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Hoy más que nunca podemos afirmar que de hecho son estas capacidades las
que resaltan al momento de seleccionar personal. Con el auge
del teletrabajo o home office, ha cambiado por completo lo que entendíamos
acerca del mundo laboral. Y con ello, también cambió aquello que debemos
esperar de nuestros empleados.
CONCEPTO…………………………….
Hay que destacar que las competencias laborales constituyen un nivel más
profundo que la simple técnica. Mientras que esta última serían los
conocimientos para ejecutar una tarea, la competencia profesional es la
capacidad para ejecutarla.
Es decir, que una persona que ha aprendido escritura creativa tiene la técnica,
pero puede faltarle la capacidad para poder ejecutarlo en un trabajo. Por
tanto, el saber realizar algo y ejecutarlo sería la competencia laboral.
Las habilidades duras son las más técnicas, propias de una disciplina (por
ejemplo: uso de planillas de cálculo para contabilidad).
Las habilidades blandas son más generales y hacen al desempeño de la
persona (por ejemplo: manejo de tiempo o comunicación verbal).
Trabajo en equipo
Proactividad e iniciativa
Es posible tener iniciativa sin ser proactivo, o bien, ser proactivo sin
tomar la iniciativa. En todo caso, si somos capaces de integrar ambas cosas
en una sola competencia, es como si tuviéramos un superpoder que todas las
empresas querrán tener en su equipo.
Toma de decisiones
Asertividad
Adaptación al cambio
Si bien es cierto que lo único constante es el cambio, hoy parece tener mucho
sentido la definición de Darwin: “No es la especie más fuerte la que sobrevive,
ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”.
Innovación y creatividad
Aprendizaje continuo
Hoy más que nunca resulta imprescindible identificar a las personas con el
talento y las competencias afines a nuestros intereses y necesidades.
1. Mentalidad de crecimiento:
Impulso, curiosidad, ambición. Cualquier definición es válida para definir a
aquel o aquella candidata que no se conforme con el status-quo, que no tenga
miedo a tomar riesgos, hacer preguntas e intentar cosas nuevas, todo con el fin
de desarrollarse profesionalmente y ampliar los horizontes de la compañía.
2. Resiliencia:
Se trata de no solamente poder lidiar con la frustración y las negativas de la
vida en general y del trabajo, sino de poder rápidamente volver al ruedo. Un
empleado o empleada ideal en estos tiempos debe poder “barajar y dar de
nuevo”, sin mayores inconvenientes.
3. Aprendizaje independiente:
Buscar nuevas formas de realizar tareas, incorporar nuevos hábitos, consultar
con colegas cómo realizan ciertas actividades o solicitar tiempo para hacer un
curso o mentoría dentro de la empresa. Todas estas y más variables son
importantes a considerar de cara a incorporar un empleado, se trata de buscar
a quienes estén dispuestos a crecer con la empresa.
4. Comodidad en un entorno digital:
Parece una obviedad pero no lo es. Ya no se trata de poder utilizar una
plataforma de video llamadas o un tablero de organización interna, sino
de encontrar personas que puedan gestionar su tiempo y desempeño
laboral en manera 100% remota y en un contexto puramente virtual,
operando desde la nube.
Para explicarlo mejor bastará una breve anécdota: En una prestigiosa editorial
se presentó un candidato para un puesto gerencial. Su currículum era
impresionante y además tenía varios años trabajando en esa área. Todo
parecía indicar que el puesto sería suyo, pero fue rechazado.