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Jórdar Ortega, Capilla. (s.f). “El educador social y la cultura escolar” en Investigación en la
escuela No. 26. España, pp. 101 – 106.
El propósito del autor en este artículo es dar a conocer el papel principal que tiene la
escuela ante la educación intercultural y el compromiso y la responsabilidad que asume
con el contexto que envuelve a determinadas poblaciones étnicas. En este lapso, el
educador social tiene la función de transmitir, desarrollar y promocionar la cultura, y a la
vez sirve como enlace entre las tareas educativas dentro de la escuela y la cultura propia
de la comunidad.
Jórdar hace reflexión en que debe existir un trato igualitario entre diferentes grupos dentro
de un mismo contexto social, es lo que ha hecho que el sistema escolar se plantee, al
menos a nivel teórico, cuál es su función ante grupos minoritarios dentro de su propio
ámbito. ¿Es suficiente una actitud de respeto ante la biodiversidad? La educación
intercultural va más allá de una comprensión superficial ante los distintos estilos de vida,
para acercarse lo más posible a una igualdad real de oportunidades educativas (s.f.
p.101).
La tarea e inquietud de un docente día con día es estar al tanto de sus alumnos para que
ellos adquieran nuevos conocimientos donde implementen nuevas estrategias de
aprendizaje y a través de la observación, la experimentación y la resolución de problemas,
conduzca al estudiante al análisis de la realidad que habita en su entorno.
Todo esto nos relaciona con una educación social en donde el principal factor es la
comunidad en general la tenemos que involucrar para poder lograr que ellos mismos
tengan la visión de que la integración social es la base fundamental para poder lograr
objetivos importantes dentro del contexto comunitario y estudiantil y que con todo esto
podremos avanzar y crecer en los dos ámbitos.
La escuela compensadora
Pérez y Gimeno establecen que la finalidad de una escuela comprensiva, flexible y atenta
es que el alumno aprenda reinterpretando la realidad cultural por medio de intercambio de
conocimientos, para ello (Jórdar, s.f. p. 102), desafortunadamente nos encontramos que
para un determinado grupo, el análisis de su realidad concuerda con la cultura dominante
de la escuela y por lo tanto va a utilizar las mismas herramientas para asimilar su propia
cultura, pues va a utilizar el mismo lenguaje, los mismos valores etc., que le van a ayudar
a potenciar e incrementar las mismas destrezas asimilando el rol social en donde se
desenvuelve. Sin embargo para el otro grupo lo percibe como un encuentro entre dos
culturas, dos lenguajes, diferente tipo de socialización y diferentes esquemas cognitivos
en donde va a encontrar la misma realidad escolar pero de diferente manera.
Ante todo ello lo único que se busca es la igualdad social, en la cual tenga derecho a
elegir, a ser diverso y educar en sus propias diferencias, para ello también se debe
reconocer que no todos tienen las mismas oportunidades de disponer una cultura
homogénea, si no de distribuir los recursos materiales y humanos para que nadie ocupe
una posición inferior por no tener ciertos elementos culturales.
Cuando se logra llegar a esta integración se puede establecer que hay diferentes
concepciones de conocimientos, experiencias que pude coadyuvar a establecer diferentes
situaciones de reflexión y análisis de la realidad modificando esquemas cognitivos en el
cual se pude generar el proceso enseñanza –aprendizaje, siendo así en donde se va a
ver muy marcado donde el alumno va a mostrar una actitud diferente y va a demostrar
una manera diferente de comprensión y un mejor desenvolvimiento educativo.
El gran reto didáctico es cómo hacer que la cultura de la escuela, conceptual y abstracta
sea útil para otras culturas experienciales, en otras palabras; qué hacer para que la
cultura escolar desarrolle las herramientas necesarias con las que el niño pueda
desenvolverse en la comunidad. La adecuada utilización del andamiaje que proporciona la
escuela, tiene que ser en- tendido y utilizado en el medio que vive el individuo. La
educación debe desarrollar las habilidades sociales con las que se reconstruyan nuevos
esquemas cognitivos en el contexto donde el niño se desenvuelve (Jórdar, s.f. p. 103).
Se trata de trabajar con toda la población para que asuma con responsabilidad a tarea ele
educar a los más jóvenes. Se trata, en definitiva, de actuar con programas comunitarios
que reconozcan y activen la cultura minoritaria, reivindicando el derecho a participar en
una sociedad democrática. El objetivo de igualdad educativa, si lo deformamos para
convertirlo en la igualdad de oportunidades para acceder a posiciones desiguales en la
sociedad, llega a constituir una forma más de legitimar las desigualdades.
Si entendemos la educación como un proceso de diálogo más allá de las fronteras del
aula, favorecedora en determinados contextos de acciones de cambio social, el educador
social, puede ser el elemento de conexión entre la escuela y el exterior. En este sentido
es el elemento de enlace entre el proyecto educativo y la comunidad; trabaja en un ámbito
privilegiado para conectar con el grupo disminuido socialmente; tiene un contacto más
directo con la realidad social de la comunidad. Esto hace que la educación social facilite la
integración de los distintos colectivos en el quehacer educativo, posibilitando el
establecimiento de unas relaciones grupales que enriquecen el diálogo inter grupal,
requisito imprescindible en la educación intercultural.
Los nuevos conocimientos que aporta la lectura es que como servidor educativo tenemos
mucho que trabajar, pero sobre todo la gran responsabilidad de mantener en conexión la
escuela y la cultura de las propias comunidades.
Paulo Freire
Referencia bibliográfica
Jórdar Ortega, Capilla. (s.f.). “El educador social y la cultura escolar” en Investigación en
la escuela. No. 26. España, pp. 101 – 106.