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Las competencias laborales son aquellos conocimientos y habilidades que tiene una
persona para responder ante una tarea o actividad en el ámbito del trabajo. Unas
competencias profesionales que pueden incluir desde sus conocimientos adquiridos
hasta otras capacidades y actitudes. En definitiva, aquello que hace competente a
la persona para un determinado puesto de trabajo.
Hay que destacar que las competencias laborales constituyen un nivel más profundo
que la simple técnica. Mientras que esta última serían los conocimientos para
ejecutar una tarea, la competencia profesional es la capacidad para ejecutarla.
Es decir, que una persona que ha aprendido escritura creativa tiene la técnica, pero
puede faltarle la capacidad para poder ejecutarlo en un trabajo. Por tanto, el saber
realizar algo y ejecutarlo sería la competencia laboral.
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Tipos de competencias laborales
Estamos hablando del primer nivel de todos los que forman parte de una
competencia profesional. Este tipo de competencias laborales no es difícil de
encontrar en un candidato o en un empleado. Su nombre es ilustrativo: son básicas.
Forman parte de esta categoría todas aquellas competencias profesionales que una
persona necesita haber adquirido por el hecho de haber pasado por una educación
básica. Leer, escribir, matemáticas básicas, etc.
No hace falta ahondar mucho en ellas pues es normal que todas las personas las
tengan. Pero hay casos excepcionales, como aquellos casos de empleados
provenientes de otras culturas. En esta situación puede parecer que carecen de
dichas competencias profesionales, pero en realidad tienen las competencias
básicas de su cultura, lo que ya les permite desarrollar las de la nuestra.
Las competencias básicas las puede desarrollar cualquier persona. Puede que
opines que determinadas personas con algún tipo de trastorno psicológico no tienen
por qué, pero actualmente esas personas reciben su correspondiente ayuda que les
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capacita para ello. La carencia de competencias profesionales básicas no debe ser
motivo de discriminación ya que todos pueden desarrollarlas.
Las competencias laborales transversales no tienen porque ser innatas: casi todas
se pueden aprender y fortalecer a base de esfuerzo y a través de planes de
formación específicos.
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Tipos de competencias laborales: competencias específicas
Las competencias concretas son las que se refieren a un oficio concreto: las
llamadas competencias profesionales específicas. Por ejemplo, el trabajo de
vendedor necesita la competencia transversal de inteligencia emocional y,
específicamente, eso se traduce en la competencia profesional de trato con el
cliente.
Para lograr una selección por competencias de talento diferencial (y que encaje a la
perfección en la empresa) las empresas pueden apostar por la tecnología. Un
software de reclutamiento permite publicar ofertas en + de 200 portales de empleo
y cribar los candidatos justo por las competencias que necesita el puesto de trabajo
que va a cubrir la entidad.
Y lo logra con sistemas automatizados pero que el reclutador puede manejar: killer
questions (para excluir candidatos) y filtros y búsquedas avanzadas (forman parte
de la criba curricular) con scorecards para que solo pasen a la fase de entrevistas
los aspirantes con mayores competencias.
Después del test se verá el ajuste y resultado respecto a los distintos tipos de
competencias que se han marcado como más importantes para el trabajo. Es decir,
se excluirán los candidatos que no cumplen con los requisitos y solo avanzarán los
más preparados para el puesto.
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Competencias Laborales más demandadas
Dicho lo cual, estamos preparados para conocer cuáles son las competencias
laborales que cuentan con mayor demanda. Curiosamente la mayoría tienen que
ver con la actitud. Sí, porque la aptitud con un plan de formación se puede cambiar,
pero la actitud no.
Y es clave para crecer, para tener una plantilla motivada y para un amplio de
cuestiones que hemos ido desgranando a lo largo de otros artículos de nuestro Blog
de Recursos Humanos.
Para conseguirlo, es importante que pueda delegar, que sea capaz de de reconocer
el trabajo del resto y de empatizar con ellos. Llegar a acuerdos, dialogar, generar
conversaciones que propicien una correcta resolución de conflictos, etcétera, son
clave.
Tener iniciativa
Ahora bien, para fomentar este tipo de iniciativa, la propia compañía debe garantizar
el ambiente y canales adecuados. Y es que la pasión requiere de mucha fuerza y
de una enorme cantidad de energía para superarse y dar más de lo que se espera
de nosotros.
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Saber tomar decisiones
Capacidad de aprendizaje
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Se trata de contar con las herramientas comunicacionales necesarias para ser
capaz de poner en marcha planes de acción y estrategias de manera efectiva,
contando con todas las partes.
Esta comunicación, por supuesto, lleva aparejada una escucha activa. Algo muy
positivo a la hora de recibir feedback de otros departamentos, empleados, miembros
directivos, etcétera.
Responsabilidad
Esto incluye cuestiones tan sencillas como la de cumplir con el horario, no llevar a
cabo conductas que pongan en peligro la seguridad propia ni la del resto de
trabajadores, etcétera. Unas cuestiones que, si bien parecen obvias, deben tenerse
en cuenta.
Pero si damos ese pasito más, esto tiene que ver también con la responsabilidad
del trabajador con la empresa en un sentido más amplio. A la hora de no revelar
ciertas informaciones, de estar comprometido con ella, de crear una imagen de
marca, etcétera.
Las empresas pueden contar con un software de evaluaciones para supervisar las
competencias de un trabajador de forma precisa y sencilla.
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Matriz de talento
Y para lograr lo último, encontramos uno de los puntos fuertes del software: su
matriz de talento nine box. Una herramienta para analizar su desempeño actual
respecto a su potencial futuro. ¿Hasta dónde puede explotar su talento un trabajador
y desarrollar los diferentes tipos de competencias laborales?