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ASUNTO: COMUNIÓN

PROPÓSITO: PASTORAL
TEMA: CUALIDADES FUNDAMENTALES

EL MENSAJE DE LA CRUZ PARTE 6:


LA CARNE, EL ESPÍRITU Y LA CRUZ
1 CORINTOS 2:14-3:1-43

INTRODUCCIÓN:
Los grandes estudiosos cristianos, los grandes pensadores cristianos y los más
acérrimos estudiosos de la Escritura, concuerdan que en este pasaje se describe
los tres tipos de personas que hay. Pablo, que viene exponiendo el asunto de la
división den la iglesia de Corinto, viene ahora a exponer la naturaleza humana que
genera aquella división. Lo hace por medio de una explicita explicación del
carácter humano, la pecaminosidad y la única vía de espiritualidad al ser humano.
Ciertamente cuando la Biblia habla del carácter del ser humano, expone con
claridad que este tiene una inclinación hacia la maldad, que no hay nada bueno en
el ser humano. Los integrantes de la iglesia de Corinto, debían saber que la
división era causada, ya sea por que en ella no había creyentes fieles, verdaderos
discípulos de Cristo o porque existía inmadurez en la mayoría de congregantes, lo
cual sería la explicación respecto a todo lo que Pablo continúa señalando en esta
carta, no solamente el problema de divisiones. Expresamente y de forma concreta,
el problema radicaba en la naturaleza humana, por lo que Pablo hace
señalamientos directos hacia los creyentes de Corinto, con la salvedad de cambiar
de conducta. El gran problema humano, su naturaleza pecaminosa, se hacía y se
sigue haciendo manifiesto en la iglesia. La maldad siempre estará presente, y
viene disfrazada de religiosidad y falsa espiritualidad. Veremos entonces los tres
tipos de personas que define Pablo.

I. Hombre natural v. 14
El hombre natural, como aparece aquí, es una persona que se comporta tal
como su propia naturaleza pecaminosa establece. La palabra que describe a este
hombre, ha sido natural, pero en realidad es el hombre psíquico, es decir, sujeto a
su propia mente, instinto y naturaleza humana. Este es el individuo que no ha
nacido de nuevo y que está cegado por su pecaminosidad. Algunos comentaristas
bíblicos definen a este hombre “como una persona que está enajenada de la
realidad de la fe”, y considera a Dios inexistente. Este es el Necio que describe el
libro de los salmos, como alguien quien afirma que no hay Dios. Esta persona,
descrita de otra manera, vive aferrada a su propio ego: “Pero los que no son
espirituales* no pueden recibir esas verdades de parte del Espíritu de Dios.
Todo les suena ridículo y no pueden entenderlo, porque sólo los que son
espirituales pueden entender lo que el Espíritu quiere decir.” En la actualidad
podemos definir a este personaje como mundano, humanista y perdido. En esta
condición estuvimos todos en algún momento. El hombre natural es citado por
Pablo a manera de comparación, es decir, sirve como un punto de referencia para
que los hermanos de Corinto puedan compararse con ellos. Es visible la notoria
diferencia entre un hombre natural y un espiritual, tal como estos versículos lo
dejan saber.

II. Hombre carnal v. 3:1-4


Teniendo en comparación los versículos del capitulo anterior, veremos quien
dice Pablo que es el hombre carnal. La palabra “carnal” aquí, implica una
condición en la que un creyente puede estar. No implica lo mismo que el hombre
natural, dado a que Pablo lo coloca como pertenecientes a la familia de la fe. La
pregunta que puede hacerse ¿puede existir un creyente carnal? El asunto aquí es
la ironía de las palabras, porque Pablo aquí habla con creyentes que debieran de
vivir en unidad y no en contiendas. El mensaje de Pablo es totalmente crudo:
“Amados hermanos, cuando estuve con ustedes, no pude hablarles como lo
haría con personas espirituales. Tuve que hablarles como si pertenecieran a
este mundo o como si fueran niños en la vida cristiana. Tuve que
alimentarlos con leche, no con alimento sólido, porque no estaban
preparados para algo más sustancioso. Y aún no están preparados, porque
todavía están bajo el control de su naturaleza pecaminosa. Tienen celos
unos de otros y se pelean entre sí. ¿Acaso eso no demuestra que los
controla su naturaleza pecaminosa? ¿No viven como la gente del mundo?
Cuando uno de ustedes dice: «Yo soy seguidor de Pablo» y otro dice: «Yo
sigo a Apolos», ¿no actúan igual que la gente del mundo?” En la frase “no
pude hablarles como lo haría con personas espirituales” agregándole la frase
“Tuve que hablarles como si pertenecieran a este mundo o como si fueran
niños en la vida cristiana.” Esto, aunque no lo percibamos a la primera, viene a
ser una irónica manera de reclamarles una conducta infiel. Le llama traidores a la
fe, de forma muy elegante y diplomática. El “cristiano carnal” es aquel que tiene
una actitud inmadura, caprichosa e infructífera. Pablo les compara con los
espirituales, quienes practican las doctrinas bíblicas, quienes jamás se dejarán
llevar por falsas enseñanzas y que menos dividirían la iglesia. Existe en estos
versículos un tironeo entre el espiritual y el carnal, el cual es fácilmente entendible
dado que, en los versículos anteriores, Pablo explica quien es un Espiritual. Es
mucho lo que reclama Pablo en estos versículos, que están muy relacionados con
el tema de la forma en que la iglesia funciona a partir de los versículos 5 en
adelante. La iglesia sufre cuando la carnalidad de sus integrantes, no es disuelta
por la espiritualidad adoctrinada bíblicamente. El creyente que se niega a vivir la fe
bajo la estructura de la iglesia, que vive persiguiendo maestros a quienes rendir
culto, abandonando así la unidad misma del cuerpo de Cristo, se el considera un
carnal, una persona inmadura. El peligro con esta condición es que fácilmente se
disfraza de falsa piedad, la religiosidad es un distintivo, así mismo como la
liberalidad, no existe un punto intermedio entre vivir la gracia como gracia, y no
tomarla como una manera libertina de fe. Pablo les recuerda y retoma la división
indicándoles que “¿Cuándo uno de ustedes dice: «Yo soy seguidor de Pablo»
y otro dice: «Yo sigo a Apolos», ¿no actúan igual que la gente del mundo?
Pablo concluye su sarcasmo haciéndoles una pregunta que no tiene otra
respuesta que: sip somos carnales. Pablo procura convencer a los corintios de
cambiar su manera de actuar, que retomen el camino correcto, y este pareciera
ser con claridad un sermón pastoral exhortativo.
III. Hombre espiritual v. 15,16
Era imprescindible que Pablo estableciera el molde, la obra perfectible de Dios,
el personaje que completa la imagen de lo que esperaba como Apóstol se lograra
alcanzar en la iglesia que él fundó. La percepción de Pablo de un hombre
espiritual, no es la de un santurrón religioso, quien vive señalando cómo los
demás debieran de vivir, y que le imitaran su falsa piedad. La clara intención de
Pablo es dejar siempre una halo de misterio de lo que un espiritual debiera ser
siempre, un ser humano limitado pero que confía plenamente en Dios. Es
sumamente necesario analizar las palabras de estos dos versículos: “Los que
son espirituales pueden evaluar todas las cosas, pero ellos mismos no
pueden ser evaluados por otros. Pues, «¿Quién puede conocer los
pensamientos del SEÑOR? ¿Quién sabe lo suficiente para enseñarle a él?”.
Pero nosotros entendemos estas cosas porque tenemos la mente de Cristo.
Hay dos cosas importantes en este pasaje, que hay que entresacar. En primer
lugar, Pablo sobre sale la idea que el espiritual tiene una amplia visión de vida,
capaz de evaluar de forma moral lo que ocurre en su entorno. Una persona
espiritual no se deja engañar, por eso dice que pueden juzgar o evaluar todas las
cosas, un comentarista indica lo siguiente: “Es el Espíritu el que le permite
alcanzar el pleno conocimiento en relación con las cosas de Dios.” La
persona bajo la dirección del Espíritu, cuenta con el infinito conocimiento que
proviene de Dios. A diferencia del Carnal, que depende de su religiosidad para
juzgar su entorno, o el natural que está segado, al espiritual lo controla el Espíritu
de Dios. Pero hay otro detalle que Pablo menciona aquí, que es muy importante y
sumamente interesante: “…pero ellos mismos no pueden ser evaluados por
otros.” Para comprender esto, debemos analizar otra carta de Pablo, Gálatas
para ser más exactos: “Pero la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en
nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad,
humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!” Pablo es
congruente en todos sus escritos, demostrando la inspiración divina, manifestando
que no existen dos discursos, es el mismo discurso. No hay una variedad de
ideas, es solo una, es un solo evangelio y no funciona de manera distinta para
nadie, es igual para todos en todo el mundo. El hombre espiritual, es el hombre
moral, quien vive sujeto al fruto del Espíritu, no anda generando pleitos ni
divisiones. No tiene favoritismo para con nadie, ama igual a todos y juzga por igual
a todos. Esto mismo, ¿quién pudiera Juzgarle? La respuesta la da Pablo en el
siguiente versículo. Dado que para quienes manifiestan el fruto del Espíritu no hay
ley que los señale, estas personas viven en una constante bajo el escrutinio del
Espíritu Santo, al punto que Pablo indica que solo el Espíritu de Dios, quien
conoce la mente de Dios es quien provee para el creyente la mente de Cristo.

CONCLUSIÓN:
Vivir bajo la dirección espiritual de Dios, dejando a tras la naturaleza
pecaminosa, deseando ser maduros abandonando la infantilidad moral, es el ideal
bíblico y eclesiástico el ser maduros, dado que esta condición evitará las
divisiones en la iglesia.

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