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BOLILLA 8: EL DELITO DOLOSO DE COMISIÓN- DALMI

TIPICIDAD A- INTRODUCCIÓN.
En primer lugar, es necesario establecer los conceptos de tipo y tipicidad.
Tipo penal: es la descripción de una conducta prohibida. Ejemplo: el art 162 describe la conducta prohibida
“hurto” es decir el tipo de hurto: el que se apoderare ilegítimamente de una cosa mueble, total o parcialmente
ajena.
Los tipos penales se encuentran en la parte especial del código penal y en las leyes especiales.
Tipicidad: es la característica que tiene una conducta de estar individualizada como prohibida por un tipo
penal. Ejemplo: juan realiza una conducta que presenta las características del tipo de hurto, es decir se
apoderó ilegítimamente de la billetera de pedro.
Para ser considerada delito, la conducta penal debe ser típica, es decir coincidir exactamente con la
descripción de algún artículo del código penal, basándose en el principio de legalidad o reserva art 18 CN.
La tipicidad establece una clara división entre el conjunto de comportamientos que pueden ser punibles por
estar contenidos en la ley de aquellos que no son relevantes para el derecho penal. La importancia de la
tipicidad está dada por su función de delimitación de las conductas dignas de castigo, además dado que
determina los intereses que merecen tutela penal es el estado de la teoría del delito donde se pone de
manifiesto la función de proteger bienes jurídicos.
1- EL BIEN JURÍDICO. CONCEPTO.
Para von Liszt el bien jurídico es un interés vital para el desarrollo de los individuos de una sociedad
determinada que adquiere reconocimiento jurídico.
Bien jurídico es el bien material o inmaterial protegido por el derecho penal para satisfacer las necesidades
de la vida humana, este no debe ser confundido con el objeto de la acción. Por ejemplo: en el delito de hurto
podemos distinguir:
- objeto la cosa mueble que ha sido sustraída
- el bien jurídico es la propiedad.
- Titular del bien jurídico: el propietario de la cosa
A través de la tipicidad podemos ver que bienes jurídicos protege el derecho penal, estos pueden ser:
- Bienes universales (toda la sociedad es titular) como la seguridad o el orden público.
- Bienes individuales (hay un titular) como la vida, la propiedad, el honor, etc.
Si la conducta coincide con la descripción del tipo, pero no se lesiona con ella ni se pone en peligro un bien
jurídico tutelado, se considera que no hay tipicidad.
FUNCIONES:
FUNCION POLÍTICO CRIMINAL
El concepto de bien jurídico sirve para legitimar la pretensión punitiva estatal y limitarla al condicionar la
utilización de la pena a que solo sea usada para sancionar comportamientos socialmente perjudiciales y
además establece una base segura para afirmar el principio de subsidiariedad.
La existencia de bienes jurídicos surge de la vida social y en consecuencia son una realidad prelegislativa.
FUNCION EN EL SISTEMA DE LA TEORIA DEL DELITO.

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El bien jurídico es el punto de partida que da sentido a la creación de un tipo. Por ejemplo la idea que orienta
la existencia del tipo de homicidio es la vida humana en la que se origina la norma que prohíbe matar y la
consiguiente decisión político legislativa de dictar el art 79 del código penal.
Todos los delitos de la parte especial del código penal giran en torno a la protección de uno o varios bienes
jurídicos y ello es lo que permite sistematizarlos, clasificándolos en títulos y capítulos del libr segundo, como
delitos contra la vida, la honestidad, la propiedad, etc.
El concepto de bien jurídico permite interpretar los tipos, establecer cuando han quedado consumados, e
inclusive jerarquizarlos, de lo que surgen consecuencias importantes, como por ejemplo en materia de estado
de necesidad.
CLASIFICACIÓN.
1. Existen bienes jurídicos individuales, como la vida, la propiedad o la libertad en los cuales se
identifica un titular. Sin embargo, eso no significa que la sociedad no esté interesada en el ejercicio
del poder punitivo del estado, lo que explica que en la mayoría de los delitos que lesionan o ponen
en peligro bienes individuales, el procedimiento debe iniciarse de oficio, es decir sin necesidad de
actividad alguna del damnificado.
2. Existen tipos orientados a la protección de bienes jurídicos universales que son los que afectan
intereses de la colectividad como la seguridad pública, el orden público, la seguridad de la nación,
etc.
En algunos casos es difícil determinar si el interés principal es individual o colectivo, como en el art 302
ubicado como delito contra la fe pública y destinado a la tutela de un bien jurídico universal, en el que sin
embargo también se advierte un propósito de amparar el interés individual del tenedor del cheque.
Se pueden clasificar a los bienes jurídicos:
Considerando al hombre en si mismo:
Bienes jurídicos tutelados:
 vida, salud –delitos que lo atacan: homicidio, lesiones, etc.
 Honor –delitos: calumnias injurias-.
 Libertad –delitos rapto privación ilegitima, etc-.
 Propiedad –robo, hurto, estafas, usurpación, etc-.
Considerando al hombre en el seno familiar:
Bienes jurídicos tutelados:
 Estado civil de las personas –delito matrimonio ilegal, adulterar partidas de nacimiento-.
 Conservación de la responsabilidad parental –delitos sustracción de un menor a la acción de sus
padres-.
Considerando al hombre como miembro de la sociedad:
Bienes jurídicos tutelados:
 Orden publica –delitos instigación a delinquir, etc.
 Salud publica –delitos contaminar aguas, propagar epidemias-.
 Fe publica –delitos adulterar documentos, quiebras fraudulentas etc-.
Considerando al hombre como miembro del estado.
Bienes jurídicos tutelados:
 Seguridad de las vías de comunicación internacional –delitos: ruptura de cables submarinos,
piratería, etc-.

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 Humanidad en general –delitos: trata de personas, esclavos, genocidio, etc-.
2- RELACIONES ENTRE LA TPICIDAD Y LA ANTIJURIDICIDAD.
La verificación de que una conducta es ilícita, exige en primer lugar constatar si el hecho concreto cometido
por el autor coincide con la descripción abstracta formulada por el legislador y en segundo término valorar si
no concurre alguna causa de justificación.
La tipicidad y la antijuridicidad que son dos elementos de lo ilícito deben analizarse por separado, ya que se
tratan de dos presupuestos de punibilidad independientes, sin embargo, la relación entre ambas categorías ha
dado lugar al desarrollo de concepciones divergentes.
I. EL TIPO PENAL VALORATIVAMENTE NEUTRO:
En el modelo original de la teoría del delito formulada desde 1906 por el positivismo, la determinación de
que una acción se adecuaba a un tipo penal no suponía formular ninguna afirmación sobre la antijuridicidad.
Según este punto de vista, la subsunción de un comportamiento a un tipo no es más que un análisis
conceptual valorativamente neutro, que nada expresa sobre el contenido de injusto del comportamiento.
Tipicidad y antijuridicidad fueron así apreciados como elementos totalmente independientes del delito.
Según este punto de vista, cuando por ejemplo se predica que una acción realiza el tipo de homicidio porque
un sujeto mató a otro, sólo se afirma que el comportamiento del autor coincide con la descripción del tipo de
homicidio (art. 79, CPen.), sin que ello suponga un juicio negativo de valor, pues no se sabe todavía si esa
acción es o no contraria a derecho, dado que está pendiente la determinación de si concurre o no una causa
de justificación.
II. EL TIPO COMO RAZÓN DE SER (RATIO ESSENDI) DE LA ANTIJURIDICIDAD:
La evolución de la teoría del delito posterior a Beling dio lugar al desarrollo de puntos de vista de autores
que propusieron una aproximación conceptual del tipo con la antijuridicidad. La finalidad fue modificar
algunas consecuencias a que conducía el sistema clásico, especialmente en el ámbito de la teoría del error. La
consideración de la tipicidad y la antijuridicidad en un mismo nivel les permitirá adjudicar efectos similares
a los errores del autor, sea que recayeran sobre el tipo o sobre la antijuridicidad.
Se afirmó entonces que la tipicidad es la razón de ser de la antijuridicidad, y por ello que toda acción típica
es a la vez antijurídica. Representativa de este punto de vista es la teoría de los elementos negativos del tipo,
según el cual la tipicidad de un comportamiento dependiente de que coincida con la prohibición (elemento
positivo) y de que no esté justificado (elemento negativo). Así, las causas de justificación fueron apreciadas
como elementos negativos del tipo, pues su concurrencia no sólo elimina la antijuridicidad sino también la
tipicidad. La idea de que un error sobre un elemento negativo debe regirse por las mismas reglas que el que
recae sobre un elemento positivo, fue la fórmula con la que se procuró superar las tradicionales dificultades
de tratamiento para el error iuris
III. EL TIPO COMO INDICIO DE ANTIJURIDICIDAD:
La influencia del finalismo determinó una evolución ulterior, en la que se dejaron de lado los anteriores
puntos de vista, afirmándose que la tipicidad es indiciaria respecto de la antijuridicidad, o sea que cuando la
acción se subsume en un tipo lo más probable es que sea contraria a derecho. Así, la afirmación de que hay
tipicidad establece para la acción subsumida, la presunción de que es un acto ilícito. Establecido que un
hecho es típico, ello se traduce en una valoración negativa provisoria, que sólo cede cuando concurre alguna
causa de justificación. En estas condiciones tipicidad y antijuridicidad no son equivalentes, como tampoco
resultan valorativamente iguales los comportamiento atípicos (matar una mosca) y los justificados (matar a
un hombre en legítima defensa). Pero las causas de justificación sólo excluyen la antijuridicidad: no son
elementos negativos del tipo.
El concepto de tipo no es valorativamente neutro, pues cumple funciones que exceden lo meramente
descriptivo, como establecer el bien jurídico protegido, los objetos de acción relevantes, el grado de
realización del hecho prohibido y si el bien tutelado fue lesionado o puesto en peligro
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Lo descripto por el legislador es un comportamiento prohibido, y por ello el tipo abarca todo lo que da
sentido a esa prohibición, pero solo en el plano típico, y por ello no comprende las causas de justificación en
sentido negativo. Así, el tipo conforma un juicio provisorio de antijuridicidad y por ello no es neutral, pero
no es la antijuridicidad
3- LA SUBSUNCIÓN.
La constatación de si un hecho está íntegramente contenido en un tipo penal, requiere verificar si todos los
elementos de la descripción legislativa están presentes en el caso que se está considerando. Esa tarea
corresponde al juez, quien sólo cuando puede fundamentar una respuesta afirmativa dice que hay subsunción
, actividad en la que algunos tipos plantean problemas específicos.
La subsunción es la verificación que hace el juez, de que un hecho determinado tiene todos los elementos
descriptos en la figura penal (es decir que el juez subsume la conducta de una persona a un tipo penal)
Veamos la subsunción en los distintos tipos:
- En los tipos cerrados: no existe dificultad ya que como la descripción del delito es completa, el juez
solo tiene que comparar la conducta con dicha descripción.
- En los tipos abiertos: hay dificultad, porque la descripción del comportamiento ilegal no es lo
suficientemente precisa. Ejemplo: el 149 bis hace referencia al uso de amenazas, y entonces el juez
debe analizar la conducta en cuestión para saber si es amenaza o no
- En los tipos dolosos: la coincidencia entre hecho y descripción del delito debe ser de tipo objetivo
(cuando la conducta externamente coincide con la descripción del delito) y de tipo subjetivo (cuando
el autor internamente quiso realizar esa conducta delictiva)
- En los tipos culposos: solo importa el tipo objetivo, ya que el subjetivo no está presente porque el
autor no quiso realizar el resultado producido.
TIPOS ABIERTOS.
Se denominan tipos cerrados, a aquéllos en los cuales el comportamiento prohibido está descripto en forma
total y exhaustiva por medio de elementos objetivos, supuestos en los cuales la actividad judicial de subsumir
la conducta de un sujeto a un tipo legal resultante más simple. Es que la tarea se agota en una comparación
destinada a verificar si existe o no coincidencia entre lo que el tipo de análisis y lo que el sujeto hizo.
No sucede lo mismo en los llamados tipos abiertos en los cuales, la materia de la prohibición no es
exhaustiva, porque comprende comportamientos en los cuales la infracción a la norma no está expresada con
suficiente precisión. Eso es lo que por ejemplo sucede con el delito de amenazas, por el que se reprime al que
"hiciere uso de amenazas para alarmar o amedrentar a una o más personas" (art. 149 bis, párr. 1 °, CPen.).
Un tipo abierto contiene una descripción cuya subsunción exige al juez una valoración normativa sobre la
ilicitud del comportamiento concreto del acusado. Ello es así porque puede haber conductas no subsumibles,
pese a que permiten una adecuación al texto literal contenido en la norma. Es lo que sucede por ejemplo con
un acreedor que amenaza a su deudor con la ejecución judicial del crédito impago, quien como es evidente,
no realiza un comportamiento típico en orden al delito de amenazas (art. 149 bis, párr. 1 °, CPen.).
Estos tipos exigen al juez una tarea más compleja que los cerrados, pues no resulta suficiente con la simple
comparación de lo que hizo el autor con lo que dice la norma. En los tipos abiertos, el juez debe
complementar la prohibición, estableciendo en cada caso concreto si la acción analizada estaba o no
prohibida por la norma
LA ADECUACION SOCIAL.
La subsunción puede también presentar dificultades en tipos cerrados. Si por ejemplo un sujeto convence a
otro a realizar un viaje en avión en la esperanza de que muera en el trayecto, no cabe imputarle homicidio,
aunque se produzca ese resultado como consecuencia de un accidente aéreo, esto es así porque un
comportamiento que es socialmente adecuado como el del ejemplo, no está prohibido por las normas.

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La conclusión es que los tipos penales solo contienen comportamientos socialmente inadecuados que son las
formas de conducta que se apartan gravemente de los órdenes históricos de la vida social.
LA TIPICIDAD CONGLOBANTE.
Existen comportamientos que tradicionalmente han sido entendidos como realizaciones justificadas de un
tipo, que a juicio de Zaffaroni, deben ser entendidas como casos de exclusión de la tipicidad, quien procura
reducir el poder punitivo mediante la incorporación de una nueva categoría a la que denomina tipicidad
conglobante, a la que adjudica la función de verificar la existencia de un conflicto definido como una
lesividad objetivamente imputable a un agente. La constelación de casos en la que predica que no se verifica
la concurrencia de una tipicidad conglobante incluye (i) la ausencia de afectación del bien jurídico o los
supuestos en que la misma no es significativa; (ii) los casos de sujetos que obraron en cumplimiento de un
deber; (iii) los comportamientos que encuadran objetivamente en el modelo de acciones que el derecho
fomenta; (iv) los supuestos en que existe acuerdo o asunción del riesgo por parte del sujeto pasivo; y (v) los
resultados que no exceden el marco de realización de un riesgo permitido
I. Fundamentación
De lo anterior se deduce que algunos comportamientos que la opinión dominante aprecian como
realizaciones justificadas de un tipo penal, son incluidos en el listado de supuestos en los que se predica la
exclusión de la tipicidad conglobante, entre los que merecen especial atención las hipótesis de cumplimiento
de un deber o ejercicio de un derecho, y los comportamientos fomentados por el orden jurídico, como sucede
con la práctica deportiva.
El fundamento que se ofrece para fundamentar la necesidad de esta dogmática, es que como el orden jurídico
debe ser apreciado como un conjunto ordenado y sistematizado de normas (órdenes del legislador), la mera
subsunción no puede resultar decisiva para afirmar una tipicidad que sólo implicaría una contrariedad
normativa. Por ello, "cuando a partir de un tipo se llega a una norma que aparece prohibiendo hacer lo que
otro prohíbe omitir, es claro que existe una aparente contradicción que debe resolverse mediante la
interpretación adecuada de ambas normas para establecer cuál prevalece".
Así, la tipicidad conglobada no deriva sólo de la mera adecuación formal (tipicidad legal) porque pueden
existir normas que ordenan o fomentan la realización de un deber, o comportamientos típicos realizados en la
práctica de deportes reglamentados por el Estado. Por ello, lo que se propone es una consideración
conglobada de la tipicidad, para tomar en cuenta el conjunto del orden jurídico, y así determinar cuándo una
acción legalmente típica es también penalmente típica, porque supone una desobediencia a la orden
legislativa.
Lo que se ofrece es una solución con la que pretende superar contradicciones que se adjudican al sistema
normativo, argumentando que no es posible admitir que la misma conducta esté a la vez prohibida y
ordenada por el mismo orden jurídico. Predicando en favor de un sistema coherente, se dice que la
impunidad de quien actúa en cumplimiento de un deber no debe ser resuelta como lo hace la doctrina
dominante en el plano de la justificación, sino ya en el de la tipicidad.
II. Distintos supuestos
Quienes defienden este punto de vista, ofrecen el ejemplo del oficial de justicia que en cumplimiento de una
orden de secuestro se apodera de bienes del demandado, en el que no sería posible sostener que su
comportamiento sea típico, porque cuando el legislador sancionó el tipo de hurto (art. 162, CPen.), no tuvo
en modo alguno la intención de captar acciones que, como la de este caso, está ordenada por otra norma
jurídica. Otro correctivo que requeriria la tipicidad legal estaría dado por la verificación de si se ha afectado
un bien jurídico, cuya protección es lo que otorga sentido a la orden del legislador. De allí se deduce la
atipicidad penal de quien pese a haber realizado el comportamiento descripto en el tipo, no lesionó ni puso en
peligro el bien jurídico tutelado.
A la misma solución llega a la teoría de la tipicidad conglobante en los supuestos de aplicación del principio
de insignificancia, que en algunos sistemas jurídicos comparados han merecido normas despenalizadoras
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expresas, como sucede por ejemplo con los hurtos de menor cuantía. Finalmente, resuelven en la misma
forma los supuestos de conductas adecuados a un tipo, que no resultan punibles por aplicación del principio
de autodeterminación (art. 19, CN)
III. Consecuencias de política criminal
Advertimos en su momento que la teoría de la tipicidad conglobante no podía ser descalificada con el
argumento de que los mismos efectos de impunidad se obtienen resolviendo el conflicto en el plano de la
antijuridicidad como lo hace la opinión dominante, ya que esa argumentación se desentiende del significado
socialmente disvalioso que implica la tipicidad. No tiene la misma entidad para el orden jurídico una
conducta atípica, que un comportamiento típico aunque esté justificado. Es por ello que en el ejemplo oficial
de justicia, no sería lo mismo absolver por atipicidad, que justificar su comportamiento aplicando la norma
que regula el cumplimiento de un deber (art. 34, inc. 4º, CPen.). Pero la evaluación de cualquier innovación
en el sistema de la teoría del delito no se agota con la exigencia de que la proposición resulte coherente, ya
que es necesario además considerar la utilidad de sus consecuencias desde la óptica de la política criminal.
Desde esa perspectiva, la capacidad de rendimiento de este punto de vista, debe surgir de comparar los
efectos que produce la afirmación de que quien obra en cumplimiento de un deber realiza un
comportamiento que carece de tipicidad (conglobante) en vez de resultar justificado (art .34, inc. 4º, CPen.).
(i) Admitiendo entonces que ontológicamente no son asimilables los comportamientos penalmente
irrelevantes (atípicos) a los jurídicamente permitidos (justificados), lo decisivo no es que se trate de acciones
diversas, sino verificar si la innovación genera consecuencias prácticas, y en su caso si las mismas son
plausibles.
(ii) En este sentido, puede negarse la utilidad de esta teoría cuando se considera los tipos que contienen
elementos normativos. Así por ejemplo, desde la perspectiva de la teoría de la tipicidad conglobante se
sostiene que no corresponde aplicar la norma contenida en el art. 34, inc. 4º, 1ª hipótesis, CPen., Cuando en
cumplimiento de una orden judicial de secuestro (art. 231, CPPN) un oficial de justicia se apodera de bienes
del imputado, pues no incurre en hurto (art. 162, CPen.) Siendo el comportamiento atípico, porque si no lo
hiciese incurriría en un delito de incumplimiento de sus obligaciones funcionales (art. 249, CPen.). Pero en
realidad, la descripción del tipo de hurto incrimina el apoderamiento de cosas muebles ajenas siempre que
sea ilegítimo (art. 162, CPen.), Lo que permite concluir que el comportamiento del oficial de justicia no es
típico, sin necesidad de acudir a la teoría de la tipicidad conglobante, lo que en general sucede en todos los
tipos que contienen elementos normativos.
(iii) Tampoco se observa que esta teoría ofrezca soluciones, pese a que la innovación debería producir
efectos en el tratamiento de los errores relativos al deber jurídico que incumbe al autor, pues no se
consideran errores de tipo sino de prohibición. Adviértase que sus partidarios admiten que los errores sobre
la tipicidad conglobante constituyen por regla errores de prohibición y sólo excepcionalmente errores de tipo,
siendo estos últimos los casos de errores sobre la dominabilidad y la naturaleza no banal del aporte.
En consecuencia, en la medida en que se reconoce que los aspectos de la tipicidad conglobante que hacen
sólo a la antinormatividad no necesitan ser abarcados por el dolo, con lo que un error a su respecto será de
prohibición, es inevitable concluir que con la adopción de este punto de vista no se obtienen consecuencias
distintas a las de la doctrina dominante.
4- CLASES DE TIPOS. CLASIFICACIÓN SEGÚN DIFERENTES CRITERIOS.
I. POR SU AUTONOMÍA: TIPOS BÁSICOS Y DEPENDIENTES
1) El tipo fundamental destinado a la protección de un bien jurídico recibe el nombre de tipo básico,
norma que dictaminar una sanción que el autor efecto de acuerdo a una escala que el juez
individualizará, que permite deducir la jerarquía que el bien tutelado tiene para el orden jurídico.
Así, en el derecho argentino el tipo básico que protege la vida humana es el homicidio simple, donde
la descripción del comportamiento prohibido consiste en matar a otro, conducta para la que se
analizará una escala de punibilidad de ocho a veinticinco años de prisión (art 79, CPen.).

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2) Partiendo de la existencia de un tipo básico, el legislador puede prever tipos dependientes que
otorgan protección al mismo bien jurídico, reproduciendo el comportamiento prohibido, pero
agregando una característica especial. Ejemplos de tipos dependientes son: (i) el homicidio cometido
por precio o promesa remuneratoria, cuya pena es reclusión o prisión perpetua (art. 80, inc. 3 °,
CPen.); y (ii) el que "matare a otro, encontrándose en estado de emoción violenta y que las
circunstancias hicieren excusable", a quien se debe imponer reclusión de tres a seis años o prisión de
uno a tres años (art. 81, inc. 1 °, a], CPen.).
Es característica común a todos los tipos dependientes carecer de autonomía, porque están subordinados a la
concurrencia del tipo fundamental, requisito que condiciona la subsunción en cualquier tipo dependiente.
Naturalmente, en caso de que la característica específica no concurra, corresponda subsumir el
comportamiento al tipo básico. Por ejemplo, si se acredita que el acusado no mató por precio ni en estado de
emoción violenta, su conducta de todos modos se adecua al tipo de homicidio simple (art. 79, CPen.).
Existen dos especies de tipos dependientes:
(i) Calificados (agravados): que son aquellos en los cuales la característica que se añade al supuesto básico
recibe el nombre de agravante y fundamenta un aumento de la escala de punibilidad. Así, que la acción de
matar haya sido cometida por precio o promesa remuneratoria es una agravante del homicidio, que
fundamenta la imposición de una pena de reclusión o prisión perpetua (art. 80, inc. 3 °, CPen.).
(ii) Privilegiados (atenuados): son, por el contrario, los tipos que añaden una característica que producen
una disminución de la escala del tipo básico. La emoción violenta, en las circunstancias previstas en la norma
(art. 81, inc. 1º, a], CPen.) Es una atenuante del homicidio, cuyo efecto es que la punibilidad disminuya a una
escala de reclusión de tres a seis, o prisión de uno a tres años.
Criterios de racionalidad vinculados a la teoría retributiva de la pena, condicionan la legitimidad de las
agravantes y atenuantes, a que encuentren fundamento en que la conducta tiene un mayor (o menor)
contenido de injusto, o que setrate de circunstancias que justifican un aumento (o disminución) de la
culpabilidad.
II. POR LAS CARACTERÍSTICAS DE LA ACCIÓN: TIPOS DE RESULTADO Y DE ACTIVIDAD
1) Los tipos de resultado son aquellos cuya estructura comprende una acción y un resultado material
(externo), que están vinculados por un nexo (imputación objetiva), como sucede por ejemplo con el
homicidio, pues además de la acción, el tipo requiere la muerte de la víctima (art. 79 CPen.). Es
también el caso del delito de daños, que se consuma cuando el autor destruyere, inutilizare, hiciere
desaparecer, o de cualquier modo dañare (movimientos corporales típicos) una cosa mueble o
inmueble o un animal (objeto de la acción), total o parcialmente ajeno (art. 183, CPen.). En los tipos
de resultado, el efecto material ilícito puede ser (i) instantáneo como en el caso del homicidio (art.
79, CPen.); o (ii) permanente, lo que sucede cuando el resultado lesivo se prolonga en el tiempo a
voluntad del autor, como sucede en la privación ilegal de la libertad (art. 141, CPen.). Un tipo de
resultado admite tentativa, lo que se verifica cuando el autor realiza el movimiento corporal y el
resultado no se produce, supuesto en el cual existe la posibilidad de formulario imputación por delito
tentado, siempre que concurran todos los extremos previstos en la norma correspondiente (art. 42,
CPen.).
2) Un tipo es de pura actividad cuando queda consumado por la simple acción desarrollada por el
autor, como por ejemplo sucede con el delito de falso testimonio, ya que la norma reprime al
"testigo, perito o intérprete que afirmare una falsedad o negare o callare la verdad, en todo o en
parte, en su deposición, informe, traducción o interpretación, hecha ante la autoridad competente
"(art. 275, CPen.). En esta modalidad típica no es posible la tentativa, porque el resultado coincide
(se agota) con la actividad del sujeto.
III. POR LA INTENSIDAD DE AFECTACIÓN DEL BIEN JURÍDICO: TIPOS DE LESIÓN Y DE
PELIGRO
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1) En los tipos de lesión la consumación supone la lesión del bien jurídico protegido, como el
homicidio que requiere la muerte de la víctima (art. 79, CPen.), O la estafa que exige que el sujeto
pasivo haya sufrido un perjuicio patrimonial (art. 172, CPen.). Los tipos de lesión pueden ser de
resultado (como el homicidio o la estafa) o de actividad. Así por ejemplo, la actividad realizada por
el testigo que afirma una falsedad, lesiona el buen funcionamiento de la administración de justicia,
que es el bien jurídico que protege el tipo de falso testimonio (art. 275, CPen.).
2) Los tipos de peligro sólo exigen que el bien jurídico haya sido supuesto en peligro, pudiendo
presentarse dos modalidades:
(i) El peligro puede ser concreto, cuando el bien debe correr un peligro real, como sucede con el abandono
de personas, pues la consumación supone poner "en peligro la vida o la salud de otro, sea colocándolo en
situación de desamparo, sea abandonando a su suerte a una persona incapaz de valerse ya la que deba
mantener o cuidar oa la que el mismo autor haya incapacitado " (art. 106, párr. 1 °, CPen.).
(ii) En cambio, un delito es de peligro abstracto, cuando el tipo describe una conducta que por su sola
comisión representa un peligro, según la experiencia general, como en el caso del delito de envenenar o
adulterar aguas u otras sustancias. Adviértase que la consumación alcanza al que "envenenare o adulterare,
de un modo peligroso para la salud, aguas potables o sustancias alimenticias o medicinales, destinado al uso
público o al consumo de una colectividad de personas" (art. 200, párr. 1 ° , CPen.).
POR LAS EXIGENCIAS REQUERIDAS PARA SER AUTOR: TIPOS GENERALES Y
ESPECIALES:
1) Son tipos comunes (generales) los que pueden ser cometidos por cualquier persona, como es el caso
de los delitos de homicidio (art. 79, CPen.), Hurto (art. 162, CPen.), Estafa (art. 172, CPen.), y la
gran mayoría de los contenidos en la parte especial del Código Penal.
2) Los tipos especiales exigen una determinada calidad en el autor, por lo que no pueden ser realizados
por cualquier persona, debiéndose distinguir entre (i) tipos especiales propios como la malversación
de caudales públicos, cuya comisión exige la calidad de funcionario (art 260 CPen.); y (ii) tipos
especiales impropios: en los que la calidad especial del autor no es requisito del tipo básico, pero
opera como agravante, como sucede con el delito de parricidio (art. 80, inc. 1º, CPen.)
EN FUNCIÓN DEL NÚMERO DE BIENES JURÍDICOS PROTEGIDOS: TIPOS SIMPLES Y
COMPUESTOS.
1) Un tipo es simple cuando tutela un solo bien jurídico, como, por ejemplo, el homicidio que protege
la vida humana (art. 79, CPen.)
2) Son tipos compuestos los que están destinados a dar protección a más de un bien jurídico, como por
ejemplo el delito de extorsión (art. 168, CPen.), pues sin perjuicio de su perfil de delito patrimonial,
también lesiona la libertad de la víctima.
SEGÚN SE INDIVIDUALICE O NO TOTALMENTE LA CONDUCTA PROHIBIDA:
1) Tipos cerrados: en donde el juez tiene todos los elementos dentro de tipo penal para determinar
dicha conducta (ejemplo homicidio)
2) Tipos abiertos: en donde el juez deberá utilizar reglas generales fuera del tipo penal, para
individualizar la conducta (ejemplo art 84 en donde el juez debe analizar en el caso concreto el deber
de cuidado que tenía a su cargo el autor, para así poder cerrar el tipo)
B- TIPO OBJETIVO.
El tipo objetivo es la manifestación de la voluntad en el mundo físico requerida por el tipo.
De esta forma podemos decir que es la descripción del tipo a través de sus elementos:
- Elementos permanentes: presentes genéricamente en todos los tipos. Son los sujetos activo y
pasivo, la acción y el resultado en los tipos de resultado.

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- Elementos ocasionales: presentes solo en delitos específicos (ya sean elementos descriptivos o
normativos.
5- ELEMENTOS PERMANENTES.
SUJETO ACTIVO
A) AUTOR
Es la persona que realiza la conducta prevista en el tipo, pero se debe distinguir entre (i) la autoría directa ,
que se presenta cuando la acción típica ha sido ejecutada personalmente por el sujeto en propia mano; (ii) la
autoría mediata , en la que el hecho típico no ha sido realizado personalmente, como sucede cuando el
sujeto activo utiliza otra persona a la que convierte en mero instrumento; y (iii) la coautoría , situación en la
que la acción típica se comete la conjunción de varias personas mediante, o sea que el resultado se alcanza
por la actividad de más de una persona. En la mayoría de los casos la descripción típica, que el hecho sea
cometido por un solo autor, como sucede con los delitos de homicidio (art. 79, CPen.), Hurto (art. 162,
CPen.) O estafa (art. 172, CPen.), Por lo que existe coautoría cuando concurre más de un sujeto activo.
Distinta es la situación cuando el tipo describe un delito de encuentro, en los que la norma exige que
necesariamente el hecho sea ejecutado por más de una persona, como sucede con el duelo (art. 97, CPen.) O
los matrimonios ilegales (art. 134, CPen.).
B) POSICIÓN DE GARANTE
Llevamos dicho que, en orden a las exigencias requeridas para ser autor de un delito, los tipos pueden ser
comunes, cuando la descripción permite que sean cometidos por cualquier persona, o especiales cuando la
calidad de autor está acotada a determinadas personas.
Siempre se consideró que pertenecen al segundo grupo, aquellos tipos en los que la calidad de autor está
restringida a sujetos que son destinatarios de un deber de garantía, como es el caso de los delitos impropios
de omisión. Esa caracterización en función de la posición de garante, ha sido proyectada por la doctrina
contemporánea a todos los tipos penales.
Cualquiera sea la modalidad típica que se considere, la posición de garante siempre fundamenta la autoría,
toda vez que: (i) si se trata de un tipo especial, la posición de garante tiene origen en la posición institucional
que determina el deber de garantía del autor, como sucede con la calidad de persona que tiene a su cargo el
manejo, la administración o el cuidado de bienes o intereses ajenos, como sucede con la administración
fraudulenta (art. 173, inc. 7 °, CPen.); y (ii) cuando entra en consideración un tipo común, la posición de
garante se encuentra fundamento en la realización misma de la acción.
SUJETO PASIVO (víctima)
Es el titular del bien jurídico tutelado por la norma penal, debiendo aclararse que en algunas ocasiones el
sujeto contra el que se dirige la acción típica no coincide con la víctima del delito. Así por ejemplo, cuando
el autor consuma una estafa logrando que el cajero de un negocio le entregue una suma de dinero mediante
engaño, la acción fue dirigida contra el cajero, pero el sujeto pasivo (víctima) es el dueño del negocio porque
es quien sufrió el perjuicio patrimonial (art. 172 CPen.).
Este tipo también puede ser común o calificado, como por ejemplo cuando la víctima debe ser un
ascendiente, o sucede con la norma que incrimina al que promoviere o facilitare la corrupción de menores,
que establece que la víctima debe ser menor de dieciocho años (art. 125, CPen. )
ACCION.
Es el comportamiento típico, habitualmente descripto mediante un verbo, como por ejemplo matar (art. 79,
CPen.), Apoderarse (art. 162, CPen.), Despojar (art. 181, CPen.), Destruir, inutilizar, hacer desaparecer o de
cualquier modo dañar (art. 183, CPen.), que recibe el nombre de núcleo del tipo.

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Existen tipos penales que como el homicidio (art. 79, CPen.) Contienen una descripción que sólo analiza el
núcleo, pero hay otros que prevén referencias es decir que el legislador además del verbo describe
referencias que condicionan la adecuación, siendo en consecuencia elementos ocasionales.
RESULTADO EN LOS DELITOS DE RESULTADO.
Es el cambio en el mundo exterior imputable al autor.
¿Cuándo puede el resultado ser atribuido al autor? Cuando existe una relación de causa a efecto entre la
acción del autor (movimiento corporal) y la producción del resultado.
Al analizar esa relación vemos si el resultado (daño o peligro) es causado por la acción del autor y si lo es,
dicho autor será responsable del resultado. Pero a veces no es tan sencillo por ejemplo yo hago un disparo
(acción) hiero levemente a una persona y esta es trasladada a un hospital, luego el hospital se incendia y el
herido muere quemado, ¿es mi acción causa de ese resultado?
A la producción del resultado han concurrido varias circunstancias o condiciones: la acción de disparar, el
incendio del hospital. etc, por tanto, se deberá establecer cuál de esas condiciones es la causa del resultado.
Para solucionar este problema surgieron varias teorías siendo la teoría de la imputación objetiva la que se
aplica actualmente.
TEORIAS SOBRE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD ENTRE LA ACCION Y EL RESULTADO.
1) TEORIA DE LA EQUIVALENCIA DE CONDICIONES.
Para saber si un hecho es condición se lo elimina mentalmente (supresión mental hipotética) y:
- Si el resultado no se produce el hecho es condición del resultado.
- Si en cambio, al suprimir el hecho, vemos que el resultado se habría producido igual, se considera
que no es causa del resultado.
Todas las condiciones tienen el mismo valor (son equivalentes) por eso para que al hombre se le pueda
imputar un resultado, basta que el haya hecho o puesto alguna de esas condiciones. Todo resultado es
producto de varias condiciones.
Critica: el hombre sería responsable hasta el infinito, ya que no admite que pueda haber una concausa o
sea alguna condición que pueda hacer desaparecer la relación de causalidad entre la acción del hombre y
el resultado.
Ejemplo al aplicar esta teoría:
- Si yo hiero levemente a una persona (condición puesta por el autor) la cual es llevada al hospital,
luego el hospital se incendia (concausa) y el herido muere (resultado) mi acción conforme a la teoría
es causa del resultado: yo soy autor de la muerte y no se admite que otra condición (concausa: el
incendio) pueda eliminar el nexo causal entre mi acción y el resultado.
- Un hombre debe viajar en avión el lunes, pero un auto lo atropella causándole lesiones y a raíz de
eso el viaje se demora unos días y viaja el jueves, el avión cae y el viajero muere, conforme a esta
teoría el autor de la muerte del viajero seria el conductor del auto que lo lesionó.

2) TEORIA DE LA CAUSA EFICIENTE:


De todas las condiciones solo será causa aquella que sea más eficiente y eficaz, para lograr la producción
del resultado.
Critica: en la práctica establecer esto es muy difícil y además en muchos casos la causa eficiente no
coincide con la que puso el verdadero autor del acto.
Ejemplo: una persona pone a otra para matarla en una jaula de un león. Si aceptamos la teoría se daría
absurdo de que el que encerró al otro no sería autor, dado que la causa eficiente para matar, sería el león.
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3) TEORIA DE LA CAUSA PROXIMA.
Es causa la condición que está más próxima al resultado, la que constituye la última condición.
Ejemplo: en el caso del hospital, el incendio seria la causa última, o la más próxima al resultado.
Critica: en muchos casos la causa más próxima no coincide con la que puso el verdadero autor, asi por
ejemplo en el caso del que es encerrado en la jaula del león, la causa última o próxima seria el león,
dándose el absurdo de que quien lo encerró no sería autor ni responsable. Quien para matar a un enemigo
le da el arma a un loco, y lo incita contra aquel, debe ser considerado autor, pero según esta teoría autor
seria el loco.
4) TEORIA DE LA CAUSA ADECUADA.
Las condiciones no son todas equivalentes, solo será causa la condición que regularmente conduzca a la
producción de ese resultado.
Ejemplo:
- Cuando uno encierra a alguien en la jaula de un tigre lo normal es que el león lo mate, por tanto,
encerrar a alguien en la jaula del tigre es una causa adecuada para matarlo y en consecuencia el que
encerró al otro es autor del homicidio.
- En cambio, si alguien hirió levemente a una persona y esta luego muere quemada a raíz del incendio
del hospital el que hirió levemente no es autor del homicidio, ya que no es normal que por una herida
leve alguien muera quemado. El autor del homicidio será el que incendio el hospital.
Esta teoría admite la concausa: cuando un hecho al darse junto con la acción del hombre produce
consecuencias que no son las que normalmente debían ocurrir: (ej el incendio del hospital, es una
concausa) rompiendo la relación causal entre el resultado y la acción del hombre quien no es visto como
autor del resultado.
Critica: ¿Cómo se hace para saber si por una acción determinada es normal que se produzca
determinado resultado? Hay distintas posturas:
a) Colocándose en el lugar del actor y viendo si conforme a las circunstancias que el conocía era
previsible o no que se produjese el resultado: si era previsible se considera normal la producción del
resultado.
b) Considerando si el resultado era previsible para un hombre normal o sea para cualquiera.
c) Los especialistas peritos deben decir si normalmente esa acción produce ese resultado.

5) TEORIA DE LA CAUSA TIPICA.


Si la conducta del agente concuerda con la definición del verbo del tipo legal será causa del resultado.
Ejemplo: en el homicidio el verbo es matar, se determina en que consiste matar, se analiza la conducta y
si concuerda con dicha definición será causa del resultado.
Critica: excluye los delitos de actividad, en donde se castiga el solo hecho de la actividad del agente,
aunque no haya resultado.
6) TEORIA DE LA IMPUTACION OBJETIVA.
Se va a atribuir el resultado a la acción siempre que se cumplan dos requisitos:
1) Que la acción haya creado el peligro de que se produzca el resultado
2) Que este resultado consista en la producción de ese peligro.
El clásico ejemplo es el del conductor que yendo a la velocidad permitida lesiona levemente a un peatón:
la acción del conductor no creo el peligro prohibido de que se lesione al peatón ya que existe un riesgo
permitido propio de utilizar un auto en la velocidad permitida.
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Podemos decir entonces que no son penadas:
- Las acciones que producen resultados inevitables
- Las acciones que benefician al bien jurídico o que disminuyen el peligro que corre.
¿Qué ocurre cuando el bien jurídico protegido ya estaba en peligro antes de la acción cometida por el
agente?
a) La pérdida fuera segura: en estos casos se aplica la aceleración de causalidad o la causalidad de
reemplazo.
Aceleración de causalidad: ejemplo quien con la intención de matar empuja a un precipicio a quien
ya había tomado dosis de veneno. En este caso, aunque la acción conducía al resultado muerte, este
resultado se habría producido igualmente, por ende al autor se le puede imputar tentativa de
homicidio
Causalidad de reemplazo: ejemplo quien con la intención de matar le da una dosis letal de veneno a
una persona a la que un tercero ya le había suministrado otra dosis igual de veneno previamente el
resultado muerte no se le puede atribuir porque era algo inevitable. Se le imputa solo la tentativa de
homicidio.
Criticas:
- En el primer ejemplo la causa de la muerte fue el empujón al precipicio y no el veneno
- En el segundo ejemplo como los dos envenenaron a la víctima se les debe imputar homicidio
consumado por igual sin importar el orden de sus acciones.
b) Que la perdida no fuera segura: si bien hubo una situación de peligro antes de la acción no se puede
afirmar que el bien se habría lesionado inevitablemente
6-ELEMENTOS OCASIONALES, DESCRIPTIVOS Y NORMATIVOS.
Los elementos ocasionales que contienen algunos tipos, de cuya concurrencia también depende de la
subsunción, pueden ser descriptivos o normativos.
DESCRIPTIVOS.
Los elementos descriptivos, son aquellos cuya percepción se puede realizar a través de los sentidos, sin
necesidad de ninguna valoración, pudiendo contener las siguientes referencias:
A) AL OBJETO: Es habitual en los delitos de daño efectivo, como por ejemplo sucede en los tipos de
hurto y robo, que exigen que el objeto del apoderamiento sea una cosa mueble (arts. 162 y 164,
CPen.).
B) AL MEDIO: Existe esta referencia cuando la tipicidad depende de que la acción haya sido ejecutada
con medios específicamente previstos, por lo que, aunque se produce el resultado, el
comportamiento será atípico si el autor no utilizó ese medio. En estos casos, la utilización del medio
de referencia, fundamenta la incriminación del comportamiento. Así, por ejemplo, para que el
apoderamiento de una cosa mueble ajena realice el tipo de robo, es necesario que el autor haya
obrado con fuerza en las cosas o violencia física en las personas (art. 164, CPen.). Puede ocurrir
también que la utilización de ciertos medios de ejecución no sean requeridos por el tipo básico, pero
operen como fundamento de la existencia de un tipo agravado como sucede con el hurto, cuyo tipo
básico no contiene ninguna referencia al medio (art. 162, CPen.), Pero cuando es llevado a cabo con
ganzúa, llave falsa u otro instrumento semejante, concurre un supuesto de hurto calificado que
desplaza al básico (art. 163, inc. 3º, CPen.)
C) AL LUGAR: Es el caso de los delitos que deben ser cometidos en determinado lugar, como por
ejemplo sucede con una de las modalidades de robo calificado, pues se aumenta la escala penal
cuando el hecho es cometido en despoblado (art. 167, inc. 1º, CPen .)
D) AL MOMENTO: Ejemplo de esta referencia, es la modalidad de hurto calificado, que alude a que
la acción haya sido realizada "en ocasión de un incendio, explosión, inundación, naufragio, accidente
de ferrocarril, asonada o motín, o aprovechando las facilidades provenientes de cualquier desastre o
conmoción pública o de un infortunio particular del damnificado "(art. 162, inc. 2º, CPen.).
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NORMATIVOS.
Los elementos normativos no pueden ser captados por los sentidos, pues exigen una valoración que en la
mayoría de los casos es jurídica, es decir que hay que comprender el significado jurídico de ciertos
contenidos a través de definiciones jurídicas, pero que deben estar presentes para que se configure el tipo,
como ocurre por ejemplo con el delito de hurto, cuyo tipo exige que el objeto del apoderamiento sea una
cosa mueble ajena (art. 162, CPen.). Lo mismo sucede con expresiones cuya concurrencia requiere una
valoración normativa, como por ejemplo que el acto sea realizado por un funcionario público (art. 248,
CPen.), o por un testigo (art. 275, CPen.), Que el objeto sea un documento (art. 292, CPen.) o un cheque (art.
302).
La observación puede permitir saber que el hecho ha sido protagonizado por una persona, pero la
determinación de que se trata de un funcionario o de un testigo requiere de valoraciones normativas. Lo
mismo sucede con determinados objetos, pues aunque sea posible captar mediante los sentidos que se trata
de un papel, para establecer que se trata de un documento o un cheque, se requiere del auxilio del derecho.
En otros tipos, la valoración que se exige es de índole cultural, como ocurre con la norma que califica el
abuso sexual, en circunstancias en que el autor se aprovechó de la inmadurez sexual de la víctima (art. 120,
CPen.), Circunstancia cuya concurrencia tampoco es factible mediante percepción sensorial, pero en la que
no se trata de averiguar la significación jurídica de la exigencia típica, sino de buscar un criterio rector
utilizando pautas de cultura que existen en la sociedad en el momento de comisión del hecho
C- TIPO SUBJETIVO.
Con fundamento en que cuando sanciona el tipo el legislador no sólo decide bajo qué condiciones se cumple
el tipo objetivo, sino también cuál debe ser el contenido de los conocimientos que dan lugar al dolo del autor,
la tipicidad del delito doloso no depende solamente de la adecuación de la conducta a la descripción de sus
aspectos externos, sino también de la intención del autor. Así, la subsunción requiere además de considerar
lo que el sujeto hizo (tipo objetivo), y también que haya querido realizarlo (tipo subjetivo).
El objeto de conocimiento del tipo subjetivo está referido a fenómenos que suceden en la conciencia del
autor, por lo que lo integran el dolo con sus elementos intelectual y volitivo, los especiales elementos de la
autoría y los elementos del ánimo, habiéndose tradicionalmente establecido una tajante distinción con los
delitos culposos.
7- DOLO. CONCEPTO.
Es el principal elemento del tipo subjetivo y se define como el conocimiento (saber lo que se está haciendo y
llegar al resultado) y la voluntad (intención) de realizar el tipo objetivo.
De esta forma podemos decir que el dolo tiene dos elementos:
El elemento intelectual- el conocimiento.
El elemento volitivo- la voluntad)
ELEMENTOS.
ELEMENTO INTELECTUAL EL CONOCIMIENTO.
Para poder afirmar que el autor obro dolosamente es necesario que se haya conocido todos los elementos
permanentes y ocasionales que componen la estructura del tipo objetivo. Este elemento del dolo presupone
que previamente se ha afirmado la concreción del tipo objetivo, solo tiene sentido preguntar si el autor sabía
que mataba si ha quedado establecido que mató.
1. Ámbito de conocimiento. Este elemento del dolo requiere que el sujeto haya tenido conocimiento de
todos los elementos objetivos contenidos en el tipo legal: el autor debió saber que en su mano portaba
un arma de fuego, que lo que tenía en frente al momento de disparar era un ser humano, y que al
accionar el arma causaba la muerte de la víctima. Si por cualquier motivo el sujeto desconocía
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cualquiera de esas circunstancias no se puede afirmar que obro dolosamente. Si por ejemplo creía que
el arma era de juguete y su finalidad era hacer una broma no obró dolosamente porque al ignorar que el
arma que tenía era verdadera no sabía que estaba matando.
El desconocimiento de algún elemento del tipo objetivo no necesariamente elimina la
responsabilidad penal ya que es posible imputar al autor un delito culposo. Lo que ese
desconocimiento elimina siempre es el dolo.
Por ello la importancia de la tarea de determinar el comportamiento prohibido que efectúa el
legislador en el tipo objetivo no se limita a la mera descripción de la conducta, sino que además está
fijando el ámbito del dolo. El legislador determina que elementos debe conocer el autor para que se
pueda afirmar que su conducta es dolosa.
Este elemento es esencial ya que sin el no será posible verificar la voluntad de realización, solamente
se tiene la voluntad de realizar una acción en la medida en que se sepa que acción se está
cometiendo.
A los efectos del dolo no es necesario que el sujeto sepa que su acción es contraria a derecho, el
conocimiento o ignorancia de la prohibición son datos ajenos al concepto de dolo. Quien obra con
intención, aunque no sepa que la conducta que realiza es contraria a derecho obra con dolo. Ello no
significa que el derecho ignore estas situaciones, los efectos del error de prohibición se consideran
en el plano de la culpabilidad.

2. Requisitos. Para que pueda afirmarse que el autor obro con dolo el conocimiento debe reunir ciertas
características:
1) La imputación por delito doloso requiere acreditar un conocimiento efectivo y no meramente
potencial, porque es preciso que el autor haya sabido realmente, que realizaba los componentes del tipo
objetivo, siendo insuficiente predicar que tuvo la mera posibilidad de haberlos conocido. Así, quien al salir
de caza con un amigo, le dispara creyendo que lo que se movía detrás de un árbol era un animal, no obra
dolosamente aunque se pruebe que tuvo posibilidad de averiguar que el movimiento no lo generaba el animal
sino el otro cazador.
2) El conocimiento debe ser además actual, lo que concreta la exigencia de que el autor haya sabido que
realizaba el tipo objetivo, en el preciso momento de realizar la acción. En consecuencia, resultan
completamente irrelevantes tanto un conocimiento anterior como posterior al hecho cometido. Es
insuficiente que antes del disparo, el cazador del ejemplo supiera que su amigo se movía detrás del árbol,
pues no hubo dolo si en el preciso momento en que accionó el arma, creía que allí estaba el animal. En
consecuencia: 1) un conocimiento previo no permite fundamentar un obrar doloso, sin perjuicio de que se lo
tenga en cuenta para imputar homicidio culposo (art. 84, CPen.) al cazador, pues evidencia que obró en
infracción al deber de cuidado; y 2) tampoco hay dolo, si con posterioridad al disparo, el cazador tomó
conciencia de que en realidad lo había efectuado contra su amigo. Es que como el dolo debe existir en el
momento del hecho, no se puede formular la imputación en un dolo posterior (subsequens).
3) El conocimiento también debe comprender las circunstancias atenuantes y agravantes, por lo que si
el comportamiento del autor realizó objetivamente un tipo dependiente, la aplicación de las agravantes o
atenuantes previstas en la ley, requieren que el autor además de captar los elementos del tipo básico, conozca
las circunstancias que prevé el tipo dependiente. Como tanto las agravantes como las atenuantes deben ser
conocidas (captadas por el dolo) por el autor, un error excluye la tipicidad subjetiva del tipo dependiente,
debiendo imputarse el tipo básico. Así: 1) si el homicida ignoraba que la víctima era su padre, ese
desconocimiento impide subsumir su conducta en el tipo de homicidio calificado por el vínculo (art. 80, inc.
1º, CPen.), debiendo formularse la imputación por homicidio simple (art. 79, CPen.); 2) si quien practicó el
aborto creía erróneamente que contaba con consentimiento de la embarazada, la conducta no puede ser
subjetivamente subsumida en el tipo del art. 85, inc. 1º, CPen., sino en el del art. 85, inc. 2º, CPen.
4) Naturaleza del conocimiento. Según la doctrina dominante, el modo de conocimiento que se requiere
depende de la índole del elemento del tipo objetivo al cual está referido, por lo que en principio no ofrece
dificultades cuando se trata de un elemento descriptivo, pues se lo percibe por los sentidos. Los elementos

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normativos en cambio, exigen realizar una valoración para comprender su significado, sea mediante una
remisión al ordenamiento jurídico o a ciertas pautas culturales. Se comprende fácilmente que no puede
exigirse con el mismo nivel de precisión, que el autor perciba que la víctima es una persona, lo que puede
captar mediante la observación, que el conocimiento necesario para poder saber que el objeto que omitió
devolver es una factura conformada (art. 301 bis, inc. 3º, CPen.). Por ello, en el segundo caso, no es
necesario que el autor sepa que concurren los requisitos que la legislación mercantil exige para que un
documento sea considerado una factura conformada, lo que sería irracional ya que supondría que sólo los
abogados podrían cometer delitos dolosos que prevén elementos normativos. Por ello, para que exista dolo es
suficiente que el autor haya tenido respecto de esos elementos normativos un conocimiento vulgar, propio de
un profano. Es decir que respecto de estos elementos no se exige un conocimiento científico, sino lo que la
doctrina dominante enuncia como un conocimiento paralelo en la esfera del profano. B) Se ha criticado el
punto de vista de la doctrina dominante, según el cual se debe distinguir el conocimiento necesario para el
dolo, según se trate de elementos accesibles a la percepción sensorial porque describen objetos o procesos
del mundo real (descriptivos), o elementos portadores de un sentido no accesible a la percepción sensorial
(normativos). A la hora de formular los tipos, el legislador no sólo debe prever que se cumpla el tipo objetivo
en todos los casos en que deba aplicarse la correspondiente ley penal, sino que además debe cuidar que el
tipo objetivo exprese el injusto típico específico, lo que supone escoger la descripción que permita que lo
conozca el destinatario de la norma, con el mínimo posible de conocimiento de reglas empíricas y jurídicas
ELEMENTO VOLITIVO.
Para que se pueda afirmar que una conducta es dolosa es necesario que el autor haya conocido los elementos
del tipo objetivo y que haya querido realizarlo. La intención de realizar la conducta permite distinguir entre
tipos dolosos y culposos, en los primeros hay una completa coincidencia entre lo realizado y lo querido. En
cambio los segundos culposos se caracterizan por la ausencia de finalidad delictiva.
El elemento volitivo concurre cuando el autor ha querido realizar la conducta, lo que admite dos
modalidades: dolo directo y dolo eventual. Resulta necesario tenerlo en cuenta:
- Porque algunos delitos exigen siempre dolo directo.
- Porque al individualizar la pena quien obró con dolo eventual merece un trato menos severo.
CLASES DE DOLO.
1. Dolo directo e indirecto.
Hay dolo directo cuando el autor realiza la acción sabiendo exactamente el resultado que causara con ella,
en forma directa e incondicional. Ejemplo: si empujo a una persona desde un piso 20 lo hago convencido de
que morirá.
Hay dolo indirecto cuando el autor para cometer el dolo directo indirectamente causa otro resultado más.
Ejemplo: si para matar a mi vecino le incendio la casa siendo que toda su familia esta dentro muriendo todos
como consecuencia de mi actuar, se considera que respecto de mi vecino hay dolo directo (porque mi
intención era matarlo directamente a el) y respecto de toda su familia hay dolo indirecto (no era mi finalidad
matar a los demás pero sabiendo con seguridad que al incendiar la casa morirían lo hice igual para concretar
mi fin)
2. Dolo eventual.
A diferencia del dolo directo o indirecto aquí el autor realiza la acción considerando que el resultado de esta
puede llegar a realizarse (que cree que el resultado no es consecuencia necesaria de su acción, sino posible)
Ejemplo: quien vende algo teniendo dudas de que sea robado, y aun representándose esa posibilidad lo vende
igual sin importarle.
A diferencia de la culpa con representación en donde el autor se representa el resultado como posible pero
confía en que este no se produzca en el dolo eventual el autor se representa el resultado y quiere causarlo, no
le importa.

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8- LOS ESPECIALES ELEMENTOS SUBJETIVOS DE LA AUTORÍA.
A) Mientras en la mayoría de los hechos punibles lo único relevante en el ámbito del tipo subjetivo es el
dolo, algunos requieren la concurrencia de elementos subjetivos de la autoría, por lo que en esos casos la
tipicidad subjetiva no se agota en el conocimiento por el autor del tipo objetivo, pues se trata de delitos en los
que la especial finalidad del autor resulta relevante para caracterizar el contenido de ilicitud de su
comportamiento.
La imputación subjetiva en esos casos incluye además del dolo, ciertas intenciones o finalidades específicas
del autor, como sucede por ejemplo con el tipo de rapto, por el que se reprime al que sustrajere o retuviere a
una persona por medio de la fuerza, intimidación o fraude, con la intención de menoscabar su integridad
sexual (art. 130, párr. 1º, CPen.).
Como para la subsunción es necesario que además de haber obrado con dolo, el autor haya dirigido su
voluntad hacia la concreción de esa específica finalidad, la tipicidad subjetiva del rapto no sólo requiere que
el sujeto haya sabido que sustraía o se apoderaba de otra persona utilizando fuerza, intimidación o fraude,
sino que además lo haya hecho para menoscabar la integridad sexual de la víctima.
De no coincidir con esa descripción la conducta nunca podría ser subsumida en ese tipo, por lo que si el
apoderamiento de la persona no tuvo el propósito de menoscabar su integridad sexual no habrá tipicidad
subjetiva de rapto, lo que no significa que el hecho no resulte punible ya que puede haber realizado otro
delito, como una privación ilegítima de la libertad personal (art. 141, CPen.).
B) Los especiales elementos subjetivos de la autoría forman parte del tipo subjetivo y por ello, al igual que el
dolo, deben concurrir en el momento de comisión del hecho. Así, para la subsunción de la acción al tipo de
rapto es preciso que el autor haya tenido la intención de menoscabar la integridad sexual (art. 130, párr. 1º,
CPen.), en el momento en que sustrajo o retuvo a la víctima. Por el contrario, ese tipo no quedó consumado
si dicho propósito surgió con posterioridad.
Lo decisivo entonces, para tipificar el hecho como rapto, es que el autor haya tenido intención de
menoscabar la integridad sexual en el momento de la consumación, siendo irrelevante que luego tenga éxito
y logre su propósito, pues de todos modos el rapto quedó consumado en el momento en que la víctima quedó
privada de su libertad. Más aún: si ello sucede el autor habrá consumado otro delito, como por ejemplo
alguno de los abusos sexuales previstos en los arts. 119 y 120, CPen.
No necesariamente estos elementos subjetivos están expresamente previstos en la descripción que contiene la
norma. Así por ejemplo, a diferencia de lo que sucede en derecho comparado, el contenido del tipo de estafa
previsto en el derecho argentino (art. 172, CPen.) no alude expresamente que el autor haya obrado con ánimo
de lucro. Pese a ello, la opinión dominante en nuestro medio es que esa especial finalidad condiciona la
subsunción del tipo subjetivo de estafa.
C) En otros casos el elemento subjetivo de la autoría está previsto en un tipo dependiente, como sucede con
la norma que aumenta la punibilidad del homicidio cometido para preparar, facilitar, consumar u ocultar otro
delito o para asegurar sus resultados o procurar la impunidad para sí o para otro (art. 80, inc. 7º, CPen.), pues
la subsunción del comportamiento a este tipo calificado requiere la concurrencia de alguno de esos
propósitos, por lo que si fue otra la finalidad del autor, debe descartarse el tipo agravado y formularse
imputación por homicidio simple (art. 79, CPen.).
Elementos subjetivos del ánimo:
También pertenecen al tipo subjetivo, algunas referencias previstas en algunas descripciones que aluden a la
actitud o al ánimo del autor en el momento de comisión del hecho, como por ejemplo las reglas que califican
el homicidio cuando es cometido con alevosía (art. 80, inc. 2º, CPen.), o por placer, codicia, odio racial o
religioso (art. 80, inc. 4º, CPen.). La mayoría de los autores consideran estos elementos del ánimo como una
categoría diferente, si bien suelen ser presentados conjuntamente como distintos supuestos de elementos
subjetivos del tipo

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9- EL ERROR DE TIPO. CONCEPTO. TIPOS.
Cuando al momento de cometer el hecho su autor desconocia algún detalle o circunstancia del tipo objetivo
se dice que existe error de tipo (evitable o inevitable) ya que desconocia lo que estaba haciendo.
Este error puede ser:
- Por ignorancia de algún elemento del tipo objetivo: falta el tipo, falta de conocimiento o,
- Por error: falsa representación del tipo, conocimiento falso (piensa que es una cosa cuando en
verdad es otra).
En ambos casos el dolo es excluido y sus grados son:
- Evitable: cuando el error es consecuencia de la negligencia o imprudencia del autor, al no haber
tenido el debido cuidado.
Ejemplo: matar al disparar un arma que creía descargada pero que no revisó si efectivamente estaba
descargada.
Se excluye el dolo pero deja subsistente la culpa (es decir que en el ejemplo, seria delito de
homicidio culposo). Si el delito doloso no existe como culposo no se le imputa nada.
- Inevitable o invencible: cuando no podría haber previsto y en consecuencia evitado el error, por
mas cuidado que hubiera puesto.
Ejemplo: Cuando en una obra de teatro un actor simulando que mata a otro actor le dispara
suponiendo que el arma tenia balas de fogueo, pero en realidad estaba cargada con balas de verdad
por el utilero, quien quería que el actor al que le dispararon muriera. En este caso el actor que
disparo nunca podría suponer que el arme tenia balas de verdad.
Cuando una persona le da a tomar a otra un medicamento recetado por un medico y resulta que dicho
medicamento contenia veneno, en este caso por mas cuidado que hubiera puesto habría sido
imposible darse cuenta.
El error de tipo inevitable excluye el dolo y cualquier otra forma de tipicidad.
EFECTOS.
El efecto de un error de tipo es siempre exlcuir el dolo, si bien es conceptualmente posible distinguir entre la
ignorancia, que se traduce en una ausencia total de conocimiento, y el error que implica una falsa
representación, para ambas situaciones se aplica la regla contenida en el art. 34, inc. 1º, CPen.
El error de tipo siempre excluye el dolo, pero otras consecuencias jurídicas difieren según haya sido o no
invencible para el autor.
Error de tipo inevitable: El error debe considerarse inevitable, cuando el sujeto por más cuidado que adopte
en el caso concreto nunca podría haberlo advertido, situación prevista en el art. 34, inc. 1º, CPen., que alude
al error o ignorancia no imputables.
Cuando el error se produjo pese a que se adoptaron las medidas de precaución y cuidado exigibles, no es
imputable al autor. Así por ejemplo, la embarazada que por prescripción médica tomó un tranquilizante que
tiene propiedades abortivas que no le habían sido informadas, actuó padeciendo un error insuperable, pues
jamás podría haber advertido que la sustancia mataría al embrión, ya que fue recetada por un médico.
El efecto de un error de tipo inevitable es excluir tanto el tipo doloso como el culposo. El primero como
consecuencia de que el autor no sabe lo que hace, y el delito imprudente porque la causa del error no puede
ser atribuida a su falta de cuidado.
Error de tipo evitable: se presenta cuando el autor desconoce que concurre un elemento del tipo objetivo,
como consecuencia de que obró con falta de cuidado, es decir que, a diferencia del anterior, aquí la causa de
su desconocimiento puede ser atribuida a su imprudencia o negligencia. Así por ejemplo, si el autor mató a la
víctima disparando un arma que creyó descargada, pero que no había revisado previamente.

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Siendo distintos los presupuestos de hecho que explican el error, sus consecuencias jurídicas son también
diversas: el error de tipo evitable sólo excluye el dolo, dejando subsistente la imputación por delito culposo,
siempre que la ley penal haya previsto el tipo culposo correspondiente, pues de lo contrario el
comportamiento es atípico.
Así, por ejemplo, si el autor realizó un homicidio como consecuencia de un error de tipo superable, queda
excluida la posibilidad de imputarle homicidio doloso (art. 79, CPen.), pero su comportamiento se adecua al
tipo de homicidio culposo (art. 84, CPen.). Pero si el autor cometió un daño en virtud de un error de tipo
vencible, la ausencia de dolo determina que su conducta no pueda ser subsumida en el tipo del art. 183,
CPen., debiendo quedar impune por atipicidad porque en el Código Penal argentino no existe ninguna norma
que incrimine el daño culposo.
EL ERROR DE TIPO EN EL CÓDIGO PENAL ARGENTINO
Debe considerarse superado el punto de vista de quienes, en el marco de la antigua distinción entre error de
hecho y de derecho, sostenían que por aplicación de la regla contenida en el art. 34, inc. 1º, CPen., en
derecho positivo argentino sólo era admisible invocar un error de hecho no imputable. Se admite actualmente
que la expresión hecho que se utiliza en referido art. 34, inc. 1º, CPen., no sólo hace referencia a las
circunstancias fácticas del delito, sino a todos los elementos que caracterizan un hecho punible, incluidos los
presupuestos normativos. Así, la expresión hecho no debe ser entendida como referida exclusivamente al
aspecto meramente fáctico del delito, sino al hecho punible en su totalidad.
Que ésa es la forma correcta para interpretar ese texto, deriva de la circunstancia de que en numerosas
ocasiones, el Código Penal argentino utiliza el término hecho como sinónimo de delito. Así por ejemplo, la
expresión delito empleada en los arts. 62, incs. 1º y 2º, 64 y 67, CPen., es equivalente al vocablo hecho al
que aluden los arts. 55, 56 y 62, incs. 3º, 4º y 5º, CPen. Así interpretado, el art. 34, inc. 1º, CPen., queda
referido a una representación falsa de cualquier elemento constitutivo del delito, sea el error de tipo o de
prohibición
DISTINCIÓN CON EL ERROR DE PROHIBICIÓN.
La doctrina dominante distingue entre error de tipo y error de prohibición. El primero se presenta cuando el
autor desconoce que su comportamiento esta prohibido por el derecho. Así por ejemplo, padece un error de
tipo la embarazada que desconoce que está tomando un abortivo; pero comete en cambio un error de
prohibición, la mujer extranjera que se somete a una intervención para interrumpir su embarazo, en la
creencia de que en el derecho argentino rige una regla igual a la de su país, donde esa acción no es punible
La embarazada del primer ejemplo no sabe que está abortando (no sabe lo que hace), en tanto que la del
segundo sabe que está interrumpiendo el embarazo pero cree que ello está permitido (sabe lo que hace, pero
desconoce su significación jurídica), por lo que en principio, esas dos situaciones, que son diferentes, tienen
distinta regulación jurídica.
Por ello en la teoría del delito ambos supuestos tienen distinta ubicación: mientras el error de tipo produce
efectos en el marco de la tipicidad, el error de prohibición es considerado en el ámbito de la culpabilidad.
La distinción entre error de tipo y de prohibición es doctrina dominante en el derecho argentino desde la
recepción del finalismo, pues antes se distinguía entre error de hecho y de derecho, clasificación que tiene
origen en el derecho romano, en una formulación habitualmente asociada a la inadmisibilidad del error iuris,
bajo la ficción de que el derecho se presume conocido, regla que recoge el derecho privado
Contrariamente a lo que sostuvo la doctrina argentina clásica, ni el error de tipo es sinónimo de error de
hecho, ni tampoco el error de prohibición equivale al error de derecho, ya que la innovación trascendió el
plano semántico, toda vez que supuso un cambio en la forma de apreciar cómo debían ser clasificados los
errores. La fórmula tradicional distinguía entre el error relativo a las circunstancias fácticas que rodean al
hecho (error de hecho), por oposición a los referidos a la valoración jurídica del comportamiento (error de
derecho). Aunque sea cierto que la mayoría de los errores antiguamente definidos como de hecho recaen
sobre elementos del tipo, como también que la mayor cantidad de los hoy llamados de prohibición eran
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definidos como errores de derecho, la identificación es incorrecta porque lo que ha cambiado es el criterio
para clasificarlos.
Un primer ejemplo se relaciona con los errores que recaen sobre elementos normativos del tipo. Así, un
comprador que luego de haber firmado el boleto de compraventa, pero antes de la escritura traslativa de
dominio y de la tradición, creyéndose dueño del inmueble ordena su demolición, realiza el tipo objetivo de
daño, padeciendo un error que recae sobre la ajenidad de la cosa, que es un elemento que describe el tipo del
art. 183, CPen. Este caso de error de tipo, sería considerado por la doctrina clásica como un error de derecho,
porque lo que el sujeto desconoce, es que de acuerdo con normas de derecho privado la firma de un boleto es
una promesa de venta, pero no transfiere la propiedad de bienes inmuebles. Se trata de un error iuris porque
no recae sobre un hecho, sino sobre normas jurídicas.
La situación inversa se plantea cuando el sujeto yerra sobre la concurrencia de un presupuesto objetivo que
da lugar a una causa de justificación. Quien mata a un sujeto creyendo ser agredido y luego se demuestra que
era una broma, padece un error pues obra en la falsa creencia de que su comportamiento está justificado por
legítima defensa (art. 34, inc. 6º, CPen.). Su error no es de tipo pues sabía que mataba, sino de prohibición
porque no sabía que ese homicidio era antijurídico, y consiguientemente debe ser considerado al analizar su
culpabilidad. La doctrina clásica apreciaría que el sujeto padeció un error de hecho, pues no se equivocó
sobre el contenido de ninguna norma, sino sobre el hecho de ser víctima de una agresión.
Consiguientemente, tanto el error de tipo como el de prohibición, pueden corresponder a las modalidades del
error de hecho o de derecho.
MODALIDADES DEL ERROR.
1) ERROR SOBRE EL NEXO CAUSAL
Cuando en los delitos de resultado no hay coincidencia entre la forma en que el autor se imaginó que iba a
suceder dicho resultado y la forma en que verdaderamente sucedió. Es decir que existe un error o desviación
en la relación de causalidad. Para llegar a excluir el dolo esa desviación debe ser esencial (es decir que el
autor no tuvo posibilidad de preverla) ya que si no lo es no excluirá el dolo.
Ejemplo: quiero matar a Ana, para lo cual la introduzco en una jaula de leones, pero a raíz de eso sufre un
paro cardiaco porque era enferma del corazón; si yo sabía que sufría del corazón la desviación no es causal,
por ende no se excluye el dolo, si yo no sabía de su enfermedad y el error sobre el nexo causal es esencial
(porque no tuve la posibilidad de prever la desviación) se excluye el dolo.
Consideración especial merecen los casos de consumación anticipada, en los que una desviación del nexo
causal genera que se produzca el resultado antes de lo previsto en el plan del autor, como sucede por ejemplo
si "A" para estrangular a "B" le inyecta previamente un somnífero para colocarlo en estado de inconsciencia,
pero la víctima muere descompensada por el efecto de la inyección. Corresponde en esos casos imputar
homicidio doloso, con fundamento en que la consumación se produjo cuando ya había comenzado la
ejecución de la acción típica, por lo que no debe ser considerada esencial una desviación que no va más allá
del marco establecido por la adecuación, por lo que no es merecedora de tutela la pérdida de la posibilidad de
desistir. Pese a que se ha objetado que en esos casos quien ha comenzado la ejecución no conoce las
condiciones del resultado, de modo que no se realiza ningún riesgo conocido por el autor, la doctrina
dominante acepta que si está iniciada la tentativa, se puede imputar la consumación anticipada a título
doloso, siempre que la desviación causal no haya sido esencial, de acuerdo a las reglas de la causalidad
adecuada.
Se ha señalado que no es lo mismo valorar la previsibilidad de un curso causal considerando la situación de
hecho que efectivamente ocurrió, que hacerlo sobre la base de la representación del autor. Para demostrarlo
ofrece Frister el siguiente ejemplo: "A" le sirve a "B" como almuerzo pescado con champiñones, siendo su
intención envenenar a "B" con los hongos, sin advertir que el pescado está podrido y por ello igualmente
envenenado. Si "B" rechaza los hongos y come sólo el pescado, muriendo por ello, objetivamente se habrá
realizado un riesgo adecuado y jurídicamente reprobado. Pero como "A" ignoraba que el pescado estaba

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podrido, su representación del hecho ocurrido, es decir la intoxicación fatal con pescado, quedaba fuera de
los límites de lo previsible según la experiencia general de la vida, sostiene que se debe imputar tentativa
2) ERROR EN LA PERSONA.
Cuando el sujeto incurre en error sobre la identidad de la víctima. Ejemplo: disparo contra Carlos y lo mato,
creyendo que en verdad era Luis, que es a quien quiero matar realmente.
Se le debe imputar directamente el delito cometido (homicidio doloso con respecto a Carlos) porque si bien
el resultado no es idéntico (mató a Carlos en lugar de Luis) jurídicamente es equivalente (quiso matar y
mató).
En este caso el error es irrelevante porque no recae sobre un elemento del tipo objetivo: como "A" sabía que
estaba matando a otra persona, lo que coincide con la descripción del tipo objetivo de homicidio (art. 79,
CPen.), la solución correcta es considerarlo autor de homicidio doloso consumado. La solución es la misma
en todos los casos en que el resultado típico es equivalente, porque como la identidad de la víctima no
pertenece al tipo objetivo, existe total coincidencia entre lo sucedido y lo que el autor esperaba.
3) ABERRATIO ICTUS.
Cuando por una desviación en el curso causal de la acción se produce un resultado que no es idéntico al
querido pero que jurídicamente es equivalente. Ejemplo: quiero matar a pedro apunto y disparo pero este se
desvía y mato a José. El error no está en la mente del autor, sino en el golpe –en el disparo- que se desvía.
En estos casos:
- Algunos autores consideran que se le debe imputar tentativa del delito fracaso –en este caso tentativa
de homicidio con respecto a juan- y culposo del delito cometido –en este caso homicidio culposo con
respecto a José-.
- Otros autores consideran que se le debe imputar directamente el delito cometido –en este caso
homicidio doloso de José- porque si bien el resultado no es idéntico jurídicamente es equivalente.

4) DOLO GENERAL.
Cuando el autor produce un resultado creyendo equivocadamente que ya lo había cometido (ej con la
intención de matar a juan lo atropello con el auto y creyéndolo muerto lo tiro al rio, pero juan no estaba
muerto sino desmayado y muere finalmente, ahogado y no atropellado).
En este caso se le imputa homicidio doloso basándose en que no existen dos hechos independientes –
tentativa de homicidio con homicidio culposo- sino que existe un dolo general, un actuar general, que causó
el resultado muerte.

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