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ASUNTO: IGLESIA

PROPÓSITO: PASTORAL
TEMA: CUALIDADES DE UNA IGLESIA VIVA

EL EVANGELIO DE LA RECONCILACIÓN:
LA ECONOCMÍA DIVINA EN FUNCIÓN DE LA MISIÓN DE DIOS
EFESIOS 4:1-16
INTRODUCCIÓN:
La economía divina es un concepto utilizado para describir la forma en que Dios
se administra así mismo, en el proceso del plan de salvación y así como en la
misión de la iglesia y la administración de los dones del Espíritu provisto por el
Espíritu Santo. Esta economía divina, todo este esfuerzo divino tiene como
propósito reconciliar al hombre con Dios. El dilema con esta misión de Dios, o
como le llaman en latín “misio Dei”, es que la iglesia necesita estar unificada y
totalmente reconciliada con Dios y entre ella. La funcionalidad de la Iglesia dentro
del plan divino es absoluta, es el vehículo por el cual se moviliza el evangelio y la
transmisión del mismo. El texto que estamos estudiando inicia desde una
perspectiva particular, pasando por la participación divina, hasta alcanzar la
generalidad funcional de la iglesia. Es decir, desde el individuo restaurado a la
imagen de Dios, por causa del evangelio de Cristo, el poder transformador del
Espíritu que lo capacita para la misión, hasta el punto que la misma iglesia, por
medio de los ministerios repartidos y administrados por el Espíritu Santo se
desarrolle el cuerpo de Cristo saludablemente y logre alcanzar el propósito divino
de la misma. Ahora bien, el propósito de hablar de esto es mostrar a la iglesia el
camino a seguir, mismo que muchas veces se abandona y se pierde la ruta. Así
como comprender como funciona la iglesia dentro del plan divino de salvación, y la
participación de cada creyente dentro de la misma. Es importante enfatizar que
dicha participación sea según los dones administrados por el Espíritu Santo, y no
según opiniones humanas. También es importante enfatizar que todo sea según la
instrucción bíblica, esencialmente bíblica. Estableciendo lo anterior, podemos
enfocarnos en la realidad de la vida de iglesia, su razón de existir y enfocarnos en
el que hacer que se nos ha encomendado divinamente. Para ello veremos las
cualidades bíblicas de una iglesia viva.

I. Actitud Cristiana v. 1-3


Pablo inicia esta sección de la carta, cuyo propósito era exponer las verdades
bíblicas relacionadas con la razón de ser de la creación del hombre, su propósito
específico y su funcionalidad dentro del plan divino de salvación, todo esto dentro
de la configuración de una iglesia que es identificada en esta carta como un
cuerpo que debe funcionar saludablemente en favor de su propósito divino. Esta
carta es un discurso o sermón que enfatiza la gracia y el amor de Dios, que debe
ser expresado en la iglesia, por parte de los que han experimentado dicho amor,
poder y misericordia. Es por ello que, en esta sección de la carta, este capitulo 4
completo, enfatiza la estructura eclesiástica desde el individuo, su comandante y
jefe, es decir Dios, el Espíritu Santo quien derramó de su poder y Jesús que dio
dones a los hombres al momento de salvarles por medio de sacrificio en la cruz.
Es en los versículos del 1 al 3 que se enfatiza en la correcta actitud del creyente:
“Por lo tanto, yo, prisionero por servir al Señor, les suplico que lleven una
vida digna del llamado que han recibido de Dios, porque en verdad han sido
llamados. Sean siempre humildes y amables. Sean pacientes unos con otros
y tolérense las faltas por amor. Hagan todo lo posible por mantenerse unidos
en el Espíritu y enlazados mediante la paz.” No podremos abarcar todo lo que
estos versículos enseñan, ya que es demasiada la cantidad de información bíblica,
pero seremos específico en lo central de este tema. Pablo expone a la iglesia de
Éfeso la necesidad de comprender la vocación o llamado que el cristiano recibe en
el momento de la justificación. A través de una serie de detalladas cualidades que,
en conjunto configuran la actitud cristiana que se espera manifiesten, se aduce
que Pablo está estableciendo un punto claro. Es la renovación del nuevo
nacimiento la que se vuelve como esencial dentro del ministerio de la iglesia, lo
cual está íntimamente relacionado con el fruto del Espíritu de forma práctica. La
Reina Valera traduce el versículo 1 de la siguiente forma: “Yo pues, preso en el
Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis
llamados.” La nueva Traducción viviente utiliza la palabra llamado de Dios, en
lugar la vocación. La fuerza que se imprime a la palabra vocación, dado que se
puede interpretar como una profesión o labor que requiere de previa preparación,
hace eminente que el creyente evolucione saludablemente para que experimente
la sobreabundante misericordia de Dios. Luego Pablo describe la actitud cristiana
en su máximo esplendor como respuesta a aquel llamado. Pablo indica en el
versículo uno que está “preso en el Señor”, expresión que subraya la situación
del Apóstol. Muchos expertos indican que se encontraba preso, aunque con
ciertas libertades, en Roma, en espera de tener una audiencia con el César o
Emperador romano. Esta nota aclaratoria de Pablo indicaba su impotencia de
poder estar presente con sus hermanos de Éfeso, por lo que por medio de esa
carta les indica que deben tener un comportamiento que refleje a Cristo. Así de
importante es la actitud cristiana en la vida cristiana, más que el servicio, en
primera instancia se debe ser un cristiano.

II. Participación divina v. 3-6


Luego Pablo, siendo un hombre que había experimentado en carne propia la
transformación que es producto de la salvación, expone la participación divina.
Viene a ser una cualidad en cuanto a que ella se convierte en inherente a la vida
cristiana, dicho de otra manera, no se puede ser cristiano sin la participación del
Dios trino en la vida particular de cada creyente. En estos versículos se menciona
a Dios en su economía trinitaria: “Pues hay un solo cuerpo y un solo Espíritu,
tal como ustedes fueron llamados a una misma esperanza gloriosa para el
futuro. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, y un solo Dios y
Padre de todos, quien está sobre todos y en todos, y vive por medio de
todos.” Aun siendo un Dios trino, lo que más se resalta aquí es la idea unitaria.
Tal es la unidad que se le demanda a la Iglesia, que Dios mismo trabaja
apropiadamente en unidad dentro de su Trinidad. Esa participación divina muestra
la perfecta unidad de la trinidad, en la que manifiesta su plan de salvación.
Cuando Pablo menciona que hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, habla de la
unificación existente en la iglesia como cuerpo de Cristo, en la cual habita un solo
Espíritu que es el Espíritu de Dios quien la gobierna y dirige. Así mismo expresa la
participación divina del Hijo, ya en esta oportunidad como un solo Señor, una sola
autoridad en una sola expresión de fe por el bautismo como acto de inserción a
ese único cuerpo perfectamente unido en el Espíritu. Y por encima de todo
aquello, gobernándolo todo y administrándolo todo esta el Dios y Padre de todos
nosotros quien nos creó, y devolvió, a la imagen de Él en el acto de salvación y
justificación. Todo esto implica de forma categórica la importancia de la salvación
como un acto divino, no es un evento tan simple, en realidad Pablo expresa la
participación diligente de Dios en todo este proceso. Él dio a su Hijo para morir en
nuestro lugar, dio su Espíritu Santo y nos liberó del pecado. La intención de Pablo
de hacer ver la economía divina dentro de este pasaje, es porque él había
establecido ese tema en el versículo 2 del capitulo 3. En el capitulo 4 explica la
administración o economía divina que se manifiesta por medio de la iglesia y
dentro de la iglesia. La iglesia no se mueve independientemente de Dios, es el
Espíritu Santo de Dios quien la mueve y dirige. Por lo que hablar de la
participación

III. Intervención mesiánica v. 7-12


Esta cualidad la he nombrado intervención mesiánica, un tanto separado de la
participación divina, no como algo independiente de la participación divina que
anteriormente estudiamos, sino como una tarea específica centrada en todo el
mensaje bíblico que se formula en la idea del Rey mesiánico profetizado desde la
cultura hebrea para el mundo gentil. Partiendo de la idea de ese Rey mesiánico, la
intervención mesiánica en la salvación y dentro de la misión de la Iglesia, involucra
una serie de operaciones que Jesús delegó para cada miembro del cuerpo de
Cristo. Para ello realizó una acción maravillosa, que involucraba todo un proceso
que tiene que ver con lo profético que circunda la idea mesiánica del Antiguo
Testamento: “No obstante, él nos ha dado a cada uno de nosotros un don*
especial mediante la generosidad de Cristo. Por eso las Escrituras dicen:
«Cuando ascendió a las alturas, se llevó a una multitud de cautivos y dio
dones a su pueblo». Fíjense que dice «ascendió». Sin duda, eso significa
que Cristo también descendió a este mundo inferior. Y el que descendió es
el mismo que ascendió por encima de todos los cielos, a fin de llenar la
totalidad del universo con su presencia. Ahora bien, Cristo dio los siguientes
dones a la iglesia: los apóstoles, los profetas, los evangelistas, y los
pastores y maestros. Ellos tienen la responsabilidad de preparar al pueblo
de Dios para que lleve a cabo la obra de Dios y edifique la iglesia, es decir, el
cuerpo de Cristo.” Pablo describe la misión de Cristo en su primera venida, su
descenso a esta tierra, su humanidad, su muerte y sufrimiento como un descenso
y su posterior asenso a las alturas, donde, por medio de su sacrificio repartió
dones específicos a los hombres, capacitándoles para desarrollar el ministerio de
la iglesia en este mundo. Estos ministerios en funciones servían para la edificación
del cuerpo de Cristo, así como el engrandecimiento del reino de Dios, por medio
del mensaje del evangelio a toda criatura. Configura específicamente estas
funciones que deben trabajar en unidad, bajo la estricta administración del Espíritu
Santo. Esta intervención mesiánica establece un orden jerárquico dentro de la
iglesia, colocándole a él como máximo dirigente, y el resto de la congregación
como servidores de él, en sus respectivas funciones y en el desarrollo de sus
respectivos dones. Dentro de la intervención mesiánica se hace presente la
salvación con un propósito específico, el cual tiene que ver con devolverle al ser
humano su imagen, la cual ahora se presenta dentro de la iglesia como cuerpo de
Cristo.

IV. Funcionalidad eclesiástica v. 13-16


La funcionalidad eclesiástica tiene que ver con la respuesta de los miembros del
cuerpo de Cristo, al actuar de Cristo en la Cruz, es decir la salvación, y propagarla
por todo el mundo. Jesús no dejó a su iglesia al descubierto y vulnerable, le
empoderó, capacitó y así mismo la proveyó de la unidad del Espíritu. Tiene una
misión clara, y todos los miembros deben unir las habilidades que Dios les
proveyó. Pablo implica una funcionalidad específica, que procura la madurez y
salubridad moral y espiritual de la Iglesia: “Ese proceso continuará hasta que
todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios
que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y
completa medida de Cristo. Entonces ya no seremos inmaduros como los
niños. No seremos arrastrados de un lado a otro ni empujados por cualquier
corriente de nuevas enseñanzas. No nos dejaremos llevar por personas que
intenten engañarnos con mentiras tan hábiles que parezcan la verdad. En
cambio, hablaremos la verdad con amor y así creceremos en todo sentido
hasta parecernos más y más a Cristo, quien es la cabeza de su cuerpo, que
es la iglesia. Él hace que todo el cuerpo encaje perfectamente. Y cada parte,
al cumplir con su función específica, ayuda a que las demás se desarrollen,
y entonces todo el cuerpo crece y está sano y lleno de amor.” La Biblia NTV
inicia el versículo 13 con la frase, ese proceso continuará..., indicando que es un
proceso de vida, que no tiene un fin específico, pero si un propósito determinante.
El propósito es madurar, y de eso se tratan los ministerios. Jamás es de ser
famosos, exitoso o mejor que todos los demás. Se trata de funcionar como iglesia,
a pasar de las diferencias, la unidad debe manifestarse siempre. No debe existir
división. Puede relacionarse estos últimos versículos con los primeros, la madurez
que aquí se procura por medio de los ministerios, es actuar según la vocación con
la que fuimos llamados, siendo humildes y amables los unos con los otros. Y de
eso se trata el que ese cuerpo encaje perfectamente, y que cada parte pueda
cumplir con su función específica y pueda ayudar al desarrollo de los demás, y no
a destruirnos mutuamente. Una parte importante de todo este pasaje, son los
últimos versículos, en principio habla de la funcionalidad de los ministerios que
Pablo menciona, apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. La
connotación de estos ministerios no tiene intención de establecer un rango
jerárquico, tiene la intención de plantear la configuración y función objetiva de los
mismos dentro de todo el universo eclesiástico de funciones. Es decir, si un
ministerio, por muy bueno que parezca, no se enfoca en la misión específica de
Dios de hacer discípulos, para nada debe considerarse prioritario para la iglesia.
No es que se deba descartar, pero no es el que merezca mayor atención. La Biblia
menciona un numeroso grupo de dones y ministerios, y es pablo que en otras
cartas los resalta, pero en esta concentra un grupo específico de ministerios que
tienen como propósito alcanzar la gran comisión que no es otra cosa que hacer
discípulos. Por ejemplo, dentro de la iglesia se establece una comisión o comité de
construcción y mantenimiento de la iglesia, es un ministerio importante dentro de
la Iglesia, pero no tiene el énfasis de hacer discípulos, por lo consiguiente no debe
generar mayor estrés en la congregación. ¿debe existir dicha comisión? Por su
puesto que sí, pero ella no es la más importante de todos los demás ministerios,
que se ocupan de hacer discípulos, la edificación y construcción del carácter
cristiano en los miembros, y la unidad coyuntural de la congregación. ¿Merece la
atención de los demás ministerios de la iglesia y su respectiva participación e
injerencia? Por su puesto que sí, no obstante, aunque un templo y su respectivo
mantenimiento es importante, no es por lo que Cristo vendrá en los tiempos
finales. Dejando esto en claro, no se trata de discriminar algunas funciones y
movimientos secundarios de la Iglesia, requieren de la atención y participación de
toda la congregación, pero debe saberse si son o no pertinentes para el
engrandecimiento del reino de Dios; por consiguiente, la pregunta que este pasaje
nos provee, ¿es tan importante la unidad de la iglesia? Más que cualquier interés
personal, aunque ellos parezcan importantes. La iglesia es una unidad viviente,
por consiguiente, funciona saludablemente cuando está debidamente unida por
sus coyunturas (los ministerios), la cual tiene un propósito que debe ser logrado.

CONCLUSIÓN:
Se trata de ser una iglesia viva, actuando según lo que la Biblia enseña y vivir
bajo la dirección del Espíritu Santo.

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