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TEMA 4. LA TIPICIDAD.

1. INTRODUCCIÓN.
Una acción u omisión es delito si infringe el Ordenamiento Jurídico (antijuricidad) en la forma prevista por
los tipos penales (tipicidad) y puede ser atribuida a su autor (culpabilidad), siempre que no existan
obstáculos que impidan su punibilidad.
De estas 3 categorías, la primera categoría y más relevante jurídico-penalmente es la tipicidad que sirve,
además, como punto de referencia para los restantes elementos de la teoría del delito ya que sólo
comprobado que el comportamiento es típico, cabrá preguntarse si además es antijurídico o no y la
culpabilidad del autor.
Una acción u omisión, para que constituya delito, han de estar comprendidas en un tipo de injusto del
Código Penal. Esta afirmación es consecuencia del principio de legalidad que se recoge en el artículo 10 del
Código Penal: Son delitos las acciones y omisiones dolosas o imprudentes penadas por la Ley.

Del principio de legalidad se deriva directamente que una conducta humana solo puede ser castigada
cuando está prevista por un precepto que describe con claridad la conducta prohibida o exigida mediante
la conminación de una pena. Se denomina tipo a esas descripciones de delito que contienen las leyes
penales.
De entre todas las posibles conductas antijuridicas el legislador, en virtud del principio de intervención
mínima, selecciona solamente algunas ya sea por tratarse de conductas prohibidas cuya realización quiere
ser evitada o conductas exigidas al ciudadano en orden a salvaguardar bienes jurídicos esenciales.

El que un hecho sea típico no significa necesariamente que el hecho sea también antijurídico pues puede
concurrir una causa de justificación que convierta la conducta típica en conducta permitida por el Derecho.
Sin embargo, ningún hecho por antijuridico que sea puede llegar a ser delito si, al mismo tiempo, no es
típico.
2. CONCEPTO DE “TIPO PENAL”.
Las formas de comportamiento antijuridico que merecen ser castigadas, como el matar o el robar, se
hallan contenidas en especiales descripciones de delito fijadas en la Ley que reciben el nombre de tipos.

Hasta el siglo XX el concepto de tipo era desconocido. El concepto de tipo penal fue elaborado por la
ciencia penal alemana a partir del desarrollo que hiciera BELING en 1906 con su concepto de Tatbestand
(supuesto de hecho o también traducido por “tipo”).
El Tatbestand era un concepto puro, sin contenido propio. Se trataba tan solo de la descripción de las
características objetivas de cada hecho punible, es decir, el sentido del tipo se agotaba en la descripción de
la imagen externa de una acción determinada. El tipo no expresaba nada acerca de la antijuricidad, no era
más que el objeto de un juicio de valor jurídico, formulado mediante elementos conceptuales, que debía
desprenderse en su totalidad de las normas jurídicas.
Para BELING, el tipo de homicidio describe simplemente la muerte de otro, de una persona, sin valorarla.
Según BELING el tipo comprende solo los elementos objetivos, no los subjetivos al considerar que la
relación interna del autor con la acción típica era un nuevo elemento independiente del delito.

Posteriormente MAYER, al estudiar las relaciones entre tipicidad y antijuricidad, le dio a la primera una
función de indicio de la antijuricidad, de manera que la tipicidad es la ratio cognoscendi de la antijuricidad:
toda conducta típica es, en principio antijurídica, en tanto en cuanto no concurra una causa de
justificación.

Un paso más lo daría MEZGER en 1931, al considerar la tipicidad como ratio essendi de la antijuricidad, por
ello la acción es antijurídica por ser típica. MEZGER considera que el tipo es un tipo de lo injusto y, por
tanto, es el propio portador de la valoración jurídico-penal en el ámbito de la delimitación entre Derecho e
injusto.
El tipo penal contiene la decisión del legislador de castigar un determinado comportamiento humano como
delito. El tipo es, por tanto, la descripción de la conducta prohibida que lleva a cabo el legislador en el
supuesto de hecho de una norma penal. El artículo 138 del CP es un tipo penal que castiga el homicidio. En
consecuencia, “típica” es la adjetivación que recibe la conducta concreta cuando se comprueba que es
subsumible en un tipo penal asi, por ejemplo, la conducta de matar a otro es típica al existir un tipo penal,
el artículo 138, que la castiga.

La “tipicidad” es la adecuación de la conducta a la descripción efectuada en el CP o si se prefiere la cualidad


que se atribuye a un comportamiento humano cuando es subsumible en el supuesto de hecho de una
norma penal.

3. FUNCIONES DEL TIPO PENAL.


Tradicionalmente se le han atribuido al tipo penal 3 funciones:
1- Primera: Función garantista o delimitadora:
Conforme a esta función, el tipo de injusto sería expresión de las exigencias dimanantes del
principio de legalidad. Es decir, lo que el legislador no tipifica como delito, nunca puede serlo (no es
delito, por ejemplo, el adulterio) como tampoco aquellas acciones que no son subsumibles en los
tipos penales respectivos (tomar una cosa mueble sin ánimo de lucro no es delito). Una conducta
por muy reprochable que nos parezca, si no encaja en un tipo es un hecho atípico.
2- Segunda: Función de motivación:
Esta función permite que los ciudadanos, destinatarios de la norma penal, podamos conocer qué es
lo que el legislador sanciona con una pena, cuáles son las conductas prohibidas que no debemos
realizar.
3- Tercera: Función indiciaria:
Según esta función la circunstancia de que una acción sea típica representa un indicio de que pueda
ser, en definitiva, antijuridica. El que un acto sea típico, como por ejemplo matar, no debe
presuponer que es antijuridico. Matar a otro en defensa propia, aunque es una conducta típica no
es antijuridica porque está justificada.
Esta función indiciaria de la tipicidad es rechazada por los partidarios de la teoría de los elementos
negativos del tipo, conforme a la cual, la tipicidad es algo más que un indicio de la antijuricidad.
Para los partidarios de esta teoría la tipicidad y la antijuricidad pasan a constituir un solo elemento
de la teoría del delito. Por ello, matar a una persona en legítima defensa es un hecho atípico, y ello
porque la declaración de tipicidad de una conducta no puede hacerse hasta la constatación de que
concurren todos sus elementos positivos (el tipo) y falten los negativos (causas de justificación).

4. ESTRUCTURA DEL TIPO PENAL.


No todos los tipos son iguales ni responden al mismo patrón, pero todos presentan la siguiente estructura:
una parte objetiva y una parte subjetiva. La delimitación de la parte objetiva y la parte subjetiva del tipo
resulta difícil por la necesidad de tomar en consideración conocimientos y poderes especiales del sujeto.

La parte objetiva del tipo abarca el aspecto externo de la conducta, esto es, todo aquello que se encuentra
fuera de la esfera psíquica del autor. Dentro de la parte objetiva se encuentran los siguientes elementos: el
sujeto, la acción u omisión, el sujeto pasivo, el objeto material y jurídico, etc.

La parte subjetiva del tipo se constituye siempre por la voluntad o aspecto interno de la conducta.
Comprende, pues, aquellos elementos que dotan de significación personal a la realización del hecho. A la
parte subjetiva pertenecen el dolo y la imprudencia, los elementos subjetivos del injusto, etc.

A la hora de formar o construir los tipos, el legislador recurre a los denominados: tipo básico, tipo agravado
o cualificado y tipo atenuado o privilegiado.

El tipo básico es el tipo de partida. Sobre el mismo el legislador añade ciertas circunstancias objetivas o
personales que atenúan o agravan la antijuricidad o la culpabilidad dando lugar a la aparición de los tipos
agravados, resultante de la adición de ciertos elementos o de los tipos privilegiados.

Así encontramos en el CP un tipo básico de delito de robo con violencia o intimidación en las personas
previsto en el artículo 242.1, sobre el que el legislador ha construido dos tipos agravados, uno, por
cometerse el robo en casa habitada, edificio o local abiertos al público (art. 242.2) y dos, por utilizar el
sujeto armas u otros instrumentos peligrosos para la comisión del robo (art. 242.3).

Asimismo, en el apartado 4 el legislador incluye un tipo atenuado o privilegiado que permite rebajar la
pena y que se apreciara por la menor entidad de la violencia o intimidación ejercidas y valorando además
las restantes circunstancias del hecho.
5. ELEMENTOS DEL TIPO: LA ACCIÓN, LOS SUJETOS, OBJETO MATERIAL Y JURÍDICO DEL DELITO, TIEMPO
Y LUGAR.
Los elementos del tipo lo componen: la acción o conducta típica, los sujetos, el objeto material y jurídico
del delito, el tiempo y lugar.
 La acción.
El núcleo de todo tipo es la acción entendida como comportamiento humano en sentido amplio y, por
tanto, comprensivos de comportamientos activos y omisivos. Se trata de examinar si la acción o conducta
típica reúne todos los requisitos de un determinado tipo penal: la parte objetiva y la parte subjetiva.
 Los sujetos de la acción.
El tipo penal exige la presencia de dos sujetos:
- Sujeto activo: es quien realiza el tipo.
- Sujeto pasivo: es el titular del bien jurídico.
El sujeto activo del delito es la persona que realiza la conducta típica, quien conjuga el verbo que
constituye el núcleo del tipo. Es sujeto activo del homicidio es el que mata. El sujeto activo del delito solo
puede serlo el hombre y no los animales o cosas inanimadas, aunque no siempre ha sido así.
Hasta la reforma de 2010 solo las personas físicas podían cometer delitos, tras la introducción de la
responsabilidad penal de las personas jurídicas por la LO 5/2010, de 22 de junio, estas también pueden ser
sujeto activo del delito al ser posible la imputación de responsabilidad penal a las mismas aun cuando la
concreta persona física responsable no haya sido individualizada o no haya sido posible dirigir el
procedimiento contra ella.

El sujeto pasivo del delito es la persona física o jurídica sobre la que recae materialmente la acción, es el
titular o portador del bien jurídico protegido por la norma concreta, esto es, el titular del bien jurídico
lesionado o puesto en peligro por el delito. Pueden ser sujetos pasivos tanto las personas físicas (como
sucede en los delitos contra la vida), como las personas jurídicas (como sucede en los delitos contra la
propiedad industrial) e incluso el Estado o la propia sociedad (como sucede en los delitos relativos a la
defensa nacional o en los delitos relativos al mercado o consumidores) que ostenten la condición de
titulares de derechos o intereses.

Respecto a la persona perjudicada, este concepto es más amplio que el propio sujeto pasivo al abarcar no
sólo al titular del interés lesionado por el delito, sino a todos los que soportan consecuencias perjudiciales
más o menos directas. De esta forma puede decirse, que, en el homicidio, la víctima es el sujeto pasivo
mientras que sus familiares son los perjudicados. El concepto de perjudicado posee importancia a efectos
de la responsabilidad civil (arts. 109 y ss. CP). Y así como se distingue entre sujeto pasivo y perjudicado,
también debe procederse a la distinción entre sujeto pasivo y la persona sobre la que recae físicamente la
acción.
 Objeto material y jurídico del delito.
Es preciso distinguir entre el objeto material u objeto de la acción y el objeto jurídico.

El objeto material del delito es la persona o cosa sobre la que recae la conducta típica por lo que también
se denomina objeto de la acción. Puede ser objeto material: la persona, individual o jurídica, los animales o
las cosas. Aunque el objeto material no tiene por qué coincidir siempre con el sujeto pasivo, por ejemplo,
en el delito de hurto, el objeto material es la cosa hurtada y el sujeto pasivo la persona a quien se hurta.
Cuando coincide con el sujeto pasivo, como sucede en el delito de homicidio, el sujeto pasivo es la víctima y
también la persona sobre la que recae la acción de matar.
No debe confundirse el objeto material con el objeto jurídico.

El objeto jurídico o formal del delito es el bien jurídico, el bien que está protegido por el Derecho, lo que la
norma tiende a tutelar de posibles agresiones. En todos los delitos hay un interés jurídicamente protegido.
El bien jurídico constituye el punto de partida y la idea que preside la formación del tipo. Por bien jurídico
se entiende el interés de la vida en comunidad al que presta protección el Derecho Penal.
El bien jurídico constituye la base de la estructura e interpretación de los tipos penales. En el hurto, el bien
jurídico protegido es la propiedad de la cosa, en el homicidio el bien jurídico protegido es la vida.

 Tiempo y lugar de la acción.


La acción o la omisión y el resultado se realizan en el mismo lugar y la producción del resultado sigue
inmediatamente a la acción o a la omisión.
En cambio, en los delitos a distancia, la acción se realiza en un momento y lugar y el resultado se produce
con posterioridad y en lugar diferente. Supongamos que, en una determinada aldea, Juan dispara sobre
Emilio, causándole unas heridas muy graves a consecuencia de las cuales muere días después en el hospital
de la capital.
Para determinar el tiempo y lugar de la acción se han formulado varias teorías:
- La teoría de la actividad o de la acción: conforme a la cual el delito se comete en el momento y lugar
en el que se realiza la acción u omisión.
- La teoría del resultado: según la cual el momento y lugar de comisión del delito vienen determinados
por la producción del resultado delictivo.
- La teoría mixta, unitaria o también denominada de la ubicuidad: entiende que el delito se comete
tanto en el momento o lugar en que se realizó la acción u omisión, como en el momento en que se
produjo el resultado.
En cuanto al tiempo de la acción, el momento de la comisión del delito es el que determina la ley aplicable
a su enjuiciamiento. No ofrecen problema alguno aquellas infracciones en las que no transcurre un tiempo
excesivamente dilatado entre la realización de la acción y la producción del resultado, como sucede en el
caso de los delitos instantáneos, pero sí en cambio las caracterizadas por una realización prolongada en el
tiempo que plantean dificultades en cuanto a la aplicación de determinadas instituciones penales como el
computo de la prescripción o el ámbito temporal de la Ley.
Cuando la acción y el resultado se distancian en el tiempo es preciso determinar en qué concreto momento
se ha cometido el hecho.
El CP resuelve esta cuestión en su artículo 7 al indicar que: A los efectos de determinar la Ley penal
aplicable en el tiempo, los delitos se consideran cometidos en el momento en que el sujeto ejecuta la acción
u omite el acto que estaba obligado a realizar → Teoría de la acción.
El lugar de la acción es importante principalmente a efectos de competencia procesal. Pero, si el CP da
respuesta al tiempo de la acción, omite toda regla respecto al lugar de comisión del delito. Ante este
silencio se han barajado las tres teorías antes mencionadas: la de la acción o de la actividad, la del
resultado y la teoría mixta o de la ubicuidad, siendo apoyada mayoritariamente por la doctrina la teoría de
la ubicuidad, que es el criterio seguido por otros códigos penales de nuestro entorno cultural como el
código penal italiano o el alemán.

6. CLASES DE TIPOS: SEGÚN LAS MODALIDADES DE ACCIÓN, SEGÚN LOS SUJETOS, SEGÚN LA RELACIÓN
CON EL BIEN JURÍDICO.
 Según las modalidades de la acción.
1) De la parte objetiva:
a. Según la relación existente entre acción y objeto de la acción, se distingue entre delitos de
resultado y delitos de mera actividad.
- Delitos de resultado: presuponen la producción en el objeto de la acción de un efecto
diferenciado de la acción y separado espaciotemporalmente. Los delitos de resultado
requieren la causación de un resultado entendido como modificación producida en el
mundo exterior distinta idealmente de la acción misma. Son delitos de resultado:
✓ Homicidio (art. 138): requiere la producción de un resultado de muerte.
✓ Estafa (art. 248): requiere la presencia de un perjuicio patrimonial.
✓ Lesiones (art. 147): exigen el menoscabo de la integridad corporal.
Los delitos de resultado pueden dividirse en atención al momento consumativo en: delitos
instantáneos, delitos permanentes y delitos de estado.
❖ Delitos instantáneos: se consuman en el instante en que se produce el resultado, así el
homicidio (art. 138) es un delito instantáneo que se consuma en el momento en que se
produce la muerte del sujeto pasivo.
Los delitos de resultado cuya eficacia se extiende a lo largo de un determinado espacio de
tiempo constituyen los delitos permanentes o delitos de estado.
❖ Delitos permanentes: el mantenimiento del estado antijurídico depende de la
voluntad del autor. La realización del tipo permanente abarca todo el tiempo durante
el cual no desaparece el estado creado por el autor. Ejemplo: detención ilegal (art. 163)
que se consuma en el momento en que el autor detiene a la persona, pero se
mantiene el delito hasta la liberación de la misma.
❖ Delitos de estado: el resultado consiste en la producción de un resultado antijurídico,
pero el hecho se perfecciona en el momento de producción del resultado. La
consumación cesa desde la aparición de la situación antijurídica al describir el tipo
solamente la producción del estado y no su mantenimiento. Ejemplo: falsedad
documental (arts. 390 y ss.) o matrimonios ilegales (art. 217 y ss.).
En los delitos de mera actividad, el tipo de injusto se agota en una acción del autor, sin que haya
de producirse un resultado en el sentido de efecto exterior separable espaciotemporalmente.
Esto es, los delitos de mera actividad no conllevan un resultado diferente separable de la propia
conducta. El tipo solo exige la realización sin más de la acción. Son delitos de mera actividad, el
delito de allanamiento de morada (art. 202) al conformarse con la entrada en la morada ajena
sin que sea necesaria la producción de un resultado separable espaciotemporalmente.
La distinción entre delitos de resultado y delitos de mera actividad es importante para
determinar el momento consumativo del delito, establecer las formas imperfectas de ejecución
o para exigir o no la relación de causalidad e imputación objetiva del resultado, como elemento
del tipo objetivo.
b. Según las dos formas de comportamiento humano: la actividad y la pasividad, se distingue
entre delitos de acción y delitos de omisión.
- Delitos de acción: consisten en un hacer, en la realización de una conducta prohibida:
matar, lesionar, robar. Ejemplo: homicidio (art. 138). En los delitos de acción, la ley prohíbe
la realización de una conducta que se considera nociva como sucede con el delito de
homicidio (art. 138) que prohíbe matar.
- Delitos de omisión: son delitos de no hacer, el sujeto se abstiene de realizar una conducta
ordenada por la norma, infringiendo de esta manera una norma preceptiva o de mandato.
Ejemplo: delito de omisión del deber de socorro (art. 195).
Los delitos de omisión, a su vez, pueden ser delitos de omisión propia o pura y delitos de
omisión impropia o comisión por omisión.
➢ Delitos de omisión propia o pura: consisten en un puro permanecer inactivo frente a
una norma preceptiva. El legislador exige una determinada acción que el sujeto omite
con independencia de si se produce o no un resultado. Equivalen a los de mera
actividad. Ejemplo: el delito de omisión del deber de socorro (art. 195).
➢ Delitos de omisión impropia o comisión por omisión: consiste en no impedir la
producción de un resultado típico pese a la existencia de un deber de garante. El delito
de homicidio prohíbe matar a otro y a ese resultado se puede llegar igualmente por
omisión. Ejemplo: si la madre deja de alimentar a su hijo recién nacido.
c. Según acote o no las modalidades comisivas, se distingue entre delitos de medios
determinados y delitos resultativos.
- Delitos de medios determinados: la descripción legal acota expresamente las modalidades
que pueden revestir la manifestación de voluntad. Ejemplo: delito de robo con fuerza en las
cosas (art. 238) es un delito de medios determinados al exigir el uso de una de las formas
de fuerza previstas en el artículo 238.
- Delitos resultativos: no acotan las modalidades, ya que basta cualquiera que sea idónea
para la producción del resultado típico. En el delito de homicidio (art. 138) el legislador no
realiza una enumeración de los medios para matar, no dice el que matare a otro mediante
disparo, veneno, paliza, etc., sino que cualquier medio que lleve al resultado de muerte
conforma el tipo del homicidio.
Esta clasificación tiene trascendencia para la omisión al admitir más fácilmente la comisión por
omisión los delitos resultativos que los delitos de medios determinados.
d. Según el número de acciones previstas en el tipo, se distingue entre delitos de un acto, delitos
de pluralidad de actos y delitos alternativos.
- Delitos de un acto: aquellos en los que el tipo describe una sola acción. Ejemplo: delito de
hurto (art. 234) puesto que el tipo describe una sola acción: el apoderamiento de cosa
mueble ajena.
- Delitos de pluralidad de actos: aquellos en los que el tipo describe varias acciones como
sucede con el delito de robo con violencia o intimidación en las personas (art. 242) que
requiere el apoderamiento de cosa mueble ajena más ejercer violencia o intimidación en
las personas.
➢ Delitos de hábito: son aquellos que necesitan una repetición de actos, hasta entonces
el delito no se consuma. Ejemplo: delito de malos tratos (art. 173.2) que requiere que
el sujeto “habitualmente ejerza violencia física o psíquica…”
- Delitos alternativos: aquellos que prevén más de una conducta posible como sucede con el
delito de allanamiento de morada (art. 202) que prevé dos conductas: entrar y mantenerse.
O el delito de detención ilegal (art. 163) que castiga tanto el encerrar como el detener,
cualquiera de ellas basta.
2) De la parte subjetiva:
a. En función de la relación psicológica entre el autor y su acción o resultado se distingue entre
delitos dolosos, delitos imprudentes y delitos portadores de elementos subjetivos.
- Delitos dolosos: aquellos en los que se dan los dos elementos de intención y voluntad. Su
parte subjetiva está formada por el dolo. Los delitos dolosos pueden ser cometidos con
dolo directo de primer grado, dolo directo de segundo grado o dolo eventual. Si en los
delitos dolosos su parte subjetiva está formada por el conocimiento y voluntad de realizar
los elementos del tipo, en los tipos imprudentes falta dicho elemento, aunque se da una
inobservancia del cuidado debido.
- Delitos imprudentes o culposos: se produce un resultado no querido por el sujeto por falta
de cuidado. En estos delitos puede concurrir una imprudencia consciente e inconsciente.
Los tipos pueden ser asimismo portadores de elementos subjetivos distintos del dolo.
- Delitos portadores de elementos subjetivos: se dividen en 3 grupos: delitos mutilados en
dos actos, delitos de resultado cortado y delitos de tendencia interna trascendente o
intensificada.
1- Delitos mutilados en dos actos: aquellos en los que el primer acto sirve para realizar un
segundo por el mismo sujeto, cuya realización no exige el tipo, al cual le basta el
primero cuando ha sido llevado a cabo con la intención de efectuar el segundo (art.
298.2, receptación para traficar).
2- Delitos de resultado cortado: delitos en los que la intención del autor al ejecutar la
acción típica va dirigida a la realización de un resultado independiente. Ejemplo: delito
de tortura (art. 174) donde se tipifica una acción para alcanzar un resultado posterior
que el tipo no requiere que se llegue a realizar (torturas para obtener una confesión).
3- Delitos de tendencia interna trascendente o intensificada: aquellos en los que aparece
una finalidad o motivo que trasciende la mera realización dolosa de la acción, como es
el ánimo de lucro con el que el sujeto ha de apoderarse de la cosa mueble para que se
realice el hurto (art. 234).

 Según los sujetos.


a. Según la amplitud del círculo de autores posibles se distingue entre delitos comunes y delitos
especiales.
Los delitos comunes son aquellos que pueden ser cometidos por cualquier persona al no requerir el
tipo ninguna cualidad, característica o condición en el sujeto activo. Por ello, la mayoría de los tipos
aparecen redactados con el lacónico “el que”: “el que matare” (art. 138); “el que causare daños”
(art. 263); “el que atentare contra la libertad sexual” (art. 178) …
Delitos comunes son la mayoría de los previstos en el Código Penal.
Los delitos especiales son, por el contrario, aquellos delitos que requieren determinadas cualidades
para ser sujeto activo. El ejemplo más significativo es el grupo de delitos de funcionarios que limitan
la autoría a quien desempeñe una función pública en cuyo seno se realice la actividad delictiva. Son
delitos especiales, por ejemplo, el art. 329: “la autoridad o funcionario público que, a sabiendas
hubiere informado favorablemente la concesión de licencias manifiestamente ilegales”; el art.
257.1.1: “el que se alce con sus bienes”; el art. 446: “el juez o magistrado que, a sabiendas, dictare
sentencia o resolución injusta”; el art. 458: “el testigo que faltare a la verdad en su testimonio”.
A su vez, los delitos especiales pueden ser: delitos especiales propios y delitos especiales impropios.
- Delitos especiales propios: son aquellos en los que el tipo prevé solo como posibles autores a
personas especialmente caracterizadas y, por tanto, no tiene figura correlativa en un delito
común. Ejemplo: delito especial propio el delito de prevaricación judicial (art. 446). Esto
significa que si la prevaricación la lleva a cabo cualquier persona no será válida ya que solo
puede cometer el delito de prevaricación judicial un juez.
- Delitos especiales impropios: son aquellos que pueden cometerse por cualquiera, pero la
autoría de personas cualificadas constituye una causa de agravación de la pena. Los delitos
especiales impropios sí tienen correspondencia con un delito común. Así, en el delito de
malversación de caudales públicos (art. 432) cuyo sujeto activo solo puede serlo un funcionario,
en el supuesto de una persona no funcionaría que sustrae dinero público, cometerá un delito
de apropiación indebida.
b. Delitos de propia mano.
Estos delitos restringen la esfera de sujetos activos al exigir contacto corporal, como sucede con el
delito de violación (art. 179, el autor de la agresión sexual es quien tiene el acceso carnal con la
víctima) o la realización personal del tipo, como ocurre con el delito de bigamia (art. 217). En estos
delitos no puede utilizarse a otra persona como instrumento en la comisión del delito, como ocurre,
por ejemplo, en el delito de falso testimonio. No cabe, por tanto, la autoría mediata.
c. Según la forma de intervención del sujeto, se alude a tipos de autoría o tipos de participación.
Los tipos de autoría se contienen en el art. 28 Código Penal que distingue entre:
 Autor material: quienes realizan el hecho por sí solos.
 Coautoría: conjuntamente.
 Autoría mediata: por medio de otro del que se sirven como instrumento.
Los tipos de participación que contempla el Código Penal son:
 Inductor: los que inducen directamente a otro u otros a ejecutarlo (art. 28 a)
 Cooperador necesario: los que cooperan a su ejecución con un acto sin el cual no se habría
efectuado (art. 28 b)
 Cooperador no necesario o cómplice: los que, no hallándose comprendidos en el artículo
anterior, cooperan a la ejecución del hecho con actos anteriores o simultáneos (art. 29).
 Según la relación con el bien jurídico.
a. Según el número de bienes jurídicos protegidos en cada precepto penal, se alude a delitos simples
y delitos compuestos o pluriofensivos.
- Delitos simples: aquellos que protegen solo un bien jurídico. Ejemplo: el homicidio que protege
el bien jurídico vida.
- Delitos pluriofensivos o compuestos: aquellos delitos que protegen dos o más bienes jurídicos
como, por ejemplo, el delito de robo con violencia o intimidación en las personas (art. 242) que
protege dos bienes jurídicos, por un lado, el patrimonio y por otro, la vida e integridad física de
las personas.
b. Según la intensidad del menoscabo del objeto de la acción, se distingue entre delitos de lesión y
delitos de peligro.
- Delitos de lesión: se daña, lesiona, destruye el bien jurídico protegido. El homicidio es un ejemplo
de delito de lesión (al matar se lesiona el bien jurídico vida humana).
No obstante, el legislador tiende cada vez más a no conformarse con tipificar conductas que
suponen una lesión del bien jurídico, sino a castigar penalmente comportamientos peligrosos para
los bienes jurídicos, apareciendo así en escena los delitos de peligro.
- Delitos de peligro: basta el peligro de una lesión como resultado de la acción, es decir, los delitos de
peligro comportan la creación de una situación tal, que es probable que ese resultado lesivo se
produzca. Dentro de esta categoría hay que distinguir entre: delitos de peligro concreto y delitos de
peligro abstracto.
1- Delitos de peligro concreto: aquellos en los que el tipo no se conforma con el acontecimiento
de una acción peligrosa, sino que exige para su consumación la efectiva puesta en peligro del
bien jurídico, que ligado causalmente a esa acción se produzca un resultado de peligro,
imputable objetivamente a la misma. Al igual que los delitos de lesión, son delitos de resultado.
El peligro es un elemento del tipo objetivo. El delito de conducción con manifiesto desprecio
por la vida de los demás del art. 381 CP es el clásico ejemplo de los delitos de peligro concreto
al castigar a quien “condujere un vehículo a motor o un ciclomotor con temeridad manifiesta y
pusiere en concreto peligro la vida o la integridad de las personas”. También se configura como
delito de peligro concreto el delito del art. 348: “los que en la fabricación, manipulación (…)de
explosivos, sustancias inflamables (…) contravinieran las normas de seguridad establecidas,
poniendo en concreto peligro la vida, la integridad o la salud de las personas (…)”.
2- Delitos de peligro abstracto: constituyen un grado previo respecto de los delitos de peligro
concreto al bastar para su punibilidad la peligrosidad general de una acción para determinados
bienes jurídicos. En los delitos de peligro abstracto la tipicidad se cumple con la realización de la
acción prohibida, no siendo necesario constatar peligro alguno para el bien jurídico como
resultado del comportamiento del sujeto. Por ello, los delitos de peligro abstracto son siempre
delitos de mera actividad. Suele afirmarse que en estos delitos de peligro abstracto son siempre
delitos de mera actividad.
Suele afirmarse que, en estos delitos, el peligro no es elemento del tipo objetivo, sino el motivo
o razón que lleva al legislador a tipificar ciertas conductas por su peligrosidad abstracta o
general demostrada por la ley de la experiencia. El criterio diferenciador clave es, pues, la
perspectiva ex ante (peligrosidad de la acción) o ex post (resultado de peligro) adoptada para
evaluar el peligro.
7. FORMULACIÓN DE LOS TIPOS PENALES.
La formulación de los tipos penales ese el modo en que se lleva a cabo la descripción de los elementos
constitutivos de las infracciones penales. Para formularlos el legislador se vale de elementos descriptivos y
de elementos normativos.

Los elementos descriptivos del tipo son conceptos tomados del lenguaje cotidiano y son susceptibles de
una constatación fáctica. Los elementos descriptivos del tipo designan objetos del mundo exterior
aprehensibles por los sentidos. Son los elementos descriptivos, por ejemplo, los de persona, matar (art.
138), enfermedad (art. 149).

Los elementos normativos del tipo se refieren, por el contrario, a hechos que solo pueden pensarse e
imaginarse bajo el presupuesto de una norma. Los elementos normativos aluden a una realidad
determinada por una norma jurídica: llave falsa (arts. 138 y 239), suelo no urbanizable (art. 319) o social:
obscena (art. 185). Los elementos normativos implican siempre una valoración y, por tanto, un cierto grado
de subjetivismo. La existencia de elementos normativos en el tipo como, por ejemplo, la ajenidad de la
cosa, en los delitos de hurto o robo, nos lleva a tener que acudir al derecho civil que define el concepto de
propiedad.

Para cumplir su función de garantía, el tipo tiene que estar redactado de tal modo que de su texto se pueda
deducir con claridad la conducta prohibida. Se debe ser, en consecuencia, parco en la utilización de
elementos normativos.

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