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meso- y macro-integraciones1
Igor Filibi
Introducción
Después de años de haber leído sus textos, en 2005 pude conocer en persona
a Argimiro Rojo Salgado, en el marco de un grupo de trabajo sobre gobernanza
global en Madrid. Durante dos días pudimos conversar muchas horas sobre los
más variados temas, pero sobre todo nos centramos en Europa y la necesidad
de avanzar hacia una Europa federal. En el transcurso de aquellas
conversaciones, que conducirían a nuestra actual amistad, hubo un concepto
que me llamó la atención y que aún hoy me inspira y provoca intelectualmente.
Se trata de lo que el profesor Rojo Salgado (2010:142), refiriéndose a la
cooperación transfronteriza, denominó “micro-integraciones”:
1
Publicado en: López Mira, A.X. y Varela Alvarez, E.J. (coord). Argimiro Rojo Salgado, o home
smiling through. Libro homenaje a un politólogo cosmopolita. Vigo, Universidad de Vigo y
Andavira, 2019; pp. 309-319.
1
sus consecuencias y alcance”. Esto es lo que trataremos de hacer en este
trabajo, necesariamente preliminar.
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Durante la guerra también siguieron las discusiones acerca de cómo unir
Europa. Manifiestos como el de Ventotene o el de las resistencias europeas
fueron concitando voluntades y adhesiones como consecuencia de la
solidaridad surgida de las trincheras y de la causa común contra los fascismos.
Dos años después, el gobierno francés lanzó su audaz propuesta de crear una
Comunidad Europea sobre el Carbón y el Acero, con una autoridad
supranacional que gestionaría la soberanía de los Estados de forma conjunta, y
que se entendía que constituía el primer paso de otros que le sucederían hacia
la federación europea. Efectivamente, sólo seis años después, los Tratados de
Roma establecieron dos nuevas comunidades europeas.
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europeo: el Consejo de Europa (1949), las Comunidades Europeas (1951 y
1957) y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, 1960).
Como es bien conocido, las Comunidades fueron quienes han liderado desde
entonces el proceso general de integración europeo, dejando al Consejo de
Europa como un órgano especializado en algunas cuestiones específicas
(derechos humanos, cooperación transfronteriza, democracia regional y local,
etc.). Por su parte, el gobierno británico no pudo conseguir que la EFTA
rivalizase con las Comunidades y pronto la abandonaría para integrarse en
ellas.
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Otros procesos posteriores fueron más exitosos, como demuestra la creación
del Consejo Nórdico en 1952, una organización interparlamentaria a la que en
1971 se le añadiría el Consejo de Ministros Nórdico. En este caso, fue decisivo
el impulso proveniente de la sociedad civil desde décadas atrás (Larsen, 2008).
Pero no sólo ellos, en los últimos años pueden observarse varios desarrollos
innovadores de los procesos de integración sub-regional. En primer lugar, estas
experiencias sub-regionales han proliferado2, uniéndose a los casos
mencionados el Consejo de las Islas Británicas, en el marco de los Acuerdos
de Viernes Santo (Tannam, 2010), o el Grupo de Visegràd. Otro ejemplo
relevante es el del denominado Triángulo de Weimar, creado en 1991 entre los
gobiernos de Francia, Alemania y Polonia, de cara a recrear el exitoso modelo
de reconciliación franco-alemán y preparar la adhesión de Polonia a la UE.
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Resulta impresionante la lista de experiencias de cooperación que recoge Neumann
(1994:67-71) solo en relación con el área escandinava-báltica.
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También se han intensificado los contactos entre los gobiernos ibéricos, donde
si bien es tangible la buena sintonía y la ambición creciente, esta cooperación
sub-regional aún no ha sido formalizada.3
En cuarto lugar, estos foros sub-regionales se han ido entrelazando entre sí,
creándose contactos habituales o permanentes entre los nórdicos y los bálticos
(Cogen, 2015), los nórdicos y bálticos con Visegràd, etc. Esta estructura abierta
incluye una cooperación intensificada con Estados y regiones externos a la UE,
como en el caso de los nórdicos con las regiones rusas fronterizas (Jutila y
Tikkala, 2009) o de los nórdicos y bálticos con Japón, China, etc.
En quinto lugar, no cabe duda que estas sub-regiones y sus redes políticas,
con gran participación de las regiones subestatales, han sido decisivas en la
creación e impulso de las macro-regiones de la Unión Europea. Ello parece
apuntar a una creciente formalización de estas estructuras dentro del marco
político de la UE. De esta forma, la proliferación subregional y sus relaciones
mutuas, junto con el auge de las regiones subestatales, parecen constituir
algunos de los desarrollos políticos más relevantes en la UE los últimos
tiempos (Filibi, 2019).
3
https://especiales.realinstitutoelcano.org/espana-portugal/
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B) Micro-integraciones (cooperación transfronteriza)
Sin embargo, si bien puede ser así jurídicamente, resulta obvio que la
cooperación transfronteriza, con su énfasis en conectar personas e
instituciones locales y regionales, al construir un marco de reconciliación y
confianza mutua contribuyó de manera muy efectiva al proceso general de
integración europea. En realidad, sin olvidar el impulso inicial que le dio el
Consejo de Europa, la Unión Europea, a medida que avanzaba el proceso de
integración, ha ido progresivamente asumiendo el protagonismo en materia de
cooperación transfronteriza, a la vez que estas experiencias proliferaban y se
sofisticaban (para una visión general de este proceso en la península ibérica,
Vid. Cancela, 2008).
Por otro lado, la cooperación transfronteriza permite ir más allá del proceso
formal de integración, ya que hace posible cooperar en materias no transferidas
a las instituciones de la UE, e incluso establecer canales de comunicación y
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cooperación entre regiones de la UE y otras de Estados que no son miembros
de la UE.
C) Macro-integraciones (macro-regiones)
Tabla 1: Macro-regiones de la UE
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(2015) Württemberg, Bavaria), Italia
(Bolzano/Bozen, Friuli-Venezia
Giulia, Liguria, Lombardia,
Piedmont, Trento, Valle d’Aosta,
Veneto), Eslovenia
4
Es interesante observar que algunos Estados que ya estaban organizados en sub-regiones, y
que habían cooperado estrechamente en el seno de la UE pero que no habían querido
institucionalizar su relación –Rûse (2015) pone el ejemplo de los países nórdicos–, ahora sí
dan el paso al crear la macro-región.
5
En el caso de la primera estrategia macro-regional, el Consejo Europeo, en su reunión de 14
de diciembre de 2007, invitó a la Comisión a presentar una estrategia de la UE para la región
del Mar Báltico antes de junio de 2009. Esta estrategia debería ayudar a afrontar, entre otros,
los urgentes desafíos medioambientales relacionados con el Mar Báltico.” (Conclusiones de la
Presidencia, Consejo Europeo de Bruselas, Punto 59).
9
En sintonía con este objetivo, la UE incentiva la cooperación entre las diversas
estrategias macro-regionales (Comisión Europea, 2017b).
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Tales como la Dimensión Nórdica, el Consejo de Estados del Mar Báltico, el Consejo Nórdico
de Ministros, la Comisión de Helsinki, la Visión y Estrategias acerca de la Red Mar Báltico
(VASAB), la cooperación Subregional de Estados del Mar Báltico (BSSSC), la Unión de
Ciudades Bálticas (UBC) y BONUS –Programa de Investigación y Desarrollo del Mar Báltico
(art. 185 iniciativa)
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mecanismos, apoyándose en los principios descritos en el informe de la
Comisión sobre la gobernanza7.” (Comisión Europea, 2016:3-4)
Las macro-regiones pueden ayudar a perfilar una visión integrada sobre el futuro
del territorio europeo. Pueden convertirse en un importante instrumento en la
búsqueda de la cohesión territorial entre los diferentes ámbitos políticos, así como
servir de inspiración a otros planteamientos similares, como la agenda urbana para
la UE. Estas estrategias requieren estrechar los vínculos entre los diversos
ámbitos de política de la Unión Europea y los fondos de la UE.
Reflexiones finales
7
COM (2014) final.
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una recuperación de las fronteras, entendidas como límite cerrado (Giband y
Rufí, 2018).
Bibliografía
Filibi, Igor (2018), “La Europa necesaria es federal y social: el debate sobre el
futuro de Europa y la propuesta del Parlamento Europeo”, en:
Eurobasque. Nuevas narrativas para Europa. ¿Qué Europa reconstruir
tras 60 años de los Tratados de Roma? Madrid, Dykinson, 223-239.
Jutila, Karina y Tikkala, Terhi (eds) (2009). Together or apart? The Nordic
Council and the EU. Nordic Council.
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Rojo Salgado, Argimiro y Varela, Enrique José (2010-2011), “Las Eurorregiones
como motores de la refundación Europea. Una aproximación politológica”,
Razón y Palabra, nº 74, 1-16.
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