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La administración publica posee diferentes enfoques a través de los cuales se puede estudiar

su definición permitiendo entender un poco más como funciona su gestión ya sea desde un
punto vista jurídico, político, productivista histórico-social, de igual forma la administración
pública posee características que la definen y marcan la diferencia entre unas administración
publica y una administración privada, reflejando de esta forma la importancia que eta posee
para la sociedad.

El enfoque jurídico propi del derecho administrativo y demás productos de la consolidación del
estado de derecho, es el estudio de la administración publica que se circunscribe al análisis de
las reglas jurídicas y formales que regulan el funcionamiento y actuación de la administración
frente a los particulares. Este se trata por tanto de un enfoque Político es el de mayor
importancia en el estudio de la administración debido a que dio origen a la teoría de la
burocracia, surgiendo de los estudios de Max Weber quien la consideraba como una forma de
organización humana que se basa en la racionalidad, en la adecuación de los medios a los
objetivos pretendidos, con el fin de garantizar la máxima eficiencia en la búsqueda de esos
objetivos. También se encuentra el enfoque productivista en cual procura conseguir la máxima
eficiencia de la acción administrativa. Lo que lo acerca a la tendencia aceptada en los análisis
de los fenómenos administrativos privados. Además está el enfoque histórico-social ell cual se
refiere específicamente a los actores que pueden participar (conflictivamente) dentro del
proceso de creación de políticas, como pueden ser: el Estado, individuos, grupos,
organizaciones, sectores de la sociedad a los que es posible imputar comportamientos
económicos y políticos. Estos, de acuerdo al momento histórico en que se encuentren y en
relación al juego de fuerzas resultantes, consiguen influir más o menos en el proceso. Cada
uno de estos enfoques conlleva a lo que es la administración pública y por ende a las
características que lo representan en su gestión y ante la sociedad.

https://es.scribd.com/document/417652604/Enfoques-de-La-Administracion

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES RELATIVOS A LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Entre los principios fundamentales relativos a la Administración Pública, se destacan aquellos


que son comunes a todos los órganos que ejercen el Poder Público, entre los cuales deben
mencionarse: el principio de legalidad, el principio de la responsabilidad de los funcionarios y
del Estado, y el principio de finalidad de la Administración Pública.

El principio de la legalidad El primer principio relativo a la Administración Pública y a todos los


órganos del Estado en general, es el principio de legalidad que deriva del artículo 137 de la
Constitución, que dispone: La Constitución y la Ley definirán las atribuciones de los órganos
que ejercen el Poder Público, a las cuales deben sujetarse las actividades que realicen. Esta
norma recoge el principio del artículo 117 de la Constitución de 1961, pero con una nueva
redacción, de la cual se debe destacar que no se habla de “atribuciones del Poder Público”, lo
cual era impropio, ya que el Poder Público es una potestad constitucional y no un órgano; sino
de “las atribuciones de los órganos que ejercen el Poder Público”, 6 cuyas actividades son las
que deben sujetarse a la Constitución y a las leyes. Este principio de legalidad o de actuación
en conformidad con el derecho, por tanto, implica que las actividades que realicen todos los
órganos que ejercen el Poder Público y no sólo los que conforman la Administración Pública,
deben someterse a la Constitución y a las leyes. La consecuencia de ello, en un Estado de
derecho como el que organiza la Constitución de 1999, es que las actividades contrarias al
derecho están sometidas al control tanto de la jurisdicción constitucional (art. 334) como de la
jurisdicción contencioso administrativa (art. 259), cuyos tribunales pueden anularlos. En
relación con la Administración Pública, la LOAP expresa formalmente el principio vinculándolo
a la competencia, para lo cual, además, precisa la jerarquía de las fuentes del derecho
aplicable a la Administración, así: Artículo 4º. La Administración Pública se organiza y actúa de
conformidad con el principio de legalidad, por el cual la asignación, distribución y ejercicio de
sus competencias se sujeta a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, a las
leyes y a los actos administrativos de carácter normativo, dictados formal y previamente
conforme a la ley, en garantía y protección de las libertades públicas que consagra el régimen
democrático a las personas.

El principio de la responsabilidad de los funcionarios El segundo principio fundamental que


rige para todos los órganos del Estado, es decir, que ejercen el Poder Público, y por supuesto,
para la Administración Pública, es el regulado en el artículo 139 de la Constitución, que recoge
otra norma tradicional de nuestro constitucionalismo, y es el principio de la responsabilidad
individual de los funcionarios públicos en el ejercicio del Poder Público. Dispone dicha norma
que: El ejercicio del Poder Público acarrea responsabilidad individual por abuso o desviación de
poder o por violación de esta Constitución o de la Ley. Esta norma recoge el principio del
artículo 121 de la Constitución de 1961, pero agregando a la desviación de poder dentro de los
supuestos que generan responsabilidad del funcionario. En consecuencia, la responsabilidad
de los funcionarios cuando en ejercicio del Poder Público causen daños, puede originarse por
abuso de poder, es decir, por el llamado vicio en la causa de los actos estatales (falso supuesto,
por ejemplo); por desviación de poder, que es el vicio en la finalidad del acto estatal, al usarse
el poder conferido para perseguir fines distintos a los establecidos en la norma atributiva de 8
competencia; y en general, por violación de la Constitución o de la Ley, es decir, en general,
por contrariedad al derecho. La Constitución, por otra parte, y también siguiendo una larga
tradición de nuestro constitucionalismo, reitera el principio de la responsabilidad de los
funcionarios públicos pero, en particular, respecto de los actos que dicten, ordenen o
ejecuten, que violen o menoscaben los derechos garantizados constitucionalmente;
responsabilidad que puede ser civil, penal y administrativa, sin que pueda servirles de excusa
órdenes superiores que reciba el funcionario. (art. 25). Este mismo principio lo repite el
artículo 8 de la LOAP, en relación con los funcionarios “de la Administración Pública”. En estos
casos, conforme al artículos 10 de la LOAP, y sin perjuicio del derecho de acceso a la justicia
establecido en la Constitución (art. 26) y la ley, los particulares cuyos derechos humanos hayan
sido violados o menoscabados por un acto u orden de un funcionario público pueden,
directamente o a través de su representante, acudir ante el Ministerio Público para que éste
ejerza las acciones a que hubiere lugar para hacer efectiva “la responsabilidad civil, laboral,
militar, penal, administrativa o disciplinaria” en que hubiere incurrido dicho funcionario.
Igualmente, pueden acudir ante la Defensoría del Pueblo para que ésta inste al Ministerio
Público a ejercer dichas acciones y, además, para que la Defensoría del Pueblo solicite ante el
Consejo Moral Republicano que adopte las medidas a que hubiere lugar con respecto a tales
funcionarios, de conformidad con la ley. A los efectos, incluso, de la posibilidad de exigencia de
responsabilidad, la LOAP establece el principio de rendición de cuentas, al disponer su artículo
11 que las autoridades y funcionarios de la Administración Pública deben “rendir cuentas de
los cargos que desempeñen en los términos y condiciones que determine la ley”.

El principio de la responsabilidad patrimonial del Estado Una de las innovaciones importantes


de la Constitución de 1999 en materia de régimen general del ejercicio del Poder Público, es la
previsión expresa del principio de la responsabilidad patrimonial del Estado, es decir, de las
personas jurídicas estatales, básicamente la que resultan de la distribución vertical del Poder
Público (Repúblicas, Estados y de Municipios); por los daños y perjuicios que causen los
funcionarios en ejercicio de sus funciones. En la Constitución de 1961, el principio de la
responsabilidad del Estado se deducía de la previsión del artículo 47, que establecía que las
personas no podían pretender que los entes estatales los indemnizaren sino por daños
causados por “autoridades legítimas en ejercicio de su función pública”; y del artículo 206, que
regulaba la jurisdicción contencioso administrativa (equivalente al artículo 259 de la
Constitución de 1999), al atribuirle a los tribunales de dicha jurisdicción, competencia para
dictar sentencias de condena "al pago de sumas de dinero y a la reparación de daños y
perjuicios originados n responsabilidad de la Administración". En la nueva Constitución, sin
embargo, se incluyó una norma expresa en la materia, con el siguiente texto: Artículo 140: El
Estado responderá patrimonialmente por los daños que sufran los particulares en cualquiera
de sus bienes y derechos, siempre que la lesión sea imputable al funcionamiento de la
Administración Pública. La expresión "funcionamiento de la Administración Pública" admite
que la responsabilidad del Estado se origine cuando la lesión se derive tanto del
funcionamiento normal como del funcionamiento anormal de la Administración Pública.

El principio de finalidad de la Administración Pública La Constitución de 1999 en forma expresa


establece que “la Administración Pública está al servicio de los ciudadanos” (art. 141); lo que
reitera el artículo 3º de la LOAP, sustituyendo, sin embargo, la expresión ciudadanos por
“particulares”, agregando que en su actuación la Administración Pública debe dar preferencia
a la atención de los requerimientos de la población y a la satisfacción de sus necesidades (art.
5). Por su parte, el artículo 3 de la LOAP, señala que el “principal objetivo” de la organización y
funcionamiento de la Administración Pú- 11 blica, es dar eficacia a los principios, valores y
normas consagrados en la Constitución y, en especial, conforme se indica en el artículo 19 de
la Constitución, “garantizar a todas las personas, conforme al principio de progresividad y sin
discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los
derechos humanos”. La Administración Pública, agrega el artículo 5 de la LOAP, debe asegurar
a los particulares la efectividad de sus derechos cuando se relacionen con ella; además, debe
tener entre sus objetivos, la continua mejora de los procedimientos, servicios y prestaciones
públicas, de acuerdo con las políticas fijadas y teniendo en cuenta los recursos disponibles,
determinando al respecto las prestaciones que proporcionan los servicios de la Administración
Pública, sus contenidos y los correspondientes estándares de calidad. Referencia Allan R.
Brewer-Carías FGIL/PONENCIAS/PRINCIPIOS DEL REGIMEN JURÍDICO DE LA ADMINISTRACIÓN
PUBLICA

Principios de actuación y organización


 Control: el actuar de las Administraciones Públicas debe estar sometido a
mecanismos de control que permitan comprobar y asegurar que dicha
actuación se realiza según el derrotero que establecen las normas
jurídicas que la regulan.
 Responsabilidad: posición del sujeto a cargo del cual la Ley pone la
consecuencia de un hecho lesivo de un interés protegido. Según la
Constitución, “los órganos estatales inferiores responden ante los
superiores y les rinden cuentas de su gestión”.
 Proporcionalidad: debe haber correspondencia o adecuación entre el
resultado que se propone lograr con determinada acción administrativa y
la intensidad de los medios que se utilizan en la realización de dicha
acción.
 Eficacia: consecución del resultado que corresponde a los objetivos o
normas preestablecidas.
 Eficiencia: capacidad de obtención de los objetivos fijados en razón de
los medios disponibles.
 Competencia: las distintas tareas, facultades, potestades que le
corresponde realizar a la Administración Pública deben estar distribuidas
o repartidas entre los distintos órganos y organismos administrativos.
 Jerarquía: relación de supremacía y autoridad de los órganos superiores
respecto de los inferiores, y recíprocamente la relación de subordinación
en que se encuentran los órganos inferiores respecto de los superiores.
 Coordinación: persigue la obtención de un resultado como consecuencia
del ejercicio adecuado e integrado de determinadas funciones
pertenecientes a distintos órganos u organizaciones.
 Centralización y descentralización: la centralización es aquella forma de
organización pública en la que una sola administración, la del Estado,
obviamente, asume la responsabilidad de satisfacer todas las
necesidades de interés general y, consecuentemente, se atribuye todas
las potestades y funciones necesarias para ello. La descentralización es
el proceso contrario; es competencia para decidir materias o asuntos
relevantes para el sujeto sin depender del control o tutela – salvo la
estrictamente jurídica – por parte de otro sujeto superior.
 Concentración y desconcentración: se afirma la concentración cuando las
competencias resolutorias están dominantemente atribuidas a los
órganos superiores de la organización; y la desconcentración cuando se
atribuye a los órganos inferiores.
 Participación ciudadana: considera al ciudadano como miembro de la
comunidad, como afectado por el interés general y portador o velador del
mismo. Implica la incorporación en las decisiones o actuaciones de la
Administración Pública las referencias al interés general que los
ciudadanos en directa relación con él pueden hacer valer.
 Doble subordinación: entre los deberes, atribuciones y funciones
comunes de los organismos de la Administración Central del Estado está;
“ejercer la dirección de las empresas y dependencias que le están
subordinadas, y en lo que les compete como organismo de jerarquía
superior la dirección metodológica y técnica de las actividades que
realiza la Administración Local del Estado”.

Pérez Almeneiro Ana Margarita. (2014, julio 21). La administración


pública y su relación con el Estado. Recuperado de
https://www.gestiopolis.com/la-administracion-publica-su-relacion-con-el-
estado/

Organización.

La Administración pública se rige con una estructura burocrática, es decir, con una división de
las tareas que se desempeñan bajo las órdenes de un control jerárquico que es respaldado por
un sistema de leyes y normas. El alcance de su accionar repercute en el ámbito público y
privado de un país.

Está regulada por el Poder Ejecutivo, por lo que su desempeño está sometido a un sistema de
leyes y normas.

Se organiza con una estructura burocrática y al mando de un control jerárquico.

Gestiona y administra los organismos del Estado para brindar servicios que satisfagan las
necesidades de la población y de la nación.

Tiene como función garantizar el bienestar común de las personas y hacer respetar la ley de su
país.

Se financia a través del capital recaudado por medio de impuestos.

Se fundamenta en los principios de honestidad, eficiencia, transparencia, responsabilidad y


rendición de cuentas.

La Administración pública se basa en una estructura burocrática organizada en diferentes


áreas, como ministerios, secretarías y demás organismos especializados según la tarea a
realizar.

Cada área se rige por un representante que es designado por el gobierno de turno y que debe
mantener la línea de mando establecida para toda su área. El sistema burocrático permite que
se implemente la misma metodología y procedimientos en las diferentes áreas, con
el objetivo de brindar el mismo servicio a toda la sociedad.
El inconveniente que suele tener el sistema burocrático es la lentitud de respuesta ante
situaciones de emergencia o la falta de capacidad para adaptarse a situaciones excepcionales o
nuevas que puedan surgir.
Fuente: https://www.caracteristicas.co/administracion-publica/#ixzz7cvBVZidT

La administración privada se distingue en el desarrollo socio-económico de un país por lo cual


podemos decir, es la que se especializa en desarrollar por medio de utilidades dadas por
particulares la máxima producción de bienes o servicios, dando como resultado un beneficio
para su organismo.

Una empresa privada o corporación cerrada es una empresa dedicada a los negocios, cuyos
dueños pueden ser organizacionales no gubernamentales o que está conformada por un
relativo número de dueños que no comercian públicamente en las acciones de las bolsas.

Sus dueños pueden ser personas jurídicas y también personas físicas, en otras palabras este
tipo de administración se da en una empresa privada y no en una del estado.

La administración privada es la entidad con fines lucrativos, la cual tiene ingresos gracias al giro
de dicha entidad. Y consta de prestar un servicio o de realizar una producción para
la comunidad pero de manera indirecta. Como esta entidad consta de la toma de
decisiones propias, sin la intervención del gobierno como en la administración pública. 

La administración privada se distingue en el desarrollo socio-económico de un país por


lo cual podemos decir, es la que se especializa en desarrollar por medio de utilidades dadas
por particulares la máxima producción de bienes o servicios, dando como resultado un
beneficio para su organismo.

El estado y administración publica

En el pensamiento y práctica política los procesos de reforma del Estado son programas
intensos que requieren administraciones públicas que se ajusten a las expectativas de una
variedad de grupos sociales que no se administran por sí mismos. Los gobiernos, a través de
los ordenamientos constitucionales, procuran determinar funciones y fuentes de legitimidad
para la administración pública, a pesar de las concepciones legales o constitucionales o la
forma que adoptan; las funciones de ésta dependen tanto de la práctica política de esos
valores como del modelo de Estado en el que tiene su origen: administrar los asuntos públicos.
En este sentido, el objetivo del trabajo será plantear que cualquier cambio dentro de las
organizaciones, y en especial de la administración pública, se desprende de una comprensión
del contexto del Estado. De este modo, los diferentes paradigmas del estudio de lo público y lo
administrativo tienen su origen en la discusión sobre sus diferentes configuraciones. En
términos generales, las transformaciones observadas en los Estados desarrollados son
bastante similares desde la perspectiva de su administración pública. Son un conjunto de
fenómenos como la preocupación por la eficiencia jurídica, la prestación de servicios, la
eficiencia y eficacia pública, con la consiguiente orientación al ciudadano, supuestos de
descentralización territorial y funcional, mayor participación de las organizaciones no
gubernamentales en la gestión de servicios, entre otros. También son intentos de reducir el
exceso de leyes y reglamentos, fórmulas para generar instrumentos que fortalezcan la idea de
servicio público de calidad, tan necesario actualmente. Suponemos que toda reconstrucción
analítica de las políticas gubernamentales y las burocracias tiene que ser analizada como una
parte vinculada a un fenómeno más amplio: el Estado. Los distintos procesos de
modernización administrativa, innovación gubernamental o sencillamente reforma son
constantes a lo largo de los últimos años, en los que han sucedido intentos y propuestas para
buscar la adecuación estructural y funcional de la administración pública a la compleja y plural
realidad en que vivimos. Antes la gestión pública se desenvolvía frente a públicos masivos y
anónimos. Hoy el modelo de Estado se encuentra en el debate de la vida ciudadana y en la
deliberación de las instituciones gubernamentales: gobernar en la era de la posmodernidad
significa tomar en cuenta al público ciudadano y a las diversas formas de asociación civil que
dan cauce a los nuevos movimientos sociales.

Espejel Mena, J. Estado y administración pública: la búsqueda de una conciliación.

file:///C:/Users/eduar%20colina/Downloads/Dialnet-EstadoYAdministracionPublica-
5035041%20(1).pdf

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