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Manejo sostenible del suelo en nogaleras

Centro de Investigación Regional Norte-Centro


Campo Experimental Delicias
Cd. Delicias, Chihuahua. Febrero de 2012
Folleto técnico Núm. 40

GOBIERNO
FEDERAL

SAGARPA
SECRETARIA DE AGRICULTURA, GANADERÍA, DESARROLLO RURAL, PESCA Y
ALIMENTACIÓN
Lic. Francisco Javier Mayorga Castañeda
Secretario

Ing. Ignacio Rivera Rodríguez.


Subsecretario de Desarrollo Rural

M. Sc. Mariano Ruíz-Funes Macedo


Subsecretario de Agricultura

Ing. Ernesto Fernández Arias


Subsecretario de Fomento a los Agronegocios

M. Sc. Jesús Antonio Berúmen Preciado


Oficial Mayor

COORDINACIÓN GENERAL DE GANADERÍA


Dr. Everardo González Padilla
Coordinador General

INSTITUTO NACIONAL DE INVESTIGACIONES FORESTALES, AGRÍCOLAS Y


PECUARIAS
Dr. Pedro Brajcich Gallegos
Director General

Dr. Salvador Fernández Rivera


Coordinador de Investigación, Innovación y Vinculación

M. Sc. Arturo Cruz Vázquez


Coordinación de Planeación y Desarrollo

Lic. Marcial A. García Morteo


Coordinador de Administración y Sistemas

CENTRO DE INVESTIGACIÓN REGIONAL NORTE CENTRO


Dr. Homero Salinas González
Director Regional

Dr. Uriel Figueroa Viramontes


Director de Investigación

M.C. Manuel Gustavo Chávez Ruiz


Director de Coordinación y Vinculación del Estado de Chihuahua

CAMPO EXPERIMENTAL DELICIAS


Dr. Jesús Arturo Payán García
Jefe de Campo

1
MANEJO SOSTENIBLE DEL SUELO EN NOGALERAS

M.C. Socorro Héctor Tarango Rivero1


M.C. Gerardo García Nevárez2

1
Investigador en Nogal Pecanero
2
Investigador en Manejo Integrado de Plagas

Folleto técnico No. 40


Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias
Centro de Investigación Regional Norte-Centro
Campo Experimental Delicias
Cd. Delicias, Chihuahua, México.
Febrero, 2012

2
Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y
Pecuarias

Progreso No. 5, Barrio de Santa Catarina


Delegación Coyoacán, C. P. 04010 México D. F.
Teléfono (55) 3871-8700

MANEJO SOSTENIBLE DEL SUELO EN NOGALERAS

ISBN: 978-607-425-768-7
Primera Edición 2012

No está permitida la reproducción total o parcial de esta


publicación, ni la transmisión de ninguna forma o por
cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico,
fotocopia, por registro u otros métodos,
sin el permiso previo y por escrito
a la Institución.

3
Contenido

1. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

2. Suelo y fertilidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

2.1. Materia orgánica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

2.2. Aporte de materia orgánica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

2.2.1. Estiércol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

2.2.2. Composta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

2.2.3. Biosólidos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

2.2.4. Residuos de poda y cosecha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14

2.2.5. Coberturas nativas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16

2.2.6. Coberturas de leguminosas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20

2.2.7. Te de composta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21

3. Micorrizas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23

3.1. Efecto de la micorrización. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23

3.2. Factores que favorecen la micorrización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26

4. Laboreo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26

5. Fertilización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30

5.1. Guía para la fertilización. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35

AGRADECIMIENTOS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36

6. Literatura citada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37

4
1. Introducción
En las huertas de nogal pecanero Carya illinoinensis el suelo es explotado de manera
muy intensiva, y muchas nogaleras basan su buena producción y calidad de nuez en un
alto uso de insumos. No obstante, los efectos colaterales de varias prácticas agrícolas
intensivas son acumulativos y su daño se observa a mediano plazo. De manera
particular, la fertilización excesiva tiene efectos negativos en las propiedades químicas y
biológicas del suelo (Weinbaum et al. 1992) y el laboreo continuo reduce la materia
orgánica y favorece compactación de los suelos (González 2007).

En un contexto de cambio climático (menos horas frío y más evapotranspiración),


agotamiento y salinización de acuíferos, mayor incidencia de plagas y deterioro edáfico,
el manejo del suelo con un criterio de conservación es requisito obligado si se pretende
que las nogaleras sean empresas agrícolas de largo plazo. En este escrito se plantean
los componentes básicos de un manejo racional del suelo en huertas de regiones
semiáridas, donde la materia orgánica, los microbios benéficos, la labranza mínima y el
uso de fertilizantes tienen un efecto determinante.

2. Suelo y fertilidad
El suelo está compuesto de partículas minerales, espacios porosos ocupados por aire o
agua, materia orgánica y una gran diversidad de organismos; es el hábitat de la raíz de
las plantas superiores (Buckman y Brady 1977). De manera específica, los
microorganismos tienen un papel clave en la retención y liberación de nutrimentos y
energía en el suelo (Wollum 1982), determinantes para la nutrición y sanidad de las
plantas (Bowen y Rovira 1991).

Para que el nogal pecanero crezca y produzca adecuadamente debe ser


abastecido de manera balanceada con los nutrimentos: nitrógeno (N), fósforo (P),
potasio (K), calcio (Ca), magnesio (Mg), azufre (S), zinc (Zn), cobre (Cu), fierro (Fe),
manganeso (Mn) y boro (B). Cuando un nogal sufre una deficiencia o un desbalance
nutrimental su productividad resulta sustancialmente limitada (Sparks 1989, Smith
1991). Por eso, la fertilización es una práctica de manejo clave en las nogaleras de
regiones semiáridas, donde los suelos son pobres en materia orgánica, de baja
fertilidad y de pH alcalino (Kilby y Mielke 1982).

La nutrición adecuada de los nogales está muy influenciada por factores no


nutricionales. De manera relevante un contenido alto de materia orgánica en el suelo,
de 5% o más, tiene un gran efecto en el crecimiento de los árboles: a) alta

5
disponibilidad de nutrimentos, por lo cual las deficiencias son menores o no ocurren; b)
mayor retención de agua; c) mayor aireación de la raíz; y d) fuerte actividad microbiana
(Wood 2009).

2.1. Materia orgánica


En buena medida, la fertilidad de un suelo está determinada por su contenido de
materia orgánica, que es la fracción del suelo derivada de residuos animales y
vegetales, una mezcla de tejidos y moléculas en diferente estado de descomposición y
transformación (Alexander 1980). La materia orgánica es un componente clave del
suelo porque: a) incrementa la actividad de los organismos benéficos; b) almacena y
libera nutrimentos, particularmente N, P y S; c) produce el humus, que es muy activo en
el proceso de retención e intercambio de cationes; y d) fomenta la agregación de las
partículas de suelo (Chaney et al. 1992).

Cuando se aporta materia orgánica cruda (sin compostear) la mayor parte de su


energía y nutrimentos permanece en el suelo como biomasa viva (Lindemann 2011). La
transformación de la materia orgánica depende básicamente de la microbiota del suelo.
Los principales descomponedores son las bacterias, actinomicetos y hongos, que
constituyen el 95% de la biomasa viva del suelo; el resto son lombrices, insectos,
miriápodos, ácaros, nemátodos, protozoarios y algas (Campbell 1987).

El mayor grupo microbiano en el suelo son las bacterias, que crecen rápidamente
y descomponen una gran variedad de sustratos naturales. Las especies nativas son
muy activas y pueden permanecer en estados resistentes por mucho tiempo (Alexander
1980). En regiones templadas se ha estimado que por cada gramo de suelo seco puede
haber de 3 a 500 millones de bacterias (Martin y Focht 1986). Segundos en abundancia
son los actinomicetos, su número es elevado en condiciones de pH ligeramente alcalino
y baja humedad. Se ha estimado que un gramo de suelo seco de una región templada
puede tener de 1 a 20 millones de actinomicetos. Su población es dependiente de la
materia orgánica, a la cual colonizan en estados intermedios de descomposición (Harris
1992).

Los hongos son el tercer grupo en cuanto a abundancia en el suelo, la cual


depende directamente del contenido de materia orgánica y de humedad. Son
descomponedores muy eficientes de lignina, celulosa y peptina, aunque también
degradan quitina y queratina (Labrador 2001). La actividad de estos microorganismos
es mayor durante el periodo inicial de descomposición de la materia orgánica. Se ha

6
estimado que en un gramo de suelo seco de una región templada puede haber de
20,000 a 1 millón de propágulos fúngicos (Alexander 1980). Las hifas de los hongos
contribuyen de manera importante a mantener los agregados del suelo (Kinsbursky et
al. 1989).

2.2. Aporte de materia orgánica


En las nogaleras de regiones semiáridas el contenido de materia orgánica de los suelos
es muy bajo (Kilby y Mielke 1982). Con el criterio de mantener la fertilidad del suelo a
largo plazo, el aporte continuo de materia orgánica debe formar parte del manejo de las
huertas (Flynn 2002, Lindemann 2009).

La mayoría de los beneficios de la materia orgánica se obtienen cuando ésta se


transforma en el suelo, debido a que la actividad biológica es mas valiosa que el
producto final. Más energía, nutrimentos, hifas de hongos y humus se logran al aplicar
estiércol nuevo en comparación con la composta (Lindemann 2011).

2.2.1. Estiércol
Entre menor es el contenido de materia orgánica de un suelo mayor es su respuesta a
la aplicación de estiércol. Su aporte mejora la fertilidad, la porosidad y la capacidad de
retención de humedad del suelo. Como abono agrícola debe usarse estiércol nuevo
(menos de 6 meses de acumulado), ya que es más rico en materia orgánica y
nutrimentos (Castellanos 1982, 1984).

En dosis racionales el estiércol vacuno es una buena fuente de materia orgánica,


baja de N y moderada de P, K, Fe y Zn. Dado su contenido de nitrógeno y de sales
únicamente la mitad del requerimiento de N de un cultivo puede aportarse con este
abono, la otra mitad debe proveerse con fertilizante (Sweeten et al. 1982). La cantidad
de nutrimentos del estiércol depende de la dieta recibida por las vacas y de su manejo.
Una composición típica de dos abonos orgánicos se presenta en el cuadro 1.

Debido a que en el proceso de composteo la reproducción de los microbios


consume nutrimentos y se libera amoniaco y carbono, el contenido de materia orgánica
y nutrimentos siempre es menor en la composta que en el estiércol original; además, la
composta contiene más sales, pues éstas no son transformadas y se concentran
durante el composteo (Eghball et al. 2002).

7
Cuadro 1. Composición promedio de dos abonos de aplicación común en regiones
semiáridas.
Estiércol
Elemento 1 Composta2
vacuno
Nitrógeno 1.42 0.90
Fósforo 1.17 0.77
Potasio 3.41 2.12
Materia orgánica 50.0 28.7
Sales 5.0 8.2
1
Adaptado de: Castellanos (1984).
2
Análisis cortesía de F. Rojo Terrazas (2011).

En el estiércol y la composta los nutrimentos se encuentran en formas orgánicas,


en el suelo los microbios los transforman a formas inorgánicas para que puedan ser
aprovechados por las plantas, proceso llamado mineralización (Chaney et al. 1992). La
tasa de mineralización (TM) de N-P-K en el año de aplicación para tres abonos se
muestra en el cuadro 2. En el segundo y tercer años, para el estiércol puede usarse una
TM de 5% del N residual, y de 10 y 5% para P-K, respectivamente (Sweeten et al.
1982). La TM de N-P para la composta es de 20 y 10% para el segundo y tercer años,
respectivamente. Es necesario conocer la composición nutrimental y las TM para
calcular la dosis de abono a aplicar (Eghball et al. 2002).

Cuadro 2. Porcentaje promedio de mineralización de tres abonos en el año de


aplicación en regiones semiáridas.
Nutrimento
Abono
Nitrógeno Fósforo Potasio
1
Estiércol 45 75 80
Composta2 20 60 --
Biosólido3 50 50 100
1
SCS (1992).
2
Eghball et al. (2002).
3
Sullivan (1998) y Uribe et al. (2003).

En las huertas un programa de aporte de materia orgánica de mediano o largo


plazo consiste en aplicar 5 a 10 t/ha por año de estiércol vacuno nuevo y bajo en sales;
además de económico, puede proveer una buena cantidad de fósforo, potasio, fierro y
zinc (Sweeten et al. 1982). No obstante, un estiércol de alta calidad puede suplementar
el uso de fertilizantes; para ilustrar dicha práctica, en el cuadro 3 se muestra un ejemplo

8
de cuánto abono orgánico se requeriría para aportar 50 kg de nitrógeno disponible por
hectárea, considerando el contenido de nutrimentos del cuadro 1 y las TM del cuadro 2.

Cuadro 3. Cantidad de abono requerida para suplementar 50 kg/ha de nitrógeno


disponible el año de aplicación y aporte de materia orgánica y sales. Ejemplo
numérico...
Estiércol
Determinación Composta
vacuno
Contenido N (%) 1.42 0.90
N total base seca (kg/t) 14.2 9.0
Mineralización N primer año (%) 45 20
N disponible primer año (kg/t) 6.39 1.8
Dosis abono base seca (t/ha) 7.82 27.78
Aporte de materia orgánica (t/ha) 3.91 7.97
Aporte de sales (kg/ha) 391 2,278

Se observa que la dosis de estiércol de 7.82 t/ha es técnica y económicamente


viable, en cambio las 27.78 t/ha de composta harían muy costoso el abonado orgánico,
además de que aportarían una cantidad de sales muy alta (cuadro 3). Luego de
esparcido el estiércol debe incorporarse al suelo con rastra lo más rápido posible, para
aprovechar al máximo sus aportes (fotos 1 y 2); esta práctica reduce en 7.5 veces la
pérdida de nitrógeno (Sutton et al. 1983).

Entre mayor es el contenido de nitrógeno en el estiércol, menor es la cantidad de


fósforo, potasio y sales solubles; no obstante, si los suelos o el agua de riego tienen
afectación salina el P y K adicionados, incluso con bajas dosis de estiércol, podrían ser
un problema (Pratt 1982). Dado que la mayoría del fósforo y potasio del estiércol está
en forma inorgánica, queda disponibile para las plantas el 85% del P y casi el 100% del
K el año de aplicación. Por ello, este abono puede ser empleado como un fertilizante
fosforado y potásico, particularmente en suelos calcáreos (Chaney et al. 1992, Eghball
et al. 2002).

El ejemplo del cuadro 4 ilustra que para aportar la dosis estándar de fósforo y
potasio en una nogalera se requiere una cantidad baja de estiércol nuevo, lo cual
resulta muy económico. La dosis sugerida de 5-10 t/ha de estiércol por año es más que
suficiente para proveer el P y K requerido por los nogales. El movimiento de estos
elementos en el suelo demanda un manejo particular de la cubierta vegetal en las
huertas (ver apartado 2.2.5).

9
Foto 1. El estiércol vacuno nuevo y bajo en sales es un abono idóneo para aportar materia orgánica,
fósforo y potasio en las huertas. SHTR

Foto 2. Incorporar el estiércol con un rastreo superficial permite aprovechar al máximo los aportes del
abono. SHTR

10
Cuadro 4. Cantidad de estiércol nuevo requerida para aportar 40 kg/ha de fósforo y 60
kg/ha de potasio disponibles el año de aplicación. Ejemplo numérico...
Determinación P K
Contenido (%) 1.17 3.41
Total base seca (kg/t) 11.7 34.1
Mineralización primer año (%) 75 80
Disponible primer año (kg/t) 8.78 27.28
Dosis abono base seca (t/ha) 4.6 2.2

El potasio del estiércol es muy soluble en agua y el fósforo es soluble en 25%,


como promedio, y se distribuye a largo plazo en forma asimilable en el subsuelo. Cabe
señalar que cuando el suelo tiene >20 mg/kg de P no se obtiene respuesta al aporte de
dicho elemento (Pratt 1982). En suelos calcáreos el P aportado por 10 t/ha del abono
excede las necesidades de muchos cultivos, pero rara vez causa toxicidad (Castellanos
1984).

Con respecto a otros nutrimentos, el calcio y magnesio del estiércol pueden


quedar disponibles en 55% el año de incorporación del abono; el zinc, fierro,
manganeso, azufre y boro lo hacen en 40% (Eghball et al. 2002). En suelos calcáreos la
aplicación de dosis adecuadas de estiércol puede reducir la deficiencia de elementos
menores al quelatarlos (Castellanos 1984), en cambio dosis altas pueden inducir su
deficiencia dado el aumento de la salinidad del suelo (Sweeten et al. 1982).

2.2.2. Composta
La composta es una mezcla de materia orgánica descompuesta por microbios en
condiciones de temperatura, aireación y humedad adecuadas. Los compuestos
orgánicos simples son transformados a formas más complejas (como el humus), que
son más resistentes a la descomposición. En parte por eso, la tasa de mineralización de
la composta es menor que la del estiércol (Eghball et al. 2002).

Una composta bien hecha sólo debe contener bacterias, hongos, actinomicetos,
protozoarios y nemátodos benéficos; además, su olor debe ser agradable a “tierra
húmeda”. Este abono se usa como un acondicionador de suelos por su alto contenido
de humus y organismos benéficos y como fuente de micronutrimentos (Chaney et al.
1992, Ingham 2005).

La composta de estiércol tiene un pobre aporte de nitrógeno, moderado de P y K,


y alto de sales (cuadro 1), por lo que en las huertas puede usarse sólo como un
complemento a la fertilización química. Cabe aclarar que la mayoría de los nutrimentos

11
que contiene la composta deben ser transformados por los microbios benéficos para
que pasen a formas disponibles para las plantas (Flynn 2002).

Una buena composta para el suelo de huertas de árboles frutales es la que se


elabora con una mezcla balanceada de: molienda de ramas de poda, rastrojos,
biosólidos, frutas y hortalizas (deshechos de empaques y frigoríficos), estiércol de aves
de corral, aserrín, pajas, papel y estiércol vacuno (Rodríguez y Córdova 2006).

2.2.3. Biosólidos
Los biosólidos tienen un alto contenido de nutrimentos, por lo que son un abono
adecuado para fertilizar las plantas (Sullivan 1998); son una fuente valiosa de N, P, Zn,
Cu, Mn y materia orgánica (Tester 1990). La mayoría de los nutrimentos contenidos en
los biosólidos se encuentran en formas químicas disponibles para las plantas y son
liberados de manera lenta en el suelo (Dennis y Fresquez 1989).

Por su riqueza de materia orgánica y nitrógeno este abono orgánico aumenta


notablemente la actividad de bacterias y hongos en el suelo (Dennis y Fresquez 1989);
dicha actividad biológica es mayor en suelos de regiones semiáridas con un adecuado
contenido de humedad (Strait et al. 1999). En suelos del centro-sur del estado de
Chihuahua el uso racional de biosólidos aumenta en 10% la población de bacterias y
hongos, luego de tres años de aportes (Tarango et al. 2009).

En nogaleras de Delicias (Chihuahua) se demostró que el abonado completo con


biosólidos digeridos anaeróbicamente (tipo excelente) permite que los nogales se
nutran, crezcan y produzcan adecuadamente (cuadro 5, fotos 3 y 4). Por el ambiente
árido y la microflora nativa los microbios patógenos de los biosólidos no prevalecen en
el suelo para la época de cosecha. Con biosólidos de alta calidad, una dosis racional y
dada la condición calcárea de los suelos, los metales pesados no son problema en el
suelo ni en las nueces (Tarango et al. 2009).

Cuadro 5. Longitud de brote fructífero (LBF), rendimiento y calidad de nuez de nogales


con fertilizantes y biosólidos, promedio1 de tres años. Delicias, Chihuahua.
LBF Nuez Almendra
2
Tratamiento (cm) (kg/árbol) (%)
Fertilizantes 16.2 8.3 57.7
Biosólidos 19.3 9.4 58.5
Pr>F 0.016 0.504 0.215
1
De todas las observaciones.
2
De 8-10 años de edad.
Adaptado de: Tarango et al. (2009).

12
Foto 3. La aplicación de biosólidos debe calibrarse cuidadosamente en cuanto a dosis y esparcirse
uniformemente en el piso de la huerta. SHTR

Foto 4. Huerta de nogales adultos a principios de junio, con suelo areno migajonoso y fertilizada
únicamente con biosólidos. SHTR

13
2.2.4. Residuos de poda y cosecha
En los nogales adultos la poda es necesaria para mantener una adecuada relación
entre vigor y fructificación; también es una práctica básica para mejorar la iluminación
de la copa de los árboles. Así, es necesario disponer de la madera podada de una
manera sostenible, como lo es su incorporación en el suelo de las huertas (Lindemann y
Taboub 2004).

Las astillas de madera son un material más grueso que el aserrín y cuando son
incorporadas en el suelo su descomposición es lenta. La celulosa y los polisacáridos de
pentosa son atacados rápidamente por los microbios, en cambio la lignina y sus
derivados pasan a formar humus (Allison y Anderson 1958). Por su alto contenido de
carbohidratos complejos, las astillas de madera pueden favorecer el crecimiento de los
hongos en el suelo (Alexander 1980), lo cual es muy deseable en huertas de nogal
pecanero de regiones semiáridas.

La incorporación de 4.5 a 18 t/ha de astillas (1 cm de diámetro y 6 cm de


longitud, en promedio) de madera de nogal pecanero en huertas bien fertilizadas no
tiene efecto sobre el crecimiento de los nogales, ni causa síntomas de deficiencia de
nutrimentos o de toxicidad (foto 5). La descomposición de las astillas es lenta, por lo
que los microbios no inmovilizan el nitrógeno del suelo (Lindemann y Taboub 2004). El
aporte de materia orgánica y de nutrimentos es más bien bajo y pasan a formar parte de
la reserva del suelo (cuadro 6), cuya floculación resulta favorecida en el corto plazo
(Lindemann 2011).

Cuadro 6. Contenido de materia orgánica (MO) en el suelo y aporte de nutrimentos con


la incorporación de diferentes dosis de astillas de madera de nogal pecanero en una
región semiárida.
Astillas MO en suelo kg/ha
1
t/ha/año (%) N P K
0 1.03 --- --- ---
4.5 1.06 21 2 14
9.0 1.08 42 3 28
13.5 1.12 62 4 42
18.0 1.12 82 6 56
1
Después de tres años de aportes.
Adaptado de: Lindemann (2011).

14
Foto 5. La disposición superficial de astillas de las ramas podadas permite su descomposición lenta y no
interfiere con la cosecha. SHTR

Foto 6. Conservar e incorporar toda la hojarasca favorece el reciclaje de nutrimentos y la actividad de la


microfauna en el suelo. SHTR

15
Por su parte, el ruezno del nogal pecanero es un tejido rico en materia orgánica,
particularmente es valioso como fuente orgánica de potasio, del cual contiene 50% con
base en peso seco (Sparks 1985). La hojarasca (foliolos, raquis, escamas de yemas,
amentos, frutos caídos, rueznos y ramillas) de cada ciclo de cultivo debería regresar al
suelo de la huerta (foto 6). El reciclaje de N, P, Ca, Zn y Mg depende de la conservación
de la hojarasca en las nogaleras; el 80% del ciclo del nitrógeno planta-suelo ocurre en
esta materia orgánica (Worley 1995).

2.2.5. Coberturas nativas


La cubierta vegetal del suelo en las nogaleras tiene efectos múltiples: provisión de
nutrimentos y materia orgánica, conservación del suelo, reducción del uso de maquinaria y
de ciertos insumos, fomento y conservación de insectos benéficos y competencia para los
nogales por agua y nutrimentos (White et al. 1981). En las huertas el efecto benéfico de
las coberturas vegetales en el suelo y en los árboles es a largo plazo, siempre y cuando
produzcan altos rendimientos de materia seca (Wesley 1975).

Una cubierta de plantas nativas (arvenses) no tiene un costo de establecimiento y


por su rusticidad algunas especies requieren agua, nutrimentos y manejo mínimos (foto 7).
Para minimizar la competencia las arvenses se siegan antes de que emitan su tallo floral o
a los 20-30 cm de altura, cuando sus tejidos son suculentos (Skroch y Shribbs 1986).
Wood et al. (1983) señalan que si una cubierta vegetal madura temprano en el ciclo de
cultivo, no competirá con los nogales en la época de crecimiento de éstos.

En Delicias (Chihuahua) se realizó un estudio de tres años con diferentes


tratamientos de manejo de la cubierta del suelo, con nogales Western en producción,
creciendo en un suelo areno migajonoso y con fertirriego. Se encontró que el vigor del
brote apenas se reduce cuando la hierba crece libremente en la zona de goteo de los
nogales. La concentración de nitrógeno en el follaje es casi igual entre tratamientos
(cuadro 7). El poco efecto de la hierba en el crecimiento y estado nutrimental se debe al
aporte continuo de agua y nutrimentos, y a que el enraize y micorrización superficiales le
permiten a los árboles competir con la cubierta vegetal (Tarango 2010).

Cabe señalar que cuando las huertas se fertilizan una o dos veces en el ciclo y el
riego por gravedad se aplica cada 20 – 25 días, el efecto del libre crecimiento de las
hierbas sí afecta a los nogales, sobre todo a los jóvenes (de enraize superficial).

16
Foto 7. Una cobertura de plantas nativas es sencilla de manejar, protege el suelo, conserva la humedad y
facilita la cosecha. SHTR

Foto 8. Es conveniente segar la cubierta vegetal en las calles y aplicar una banda de herbicida en las
hileras de los árboles y aspersores. SHTR

17
Cuadro 7. Longitud de brote fructífero (LBF), concentración foliar de nitrógeno y
rendimiento con diferente manejo de la cubierta vegetal y fertirriego, promedio1 de tres
años. Delicias, Chihuahua.
LBF Nitrógeno Nueces
Tratamiento (cm) foliar (%) (kg/árbol)2
Segado 16.3 2.78 16.4
Enhierbado 14.8 2.78 13.8
Herbicida 15.9 2.82 16.2
Rastreo 17.7 2.82 13.3
Pr>F 0.123 0.510 0.234
1
De todas las observaciones.
2
Nogales de 11-13 años de edad.
Adaptado de: Tarango (2010).

La producción de nuez tiende a ser mayor cuando hay una cubierta vegetal segada
o se aplica herbicida (foto 8). En promedio de tres años, el rendimiento disminuyó 16%
cuando la hierba creció libremente y 18.5% cuando se controló con rastreo (cuadro 7). El
tamaño de la nuez y el porcentaje de almendra no resultaron afectados por los
tratamientos. La ventaja de la cobertura segada es que protege al suelo de la erosión
(foto 9), reduce la compactación y es una fuente valiosa de materia orgánica; en
cambio, el uso continuo de herbicidas en toda el área de goteo favorece la deficiencia
de zinc en los nogales (Goff et al. 1991, Tarango 2010).

La cantidad de materia seca que aporta una cobertura natural (tallos y hojas)
durante la primavera y verano en una nogalera con fertirriego y árboles adultos varía de
12 a 21 t/ha (Tarango 2010, foto 10). A dicha cantidad puede sumarse alrededor de un
50% que aporta el sistema radical de las plantas arvenses (Buckman y Brady 1977).
Además, los zacates anuales reducen la lixiviación de los nitratos (Shennan 1992).

Un efecto importante de las plantas arvenses en las huertas es movilizar al


fósforo y potasio del suelo superficial hacia el subsuelo, donde son abundantes las
raicillas alimentadoras de los árboles. En parte esto ocurre por el crecimiento de las
raíces de las plantas nativas, que mueven los nutrimentos absorbidos y los reintegran al
suelo cuando mueren y se descomponen (Hogue y Neilsen 1987). El fósforo y en menor
grado el potasio son más altos en el follaje de nogales cultivados con una cubierta de
pasto segado en comparación con el rastreo (Smith et al. 1959).

18
Foto 9. Las huertas deben contar con una cubierta vegetal incluso en invierno para evitar la pérdida de
suelo fértil por erosión eólica. SHTR

Foto 10. Las plantas arvenses en las huertas aportan valiosa materia orgánica y coadyuvan en el manejo
del fósforo y potasio. SHTR

19
2.2.6. Coberturas de leguminosas
De acuerdo con la FAO, el consumo y encarecimiento de los fertilizantes en el corto plazo
serán muy altos (Tenkorang y Lowenberg 2008). Además, la contaminación ambiental y el
deterioro de los suelos por la sobrefertilización indican que el aporte de nitrógeno de
manera natural debería ser un componente de manejo sostenible en las nogaleras (Smith
et al. 1996). En las huertas de regiones semiáridas se necesitan estudios para definir las
especies y/o variedades de plantas leguminosas y su sistema de cultivo.

Las plantas leguminosas son muy importantes en la economía del nitrógeno en el


suelo, cuyos tejidos al descomponerse le aportan este nutrimento, el cual es mineralizado
en pocas semanas (Ingels et al. 1994). Las coberturas deben ser densas, así el trébol
crimson sembrado en octubre e incorporado en mayo puede proporcionar 85 kg/ha de N,
la veza vellosa 95 kg/ha y el trébol alejandrino hasta 80 kg/ha, nitrógeno que estará
disponible para los nogales previa mineralización (White et al. 1981).

En un estudio hecho en 169 nogaleras de Alabama (Estados Unidos), se encontró


que el efecto benéfico de la siembra e incorporación de leguminosas de invierno sobre la
productividad de los nogales es a largo plazo. La producción de nueces presentada en el
cuadro 8 se obtuvo con los sistemas de manejo hasta antes de 1951 y sin fertilizantes
sintéticos, por lo que es relevante el aporte nutrimental de las leguminosas para el
crecimiento y fructificación de los nogales (Hagler et al. 1953).

Cuadro 8. Relación entre el rendimiento de nuez y el tiempo de uso de coberturas de


leguminosas en nogaleras. Alabama, EUA.
Años con Rendimiento
leguminosas (kg/árbol)1
10 25.4
7 22.9
6 18.3
4 9.3
3 4.8
1 2.3
1
Promedio de cinco años.
Adaptado de: Hagler et al. (1953).

Como leguminosas de verano pueden probarse en las huertas la sesbania


Sesbania exaltata, el guar Cyamopsis tetragonoloba (que además protege contra la
pudrición texana) y el meliloto amarillo.

20
Las coberturas sembradas también presentan desventajas: mayor requerimiento de
agua y nutrimentos, costo de la semilla, modificación o interferencia con el manejo
convencional de la huerta y costo de herramienta para segado. De manera específica,
para nogaleras de regiones semiáridas pueden evaluarse especies que se adaptan a
suelos alcalinos, como alfalfa anual o trébol bur Medicago polymorpha, meliloto amarillo
Melilotus indica y trébol fresa Trifolium fragiferum, que es perenne, tolera el segado
frecuente y el calor (Miller et al. 1996). Es muy conveniente la evaluación de leguminosas
que ya muestran adaptación en las nogaleras regionales (fotos 11 y 12).

2.2.7. Te de composta
Es una suspensión enriquecida de microbios benéficos (bacterias, hongos,
actinomicetos, protozoarios y nemátodos). Se aplica al suelo de la zona radical para
mejorar la actividad biológica y así favorecer la sanidad y nutrición de las plantas. No es
una fuente de nutrimentos para los cultivos, aunque mejora la salud y el crecimiento de
plantas de porte bajo y sistema radical pequeño (Ingham y Slaughter 2004). La
preparación de tes de composta de calidad requiere como primer ingrediente una
composta de alta calidad, luego de aditivos nutricionales que favorezcan el crecimiento
de los microbios de interés. Es un proceso de fermentación líquida que demanda un
estricto control de la aireación, pH y temperatura del agua (Ingham 2005).

En Delicias (Chihuahua) se evaluó durante dos años el efecto del te de composta


en el desempeño productivo de nogales jóvenes en producción, de la variedad Western,
cultivados en un suelo areno migajonoso y con fertirriego. La composta y el te se
prepararon de acuerdo con las normas publicadas por Ingham (2005). Se aplicaron 100
L/ha de te, incorporado de manera localizada en el área de goteo de los árboles, en las
fases fenológicas de inicio de crecimiento de brote, inicio de crecimiento de fruto e inicio
de llenado de almendra.

Los nogales tratados con el te de composta exhibieron un aumento muy pequeño


en el crecimiento del tronco, la longitud del brote fructífero y la producción de nueces
fueron prácticamente iguales que en los árboles con sólo fertilizante (cuadro 9). La falta
de respuesta al aditivo microbiano puede deberse a que el sistema radical del nogal
pecanero es muy grande y no fue bien impregnado con la dosis de te aplicada, y/o a
que los microbios inoculados no prevalecen en el suelo, y/o a que este árbol tiene una
dependencia obligada de microbios más específicos como los hongos micorrízicos.

21
Foto 11. Cobertura natural de „meliloto amarillo‟ en una huerta regional sin fertilización y con labranza
mínima. Rosales, Chihuahua. SHTR

Foto 12. Trébol de porte bajo, tolerante al frío, al segado y a la salinidad, de ocurrencia natural en una
huerta de Meoqui, Chihuahua. SHTR

22
Cuadro 9. Incremento de la circunferencia del tronco (ICT), longitud de brote fructífero
(LBF) y rendimiento de nogales con fertilizante y te de composta, en dos años. Delicias,
Chihuahua.
ICT LBF Nueces
Tratamiento (mm) (cm) (kg/árbol)1
2006
2
Fertilizante 19 16.7 10.9
Fertilizante + te composta 23 14.5 11.5
2007
Fertilizante 36 9.5 6.7
Fertilizante + te composta 40 9.4 6.7
1
Nogales de 10-11 años de edad.
2
45-15-15 g (N-P-K) por cm diámetro de tronco.

3. Micorrizas
Se denomina micorriza a una raíz modificada por la colonización de un hongo benéfico
llamado “hongo micorrízico”. En esta asociación raíz-hongo la raíz le da al hongo hábitat
y nutrimentos, el hongo absorbe agua y sales minerales para la raíz y además la
protege de ciertos patógenos (Castellano y Molina 1989).

La parte superior del sistema radical del nogal pecanero es fibrosa y es donde
crecen las raicillas alimentadoras, que son pequeñas y delgadas (Hanna 1987), no
tienen pelos absorbentes y la mayoría está micorrizada (Marx 1971, Brison 1976). Los
árboles del género Carya establecen en sus raíces simbiosis con hongos
ectomicorrízicos y los géneros asociados con el nogal pecanero son Astraeus, Gyrodon,
Pisolithus, Russula, Scleroderma, Tuber y Tylopilus (Taber 1984).

3.1. Efecto de la micorrización


La ramificación y engrosamiento de la ectomicorriza y el manto fúngico aumentan la
superficie de exploración de la raíz, por lo que la absorción de agua y de los
nutrimentos N, P, K, Ca, Mg, Zn y Cu es mayor; también el hongo puede desdoblar
complejos minerales y orgánicos del suelo a nutrimentos asimilables por las plantas
(Marx 1971, Bowen 1973, Taber 1984).

En la región semiárida de Delicias (Chihuahua) se evaluó la inoculación con


hongos micorrízicos de nogal pecanero en vivero. Se probaron los tratamientos: 1)

23
testigo (suelo esterilizado), 2) suelo natural inoculado con Zac-19 (consorcio de Glomus
albidum, G. claroides y G. diaphanum) y 3) suelo natural inoculado con Mycor-Tree
(Pisolithus tinctorius y Scleroderma sp.). Únicamente se encontraron ectomicorrizas, en
ningún caso se detectó indicio de colonización endomicorrízica (cuadro 10). Cuando se
inoculó P. tinctorius y Scleroderma sp. la presencia de formas macroscópicas o de
manto fúngico aumentó 33% comparado con la micorrización natural (Tarango et al.
2004).

Cuadro 10. Colonización micorrízica ocho meses después de la inóculación y altura de


plantas de nogal pecanero. Delicias, Chihuahua.
Ectomicorrizas Altura1
Tratamiento (%) (cm)
Suelo esterilizado 0 74.5
2
Micorrización natural 50 122.7
3
Micorrización inducida 83 141.5
1
16 meses despues de la inoculación.
2
Hongos micorrízicos nativos.
3
Hongos micorrízicos nativos + Mycor-Tree .
Adaptado de: Tarango et al. (2004).

En cuanto al crecimiento, a los 16 meses después de la inoculación la diferencia


en altura y diámetro del tallo fue altamente significativa, un 65% más en la
ectomicorrización natural (Zac-19) y un 90% mayor con la inducida (Mycor-Tree). Se
determinó que el crecimiento de plantas de nogal sin fertilizar depende en 74% del
grado de micorrización de su raíz cuando está en maceta y en 64% el primer año en el
campo.

Creciendo en un suelo migajón arenoso y sin fertilizar las plantas de nogal no


exhibieron diferencias en la concentración foliar de N, P, K y Cu. Los arbolitos con el
mayor grado de ectomicorrización presentaron la más alta concentración foliar de Zn,
con una diferencia altamente significativa. Esto sugiere que la dificultad del nogal para
abastecerse de zinc no sólo es un problema de indisponibilidad química del nutrimento
en el suelo (Smith y Storey 1979), sino también de ineficiencia en la absorción del
elemento por la raíz, particularmente cuando no está micorrizada.

En la misma región, durante cinco años se estudió la micorrización inducida de


árboles en producción. Se inoculó con esporas de hongos micorrízicos el suelo de la
zona radical de nogales Western sobre patrón criollo, de ocho años de edad al inicio del
trabajo. El suelo es de textura arena migajonosa, muy pobre en materia orgánica
(0.34%), pH= 8.4 y de baja salinidad (CE= 0.87 dS/m). Se evaluaron los tratamientos: 1)

24
testigo (micorrización natural), 2) inoculación con Pisolithus tinctorius y Scleroderma sp.
(Mycor-Tree el primer año y cepas nativas de ambos hongos los siguientes tres años).
Todos los árboles se fertilizaron con la fórmula 45-10-10 g/cm de diámetro del tronco.

En el nogal en produccción el vigor del brote determina la productividad del árbol,


pues a mayor longitud más hojas y frutos son formados y las almendras mejor llenadas
(Sparks y Heath 1972). Dado que la fase de crecimiento del brote es muy corta en
nogales adultos, la provisión adecuada de nutrimentos tiene un efecto determinante en
su vigor (Marquard 1990). En el cuadro 11 se muestra que la longitud del brote fructífero
siempre fue mayor en los árboles con micorrización inducida, con una diferencia
estadística alta.

Cuadro 11. Longitud de brote fructífero (cm) de nogales con fertilizante y con hongos
micorrízicos, en cinco años. Delicias, Chihuahua.
Años
Tratamiento 2004 2005 2006 2007 2008
Fertilizante 16.7 19.3 12.7 8.9 16.4
1
F + Ps + S 22.4 22.0 15.9 10.8 19.2
Pr>F 0.005 0.057 0.021 0.029 0.033
1
Fertilizante más inoculación con
Pisolithus tinctorius y Scleroderma sp.

La producción de nueces por árbol también resultó favorecida por la mayor


micorrización radical, aunque sólo hubo diferencia estadística un año (cuadro 12). En
los cinco años del estudio, el rendimiento promedio fue 21.8% mayor en los nogales con
micorrización inducida. Se observa que al aumentar el vigor del brote mayor es la
fructificación del árbol. Lo anterior demuestra que el nogal pecanero responde bien al
manejo que fomenta la micorrización de sus raíces.

Cuadro 12. Producción de nuez (kg/árbol) de nogales1 con fertilizante y con hongos
micorrízicos, en cinco años. Delicias, Chihuahua.
Años
Tratamiento 2004 2005 2006 2007 2008
Fertilizante 4.3 11.1 9.5 6.3 19.9
2
F + Ps + S 4.6 15.3 11.8 10.8 22.9
Pr>F 0.799 0.032 0.227 0.116 0.079
1
De 8-12 años de edad.
2
Fertilizante más inoculación con
Pisolithus tinctorius y Scleroderma sp.

25
3.2. Factores que favorecen la micorrización
Una característica de las micorrizas es que son estructuras temporales, pierden
funcionalidad y envejecen conforme la raíz suberiza y engrosa. Así, la formación
continua de nuevas raicillas susceptibles de ser micorrizadas y la disponibilidad de
inóculo micorrízico para que se den nuevas infecciones, son necesarios para mantener
un sistema radical bien micorrizado (Marks y Foster 1973).

Las micorrizas se forman más eficazmente cuando la fertilidad del suelo es


moderada a baja, particularmente en su contenido de fósforo (Campbell 1987). La
micorrización es mayor en árboles con una tasa fotosintética alta, lo que permite una
acumulación de carbohidratos en la raíz, que la hace más susceptible a la infección
micorrízica (Marx 1971).

Suelos bien drenados, con adecuada humedad, con temperatura moderada,


buena aireación y ricos en materia orgánica estimulan el crecimiento de la raíz y de los
hongos micorrízicos (Marx 1971). La presencia en las huertas de una cobertura de
zacates anuales nativos favorece la micorrización natural de la raíz de los árboles
(Atkinson 1983). En las nogaleras, mediante el segado de la cobertura y el no laboreo
se incrementa la materia orgánica en la primera capa del suelo, y en los árboles la
formación de raicillas laterales y superficiales micorrizadas, lo que mejora la absorción
de nutrimentos, particularmente P y Zn (Smith et al. 1959, Sparks 2004).

En las nogaleras de la región donde no se se hace labranza en el área de goteo,


después de las lluvias de verano aparecen los cuerpos fructíferos de las micorrizas (foto
13). Cuando éstos maduran pueden cortarse y ponerse en bolsas de papel, secarse a la
sombra y molerse; luego este material biológico se coloca en bolsas de polipapel, que
se cierran herméticamente y se almacenan en un lugar fresco, seco y oscuro (foto 14).
Este inóculo nativo se incorpora al suelo con el riego de prebrotación, lo cual permite
una micorrización inducida eficaz y económica.

4. Laboreo 0.029 0.001


En las nogaleras del norte de México prevalece la práctica del laboreo intensivo (de 14 a
20 pasos de maquinaria de roturación por año), lo cual causa un deterioro progresivo del
suelo por compactación y pérdida de materia orgánica. De manera específica, el número
de poros se reduce y éstos son muy pequeños y discontinuos, lo que hace lento el
movimiento de agua y oxígeno hacia la raíz de los árboles (González 2007). Desde 1996,
este autor comprobó en huertas de La Laguna que ocho pasos de rastra para el control de
las hierbas y el tráfico de la maquinaria para las aspersiones foliares (año tras año),
causan que el suelo se compacte y la infiltración del agua de riego disminuya, como se
muestra en el cuadro 13 (ct. Figueroa et al. 2002).

26
Foto 13. Esporocarpo maduro de Pisolithus tinctorius. Para cosecharlo se corta a ras del suelo con una
navaja filosa y se pone en bolsa de papel. SHTR

Foto 14. Inóculo de hongos micorrízicos nativos P. tinctorius y Scleroderma sp. almacenado en otoño
para inocular en primavera. SHTR

27
Cuadro 13. Efecto del laboreo a largo plazo en dos características físicas del suelo en
nogaleras de la Comarca Lagunera.
Grado de Compactación1 Infiltración
2
labranza (lb/pulgada ) del agua (cm/h)
Mínimo 58 2.5
Intensivo 120 0.74
1
A 30 cm de profundidad.
Adaptado de: González (1996) ct. Figueroa et al. (2002).

Por el contrario, la labranza mínima hace un manejo del suelo con menos paso de
equipo mecánico, pero sobre todo cuida de mantener residuos vegetales en la superficie
edáfica (Martínez 2002). En las nogaleras las coberturas vegetales mejoran la porosidad y
contribuyen a disminuir la compactación del suelo, al reducir la necesidad de laboreo y
amortiguar el efecto del tráfico de maquinaria (Apel y Hinrichs 1977).

La compactación del suelo disminuye la infiltración del agua, la aireación y el


crecimiento y funcionamiento de las raíces del nogal. El rastreo descompacta el suelo
superficial, pero a mediano plazo ocasiona la formación de „piso de rastra‟ (Miyamoto
1993, Chapman et al. 1993). Los nogales cuyas raíces crecen en un suelo compacto y mal
aireado son de menor tamaño, su follaje presenta clorosis, sufren mayor deficiencia de
zinc y caída de frutos (Drew y McEachern 1990). Cuando la compactación es superficial
los nutrimentos Ca, Mg, K y P tienden a concentrarse encima de la capa arable, por lo que
no están disponibles para las raíces de los árboles (Wood y White 1986).

También, en una huerta con compactación superficial (piso de rastra) la producción


de nueces puede disminuir hasta en 26% (Wood y White 1986). Por tanto, cuando el suelo
de las huertas se ha compactado tiene que roturarse con cincelado (<15 cm) o subsoleo
(>30 cm) antes del riego de invierno. La roturación se hace cada año en un 25% de la
superficie de la huerta, en calles alternas (foto 15). Así, todo el suelo se labora en un
ciclo de cuatro años, lo cual reduce significativamente el efecto negativo del corte de
raíces y las áreas descompactadas se distribuyen por todo el piso de la nogalera
(Miyamoto 2002). Para evitar daño importante a la raíz, el subsoleo debe hacerse a
partir de 3.0 m del tronco de los nogales (Wood y White 1986).

No obstante, esta práctica no debe hacerse si no se ha comprobado que hay un


problema real de compactación. Un subsoleo mal diseñado causa un daño severo a las
raíces de los nogales y destruye una cantidad importante de micorrizas (foto 16), lo que
afecta drásticamente su productividad. El vigor del brote disminuye 24.5%, el
rendimiento baja 28%, el tamaño de la nuez se reduce 19% y el llenado de la almendra
es 6% menor (cuadro 14).

28
Foto 15. El subsoleo debe hacerse únicamente si se ha diagnosticado un problema real de compactación,
y sólo en medio de las calles. SHTR

Foto 16. El subsoleo inadecuado destruye gran cantidad de raíces, raicillas alimentadoras y sobre todo de
micorrizas (marcada con la flecha). SHTR

29
Cuadro 14. Vigor del brote fructífero, rendimiento y calidad de nuez en nogales Western
adultos con dos sistemas de manejo del suelo. Delicias, Chihuahua.
Tratamiento
Subsoleo Segado de
Variable + rastreo la cubierta Pr>F
+ fresneo vegetal
Longitud de brote (cm) 9.9 13.1 0.003
Peso de nuez (g) 4.3 5.3 0.041
Porcentaje de almendra 56.0 59.4 0.045
Rendimiento (kg/árbol) 20.6 28.5 0.182

Una prueba de campo que estima la capacidad del suelo para infiltrar el agua de
riego se describe a continuación (Drew y McEachern 1990):

a) Se cava un hoyo con barra manual, de 80 cm de profundidad y 20 cm de diámetro.


Debe quedar un cilindro bien refilado.

b) Se vierten en el hoyo 26.5 L de agua.

c) Luego se mide el tiempo en que se resume el agua. Si el hoyo se vacía en 1 hora el


drenaje es excelente, en 3 horas es muy bueno, en 24 horas es bueno, en 48
horas es aceptable pero hay que mejoralo. Si el agua tarda más de 48 horas en
resumirse hay un problema de compactación que corregir.

5. Fertilización
El crecimiento y la fructificación del nogal pecanero dependen de la interacción de
factores de suelo, clima y manejo. De manera particular, la nutrición de los nogales
resulta muy influenciada por factores no nutricionales (Wood 2002, 2009). Muchos
estudios han demostrado que dosis altas de fertilizante no garantizan alta producción
en frutales como almendro, pistachero, nogal de castilla y nogal pecanero. El nitrógeno
que se aplica en exceso se pierde en el suelo o en la atmósfera (Weinbaum et al. 1992,
Wells 2010).

La agricultura comercial moderna aplica cantidades muy altas de fertilizantes, por


un efecto de mercadotecnia, por su criterio de rentabilidad a corto plazo y la falta o no
uso de información técnica; dicha práctica es una de las causas del deterioro de los
suelos (Tenkorang y Lowenberg 2008). R.E. Worley (1995) y B.W. Wood (2006),
reconocidos especialistas en nutrición del nogal pecanero, basados en mucho trabajo

30
de investigación, afirman que los nogaleros aportan 3-5 veces más nitrógeno del
requerido por el frutal y que las dosis de N pueden bajarse en 50% sin perjuicio del
rendimiento y la calidad de la nuez. La clave es el manejo técnico de la fertilización.

El N es el nutrimento requerido en mayores cantidades por el nogal pecanero. En


buena medida, de su provisión dependen el crecimiento de brotes y hojas, el amarre de
flores, el llenado de la almendra y el grado de la alternancia (Brison 1976, Wood 2002),
pero no es la “cura mágica” para todos los problemas de productividad de las huertas
(Sparks 1989, Worley 1995). En regiones semiáridas, para nogales en producción en
suelos aluviales se recomienda aplicar 100 kg de N/ha en textura franca y 130 kg en
arena-migajonosa (Storey 1990), en suelos calcáreos y pobres en materia orgánica se
requieren hasta 200 kg de N/ha (Herrera 2008).

Este árbol necesita cantidades conservadoras de P, cuyo efecto en el


rendimiento no es consistente pero tiende a incrementar el peso de la nuez. El K es
requerido por el nogal en cantidades bajas, pero es un elemento importante en el
crecimiento y llenado del fruto (Sparks 1989, Smith 1991). En regiones semiáridas la
dosis de P y K varía de 20 a 60 kg/ha, según su contenido en el suelo (Walworth 2002).
El Ca, Mg y S son macronutrimentos denominados secundarios, porque el nogal los
consume en cantidades moderadas y los suelos de las regiones semiáridas los proveen
con suficiencia (Kilby y Mielke 1982, Sparks 1989).

Aplicar mucho fertilizante equivale a mucha pérdida, como lo evidencia un


estudio realizado en Las Cruces (New Mexico), en una huerta con suelo migajón
arenoso y nogales Western de 15 años de edad. Se aportó una dosis de 221 kg/ha de
nitrógeno, usando sulfato de amonio y dividida en seis aplicaciones de marzo a junio.
Se regó por gravedad con una lámina de 152 cm/ciclo. No obstante que el aporte de
fertilizante se fraccionó, resulta que el 45% del N se perdió en el subsuelo por lavado,
los árboles sólo utilizaron el 19.5% del N aplicado (Kraimer et al. 2001).

En la región de El Paso (Texas), en una huerta con suelo migajón arcilloso se


evaluaron dosis y fuentes de nitrógeno. En nogales Western de 15-18 años de edad el
aporte de N no tuvo efecto en el rendimiento y una dosis baja del nutrimento fue
suficiente para mantener su nivel foliar adecuado (cuadro 15). Entre más fertilizante se
aplicó más nitrógeno se lavó: al tercer año del estudio se habían acumulado a los 30 cm
de profundidad 48 kg/ha, a los 60 cm 46 kg/ha, a los 90 cm 82 kg/ha y a los 120 cm 107
kg/ha de nitratos en una capa de suelo de 30 cm de espesor. Tales resultados muestran
que el nogal no requiere mucho N y que un suelo de calidad almacena suficientes

31
nitratos con dosis moderadas de fertilizante, lo demás se pierde en el drenaje de las
huertas (Malstrom et al. 1983).

Cuadro 15. Eficiencia de tres dosis y dos fuentes de nitrógeno en la productividad de


nogales Western en un suelo aluvial. El Paso, Texas.
Nitrógeno Fuente N foliar Nuez
1
(kg/ha) (%) (kg/árbol)2
0 2.08 c 18.7
120 Urea 2.08 c 19.2
240 Urea 2.42 ab 20.5
480 Urea 2.52 a 19.7
120 Sulfato amonio 2.20 bc 20.7
240 Sulfato amonio 2.46 ab 19.7
480 Sulfato amonio 2.38 ab 19.7
N.S.
1
En junio del cuarto año de estudio. Medias con
distinta letra son diferentes al 0.01 (Duncan).
2
Promedio de 4 años, árboles de 15-18 años.
N.S.= no significativo.
Adaptado de: Malstrom et al. (1983).

El tipo de fertilizante también tiene efectos en la conservación del suelo. La urea


es la fuente más económica por kilogramo de nitrógeno y tan eficiente en abastecer al
nogal de N como otros fertilizantes (cuadro 15). El „efecto salino‟ es mucho menor al
aplicar urea, ya que su índice salino es de 1.61, mientras que el del nitrato de amonio
es de 2.99 y el del sulfato de amonio de 3.25 (Tisdale y Nelson 1982).

En un estudio de largo plazo con nogales Stuart de >50 años de edad, el


mantener 2.75% de N foliar dio la mayor tasa de retorno económico y el mayor
rendimiento promedio (cuadro 16). Con un buen manejo se insectos, poda y riego, se
requirió de una dosis baja de nitrógeno para mantener la productividad de los árboles
durante 16 años. De este fino trabajo de investigación, Worley (1990) concluye que la
capacidad de la raíz y del suelo para retener el nitrógeno aplicado es saturada a dosis
relativamente bajas, lo demás se pierde por lixiviación; también y no obstante su
tamaño, el nogal remueve pocos nutrimentos del suelo. En muchas huertas, la
producción de carbohidratos por los nogales y su reserva invernal afecta más la
productividad que el aporte de N al suelo (Brison 1976, Sparks 1992).

32
Cuadro 16. Dosis de nitrógeno para mantener la concentración foliar indicada y su
efecto en el crecimiento y rendimiento de nogales Stuart a largo plazo. Tifton, Georgia.
Nitrógeno N foliar Vigor del Nuez
1
(kg/ha) (%) árbol (%) (kg/árbol)2
7 2.25 92 48 a
25 2.50 93 50 a
78 2.75 100 60 b
91 3.00 97 55 a
224 --- 100 60 b
1
Dosis equivalente por año.
2
Promedio de 16 años, árboles de >50 años. Medias
con distinta letra son diferentes al 0.05 (Duncan).
Adaptado de: Worley (1990).

En Jiménez, Chihuahua, D. Ojeda Barrios estudió durante cinco años la


fertilización con tres dosis de nitrógeno y dos épocas de aplicación: a) 100% del N a
mediados de marzo y b) 50% del N a mediados de marzo y 50% a mediados de junio.
Utilizó nogales Western de 18 años de edad al inicio del trabajo, cultivados en un suelo
migajón arcilloso (calcáreo) y sulfato de amonio como fuente del nutrimento. De manera
consistente, la mayor producción de nueces la obtuvo con la dosis más baja de N y la
concentración foliar del elemento fue igual entre dosis de fertilizante (cuadro 17).

Cuadro 17. Rendimiento y concentración foliar de N en nogales Western con tres dosis
y dos épocas de aplicación de nitrógeno. Jiménez, Chihuahua.
Dosis Época de Nuez N foliar
1
kg N/ha aplicación kg/árbol (%)
100 Marzo 44.6 a 2.74
150 Marzo 38.9 ab 2.88
200 Marzo 40.4 ab 2.84
100 ½ marzo y ½ junio 43.0 ab 2.89
150 ½ marzo y ½ junio 34.7 b 2.86
200 ½ marzo y ½ junio 42.0 ab 2.86
1
Promedio de 5 años, árboles de 18-22 años.
Medias con distinta letra son diferentes al 0.05 (Tukey).
Adaptado de: Gorostiola (1993).

33
Al conjuntar y analizar los resultados de varios trabajos de investigación, las
conclusiones de Malstrom et al. (1983), Smith et al. (1985), Worley (1990), Gorostiola
(1993) y Wells (2010) se aplican en buena medida a las huertas de regiones
semiáridas: no se necesitan altas dosis de nitrógeno, más bien un manejo integrado de
la nogalera. En huertas de Chihuahua hay suficiente evidencia que mucho fertilizante
no garantiza altos rendimientos, más bien una cantidad apropiada de N fraccionada en
las fases fenológicas de mayor demanda por el nogal mejora notablemente la respuesta
productiva de los árboles (Tarango 2006).

En el cuadro 18 se muestra que con fertirrigación y 20-40 kg más de N la huerta


B rindió un 42% más de nueces que la huerta A, con riego por gravedad. En cambio la
huerta C con 60-100 kg más de N produjo un 35% menos que la B, la diferencia fue que
la primera fraccionó el N en tres aplicaciones y la segunda en siete (de acuerdo con la
demanda de las fases fenológicas del nogal Western). En Jiménez (Chihuahua), una
región con excelentes suelos y cada año con suficiente acumulación de horas frío, la
huerta D produjo igual que la E, pero con 80-160 kg menos de N; la juventud de los
árboles y el fraccionamiento del N siete veces en el ciclo vegetativo inclinan la balanza
a la huerta D (Tarango 2006).

La huerta F demuestra que mucho nitrógeno al suelo no garantiza muchas


nueces. Con un clima y suelo de calidad, poda mecánica y riego por aspersión, sus
nogales apenas tienen un rendimiento anual bueno. Al esparcir el sulfato de amonio
sobre el suelo (sin incorporar) y luego activar el riego, se favorece una fuerte pérdida de
N por volatilización y la acumulación de sulfatos en el suelo. Enseña que más que la
dosis es más crítico el cómo se maneja el fertilizante nitrogenado.

Cuadro 18. Rendimiento promedio1 de nogales Western adultos en diferentes regiones


del estado de Chihuahua y condiciones de riego y fertilización.
Nitrógeno Edad Nueces
Región/huerta kg/ha Riego (años) kg/árbol
Delicias A 180-200 Gravedad 32 18.9
2
Delicias B 200-240 A-F 35 33.1
2
Rosales C 300 A-F 30 21.5
2
Jiménez D 160-200 A-F 22 33.9
2
Jiménez E 240-360 A-F 30 34.2
3
Jiménez F 540-700 A-S 30 28.6
1
De tres y cuatro años, árboles plantados a 10X10 m.
2
A-F= aspersión con fertirriego.
3
A-S= aspersión con fertilización al voleo y sin incorporar.
Adaptado de: Tarango (2006).

34
5.1. Guía para la fertilización
Los programas de fertilización deben diseñarse para cada nogalera en particular,
tomando en cuenta: edad de los árboles, tipo de suelo, vigor del brote fructífero, análisis
foliar y de suelo, y rendimiento esperado. Tanto al suelo como al follaje las mejores
fuentes de nutrimentos son los fertilizantes simples (Worley 1995, Wood 2006).

El análisis de suelo es una herramienta para estimar la cantidad de nutrimentos


almacenados y la provisión de éstos a los nogales, ayuda en la definición de la dosis de
fertilizante a aplicar (Cihacek 1985). En el cuadro 19 se muestra un valor de referencia
de los elementos mayores en el suelo.

Cuadro 19. Concentración mínima de nutrimentos en el suelo para una nutrición


adecuada del nogal pecanero.
Nutrimento mg/kg de suelo
Nitrógeno (nitratos*) 20
Fósforo 10
Potasio 100
Magnesio 50
Azufre 25
Materia orgánica 1.5 (%)
*Se determina mg/kg, lo cual se multiplica
por 3.6 y da kg/ha para una capa de suelo
de 30 cm (asumiendo una densidad aparente
de 1.2 g/cm3).
Adaptado de: Cihacek (1985), J.B. Storey ct. Smith (1991).

Los análisis foliares se consideran la herramienta fina para guiar los programas
de fertilización, tanto en el qué aplicar como en el cuánto aportar. Permiten evaluar el
estado nutricional de los árboles, tanto deficiencias como excesos (Walworth et al.
2008). En el cuadro 20 se presenta el estándar de nutrimentos en el follaje para alta
producción de nuez en nogales adultos, avalado por numerosos trabajos de
investigación.

Suponer que niveles de nutrimentos en el follaje más altos que los estándares
favorecerían una producción de nueces muy alta, no es realista (Malstrom et al. 1983;
Worley 1990, 1995; Wood 2006; Wells 2010). Para la variedad Western en regiones
semiáridas las reglas son muy claras: por cada 100 kg de cosecha esperada se
requiere aplicar 8-10 kg/ha de nitrógeno y el potencial de rendimiento es de 2.3 t/ha/año
(Kilby 1990, 1999; Sparks 1992).

35
Cuadro 20. Concentración foliar de nutrimentos para nogales de alto rendimiento, para
fecha de muestreo de finales de julio a principios de agosto.
Nutrimento Rango
Nitrógeno % 2.50 a 2.90
Fósforo % 0.14 a 0.20
Potasio % 1.0 a 1.3
Calcio % 1.4 a 2.0
Magnesio % 0.38 a 0.50
Azufre % 0.20 a 0.50
Zinc mg/kg 60 a 100
Fierro mg/kg 60 a 120
Cobre mg/kg 10 a 15
Manganeso mg/kg 85 a 300
Boro mg/kg 40 a 150
Níquel mg/kg 3 a 10
Adaptado de: Beverly y Worley (1992), Walworth et al. (2008), Wood (2009).

Además, aplicar nitrógeno en exceso incrementa el vigor del brote y el „verdor‟


del follaje en grado mayor que el óptimo, lo que afecta la calidad de las nueces. En la
variedad Stuart fertilizar con 224 kg/ha de N disminuye el tamaño de la nuez y el
porcentaje de almendra (Worley 1990). En la variedad Western aplicar 224 kg/ha de N
reduce consistentemente la concentración foliar de potasio y en menor grado la de
fósforo (Smith et al. 1985), y al subir de esta dosis aumenta el porcentaje de ruezno
pegado (Stein 1985) y se favorece el problema de nuez nacida (Zertuche y Storey
1983). En suelos calcáreos, la aplicación de 200 kg de N/ha a nogales Western
disminuye el contenido foliar de K, Zn, Fe y Cu y el tamaño de las nueces (Gorostiola
1993).

AGRADECIMIENTOS

A Delmar del Norte por permitir el establecimiento y apoyar la conducción de los


experimentos en el Rancho Trincheras. A las organizaciones de nogaleros y a Viveros
Esparza por el patrocinio de esta publicación.

36
6. Literatura citada

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43
En el proceso editorial de esta publicación participaron las siguientes personas del
Campo Experimental Delicias

Revisores técnicos: M.C. Noé Chávez Sánchez


M.C. Hugo Raúl Uribe Montes
M.C. Socorro Héctor Tarango Rivero
Dr. Jesús Arturo Payán García

Edición y formación: M.C. Francisco Báez Iracheta

La presente publicación se terminó de imprimir el mes de febrero de 2012,


en los talleres de Impresos PAyCAR. Av. 10a Poniente,
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