% del monto que resulte aprobado, en calidad de honorarios y
gastos reembolsables. El Estado Nacional, por su parte, no está obligado a reembolsar gastos ni
honorarios al autor del proyecto. El estado nacional, por su parte, no está obligado a
reembolsar gastos ni honorarios al autor del proyecto.

Los derechos del autor de la iniciativa tendrán una vigencia de dos años, a partir de su
presentación, aun cuando no sea declarada de interés público. Si la iniciativa fuese declarada
de interés público y luego el concurso de proyectos integrales fuese declarado desierto, no se
presentaren ofertas admisibles, o el llamado fuera dejado sin efecto por cualquier causa, el
autor de la iniciativa conservara los derechos previstos por el plazo de dos años a partir del
primer llamado, siempre y cuando el nuevo llamado se realice utilizando los mismos estudios y
el mismo proyecto.

Este procedimiento motiva a los particulares en la realización de los proyectos en los que
tengan interés, movilizando la inversión con finalidad productiva en base a su decisión.
g. CONTRATACION LLAVE EN MANO

Llave en mano: cuando se estime conveniente para los fines públicos concentrar en un único
proveedor la responsabilidad de la realización integral de un proyecto.

Esta modalidad se efectuará cuando se estime conveniente para los fines públicos concretar en
un único proveedor la responsabilidad de la realización integral de un proyecto.

Se aplicará cuando la contratación tenga por objeto la provisión de elementos o sistemas


complejos a entregar instalados, o cuando comprenda, además de la provisión, la prestación de
servicios vinculados con la puesta en marcha, operación, coordinación o funcionamiento de
dichos bienes o sistemas entre sí o con existentes.

Los pliegos de condiciones particulares podrán prever que los oferentes se hagan cargo de la
provisión de repuestos, ofrezcan garantías de calidad y vigencia apropiadas, detallen los
trabajos de mantenimiento a realizar y todo otro requisito conducente al buen resultado de la
contratación.

h. COMPRA INFORMATIZADA.

ARTICULO 39. COMPRA INFORMATIZADA. Se empleará la compra informatizada para la adquisición de


bienes homogéneos, de bajo costo unitario, de los que se utilizan con habitualidad en
cantidades considerables, que además tengan un mercado permanente, mediante la presentación de
ofertas en medio magnético estándar.

La OFICINA NACIONAL DE CONTRATACIONES dependiente de la SUBSECRETARIA DE PRESUPUESTO de la


SECRETARIA DE HACIENDA del MINISTERIO DE ECONOMIA, sobre la base de lo dispuesto en el párrafo
anterior, determinará cuáles de los bienes que integran el Catálogo que forma parte del Sistema
de Identificación de Bienes y Servicios de Utilización Común creado por Decisión Administrativa
Nº 344 de fecha 11 de junio de 1997, serán susceptibles de compra por esta modalidad.

CRITERIO DE SELECCIÓN

Art. 15. CRITERIO DE SELECCION.

 La adjudicación deberá realizarse en favor de la oferta más conveniente para el


organismo contratante, teniendo en cuenta el precio, la calidad, la idoneidad del oferente y
demás condiciones de la oferta.

 Cuando se trate de la compra de un bien o de la contratación de un servicio


estandarizado o de uso común cuyas características técnicas puedan ser inequívocamente
especificadas e identificadas, se entenderá, en principio, como oferta más conveniente, la de
menor precio.

 En materia de preferencias se estará a lo que disponga la normativa vigente en cada caso

Los topes de contratación: finalidad

PRERROGATIVAS DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA EN EL CONTRATO ADMINISTRATIVO: EL LLAMADO RÉGIMEN


EXORBITANTE

Se ha señalado que los contratos administrativos estan caracterizados por un régimen juridico
exorbitante

(marienhoff) Un contrato de la Administración puede ser "administrativo", propiamente dicho,


cuando él contenga "cláusulas exorbitantes" del derecho común, vale decir cláusulas que
sobrepasan el ámbito de ese derecho, sea porque en éste dichas cláusulas son inusuales o
porque, incluidas en un contrato de derecho privado, resultarían ilícitas por exceder el ámbito
de la libertad contractual. En tales supuestos el contrato será "administrativo" por el solo
hecho de contener dichas "cláusulas exorbitantes" del derecho común, con prescindencia total de
su "objeto".

En un contrato de la Administración, la inclusión de cláusulas que en los contratos de derecho


privado son "inusuales" o "ilícitas" convierte al contrato de la Administración en un contrato
"administrativo", propiamente dicho. Tráta de cláusulas a través de las cuales, en definitiva,
se le reconocen a la Administración prerrogativas de poder. Estas prerrogativas no se conciben
en un contrato entre personas particulares.

(Dromi) son clausulas derogatorias del derecho común, inadmisibles en los contratos privados,
porque rompen el principio esencial de la igualdad de los contratantes y de la libertad
contractual que prima en la contratación civil. En otros términos son clausulas inusuales en
el derecho privado o que incluidas en un contrato de derecho común resultarían ilícitas, por
exceder el ámbito de la libertad contractual y contrariar el orden publico. Estas
estipulaciones tiene por objeto crear en las partes derechos y obligaciones extraños por su
naturaleza a los cados de las leyes civiles o comerciales.

En virtud de estas clausulas, la administración puede ejercer sobre su contratista un control


de alcance excepciones, modificar unilateralmente las condiciones del contrato, dar directivas
a la otra parte, declaras extinguido el contrato por si y ante si, imponer sanciones
contractuales, etc.

Las clausulas exorbitantes pueden ser virtuales o implícitas y expresas o concretas (ejemplo de
las primeras son las que autorizan a la administración a rescindir o modificar unilateralmente
el contrato, a dirigir y controlar su ejecución. Son clausulas expresas las incluidas
concretamente en el texto de un contrato. Los limites de estas clausulas estan señalados por
la juridicidad de la actividad administrativa, tanto en su aspecto reglado como discrecional.

REGIMEN DE CONTRATACIONES DE LA ADMINISTRACION NACIONAL (Decreto 1023/2001)

Algunas de las previsiones de ese régimen juridico exorbitante estan explícitamente indicadas
en el art 12 del dec 1023/2001

Art. 12. — FACULTADES Y OBLIGACIONES DE LA AUTORIDAD ADMINISTRATIVA. La autoridad


administrativa tendrá las facultades y obligaciones establecidas en este régimen, sin perjuicio
de las que estuvieren previstas en la legislación específica, en sus reglamentos, en los
pliegos de bases condiciones, o en la restante documentación contractual.

Especialmente tendrá:

a) La prerrogativa de interpretar los contratos, resolver, las dudas que ofrezca su


cumplimiento, modificarlos por razones de interés público, decretar su caducidad, rescisión o
resolución y determinar los efectos de éstas. Los actos administrativos que se dicten en
consecuencia tendrán caracteres y cualidades otorgados por el artículo 12 de la Ley Nº 19.549 y
sus modificatorias.

b) La facultad de aumentar o disminuir hasta un VEINTE POR CIENTO (20%) el monto total del
contrato, en las condiciones y precios pactados y con la adecuación de los plazos respectivos.

La revocación, modificación o sustitución de los contratos por razones de oportunidad, mérito o


conveniencia, no generará derecho a indemnización en concepto de lucro cesante.

c) El poder de control, inspección y dirección de la respectiva contratación.

d) La facultad de imponer penalidades de las previstas en el presente Régimen a los oferentes y


a los cocontratantes, cuando éstos incumplieren sus obligaciones.

e) La prerrogativa de proceder a la ejecución directa del objeto del contrato, cuando el


cocontratante no lo hiciere dentro de plazos razonables, pudiendo disponer para ello de los
bienes y medios del cocontratante incumplidor.
f) La facultad de inspeccionar las oficinas y los libros que estén obligados a llevar los
cocontratantes.

g) La facultad de prorrogar, cuando así se hubiere previsto en el Pliego de Bases y Condiciones


Particulares, los contratos de suministros de cumplimiento sucesivo o de prestación de
servicios. La misma no procederá si se ha hecho uso de la prerrogativa establecida en el inciso
b) del presente artículo.

Se podrá hacer uso de esta opción por única vez y por un plazo igual o menor al del contrato
inicial.

Cuando éste fuere plurianual, no podrá prorrogarse más allá de UN (1) año adicional, en las
condiciones que se determinen en las normas complementarias.

De modo paralelo a estas prerrogativas el cocontratante de la administración tiene algunas


garantías reconocidas por el ordenamiento

Art. 13. — FACULTADES Y OBLIGACIONES DE LOS COCONTRATANTES. Sin perjuicio de las facultades y
obligaciones previstas en la legislación específica, en sus reglamentos, en los pliegos de
bases y condiciones, o en la restante documentación contractual, el cocontratante tendrá:

a) El derecho a la recomposición del contrato, cuando acontecimientos extraordinarios o impre


visibles de origen natural, tornen excesivamente onerosas las prestaciones a su cargo.

b) La obligación de ejecutar el contrato por sí, quedando prohibida la cesión o


subcontratación, salvo consentimiento expreso de la autoridad administrativa, en cuyo caso el
cocontratante cedente continuará obligado solidariamente con el cesionario por los compromisos
emergentes del contrato.

Para ello se deberá verificar que el cesionario cumpla con todos los requisitos de la
convocatoria al momento de la cesión.

c) La obligación de cumplir las prestaciones por sí en todas las circunstancias, salvo caso
fortuito o fuerza mayor, ambos de carácter natural, o actos o incumplimientos de autoridades
públicas nacionales o de la contraparte pública, de tal gravedad que tornen imposible la
ejecución del contrato.

(Pullés) es importante destacar que toda la actividad de la administración en el desarrollo de


un contrato administrativo esta continuamente sujeta al control judicial, criterio que ha sido
ratificado en el dec 1023/2001

OBLIGACIONES GENERALES PARA LAS PARTES (comadira)

- Derechos y obligaciones de la administración publica


 Derecho a exigir la debida ejecución del contrato

La A.P tiene el derecho de exigir a su cocontratante el debido y regular cumplimiento de todas


las obligaciones a este por el contrato y por los documentos complementarios que lo integren.

El cocontratante debe asumir no solo las obligaciones que estén formalmente expresadas en el
contrato, sino tambien todas aquellas que puedan ser una consecuencia comprendida en el, el
cuando deberá ser interpretado con arreglo al principio de buena fe, debiendo el cocontratante
actuar con la debida diligencia propia de quien es un colaborador de la administración publica
en la realización de un fin de interés publico.

El cocontratante debe ejecutar personalmente sus obligaciones, no pudiendo ceder o transferir


el contrato, colocando a otro en su lugar, ni tampoco subcontratar, requiriendo la colaboración
de un tercero en la realización de las prestaciones, excepto cuando estuviere autorizado para
ello por el propio contrato o por la administración. El principio de ejecución personal de las
prestaciones es ineludible aun cuando no haya clausulas expresas que lo impongan o prohíban la
cesion o transferencia del contrato o la subcontratación.
La cesion, transferencia o subcontratación hechas indebidamente dara lugar a los siguientes
efectos:

1) La cesion , transferencia o subcontratación no autorizada no podrá ser opuesta a la


administración ni producirá ningun efecto exigible a titulo contractual
2) El cocontratante que haya incurrido en tales irregularidades, comete una falta
contractual que deberá ser sancionada, incluso con sanciones de tipo rescisorio por
tratarse de una falta grave, sin perjuicio de las demás responsabilidades.

La subcontratación autorizada a diferencia de la cesion o transferencia hecha en iguales


condiciones, no implica la sustitución del cocontratante particular por el subcontratista, ya
que aquel permanece siempre como cocontratante principal por el subcontratista, que en los
casos en que se llegan a producir no disminuyen las responsabilidades del cocontratante
principal.

 Derecho a exigir la ejecución en termino

La administración no solo tiene el derecho de exigir la debida ejecución del contrato


administrativo, sino que además le corresponde el poder reclamar que esa ejecución se lleve a
cabo dentro de los plazos que hayan sido fijados para que tenga lugar, ya se trate de un plazo
general de ejecución, ya de diferentes plazos parciales o bien mediante ambos sistemas. Solo
si asi ocurre se podrá entender que se ha ejecutado debidamente. Algún problema se plantea en
los casos en que el contrato no ha fijado el plazo de ejecución, pero se ha aceptado que existe
para cada contrato un termino “normal” de ejecución, que puede ser exigido por la
administración y serle opuesta a esta, tal como cuando existen plazos establecidos, que la
administración no puede alterar, sino haciendo justificado uso de las potestades que le son
atribuidas.

El incumplimiento de los plazos fijados constituirá una falta imputable al cocontratante


particular, que dara efecto a que se le impongan las sanciones previstas en el contrato o que
correspondan en general. La aplicación de sanciones, no procederá cuando el incumplimiento de
los plazos se deba a circunstancias que no sean jurídicamente imputables al cocontratante y por
ende no puedan ser reprochables.

Las causas que eximen la responsabilidad del cocontratante, SON LA FUERZA MAYOR Y EL HECHO DE
LA ADMINISTRACIÓN. La fuerza mayor se define como un acontecimiento independiente de la
voluntad de los cocontratantes, imprevisible, inevitable que impide la ejecución de las
obligaciones contractuales o el cumplimiento del contrato. Para que se considere configurada
debe reunir cuatro elementos básicos: exterioridad, o sea, debe ser exterior a los
cocontratantes, independiente de su voluntad; imprevisibilidad; irresistibilidad; en el sentido
de llegar a configurar una total imposibilidad de cumplimiento y actualidad, no aceptándose
que pueda constituirla un evento posible o un riesgo, por grave que sea.

La fuerza mayor produce dos efectos distintos: cuando aparece como una situacion transitoria,
temporaria, da lugar a la suspensión o paralización de la ejecución del contrato, tambien en
forma transitoria. Si el obstáculo en cambio, es permanente, la situacion seria irreversible y
la fuerza mayor originaría la rescisión del contrato o en su caso, de la prestacion
inejecutable, sin responsabilidad para el cocontratante por el incumplimiento.

El hecho de la administración, consiste en toda conducta o comportamiento de esta que torne


imposible para el cocontratante particular, la ejecución del contrato. La existencia de un
hecho de la administración hace excusable el incumplimiento contractual y libera al
cocontratante de las sanciones y demás responsabilidades que le hubieran podido corresponder.

Para que se considere configurado un hecho de la administración con tales consecuencias, es


menester que reuna cuatro elementos considerados al tratar de la fuerza mayor: exterioridad,
imprevisbilidad, irresisitibilidad y actualidad. Lo que indica que en términos grales es
asimilado en su concepto y efectos a la fuerza mayor, pero con la particularidad de que
proviene de la administración y con la salverdad de que no es preciso que llegue a crear una
imposibilidad absoluta de ejecución, sino que basta con que produzca la razonable imposibilidad
de cumplir, una imposibilidad que no puede ser superada con la diligencia y el esfuerzo que es
dable exigir al cocontratante particular como colaborador de la administración.

- Derechos y obligaciones del cocontrante particular

 Derechos y obligaciones que la A.P cumpla sus obligaciones

El cocontratante particular tiene el derecho de exigir que la administración publica cumpla


las obligaciones que por el contrato haya contraído, lo cual va mas alla del mero hecho de
que esta ejecute sus obligaciones, sino que las cumpla de manera correcta, dentro del plano de
buena fe.

La administración debe cumplir sus prestaciones dentro de los plazos contractualmente


aplicables y a falta de plazos, dentro del termino razonable que para cada caso corresponda.
Además la A.P debe abstenerse de tomar medidas que estén en contradicción con la debida
ejecución de sus obligaciones sin que esta actitud pueda entenderse como opuesta al ejercicio
regular de las potestades administrativas, fundadas en el interés publico. Si la
administración no cumple las obligaciones a su cargo, ese incumplimiento puede generar
diversas medidas, que pueden ir desde la justificación de una demora o retardo en el plazo
contractual o aun su suspensión, hasta el pago de intereses o la indemnización de los daños y
perjuicios que hubieren producido por esa causa al cocontratante particular.

 Derecho del cocontratante particular a percibir el precio fijado.

El precio en este tipo de contratación, puede adquirir distintas formas recibir diferentes
denominicaciones. Es posible distinguir en el precio dos modalidades, según sea la persona
obligada a su pago.

A veces es la misma administración publica la que esta obligada y debe pagarlo, como ocurre
por ej: en el contrato de obra publica o de suministro; en otros, en cambio, el precio va
siendo pagado por otras personas que no han sido parte en la relacion de un servicio o de una
prestacion que ha sido objeto del contrato admnistrativo, como sucede, en el contrato de
concesión de servicios públicos.

Uno de los principios que rigen la existencia del precio en la contratación administrativa es
el de su intangibilidad, lo que significa que no puede ser variado o alterado, sino no es por
medio de un nuevo acuerdo de las partes que lo concertaron, sin que tenga cabida, el principio
de mutabilidad existente en favor de la admnistracion. Pero si el precio es intangible no
implica que sea inmutable, puesto que es natural que pueda sufrir variaciones, cuando estas
resultan de las mismas clausulas del contrato celebrado o cuando se ha producido la alteración
de elementos no contractuales de la remuneración, por ej; por voluntad del legislador.

El precio contractual debe ser pagado en el lugar, tiempo, la forma y las condiciones que hayan
sido estipuladas. El precio no siempre es pagado en una sola entrega, sino que en muchos casos
se lo hace en otras formas: pagos parciales, pagos anticipados, siempre parciales, que pueden
ser hechos con un destino determinado de antemano, por ej; acopios. Los pagos parciales no
producen los efectos del pago definitivo, principalmente en cuanto a la percepción de intereses
debidos y por los cuales no se ha hecho reserva al percibir los pagos parciales. El retardo de
la A.P en el pago del precio habrá de significarle el pago de intereses moratorios, siempre que
haya mediado interpelación, y que el retardo no se le sea imputable al propio cocontratante
particular, pudiendo ser la interpelación tanto judicial como extrajudicial y resultar incluso
de reclamos administrativos, si son expresos. La interpelación no es necesaria cuando esta
dispensada en el contrato o cuando fuere objetivamente innecesaria.

 Derecho a suspender la ejecución del contrato


Esta clausula, propia de los contratos de derecho privado, no tiene cabida en la contratación
admnistrativa, principalmente por las finalidades de interés publico que persiguen los
contratos administrativos y que no se compadecen con la posibilidad de que el cocontratante
particular adopte una actitud de esa case, maxime en su carácter de colaborador de la A.P.

 Derecho a requerir la rescisión del contrato administrativo.

El cocontratante particular tiene el derecho a solicitar la rescisión del contrato


administrativo en los casos en que le otorguen tal facultad las convenciones estipuladas en el,
las disposiciones legales que le sean aplicables o los principios generales del derecho
administrativo. Al tratar la fuerza mayor y el hecho de la administración como eximentes de
responsabilidad por la inobservancia de la ejecución en termino de las obligaciones
contractuales administrativas, se hizo referencia a cuando tales situaciones producen de manera
irreversible la imposibilidad de ejecutar el contrato, procede la rescisión que puede ser
requerida por el cocontratante particular. Hay que tener presente que este no puede
solicitarla sino ante la autoridad judicial correspondiente, quedando a su cargo hasta que la
rescisión sea pronunciada, el cumplimiento regular de las prestaciones debidas, excepto cuando
corresponda su suspensión o paralización.

Como toda rescisión la que se pronuncia a pedido del cocontratante particular en las
condiciones examinadas, producirá la extinción de la relacion contractual hasta entonces
existente y dara lugar cuando asi corresponda al pago de los daños y prejuicios sufridos por
aquel.

 Derecho a ser resarcido por la extinción del contrato

Cuando la administración publica en ejercicio de su potestad rescisoria, dispone


unilateralmente la rescisión de un contrato administrativo por razones de merito, oportunidad y
conveniencia que a su juico le hacen procedente, el cocontratante particular tiene el derecho a
ser indemnizado de los daños y perjuicios que le produzca la extinción del contrato.

El ejercicio de tal prerrogativa administrativa, que reposa en la prevalencia necesaria del


interés publico no puede traducirse en un perjuicio para el cocontratante particular que
celebro el contrato a requerimiento de la propia administración y que tuvo en cuenta además,
legítimamente, los resultados económicos que para el podrían derivar del cumplimiento del
contrato establecido. Ese resarcimiento comprenderá tanto el daño emergente como el lucro
cesante, ya que la indemnización debe ser completa, poniendo al cocontratante particular en
condiciones semejantes a las que razonablemente hubiera logrado con el cumplimiento completo
del contrato extinguido.

 Derecho al mantenimiento de la ecuación económico financiera del contrato.

El contrato administrativo, una vez celebrado importa para el cocontratante particular una
situacion general que es tenida en cuenta por el, y que resulta de cierto equilibrio económico
financiero que surge de la idea de considerar el contrato como un todo, y en el que los
intereses de las partes se condicionan entre si, intereses que son, por un lado, la pretension
de la A.P de satisfacer determinado interés publico y por el otro, la posibilidad del
cocontratante particular de lograr un beneficio inicialmente calculado. Sin embargo ese
equilibrio económico financiero, la ecuación financiera del contrato, puede resultar afectado
por causas imputables a la A.P o causas no imputables a esta, sobrevinientes, imprevistas y por
ello mismo, no tenidas en cuenta al celebrarse el contrato, lo que se traduce, para el
cocontratante particular en una disminución del beneficio calculado. Cuando estas situaciones
se producen el cocontratante particular tiene derecho a exigir, reuniéndose determinadas
condiciones que tal equilibrio sea restablecido o que los perjuicios ocasionados sean al menos
atemperados. Es que el cocontratante si bien debe soportar como en todo contrato el riesgo
normal propio de cualquier negocio, no debe cargar con un riesgo anormal que lo privaría de
sus ganancias razonables, encontrando este derecho su fundamento juridico de las disposiciones
constitucionales y legales que le den sustento en el hecho de que resulta justo que entre los
derechos y obligaciones correlativas del cocontratante exista una equivalencia honesta, de
modo que el cocontratante no sea sacrificado en aras de una finalidad cuya atención corresponde
prioritariamente a la administración.

La ecuación financiera del contrato puede verse afectada por tres causas

1) Por causas imputables a la A.P


2) Por causas imputables al estado, incluida la misma A.P y cuyos efectos inciden o pueden
incidir en el contrato. Tratada dentro de la teoría del príncipe
3) Por causas no imputables al estado que son externas al contrato y que alteran su
economía general. Tratada dentro de la teoría de la imprevisión.

EJECUCIÓN DEL CONTRATO:

(DROMI)

Una vez superada la etapa de formación, seleccionado el contratista y perfeccionado el


contrato, entramos en la última etapa, de realización u obtención del objeto requerido por la
administración: la ejecución contractual.

Principios. los principios generales que imperan en la ejecución de los contratos


administrativos, comunes a todas las clases de contrato que celebre la Administración, son los
siguientes: continuidad y mutabilidad.

1. Continuidad

La continuidad en la ejecución habilita, a la Administración Publica para exigir a su


contratista la no interrupción de la ejecución del contrato, de modo que, en principio, no se
vea ella interrumpida o suspendida por alguna causa. Se funda en la finalidad propia del
contrato administrativo, esto es, la satisfacción del interés público. Por ello, el RCAN fija
entre los principios generales a los que debe ajustarse la gestión de las contrataciones el de
su eficacia para cumplir el interés público y el resultado esperado (art 3).

Toda cuestión vinculada con la ejecución contractual debe resolverse con sujeción al criterio
de la continuidad, pues los contratos administrativos se hacen para cumplirse y se los debe
ejecutar en la medida en que el interés público exige que esa ejecución sea ininterrumpida o
continuada.

La regla de la continuidad tiene carácter general, por lo cual su aplicación solo puede
obviarse en los casos en que las excepciones estén expresamente reconocidas y se las aplique
con alcance restrictivo. Las excepciones a dicha regla son: “fuerza mayor”, “hechos de la
Administración” y los “hechos del participe” que impiden o retardan la ejecución del contrato.

Art. 189.- Continuidad de la concesión por sucesión o curatela. En caso de fallecimiento o


incapacidad del concesionario, si lo hubiera en razón de la naturaleza de la concesión, la
entidad contratante tendrá la facultad de aceptar la continuación de la concesión, siempre que
los derechohabientes o el curador unifiquen la personería y ofrezcan garantías suficientes. Si
la sustitución no fuera aceptada, el contrato quedará rescindido sin aplicación de penalidades.

Cuando el contratista interrumpe la ejecución contractual, la Administración debe hacer uso, en


principio, de los medios que permitan lograr el cumplimiento o la ejecución del contrato, y no
su rescisión, porque lo que importa, en vista del interés general, es que el contrato se
cumpla, por ello la Administración deberá extremar sus recursos para evitar la rescisión.
2. Mutabilidad

La Administración Publica puede modificar unilateralmente los términos para variar las
prestaciones debidas por el contratista en la ejecución del contrato por razones de interés
público (art 12 a y b RCAN). Las alteraciones dispuestas por la Administración son, en
principio, obligatorias para su contratista, excepto en los casos en que se infringe los
limites reglados y o discrecionales del ius variandi.

1. Es una consecuencia impuesta por finalidades de interés público, se tiene a lograr una
más eficiente realización de la justicia distributiva.

2. Procede respecto de todos los contratos administrativos, cualesquiera sean su clase y


objeto especifico, dependiendo su alcance la naturaleza del contrato, del grado de
colaboración del contratista, del plazo durante el cual se deban efectuar las
prestaciones y de las responsabilidades transferidas al contratista que sustituye al
Estado, en los contratos de transformación.

3. Es una condición exorbitante, no necesita ser incluido expresamente en los contratos


administrativos para que tenga plena existencia, debe considerárselo siempre
implícitamente incluido. Sin embargo, las partes pueden estipular en cada contrato el
modo y la forma de su ejercicio y los efectos que podrá producir en la relación
contractual y aun en su subsistencia.

4. La finalidad alegada por la administración para hacer uso de la competencia para


modificar debe ser cierta y real. Solo el interés público fundamenta válidamente el
ejercicio de esta atribución.

5. Las modificaciones pueden traducirse en un aumento (adicionales), como en una


disminución (reducciones) de las prestaciones. Pueden ser directas (atañen al contrato o
alguna de sus disposiciones) o indirectas (originadas en actos cuyo fin no es la
modificación, pero que producen ese efecto).

Este principio tiene los siguientes límites:

1. Toda modificación debe respetar la sustancia del contrato y esencia de su objeto. Una
alteración que no contemplara tales limites daría lugar a la conformación de un contrato
diferente, en principio no querido por el contratista. Las modificaciones que van más
allá de la mutabilidad razonable dan derecho al contratista a la rescisión y a pago de
los perjuicios que hubiere sufrido, salvo que hubiere renegociación del contrato.

2. La modificación de la relación contractual debe mantener el equilibrio económico


financiero en favor del contratista, debiendo la Administración indemnizarlo cuando
dichas alteraciones produzcan la ruptura de ese equilibrio, o hacer los reajustes
correspondientes para evitar que aquella obtenga un beneficio indebido. El
incumplimiento de esta limitación, podría llevar a la rescisión del contrato.

Visicitudes

MODOS NORMALES Y ANORMALES DE EXTINCIÓN DEL CONTRATO

(DROMI)

La finalizacion o conclusion del contrato administrativo puede obedecer a causales normales y


anormales. En las primeras estamos en presencia de una relación jurídica que finaliza
regularmente, conforme a lo previsto con antelación, cumplimiento del objeto y expiración del
término. En las segundas, la relación jurídica contractual no se extingue por causas previstas
anteriormente, sino por motivos que sobrevienen en contrato en curso de ejecución y que
súbitamente le ponen fin: caducidad, rescate, rescisión, muerte, quiebra, renuncia.
MODOS NORMALES

Cumplimiento del objeto. El contrato administrativo se celebra teniendo en vista la consecución


de un objeto determinado (construcción de una obra pública, provisión de un suministro,
prestación de un servicio). Cuando aquel se logra en la forma debida, habiéndose cumplido por
ambas partes todas las obligaciones a su cargo, el contrato queda finalizado, se ha cumplido su
objeto. Sin embargo, para operarse la conclusión de la relación contractual hay que verificar
en la práctica si se han cumplido todas las prestaciones a cargo de cada una de las partes y si
han vencido los plazos de mantenimiento de la garantía, dando lugar a la recepción definitiva
del objeto del contrato.

Expiración del término. Cuando un contrato se formaliza por un plazo determinado, cumplido el
termino o transcurrido el plazo previsto, el contrato expira, cesado sus efectos. En este caso
adquiere relevancia, por encima del objeto del contrato, el plazo o término del mismo: la
Administración pública desea asegurarse durante ese lapso la prestación de un servicio o la
provisión de un suministro.

En lo concerniente al destino de los bienes del contratista afectados a la ejecución del


contrato,

 En principio y en salvaguarda del derecho de propiedad, si nada se ha previsto en


la relación contractual los bienes quedan en poder del contratista particular,

 Excepto cuando se ha previsto contractualmente otro destino o que la


administración haya dispuesto su compra directa o la expropiación para seguir
prestando el servicio, pagando el justo precio de los bienes.

MODOS ANORMALES

Caducidad. Es el modo de extinción anormal de la relación contractual administrativa, que


procede cuando el contratista particular ha incurrido en incumplimiento imputable o atribuible
de las obligaciones a su cargo. Los efectos temporales los produce para el futuro, desde el día
en que se ha notificado al particular el acto de caducidad.

La caducidad pone fin a la ejecución del contrato, extinguiendo la relación contractual, es


decir, privando al contratista del ejercicio de los derechos que le habían sido conferidos por
el contrato.

 En principio los bienes del particular afectados a la ejecución contractual siguen


perteneciéndole, excepto en aquellos casos en que se hubiera convenido que los bienes
afectados a la prestación queden en manos del Estado (a título de dueño o con un derecho
de uso precario hasta que concluya la ejecución), en los supuestos de caducidad del
contrato, sin indemnización alguna a favor del contratista.

 No habiéndose previsto en el contrato clausula alguna en relación con los bienes del
particular, si el Estado se apodera de ellos deberá indemnizar al contratista por su
valor, pues de lo contrario se trataría de un despojo, en merito a lo establecido por el
art 17 de la CN que tutela el derecho de propiedad no solo respecto de cosas afectadas a
la prestación del servicio, sino también a las obras que haya realizado el contratista y
de que se hubiera apropiado el Estado.

 Los bienes del concesionario están amparados por la inviolabilidad de la propiedad que,
en principio solo cede ante la expropiación por causa de utilidad pública formalmente
declarada y previa indemnización.
Rescate. Es la decisión unilateral de la Administración por la que, debido a razones de interés
público o general, pone fin al contrato antes del vencimiento del plazo, asumiendo directamente
la ejecución del mismo. Procede en aquellos contratos que, por la naturaleza de su objeto,
suponen una actividad que originariamente compete al Estado y que puede ser reasumida por la
administración Publica.

 Es el medio de extinción que se aplica a la concesión de servicio público y a la


concesión de obra pública. Es una medida administrativa de reorganización del servicio,
destinada a sustituir la concesión por la ejecución directa.

 En el rescate de un contrato solo procede por razones de interés público, no pudiendo


mediar otra motivación, si asi ocurriera estaríamos en presencia de una desviación de
poder.

 En el rescate de un contrato debe ser indemnizado el concesionario. Si así no se


hiciere, se cometería un despojo.

 Debe ser total, comprender todo el servicio u obra pública concedidos. En este sentido,
le son aplicables los mismos principios que regulan la expropiación parcial.

 Puede producirse en cualquier momento que el interés general así lo exija. No requiere
preaviso al concesionario, sin embargo, debe notificárselo y no necesita de norma alguna
que lo disponga expresamente.

 En el caso de que se trate de suprimir el servicio en cuestión, procederá la rescisión


unilateral por razones de oportunidad, mérito y conveniencia.

Rescisión. Es el modo de extinción por el que se pone fin a un contrato en vías de ejecución.
Cabe distinguir:

a. Rescisión bilateral o convencional, las partes resuelven por mutuo


consentimiento poner fin a las obligaciones emergentes del contrato y a
los derechos reales que se hubiesen transferido, determinando los efectos
que producirá la rescisión respecto del pago de prestaciones e
indemnizaciones convencionales.

b. Rescisión unilateral. Está habilitada en los supuestos de culpa de una de


las partes como derecho de la otra y también como prerrogativa de la
Administración por razones de mérito, en cuyo caso también se denomina
revocación.

Rescisión por prerrogativa rescisoria de la administración. Cuando razones de interés público


así lo aconsejen, podrá rescindir unilateralmente el contrato. En este caso la rescisión se
opera por razones de oportunidad, merito o conveniencia. Esta la realiza la administración por
sí y ante sí, sin recurrir al órgano judicial, en función de la ejecutabilidad de sus actos, si
bien siempre queda abierta la instancia jurisdiccional, a la cual puede recurrir el particular
en defensa de sus derechos vulnerados.

La Rescisión, en este caso, siempre dará derecho a la indemnización del particular puesto que
es un derecho que le asiste, en tanto ella ha sido declarada por razones de interés público y
no por culpa del contratista.

La indemnización es un derecho que opera como contrapartida a la competencia rescisoria. Este


emerge del art 17 CN, por el que por motivos de interés general no se puede ocasionar daño al
interés particular. El proveedor del estado tendrá derecho a que se le reconozcan los gastos en
que probare haber incurrido por el contrato, no a la reclamación por lucro cesante o por
interés de los capitales requeridos para la financiación.

Rescisión por culpa del contratista. Es consecuencia de la competencia sancionatoria de la


Administración Publica, por la que se pone termino a la relación contractual por culpa del
contratista. La sanción rescisoria procede ante faltas graves del contratista, que obligan a la
administración a interrumpir la ejecución contractual, desde de haber agotado los medios
posibles para logarla. Así:

a. El contratista queda librado de los efectos que pudiera producir un nuevo contrato para
proseguir con la prestación debida, lo cual no implica que no deba encarar las sanciones
pecuniarias impuestas y los daños o perjuicios ocasionados a la Administración.

b. Por otro lado, el efecto de la recisión puede obligar al contratista a hacerse cargo de
las consecuencias onerosas del nuevo contrato o de la ejecución directa de las
prestaciones, siempre y cuando ello hubiere sido expresamente previsto en el contrato o
cuando las normas que rigen la contratación así lo dispusieren. En este supuesto.
También proceden las sanciones pecuniarias y la indemnización de daños y perjuicios a
favor de la administración. El RCAN indica esta sanción por supuestos que puedan ser
considerados actos de corrupción y como penalidad por culpa del cocontratista.

c. La declaración de la rescisión requiere interpelación judicial ni extrajudicial, e


implica la perdida de la garantía de cumplimiento del contrato. La rescisión puede ser
total o parcial, en cuyo caso afectara la parte no cumplida del contrato.

Rescisión por fuerza mayor, hecho de la administración o hecho del príncipe.

1. La fuerza mayor podrá habilitar a la rescisión contractual cuando


imposibilita de manera definitiva la continuidad de la ejecución
contractual, de lugar a la rescisión, que puede ser declarada
directamente por la Administración o solicitada por el contratista, o
requerida judicialmente por este, si la Administración hubiera negado la
fuerza mayor. Cabe la indemnización en casos especiales y con carácter
restringido, cuando queda alterado el equilibrio económico financiero.

2. El hecho de la administración, cuando torna razonablemente imposible la


ejecución del contrato, habilita al contratista a solicitar su rescisión,
también procede en casos de alteración de equilibrio económico. Esta
conducta de la administración, impone responsabilidad pecuniaria por
parte de esta, lo cual daría origen a una indemnización integral hacia el
contratista.

3. Por su parte, el hecho del participe puede causar la rescisión del


contrato cuando provoque la imposibilidad definitiva y permanente de
ejecutar el contrato por parte del contratista, quien tendrá derecho a
percibir una indemnización integral.

En este supuesto cabe incluir la fuerza mayor financiera absoluta con causa en las graves
crisis económicas, que afectan los derechos y las obligaciones contractuales, y causan la
ruptura de la ecuación económica del contrato, tornando imposible la continuidad de las
prestaciones sin una recomposición.

Rescisión por culpa de la administración y a solicitud del contratista. El ordenamiento


jurídico o el contrato habilitan al contratista para solicitar la rescisión del contrato, con
la consiguiente indemnización, en determinados supuestos en los que media culpa de la
Administración comitente por sus propios hechos: falta de pago, cambio de proyectos,
reducciones excesivas, adicionales no convenidos, etc. (LOP art 53 y 54).
Revocación por razones de oportunidad, merito o conveniencia. Los contratos del sector público
nacional (de obra, de servicios, de suministros o de consultoría, entre otros), que se revoquen
o sustituyan por razones de oportunidad, merito o conveniencia, al modo de una expropiación, no
generaran indemnización en concepto de lucro cesante. Cabe aclarar que, si con justificación en
la oportunidad, merito o conveniencia y por razones de interés público concluye la relación
contractual, debe asimilarse la revocación del contrato a la expropiación y no cabe indemnizar
el lucro cesante.

Federalización. Tiene lugar cuando, en razón de la frustración de la ejecución de un contrato


público celebrado entre una provincia y un particular, el estado nacional se avoca,
reemplazando al estado provincial en la relación contractual en una novación subjetiva.

Para que proceda el contrato debe versar sobre materias que constituyan facultades concurrentes
entre el Estado federal y los Estados provinciales, en las cuales la Nación haya cedido su
preeminencia autorizando o tolerando, de modo expreso o tácito, la contratación por parte del
Estado provincial. Las facultades concurrentes son aquellas que pueden ser ejercida tanto por
la Nación como por las provincias, como acontece en el caso de las rutas que, no obstante
transcurrir en el territorio de un solo estado provincial, tienen una trascendencia económica y
social que repercute en otras partes del territorio nacional o los ríos que integran una cuenca
hídrica respecto de la cual las tareas que se realicen en una provincia puedan beneficiar o
perjudicar a otras.

Se trata de contratos con efectos interjurisdiccionales, pero susceptibles de ser concertados


por las Estados provinciales o bien de ser transferidos a ellos por la Nación. En estos casos,
el ejercicio por las provincias de tales facultades no puede desconocer la preeminencia
federal, en virtud de la supremacía consagrada por el art 31 de la CN. La federalización
presupone, la existencia de una delegación al Estado provincial para la celebración, la
ejecución y el control del contrato, que puede haber tenido lugar en forma expresa, mediante
ley o convenio, o bien puede haber sido conferida de modo tácito.

Cuando la frustración que experimenta el contrato en la instancia local obedece a crisis


económicos financiera que aqueja a la nación, la responsabilidad del Estado federal es doble,
en virtud de su condición de delegante, en razón de que la interjurisdiccionalidad importa una
delegación, sea o no expresa y en tanto causante de la crisis que ocasiona la frustración. En
virtud de esta responsabilidad el Estado federal debe reasumir el contrato, avocándose en las
facultades que le competen. En este orden: federaliza el contrato y reemplaza a la provincia en
la calidad de comitente por medio de una novación subjetiva. Los requisitos para que tenga
lugar la federalización por avocación y novación pueden sistematizarse de la siguiente forma:

1. El objeto del contrato local tiene que ser de materia concurrente e interjurisdiccional.
Debe producir efectos económicos en más de una provincia y llegar a un público general.

2. El contrato original debe haber sido declarado por una provincia, o cedido a esta por la
nación, en virtud de una delegación explícita o implícita del estado nacional, esto es,
que puede haber tenido lugar por medio de autorización o incluso por simple tolerancia.

3. Tiene que haberse producido una frustración significantica en la ejecución contractual


en la instancia local (ejemplo, falta de crédito presupuestario, recursos o asistencia
financiera).

Muerte o quiebra del contratista

El contrato administrativo es intuiti personae, es decir que la administración exige la


ejecución personal y directa por el contratista, por ello, su muerte o quiebra puede determinar
la rescisión del mismo.
Si el contrato administrativo ha previsto la posibilidad de la muerte del contratista y las
consecuencias o efectos que esta pudiera tener habrá que atenerse a lo prescripto por el
contrato. Cuando no se la ha previsto, si esta acaece la administración publica, en ejercicio
de su competencia rescisoria puede en principio, rescindir el contrato sin que tal decisión
otorgue a los causahabientes derecho a indemnización o reparación alguna, sin embargo se
procederá al pago de los trabajos realizados hasta el momento de la rescisión. Nada obliga a
la administración a continuar la relacion contractual con los causahabientes del contratista
fallecido, excepto en los casos en que la hubiera previsto en el contrato o cuando una norma
legal lo hubiera dispuesto para determinados contratos, teniendo en cuenta su objeto. Sin
embargo la A.P en vista del interés publico a satisfacer puede proseguir, si lo cree
conveniente, la relacion contractual con los causahabientes, lo cual obligaría a estos a
continuar con la ejecución contractual.

Por otro lado cuando la administración publica ha celebrado un contrato con una persona
jurídica, la disolucion de esta atrae como consecuencia la finalización del mismo.

En relacion con la quiebra del contratista, la administración puede considerar que su contrato
ha quedado resuelto en los términos del art 147 de la ley 24.552 en tanto la prestacion
pendiente del fallido fuere personal e irremplazable. Cuando se trate de la quiebra de una
empresa que explota servicios públicos imprescindibles, el art 189 y ss de la misma ley,
regulan las normas particulares a seguir para asegurar la continuidad de la administración.

Renuncia

La renuncia es otro de los medios por el que se extingue anormalmente el contrato


administrativo. La renuncia no es una forma de extinción general, es decir aplicable a todos
los contratos, sino que procede solo en alguno de ellos. Asi se aplica al contrato de concesión
del dominio publico en la medida en que el contratista puede renunciar a sus derechos
patrimoniales sin requerir la aceptación del estado. No procederá en otro tipo de contrato,
pues la significación del interés publico en juego, impediría la renuncia del contratista y la
aceptación por parte del estado. Tambien es procedente la renuncia en el contrato de empleo
publico, pero en este caso tiene que ser aceptada por el estado.

Jurisdicción, arbitraje y transacción en la terminación del contrato

En caso de controversia suscitada a raíz de un contrato administrativo, la jurisdicción que


deberá dirimir es la contencioso administrativa, como lo prevé el ordenamiento juridico
positivo. Este principio se aplica incluso en los casos de daños y perjuicios y/o devolución o
pago de sumas de dinero originadas en incumplimiento del contrato.

En los contratos administrativos, cabe el arbitraje como excepción y con carácter restrictivo,
en los casos en que las cuestiones a dilucidar no afecten ni al orden publico, ni al orden
constitucional, ni agravien a la autoridad del estado o a su soberanía. En el supuesto de que
las cuestiones fueran sometidas a árbitros iuris, estos podrán pronunciarse sobre cuestiones
jurídicas dentro de los limites señalados. Sin embargo los árbitros no pueden tomar decisiones
que impliquen el ejercicio de prerrogativas de la administración publica o de funciones
esenciales del estado.

El PEN puede efectuar transacciones en cuestiones referidas a los contratos administrativos n


tanto tiene competencia conferida constitucionalmente (arts 90 inc 1 presidente y 100 inc 1
jefe de gabinete, en la medida de su competencia) sin necesidad de que ley alguna lo autorice y
siempre teniendo en cuenta el interés publico. Esa transacción queda comprendida en los
alcances de los principios y normas de derecho publico, no pudiendo el estado actuar mas alla
de lo que ellas determinan. La ley 23928 dispone que el PEN o cualquiera de los ministros que
le asisten podrán acordar transacciones o someter a arbitraje las controversias que mantengan
con los particulares en sede admininistrativa o judicial.

Renegociación y reconversión:
Durante el desenvolvimiento de la ejecución de los contratos administrativos pueden producirse
contingencias de distinto origen que dificultan y hasta imposibilitan la materialización de su
normal ejecución. Se trata de circunstancias sobrevinientes que, o bien no pudieron ser
previstas por las partes al momento de perfeccionar el contrato; o habiendo sido conjeturadas
resultaron superadas por el curso de los acontecimientos o el desarrollo mismo del contrato.

A pesar de las pautas y condiciones establecidas contractualmente, la dinámica propia de los


contratos administrativos en especial de los contratos de transformación puede poner en peligro
de frustración el cumplimiento de metas prefijadas.

La revisión del contrato implica un proceso de renegociación y hasta la reconversión del mismo.
La renegociación busca restablecer la eficacia y la vigencia del contrato publico, tiene como
meta alcanzar el objetivo o fin del contrato por razones de legalidad, de oportunidad, de
servicio, de actualidad, de igualdad o de progreso

a) Renegociación

Significa reequilibrar los elementos del mismo contrato, sin que importe una variación
sustantiva en la prestacion.

En la constitución la renegociación tiene cabida a partir de la interpretación integradora de


los arts 16(igualdad), 17 (propiedad), 19 (legalidad), 28 (razonabilidad), 31, supremacía), 42
(competencia) y 75 inc 18 y 19 (progreso), que pautan el camino a seguir para mantener la
seguridad jurídica de la que gozan los contratos públicos.

b) Reconversión.

La renegociación puede implicar la reconversión del contrato publico. Reconvertir implica un


cambio mas profundo que puede comprender la transformación de elementos esenciales como los
sujetos, el objeto, las prestaciones asumidas.

No cualquier hecho puede dar lugar a una renegociación o reconversión del contrato
administrativo. Para que tenga lugar un proceso de renegociación o de reconversión debe
existir una imposibilidad real, en tanto incompatibilidad con la función del contrato, de
cumplirlo en las condiciones primigeniamente pactadas. El menoscabo o la alteración o la
imposibilidad de lograr la eficacia del fin contractual puede responder a tres grupos de causas

1) No imputables a ninguno de los contratistas debido a hechos que no pudieron preverse al


contratar
2) Imputables indirectamente al estado contratante por actos de poder publico
3) Imputables directamente a uno de los sujetos del contrato que ocasionan la
responsabilidad contractual.

También podría gustarte