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PROPÓSITO: PASTORAL
TEMA: ACTITUDES SUMISAS DE UNA MUJER DESESPERADA
INTRODUCCIÓN:
En cuanto al asunto de la fe, y la misma siendo activa, funcional y pertinente, se
encuentra un pasaje maravilloso dentro de la Escritura. Un pasaje cómo muchos
en los que se encuentra a un ser humano agobiado por una realidad terrible, una
circunstancia terrible que ninguna participación humana pudiera ser de ayuda.
Como cualquier otro pasaje de la Escritura, que tiene como propósito revelar a
Dios, en esta sección de la Biblia hay una gran porción de revelación de Dios.
Previo a analizar el texto, y sustraer las enseñanzas que este provee, se hace
necesario analizar algunos detalles introductorios. En primera instancia, este
pasaje, contrario a lo que se cree, no exalta la fe de una mujer como un1||||||
elemento que proviene de la mujer y que debe ser imitada por esta razón. La fe de
esta mujer debe ser imitada, porque Jesucristo ocupa aquella situación para
instruir su audiencia en cuanto a la fe activa, a la fe viva. En segunda instancia, no
debe pensarse que Jesús era un hombre que tuviera en su corazón racismo o
algún tipo de desprecio por personas de diferente raza. Una vez más, se hace la
remarcación de la necesidad de apuntar hacia Cristo como Señor y Dios, y no del
hombre como el ejemplo a seguir. Jesús, dentro de esta misa cuestión, prueba la
fe de esta mujer para marcar una diferencia entre, una fe verdadera y un mero
acto humano de desesperación. Por último, aunque todo esto nace en un
momento de desesperación, es imperativo saber que las emociones
descontroladas jamás se convierten en las procreadoras de la fe. Es, sin embargo
las circunstancias complicadas de la vida, las que nos hace ver hacia Dios,
aunque la desesperación nos apunten hacia confiar o no en Dios. Hay personas
que han orado con fe en momentos de desesperación, pero hay oraciones que
son producto de la emoción que el momento de desesperación han producido y
han llevado al ser humano a, falsamente, mostrar exteriormente algo parecido a la
fe. La desesperación es el perfecto campo de entrenamiento para el creyente
tenga fe, pero se demostrará en el sentido de que su confianza; a medida que la
desesperación incrementa, en una perseverancia tal que lo obligue a acercarse
más a Dios, lugar de que lo aleje. Este es el caso en este pasaje. A pesar de la
negativa de Cristo, el silencio con el que la rechazó y la expresión racista que para
nada era un intento de insulto, sino un intento de demostrarle a los judíos de aquel
entonces, que rechazaban a los que no eran judíos, que aquella mujer podría
convertirse en el mejor ejemplo de fe que en cualquier parte de Jerusalén. Por lo
que se presenta la siguiente proposición: “la perseverancia es la clave para
sostener una fe bíblica.” Por lo tanto, este pasaje presenta tres actitudes de
sumisión ante el Señorío de Cristo.
I. Reconoció su Linaje v. 22,23
La fe cristiana, a diferencia de lo que se cree, no es una fe ciega. Es una fe que
ciertamente se ha manifestado por medio de evidencias. Estas evidencias las
identificamos como revelación. No existiera cristianismo sin las evidencias
bíblicas, no puede imaginarse un evangelio que no haya sido predicado, así como
Pablo dijo: “Miren que les escribo de mi puño y letra, ¡y con letras bien
grandes!”(Gálatas 6:11) con el fin de afirmar la fe y conducta de la congregación
de Galacia. Esta mujer reconoció el linaje de Cristo, como un acto de fe. Ni los
judíos habían identificado de esta forma a Jesús, o querían hacerlo. Se refiere a él
cómo: “—¡Señor, Hijo de David, ¡ten compasión de mí! Mi hija sufre
terriblemente por estar endemoniada.” Al afirmar que Jesús era hijo de David,
era una clara indicación de que aquella mujer sabía que Jesús era el heredero
indiscutible del reinado Israelí. Esta afirmación no lo hacían los líderes religiosos,
es más, fue por esta declaración que lo querían matar. Aquella mujer reconoció
que Jesús era hijo de David, el Mesías salvador, por lo cual, era el único que tenía
la capacidad de ordenar a los demonios que atormentaban a su hija que la dejaran
en Paz. Es importante resaltar aquí que la Biblia para nada debe usarse como un
manual de exorcismo, el Evangelio de Mateo, como los demás evangelios, son un
tipo muy particular de literatura que no tiene como propósito, ni el contar una
historia o anécdota, mucho menos como un instructivo para liberar a nadie de
demonios. Los evangelios tienen el acertado propósito de revelar a Jesucristo, su
vida, ministerio, crucifixión, muerte y resurrección como indicativos de salvación.
La intención de Mateo era mostrar a los judíos como funciona la fe, cómo es que
Jesucristo es el Señor, Rey y Mesías, merecedor de la confianza y la fe que el
cristianismo mismo obliga poner en él; esta mujer, queda claro, era una extranjera,
una griega ajena a las costumbres hebreas, pero que estaba demostrando
evidencias claras de su fe. Sabía que Jesucristo era digno de confianza y no teme
expresarlo a gritos, por lo que le busca con perseverancia y desesperación. Al
afirmar que la fe cristiana no es una fe ciega, no se pretende con negar lo dicho
por Hebreos 11:1, ya que lo que propone Hebreos 11:1 con su afirmación es
demostrar, precisamente evidencias de la fe cristiana, presenta a lector un sinfín
de personajes que fundamentan la fe cristiana. Lo que afirma Hebreos 11:1 es que
la fe como tal, tiene fuerza en la expectativa que genera Dios como Ser todo
poderoso, esa expectación sirve como fuerza o impulso a confiar en dicho Dios
sabiendo que es digno de confianza. La fe cristiana, según hebreos, no debe
demandar a Dios evidencias físicas, debe de confiar en Él de dicha forma, pero
aun así, son muchas las evidencias que se tienen que producen fe.
CONCLUSIÓN
Sin el ánimo de caer en presentar un mensaje motivacional cristiano, la grande
enseñanza aquí está centrada en Jesucristo. La mujer sirofenicia sirve como claro
mensaje de la importancia que tienen la humildad, perseverancia y astucia en la fe
cristiana. Más allá de esto, el centro del mensaje gira entorno a ser perseverantes,
ciertamente, pero ¿por qué ser perseverantes? Solo la persona que comprende el
valor que tiene el evangelio, luchará hasta el final por ello. Dicho valor no son las
promesas de Dios, ni las riquezas que actualmente se ofrecen. Dicho valor está en
que para salvar a la humanidad, Dios entregó a su único Hijo, siendo santo,
perfecto y puro a cambio de el ser humano pecador y merecedor de todo el
castigo que recayó sobre Cristo. Por lo que la invitación es a perseverar en Cristo,
aunque ahora no hayan cantos ni alabanzas, luces ni espectáculo. Ni sillas ni
escenarios. Perseverar porque a través de esta situación, se ha manifestado el
verdadero sentido de la adoración cristiana: Dios.