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Aprendizaje Sinérgico y Habilidades de

Aprendizaje
Lección 1.- Aprendizaje Sinérgico
Sinergia, proviene del griego synergía, que significa cooperación. Las personas son el
punto de partida, la esencia y meta del aprendizaje sinérgico. Se plantea la propuesta del
“aprendizaje sinérgico”, basándose en la expresión “alta sinergia” empleada por Maslow
para describir las sociedades en las que “el individuo sirve con el mismo acto y al mismo
tiempo a su propio beneficio y el del grupo” (Maslow, 1983, p. 244).

El uso de dicho del término aprendizaje sinérgico, tiene la finalidad de enfocar la atención
hacia la interacción grupal y el consiguiente enriquecimiento del aprendizaje individual;
hacia la importancia de las aportaciones individuales y al crecimiento exponencial que se
propicia (Nájera Jáquez y Nájera Jáquez, 2018, p. 16). (TecNM, 2022, p. 35-36)

El aprendizaje sinérgico es una propuesta metodológica basada en la práctica, en la cual


el participante utiliza el potencial individual y grupal; la interacción grupal, sirve para
potenciar el aprendizaje individual, siendo cada uno de los integrantes del grupo, fuente y
beneficiario de los conocimientos generados e incrementados en forma exponencial,
lográndose con ello, el establecimiento de compromisos, de hábitos y actitudes que
posibilitan el aprendizaje.

El proceso en sí proporciona reforzamiento permanente; el estudiante se responsabiliza


de su aprendizaje, estableciendo sus propios objetivos y realizando la mayor parte de las
actividades del proceso, planteando dudas y tratando de resolverlas, ya sea con la ayuda
del asesor, realizando investigaciones en forma individual o participando en las
interacciones grupales (Nájera Jáquez y Nájera Jáquez, 2018, p. 15).

En el aprendizaje sinérgico, siguiendo los planteamientos de Maslow, se propone el


redescubrimiento del ser humano, de sus capacidades, necesidades y aspiraciones, el ver
a cada uno de los estudiantes como únicos y peculiares. (TecNM, 2022, p. 37)

Lección 2.- Estilos de aprendizaje


Las diferencias individuales muestran la variedad de características de los sujetos que
conforman un grupo (Castañeda y López, 1992). Las diferencias pueden clasificarse en
tres categorías: De carácter psicológico (como el nivel de motivación, el flujo de
emociones, el grado y mantenimiento de la atención, y la agudeza de la percepción); de
carácter sociológico (como los niveles de interacción hacia los demás sujetos, la apatía
social, el aislamiento y la colaboración) y de carácter intelectual (como las preferencias
por el análisis, la creatividad, combinación acertada de información, la intuición y la
perspicacia).

La influencia del medio es un factor decisivo en las diferencias individuales, ya que el


mundo exterior (físico-material), actúa de manera muy particularizada con cada individuo.
El ambiente comprende el conjunto de factores sociales (instituciones básicas: familia,
escuela, iglesia y clubes) y culturales (idiosincrasia, valores, costumbres y lenguaje), que
provocan estímulos diversos en el individuo (Santos, 1992). (Lozano, 2016, p.14)

Estas diferencias posibilitan la concepción de lo que se denomina estilo. Partiendo de la


idea de que los sujetos son diferentes entre sí, porque presentan características diversas,
es posible la identificación de ciertos patrones similares en las personas.
Cada una de estas personas tienen un distintivo que permite identificar su estilo. Aunque
la gente no siempre vista, hable o juegue de la misma manera, su forma de comportarse
puede predecirse con un cierto grado de precisión debido a esos patrones que
manifiestan. (Lozano, 2016, p. 15)

En la literatura existente, al referirse a los estilos (cognitivos, de personalidad, aprendizaje,


enseñanza e intelectuales), varios autores hacen alusión a disposiciones (Pask, 1998),
preferencias o gustos (Sternberg, 1997; Hirsh y Kummerow, 1990; Dunn y Dunn, 1978,
1998), tendencias o inclinaciones (Kagan, 1965), patrones conductuales que pueden o no
ser observables y estrategias de aprendizaje (Riding y Rayner, 1998; Guild y Garger,
1998), y a habilidades y fortalezas (Gardner, 1983). (Lozano, 2016, p. 15)

Un estilo implica preferencias, tendencias y disposiciones, también lo es el hecho de que


existan patrones conductuales y fortalezas que distinguen a un sujeto de los demás en la
manera en que se conduce, se viste, habla, piensa, aprende y enseña.

Dependiendo del conjunto de características que conformen el estilo, podría decirse que
aquellos que poseen o manifiestan las mismas características tienen el mismo conjunto de
patrones. Sin embargo, las diferencias entre dos personas que puedan tener un mismo
estilo siguen existiendo en otros niveles de comparación. (Lozano,2016, p.17)

Supuestos sobre los estilos:

*Cada persona tiene su propio estilo

*Los estilos son neutrales

*Los estilos son estables, pero algunos patrones de conducta pueden variar dependiendo
de la situación.

*Los estilos no son absolutos

*Las características de un estilo pueden identificarse en otras personas cuando se


identifican primero en uno mismo.

Cada estilo independientemente del nombre que le asigne cada teoría, tiene su valía.

(Lozano, 2016, p.18-19)

Principios de los estilos:

*Los estilos son preferencias en el uso de habilidades, pero no son habilidades en sí


mismas.

*Una relación entre los estilos y las habilidades genera una sinergia más importante que la
simple suma de las partes.

*Las opciones de vida necesitan encajar tanto en los estilos como en las habilidades.
*La gente tiene perfiles (o patrones) de estilos, no un solo estilo.

*Los estilos son variables de acuerdo con las tareas y las situaciones

*La gente difiere en la fuerza de sus preferencias.

*Las personas difieren en su flexibilidad estilística.

*Los estilos son socializados.

*Los estilos pueden variar a lo largo de la vida

*Los estilos pueden ser mensurables

*Los estilos pueden enseñarse

*Los estilos valorados en un momento o lugar específicos pueden no serlo en otros.

*Los estilos no son, en promedio, buenos o malos sino una cuestión de enfoque.

*A veces confundimos los patrones estilísticos con los niveles de habilidad.

(Lozano, 2016, p. 19-23)

A veces es muy fácil advertir ciertos patrones conductuales en algunas personas, con sólo
observarlas con detenimiento. Sin embargo, hay otros rasgos de más difícil observación y
para identificarlos necesita recurrirse a otros procedimientos. (Lozano, 2016, p. 24)

Algunas de las formas cómo los tóricos han formulado modelos sobre tendencias y
preferencias en el aprendizaje han tratado de medir e identificar las variables estilísticas
en las personas (Guild y Garger, 1998); a saber: Inventarios, test, observación,
entrevistas, análisis de tareas, etc. (Lozano, 2016, p. 24)

Lección 3.- Comprensión lectora


Según Snow (202), es un proceso simultáneo de extraer y construir significado a través de
la interacción con el lenguaje escrito (Ministerio de Educación de Guatemala, 2017, p.14).

La comprensión lectora es el principal propósito de la lectura y “es el resultado de la


aplicación de estrategias para entender, recordar y encontrar el significado de lo que se ha
leído” (Camargo y otros, 2013).

Leemos para informarnos o para aprender sobre múltiples temas; también para conocer
las opiniones de otros y compartirlas o rechazarlas.

Otro propósito es disfrutar de la lectura por entretenimiento, ya que de esta manera


viajamos sin salir de casa, conocemos lugares y personas reales o fantásticas, y
experimentamos sensaciones y emociones. Todos estos propósitos solo son posibles si
comprendemos lo que leemos. (Ministerio de Educación de Guatemala, 2017, p. 15)

La mente del lector procesa la información y, para ello, usa distintas habilidades
cognitivas. Algunas habilidades permiten la entrada y almacenamiento de la información,
como la atención y la memoria.
Otras, ayudan a recuperarla y usarla para resolver problemas o realizar tareas (Sandia,
2004). Los procesos cognitivos que se activan al leer son perceptivos, léxicos, sintácticos
y semánticos (Jiménez & Puente, 2004).

Cuando leemos, usamos muchas operaciones mentales para transformar, transportar,


reducir, coordinar, recuperar o utilizar el contenido del texto (Román y Gallego, citado por
García, Fonseca, & Concha, 2015). A estas operaciones mentales también se les conoce
como habilidades cognitivas.

Además de utilizar muchas operaciones mentales, tenemos conciencia si estamos


comprendiendo o no. Las habilidades cognitivas permiten procesar la información del
texto. Las metacognitivas permiten tener conciencia del proceso de comprensión y
controlarlo a través de la planificación, supervisión y evaluación (Puente, 1994, citado por
Jiménez & Puente, 2004).

Al conocimiento de que estamos comprendiendo se le denomina metacomprensión.

El proceso lector está formado por “los pasos que siguen las personas al leer y que les
permite comprender” (Digecade, 2012). A estos pasos se les ha llamado momentos y se
identifican tres: antes, durante y después de la lectura. En cada momento se utilizan
estrategias para comprender el texto. (Ministerio de Educación de Guatemala, 2017, p. 16)

La lectura es más que decodificar, pues intervienen distintos procesos de comprensión.


Mabel Condemarín (1981) basada en Barret (1967) clasificó las dimensiones cognitivas y
afectivas de la comprensión lectora. Los niveles más conocidos y utilizados son
comprensión literal, inferencial y crítica. Barret identifica dos más: reorganización de la
información y apreciación lectora.

En la figura 1 se anota para qué el lector usa cada uno de los niveles de comprensión. En
cada uno de estos niveles, el lector realiza algunas tareas como las que se enumeran en
la tabla I. (Ministerio de Educación de Guatemala, 2017, p. 17)

                                   Figura 1.- Niveles de comprensión lectora (Ministerio de Educación


de Guatemala, 2017, p. 17)

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