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PSICOTERAPIA DE APOYO

Tiene como objetivo la supresión de ansiedad y otros síntomas clínicos para favorecer un retorno a
la situación de homeostasis previa a la crisis.
La estrategia básica consiste en establecer un vínculo terapéutico orientador, protector,
reasegurador. La relación debe buscar que el paciente pueda disociar entre objetos “buenos y
malos” para que proyecte en el terapeuta el objeto bueno y excluya de su relación con el mismo al
objeto perseguidor (reforzar la divalencia). Sin embargo la función del terapeuta no es meramente
la de “pantalla de protección” sino la de desempeñarse efectivamente en un rol reasegurador
directivo.
La eficacia de esta terapia depende, en buena medida, de la influencia correctora del vínculo real
con el terapeuta (experiencia emocional correctiva). De esta estrategia se desprenden varias
prescripcines acerca de actitudes e intervenciones del terapeuta.
La relación interpersonal deberá ser claramente definida, roles y tarea definidos sin
ambigüedad (a menor ambigüedad, mayor posibilidad de control del paciente sobre el objeto
perseguidor) por eso se deben evitar los silencios y la distancia afectiva mediante una actitud
activa, de diálogo, del terapeuta. Por eso es necesario que la relación se defina, de modo tácito o
explícito, como complementaria: el paciente en su rol subordinado, el terapeuta en posición
superior. Si bien toda relación terapeuta-paciente es complementaria, en la aplicación de cada
técnica la complementariedad asume matices diferentes, que otorgan al vínculo cualidades
especiales. Las intervenciones del terapeuta son sugestivo-directivas.
Interpretaciones dirigidas a esclarecer motivaciones de la conducta son opcionales pero no
inherentes a la terapia de apoyo, ya que no es esencial para sus objetivos instalar en el paciente
una comprensión del significado de sus trastornos. El universo de discurso carece de complejidad;
comprende el plano de los síntomas y otras conductas manifiestas. La inclusión de
interpretaciones transferenciales puede dar lugar a incongruencias, ya que denunciar la
trasferencia idealizadora puede interferir el libre establecimiento de este tipo de relación
transferencial dotada de valor estratégico; y denunciar la hostilidad transferencial puede
favorecer la reintroducción del objeto perseguidor en la relación terapéutica.
Las separaciones (intervalos, altas) no deben ser elaboradas por el paciente como persecutorias,
de abandono, pues es condición de eficacia que el vínculo terapéutico tenga carácter persistente.
Esta continuidad puede ser acentuada, por ejemplo con la prescripción de drogas, capaces de
representar al terapeuta aún en los intervalos.

PSICOTERAPIA DE ESCLARECIMIENTO

Tiene los objetivos de la terapia de apoyo (equilibrio homeostático) y además desarrollar en el


paciente una actitud de autoobservación y modo de comprender sus dificultades, no solo desde el
sentido común, sino más cercano al nivel de sus motivaciones y conflictos.
El universo de discursose complejiza al oponerse a la vez con el plano de las conductas manifiestas
y el de las motivaciones latentes. La estrategia consiste en establecer una relación e indagación
centrada en aclarar las relaciones entre: biografía, transferencia de vínculos básicos
conflictivos a relaciones actuales y síntomas. Busca además estimular el aprendizaje en la
autocomprensión.
La relación terapéutica asume en gran medida el carácter de una relación de apoyo, pero puede
funcionar con menor disociación entre objetos buenos y perseguidores al introducir por ejemplo,
como parte de las conductas a esclarecer la consideración de aspectos idealizados y hostiles
de la transferencia. Ya que busca lograr aprendizajes, es necesario operar creando un contexto
de discriminación, antes que de ambigüedad.
La función del terapeutaasume un rol de docente experto antes que el de silenciosa pantalla para
la proyección de roles virtuales. La relación frente a frente refuerza ya la discriminación de la
persona real del terapeuta y de su rol específico. Es necesaria una conducta discretamente cálida,
espontánea, que favorezca un diálogo fluido y provea explicaciones pedagógicas acerca del
método
de tratamiento, características del funcionamiento mental.
La relación terapéutica es básicamente complementaria pero debe incluir aspectos simétricos
reclamando del paciente un papel activo donde pueda aportar datos en la dirección que asume en
cada momento la búsqueda y ensayar – identificado con el rol del terapeuta- la formulación de sus
propias interpretaciones. La transferencia idealizadora debe ser tácitamente aceptada, mientras
esté en un nivel tal que el paciente no adopte actitudes pasivas que amenacen desplazarla hacia
una relación complementaria de apoyo. La hostilidad transferencial debe ser explicada
inmediatamente como actualización de la biografía o como desplazamiento de vínculos actuales,
para atenuar parte de su carga persecutoria (para mantener un clima de aprendizaje)
Las separaciones deben a menudo ser tomadas con un enfoque prospectivo, que permiten
evaluar como enfrenta el paciente nuevas tareas adaptativas y no necesariamente con un sentido
regresivo, que podrían calificarlas, por ejemplo, como situaciones persecutorias de pérdida y
abandono por parte del terapeuta.

DIAGNÓSTICO DE LA MOTIVACIÓN Y ACTITUDES DEL PACIENTE PARA LA PSICOTERAPIA

Como motivación se entiende, aptitudes para participar en la misma de modo activo, disposición a
aceptar la psicoterapia y expectativas de curación. Otros destacan la importancia de componentes
inconscientes que se observan en la transferencia inicial y las fantasías de enfermedad y curación
con que llega el paciente. Otros señalan el papel de las aptitudes yoicas del paciente, reforzables
en sus aspectos conscientes. Un paciente está bien motivado para iniciar una psicoterapia breve d
e esclarecimiento si se puede identificar en él:
1. Reconocimiento del carácter psicológico de sus trastornos
2. Capacidad de introspección y disposición a trasmitir con honestidad lo que pueda conocer de
simismo
3. Deseo de comprenderse, la actitud de participación activa en esa búsqueda
4. Disposición a experimentar, a ensayar cambios
5. Esperanza de que el tratamiento logre resultados positivos
6. Disposición a realizar ciertos sacrificios para acceder a esos logros

EJES DEL PROCESO TERAPEUTICO

En toda psicoterapia se observan factores de influencia que van provocando cambios durante el
proceso, esos factores se distribuyen según ciertos ejes que funcionan como organizadores de un
proceso que se acoplan y potencian. Estos ejes son: activación yoica, elaboración de un foco,
relación de trabajo y constituyen una especie de trípode de sustentación del proceso. Es necesario
un yo activado para focalizar la tarea sino esta se difunde; a su vez el trabajo en un foco refuerza al
yo proporcionándole un área donde centrar sus funciones; a la vez la relación de trabajo solicita la
cooperación de las capacidades yoicas y le ofrece como guía el modelo de la activación yoica del
terapeuta y como sustento la satisfacción simbólica que permite el vínculo personificado.
CONCEPTO DE FOCO
El trabajo psicoterapéutico se orienta hacia una focalización que induce a la concentración
selectiva del paciente en ciertos puntos de su problemática. En general el paciente hace una
primera focalización, solo pacientes con marcada debilidad yoicas presentan relatos dispersos y
ramificados. La focalización ya implica la disponibilidad de funciones yoicascomo la atención, la
percepción, la memoria, todas funciones yoicas.
El foco tiene un eje central dado por el motivo de consulta, en torno a él se localiza cierto
conflicto nuclear exacerbado que a su vez se inserta en una situación grupal.

Componentes del Foco:


1- Aspectos caracterológicos: dinamismos intrapersonales, modos defensivos, etapas del
desarrollo infantil irresueltas y activadas por la situación actual, y funciones yoicas
adaptativas.
2- Aspectos histórico-genéticos individuales-grupales reactivados.
3- Momento evolutivo individual y grupal
4- Contexto social amplio:Condiciones laborales, culturales e ideológicas intervinientes en
la situación

Diafragmado Operacional del Foco según ciertos reguladores y retorno a la totalización:

En muchos momentos del proceso la tarea no abarca la totalidad de los componentes, sino que se
concentra por una especie de diafragmado, en alguno de ellos, recortando alguna zona de la
estructura. La profundidad y amplitud con que se aborde la estructura dependen de una serie de
reguladores:
A) Desde el paciente y su grupo familiar: Condiciones de vida culturales, ocupacionales,
geográficos, motivaciones y aptitudes del tratamiento
B) Desde el terapeuta y la institución: Esquemas teóricos, recursos técnicos, espacios, estilos
de supervisión, tiempo, objetivos
C) Desde cada momento del procesola focalización adquirirá una amplitud particular

RELACION DE TRABAJO
Es la relación que se plantea entre dos o mas personas que comparten una tarea en una relación
igualitaria, aunque con roles distintos; uno como experto sobre cierto nivel de la problemática
humana y otro como testigo directo de una problemática singular, lo cual le asigna otro tipo de
autoridad igualmente jerárquica.
Su funcionamiento dependerá de las condiciones del paciente (problemática, momento vital, nivel
cultural, estructura caracterológica, inserción grupal) pero también y, según muchos autores,
dependerá en mayor grado de las actitudes del terapeuta y de su capacidad para realizar aportes
específicos al vínculo.
I-Conjunto de rasgos permiten aproximarse a cierto perfil del rol del terapeuta en psicoterapia:
1. Inclusión del Terapeuta como persona real: A través de las actitudes citadas se ponen en
juego rasgos de la persona del terapeuta como parte nuclear del instrumento técnico.
El rol del terapeuta no es solo objetivador sino también rectificador por el
comportamiento vincular del terapeuta, no solo por lo quepermite al paciente ver de su
mundo, sino por el papel que desempeña en este mundo.
2. Espontaneidad: Mediante la cual el terapeuta crea un clima de libertad, creatividad,
permisividad que invita al paciente a aflojarse, a que exprese lo que en él acontece. Esta
espontaneidad se observa en posturas, tonos de voz, en la capacidad de imaginar, reír, y
hasta sufrir sin barreras forzadas
3. Actitud Docente: El terapeuta enmarca su actividad en una definidaconcepción pedagógica
movilizando todos los recursos didácticos para facilitar los aprendizajes: Aclarar objetivos,
motivar a la tarea, reforzar.
4. Iniciativa: El terapeuta desempeña un rol activo estimulante de la tarea y de las
capacidades del paciente aplicables a ella: interroga, orienta la búsqueda, construye
modelos, va más allá de la interpretacióndel material. La índole docente de la tarea le
otorga el liderazgo. Este modo exige moderada vivacidad corporal
5. Calidez: El terapeuta evidencia en sus gestos y tonos de voz que su paciente no le es
indiferente, en cuanto ser humano siente por él un afecto discreto, no invasor. La calidez
contiene dimensiones del amor (ternura, solidaridad, simpatía) que funcionan como un
estimulo irremplazable en la motivación para la tarea.
6. Contacto Empático manifiesto: El terapeuta ofrece evidencias no ambiguas de que es
capaz de comprender lo que el paciente expresa y de comprender además desde la
perspectiva del paciente
II-Personificación de la Relación de Trabajo – Fundamentos de la Flexibilidad
Entendemos la flexibilidad del terapeuta como el ajuste y adecuación de sus actitudes y recursos
técnicos a necesidades muy particulares de cada persona en tratamiento. Se requiere la
instalación de una estructura personificada, particularizada del vínculo terapeuta-paciente. La
propuesta que realiza el paciente, a través de su estilo comunicacional, mas que por el contenido
del
relato, puede explicarse si se piensa que el paciente viene a la terapia a construir un vínculo
adecuado a la etapa del desarrollo en la que ciertos obstáculos entorpecieron su posterior
crecimiento.
Además del vínculo adecuado esa etapa demanda cualidades particulares del vínculo, que
no debe reforzar temores sino disiparlos y suplir carencias, no prolongarlas. La estrategia
implícita de la demanda es la de repetir-diferenciando para dejar de repetir

LAS FUNCIONES YOICAS EN EL PROCESO TERAPÉUTICO

Funciones yoicas:
A-Funciones yoicas Básicas; dirigidas al mundo exterior, a los otros y a aspectos de sí mismo:
percepción, atención, memoria, pensamiento, anticipación (planificación o programación de
la acción), exploración,ejecución, control y coordinación de la acción.
B-Funciones Defensivas; dirigidas a neutralizar ansiedades mediante diversas modalidades de
manejo de conflictos creados entre condiciones de realidad impulsos y prohibiciones. Estas
funciones actúan de manera conjunta con las funciones básicas.
C-Funciones Integradoras, Sintéticas u Organizadoras: Constituyen un estrato funcional, se
encuentran de manera superpuestas jerárquicamente a los anteriores. Permiten mantener, en el
seno de una enorme variedad de conductas, cohesión, organización, predominio de los
sinergismos sobre los antagonismos funcionales. Se pone a prueba particularmente cuando frente
a cambios en la situación debe el sujeto reorganizar sus relaciones con el mundo, a través de una
movilización selectiva de nuevas funciones de adaptación.
Activación de las funciones yoicas en el proceso terapéutico:

La relación terapéutica funciona como un contexto de verificación del estado de las funciones
yoicas y de estimulación de las mismas puesto que provee un contexto de protección y
gratificación emocional que alivia ansiedades profundas y libera cierto potencial de activación
yoica, poniéndolas en estado de mejor disponibilidad. El terapeuta funciona como modelo y
como agente portador de estímulos, refuerzos y métodos correctores para el desarrollo de estas
funciones, permite una mayor discriminación entre la realidad y las distorsiones creadas ya que
consolida un yo más finamente observador de la experiencia.
En la relación de trabajo se constata por otra parte la existencia de un interjuego entre las
funciones yoicas del paciente y las del terapeuta; entre ambas hay una constante cooperación y
complementariedad.
Un punto esencial reside en analizar el problema de origen y el tipo de cambios yoicos que pueden
lograrse en la terapia, lo cual se consigue al evaluar el área del yo comprometida con el conflicto y
los recursos llegados al tratamiento en estados de disponibilidad o área del yo relativamente libre
de conflictos.
El proceso supone una movilización yoica selectiva del terapeuta, según leyes de
complementariedad, donde por un ajuste implícito de equipo que comparte una tarea, el
terapeuta se apoya en las funciones yoicas mejor conservadas del paciente y le suministra,
como “préstamo temporario”, aquellas que en el están menos desarrolladas o
momentáneamente inhibidas.

Avalúo de las funciones yoicas en el proceso terapéutico:


El terapeuta se dirige a la porción intacta del ego, identificando el “residuo intacto”.

TIPOS DE INTERVENCIÓN VERBAL DEL TERAPEUTA

1) Clarificaciones: lograr un despeje en la maraña del relato del paciente a fin de recortar los
elementos significativos del mismo. A menudo se clarifica mediante una reformulación
sintética del relato.
2) Interrogar al paciente: Implica colocarse frente a los fenómenos humanos con actitud
investigadora, sondear las limitaciones y distorsiones de la conciencia del paciente;
indagar en su perspectiva de la situación
3) Meta- Intervenciones: son intervenciones del terapeuta cuyo objeto son sus propias
intervenciones para aclarar el significado de haber realizado en cierto momento del
tratamiento determinada intervención.
4) Informar: El terapeuta también cumple un rol cultural docente, desde una perspectiva más
profunda y abarcativa de ciertos hechos humanos (perspectivas de la cultura adolescente
actual, problemática social de la mujer) o aspectos de dinámica de los conflictos. Esta
información puede ampliase recomendando lecturas.
5) Operaciones de encuadre; Comprenden todas las especificaciones relativas a lamodalidad
espacial y temporal que asumirá la relación terapéutica: lugar, duración y frecuencia de
sesiones y retribuciones.
6) Confirmar o rectificar enunciados:La rectificación permite poner de relieve las
limitaciones del campo de la conciencia del paciente y las defensas. La confirmación le
ayuda a confiar en sus recursos yoicos. Toda ocasión en que el terapeuta pueda afirmar
una interpretación del paciente estimula su potencial de crecimiento.
7) Recapitulaciones: Estas intervenciones estimulan el desarrollo de unacapacidad de
síntesis, es fundamental en el proceso terapéutico para producir recortes y “cierre”
provisorios.
8) Interpretaciones: Este instrumento introduce racionalidad allí donde hasta entonces había
datos sueltos, inconexos, ilógicos o contradictorios permitiendo develar las motivaciones
reales de la persona
9) Señalamiento: Estas intervenciones actúan estimulando en el paciente el desarrollo de un
nuevo modo de percibir la propia experiencia. Recortan eslabones de una secuencia
y permiten sentar las bases para interpretar el sentido de esas conductas. Una
reglatécnica indica conveniente señalar antes de interpretar.
10) Intervenciones directivas:aluden tanto a necesidades propias del proceso terapéutico
como a actitudes claves a evitar o ensayar fuera de la relación terapeuta- paciente
11) Sugerencias: Se proponen al paciente conductas alternativas, se orienta hacia ensayos
originales, no solo para promover la acción en direcciones diferentes, sino para
proporcionar insights desde nuevos ángulos
El papel de la acción en las psicoterapias
Fiorini dice que cada sesión debe tener algo de aventura: la posibilidad de que algo acontezca, y
no solo a nivel verbal, entre ambos, algo no previsible al empezarla, que obligue a descubrir
sintiendo.

La acción terapéutica constituye la experiencia largamente amasada por las técnicas


psicodramaticas y uno de los afluentes importantes de las técnicas de laboratorio. Se trata de
rescatar toda la enseñanza de estas técnicas y de incorporar el clima de libertad que transmiten,
por el uso productivo del cuerpo y del espacio. Una experiencia dramáticamente vivida entre
paciente y terapeuta, instala un lenguaje nuevo que habla no solo desde el cerebro, sino, con el
corazón, con los pulmones, con el vientre, con la vida.

Hay que distinguir entonces, cuando la inmovilidad corporal y la abstención de la acción sirven
funcionalmente para pensar y dialogar mejor, y cuando en cambio impiden a terapeuta y paciente
vivir algo mas, juntos, para comprender más profundamente.

Creo, además, que el clima del intercambio verbal cuando la acción de vida entre los participantes
es posible y aceptable para ambos, es un clima que cuenta en todo momento con la presencia
virtual de una libertad y de una creatividad más profunda. Ese clima engendra otras palabras.

Fundamentalmente se trata de terminar con todas las disociaciones rígidas entre el consultorio y
la vida, la vida de la calle. Que hay un enfermar en la vida y también un recuperarse en y con la
vida. Que todos los recursos creadores de la vida tienen que encontrar su lugar en una
psicoterapia genuinamente humana. En este ancho camino abierto, mucho tenemos por delante.

La acción en el curso del proceso podrá darse en un amplio rango de expresiones corporales,
verbales y gestuales del afecto e interés personal por el paciente, que irán expresando vicisitudes
del proceso, revelando aspectos del mismo y contribuyendo a su avance. La participación del
cuerpo en la comunicación cambia el tipo de mensaje, entran más elementos en juego. También
en el uso libre del espacio, del ambiente de trabajo, que puede ser flexiblemente usado según
necesidades de distintos momentos del tratamiento. En regalos, prestamos mutuos. En diálogos
sobre diversos temas. En encuentros fuera del ámbito terapéutico, y/o en otros roles. Cada una de
estas experiencias puede ser ocasión de una apertura nueva en el proceso terapéutico, dadas las
defensas que habitualmente se inmovilizan en el discurso verbal y en la fijeza de contexto y roles.
Cada una de estas experiencias, tradicionalmente supuestas como al margen del proceso, o como
posibles interferencias del mismo, son a menudo ocasiones de su enriquecimiento si son
comprendidas en toda su significación dinámica. Su papel terapéutico lo juegan no solo por lo que
luego permiten incorporar a la elaboración verbal, sino además por el vinculo que simbólicamente
realizan en lo efectivamente vivido, el encuentro más pleno. Ahora bien, hay q dar tiempo para el
despliegue de la acción, no apurar la interpretación de lo q está ocurriendo o de lo q significaría
una propuesta de acción diferente, ya que podría trasmitir una serie de mensajes opuestos a los
fines del proceso.

Podrá objetarse que hay iniciativas de acción dominadas por los impulsos y puestas al servicio de
la repetición, más que de una elaboración. Es cierto, pero son las menos estas tendencias al acting
psicopático. Aparte crear un contexto inmovilizador blindado para protegerse de esa mínima
proporción de acting psicopáticos seria montar una defensa excesiva para situaciones que, cuando
emergen son diagnosticables y controlables. Correlativamente seria impedir el juego móvil de un
espectro más amplio de posibilidades para otra enorme proporción de relaciones terapéuticas, en
las que la inmovilización interfiere ciertos momentos necesarios del proceso, en alguna medida lo
frustra.

En la discusión sobre la personificación del vinculo en la relación de trabajo se perfila la necesidad


de una doble tarea: una elaboración a nivel verbal, otra en el juego del vinculo terapéutico, donde
una acontecer real entre ambos (con sus correlatos simbólicos) tiene que ir produciendo
diferenciaciones rectificadoras o compensadoras, esenciales para el avance del proceso. Un
contexto estático frustra una de las vertientes del proceso, más aun, introduce mensajes dados
por conductas reales (significantes de distanciamiento, control), que apuntan a una repetición, a
un reforzamiento de ansiedades y contenidos transferenciales. Por esta vía puede inducir a
regresión, estancamiento, alargamiento de la tarea.

ESTRATEGIAS Y ARTICULACIÓN DE RECURSOS TERAPÉUTICOS

El diseño de una estrategia terapéutica parte de un diagnostico exhaustivo de la situación. Es


necesario construir un modelo de la situación por la que se consulta, y a esa construcción aportan
datos significativos cada uno de los profesionales que, desde su abordaje especifico, se pone en
contacto operante con la situación. Es necesario encontrar un panorama común, con un lenguaje
compartido, entre los diferentes enfoques. Así, se va obteniendo un cuadro provisional global de
la situación, y desde ese reconocimiento del campo se pueden extraer ahora “líneas estratégicas”,
o sea, “un programa de operaciones simultáneas o sucesivas sobre el mismo”.

En la medida en que se opera con un espectro más amplio de técnicas, la programación de las
distintas fases de la intervención terapéutica adquiere mayor complejidad. Se abre, entonces, en
el trazado inicial de una estrategia terapéutica y en los pasos de su aplicación progresiva, una
tarea de elaboración, evaluación y ajustes en la programación, q denominamos “articulación de
recursos terapéuticos”.

El trabajo en equipo crea un instrumento diagnostico valioso y original. Desde el punto de vista de
la acción terapéutica, la presencia de un conjunto de técnicas ofrece la posibilidad de su
“potenciación”. Esta potenciación no se da de manera automática, se requieren requisitos de
“secuenciación”. La necesidad de encadenar eslabones tácticos obliga a evaluar cual de las
técnicas producirá una apertura para la entrada en acción de las otras. Solo de de este modo las
técnicas se colocan al servicio del paciente y no viceversa.

Es un manejo progresivo, asentado en secuencias dinámicas individuales y grupales muy


específicas, diferente de la administración de entrada y en paralelo de un conjunto de técnicas –
modelo del “total push”-. El ambiente del total push constituye un sistema terapéutico oscuro, de
efectos difícilmente seguibles, potencialmente contradictorios y hasta iatrogénicos, proveedor de
datos masivos cuya discriminación y evaluación resulta imposible.

Entonces, no hay técnicas más valiosas o eficaces que otras para producir cambios. La eficacia de
cada técnica depende de la de las otras también y cualquiera de ellas puede iniciar un ciclo de
influencias terapéuticas así como cualquiera de ellas puede revelar la necesidad de una
rectificación en la línea iniciada.

PSICOTERAPIAS Y PSICOANÁLISIS

Aportes del psicoanálisis al campo de las psicoterapias

Desde el punto de vista técnico: uso del relato como “material”, búsqueda del “insight” a través de
la interpretación, el papel del silencio, analista como pantalla de proyección, criterio de Timming
en función de la organización de las defensas, etc.
Aportes críticos, riesgosos: las gratificaciones dadas en la relación terapéutica a los impulsos,
dificultarían su irrupción en la conciencia, no permitiendo al yo usarlos de algún otro modo; ciertas
manipulaciones técnicos (como sugestión, orientación) pueden crear una relación de dependencia
que no evolucione; las limitaciones de la agresión transferencial dificultan una experiencia
reparadora del yo (la posibilidad de agresión primitiva contra el objeto sin destruirlo ni destruirse),
experiencia que puede dar lugar a introyecciones reales constructivas en relación con el yo; la
disminución activa de la culpa implicaría el riesgo de debilitar al superyó sin ayudarlo a
evolucionar; la posibilidad de que se incorpore una imagen idealizada del terapeuta, con un
potencial de protección fantaseado, resultaría limitadora (la identificación con el terapeuta como
persona, por otra parte, podría realzar a un self debilitado, con lo cual algo se agregaría, pero sin
estimular el desarrollo); el insight mediante el “esclarecimiento” seria cualitativamente diferente
del q se logra mediante la interpretación y elaboración analítica en el sentido de que tiende a
producir una “disociación terapéutica” apartando al yo sano de sus actitudes neuróticas, mientras
el insight analítico tiende a producir mayor participación del yo ante la reactivación de los
conflictos más penosos.

Ahora bien, estos señalamientos se efectúan desde la experiencia de un proceso impulsado con la
técnica psicoanalítica que induce una profundización de fenómenos regresivos (dependencia,
idealización, persecución), pero las técnicas psicoterapéuticas no inducen regresiones similares.
Por otra parte, se ignora el efecto dinámico de toda otra serie de recursos técnicos propios de las
psicoterápicas que el PSA no instrumenta (estimulación especial de funciones yoicas, de control,
objetivación, planificación, papel de la acción proveedora de otros estímulos de cambio,
relativización de síntomas y modificaciones correlativas de los intercambios grupales, etc.).

Limitaciones del aporte psicoanalítico a las psicoterapias

Las técnicas de psicoterapia operan con modelos implícitos de la personalidad en los que los
componentes de salud y enfermedad, el balance entre interferencias, distorsiones y capacidades
encuentran la ocasión de un mayor equilibrio en una perspectiva integradora. El trabajo
psicoterapéutico con el paciente, susceptible de inserción en contextos múltiples, incorporando el
grupo familiar, su ocupación, recursos recreativos, roles comunitarios, está utilizando modelos de
enfermedad y de curación que desbordan los modelos psicoanalíticos correspondientes.
Los aportes del PSA solo iluminan algunas de las vetas constitutivas. La relación terapéutica,
definida como relación de trabajo, contiene una serie de ingredientes ajenos al vínculo específico
de la “relación analítica” (realidad del terapeuta como persona, y “personificación” del vínculo,
manejo flexible de la directividad, no exclusión de vínculos extraterapeuticos) e incluye otros
recursos, distintos de las relaciones terapéuticas (familiares, institucionales, comunitarias). La
mejoría no se define por los parámetros que emplearía un analista para evaluar la marcha del
proceso. Se trata de técnicas diferentes asentadas sobre pilares teóricos distintos acerca del
proceso.

Extrapolaciones técnicas del Psicoanálisis: conductas de anonimato (actitudes de rigidez corporal,


falta de espontaneidad, distancia afectiva, evasivas a mostrar espectros personales o
profesionales); interés en aspectos enfermos e infantiles del paciente; énfasis en el señalamiento
de las transferencias en desmedro de conducta relacional no transferencial, hincapié puesto en lo
repetitivo; jerarquización de las interpretaciones como “el” instrumento de cambio; tendencia a
la pasividad, q puede tomar las formas del silencio como estado natural, dejar la iniciativa siempre
al paciente.

No se niega la necesidad de emplear ciertos recursos técnicos propios del psicoanálisis (silencio
atento, asociaciones libres, señalamiento o interpretación transferencial), pero se trata de un
empleo discriminado, adecuado al contexto.

Contribuciones de las psicoterapias al Psicoanálisis

Parte de esta posibilidad varía según se pretenda hacer del PSA una ciencia del Inconsciente o se
aspire a incorporarlo a una ciencia de la conducta humana (q obviamente incluya lo Inconsciente).
Desde este ultimo ángulo, las psicoterapias están en condiciones de ampliar el campo de
observación, indagar más detalladamente los hechos (ya que el PSA actualmente no se ocupa de
hechos sino de conflictos y motivos), de recurrir a contextos múltiples contrastados, a juegos más
flexibles de roles en la relación terapéutica. No obstante, la contribución más importante, la
psicoterapia la daría gracias al ensanchamiento de su marco teórico y técnico, y sería el dirigirse a
la persona, a una persona concreta tomada mas integralmente, y entendida en la estructura dada
por las condiciones singulares concretas que configuran su existencia, una totalidad viviente que
no se limita a sus determinaciones infantiles, sus mecanismos de repetición, sus lados conflictivos
y defensivos, aunque todos estos aspectos son también intervinientes en su conducta.
LÍNEAS DE TRABAJO Y PROBLEMAS ABIERTOS

Estudiamos hasta acá, las psicoterapias breves (de 3 a 6 meses), pero vimos también que hay otras
psicoterapias, de duración intermedia, y prolongada (más de 18 meses), q comparten con las
breves demasiados elementos esenciales (ejes del proceso, instrumentos técnicos, contexto de
interacción terapéutica, influencias de cambio, delimitación de objetivos, orientación hacia una
planificación estratégica) como para establecer diferencias cualitativas entre psicoterapias de
distinta duración.

A partir de esta comprobación, lo que hasta hace tres años se ceñía a indagar teoría y técnica de
psicoterapias breves, paso a ser progresivamente una búsqueda en teoría y técnicas de
psicoterapias. Este momento de unificación de un campo mas amplio deja abierta la posibilidad
de que nuevos estudios puedan proponer subdivisiones en base a otros parámetros significativos.

La tarea de descripción de tipos de intervención terapéutica conceptualizados en términos no


estrictamente ligados a una teoría de base, sino a varias y mantenidos en intima relación con
observables, avanzan un método también útil para el abordaje teórico de nuevas técnicas.

Pensamos además que la práctica psicoterapéutica llega a constituir una práctica técnico-científica
si puede fundársela en teoría. Nuestras proposiciones se enmarcan en un conjunto de líneas
abiertas en varias direcciones, apoyadas en varias teorías psicológicas de base (psicodinamicas,
comunicacional, psicosocial, adaptativa) y en la crítica ideológica y epistemológica de esas teorías.

Como terapeutas, como trabajadores en ciencias humanas, tendremos que exigir al máximo
nuestras investigaciones y someter nuestros desarrollos a la revisión crítica que entraña este
movimiento penetrante de todas nuestras prácticas.

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